Romina y la perla perdida

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Lova Ravengood, 8 Mayo 2014.

  1.  
    Lova Ravengood

    Lova Ravengood Pluma negra

    Sagitario
    Miembro desde:
    16 Agosto 2011
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    594
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Romina y la perla perdida
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1876




    Prólogo



    Estaban reunidos en una enorme sala, sentados en tronos los cuales estaban posicionados en un semicírculos y la oscuridad cubría por completo a las personas allí presentes, aquel lugar se hacía llamar ''El cuarto oscuro''.
    Estamos conscientes de que se acerca el momento que tanto temí que llegase, durante todo este tiempo. — Dijo un hombre que estaba parado delante de las personas sentadas.
    Se avecinan días difíciles. — Dijo la voz de una mujer mayor
    ¿Qué deberíamos haces? — Preguntó otro de los allí reunidos.
    ¿Estás segura de que aquella joven es descendiente directa de la sacerdotisa Elizabeth? — Preguntó con dudas la voz de otro hombre.
    Estoy muy seguro de que ella es su reencarnación. — Finalizó el hombre que estaba parado delante de los otros cuatro.
    Entonces es nuestro deber protegerla. — habló nuevamente la mujer mayor.
    Yo me encargaré de buscar a los mejores guardianes. — Dijo una voz femenina más joven que la anterior, el hombre parado asintió levemente, ya todos sabían lo que tenían que hacer, así que desaparecieron y la luz regresó a la habitación.


    Por otro lado, los crueles aún seguían con su debate. La charla no iba a terminar hasta llegar a un buen acuerdo. Los demonios estaban impacientes, sabían lo que tenían que hacer, pero eran temerosos ante la mano del superior.
    ¿Esto es todo lo que hay? — Preguntó una voz tenebrosa, el hombre allí parado no era humano, ni ángel, sino un demonio.
    No encontré a otros mejor para este trabajo… — Dijo el vasallo maligno.
    Si estos mocosos no cumplen con la misión, me encargaré de que no vuelvan a extender sus asquerosas alas nunca más. — Dijo el temible dirigiéndose a los tres demonios que estaban allí parados, haciendo que dos de ellos se tensaran ante la amenaza. — Pueden comenzar a trabajar… — Dijo e inmediatamente los tres demonios jóvenes extendieron sus alas, y salieron de aquel horrible lugar.




