Reflejos de un recuerdo

Tema en 'Relatos' iniciado por Claris T, 19 Julio 2014.

  1.  
    Claris T

    Claris T Iniciado

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    16 Julio 2014
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    Escritora
    Título:
    Reflejos de un recuerdo
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3643
    Reflejos de un recuerdo.

    Imágenes borrosas, cortas y mudas invaden mi cabeza, no sé que son, no sé qué significan, no sé si son importantes, en realidad no sé nada, a decir verdad ni mi nombre ni quién soy. Con una mente vacía lo único que puedo llegar a pensar es que tales imágenes son fragmentos de mis memorias, todavía no logro encontrar un sentido entre ellas.

    {Estoy corriendo en un bosque, huyendo, algo me persigue, no logro ver que o quien es, giro uno y otra vez vigilando su posición mientras a la vez intento esquivar los múltiples arboles que se interponen en mi camino. Estoy cansada y sudada, mi ropa esta sucia y rasgada por todos lados, he tropezado un par de veces pero siempre me levanto, no me detengo, necesito huir, se acerca con velocidad.}

    Llevo horas, días, meses, quizás años en medio de la nada, un espacio vacío, negro e infinito ocupado por una bombilla flotante, un espejo y yo. No hay paredes, no hay techos, y no estoy segura de que sobre lo que este caminando sea un piso, ni siquiera creo que sea material, a veces pienso que solo estoy flotando.

    Cosas como comer, dormir o ir al baño en este lugar son inexistentes. No he sentido hambre, sed, sueño, o ninguna otra necesidad fisiológica en todo el tiempo que llevo aquí, a decir verdad es un alivio pues si las tuviera no tendría como satisfacerlas. Digo “tiempo” por referirme a algo puesto no creo que tal palabra tenga un significado real en este lugar.

    {Estoy sentada en una silla alta delante de una mesa, debo tener uno o dos años de edad, no estoy sola, hay dos personas a mi lado, una mujer y un hombre. La mujer me alimenta directamente en la boca haciendo morisquetas para llamar mi atención mientras yo intento con todas las fuerzas tirar al piso el plato de comida, ella me ve, se ríe y solo limpia el desastre que hago, me habla, pero solo puedo ver sus labios moverse. El hombre está sentado con un periódico en una mano, una tostada en la otra, y una taza de café frente a él, de momento se ve muy serio pero al voltear a verme deja de lado el periódico y sonríe.}

    El silencio es insoportablemente incomodo, durante el tiempo que llevo aquí solo he podido escuchar mis pensamientos, y cuando estos se callan incluso oigo la sangre corriendo por mis venas y el latido del corazón resonando en mi cuerpo. Juro que lo único que evita que enloquezca por completo es el deseo de salir de aquí, saber que fue de mi pasado, el porqué ya no lo recuerdo, descubrir toda la verdad, y sobre todo, reunirme con personas, personas queridas, familia o quizás amigos si es que los tengo.

    He intentado conseguir por donde salir, lo he intentado, pero antes de lograr llegar a algo me desmayo del cansancio. He comprendido que este lugar no tiene salida, y aprendí que me conviene estarme quieta cerca de la luz, es preferible antes que adentrarme en el vacío.

    {Hay un incendio, llamas de diez y quince metros rodeando un edificio, grandes cantidades de humo son expulsados de él. Estoy parada alejada del lugar, observando como con rapidez las estructuras se deterioran y caen. Estoy toda cubierta de hollín, mi ropa esta quemada y mi cuerpo enrojecido, también estoy caliente, muy caliente. Me cuesta respirar, inhalo y exhalo con mucha rapidez y fuerza pero apenas puedo hacerlo, tengo miedo, no sé qué hacer. Hay una lágrima en mi mejilla, una sola.}

    La soledad me ha llevado a la desesperación, la palabra “aburrimiento” se ha vuelto poco para describir este ambiente, no hay nada que pueda hacer para distraerme, en realidad no hay nada que pueda a hacer más que estar con mis compañeros, el espejo y la bombilla.

    Por lo general estoy todo el tiempo sentada de piernas cruzadas frente al espejo, ese espejo de marco cobrizo de dos metros de altura cuyo cristal distorsiona toda la imagen. La bombilla de luz blanca se refleja como luz roja y mi vestido rosa de ve marrón, es muy extraño. Seguir con la mira movimientos y morisquetas que realizo frente al espejo es lo más cercano a “hacer algo” que tengo.

