Saint Seiya Recuerdos

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Arkannos, 9 Mayo 2025.

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    Arkannos

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    Escritora
    Título:
    Recuerdos
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1789
    _Recuerdos_

    Los gritos de Shion resonaban por toda la casa de Géminis al igual que los grititos eufóricos de los pequeños peliazules que hacía poco habían llegado a poner su vida patas arriba. En sus 200 y pico de años jamás había lidiado con niños tan traviesos. Llego a pensar que él y Dohko eran unos angelitos comparados con esos dos escuincles cuando tenían su edad. Incluso la Guerra Santa se le hizo pan comido comparado con la batalla que ahora estaba enfrentando; Vestir a esos dos.

    Si bien uno ya le ponía la remera (de brusca manera) e iba en busca del otro, cuando regresaba el primero ya estaba vestido solamente en sus calzoncitos con el estampado de un pajarito amarillo, Piolín se llamaba (o eso le comento la vendedora).

    Maldijo la hora en que los gemelos lograron convencerle de adquirir esos calzones del demonio.

    —¡Kanon! ¡Saga! ¡Quédense quietos! ¡O no iremos de paseo! —grito, exasperado, cogiéndolos a ambos de las manos y llevándolos a la cama.

    Dohko, que estaba de brazos cruzados apoyado al marco de la puerta, se carcajeo, sumamente divertido por la situación de su mejor amigo.

    Shion giro a verle con la peor mirada que tenía, ganándose más burlas.

    —A mí no me mires así. —alzo los brazos por encima de su cabeza para luego posarlas en su nuca, Shion por instantes vio al joven de hace muchos años, y no al enano morado que tenía frente él —Que yo no tengo la culpa que estos chiquillos sean nudistas en potencia.

    —No sé porque, Dohko, pero eso lo dudo... —murmuró al recordar a su amigo en sus épocas doradas —Si mal no recuerdo, jamás vestías camisa.

    —Era joven, tenía que enseñar la carne para vender... ¿O no Saga? —miro al mayor de los dos infantes que detuvo su andar para mirarle con duda.

    —Eh...

    —¡Dohko! ¡Deja de molestar a Saga con preguntas estúpidas y ayúdame a vestirlos! —señalo a Kanon y Saga, que ahora estaban sobre la cama jugando a las peleas de almohadas.

    —Tranquilo, tranquilo, eso haré... —con calma se acercó hasta la cama, mientras Shion ocupaba su lugar —Saga, Kanon... —ambos gemelos dejaron sus juegos y le miraron curiosos. Dohko les parecía la criatura más fea y graciosa de la tierra, aunque una criatura muy amable y que consentía todos sus caprichos —¿No quieren vestirse? —ambos negaron con sus cabecitas —¿Por qué? —cuestiono.

    —Porque hace calor. —respondió Saga con simpleza.

    —Porque no tengo ganas y me gusta presumir mi pajarito. —respondió Kanon con una sonrisa, mientras señalaba el dibujo animado. Saga ladeo la cabeza ante sus palabras y después de unos segundos de pensarlo, también dijo que le gustaba presumir a la curiosa ave.

    —Bien, bien... —se llevó la mano al mentón, entrecerró los ojos y les analizo —Y tienes mucha razón en presumir a tu pajarito. —sonrió de lado, un escalofrió recorrió la espalda de Shion. Esa sonrisa no auguraba nada bueno —Pero, si no se visten, se los voy a agarrar. —señaló con descaro el dibujo animado.

    Saga y Kanon abrieron los ojos de par en par, se miraron y luego volvieron a ver al Viejo Maestro. Y sin que los dos hombres ahí presentes imaginaran lo que iba a pasar; Kanon hecho a correr rumbo al pasillo mientras Saga se encerró en el baño.

    —¡Dohko! —vocifero Shion, llevándose ambas manos a la cabeza.

    —¿Qué? Yo me refería al pajarito que tienen estampado. —se encogió de hombros e hizo un gesto despreocupado con la mano —Algún día les gustara que les agarren el pajarito, si no lo sabre yo. —le guiño el ojo con gesto pícaro.