    Capítulo 1


    Romina contemplaba las nuevas creaciones de su queridísima madre, que yacían sobre la mesa, humeantes y exquisitas a simple vista. Los bollos de masa rellenos de diversas jaleas y merengues, aquellas delicias eran el objetivo de la muchacha. Lentamente se acercó y extendió su brazo con parsimoniosa lentitud, podía sentir el calor golpeando la palma de su mano, las oleadas de vapor enredarse en sus dedos, agregándose también el despiadado manotazo de la mano de su madre, delatando que no había sido del todo discreta.
    — ¡Auch! — Se quejaba la joven mientras sobaba su mano la cual se había puesto colorada por el golpe.
    — Ni siquiera te atrevas… — Dijo la mujer de modo imperativo. Susana, una mujer madura, de cabello largo, castaño oscuro y ojos del mismo tono, al igual que su hija, Romina era exactamente igual a su madre. — Sabía que vendrías.
    —Tanto silencio se me hacía sospechoso… — Confesó la castaña, suspirando con resignación, había caído en la terrible trampa de su adorada progenitora.
    — Mi pequeña… — Comenzó su madre con tono tierno y algo de tristeza fingida, si es que era la palabra correcta.
    — Mamá, no empieces. — Ya sabía a qué se debía tanto melo-dramatismo, ese día era su vigésimo séptimo cumpleaños y la mujer estaba que inundaba toda la casa, estaba comenzando a aceptar que pronto su hija se convertiría en toda una mujer.
    — Aun recuerdo aquella vez que te sostuve por primera vez en mis brazos, eras tan pequeñita…— Decía la mujer mientras acariciaba la cabellera larga de su hija, no tan pequeña. — Tu padre ese día estaba emocionado por tu llegada a este mundo, si él estuviera aquí créeme que en este día estaría como loco al igual que yo, pues como no estarlo, si su pequeña hija se está convirtiendo en toda una mujer.
    — Mamá… — Dijo Romi suspirando al recordar a su difundo padre, el cual, a esas alturas de su vida extrañaba tanto. Escuchó un pequeño sollozo proveniente de la mujer mayor, otra vez se madre se había puesto muy sensible. Como todos los años. — Mamá yo…
    — Ya, ya… — Se calmó Susana, quitándose las pocas lágrimas que había derramado. — Hoy tenemos muchas cosas que hacer, así que hay que ponernos en marcha ahora mismo.
    — Bien, ¿qué quieres que haga? — Se ofreció inmediatamente la chica. Tanto su madre como ella, adoraban el arte de amasar y crear deliciosas pastas y masas, hacer pan era toda una obra de arte y ella lo amaba.
    — Nos estamos quedando si harina, ve a lo del señor Harry y encárgale una bolsa para la tarde. — Indicaba Susana mientras se acomodaba su delantal y comenzaba a organizar su espacio de trabajo, Romina hizo lo que la mujer le dijo y fue directamente a lo del señor Harry a encargarle harina. El señor Harry era un hombre mayor de barba larga blanca, y calvo, el hombre era muy amable y conocía a Susana desde que ella era pequeña y por lo tanto, también conoce a Romina desde que nació.
    — ¡Ey! Rumy ¿Qué te trae por aquí? — Saludó el hombre al ver a la chica entrar a la tienda. El hombre la adoraba tanto que, incluso le dio un apodo y a Romina no le importaba, de hecho le gustaba, el hombre era como un abuelo para la chica. — ¿Cómo anda mi niñita? ¡Oh! Lo siento, se me olvidaba de que ya no eres una niñita.
    — Tendrás que acostumbrarte a verme crecer, igual que mamá. — Contestó Romi con una sonrisa dirigiéndose a saludar al anciano.
    — Y ¿hoy que necesita mi querida Susana? — Preguntó el hombre.
    — Lo de siempre, supongo. — Contestó Romina mientras observaba los delantales colgados, que estaban a la venta. Las telas eran de un material muy bueno y algunos tenían un diseño en bordados muy bonitos, seguramente a su madre le encantaría tener uno de esos. Pensaba la castaña.
    — De acuerdo, en la tarde mandaré a mi hijo a llevártelo. Dile a Susana que no se preocupe.
    — Está bien. — Contestó la chica aun viendo los delantales.
    — Llévate uno. — Le ofreció Harry.
    — Señor Harry no podría…
    — Acéptalo como un regalo de cumpleaños de mi parte, elige el que más te guste. — Rumy muy avergonzada por el hecho, eligió la de bordes azules y el bordado de una rosa roja. No era el más bonito, pero a la castaña le encantaban las rosas y por eso mismo lo había elegido.
    — Gracias…— Agradeció la chica algo sonrojada. En ese momento apareció un chico de aproximadamente la edad de Romina, de cabello rojizo largo atado en una coleta, y ojos celestes, era el hijo de Harry. Quién entraba por la puerta trasera del negocio.
    — Ah, hola Raven. — El chico se sorprendió al verla, para posteriormente sonrojarse levemente y algo nervioso contestó.
    — H-hola Rumy ¿Cómo estás? — Preguntó amablemente el chico de cabellera rojiza. — ¡Oh, feliz cumpleaños!
    — Estoy bien, y gracias. — Contestó la chica con una amplia sonrisa. Raven y Romina se conocían desde pequeños, y el joven era el mejor amigo que la castaña podría tener nunca. Raven estaba enamorado de Romina desde que tenía memoria, la chica nunca se iba a dar cuenta de ello por más obvio que sea para todo el pueblo, incluso para el anciano Harry que miraba la escena muy entretenido, no solo por el nerviosismo de su hijo, si no por lo patético que se veía en algunas veces.
    — Rumy vino a dejar su encargue de siempre, así que en la tarde ya sabes que hacer. — Le dijo Harry a Raven.
    — Si…— Contestó Raven rodando los ojos, no era necesario que le dijera todo lo que tenía que hacer. — Oh, veo que te llevarás un delantal. — Dijo señalando la prenda entre las manos de la chica.
    — Es un regalo de tu padre, es muy bonito. — Contestó la castaña.
    — No es por presumir pero… Ehem, yo hice el bordado… — Dijo Raven mirando a otro lado, rascándose la nuca y medio sonrojado.
    — Si, ¿puedes creerlo? En vez de un hombre crie a una nena. — Se quejó el anciano a lo que el chico lo miró inquisitivamente. Lo estaba haciendo quedar mal, pero eso lo hacía porque sabía que a él le gustaba Romina.
    — Oh, pues son muy lindos, me han encantado los bordados. Creo que tienes un gran talento. — Le sonrió Rumy.
    — Oh, gracias. — Le agradeció Raven mirándola con toda la ilusión y luego mirando a aquel hombre que se hacía llamar su padre, con una media sonrisa y retadora que decía ‘’ ¡Ja!’’
    — Creo que ya me voy, mi mamá me debe estar esperando. — Dijo Romina saliendo y agitando su mano despidiéndose del hombre y de Raven. — Adiós.
    — Adiós, mándale mis saludos a Susana. — Se despidió el hombre mayor y Raven corrió tras de ella.
    — Espera, Rumy. — Llamó el joven pelirojo y la chica se detuvo para voltearse a verlo.
    — ¿Pasó algo? — Preguntó la chica.
    — Quería saber si, te gustaría ir a la feria conmigo mañana… — Preguntó Raven nervioso.
    — Oh, pero tengo que atender el puesto, mañana precisamente habrá mucha gente. No sé si podré. — Le contestó Romina con un tono medio triste por no poder acompañar al chico a la feria.
    — Ah, no te preocupes, yo te espero cuando termines de trabajar. — Le dijo Raven, él no tenía problema alguno si al fin y al cabo estaría con la chica, no le molestaba esperar, o tener que trabajar junto a ella.
    — Entonces está bien, como a las cinco pásame a buscar, estaré en la panadería.
    — Si, está bien. — Y después de despedirse nuevamente, Romina siguió su camino de vuelta a casa, obviamente se tuvo que ganar un interrogatorio de parte de su madre y explicarle el hecho del porque había tardado tanto. Oh, y también contarle de su nuevo delantal, regalo del amable señor Harry. Susana no le vio lo malo a eso, siendo un regalo con buenas intenciones.
    — Raven me invitó mañana a la feria. — Le dijo Romina a su madre.
    — Pero, mañana estaremos ocupadas ¿Qué le has contestado? — Dijo la mujer mayor.
    — Le dije eso, pero que a las cinco estaría libre y que podíamos ir un rato. — La mujer hizo una sonrisa de medio lado y re rio de lo tonta e ingenua podía ser su hija a veces. Era obvio que el joven hijo del señor Harry estaba enamoradísimo de su hija, pero pobre del chico que la castaña no lo notaba.
    — De acuerdo. — Contestó la mujer mientras hundía su mano en la masa y amasaba la espesa textura, y así se la pasaron casi todo el día, amasando y orneando pan masas dulces para ese día.