    {Estoy en el pasillo de un hospital, me dirijo a una de las habitaciones, hay mucha gente, apenas puedo caminar entre los doctores, pacientes y visitantes que allí se encuentran. Por alguna razón hay una puerta, una puerta a la que nadie se acerca, está cerrada y hay un gran espacio vacío frente a ella, a esa puerta solitaria y hundida en las penumbras me dirijo. Entro y siento un gran asombro al observar que la cama esta vacía y que hay un gran desorden entre las sabanas. Tire el ramo de flores que tenia en la mano y me apresure a buscar a alguien que me respondiera el porqué de la situación, no he llegado hasta el punto de obtenerlo.}

    Los dolores de cabeza cada vez son más potentes, cuando un recuerdo aparece es como si entrara por la fuerza, tal cual si hubieran taladrado mi cráneo para introducir las imágenes por el agujero hecho.

    Cuando memorias aparecen llego a halarme el cabello con fuerza o incluso a rasguñarme el brazo con las uñas para intentar disimular el tormento. Y pensar que en un principio solo era un incomodo cosquilleo.

    {Estoy tirada en el suelo, cubierta de lo que parece ser sangre, hay un puñal en mi pecho y tengo todo el cuerpo adormecido. Hay alguien, una persona, mejor dicho una silueta, me está observando, no deja de hacerlo, le tengo miedo, mucho. Mi vista esta nublada, mas allá de esa sombra negra no logro ver nada.}

    Estoy cuerda, la cordura me dice que sería preferible estar muerta, ya he pensado en el suicidio, y aun así, dadas las circunstancias no hay nada con lo que pueda atentar contra mi propia vida, lo haría, sin dudarlo, eso suponiendo que todavía la tenga.

    A medida que transcurre mi estadía los recuerdos van apareciendo con más frecuencia y con más continuidad, acercándose a lo que podría ser mostrarme algún recuerdo completo. Por ende, el hecho de que las memorias aparezcan mas seguidas significa que el dolor aumenta con mayor velocidad.

    {Abro una puerta, es un salón, hay muchas personas de mi edad allí dentro vestidas iguales, creo tener siete años. Me doy la vuelta y veo a las personas que en una visión anterior aparecieron en la mesa conmigo, me despiden con la mano mientras sonríen y se abrazan con el brazo que les queda libre, me siento emocionada. Tengo un morral en la espalda de un bonito color rosa, una lonchera en la mano derecha y mi abrigo en la izquierda, tengo nervios, es mi primer día de clases.}

    Quizás si tenga familia, no muy amplia pero es posible que la tenga, una madre y un padre puede ser. Como quisiera saber si algún día llegare a reunirme con ella nuevamente.

    Un par de veces he pretendido inducir mis recuerdos, me esfuerzo para hacerlo, el deseo de cortarme la cabeza es superado por el deseo de descubrir una verdad, conseguir completar alguna de mis visiones o siquiera conectar unas con otras, pero es inútil, solo he logrado tener punzadas tres veces peor de lo habitual y sin lograr nada.

    {Tengo nueve años, las personas que creo debería llamar “padres” están frente de mi, tienen cara de preocupación, están hablando, se presionan las manos con fuerza mutuamente. Estoy sorprendida y enojada, creo que también siento algo de tristeza. Mi madre está extendiendo hacia mí un documento, no recuerdo el contenido bien, lo único que logro identificar es un nombre, “Daphne Baker”. No podía creer lo que estaba escuchando, estaba decepcionada.}

    Pienso… ¿cómo habré sido antes de llegar a este lugar? ¿Una buena persona o una mala? ¿Astuta o despistada? ¿Sociable o aislada? ¿Interesante o aburrida? Me gustaría saber cuáles eran mis gustos, a que me dedicaba, que hacía en mi tiempo libre, quien era yo.

    {Estoy en un parque, tengo cuatro años. Quiero lanzarme por una resbaladilla pero los muchos niños que hay no me dejan, no puedo defenderme de los empujones de quienes quieren adelantarse pues soy muy débil, mi piel pálida es muestra de ello. Todos tenemos una misma vestimenta, una franela y un pantaloncillo corto color blanco. Miro a los lados para ver si logro encontrar a mis padres y pedirles que me apoyen contra esos niños, pero no están por ningún lado}

    El taladro cada vez va más profundo, no soporto la idea de estar eternamente sufriendo tal maleza. Quiero salir, quiero acabar con todo esto, ya no me importa si llego a descubrir quién soy o no, solo quiero que se detenga, todo, no quiero seguir aquí. Reunirme con mi familia es algo que espero, pero si mientras aguardo tengo que tolerar ser acabada desde dentro lentamente prefiero desaparecer sin haber dicho ni hola ni adiós.

