Long-fic [RH#2] Querido Jack... [ROTG & HTTYD -Terminada

Tema en 'Crossover' iniciado por Fernandha, 23 Julio 2016.

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  1. Threadmarks: Capítulo 0
     
    Fernandha

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    [RH#2] Querido Jack... [ROTG & HTTYD -Terminada
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    Amistad
    Total de capítulos:
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    287
    .​

    .​


    Querido Jack: vivir es recordar

    La vida no es fácil, ni para los vivos ni para los muertos… o no tan muertos, y eso Jackson lo sabe mejor que nadie, por lo cual es quizá ese conocimiento lo que lo lleva al momento actual: después de haber sufrido a manos de Pitch y un negligente Manny el espíritu del invierno tiene que sanar además de comenzar a vivir con aquello que se le prohibió desde su “resurrección”… una familia.

    Pues sigue siendo eso una verdad: “Nadie era familia hasta que Jack apareció”


    .


    .​

    ->
    Una especie de continuación a [#1] Recuerdos helados :')
    Como la vez pasada los principales son:
    -ROTG
    - HTTYD
    Algunas menciones de:
    -Tangled -
    Brave

    Espero lo disfruten.

    <-​
     
  2. Threadmarks: Capítulo 1
     
    Fernandha

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    Dear one

    I.

    La primera vez que Frost decidió hacer algo para comenzar a sanar fue una semana después del accidente de Pitch. Tomó un cuadernillo de cuero viejo que Bunny le había regalado, se sentó en la gran cama de su habitación en la casa de Norte y procedió a escribir las cosas más simples que se le venían a la mente de momento.

    “Te llamaré Joey, porque es un nombre genial y no tengo realmente cabeza para pensar en otra cosa, y poner “Querido diario” en cada página suena un tanto extraño, ¿sabes? Así que…

    ¡Hola, Joey! ¿Sabes? Han pasado cosas extrañas… sí, bueno, más extrañas que de costumbre. ¡Y eso es ya decir mucho! Canguro no deja de venir todas las noches a mi habitación mientras duermo (o finjo hacerlo, gracias), me arropa y camina hacia la ventana. Siempre mira a Manny pero jamás le dice nada y luego se va. Últimamente nadie le dice nada a Manny, y a mí no me contesta pero sigo hablándole cada que puedo o siento que ya no soporto más las constantes atenciones de Norte y los demás. ¡Hasta Meme me procura demasiado!

    Sé que Otoño (algún día te contaré de Hiccup, ¡tiene un dragón!, ¿puedes creerlo?) tiene algo que ver, recuerdo vagamente que Gea vino con él y habló con todos, yo estaba ahí… pero a la vez no. Er… sí, es algo extraño, ¿cierto? Quiero decir, sé que fue algo realmente importante lo que pasó ese día pero no estaba en mis mejores momentos y… bueno, ignoré la conversación hasta cierto punto. Lo único que logro recordar bien es que Bunny me “durmió” (porque arrullar suena muy infantil) con su nariz y después nada.

    Es algo frustrante, pero fue mi culpa supongo. Y cada vez que quiero hablar de ello todos me cambian el tema, ¿comprendes? Bueno… no comprendes, eres un pedazo de papel claro pero… Er… lo que quiero decir es que es extraño. Me ven hablando con Manny y no dicen nada pero tampoco se unen a la charla, creo que están enojados con él pero no sé por qué razón-“

    —¿Jack?

    Frost levantó la mirada del cuaderno en el momento justo en el cual Tooth ingresaba a la habitación.

    —¿Sí?

    —La comida está lista, cariño —dijo quedamente el Hada.

    —Voy en un momento —suspiró el chico. Toothiana asintió y salió de la habitación.

    “-seguiremos hablando después, Joey. Debo irme.”
     
  3. Threadmarks: Capítulo 2
     
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    Dear two

    II.

    Joey, las cosas son bastante aburridas. Sí, bueno hago travesuras (sería realmente malo que no las hiciera) sólo que ya no se siente como antes; es difícil describirlo. Soy malo con las palabras, o al menos eso es lo que siempre termino diciéndome, ¿sabes?

    Ayer fui a visitar a Jamie y los niños, pasé una agradable tarde empero ni así consideré que fue suficiente. Últimamente me he dado cuenta de que hay cosas que aún me resultan un tanto espeluznantes. Me refiero a que hay momentos en que duermo y cuando despierto visualizo a personas sin rostro… sólo que no me dan miedo. Por alguna razón siento que los conozco y no debo temer pero, por otro lado no recuerdo quiénes son con claridad.

    Le pregunté a Norte y él me dijo que mis recuerdos apenas estaban comenzado a regresar, que no debo preocuparme y que si necesitara algo lo podía pedir a cualquiera de ellos. Por algún motivo entiendo todo, digo… aún estoy en una especie de “terapia” (como Canguro se empeña en llamarlo) para aclarar las cosas poco a poco.

    Los recuerdos con Norte y Tooth comienzan a regresar, tal vez porque los veo casi a diario. Entonces… er… como que comienzo a pensar que quizá esas personas sin rostro son algo importante para mí. Bunny me dijo que probablemente eran mi madre y mi hermana, Tooth me ayudó a ver algunas, hm, “memorias” de los dientes y yo también pienso eso, pero nada de esto lo hace fácil.

    Supongo que te escribiré luego, Joey, tengo que ir a ayudar a Norte con algo (probablemente nada pero salir es salir, supongo). Sé que sólo eres un pedazo de cuaderno viejo pero creo que Meme tiene razón, es bastante entretenido poder escribir lo que siento como yo quiera, de alguna manera me ayuda, creo.”
     
  4. Threadmarks: Capítulo 3
     
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    Dear three

    III.

    Bunnymund tomó uno de los huevecillos que correteaban por toda su pradera, alcanzó su pincel y algo de pintura; si bien había formas más rápidas de seguir con su labor para pascua, como si interminable río de pintura, existían de igual manera ocasiones en las que no deseaba hacer nada más que pintar detalladamente él algo.

    Trazó pequeños patrones en el huevecillo, delineando con todos los pinceles que tenía a su alcance la forma esperada. Decidiendo que el trabajo estaba terminado, con la capa de pintura base necesaria dejó ir al huevecillo. Éste, sin demora, correteó a otro lugar en espera de su secado para un retoque futuro como sabía, al igual que sus hermanos y hermanas, al guardián de la esperanza parecía gustarle realizar.

    El Conejo de Pascua comenzó a saltar en dirección al lago para seguir supervisando todo antes de que la hora de la cena, que había Tooth preparado, llegara. Si no se equivocaba, que realmente no era así gracias a su buen sentido de detección en el clima —sabiendo que su hogar tendía a tornarse un poco frío en los atardeceres pese a ser primavera eterna—, aún quedaban un par de horas más.

    Cruzó sus peludas patas por sobre su pecho y alzó sus órganos (orejas) al detectar el leve rompimiento en el aire, sonrió quedamente y esperó a que la invernal invasión llegase hasta él. Lo cual, siendo quien es, no tardó demasiado.

    —¡Canguro! —carcajeó Jack, cabello alborotado y eterna sonrisa blanquecina.

    —Frostbite, ¿a qué debo tu inusual llegada?

    —Amas mis apariciones, Bunny, admítelo. Mi sola presencia alegra más tu aburrida Madriguera, ¿no es así? —sonrió el chico observando cómo los huevecillos, antes formados en filas con dirección al río de pintura, comenzaban a alborotarse felices por la llegada del duende invernal.

    Áster siguió sonriendo levemente con un cálido sentimiento burbujeando en su interior. Feliz por la simpleza que tenían las acciones del chico flotando frente a él… recordando unos días atrás la cáscara vacía que Pitch había dejado. Aclaró su garganta, más por evitar esos recuerdos que por necesidad, lo que atrajo la atención del duende.

    —¿Enfermo, Bunny? —burló Jack.

    —Por supuesto que no, Snowflake —respondió el Pooka—. Pero la cuestión sigue, ¿a qué debo tu visita?

    Frost hizo una mueca, como si buscase las palabras para decir lo que deseaba. Áster, aún con las patas delanteras cruzadas y sus órganos erguidos, no dejó de mirarlo.

    —No sabía a dónde ir —suspiró finalmente—. Jamie está ocupado con “quehaceres” y Sophie dijo que lo estaba ayudando o algo aparecido —apretó su cayado y se deslizó hacia el suelo, observando cómo la escarcha comenzaba a cubrir la pequeña porción de césped bajo sus pies—. Norte está ocupado con Phil y Tooth para la cena de esta noche, y Meme está volando por América del sur. No había nadie a quien molestar, supongo.

