Rosa Blanca. [GaaHinaSasu]

Rosa Blanca. [GaaHinaSasu]

¡Hola! OMG, vengo con Rosa Blanca, que es como la secuela de :"Fénix Dorado". Bueno, sí es la secuela. Espero que éste también les guste, pues lo hice pensando en los lectores de el anterior fanfic. Cómo sea, disfrútenlo.


Autor: Nekko Uchiha.
Título: Rosa Blanca.
Disclaimer: Naruto no me pertenece, es obra y gracia de Kishi. La historia se hace sin ánimos de lucro ni mucho menos.
Pareja: Gaara x Hinata x Sasuke.
Género: Romance/Misterio.
Clasificación: K+
Advertencias: No sé x'D.
Summary: Justo cuando pensaba que todo estaba bien, aquella rosa blanca empezaba a marchitarse.

Rosa Blanca.
Prólogo​

Abrió los ojos súbitamente, con un deje en ellos de miedo. Una fina capa de sudor cubría levemente su frente, y sus cabellos azulados yacían alborotados y pegados al contorno de su rostro. Su pecho subía y bajaba contínuamente, al compás de su respiració agitada. ​

Giró el rostro, sólo para encontrarse con la figura de un pelirrojo, quién yacía dormido plácidamente sobre su lecho. Acarició fugazmente su espalda desnuda, procurando no despertarlo. ​

Se levantó con cautela y abrió las cortinas que cubrían el ventanal de la habitación. La noche fría arropaba con su manto de oscuridad las penumbras de las calles madrileñas. Cerró sus ojos de luna cuando el gélido viento acarició su rostro venusino. ​

A pesar del silbido que provocaba la brisa, pudo escuchar con claridad los pasos delicados y gráciles que se abrían paso en el pasillo fuera de su habitación. Volteó su rostro y se encontró con el cuerpo diminuto de Zara Nara, ahora conocida como Zara Sabaku no Hyuuga. ​

Se acercó con paso lento a su madre, llevando consigo su más fiel amigo: Teddy, el osito. Hinata la esperó con la preocupación plasmada en sus ojos, pues la expresión de Zara dejaba mucho qué desear. ​

— ¿Las pesadillas volvieron, cielo?—preguntó con dulzura, luego la niña asintió—. Cuéntame. ​

—Había un hombre malo, mami...—comenzó con voz infantil—, siempre me preguntaba por ti. ​

Hinata frunció el ceño confundida, porque una punzada se hizo presente en su pecho; sofocándola e impidiéndole que el aire llegase completamente a sus pulmones. ​

Tenía un mal presentimiento. Y sus presentimientos nunca eran erróneos...​

Cargó en sus brazos a Zara, acunando su diminuto cuerpecito infantil, de ya unos 5 años. La depositó en la cama, justo en medio de ella y Gaara. Éste último despertó de su sueño, y clavó sus ojos aguamarina en la pequeña niña. ​

— ¿Qué sucede?—preguntó incorporándose, apretando delicadamente a la pequeña. ​

—Regresaron las pesadillas—murmuró Hinata, al ver el rostro avergonzado de la niña. ​

— ¿Puedo dormir contigo, papi?—inquirió con la cara hundida en el pecho del aludido. ​

—Claro que sí—aceptó el pelirrojo, besando la coronilla de la niña. ​

Estuvieron conversando por más tiempo, pero Hinata se mantuvo siempre en silencio. Hasta que el sueño volvió a vencerlos a ambos, pero ella siguió despierta... meditando y analizando. ​

Sus brazos protectores volvieron a cubrir a su hija, pues lo que menos quería es que le arrebataran a su más grande tesoro. A su Zara. ​

~OoO~​

Hay, carajo. A mí este prólogo me arruga el corazoncito. Pobre Zara y lo que le espera. Ojalá lo hayan disfrutado. ​

 

Re: Rosa Blanca. [GaaHinaSasu]

¡Hola, Cosi~Cola! :3 ¿Cómo te ha ido? Parece que muy bien, porque hasta secuela del Fénix Dorado pusiste, ¿eh?

Me encantó el prólogo, la narración es espectacular y es un genial abreboca para lo que viene próximamente en el fic. No sé porqué, pero ya creo que será genial y uno de los más populares.

La ortografía es de muy buena calidad, en eso no tengo quejas de ti. El error que te mencionaron anteriormente la señorita Tsubaki ya lo corregiste, un punto más para ti. :o

No hay nada de gramática, y la trama se nota que será maravillosa y atrapante. Espero que sea igualmente de misterio, sería taan great. Mmm... ¿Qué más, qué más? Ahh, sí: Me encantó el prólogo, sobretodo en la parte donde Hina, Gaara y Zarita se acuestan juntos, es una cuchura.

Bueno, eso. Bye.

 

Re: Rosa Blanca. [GaaHinaSasu]

¡Mi vida! <3 Me encantó demasiado. ¡Fénix Dorado II: Rosa Blanca! OMG.
El prólogo te quedó maravilloso, me alegra que ahora Hinata, Zara y Gaara sean una familia *-*
Pero, eso me hace preguntarme. ¿Qué pasó con Sasuke? Mmm... ¿Dónde andará?
La trama seguramente será fascinante como Fénix Dorado, y espero que nos sogas dando nuestra dosis de suspenso, mezclado con romance. *-*
La narración es atrayente y magnífica, creo que jamás me quejaré de eso en ti.
La ortografía, pues, impecable. No ví errores, a parte del que te mencionaron que ya corregiste, maravilloso.
Todo me encantó y me muero por leer el primer capítulo. Me despido, ¡besos!

