The Walking Dead Reo [The Walking dead]

De la segunda temporada, una cronica desde otro personaje al encuentro con los protagonistas

Diez meses dentro de esa trinchera entre tanta incertidumbre y pena, haciéndonos tantas preguntas y suponiendo más, intentando entender que era lo que ocurría haya afuera, temiendo que nos hubieran abandonado, como la escoria que se nos consideraba.

Cumplía una condena, malas decisiones con impulsividad, combinadas con desdén por la vida de otros y por la propia, ¿Por qué me importaría la vida de otros, si los otros no sé interesaron por la mía?, aún mi mente recuerda la adrenalina que producía el estar allí, la imponente fuerza que ejercías sobre otros con un arma de fuego en las manos.

Tiempo atrás había estallado un motín en medio de la oscuridad de la noche, se me hela la sangre al recordar aquel grito que desgarró la noche en que comenzó todo. Aquel día de forma indiscriminada se comenzó a disparar, algunos de nosotros parecían posesos arremetiendo con brutalidad y violencia sin igual contra todo aquel que se ponía enfrente, era excesivo, aterrador incluso para un lugar lleno monstruos como lo es una prisión.

A varios de nosotros un guardia nos arrojó a una de las habitaciones, eran un buen tipo, no era un maldito golpeador como los otros custodios, algunas veces pudimos cruzar algunas palabras, le lanzó un arma a mi compañero que sorprendido la tomó en sus manos y salió corriendo de allí. Ahora que sé que el mundo se fue al diablo siento lastima por el pobre diablo y además de cierto respeto por qué habernos salvado.

Nos encontramos a unos civiles dentro de la prisión, tenían a un hombre con la pierna mutilada que gritaba mientras esos alaridos que se filtraban en la pared eran más intensos. Uno de ellos trae un uniforme de alguacil, nos explica que el mundo se acabó, que la mayoría de las personas están muertas, es difícil no entrar en schock, la mala alimentación hace que sienta que casi me derrumbo y mi garganta se cierra es hasta este momento donde pienso lo que he perdido, todo aquello que desprecié por tanto tiempo, mis padres que odiaba, mis hermanos que me detestaban, eran fuertes bofetadas que me gritaban al rostro reclamando el por qué las cosas no fueron distintas, mis compañeros hablan sobre sus familias el amor que si existía en ellas, intentando lidiar con la tragedia que implicaba que la única esperanza que tenían en el exterior hubiera perecido con todo.

Salimos y ese paisaje yermo, tétrico y post-apocalíptico parece sacado de la peor pesadilla, el solo parecía agonizante como el mismo mundo, criaturas atroces rondaban por todos lados produciendo gemidos ahogados entre sus cuerpos podridos, el aire huele muerte y soledad, impera la cruel ironía en este nuevo mundo que aquello que nos mantenía reclusos ante un mundo que nos temía, ahora nos refugiará del verdadero terror que ahora se vive afuera.