    Bunnymund suspiró y estornudó un poco —el frío comenzaba a sentirse, lo cual indicaba que el atardecer no tardaría mucho—, dejó caer sus patas a su costado y miró a Frost.

    —Puedes ayudarme a organizar a los huevos otra vez, entonces —optó por decir finalmente. La sonrisa que Jack le regaló le indicó que, sin saberlo, había dicho algo bueno.

    —¡Tus huevecillos me aman, Bunny! Será pan comido para mí, haré que esas pequeñas cosas corredizas se alineen rápidamente.

    Áster bufó.

    —Eso ya lo veremos, Snowflake.

    Frost asintió.

    —Oh sí, ya lo verás.

    El Pooka siguió con la mirada al chico durante unos minutos, guardando en una parte de su memoria la forma en que Jack se movía alegremente mientras perseguía a algunos cuantos huevecillos traviesos que se negaban a seguir la fila establecida y sonrió. Porque este era Jack, su Jack… el Jack de Norte, Sandman, Tooth, Phil, Gea, Otoño y demás… este Jack tan vivo. No aquél Frost de semanas atrás que se levantaba en las noches asustado al darse cuenta de que no reconocía su entorno, no aquél Frost de mirada vacía y ojos llorosos al darse cuenta de que poco a poco comenzaba a perderlo todo.

    Éste era Jack. Su Jack de eterna sonrisa. No aquél… no ahora, no nunca.

    —Haces un gran trabajo estando ahí parado, Canguro —le retó el joven.

    Bunny negó con la cabeza al tiempo en el cual comenzaba a saltar en dirección a los huevecillos para cumplir con su acomodo y, sin poder evitarlo, dando leves miradas al cielo… tratando de ver más allá de su cielo fantasioso al cielo real, tratando de alcanzar la silueta de Manny allá entre las estrellas, queriendo que el hombrecillo entendiera que si bien les dolió a todos dejar atrás alguien que en algún momento de su vida fue como un padre segundo sabían que habían hecho lo correcto.

    Porque, de alguna forma, todo lo que hicieran por el duendecillo invernal siempre estaría bien. Al menos eso es lo que el Guardián de la Esperanza creía. Y creer, para alguien con el centro como el de Áster, era lo mejor que podía hacer.
     
  5. Threadmarks: Capítulo 4
     
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    Dear four

    IV.

    Phil era un yeti: grande, peludo y amable. Sí, tendía a desesperarse y sí, a veces simplemente deseaba estar sentado un momento en la fábrica y dejar de escuchar repetidamente un "Es azul" departe de Norte cuando había terminado su trabajo de pintar muñequitos rojos. Había aprendido a respirar, exhalar y comenzar de nuevo con el mismo ánimo.

    Porque a fin de cuentas fue Norte quien les había dado asilo no sólo a él sino a sus hermanos y hermanas, además de aquellos duendecillos que no servían realmente para nada, y si el hombre tenía excentricidades no sería él quien se las reclamara. Era un yeti, vamos. La mayoría de los infantes los tomaban como fieras salvajes en vez de ayudantes de Santa. Y cuando los Guardianes se reunían él simplemente optaba por ayudar en lo que su jefe les pidiera; Phil y sus hermanos obedecerían a Norte pese a los resoplidos porque lo querían como un padre.

    Razón por la cual aprendieron a querer a los demás Guardianes. Y Phil, siendo una especie de representante de todos los yetis y quien pasaba más tiempo con ellos, llegó a quererlos aún más.

    A Norte porque, además de ser su padre adoptivo, era el líder no establecido de todos ellos, el hombre amigable y bonachón a quien podían acudir. A Toothiana por representar el aura de una madre o hermana mayor comprensiva y preocupona. A Sandman siendo el viejo tío comprensivo que con una simple acción podía reconfórtate. Y a Bunnymund porque pese a su característico mal humor y hablar brusco podías entender realmente por qué la esperanza era su centro cuando hablabas con él.

    Y pese a que Phil no podía pronunciar una frase coherente en el idioma que ellos usaban más que unos gruñidos, llegó a entender todo eso.

    Sólo que con Jack fue distinto.

    El joven que era inmortal llegó como una tormenta a sus vidas y el yeti realmente podía recordar que la primera vez que lo conoció lo primero que pensó fue en: molestia. Porque Frost había congelado gran parte de la fábrica de Norte gracias a un descuido.

    La segunda, tercera y cuarta vez sólo lo vio a entrar y salir rápidamente de manera un tanto torpe según él. Phil sabía que Frost sólo venía a ver los regalos que fabricaban y el yeti se preguntó, en cada ocasión, la razón por la cual el chico no recibía ninguno haciendo así que dejará de ser una molestia y pasara a ser simplemente el chico visitante para él. Pero Norte era su jefe y Phil no era realmente nadie para contradecirlo, así que nunca comentó nada en realidad.

    Cuando Frost dejó de ser sólo el joven inmortal y pasó a ser el pequeño y querido Jack, Phil volvió a cuestionarse varias cosas. Entre ellas una que marcó a más de un guardián: ¿Por qué Jack era tratado diferente ahora cuando siempre fue así?

    Cuando se lo cuestionó a Norte y éste no le contestó con seguridad el yeti sólo comprobó una cosa: todos ellos eran raros. Porque un yeti trataba a los demás sólo después de haber entendido un poco más del extraño.

    De alguna forma los de su raza tenían la ferviente creencia de que muchas veces la primera impresión no suele ser siempre la original. Sí, valían mucho pero no decían nada real del individuo en sí y por eso se tomaban realmente su tiempo antes de categorizar.

    Por eso cuando Jack comenzó a olvidar el yeti fue uno de los primeros en tratar de apoyarlo, muy a su manera claro: Trayéndole la comida a la cama aún cuando no soportara por completo el intenso frío de la habitación pese a su pelaje; molestándole con pequeños gruñidos sólo para hacerlo hablar o jugar una broma y arropándole cuando los demás estaban demasiado ocupados o cansados. Pequeñas cosas que sabía el chico apreciaba aún sin decirlo.

    Phil colocó un plato más en la amplia mesa mientras veía a Norte y Toothiana organizar todo lo demás, gruñó un poco a unos duendecillos que deseaban robarle unas galletas cuando Sandman ingresó al comedor con una estela de arena dorada detrás y se unió a la noción. Phil se incorporó aún con el molesto duende colgado a su pata y se acercó a correr las cortinas y dejar entrar los rayos lunares del gran ventanal.

    —¡No! —casi gritó Santa.

    Phil lo miró

    —Manny no ingresar —dijo él—. No bienvenido con nosotros, él lastima a Jack, ¿dha?

    Phil quiso gruñir algo parecido a un "Ustedes también lo hicieron" pero se abstuvo. Dejó caer su pata haciendo temblar las cortinas y caminó hacia la cocina haciendo al duendecillo caer y comenzar a correr en otra dirección, en el pequeño sendero observó a El Hombre de la Luna desde una ventana y exhaló el aire en un pequeño gruñido.

    —Sie alles einzig zu ihm sind Sie und derjenige zerstörend—gruñó él con voz gangosa y poco entendible—, der zahlen wird, schließlich wird Jack sein, ich glaube nicht, dass irgendwelcher besser ist, wenn das Resultat derselbe ist***


    Phil siguió avanzando.

    Manny, desde lo más alto, sólo brilló con melancolía sabiendo que lo que el yeti había dicho era verdad:

    "Todos ustedes sólo se están haciendo daño y el que pagará al final será Jack, no creo que ninguno sea mejor si el resultado es el mismo"

    Porque Phil sabía, aún sin dejar de caminar, que hasta el más perfecto de los padres puede llegar a caer.



    :
    :
    :


    ***Es una mala traducción al alemán para darle énfasis al mal hablar del taller en general de Norte.
     
    Última edición: 28 Julio 2016
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    Dear five

    V.
    Jack llegó junto a Bunny justo cuando la luna se posicionaba en lo más alto del cielo, alumbrando tenuemente el panorama. Jack tomó asiento a un costado de Toothiana mientras Áster hacía lo mismo a un costado de Meme.

    Norte sonrió, Phil junto a uno de sus hermanos sirvió la cena y todo fue bien. El ambiente era cálido, pero no un cálido en temperatura en realidad, era más un cálido que tenía ese pequeño sabor a hogar. Y Jack no pudo evitar sentirse feliz. Era la primera vez que existía en su vida de inmortal un lugar al cual podía considerar un hogar.