    Bien, esta historia la tengo escrita hace ya muuuucho tiempo, y de hecho tengo dos capítulos más pero aun me falta editarlos. En fin. No quería publicar esta historia porque se he hacía muy; ''Cliché'' y ese tipo e cosas me desagradan un poco. ¿Pero entonces? ¿Por qué continúo escribiendo? Simplemente quiero que esto no sea un cliché y tratar que sea ''innovador'' pero tal vez no lo logre y esto termine en los fics abandonados X'D
    Con respecto a el genero del fic, le puse ''fantasía'' porque simplemente creí que esto es una simple fantasía, donde hay ángeles, demonios, reyes y reinas.
    En fin, espero que les guste y que me digan que opinan y si hay errores que seguramente dejé pasar.
    Soy mala escribiendo ._.
     
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    Lova Ravengood

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    Palabras:
    2021




    Capítulo 2


    Romina terminaba de sacar los panes del caliente horno, bajo la supervisión de su madre— aunque esta no lo notaba— para que no se quemara. Ese día, como había feria, debían trabajar más de lo rutinario ya que había más clientes que nunca. Además, necesitaban del dinero aunque Susana no dijera nada al respecto, por el simple hecho de no preocupar a su querida hija.

    — Oh, salieron perfectas. — Alagó Susana a los panes, viendo que no se habían quemado ni habían salido crudos.