    —¡Dohko! Entre más años tengas se ve que no cambias —gruño —Y claro que les gustara unas lindas chicas les agarren el pajarito, pero no un viejo decrepito que ya apesta a muerto.

    —¡Ey! —se quejó el chino.

    —¡Ya cierra el hocico y ayúdame a ir por Kanon!

    —¿Y Saga? —cuestiono, mientras cogía su bastón.

    —Descuida, le conozco bien y sé que no saldrá a ningún lado, ahora ¡Muévete para ir a buscar a Kanon!

    —Descuida amigo... —murmuro, mientras empezaba a caminar con calma —Voy rápido y furioso.

    Saga se alejó de la puerta en cuanto los pasos se hicieron cada vez más lejanos.

    Trago saliva; Dohko le iba a agarrar su pajarito. Observo su calzoncito de Piolín y sus ojos se humedecieron. No quería que le agarrara su pajarito ¿qué tal que se lo manchaba?

    Salió de puntitas del baño y se dirigió a su ropero, comenzó a buscar con desesperación en su ropa interior alguna prenda que no tuviera estampado y no, todas tenían un pajarito.

    Hacía poco que Shion les había comprado varios calzones y bóxeres con pajaritos azules por todos lados. Al comprobar que no tenía ninguno libre de pajaritos, se llevó ambas manos a la cabeza y se asió su corta melena hacia atrás.

    Buscar en la ropa de Kanon era tiempo perdido, ambos usaban prendas iguales. Trago saliva... Y pensó que hacer para evitar que le agarraran su pajarito.

    Vestirse no era una opción, hacia calor y el odiaba andar vestido.

    Abrió los ojos de par en par, y se miró en el espejo frente a él. Una sonrisa se extendió por su rostro, siendo regresado por su reflejo.

    Ya sabía qué hacer.

    —¡Ayuda! ¡Ayuuuuudaaa!

    —Basta ya Kanon... Van a pensar que te estamos matando. —replico Shion, mientras llevaba a Kanon en el hombro, con Dohko a un lado.

    —¡El Maestro Roshi me quiere agarrar mi pajarito! —chilló, sin dejar de patalear y manotear. Shion afianzo su agarre con fuerza, no estaba en edad para aguantar berrinches.

    —Descuida, a mí no me gusta agarrar pajaritos... Yo prefiero agarrar las frutas, en especial la papaya, ¿O no Shion? —dijo, dándole un ligero codazo en las caderas.

    —¡YA ESTUVO DOHKO! Eres un maldito pervertido...

    —Y tú un amargado. Es un niño, no entiende sobre estas cosas... Cuando sea grande ya sabrá.

    —Ya cállate Dohko, o te tiro desde la ventana... —apresuro el paso, dejando atrás al pequeño Maestro.

    En cuanto llegaron a la habitación, Shion con cuidado deposito a Kanon sobre el piso sin soltarle, apenas alzo la vista sus ojos se abrieron al igual que los del menor de los gemelos.

    Sobre la cama se encontraba un desnudo Saga que les sonreía de oreja a oreja.

    Apenas hicieron caso a Dohko que soltó un sorprendido;

    —¿Qué demonios? —el sonido de su bastón cayendo al suelo se escuchó después de eso. El pequeño Saga, desnudo en toda su gloria, apunto al viejo maestro con su dedo índice y dijo victorioso:

    —¡Ahora no podrás agarrarme el pajarito jamás! —dio un par de brincos sobre la cama, alegre de haber triunfado.

    Dohko se humedeció los labios y ladeo la cabeza, mirándole detenidamente.

    —Quizá, yo no te voy agarrar tu pajarito, pero te puedo apostar que si andas por todo el Santuario en pelotas las que te lo van agarrar serán las ¡mujsht! —Dohko se fue de bruces al suelo, pues Shion ni tarde ni perezoso, le atesto tremendo golpe con su bastón.