    Su lago fue un lugar de hospedaje y a veces lo seguía siendo cuando sentía que todo le abrumaba demasiado, pero nunca fue su hogar. Ni de Jackson Overland ni de Jack Frost. Por lo cual el sentirse cálido allí, con todos ellos, sólo lo hacía entender que, sin importar lo que ocurriera de aquí en adelante, podía contar con todos sus amigos.

    Y en la mente del joven espíritu del invierno la palabra familia brilló con intensidad, ya que ese era su más grande sueño.

    Pasada la cena y con la felicidad a flor de piel Jack salió de la casa a ver a la luna, no percibió la tensión de Bunny ni Norte, mucho menos la tristeza de Tooth o la incomodidad de Sandy, tampoco la comprensión de Phil… pero nadie dijo nada y dejaron al guardián sentarse en la nieve con la luz lunar bañándolo.

    —Hola, Many —comenzó el chico.

    Bunny bufó pero se recargó en el marco de la puerta logrando así que los demás ingresaran a la casa nuevamente. Áster irguió sus apéndices y observó taciturno a la gran roca flotante en el cielo sin soltar palabra alguna.

    A fin de cuentas el dolor más grande para alguien es la traición. El Conejo de Pascua lo sabía de primera mano al igual que los demás y sin embargo también era real que no podían odiar por completo a aquél a quien un día llamaron papá.
     
  7. Threadmarks: Capítulo 6
     
    Fernandha

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    Dear six

    VI.
    Jack tomó a Joey cuando ingresó a su cuarto, Bunny y los demás seguían en el comedor hablando del pasado y cómo todo había cambiado desde la primera vez que se volvieron guardianes.

    "¡Hey, Joey! Ha pasado un tiempo desde que escribí en ti pero no tenido tanto tiempo como quisiera. Gea ha estado mandándome a diferentes lugares del planeta a verificar que el clima vaya según su curso y hoy hablé con Manny otra vez, sé que está triste pero también sé que no me va a decir por qué, ni él ni los demás.

    Y es algo desesperante, ¿sabes? Últimamente nadie me quiere decir nada pero supongo que está bien, ¿no? A veces todos tenemos nuestros secretos-"

    El espíritu del invierno interrumpió su escritura al escuchar golpes en la puerta, con un leve "pase" Phil ingresó con una bandeja repleta de galletas y un tarro de ponche, lo depositó en la mesa y miró al chico como preguntándole la razón por la cual estaba ahí solo cuando los demás se encontraban ahí afuera.

    —Necesitan su tiempo, amigo —rió Frost.

    Phil soltó un gruñido dudoso.

    —¿Cómo que de qué? —volvió a reír Jack—. Son familia, viejo, necesitan tiempo entre ellos sin la interrupción de un desconocido como yo ahí.

    El yeti lo miró confundido "¿Desconocido?, ¿el chico pensaba que era un desconocido?"

    El duende invernal vio su duda y no supo cómo interpretarla, una nueva serie de gruñidos departe del yeti y el chico volvió a reír divertido.

    —No, Phil —comenzó—. Nosotros no somos familia, somos amigos. Ya sabes, no puedo simplemente llegar y decir que lo son cuando ellos no me consideran así; soy un guardián y ellos también. A lo mucho puedo decir que Gea es lo más parecido a un familiar que tengo pero tampoco puedo darlo por hecho porque ella cuida también de Hiccup y los demás —la melancolía se hizo visible en su rostro antes de volver a sonreír un poco más forzado—. No te confundas, amigo, pueden llegar a enojarse.

    Phil asintió confundido antes de salir de ahí. El yeti sabía que Jack había perdido parte de su memoria sobre lo que Pitch había hecho pero jamás llegó a considerar que también perdiera aquellos buenos momentos.

    Se dirigió al comedor para recoger los platos y miró a Norte y los demás reír.

    Tal vez el mayor error que todos estos guardianes en la mesa cometían era dar las cosas por sentado, más con Jack, sin saber que eso podía acarrear varios conflictos después.
     
  8. Threadmarks: Capítulo 7
     
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    Dear Seven

    VII

    Jamie es un adolescente listo, gran creyente de los guardianes y de la magia en general; pese aún seguir conectado a su fe infantil él no es tan despistado como muchos creen. Sabe, aunque no lo diga, que pasaron muchas cosas el año pasado, situaciones demasiado problemáticas al parecer ya que aún en estos días seguían habiendo repercusiones.

    Él vivió la guerra de Pitch, siguió al tanto de los encontronazos que en algún momento volvieron a tener los guardianes y dejó el tiempo pasar, siguió creciendo al igual que sus amigos y Sophie —aún le faltaban unos pocos años para entrar a la adolescencia en su totalidad y preocuparse de si su fe sería lo suficientemente fuerte para seguir visualizando a sus amigos guardianes— por lo cual aún era un niño aprendiendo a vivir con los cambios.

    Jamie incluso se preocupó cuando Jack vino una vez después de mucho tiempo a jugar, porque su amigo sonreía pero también miraba confundido a la nada en varias ocasiones o tendía a acariciar su nuca (porque "No, Jamie" le había dicho Jack cuando el chico se burló "no tengo piojos"). Su preocupación aumentó cuando Jack no acudió a la cita de juegos una semana después.

    Pero él, al igual que sus amigos, decidió no intervenir en nada. Conocía un poco de la vida de Jack para entender que quizá su amigo necesitaba tiempo para sí. Podía ser un niño pero hasta él entendía que a veces los demás requerían su espacio propio.

    No fue hasta que, sentado en el cobertizo de su casa, Sophie se dejó caer a su lado con su peluche de conejo abrazado. Su hermanita se acostó, dejando recostada su cabeza en el regazo de él, y, levantando el conejo hasta cubrir sus ojos, la niña comenzó a llorar.

    —¿Qué sucede? —había preguntado mientras acariciaba su cabeza y retiraba el peluche de su cara.

    Sophie lo miró sin dejar de llorar. Su hermano no pudo evitar recordar a aquella chiquilla de dos años que lo acompañó cuando él tenía nueve a luchar contra Pitch.

    —Lloro —dijo ella. Él rió burlón.

    —Por supuesto, enana, pero ¿por qué?

    —Porque Jack nunca llora y sé que Jack ha querido llorar mucho antes. Y si él no puede llorar yo lloraré por él —había dicho. Jamie guardó silencio y dejó a Sophie hacer lo que su infantil razón le decía.

    Jamie tenía nueve cuando luchó contra Pitch y se sintió poderoso… pero ahora con catorce años, se sintió la persona más diminuta del mundo.

    —¿Por qué piensas que Jack quiere llorar? —le preguntó al cabo de un rato.

    —Por que Jack nunca lo dice pero sé que está triste, tal vez ni él lo sabe —respondió la niña entre hipidos—. Pero su nieve dejó de ser cálida.

    —Sophie, la nieve no es cálida… —comenzó él.

    La niña de siete años negó.

    —Su nieve me hace sentir feliz, Jamie —siguió la niña—. Pero no ahora, ahora me siento triste, porque su nieve ya no es diversión… es miedo.

    Aquél día los hermanos Bennett se quedaron ahí, en el cobertizo. La menor llorando mientras el mayor no sabía qué decir. Entendiendo que quizá quedarse callado no era lo mejor, no con Jack.

    Por eso Jamie se propuso a tratar de hacer algo más por Frost que simplemente ser su compañero de juegos, el chico quería que el espíritu invernal entendiera que si bien era genial poder pasar tiempo con él también podía contar con ellos, con Jamie, Pippa y los demás como amigos.

    —Porque amistad —le había dicho el chico cuando Jack reapareció acompañado de Bunny tiempo después—, no es simplemente una palabra, es un sentimiento. Es algo que nosotros tenemos y queremos que lo entiendas… Tú no eres sólo un compañero de juegos y buenos momentos, Jack, eres un amigo.

    Bennett abrazó a Frost y escuchó atentamente la explicación que Áster le dio sobre todo lo que ocurrió —al menos todo lo que el espíritu de la primavera estaba dispuesto a decir frente a Jack— aquél año, no interrumpió y asintió al final para confirmar que sí, que entendía más de lo que Bunny creía.

    Por eso hoy, con quince años, una taza de chocolate caliente en su mano derecha mientras que con la izquierda revolvía el cabello de una Sophie de ocho años sintió un dejà vú. Se recordó a sí mismo en esa situación un año atrás… sólo que ahora su hermanita no lloraba sino que sostenía dos tazas de chocolate caliente entre sus manos, sentados ambos en el cobertizo esperando el momento.

    —¡Hey, chicos! —saludó Jack bajando del cielo con una sonrisa en su rostro.

