One-shot Rompecabeza (Natsu x Konoe)

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Insane, 14 Mayo 2023.

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    Insane

    Insane Maestre Comentarista empedernido

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    Escritora
    Título:
    Rompecabeza (Natsu x Konoe)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1318

    R
    OMPECABEZAS​

    Se recostó en el mesón de granito mientras observaba las piezas del rompecabezas con ambivalencia en el móvil, al ocurrírsele a aquella niñita que sería una óptima actividad didáctica para llevar a los cursos menores como había especificado el docente, dejándola hacer al únicamente decir que sería útil si fuesen las partes del cuerpo humano lo que debían recomponer en el puzzle, ya que le parecía ridículo que todos tuviesen uno y fuesen tan ignorantes como para desconocer los órganos fundamentales.

    Elevó sus pupilas al verla pasar la puerta con las tijeras y el papelillo impreso luego de doblar las bolsas plásticas, comenzando a organizar el pegamento, colores, cinta. Sin duda, en su apartamento al menos, no hubiesen encontrado los insumos para ello, pero ella había aparecido con dos bolsas de papelería en la puerta de su casa.

    Parecía esforzarse más de lo debido.

    Era solo una nota.

    Tonta.

    Sin siquiera darse cuenta comenzó a caminar al verla arrodillarse en el suelo y esparcir los materiales, imitándola al sentarse a su lado con aquella expresión de fastidio; sino fuese porque Violet estaba de viaje se hubiese podido librar de lo tedioso que le resultaba compartir con aquella niñita perfecta.

    —Gotho-kun, no tienes qué, yo puedo hacerlo.

    Los orbes violetas siguieron la dirección de las manos hoscas en el pegamento que esparció meticuloso sobre la hoja de papel, pegando el impreso de los pulmones sobre el cartón para después dedicarse a cortarlo en silencio. Suzumiya evitó hablar de nueva cuenta al notarlo ensimismado, lo suficiente como para ignorarla, iniciando entonces ella a pegar y recortar los bronquios, sintiendo la enciclopedia de cabeza trabajar al haber leído en alguna ocasión sobre los conductos tubulares bifurcando hasta la vértebra torácica, sabiendo de lleno que Natsu tenía conocimiento pleno al verlo constantemente leyendo enciclopedias médicas. Sus hebras oscuras le acariciaron las mejillas, llevándose el mechón tras la oreja para impedir que entorpeciera su trabajo.

    Natsu continuó en lo suyo hasta que la notó inclinarse hacia adelante para alcanzar un bolígrafo, observando aquel lacio cabello decorarle la espalda a lo largo sobre la ceñida blusa blanca, deparando las puntas en el inicio de la falda de tela.

    —La tinta del bolígrafo puede manchar la impresión —la grácil mano de Konoe frenó su actuar al sentir el corazón acelerado al escucharlo hablarle directamente como pocas veces, regresando a su posición—. Yo puedo ocuparme del relieve para que sea más sencillo para ellos identificar los nervios.

    La sintió entonces mirarlo con la mano derecha empuñada en el pecho y la izquierda en el suelo, casi como si se hubiese dado cuenta de algo tras las gélidas capas de hielo que los distanciaba pese a la cercanía física.

    —Gotho-kun —susurró ladeando suavemente la cabeza, con aquellas pupilas inmensurables—. En el salón de clase de primero… —tragó grueso, mordiéndose la lengua al ser consciente de lo que estuvo a punto de decir, asintiendo con la cabeza mientras de sus labios se apropiaba una sonrisa cálida, de esas que provocaban que el contrario chasqueara la lengua.

    —¿Qué? —cuestionó ácido.

    Es solo que, en el salón de primero… no hay personas con discapacidad visual.

    Ah, no, nada —se relamió los labios al desviar la mirada, continuando su deber, trazando, delineando, pegando y cortando mientras escuchaba el tictac del reloj revolotear en las paredes, sintiendo la necesidad de empezar a hablar al percatarse de la ausencia de adultos en aquel sitio al estar acostumbrada a que en casa debía permanecer alguno—. ¿Vives solo? —preguntó pese a sentir que lo fastidiaba con su voz.

    Natsu separó las piezas que Konoe comenzaba a dar por terminadas, respondiendo sin misterio alguno.

    —Sí.

    —¿Tus padres viven cerca de aquí? —continuó pese a la respuesta cortante.