    —¡Saga! ¡Ponte los calzones inmediatamente! —vocifero Patriarca, una vez libre del bocón de Dohko.

    —¡Nunca! ¡Abajo los calzones! —grito el chiquillo, lanzando al aire la prenda que momentos antes había recogido. De un salto bajo de la cama y se escabullo por entre sus acompañantes gritando como un poseído. Shion no tardo ni tres segundos en salir tras él.

    Kanon parpadeo lentamente, saliendo del shock causado por la reciente escena. Bajo la vista lentamente, observando al Maestro Dohko (Roshi, para él) apoyado en sus codos con una pequeña sonrisa curvando sus labios.

    Ambos se miraron por escasos segundos y después, soltaron a reír a carcajadas.

    Shion era de las personas que atesoraba todos los buenos momentos, pues sabía que, para personas como ellos, esos instantes eran escasos y muy difíciles de repetir. Por ello, el hombre de cabellos verdes se aferraba con uñas y dientes a esos hermosos recuerdos que sabia no volverían jamás, y que jamás podrían labrar nuevos menos con la Guerra Santa encima.

    Clavo su vista en el horizonte, por donde dentro de un par de horas saldría el sol por las colinas, iluminando el Santuario que se erigía como su actual campo de batalla.

    Dohko estaba a su lado en su cuerpo ya rejuvenecido, sentado con la misma desfachatez cuando solo tenían dieciocho años. En esos momentos, Dohko era luz, su armadura relucía bajo la escasa luz de la luna que poco a poco iba desapareciendo en el firmamento. Y Shion, era oscuridad, terrible oscuridad.

    Evitaba por todos los medios mirar la Sapuri de Aries, era algo que no le orgullecía, pero tuvo que hacer por un bien mayor.

    —¿Qué tanto piensas, Borrega? —preguntó Dohko con voz suave, el cosmos de Saga, Camus y Shura se estaban alejando, iban al castillo Heinstein.

    —Recuerdo cosas. —replico, soltando un suspiro —De ti... De mis niños. —un nudo se le hizo en la garganta y las lágrimas retenidas hacían arder sus ojos amatistas. Tanto dolor por el que habían pasado en esas doce horas ¿Pero qué demonios? ¡Tantas cosas que pasaron desde niños! tantas cosas que se pudieron evitar. —¿Recuerdas la vez que amenazaste con agarrarle el pajarito a Kanon y a Saga? —con rapidez se limpió una lagrima traicionera que no pasó desapercibida para el chino.

    —Si... —dijo con voz trémula, una pequeña sonrisa nació en sus labios —¿Sabes que Saga si se volvió un nudista profesional? En su pelea con Seiya, estaba tal y como su madre lo trajo al mundo. —Shion alzó una ceja.

    —¿Quién te lo dijo?

    —El mismo Seiya. —se encogió de hombros restándole importancia. —Y, además de eso, Saga tiene una buena fama con las mujeres. Se cumplió mi predicción, que si se paseaba en pelotas las mujeres le iban a acariciar el pajarito. —movió las cejas de forma coqueta y Shion, que hasta ese entonces lució una cara perpleja, estalló en carcajadas. Dohko le acompaño en sus risas, hasta que un destello les llamó la atención.

    En el Reloj de Fuego, Meridia, ahora solo ardía una llama. Tenían menos de una hora para estar juntos.

    "No es un adiós... Es un hasta pronto, mi amigo"

    —Jamás creí decir esto, pero... —Shion hablo, sus ojos lucían acuosos —Saga sería un digno sucesor de Libra.

    Dohko trago saliva mientras las lágrimas bajaban lentamente por sus mejillas —Si, sería un digno sucesor...

    FIN—

    Espero les haya gustado tanto como a mi me encanto escribirlo. Amo al Dohko pervertido que se dibuja en mi mente, por mas que trato de verlo como el santo serio que es... No puedo, y culpo a SoG por ello xD

    SafiroBipolar
     
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