Ah, eres tú, de nuevo. ¿Otra vez? Por favor, no lo intentes. Ya se que he sufrido mucho, también se que he pasado muchos años torturada en aquella pesadilla que tú creaste solamente para mí. Bueno, esta vez no me compadeceré de ti. ¿Por qué debería de hacerlo, si tú nunca lo has hecho por mí? ¿Recuerdas cuando aquella vez, en aquel oscuro callejón, cogiste una rosa de espinas y cortaste por la mitad mi torturado corazón? Cuando yo caí de rodillas ante ti, y tú solamente fuiste capaz de mirarme a los ojos y arrancarme de una vez el corazón, mientras extraías su jugo como si de un juego se tratara. ¿Acaso no sabías todo el daño que me estabas causando en aquel mismo momento? Sí, sí que lo sabías y estoy completamente segura de que eras consciente de ello. Hasta entonces, reinaba el silencio. Solamente era mi alma la que hablaba cuando me mirabas con aquella mirada asesina sacada de una historia de ciencia ficción. Te suplicaba, ¿recuerdas? Sufría día tras día, noches enteras, segundo tras segundo.. no podía dejar de pensar en otra cosa, y supongo que tú tampoco podías dejar de pensar: pensabas la manera de torturarme. Hump, parecías un niño pequeño que podía botar una pelota durante horas, aún no me lo termino de creer. Yo era como una mosca para ti, y tú solamente me arrancabas las alas lentamente, pero lo hacías de tantas maneras... Cuando el suelo se llenó de pequeñas gotas de mis lágrimas, tú solamente te dedicabas a observar y reír plácidamente. Cuando en una de mis raras noches podía dormir, tú entrabas en mis sueños y me hacías vivir otra pesadilla, durante día y noche, sin dejarme descansar ni un solo segundo de mi vida. No era más que tu juguete de entretenimiento. Bueno, creo que ya es suficiente, ¿no crees? Déjame arrancarte el corazón, es mi turno de hacer la jugada final. Todos estos años has sido tú el rey, quién podía mover las fichas a su gusto y tenía el poder absoluto. Quiero que sepas que ya me he cansado, toda esa melancolía, ese dolor, aquellos pensamientos, las torturas que soporté, las lágrimas que derroché, la sangre que vaciaste de mi cuerpo, el sufrimiento que día tras día soportaba... mi soledad, todo, absolutamente todo lo que he aguantado durante toda mi vida, ahora lo he transformado en rabia, poder, rencor, sabiduría, astucia, odio... ¿Sabes la mejor parte? Que yo, al contrario que tú, moveré las piezas a mi tiempo y cuando a mi me plazca, me lo pensaré antes las veces que haga falta y cuando tenga todo pensado entonces será cuando marque de una sola vez tú fin. ¿No soy buena? Yo no te voy a hacer sufrir tanto como me hiciste tú a mí. Ah, sí, ya lo pensé. Te mataré, sí, ¿por qué no? Ah, espera, para hacerlo más interesante, ¿por qué no escribir tu muerte detalladamente? Sí, ¿no te parece una buena idea? A ver.. ah, sí. Vamos a empezar así: No mostraba ninguna expresión en su rostro y tampoco daba ninguna clase de lenguaje corporal, estaba inmóvil, observando fijamente a la joven que marcaría su final. Unas lágrimas se escaparon de sus ojos, llevaban ya demasiado tiempo esperando salir. Sí, me gusta. ¿A ti no? Bueno, prosigo: A paso lento, se dirigió hasta aquel ser y acarició con ternura su cabello. El aire el y su voz eran los únicos sonidos que podían detectar sus oídos. Entonces rozó sus labios suavemente con el dedo pulgar de su mano derecha. Ah, no, espera, ya no me puedes engañar, ¿recuerdas? Algo hizo que el frío suelo de roca se manchara de rojo, ¿que podría ser? Pues no podría ser otra cosa más que la cabeza de aquella víctima que comenzó a rodar hasta que su largo cabello negro llegó a alcanzar la luz de aquel día soleado. Aún dentro del maligno lugar, la sádica mirada de unos ojos rojos como aquella sangre, única cosa visible en aquel momento, se acercó rápidamente hasta el cuerpo tirado. Hizo aparecer una rosa de un color tan puro.. rojo fuego, con las puntas de los pétalos algo quemados. ¿Dé que podrían estar quemados? Ah, sí, ya se me ocurrió algo. A ver que te parece. Estaban quemados por todas las heridas que en un pasado causó al corazón de su viejo juguete. Levantó la hermosa rosa con las dos manos, y, cuando al fin llegó el esperado ocaso, las espinas de aquella hija de la vida penetraron en su corazón. ¿Dónde estoy? Ah, sí, ya recuerdo. Mi jugada aún no ha terminado. ¿No te diviertes? Ah, no, te dejaste aquel podrido cerebro, junto con su cabeza, en aquel lugar. Bah, no importa. Ya se donde estamos, ¿te gusta el lugar? Con cada uno de los pedazos de mi corazón lo creé. Es tan ideal para nosotros dos... Sí, lo se. Los gritos son algo molestos, pero bueno, ¿que se le va a hacer? Después de todo, tú eres el único culpable de todo esto. La próxima vez piensa bien antes de hacer algo. Oh, discúlpame, no tendrás próxima vez. Me darías pena, pero quiero que sientas todo lo que yo he sentido. ¡Ah, no! ¡Perdón, perdón, perdón! Te prometí no torturarte. Que olvidadiza soy... igual, no importa, tú también me has prometido muchas cosas y no las has cumplido, solo que en tu caso, no te olvidabas. Oh, no. Ya es la hora de marcar el final del cuento. Se me acaba el tiempo por las heridas que me hiciste y aún no he podido sanar... no podré hacerte sufrir como tú hiciste conmigo. El tiempo pasa tan rápido... pero cuando sufres, todo se hace más, más y más lento. No, ya tengo que partir, tengo que partir al infierno por tu culpa. Supongo que tú también irás y allí ya podré torturarte tranquilamente. Adiós, mi juguete de madera. -Eres solamente una rosa hecha de sangre. ¿Estás orgullosa de lo que has hecho? Bah, no eres más que el sufrimiento recogido. Básicamente, no eres nada. -De Sangre y Espinas...