    {Estoy saliendo por la ventana de una casa, tengo cuidado de no hacer ruido porque no quiero que me noten, estoy escapando, creo que es mi casa. Al saltar desde el segundo piso me asome por la ventana del primero, allí estaban mis padres, sentados en un sofá frente al televisor, papá acaricia el cabello de mamá, parecen tristes, por lo menos mamá sí. Deje la escena y me dirigí a la calle, llevo una mochila acuestas, esta pesada. Tropecé y mi mochila cayó al suelo, de ella salieron varios documentos, papeles y carpetas, nuevamente no pude reconocer nada más que un nombre, “Daphne Baker”, no, mejor dicho dos, apareció un segundo, “Sarah Baker”.}

    Son numerosas las cicatrices que tengo en el brazo, y bastante la cantidad de cabello en mis manos.

    No estoy loca, sé que no lo estoy, cualquier persona desearía escapar de todo tipo de sufrimiento, en especial si se asemeja al mío. El taladro no solo va más profundo, ahora, también es más ancho, el dolor abarca el cráneo, el cuello y parte de la columna.

    {Tengo doce años, estoy en un hospital, lo conozco bien, me paseo fácilmente entre los pasillos sabiendo bien hacia donde me dirijo, la mayoría de enfermeras y doctores me saludan, al parecer vengo seguido. Entro a una habitación, en la cama, muy cómoda esta una niña de mi edad viendo televisión. La pequeña es rubia, ojos grandes de color café, piel pálida como el papel y con muchas cicatrices de inyecciones. Está atada, manos y pies sujetados a su lecho por cadenas largas que le permiten moverse hasta cierto punto. Se alegra cuando me ve, baja con cuidado del mueble y se abalanza sobre mí con un bello y caluroso abrazo. De pura casualidad terminamos posadas frente al espejo de la habitación y note algo muy peculiar. Esa niña es idéntica a mí.}

    Ahora los vistazos a mi pasado son más largos, de cierta forma es bueno pues me revelan más información, pero de igual forma agonizo por más tiempo. El cuerpo ya no lo soporta, aun cuando me esfuerzo por fingir que estoy bien el se empeña en hacerme quedar mal. Ya he conseguido un par de desmayos puesto están apareciendo después de tres taladrazos.

    {Con tres años, aparezco en una camilla de hospital, tengo muchos aparatos conectados a mi cuerpo, una vía intravenosa en mi mano y estoy acompañada de una bella niña que comparte mi rostro. La niña está en una camilla a veinte centímetros de la mía, a menudo nos acercamos y jugamos. En una silla del cuarto esta mi padre dormido, y mamá intentando imitar a papá, pero siendo interrumpido por una aguda vocecitas y risita.}

    Se han recreado nuevamente imágenes que ya había visto, con la diferencia que en una segunda edición aparece otra chica, aparece la chica que me iguala fenotípicamente.

    “Estamos corriendo en un bosque, algo nos persigue, tenemos miedo, se acerca con velocidad”

    “Estamos viendo un edificio quemándose, con llamas de diez y quince metros de altura”

    {Estamos frente a un espejo, las manos y la ropa de aquella chica están llenas de sangre, tiene una gran sonrisa perturbadora en el rostro. Si no me equivoco lo que hay al fondo del reflejo son dos cuerpos, el de mi madre y el de mi padre, ambos con el estomago abierto justo por la mitad y una zanja en la garganta de cada uno}

    Tres balas, mil agujas, cinco partos, dos huesos rotos y una quemadura de quinientos grados, la suma de esto apenas se asemejaría al dolor que estoy sintiendo. Esta vez ya no es pasajero, ahora en permanente, los recuerdos llegan literalmente uno tras otros de forma sorpresiva.