    Los hermanos Bennett no saludaron, se limitaron a esperar a que Jack avanzara hasta ellos. Sophie le entregó una taza de chocolate y lo abrazó con la mano ya libre.

    Jack rió.

    —Bien, ¿qué sucede?

    —Pippa marcó —explicó Jamie.

    —Oh sí —sonrió el espíritu probando un poco del chocolate—, fui a visitarla antes. Pero, ¿por qué la llamada?, ¿es acaso una fiesta sorpresa? —estiró el cuello para ver a todos lados, fingiendo buscar a los adolescentes.

    Jamie pasó un brazo por sus hombros.

    —Dijo que te vio triste —sintió a Frost tensarse.

    —No, no, no… —rió un poco más forzado su amigo—. Yo no estoy-

    —Puedo llorar por ti —le dijo Sophie interrumpiéndolo, enterrando su rostro en el pecho del espíritu, dejando la taza de chocolate olvidada a un lado y pasando así ambos brazos en el cuerpo de su amigo para abrazarlo—. Porque sé que tú no lloras, pero yo sí puedo —susurró con la voz temblorosa.

    —Sophie-

    —Somos tus amigos, Jack. Si no nos quieres decir nada no hay problema, no te obligaré pero tampoco me pidas que no esté aquí contigo mínimo —le interrumpió Jamie ahora sin soltar su agarre y bebiendo un poco de chocolate.

    Jack rió sin ganas y dejó caer la taza al suelo, derramando el líquido café por la nieve, mientras enterraba su rostro entre sus manos y comenzaba a llorar, Sophie lo acompañó entre los sollozos mientras Jamie no dejaba su agarre inicial y seguía bebiendo su chocolate.

    Porque los tres seguían siendo niños. Inocentes hasta cierto punto… dos sin conocimiento de lo cruel que puede ser la vida y uno que pese a haberla vivido durante mucho tiempo no perdía la ingenuidad en su totalidad.

    Jamie quiso demostrarle a Jack que todos allí lo apreciaban, lo quiso durante mucho tiempo y buscó muchas formas sin resultado aparente. Ahora, sentado ahí en el cobertizo, con una escena muy sentimental pero natural es que se dio cuenta…

    No era necesario repetir miles de veces lo mismo pues de nada servía si la persona no lo entendía… a veces un simple momento podía cambiar todo cuando ésa persona comprendía lo que todo este tiempo quisieron hacerle saber.

    —Eres parte de mi familia, Jack, aunque no seas de mi sangre eres mi hermano, ¿de acuerdo?

    El sollozo de Jack fue una confirmación.

    Jame tenía nueve cuando luchó contra Pitch, tenía catorce cuando comenzó a entender lo que era realmente una amistad al saber lo cerca que estuvo de perder a Jack y cuando cumplió los quince encontró al miembro perdido de su familia en un chico que había muerto hace ya mucho tiempo.

    Jamie bebió lo que quedaba de chocolate en su taza y suspiró con los ojos nublados por las lágrimas.

    Él realmente amaba a su familia.
     
  9. Threadmarks: Capítulo 8
     
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    Amistad
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    24
     
    Palabras:
    621
    Dear eight

    VIII

    Meme es uno de los espíritus más silencioso que cualquiera tuviera el gusto de conocer y, sin embargo, era de igual modo el más demostrativo en sus sentires para con todos. Sandman en su momento no se opuso en apartar a Manny de ellos como éste estuvo a punto de hacerlo con el espíritu del invierno, pero tampoco eso quería decir que lo odiaba.

    Sandy era sueños, era un ser silencioso pues entendía que a veces las palabras salían sobrando cuando te dedicabas a fantasear sobre algo. Sandy podía hacerlos recordar sus mejores momentos, cumplir sus más alocados deseos pero, sobre todo, podía unir…

    Él era arena, una arena dorada y hermosa que hacía a las personas creer. Personas adultas o niños por igual pues "Los sueños, viejo amigo" le había dicho Gea una vez "no es algo exclusivo de un infante. Todos merecemos fantasear e idealizar un mundo donde nuestros sueños se pueden cumplir"

    Y tal vez era por eso que el sentimiento de odio era algo un poco ajeno a él. Quizá odió, en más de una ocasión, a alguien en algún momento de su existir… pero él no odiaba a Manny ni a Pitch; el viejo Guardián comprendía, gracias a todos aquellos siglos 'vivo', que el propósito del miedo era mejorar tu conciencia pero no detener tu progreso. Sandy sabía que Manny tenía miedo por más que su líder lo negase. Sandy sabía que Pitch pese a ser el miedo en sí también podía sentirlo, no por nada había sido un irracional todos esos años.

    Sandy sabía… comprendía muchas cosas, pero no decía nada a nadie. Muchos lo podían llamar cobardía o egoísmo pero él lo llamaba entendimiento. Porque el resolver una vida no era algo que ellos estaban destinados a hacer, su trabajo era mantener el orden de las cosas y proteger. Cuidar la infancia de los pequeños hasta que ellos pudieran crecer y decidir por sí mismos. Eso era su labor, no la de facilitar la vida de alguien…

    Meme comprendía muchas cosas y, sin embargo, también él ignoraba a su razón muchas veces. Porque ellos no sólo cuidaban a Jack, lo sobreprotegían en demasía. Ya que el tiempo le había enseñado que a veces, sólo a veces, temer por el ser amado era algo bueno.

    Y Sandman amaba a Jack tanto como a Tooth, Norte o Bunny. Los amaba por quienes eran… por quienes representaban, porque todos eran música. Algunos era notas altas, otros notas bajas pero siempre una hermosa canción…

    —¡Eh, Meme! —rió Jack al volar hacia el espíritu dorado después de su ronda usual.

    …una familia.

    —¿Qué tal tu noche, amigo? —saludó Frost. Sandy se dio cuenta que el chico tenía los ojos hinchados y de un azul más obscuro, acercándose formó una serie de figuras sobre su cabeza. Jack sólo le sonrió—. Fui a ver Jamie, Meme, él… bueno, hizo algo que me provocó el llorar.

    Meme cruzó los brazos sobre su pecho con una mueca fastidiada.

    —No por algo malo —respondió el chico a su actuar sin dejar de sonreír—. Tengo una familia, ¿sabes?

    Sandman lo miró confundido. Asintió. 'Por supuesto que tienes una familia' quiso decirle, 'todos aquí te queremos en ella'

    Frost lo seguía mirando, así que el Guardián de los sueños sonrió. Jack le respondió con más entusiasmo y ambos comenzaron a volar en dirección a Santoff Claussen.

    Y sin embargo, Meme no podía dejar de sentirse incómodo.

    De alguna forma Sandy creía que algo se le escapaba. Pero no sabía qué.
     
  10. Threadmarks: Capítulo 9
     
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    873
    Dear and sweet special

    1/4

    Santoff Claussen es, en pocas palabras, hermoso. Ubicado donde un árbol que en el centro del cráter de un choque de meteoritos se alzaba majestuoso, la casa de Norte no tenía nada que envidiara la de sus colegas. Cálida por dentro pese al tempestuoso clima exterior del polo* el lugar era, como su nombre de una antigua frase de Atlantis pregonaba, un "lugar de los sueños".

    Yetis, duendes, estaciones y guardianes podían convivir en paz dentro de aquellas paredes que goteaban confianza. Santoff Claussen fue creada por Ombric, uno de los últimos grandes magos y un sobreviviente de la ciudad perdida de la Atlántida, mejor conocido —entre cercanos en realidad— como Padre Tiempo, quien desapareció un día como cualquier otro… dejando así el lugar abandonado hasta la inmortalidad de Nicolás.

    Nick hizo poco o nada por arreglarlo, pues Ombric parecía haber hechizado todo para mantenerla impecable hasta la llegada de un nuevo individuo que tomara el lugar como un hogar. Así que sólo se dedicó a una expansión para la creación de la que sería su famosa fábrica.

    Santa era ya un hombre viejo pero con la maravilla brillando en sus ojos cuan niño pequeño, una combinación extraña pero que en él representaba equidad. El hombre amaba su hogar y fue por esta razón que no dudó mucho, por no decir que nada, en idear una improvisada cena familiar.

    Duendes correteando desde la fábrica hasta la casona principal, Yetis atareados con Phil al mando dividiéndose en grupos para abarcar decorados, comida y trabajo, juguetes aún sin culminar por detalles; un intenso olor a ponche y las risotadas de Norte fue lo que encontraron Meme y Jack al llegar después de una larga noche de trabajo.