    — Si, que bueno ¿No? — Dijo Romina dejando la bandeja en la mesa.

    — Llevaré los panes al puesto, puedes ir con Raven ahora, te está esperando. — Dijo su madre, y entonces Romina dirigió su mirada a la ventana y vio que el pelirrojo lo estaba esperando junto a la farola de la vereda de enfrente.

    — ¿No vas a hacer más? — Preguntó Romi quitándose su delantal que le regaló el señor Harry y colgándolo en una percha, dejando ver su simple vestido color crema.

    — No, estaré bien, además me ayudaste toda la mañana y hasta ahora no has descansado. — Decía su madre mientras le dedicaba una sonrisa maternal. —No te preocupes por mí, tu ve.

    — De acuerdo, no tardaremos. — Luego de eso se despidió de su madre y se dirigió a donde estaba Raven quien paciente esperaba, este, al vela le dedicó una amplia sonrisa llena de encanto y ternura, que obviamente medio pueblo notó, todos menos Romina.

    — ¿Cómo estás Raven? — Saludo Romina mientras le daba un beso en la mejilla en modo de saludos.

    — Emocionado. — Contestó el chico recibiendo el gesto con gusto.

    — Y ¿Eso por qué? — Preguntó Romina, había notado la emoción del chico pero no se había preguntado la razón del hecho, tal vez era alguna novia, o tal vez no.

    — Porque pasaré la tarde contigo…— Contestó, aunque la chica parecía desinteresada ante aquel comentario y simplemente lo dejó pasar. — ¿Qué quieres hacer primero? Podríamos pasar a ver los puestos de artesanías. —Sugirió Raven al ver que trágicamente había sido ignorado.

    — Hmm, lo que tú quieras hacer me parece bien. — Simplemente contestó la castaña.

    Raven y Romina pasaron por casi todos los puestos, sea arte, comida y de los tantos que había en aquella feria. No habían subido o participado en ningún juego ya que a Raven no les gustaban y solo prefería mirar, aunque Romina se moría por jugar aunque sea uno. No lo iba a obligar en algo que no quería, prefería respetar las decisiones de su amigo.

    — Wow ¡Es increíble! — Exclamó Raven observando la actuación.

    — ¿Qué cosa? — Preguntó Romina ya que no estaba poniendo atención al espectáculo.

    — ¿Es posible que sea una maga de verdad? — Preguntó Raven, entonces Romi miró adelante y observó que en el escenario había una chica, de cabello negro y muy pálida, haciendo trucos de — aparentemente — magia.

    — No creo que sea magia de verdad, si lo fuera esa chica ni estaría aquí en estos momentos. — Dijo Romina mirando con más atención. La chica en el escenario era de contextura delgada, muy delgada, vestía un vestido negro con corset apretado a su cuerpo, y prácticamente todo lo que vestía era negro. La extraña hacía movimientos con sus manos, bastantes alucinantes al simple ojo humano. Desapareciendo y apareciendo objetos, adivinando cartas y lanzando pequeñas bombas para provocar cierto efecto ante el truco mágico.

    — Hmm, se ve muy realista entonces… — Dijo Raven impresionado, Romina también lo estaba a decir verdad, la escuálida chica sabía muy bien lo que hacía.

    — ¡Y para el siguiente espectáculo necesitaré un voluntario! — Anunció la chica, todos se miraron las caras, curiosos, preguntándose de que se trataba el último acto. — ¡Tú! Si tú, hermosa chica. — Dijo señalando a Romi.

    — ¿Yo? — Dijo nerviosa la chica y sonrojándose levemente, no se esperaba que la eligiera a ella.

    — Si bonita, tú eres la indicada. — Entonces la pelinegra tomó a Romina del brazo y la atrajo hasta el escenario, dejándola parada precisamente en el centro de este. — No te preocupes, desaparecerás por un momento. — Dijo guiñándole un ojo.

    — ¿Aja? — Romina no entendía mucho, miró por un momento a Raven y este la miraba con algo de preocupación. Romi le dedico una sonrisa segura, de que se calmara y que nada malo pasaría.