    Trastornos ilustrados se codifican en mi cabeza, no generan ningún tipo de emoción sobre mi “yo actual”, sin embargo, es increíble cómo puedo sentir las emociones que me invaden por el breve segundo que recuerdo el momento en que ocurrieron. Mi mente proyecta en el resto del cuerpo la situación hormonal y actividades cerebrales que experimenté a través de los recuerdos, en pocas palabras y en resumen, logro estar o experimentar en tiempo real los hechos pertenecientes a mi pasado olvidado, con la siempre existente diferencia que hay un gran dolor recordándome que nada de lo que ocurra dentro de mis recuerdos está pasando.

    La posibilidad de que mis padres estén muertos o no me da igual, reconozco que como prueba de humanidad es una respuesta muy pobre, fallida y poco usual, solo me da igual.

    {Estoy tirada en el suelo, cubierta de lo que parece ser sangre, hay un puñal en mi pecho y tengo todo el cuerpo adormecido. Hay alguien, una persona, una chica mirándome desde las sombras, tengo miedo de ella. La chica se acerca hacia la luz, es rubia de ojos cafés y piel clara, la conozco, la he visto, siempre la veo, cada vez que estoy frente a un espejo la veo, o por lo menos es lo que creo hacer. Me habla, no escucho lo que dice pero logro leer sus labios, “Sarah por favor discúlpame”, sus lágrimas lentas y enumeradas comenzaron a caer sobre mi pecho, pero ya no lo sentía.}

    Es la posibilidad de que este muerta la más grande, y aun así me interesa más el que ya conozco mi nombre, ese nombre simple y sin atractivo especifico.

    Si estoy muerta, ¿Dónde está el tan aclamado cielo? ¿O el tan poblado infierno?

    Mi nombre, simple y sin atractivo especifico es Sarah, Sarah Baker. Curiosamente siento que este nombre no me pertenece. No es una sensación, tengo ansiedad de destruir ese nombramiento, de alguna forma quisiera tomarlo entre mis manos retorcerlo y romperlo en mil pedazos, es como si mi mente lo estuviera rechazando, no lo quiere aceptar, se niega profundamente. Tengo cierta presión en el pecho, ganas de golpear y ganas de gritar a los cuatro vientos que ese nombre no me pertenece.

    El dolor volvió, ahora también abarca todo es sistema muscular, es sumamente desgarrador, mis extremidades están retorcidas y estremecidas, aunque intento mantener una posición fetal lo más posible en un intento de taparme los oídos y abrazar mi cuerpo al mismo tiempo. Los oídos me están resonando, es un chillido tan agudo que ya me deberían estar sangrando. Entonces, se me ocurrió… Necesito acabar con esto, quizás dentro de la muerte se pueda morir.

    Me levanto con firme decisión aunque empeore con cada mínimo movimiento, tomó la bombilla con furia, la cual ya debería dejar de llamar así pues solo es una esfera de luz, y la lanzo lo más fuerte que pude contra el espejo, con mucha suerte lograre que el cristal se rompa, de tal forma tendré material con el cual por fin acabar con migo. La esfera de luz rebota en el cristal y no le hace ni un rasguño, pero al ver que la luz de la esfera se volvió roja luego del impacto quede impresionada pues me di cuenta que el reflejo de la ahora luz roja era blanca, no reboto, atravesó el cristal y se intercambio con su reflejo, quise tocar el espejo para ver si tenía algún efecto en mi pero nada paso, era un típico y solido cristal, intente volver a hacerlo con la esfera de luz pero mis manos no logran sostenerla, solo la atraviesan.

    Mi vestido comienza a tornarse de un color marrón lentamente, mientras en mi reflejo su vestido marrón se está volviendo rosa. Cuando finaliza la transformación yo pude…

    -¡Esta despertando! Muévanse, muévanse, ajusten las correas y presionen los puntos débiles. ¡Llego la doctora! ¡Rápido!

    -Hola, hola, ¿me escuchas?, ¿me escuchas?, asiente la cabeza si lo haces- (asentí la cabeza)- perfecto, sigue esta linterna con la mirada por favor, muy bien pareces que estas bien.

    Despertar luego de tres meses de estar en coma, dentro de una penitenciaría de máxima seguridad, utilizando una camisa de fuerza, sujeta a una camilla de hospital mediante correas, y enterarte que tienes tres cadenas perpetuas no es nada bonito para una joven de dieciséis años.