    —¡Hola, Sandy, Jack! —saludó gustoso el ruso—. ¡Llegan a tiempo, mis amigos! —siguió él, con flores coloridas de papel entre sus grandes manos. Flores que seguramente serían colocadas para complacencia de la única mujer guardiana.

    Meme inclinó la cabeza a modo de saludo.

    —¿Qué pasa, Norte?

    El hombre rió, tan estruendosamente como siempre, y se acercó a sus invitados.

    —Hacer una cena esta noche es lo ideal, ¿no así, mis amigos?**

    —¿Y eso se debe a…?

    —Nunca es demasiado tarde para festejar —habló el hombre—. Festejar el estar unidos, ¿da?

    Sandy sumió los hombros en un gesto despreocupado y se acercó a donde su amigo se hallaba para tomar un puñado de flores y comenzar a colocarlas en partes distintas del gran comedor; interiormente Jack pensaba que esos pequeños gestos también alegrarían un poco al pooka cuando llegase. No por nada Áster amaba la primavera y cualquier cosa pequeña que se la recordase.

    Frost suspiró divertido aún algo confundido por la razón verdadera de hacer todo eso, pero se abstuvo de comentar algo; podía quedarse un momento con ellos, sí, porque a partir de mañana iría donde Jamie a festejar la Pascua con una rápida búsqueda de los huevos que Bunny escondía para terminar con una merienda en casa de Jamie —más concretamente en su habitación con todos—.

    Jack no era tonto tampoco y sabía que el día siguiente se cumpliría un año más desde la primera derrota de Pitch y su incorporación a los Guardianes porque "No, Jack" le dijo Bunny la primera vez que preguntó "No importa lo que pasó en ese año en que perdiste la memoria, Black fue derrotado desde mucho antes y ese día se festejará", el espíritu del invierno rodó los ojos en su momento y quiso replicar con un "Pero Bunny, si el día en que recuperé parte de mis recuerdos después de todo lo ocurrido con Pitch con el hurto de los mismos, volví a ser realmente yo… ¿no podría ese día considerarse mi cumpleaños? Un aniversario y una festividad así son diferentes", sin embargo tampoco lo dijo.

    Porque pese a sentirse como vuelto a nacer, pese a que sabía que en realidad no había sido así, Jack sintió ese nuevo despertar como su nuevo cumpleaños. Porque nadie, siquiera él, recordaban el momento exacto en el cual Manny lo había revivido… así que en realidad no podían festejar un cumpleaños de una fecha incierta. Nunca habían festejado uno, ni de Norte ni de Meme o Bunny y Tooth, así que lo aceptó.

    Jack no quería sonar petulante y exigir algo cuando todos ellos le habían dado más de lo que llegó a esperar en algún momento. Por lo tanto, soltó un nuevo suspiro, dejó su cayado en la pared cercana y se dispuso a ayudar en lo que fuese necesario.

    :
    :
    :
    Aclaraciones pertinentes: la información está basada en Santoff Claussen y Ombric (que pueden buscar en Rise of the Guardians Wiki - Wikia) más no sigue su línea de tiempo; se han hecho ajustes para la concordancia de la historia, por su atención gracias.

    *Como dije, cambié información así que sí, en esta historia SC se encuentra en el polo unida a la fábrica y representa la casa de Norte más no el pueblo original.

    **Recordemos que el hombre tiene un habla mocha, por favor, jajaja.

     
    Última edición: 7 Agosto 2016
  11. Threadmarks: Capítulo 10
     
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    847
    2/4

    Entrada la noche los Guardianes faltantes arribaron a Santoff Claussen seguidos de Hiccup montado en Toothless, Mérida, Rapunzel y Gea. Saludaron, entre abrazos, sonrisas y pequeñas palmadas en la espalda, a Jack antes de posicionarse cada uno en un lugar de la gran mesa.

    Los duendes correteaban gustosos por el lugar jalando algunos adornos, abrazándose a piernas, jugueteando con platos de golosinas que algunos yetis habían dejado a su alcance o, simplemente, se posicionaban en el regazo de Norte para jalar su barba. Frost en un momento se preguntó cómo es que esas pequeñas criaturas seguían viviendo ahí si realmente no hacían nada, pero toda pregunta se respondía con sólo mirar los ojos de Nick. El hombre a simple vista parecía ignorar a esos revoltosos y los dejaba caer cuando se movía pero, en realidad, si dejabas de ver y comenzabas a observar con detenimiento fácilmente te podías dar cuenta de otra cosa…

    La manera en que a veces les acariciaba la espalda de modo cariñoso o desviaba la mirada con levedad sólo para comprobar que el golpe —por caída, descuido o leve pelea— no había lastimado en realidad a alguno. Sus ojos… Jack realmente adoraba ver a Nicolás a los ojos por lo expresivos que eran, esos ojos destilaban amor puro.

    Amor paternal.

    Un amor que Jack Frost deseaba que fuese dirigido a él también.

    Y dolió.

    Y quiso llorar.

    Y dolía cada vez más.

    Porque todos ellos eran familia. Lo fueron desde siempre…

    No como él, no como al Jack que le costó trescientos años entender que a veces la vida no podía darte todo en bandeja de plata.

    Y Jack quiso salir de ahí. Porque todos hablaban, reían, comían… convivían… no sólo como amigos de años sino como algo más íntimo. Algo en lo que él no se sentía perteneciente.

    Porque Frost podía tener 309 años pero seguía sintiéndose como un niño que añoraba el calor del abrazo de una madre o el incondicional apoyo de su hermana pequeña. Suspiró y quiso apartar de su mente todo eso. Pero no pudo y el nudo en su garganta sólo era un recordatorio de que no debía confiarse por más seguro que se sintiera en el momento.

    Recordó a Jamie y Sophie, recordó a Pippa y a los demás… recordó a todos esos niños humanos sonriéndole, abrazándolo… haciéndolo parte de su familia sin siquiera habérselos pedido.

    Y deseó.

    Deseó desde lo más profundo de sí, el estar con ellos en esos momentos.

    El abrazar a la pequeña Sophie mientras Jamie le daba una taza de chocolate frío porque "Lo siento, Jack" le dijo cuando él le comentó que se había lastimado la lengua cuando ingirió un poco de la bebida antes de llorar en el cobertizo ese mismo día "olvidé que no soportas el calor, pero no te preocupes, este diablillo" añadió señalando a su hermanita "y yo nos encargaremos de hacer de este un lugar cómodo para ti también"

    Hablando con sinceridad Jack se sentía confundido, hacía mucho que no se sentía sofocado de aquella manera.

    Hacía mucho que no tenía el deseo de huir.

    Entonces… ¿por qué?, se quiso preguntar, ¿por qué hoy?, ¿por qué ahora?

    Negó, mentalmente, antes de regresar su atención a la mesa y ver cómo Gea reñía bromistamente a Norte por reír aún con rastros de comida en su boca. Escuchó las risas y palabras volar por todo el ambiente.

    Y sonrió, pese a no querer hacerlo.

    Porque todos ellos amaban que él sonriera, Jack de eso estaba seguro, así que lo hizo. Por ellos… porque siempre serían ellos. Jack nunca haría nada que los lastimara. De verdad, nunca.

    Meme lo miró interrogante, a él y su plato de comida aún lleno, así que él negó y susurró un "Comí con Jamie". Sabía que Sandy no le creyó del todo pero agradeció cuando el hombre de arena giró su atención de nueva cuenta a lo que Rapunzel le decía.

    Jack cortó un poco más de aquella carne en su plato antes de mirar a Bunny.

    Y recordó aquella lejana noche donde el conejo de pascua había ingresado a su habitación para charlar con él.

    Y recordó cómo lo abrazó después de haber llorado.

    Y saboreó la calidez del momento en su mente como si la estuviese viviendo ahora.

    "Todo estará bien, Jack. Nunca lo olvides" le había dicho.

    Y volvió a mirarlo con la misma intensidad antes de desviar la mirada, aún con su tiesa sonrisa, al darse cuenta de que Áster estaba girando la cabeza en su dirección.

    "No, Bunny" quiso decirle cuando llevaba un bocado de carne a su boca "nada está bien. Nunca está nada bien conmigo, creo que eso es algo que tú y todos tienden a olvidar".

    Áster lo observó largo rato. Jack lo ignoró todo lo que pudo.

    Y Phil, desde la entrada del comedor, no pudo evitar pensar que: "Oh, demonios. Todo esto terminará tan mal"
     
  12. Threadmarks: Capítulo 11
     
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    706
    3/4

    Nicolás Norte miró con tristeza a Jack partir.