    — ¿Preparada? — La castaña asintió levemente. La alucinadora hizo que Romi extendiera su mano y en ella colocó una manzana. La demostración era simple, colocando una tela muy sedosa al tacto de manera que cubriera la manzana y casi todo su brazo. — ¡Para que vean que hablo enserio! Haré desaparecer esta manzana. — Y todos se empezaron a reír de la joven ''payasa'', y diciendo y apostando a que no podría hacer algo así. La chica ignoró aquellos comentarios, poco le importaba y se concentró en la manzana y la manta. Hizo algunos movimientos con la mano y pronunciando quien sabe qué, luego de contar hasta tres quitó la manta y efectivamente, la manzana había desaparecido.

    — Waa— dijo Romina asombrada por el acto, desde lejos seguro aquello parecía completamente irreal, pero la fruta había desaparecido en verdad. La chica de vestido negro daba reverencia mientras recibía aplausos, entonces revolvió su vestido y de la mano derecha sacó la manzana que se había esfumado y todos volvieron a aplaudir. — Sorprendente — se maravilló la castaña.

    — Ahora ¿Por qué no lo intentamos con algo más grande? — Preguntó al público la joven, y todas las personas allí reunidas alentaron la idea. La escuálida chica se giró a ver a Romina que aún seguía maravillada viendo la palma de su mano, la tomó nuevamente del brazo y la dirigió a una especie de banco, donde le indicó que se sentara. La castaña obedientemente lo hizo y seguido de esto, la chica pálida le colocó otra tela mucho más grande, cubriéndola en su totalidad. — Oh, estoy tan nerviosa, espero que esto salga bien. — Dijo la alucinante chica.

    — Mientras no me hagas desaparecer la mitad del cuerpo, supongo que está bien. — Bromeó Romina.

    — Jaja, no tienes de qué preocuparte. — Dijo y sus ojos celestes se tornaron fríos y sin brillo. Algo no andaba bien con aquella muchacha y Raven lo había notado, lástima que cuando iba a hacer algo para ayudar a Romina, esta había hecho aparecer una espesa ráfaga de humo oscuro tapando por completo el lugar. Cuando el humo se disipó Raven pudo ver que Romina ya no estaba en el taburete, y la chica seguía allí con la manta en la mano, Romi había desaparecido… Todos comenzaron a aplaudir asombrados, sin tener idea de lo que en verdad estaba pasando. Raven no podía tranquilizarse en ese momento, le desesperaba saber que Romina estaba en peligro.

    — ¡¿Dónde está Rumy?! — Exigió saber Raven, y todos los allí reunidos también empezaron a preguntar curiosos por el paradero de la chica.

    — Está en un bonito lugar ahora mismo…— Dijo con una dulce voz — fingida— Raven frunció el ceño enojado, no le creía absolutamente nada.

    — ¡Mentirosa! ¡¿Dónde está?! — Siguió protestando el pelirrojo.

    — ¡Ag! Que fastidioso eres mocoso. — Dijo la chica comenzando a retroceder, entonces los allí presentes empezaron a entrar en razón de lo que estaba pasando y empezaron a exigir lo mismo ¿Dónde estaba Romina? La chica en ese momento se rio fuertemente callando a todos de un golpe, y entonces miró a cada uno de ellos y miró a Raven que la miraba con especial recelo. Para posteriormente cubrirse de una bola de humo, lo único que pensó el chico en ese momento fue en que, estaba escapando. Corrió hasta la plataforma para ''evitar '' que escapara pero nunca, en su mente se le cruzó que de aquella masa de humo saliera otra cosa.

    La chica, había descendido con unas enormes alas negras, parecía un cuervo. Y con una risa maligna que daba escalofríos escucharla, agregándole una mirada fría y maligna ¿Qué era aquella chica? Raven no tenía idea. Su vestimenta cambió a una más extraña y extravagante, seguía siendo igual de pálida y escuálida y en su cara y en casi todo su cuerpo tenía marcas negras, como si fueran arañazos. Todos comenzaron a correr despavoridos, gritando que había un demoño en la feria.

    — ¿Acaso eres un demoño? — Preguntó el pelirrojo muy asustado.

    — Acertaste. — Raven no sabía qué hacer, miró al suelo y vio que a su costado había una gran piedra, la tomó e intentó aventársela pero justo cuando la chica iba a esquivar, pasó algo.