    —Mi padre murió hace dos meses —sujetó el marcador negro para escribir las partes del cuerpo a señalar en trozos de cartulina—. Mi madre es como si lo estuviera.

    La jovencita sintió su pecho pesarle ante la simpleza de la respuesta frente aquellos sucesos desgarradores, mirándolo de soslayo continuar como si fuesen eventos rutinarios, sin importancia alguna, fue entonces que disminuyó la velocidad de su deber, denotando los tatuajes sobre sus brazos de forma detallada al tener puesto él una camiseta blanca, resaltando el negro de la tinta en aquellos engranajes dibujados, el negro de su cabello, el ámbar de sus pupilas, comenzando a asociar aspectos de su personalidad pese a ser consciente de que las probabilidades a equivocarse podían ser infinitas al no haberse inmiscuido nunca en su vida privada pese a pasar más tiempo juntos por Violet.

    —Lo siento, yo…

    —Ahórrate lo que sea que vas a decir —atajó con parsimonia borrando las líneas guía de las letras, haciéndola exhalar con suavidad.

    Era inevitable, su ser esparcía mimo y empatía pese a ser repelida una y otra vez por él, hablando con calma al sacudir la tela de su falda.

    —¿Sabes que puedes contar conmigo, Gotho-kun? —preguntó notando el cómo entornaba aquella filosas pupilas como cuchillas, sosteniéndole la mirada con pasividad pese a la amenaza visual por ahuyentarla.

    Natsu se había dado cuenta, que de un tiempo para acá no lograba intimidarla con nada.

    La escuchó hablar nuevamente:

    —Ya no tienes solo a Balaam-san, o Suiren-kun —extendió su mano para acariciarle el cabello a lo cual esperaba que éste la manoteara, sin embargo se quedó quieto, haciéndola elevar las cejas levemente ante el color carmín que socorría las mejillas varoniles, cuidando el desliz de sus dedos sobre la cabellera azabache al sentir su pecho latir con algo de velocidad—. Ahora me tienes a mí también —en sus labios se dibujó una sonrisa cálida, provocando que ya no sintiese solo las mejillas calientes, sino el rostro completo, desviando la mirada ámbar.

    Tonta.

    Aquella tarde soleada Suzumiya procuró quedarse un poco más, organizando los trozos de papel sobrantes pese a que Natsu no dijo más que se fuese, que él podía hacerlo solo, ignorándolo de lleno. Al terminar tiró lo que ya no era útil al cesto de basura, lavándose las manos en el lavamanos para quitar las manchas de los marcadores que inevitablemente se adhirieron a su piel al apoyarse en repetidas ocasiones sobre trozos de papel manchado. Gotho permaneció acomodando las piezas del puzzle sobre el comedor, buscando una bolsa después de tela para guardarlos dentro con parsimonia, saliendo Konoe del baño.

    —Es hora de marcharme —avisó.

    Natsu la miró de perfil, estaba llevando nuevamente un mechón de cabello tras la oreja como solía hacer. Aquel vicio que tenía comenzaba tornarse en un vicio visual para él, uno de esos que jamás aceptaría. Extendió entonces la bolsa de tela a lo que la contraria la sujetó, caminando ambos hasta la puerta.

    Faltaba poco para el anochecer, sin embargo el flujo de personas en la calle permanecía normal.

    —Gotho-kun, no tienes que acompañarme.

    —No dije que fuese a acompañarte, Suzumiya.

    —Parece que evaluaras el estado de la calle para determinar si es necesario hacerlo —susurró risueña, con las mejillas tenuemente encendidas, mirándolo entre las pestañas desde abajo al ser él más alto que ella—. Nos vemos el lunes.

    Natsu la vio alejarse al comenzar a caminar, cerrando la puerta en cuanto la perdió de vista para mirar la sala. Estaba aún más limpia que lo que él la había dejado en la mañana antes de recibir su visita, fue entonces que en medio de la oscuridad una minúscula sonrisa decoró sus viriles labios sin ápice de acidez.

    Sin darse cuenta, Konoe comenzaba a recolectar los pequeños trozos del rompecabezas de su vida.

    De su soledad.

    Y él sin percatarse... la estaba dejando encontrarlos.


    Un texto que ya le había mostrado a Jen como dos años atrás, pero ahora que lo volví a leer me cautivé nuevamente, y era un desperdicio el no publicarlo
     
    • Fangirl Fangirl x 2

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