    *

    El hombre en realidad esperaba que el duendecillo del invierno se quedara a dormir en la habitación dentro de Santoff Claussen pero supo, cuando la cena terminó y sólo quedaron los Guardianes en aquella mesa, que algo estaba mal y hoy no sería una noche tranquila donde su familia simplemente iría a recostarse en las habitaciones en las que Nick tanto había trabajado hace tiempo.

    —¿Cómo que no te quedarás? —había preguntado confundido él.

    Jack lo miró y negó aún sonriendo levemente.

    —Necesito ver mi lago, ya sabes, hace mucho que no me quedo en él.

    Dispuesto a irse Jack se acercó a su cayado mas Bunny se lo impidió. El pooka cruzó sus patas por sobre su pecho e irguiéndose en su totalidad miró hacia abajo a Frost.

    —Tú no te irás de aquí, Frostbite. No hasta que hablemos.

    —¿Hablar de qué? —respondió receloso.

    —Algo está mal, Jack —siguió—. Y no quieras ignorar el tema fingiendo que- ¡Hazme caso cuando te hablo, Frostbite! —regañó Áster.

    —No tengo que hacer caso de nada porque no existe tema alguno del cual debamos hablar —refutó el chico tratando de rodear el gran y peludo cuerpo para tomar su cayado. Bunny, sabiendo de sus intensiones, tomó lo mencionado mientras lo alzaba por sobre su cabeza.

    —No te hagas el tonto, Jackson.

    Y Frost miró a todos con la boca apretada.

    Y todos se dieron cuenta de lo que había sucedido.

    Y Bunny bajó el cayado y quiso acercarse al chico.

    Pero Jack no se lo permitió y le dio un manotazo que le hizo arder su propia mano.

    Porque todos recién comprendieron cómo había sonado aquél regaño. Para cualquiera ajeno a los Guardines esa simple oración no representaba más que una pequeña riña, pero para ellos era algo mucho más.

    Nadie llamaba a Jack, su Jack, como Jackson.

    Porque Jackson traía consigo recuerdos, momentos que todos querían olvidar. Momentos como:

    "Ese chico ingrato no debería siquiera haber revivido" Había dicho Bunny una vez.

    "Es sólo un pequeño ребенок, este mundo es muy grande para que esté solo" Norte dijo.

    "Pobrecillo niño, solo en un mundo inmortal" Tooth mencionó.

    Y Sandy, pese a haber estado en contadas ocasiones con él nunca permaneció lo suficiente a su lado.

    Bunny hizo el ademán de volver acercarse.

    —¡No me toques, grandísimo asno! —lloró Jack, dándole otro manotazo y alejándose.

    Lloró.

    Jack estaba llorando.

    Áster soltó el cayado e intentó acercarse el espíritu del invierno tal y como los demás.

    —Jack- Snowflake —se interrumpió Bunny—. Yo no quise que sonara como lo hizo, Frostbite, simplemente quiero- queremos saber qué es lo que ocurre. ¿Qué pasa, compañero? Puedes decirnos-

    —¡No puedo! —lloró Jack sin dejarse atrapar—. ¡Eso es algo que no comprenden nunca!, ¡no puedo!

    —¿No puedes qué, Jackie? —cuestionó Tooth con los ojos repletos de lágrimas contenidas.

    —No puedo ser lo que ustedes esperan de mí —sollozó—. ¡No sé ni qué esperan de mí!

    —дорогой ребенок… —comenzó Norte.

    Y Jack se rompió.

    Porque dolía.

    Demonios cómo dolía.

    Porque ese simple mote cariñoso no hacía más que recordarle que no. Jamás Norte lo vería como su hijo.

    Phil fue el único en reaccionar, tomó el cayado olvidado e ignorando a todo lo demás, se lo lanzó a Jack. Éste lo tomó en el aire e hizo que el viento abriera bruscamente el gran ventanal.

    —Déjenme solo, ustedes parecen ser los mejores en hacer eso —habló aún con lágrimas congeladas en sus mejillas, con el cuerpo temblando y los ojos brillantes de dolor.

    *

    Nicolás Norte siguió mirando el mismo punto lejano donde su pequeño había desaparecido. Bunny tenía las patas en forma de puños mientras Meme abrazaba a una llorona Tooth.

    Finalmente volvió su mirada hacia Phil dispuesto a decirle todas aquellas palabras groseras que recordaba. Pero el yeti lo miró, y Nick entendió con sorpresa, que su más viejo amigo estaba no sólo enojado… parecía más bien decepcionado.

    Y Norte supo, con ese simple gesto, que esa noche Jack Frost no sólo los había dejado, esa noche Jack Frost había decidido abandonarlos.
     
    Última edición: 7 Octubre 2016
  13. Threadmarks: Capítulo 12
     
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    68
    4/4

    Manny brilló, desde lo más alto del cielo, con tristeza.

    "Cuántas cosas perdemos por el miedo a perder" se dijo mientras buscaba la solitaria figura de Jack volando en dirección a Burguess antes de perderlo de vista por completo.

    Porque, tristemente, el chico tenía razón: en lo único en lo que parecían realmente buenos era en dejarlo solo.
     
  14. Threadmarks: Capítulo 13
     
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    136
    Dear thirteen

    XIII

    Sentado en la fría tierra ajeno a lo que acontecía en el mundo exterior, Pitch se restringió a cerrar los ojos nuevamente cuando un tenue rayo lunar ingresó a su guarida como si buscara algo o a alguien.

    —El miedo es la más grande discapacidad de todas, viejo amigo, y sin embargo es también la más cercana y hermosa expresión del verdadero ser de una persona que intenta sobrevivir.

    Black rió. Manny se retiró.

    Ya que pese a la debilidad que su esencia seguía teniendo, él sabía que jamás dejaría de existir ni ahora ni nunca y sólo era cuestión de esperar. De ser paciente y saber cuándo regresar.

    Además de idear la mejor forma de hacerlo.
     
  15. Threadmarks: Capítulo 14
     
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    307
    Dear fourteen

    XIV
    Hiccup no entendía, no se molestaba ni en fingir lo contrario. Toothles miró a su dueño y se acurrucó un poco más cerca de su jinete, comprendiendo a su manera cómo Otoño se sentía.

    Ellos habían muerto jóvenes, y si bien es verdad que poseyeron figuras paternas muy distintas por un tiempo relativamente largo —dependiendo de cómo se contasen los años, si humanos o draconianos—, no lo representaron en su totalidad. Hiccup jamás se acercó tanto a Stoick sino hasta después de haber perdido su pierna y ni así fue una relación tan cercana. Cuando Stoick el Vasto murió, su joven jinete tuvo que tomar las riendas de un pueblo entero y ni así se le permitió sufrir la pérdida de su padre.

    Por lo cual Toothles tampoco entendía ni se molestaría jamás en fingir hacerlo, tal y como su dueño.

    Ni jinete ni dragón podían llegar a entender jamás cómo es que Manny se había vuelto el padre adoptivo de todos aquellos guardianes ni cuánto les dolió a estos saber que esa figura que por tanto tiempo respetaron estuvo a punto de quitarles algo muy preciado.

    Sentado en el campo, Hiccup y Toothles miraron a la luna brillar con melancolía.

    —Al fin y al cabo, inmortal o no, el miedo nos hace ser los seres más irracionalmente peligrosos, ¿no es así, Manny? —cuestionó el joven hombre a la nada.

    Y allá en lo más alto del cielo estrellado, El Hombre de la Luna, se limitó a brillar. La 'joven' estación suspiró una vez más con la preocupación evidente en su rostro mientras se paraba y montaba a su dragón con los hombros tensos por la falta de sueño.

    Hoy se cumplía ya un mes desde que Jack se había ido.
     
    Última edición: 21 Agosto 2016
  16. Threadmarks: Capítulo 15
     
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    Dear fifteen

    XV
    Jamie suspiró sabiendo que algo malo había ocurrido cuando Jack no se presentó ese día de Pascua en su casa tal y como habían acordado; primero pensó que todo había vuelto a ser obra de Pitch mas cuando Áster y los demás se presentaron en su habitación a la mitad de la noche su ideología cambió.

    Esa noche, recuerda él, gritó todo lo que quería decir. Tan fuerte que Meme se vio en la necesidad de dar golpes de arena especiales a sus padres para evitar que despertasen; Sophie llegó una vez que la habitación se silenció.

    "Son unos completos tontos, tal vez no piense eso mañana pero hoy sí" había dicho el chico al final de su griterío, su hermanita lo sabía porque fue lo último que escuchó desde el pasillo antes de girar el pomo de la puerta y mirar a los Guardianes dentro de la habitación.