    La de grandes alas se encontraba desplomada en el suelo y con una deslumbrante flecha clavada en su espalda ¿de dónde había salido la flecha? Se preguntaba asombrado Raven.

    — ¡Yajuuuuuu! — Se escuchó un grito desde el cielo, era una persona ¿una persona? Si, y que además venía volando con sus amplias alas blancas y en sus manos una flecha y arco de, puede que sea bronce. El chico tenía cabello negro corto y de ojos celestes, vestía una armadura muy extraña para el parecer de Raven.

    — ¡Ay! — Se quejó la chica demonio. — Admito que dolió un poco, pero esa flechita asquerosa, no llegaría ni hacerme el mínimo daño posible.

    — No te creas, víbora. — Dijo otro ser alado deslumbrante, este era de cabello castaño rebeldes de ojos miel, vestía la misma armadura y portaba una espada.

    — ¿Dónde está la joya? — Preguntó otra voz, esta vez femenina, una joven de pelo largo castaño oscuro y ojos del mismo tono. ¿Joya? ¿A qué se refería con eso? ¡Tenían que buscar a Romina, no a una joya tonta!

    — Lejos, muy lejos. Si me disculpan, debo ir por mi recompensa. — Y con eso la chica se desapareció, con un simple chasquido en los dedos. Raven estaba anonadado por los acontecimientos recientes, y es que aún no podía comprenderlo todo.

    — ¡Eh tú! — llamó el pelinegro de alas blancas a Raven.

    — ¿Yo? — Se señaló a sí mismo el pelirrojo.

    — No, el árbol de atrás ¿Quién más? — Se burló el chico.

    — Ya déjalo, Nereo, seguro él no debe tener idea. — Dijo la chica de cabello largo— solo mira su cara.

    — Pero, el vio todo — dijo Nereo. — Oye, Kai… ¿Qué está haciendo ese tipo ahora? — Kai, era el chico de pelo castaño y revoltoso de ojos miel, este se encontraba observando algunos objetos que, gracias al desastre ocurrido se encontraban esparcidos por toda el área.

    — Déjalo no tiene remedio — dijo la chica dirigiéndose hacia Raven, y extendiéndole la mano para que este se levantara. El chico le aceptó tímido, pues aquellas personas aún seguían siendo desconocidos para él. — Rita, mi nombre es Rita. — Se presentó la chica.

    — Raven. — Simplemente contestó el chico pelirrojo, esta le sonrió.

    — Raven, ¿tú conocías a la chica que se llevó esta demonio? — Preguntó Rita y el chico asintió.

    — Es mi amiga — contestó.

    — Ya veo.

    — ¡Eh, ustedes! — Todos se voltearon a ver a Kai que estaba trepado en un árbol, y mirándolos con el ceño levemente fruncido. — Kobra encontró el paradero de Lin, lo mejor será ir tras ella antes de que nos sea imposible alcanzarla.

    — ¿Kobra? ¿Lin? ¿Quiénes son? — Preguntó Raven a Rita.

    — Kobra es una guerrera al igual que nosotros, y Lin es el demonio que se acaba de escapar. Bien, si nos disculpas nos tenemos que ir…— Pero antes de que la chica diera un paso, Raven la detuvo bruscamente sosteniéndola de un brazo.

    — Entonces yo iré con ustedes. — Quiso Raven.

    — ¿Quieres ir tras de un demonio? — Preguntó Nereo al chico.

    — Quiero rescatar a Romina…— Nereo miró a Rita y esta miró a Kai esperando una respuesta ante la decisión del chico.

    — Si el noviecito quiere venir, que venga. — Dijo Kai normal y Raven se sonrojó al ser llamado de esa manera.

    — N-no es soy el novio… — Dijo Raven avergonzado y rojo.

    — Lo que sea, es mejor que nos pongamos en marcha. — Raven cambió su cara a una más seria y decidida, iba a salvar a Romina cueste lo que cueste. Ahora uniría sus fuerzas con aquellos seres extraños, más tarde les preguntaría quienes eran en verdad, por el momento solo sabía que eran ''guerreros'' o así se hicieron llamar.

    Bien, en cuanto tenga mi computadora, trataré de editar este capítulo ya que no sé, lo veo muy ''flojo'' pero bueno, cuando tenga mi computadora de nuevo XD
     
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