Att: Shimari.

 

Re: Rosa Blanca. [GaaHinaSasu]

Gracias a todos por los posts. :)

Capítulo I

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Sus perlas color luna se abrieron con extrema lentitud. La luz solar se infiltró en sus ojos, cegándolos durante unos breves instantes. Giró su rostro para encontrarse con la dulce Zara, quien dormía apacible. Plantó un beso en la mejilla de la niña y se incorporó de su lecho al no encontrar al pelirrojo.

Sus pies descalzos rozaron el piso, encaminándose hacia la cocina en una danza grácil y delicada. Un fino olor a café llenaba la estancia, acariciando con cautela el aire que en ésta se hallaba.

Se recostó en el umbral de la puerta color caoba, visualizando la espalda musculosa y desnuda de aquel pelirrojo. Parecía que aún no se había percatado de la presencia de la Hyuuga, pues estaba sumido en la dificultuosa preparación de una bebida caliente.

La mujer se acercó a él con paso lento, calmado. Llegó y recostó su rostro en la espalda, acariciando con su mano los músculos que se marcaban en la misma. Sus mejillas se tiñieron de carmín, pues aún no se acostumbraba a esa acción que solía hacer todas las mañanas desde hacía algunos años.

Sus brazos delgados y níveos rodearon la cintura de su amante, igualmente pálida. Recorrió con su recta nariz la línea que se formaba desde la cintura hasta la nuca, besó ésta última con cariño.

Pudo sentir como la piel del pelirrojo se erizaba, y cómo sus manos acariciaban las de ella. Con cuidado rompió el abrazo, y se giró para poder clavar sus orbes aguamarina en las perlas de aquella mujer que ahora lo acompañaba.

Las manos del hombre acariciaron las mejillas de la Hyuuga, sus narices se rozaron y sus labios reclamaban con furor ser calentados por el otro. Y las mejillas de los dos se encontraban encendidas con un fuerte rubor.

La hábil mano del Sabaku No cayó en la cintura estrecha de la fémina, la rodeó y la atrajo hacia su cuerpo, acabando con la poca distancia que los separaba. Luego subió con descaro por la espalda femenina.

Un diminuto y casi imperceptible carraspido de garganta los sacó a ambos de lo suyo, quienes avergonzados miraron al pequeño cuerpecillo infantil que yacía frente a ellos.

El pelirrojo se separó a regañadientes del cuerpo de su confidente, tomó en sus brazos el cuerpo de la niña y la acunó en los mismos. Besando su frente se la dio a Hinata quién hizo lo propio.

—Buen día—saludó sonriente y con voz delicada la pequeña.

—Buen día, cielo—correspondió la madre y estrechó en sus brazos a Zara.

—¿Desayunamos?—inquirió Gaara sonriéndole paternalmente a la de cabello azabache.

La niña asintió, haciéndole señas a su mamá para que la dejase sentada en la mesa. Los dos padres adoptivos también se sentaron para disfrutar en familia de aquel desayuno.

Y, de vez en cuando, Hinata y Gaara se dedicaban miradas de complicidad.


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La Hyuuga detuvo el automóvil y lo apagó. Bajó del mismo y abrió la puerta de Zara.

La niña bajó también del auto, portando su uniforme escolar, su mochila; y en sus brazos yacía también su osito de felpa. Miró con aburrimiento el enorme establecimiento escolar, en donde los alumnos iban y venían con la misma cara de siempre: monótona y sin expresión. O al menos era eso lo que pensaba la pequeña.

Miró a su madre con gesto suplicante y un puchero en su boca, intentando ablandar el corazón de su progenitora para quedarse en casa y no tener que estar en ése lugar.

—Mamá—llamó—: ¿Por qué tengo que venir a ésta prisión?

Hinata rió y se agachó hasta la altura de la pequeña, para arreglarse la falda y la camisa. Sacó de su bolso un pequeño frasco, y vertió un poco de líquido en su mano, para luego colocarle a Zara en el cuello.

—No es una prisión, cariño—aclaró maternalmente—. Debes estar aquí si quieres aprender y hacer amigos.

Zara frunció el ceño y calló durante unos segundos. Luego, cuando su madre se hallaba de pie, nuevamente, le abrazó la pierna.

—Ya tengo amigos, mamá.

—Cielo, debes hacer otros amigos, no sólo los osos de felpa.

—¡Son más que suficiente!

Dicho ésto, Zara entró al colegio dando fuertes zancadas, demostrando así su molestia. Hinata esperó a que la niña se hallase a salvo dentro del establecimiento, para luego partir al primer día en su nuevo trabajo.

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En un lúgubre y funesto cementerio las hojas de cerezos marchitos descendían desde las ramas. Un esbelto cuerpo se abrió paso, en aquel lugar donde sólo ella entraba.

Caminó unos cuantos metros y se detuvo frente a una tumba bajo la sombra de un árbol. Se agachó y sonrió con sorna al leer el nombre del difunto.

Deidara "Fénix Dorado"
Ya tu presencia no nos perturbará.
Descansa y disfruta tu estancia en el infierno.

Una risa maquiavélica acarició sus labios, y en su pecho yacía tres cicatrices circulares. Ella las acarició, al mismo tiempo que dejaba en la tumba una marchita rosa blanca.
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