    Pese a tener ya ocho años la niña seguía durmiendo con su conejito de peluche y eso, en cierta forma, relajó a Bunny quien era el más estresado de todos ellos.

    —Jack nos cuenta de todo tanto como a ustedes —habló pesadamente, tal vez por el sueño, tal vez por la tristeza—. No sabemos dónde puede estar pero si se fue sus razones tuvo.

    —Razones muy infantiles —dijo Áster.

    —¿Por qué? —interrogó la niña al darse cuenta que su hermano mayor sólo se limitaba a estar sentado en silencio sobre su cama con los brazos cruzados sobre su pecho.

    —Huir por no querer decirnos qué sucede, hacer una rabieta por errores del pasado que ya no deberían afectar al presente-

    —Pero lo hacen —interrumpió Jamie al pooka—. Hablar sobre cómo deberíamos avanzar y dejar de vivir en el pasado es más fácil decir que hacerlo; se puede y es lo más recomendable siempre y cuando se apoyen.

    —¡Lo hacemos! —intervino esta vez Tooth—. Nos apoyamos los unos a los otros como la familia que somos; repartimos nuestros tiempos para pasar tiempo con Jack. Hacemos comidas o pequeñas excursiones para hacerle saber que puede contar con nosotros.

    —¿De verdad? —preguntó Sophie abrazando su peluche.

    —Por supuesto —habló Norte mientras Sandy asentía.

    —¿Jack lo sabe? —Jamie se irguió mientras sus manos pasaban a jugar con la funda de su almohada.

    —¿Cómo que-? ¡Por supuesto que lo sabe, compañero! —Bunny afirmó.

    —Tal vez ustedes dan por sentado que Jack sabe muchas cosas cuando no es así —el niño los miró—, tal vez ustedes dan por sentado el que él sepa que pertenece a una familia, que puede contar con ustedes sin importar nada y vivir todo aquello que se le arrebató.

    El pooka hizo el ademán de responder pero el adolescente prosiguió.

    —Jack vivió solo durante mucho tiempo y todos lo sabemos, cuando Pitch le empezó a robar los recuerdo es que nos dimos cuenta de cuán importante era en realidad Jack en nuestras vidas y lo atemorizante que era el imaginarnos su falta de presencia en ella ahora que habíamos probado un poco de su carácter. Ustedes antes que nosotros.

    Tragó saliva y bajó la mirada.

    —Tal vez ustedes experimentaron de primera mano eso pero es más complicado para nosotros, ¿saben? Ustedes vivieron el proceso, nosotros sólo vivimos el resultado; somos niños aún hasta cierto punto (Sophie casi por completo) y el saber que él había pasado por todo eso sin que nosotros lo supiéramos nos dolió.

    Levantó la mirada para mirar directamente a Santa.

    —Al inicio pensamos actuar normal, Pippa y los demás acordamos no mencionar el tema a menos de que fuera estrictamente necesario; dejamos las cosas seguir su curso y casi cometemos el error de ustedes. Fue Sophie… —desvió la mirada a su hermanita, quien seguía abrazando al peluche sin ver a nadie más que a la ventana— fue su inocencia la que evitó eso.

    —¿Cómo, Jamie? —habló Tooth.

    —Nosotros siempre buscamos razones para todo, es normal conforme creces, razones más lógicas y que a todos nos puedan gustar, sin embargo perdemos aquellas preguntas inocentes de niños, preguntas que tienen respuestas tan simples. Nosotros nos preguntamos siempre por qué Jack estaba triste… y fue Sophie la pensó diferente, la que no quiso saber el por qué. Ella sólo sabía que Jack estaba triste y simplemente actuó.

    Santa miró al Hada de los Dientes entendiendo rápidamente el punto al que querían llegar.

    —Lo que tratas de decir, querido —dijo Tooth—. ¿Es que Jack simplemente pensaba que hicimos todo eso porque nos sentíamos obligados debido a que lo dejamos solo antes?

    —Sí.

    —¡Es imposible! —gruñó Áster—. Ese… ese pequeño duendecillo no puede- ¡Es inaceptable!

    Nadie dijo nada, Bunny se limitó a saltar alrededor de la pequeña habitación más dolido que enojado.

    —Pero lo es, Bunny —suspiró Norte—. Lo es.

    —Jack dijo que éramos su primera familia desde que se hizo inmortal —habló Sophie, Meme la miró antes de generar la interrogante con su arena, la niña sonrió al tocarla.

    Los hermanos Bennett procedieron a explicar el día anterior, el chocolate, la plática… todo.

    Bunnymund dejó caer sus apéndices duramente contra su cráneo.

    —Somos iguales a Manny —dijo antes de salir por uno de sus agujeros.

    .

    Aún ahora Jamie se pregunta si la plática hubiese terminado así si simplemente hubiera dicho un "Espero que lo encuentren" desde el inicio; no se arrepiente. Lo hecho, hecho estaba ya.

    Dio vuelta en la esquina de la calle que conducía a su casa y lo vio.

    A Jack.

    Sentando en la acera con Sophie, más ojeroso y triste desde la última vez que lo vio. Casi dejó caer la mochila cuando corrió en su dirección.

    Un mes…

    Un maldito mes con tres días desde que supo algo de su amigo… de su hermano.

    —Hey… —saludó Jack.

    Pero Jamie lo ignoró y se arrojó a abrazarlo. El espíritu quiso reír.

    —Nunca más —habló Jamie temblorosamente—. Nunca más te vayas sin decirnos algo, Jack… yo pensé- Tú- Un mes… —sollozó— ni una visita… nada. ¡Diablos, Jack! Tenía tanto miedo de que no volvieras…

    Frost sintió la garganta cerrársele.

    —Estoy aquí, Jamie… Yo —dudó pero tragó saliva y lo dijo— es-estoy en ca-casa.

    El chico de cabello café rió entre lágrimas, Sophie sonrió también.

    —Bienvenido, Jack.

    —Tú siempre eres bienvenido —añadió la niña—. Eres un Bennett honorario —rió.

    —Eso se escucha tan importante —bromeó el de ojos azules.

    —¡Lo es! —rió la niña—. Un puesto importante para un persona importante.

    Jack reprimió las lágrimas que pugnaban por salir y asintió.

    —Ustedes también son mis personas importantes, Sophie.

    —¿Bunny y los demás saben-? —cuestionó Jamie mientras se incorporaba y ayudaba a Jack a hacer lo mismo, el espíritu negó.

    —No me siento preparado.

    Sophie miró a su hermano y asintió.

    —Entonces entra a mi cuarto, Jack "Bennett honorario" Frost —dijo el niño—, para evitar que alguien te vea.

    Jack sonrió agradeciendo.

    Una vez instalados en la pequeña habitación el mayor de los hermanos Bennett pensó lo difícil que era tener una familia, sin embargo, él sabía que no la cambiaría por nada. Se acercó a la ventana para cerrar las cortinas y pensó, mirando al cielo, lo grandioso que sería el que todos entendieran esto y dejaran de lastimarse los unos a los otros.
     
  17. Threadmarks: Capítulo 16
     
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    Amistad
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    Dear Sixteen

    XVI
    Norte había olvidado lo divertido y gratificante que era el ejercer su trabajo como Guardián y Santa desde hace varios años; olvidó los rostros brillantes de los niños al bajar la mañana de navidad para abrir sus regalos. Inclusive olvidó a aquellos que esperaban despiertos su llegada antes de sucumbir inevitablemente ante las arenas de Sandy y no lograr su cometido.

    Norte olvidó todo eso en detalles mas sí recordaba su esencia. Él sabía que situaciones así sucedieron pero no podía recordar quiénes eran los niños ni cuál fue su posterior actuar para con ellos. Simplemente los olvidó.

    "Porque los detalles pueden olvidarse sin embargo los sentimientos en sí no" le había comentado él una vez a Bunnymund cuando recién iniciaba su vida como un ser inmortal.

    Sólo que, sin quererlo, Nicolás había terminado hasta por olvidar esos sentires.

    Todo trabajo. Día tras día.

    Fue Jack quien, sin esperarlo, cambió su actuar un poco por la rebeldía del mismo.

    Fue Jack quien, sin saberlo, le hizo recordar qué era realmente lo divertido de ser quien era.

    Fue Jack quien, inevitablemente, logró hacer de ellos una familia.

    Y sin Jack, Nick sabía, podían seguir siendo lo que representaban desde hacía unos años a la fecha pero… ¿por cuánto tiempo? No volverían a ser jamás los mismos.

