Regalo. Y qué si era navidad, ella no le daría nada, estaba fastidiada de ser siempre ella la tonta que eligiera un regalo y ser la única en recibir la respuesta: "Gracias, pero yo... Eh... No sabia que comprarte". Había usado esa respuesta casi todos los días posibles: Aniversarios, meses cumplidos, San Valentin, ¡Incluso su cumpleaños! Si aunque fuera capaz de regalarle algo -Aunque no sea el regalo perfecto- algo que le demuestre que la ama, ni le importaría que fuese un dibujo echo por él, o un poema con mala ortografía, sólo desea una muestra de cariño. "¿Es qué acaso soy una materialista?"Pensaba mientras escondía su cara debajo de la bufanda, mientras esquivaba gente en las calles sobre pobladas de Tokio. 24 de Diciembre, a la medianoche estaría en la casa de su novio y estaba segura que cenarían un pote de arroz con sake. Suspira. A pesar de su enojo, no puede hacer nada. Si quisiera quejarse realmente tendría muchas cosas más importantes, pero lo ama y no hay razón de seguir enojada, y menos en Navidad que era la noche de los amantes. —¡Estoy en casa! Nadie contesto. Fue para el comedor y encontró una nota que resumidamente decía: "Bleh, Bleh, Bleh. Llegaré tarde, mamá llamo para preguntarme si la ayudaría a grabar un programa ¿Qué idiotez no? Bleh bleh bleh... Si puedes prepara la cena bleh, bleh, bleh". Escribió tan vagamente que parecía que en vez de firmarle como 'Inuyasha' se leía 'Izaskla'. Respiró. 1... 2... 3... Tranquila. Hizo el arroz, puso la mesa y tiro por la ventana esas luces horrorosas que cantaban esa canción chillona de 'Navidad, Navidad, Dulce Navidad'. Silencio, dulce silencio. Bebió una copa de vino y puso el regalo que finalmente decidió comprar para su novio, en la mesa justo en frente de su lugar vacío. Vio el reloj, 23, 45. Maldita aguja larga que se acercaba amenazante al 12 para indicarle que serían los primeros segundos de navidad y los pasaría sola. 15 minutos, 15 minutos, 15 minutos. 10 minutos le tomó para emborracharse, y solo 3 copas de vino. —¡Tonto! ¡ Estúpida Navidad! ¡Sola como un perro en el día de...! No sé, ¿De los gatos? Ugh. Escuchó la puerta abrirse y una silueta acercarse. Lo supo, era el abandonador de su novio. Se paró tambaleante y no pudo soportar gritar antes de que él le preguntara cuanto había bebido, cosa que notaría en cuanto escuchara las sandeces que escupiría: —¡Eres un idiota! ¿Crees qué es divertido estar sola bebiendo? Pues no, apestas y tu vino barato también, ¡Grabarle un programa a tu madre, mis pantalones! Tú madre sabe usar la grabadora... ¿Es que no me quieres? Comenzaron a salirse lágrimas de sus ojos y su novio tratando de dejar de estar atónito, intentó acercarse a ella. —¡Veté con Miroku y sus mujeres! ¡Seguro ellas pueden beber más que yo y no estar así! Tonto... La abrazó un segundo, la había visto borracha bastantes veces pero aún no se acostumbraba. — Suéltame. —No, eres una tonta que piensa lo peor de mi, cuando trato de hacer algo bueno— Metió su mano en la bola que llevaba mientras que con la otra sostenía a Kagome- Toma. Por un segundo el mundo dejó de moverse y se fijó en ese paquete mal envuelto sobre la mano de Inuyasha. ¿Acaso se había caído por la ventana en su borrachera máxima y ahora estaba teniendo alucinaciones mientras le salía espuma por la boca? —¿Qué es?—preguntó tímidamente mientras no bajaba la mirada castaña de ese regalo. — Ábrelo, averígualo y deja de gritarme. No tuvo que decir más ya que le arrancó el paquete de la mano antes de que se diera cuenta, y cómo una niña pequeña rompió todo el papel. —Me ayudó mi madre. No te burles, hice lo que pude y la tuve que terminar justo antes de venir. Era un intento de bufanda tejida a mano. Tenía como seis colores distintos que ni siquiera combinaban entre sí, era demasiado larga, lo suficiente como para colgarte y tenía puntos sin cocer. Pero el amor es ciego y tonto. —La amo—Soltó y trató de envolver esa cosa a su pequeño cuello—. No combinará con nada de lo que tenga pero la usaré siempre. El tonto de su novio la acompaño con el sonrojo de su cara y tratando de ocultarlo, la abrazó. —Te amo, Inuyasha. Feliz Navidad. —Yo también, Kagome. Feliz Navidad. En este momento Kagome se estaría arrepintiendo de haber elegido en comprarle calcetines en barata, mientras juraba seguir escuchando el sonido de las luces navideñas que la acosaban. __________________________________ No sé es raro, nunca escribí algo de navidad, y menos así como que re tierno (?) ndsjfnldsnfklds, no sé ojala les haya causado gracia y les guste, critiqueenlo y amenlo o odienme C: FUCK THE PEOPLE, GOODBYEEEEEEEEEEEEEE °Q°!