    Pero esto es algo que me merezco y acepto sin reclamos ni arrepentimientos, y si me preguntan un “¿Por qué?” yo solo responderé un “quería darme a entender”

    Mi hermana y yo nacimos con algunos problemas cardiacos debido a inconvenientes con el embarazo mellizo. Desafortunadamente, yo nací con otro pequeño defecto que hizo que mis padres me marginaran como un perro. Naci sin poder hablar, naci muda, claro que de eso no se dieron cuenta hasta que cumplimos los tres años, cuando la otra pequeña ya pronunciaba palabras y oraciones completas, y yo no podía hacer ni simples sonidos.

    Las personas que me dieron la vida renunciaron a mí en cuanto se dieron cuenta de mi discapacidad, conservando como única hija a la pequeña de chillona voz. Intentaron tenerme en tratamiento para ver si podía manejar el habla pero estos aplicaban mucha presión emocional sobre mí, empeorando mi salud cardiaca. De un día a otro mis padres y hermana dejaron de visitarme en el hospital, al poco tiempo me entere que ya no eran mis padres pues habían cedido mi custodia al hospital.

    Mi nombre fue puesto en adopción pero ya que mi salud se agravo nadie quería tener a una pequeña cuya vida dependía de maquinas y sueros.

    Un día, pasados mis nueve años, recibí una visita, era mi hermana que tras una incomoda confesión de sus padres se entero de que estaba viva, así que decidió buscarme, y no fue muy difícil pues no me había movido del hospital en que me habían dejado. El mismo hospital donde nos trataban del corazón cuando éramos pequeñas hasta que un día solo desapareció.

    Se sentía culpable y responsable por las acciones que habían cometido sus papás. Deshacerse de una hija solo por evitar problemas y humillaciones de que fuera muda no era algo del porque estar orgulloso, es triste, yo no pedí nacer muda, o en esa familia. No se en que estarían pensando al creer que porque una de sus hijas fuera muda se complicarían sus vidas, aunque a veces pienso que mas bien les daba miedo ser padre de dos niñas con dificultad para mantenerse con vida, y he pensado en opciones y razones durante siempre, pero ninguna lo suficientemente razonable como como para perdonarlos.

    Cuando conseguí la capacidad de tener pensamiento propio fue cuando me di cuenta que el odio que sentía hacia Los Baker era mas grande que mi propio cuerpo. Con la llegada de mi hermana, sus visitas diarias, la explicación de las mentiras que le habían dicho y sus muestras de afecto conseguí sacarla de esa lista negra.

    Varias veces había intentado huir del hospital, pero no era un trabajo que realizara bien, siempre me pillaban,

    Cuando los padres de mi hermana se enteraron de que lo que hacia cada día al salir de clases era comunicarse conmigo, se lo prohibieron. Eso fue algo que realmente no pude resistir. Cuando lograba escaparse iba a visitarme, pero eso ya se volvió cosa de una vez cada tres meses. Por fin conseguí algo que amar, algo que me hiciera olvidarme del mundo, y nuevamente, me lo arrebatan.

    Lo que hice fue algo que mis manos ansiaron por mucho tiempo y algo que mi ropa lamento fuertemente. Asesinato consiente de dos personas, y asesinato inconsciente de treinta y dos personas. Lo único que lamento de ese incidente fue que en el intento por ayudarme a escapar perdí a la persona que estaba intentando conservar para siempre.

    Mi hermana y yo fuimos fuertemente heridas en una persecución policiaca, aun viendo que asesine a sus padres e incendie un hospital ella seguía tendiéndome la mano. Su herida, causada por ser atacada directamente en el pecho hizo que aumentara considerablemente la presión sanguínea de su cuerpo, y aunque no fue herida en el corazón esto le causo la muerte, lenta y dolorosamente. Yo, con más de nueve impactos de balas no me quedaban muchas opciones de escape, y aun si las tuviera, no hubiera abandonado el cuerpo de mi hermana.

    Los gemelos idénticos no solo compartimos el mismo físico y los mismos genes, compartimos una misma alma dividida en dos, al ella marcharse solo tengo media alma hueca.

    Antes de marcharse, a donde fuera que se haya marchado logró despedirse de mí, logre ver lo que fue su vida, y estoy segura que ella logró ver lo que fue la mía, lamento que haya partido teniendo en mente todo el recipiente de odio y tristeza que fui. Siento haber conseguido mi venganza porque lamento haberla perdido a ella.

    Mi nombre no es Sarah, es Daphne, y esa chica de buen corazón era mi hermana. Sarah y Daphne, las gemelas Baker.
     
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