    Sería fácil al principio el reunirse a comer y convivir, sin embargo, conforme el tiempo pasase, volverían a lo que fue antes del espíritu del inverno: Guardianes dedicados al trabajo. No familia.

    Por eso se sentó en frente del gran ventanal de Santoff Claussen donde vio a Jack partir, en el suelo y con un vaso de ponche ligeramente alterado por una pequeña porción de licor el gran hombre se dedicó a ver la luna.

    —Un hijo, Manny —Nick habló—, es de los regalos el mejor que dar a una familia pueden… pero es gracioso, amigo mío, qué tan fácil es lastimarlos.

    Allá en el cielo, Santa pensó, Manny lo observaría con su ojos llenos de incertidumbre.

    —No puedo decir que acepto —siguió— lo que dispuesto a hacer tú estabas con Jack. Pero comprendo, ¿da? Ser padres no es fácil pero Jack… Jackie te quiere… el pequeño ребенок nos quiere. Y duele, mi amigo, duele mucho entender que pese a años pasar juntos él no entiende que lo amamos.

    Su voz se quebró y el alcohol ingerido si bien no le afectaba mucho sí que lo hacían reflexionar cuestiones diversas.

    —De-debemos decirle —inquirió luego de varios minutos de respiraciones dificultosas— lo que ocurrió, ¿da? Porque… —tragó saliva— porque…

    "Porque no tenemos razón alguna para tener miedo, Manny, pero es ahora que entendemos cuánto anhelamos protegerlo que deseamos hacer de ese tormentoso año una pesadilla que jamás pasó" quiso decirle más no pudo.

    Pero Manny brilló, no se acercó a tocarlo... sólo brilló.

    Y Nick, desde el frío suelo, entendió.

    "No cometas el mismo error que yo" pareció decirle.

    Aceptando, Santa suspiró.

    Era hora de una reunión.
     
  18. Threadmarks: Capítulo 17
     
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    Dear seventeen

    XVII

    Esa noche la aurora boreal brilló, Jack sabía, desde Santoff Claussen. Lo vio desde la ventana en la habitación de un durmiente Jamie.

    Verdad era que no se sentía completamente listo para hablar con sus… amigos, mas tampoco podía simplemente ignorar la situación. Él sabía perfectamente que eso no arreglaría nada por más que desease que así fuera, Bunny le había enseñado eso.

    Ese mes habían servido para terminar de comprender muchas cosas de las que había estado huyendo inconscientemente, entre las principales estaba la necesidad de ayuda. Pues sí bien nunca se le fue ofrecida no quería decir que en realidad no la necesitara.

    También entendió que Pitch seguía ahí y que jamás se iría, lo cual en realidad no era algo realmente malo debido a que, irónicamente, era imposible para cualquier ser existente saber apreciar de todo aquello con lo que se goza sin tener el miedo de perderlo. Como él.

    Aunque vivir una vida con miedo tampoco era algo bueno.

    La vida, Jack pensaba, era realmente complicada cuando te ponías a analizarla.

    Así que sin hacer ruido salió por la ventana.

    Porque pese a no sentirse preparado Jack entendía que jamás llegaría a estarlo y el tiempo, por más que le doliera al chico, sólo lo hacía dudar más.
     
  19. Threadmarks: Capítulo 18
     
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    Dear fairy I

    XVIII

    Rapunzel abrazó a Eugene mientras observaba a Toothless juguetear con Hiccup, sonrió provocando que el suelo bajo sus pies brillara hasta donde se encontraba Otoño. Éste, sin preocuparse realmente, siguió jugueteando con mayor ímpetu al sentir cómo sus fuerzas aumentaban gradualmente.

    Mérida bajó de su caballo y se encaminó a sus amigos, haciendo que flores salvajes pero hermosas crecieran detrás del suelo que pisaba. Se acercó a la feliz pareja del Verano y tomó asiento para mirar al jinete con su dragón, disfrutando de ese tiempo en donde la armonía entre estaciones se podía sentir.

    Gea, desde lo alto de su castillo Tierra Infinita, vislumbraba a sus hijos mientras —en alguna parte de su ser— la Madre Tierra podía sentir cómo el menor de todos ellos dejaba fluir su tensión y nerviosismo. Jack había sido especial, humano e inmortal por igual.

    Por eso calló ante los demás cuando éste vino a su casa a refugiarse. Casi hizo caso omiso a las súplicas de Manny cuando éste solicitó su ayuda para encontrar a ese escurridizo duende, fingió búsquedas exhaustivas junto a sus demás hijos para calmarlo a él y sus Guardianes mientras sabía que Jack permanecía acostado en una de las habitaciones de su castillo.

    Gea, por primera vez desde su existencia infinita, se comportó de una manera sobreprotectora con el duende.

    —Espero —habló al viento sabiendo que éste le harían llegar sus palabras al espíritu invernal— que al fin, todo termine.
     
    Última edición: 7 Septiembre 2016
  20. Threadmarks: Capítulo 19
     
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    599
    Dear fairy II

    XIX
    Bunny irguió sus apéndices —después de mantenerlos aplastados contra su cráneo por casi una hora en donde Norte había comenzado a hablar más trabado de lo normal debido al alcohol ingerido con anterioridad— y giró su cabeza a la puerta donde Phil hizo acto de presencia.

    Movió su nariz captando ansiosamente ese olor tan singular que había dejado Santoff Claussen hacía ya un poco más de un mes.

    Jack, pensó, Jack, Jack, Jack.

    Sorprendiendo al propio Frost, a sus amigos y hasta a él mismo, Áster se precipitó hacía la puerta y capturó al espíritu del invierno en un gran y peludo abrazo justo cuando éste ingresó a la habitación.

    Jack, repetía en su mente mientras ignoraba los empujoncitos nerviosos de sus amigos para tratar de liberar al chico y abrazarlo ellos, Jack, Jack, Jack.

    Todos esos largos discursos repletos de regaños pero motivaciones en partes iguales murieron en su garganta dándole paso a algo que no había sido pronunciado desde ya hacía un tiempo. Y no porque no existieran las oportunidades, sino, porque Bunny creyó que jamás volvería a ser necesario.

    —Lo siento —susurró el pooka, Jack se dio cuenta de que en realidad estaba conteniéndose para evitar que su voz se quebrara—. Lo siento, Frostbite.

    —Bunny… —comenzó Tooth.

    El pooka se separó y llevó sus patas a los hombros del chico.

    Delante de él no tenía a un bebé ni niño ni un adolescente o a un adulto, mucho menos a un anciano. Delante de él estaba Jack, ese Jack que sabía combinar todas las cualidades de un ser vivo en sus cinco etapas para bien o para mal. Ese Jack. Su Jack.

    Su familia.

    —Eres familia, Jackie —dijo— nuestra familia. Esta familia tan disfuncional pero que sabe adaptarse, esta familia que no quiere lastimarte y sin saberlo lo hace. Esta familia que te ama —aclaró su garganta y apretó un poco más el agarre mientras proseguía para evitar que el chico hablara—. Lo siento, Snowflake. Lo lamentamos en serio.

    Negó levemente, antes de dejar caer sus apéndices contra su cráneo nuevamente.

    —Sentimos no darnos cuenta de todo lo que ocurría en tu cabeza. Sentimos ser como Manny.

    —Bunny… —inició Frost.

    —No, Jack —le silenció Áster—. Nos hicimos a la idea de que Manny tenía la culpa de todo (pese a cargar con la mayor parte) y nos limpiamos las manos fácilmente sin darnos cuenta de que con nuestro silencio sólo logramos el que te cuestionaras tu estadía. Y sí Jack, nuestro deber es cuidarte porque es una obligación con la que cargamos todos nosotros —tragó saliva—. Una obligación por lástima hacia nosotros no hacia ti.

    El conejo sintió la mano de Santa en su espalda, dándole así un apoyo silencioso de todos ellos para continuar.

    —No te procuramos sólo por una obligación laboral al ser Guardianes, Frostbite. Te procuramos porque te amamos.

    Sintió al duendecillo del invierno temblar.

    —Es por eso que necesitamos hablar —dijo Tooth—. Somos familia, cariño.

    —Familia —repitió Norte— es cuidarse los unos a los otros, amarse con sus respectivas singularidades —Sandy asintió mientras formaba en sus arenas a todos ellos conectados al Jack dorado por lo que parecían ser lazos.

    —Y nadie era familia, compañero —agregó Áster— hasta que tú llegaste a nuestras vidas.

    Phil sonrió mientras se retiraba de la habitación.

    El primer paso, pensó el yeti, es el de la aceptación.
     
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