Recuerdos tormentosos

Todos los días salgo a caminar, recorriendo el mismo camino de siempre, preguntándome ¿Por qué me sucede esto? ¿Fui culpable en mi otra vida?, pero nunca obtengo respuestas, solo el viento soplando en mi cara, el cantar de las aves invadiendo mis oídos y mientras camino veo pasar mi vida frente a mi ojos una y otra vez como si Dios quisiera mostrarme algún error o alguna razón de por qué pasa todo esto, a veces quisiera escapar más allá de mi destino, pero algo me detiene, ¿Qué es? ¿Por qué no me deja huir? ¿Qué es lo que quiere? ¿Qué quiere de mí? Lo único que escucho es el viento que mueve lentamente mi pelo, levantándolo y haciendo lo fluir para luego dejarlo caer en mi mejilla la cual extraña mis lágrimas, esas lágrimas que ya era muy conocidas para ella, ¿Por qué no puedo irme? ¿Por qué no puedo alejarme? Muchas preguntas invaden mi mente en tan solo 3 minutos de mi vida, si tan solo…si tan solo pudiera botar todo lo que llevo en mi mano y alejarme, correr mirando hacia atrás por si alguien me persigue, no tener un rumbo me hace que pueda volar y fluir como el viento lo hace en mi cara mientras corro, pero solo me quedo ahí…mi alma es la única que puede volar junto con el viento, pero no quiere dejarme quiere estar conmigo, compartiendo mi dolor, mis lágrimas y mi sufrimiento…¿es normal querer matar a alguien? “Tal vez si”…me responde ella… ¿Es pecado querer huir y abandonar todo? “Tal vez no”, el silencio me carcome, carcome mi ser, mi yo interior que se pudre cada día por vivir como vivo, ¿Por qué no fui mariposa? “porque solo vivirías un día y dejarías de existir para siempre”. Al llegar y terminar por fin con esa preguntas que invaden mi cabeza y destruyen poco a poco mi alma junto con mi corazón, dejo en la mesa lo que en mis manos yacían, dirigiéndome hacia la puerta para alimentarme, recuerdo que en mi habitación olvide algo, algo importante para mí, llegando a la puerta algo me jala por la espalda y no soy capaz de entrar, “pero solo son 3 pasos” dice mi mente, pero yo y mi alma sabemos que un pasado oscuro yace en aquella habitación que me pertenecían, recuerdos que atormentaba mi ser, recuerdos tristes, tan dolorosos que mi corazón siente cada clavada de aguja por cada segundo de esos tormentosos recuerdos, es aquí donde comienzan las peleas entre mi mente y mi corazón, pero solo me quedo en la puerta y escucho llorar a una niña, si una pequeña niña de tan solo 10 años, sus lágrimas se suicidaban en el suelo, se escuchaban cosas romperse, sentía que agarraba algo para darse consuelo, era sus rodillas las cuales cubrían sus ojos y escondía su mirada de dolor y rabia, decidida a entrar se paró frente a mí, tomo mis manos, estaban húmedas por secar sus lágrimas, fue entonces que en su suspiro me dijo “sálvame, sálvate, sálvanos”…fue entonces que levanto la mirada y era mi pequeña alma cuando era una pequeña niña, mientras se alejaba mis lágrimas comenzaron a caer una en una y llorando me di cuenta que todas las palabras que dije y prometí en ese momento se fueron con el viento esa misma tarde.

 

Mi oscuridad acogida
Son las 3:00 am, sigo sin poder dormir…mi cabeza da vueltas, suelo sentarme en mi cama, agotada y con mucho sueño, pero algo me impide estar tranquila, apoyo mi cabeza en mis manos, mis dedos se enredan en mi pelo ¿Por qué no puedo olvidar? ¿Por qué me persigues? ¿Que hice para sentirme así todos los días de mi vida?, que puedo hacer para poder ser feliz, ser una persona sin ningún tormento, sin ninguna preocupación que no sea las normales, pero nada me responde, solo escucho el sonido de la nada, suelo mirar la oscuridad y llorar, destruyendo mis ojos y una pequeña sonrisa fingida se refleja en mi cara, la misma que salió por casi 9 años o tal vez más, siempre soy la que pierdo, la que no puede hacer nada más que llorar, cierro mis ojos y logro dormir al fin, soñando con esas aventuras con mis primos y primas, descubriendo el mundo, jugando y temiendo a que llegara la hora de ir a dormir, tardes enteras jugando descontroladamente, mirando el cielo mientras reposábamos acostados en el pasto, llegando cada vez más lejos, no nos importaba ensuciarnos, tampoco si las cosas venían contaminadas, nada nos importaba solo ser feliz, es entonces donde me pregunto ¿Qué fue lo que paso? ¿Quién nos convirtió en esto? En un saco de huesos que se destruye así mismo, que la vida ya no existe para nosotros, ¿Qué nos hizo cambiar hasta tal punto de acabar con nuestra vida? Es entonces que despierto, la alarma suena y otro día comienza, mis ojeras llegan hasta el piso, sin ganas de tomar desayudo, soñando despierta camino hacia el baño y al salir de él todo se vuelve negro…no siento nada, no escucho nada, logro ver algo, algo que me llama, pero al acercarme mi corazón comienza a palpitar cada vez más rápido…como si quisiera salir, siento presiones en mi pecho como si me apretaran con mucha fuerza, luego algo quema mi piel como si se tratase del mismo sol en verano, con cada paso que doy menos siento el dolor y mis manos se vuelven pálidas, luego recuerdo que poseo algo muy valioso en mi dedo y me digno a regresar, pero ¿Por qué regrese? ¿Me gusta el dolor? Muchas cosas invaden mi mente en ese momento, dos caminos que podría escoger con facilidad, pero me encontraba al medio girando la cabeza y pensado cual camino es el correcto, fue entonces que escogí el mismo camino de siempre el doloroso, tormentoso y tortuoso, sentía un olor extraño…¿Es plástico? ¿Es goma? Mientras abría mis ojos divisaba pocas cosas, una ventana, una cama…una puerta…la misma habitación de siempre, era al parecer la única que me acogía y no me dejaba…a mi cabeza venia la pregunta ¿Qué había en el otro camino? Y claro después de reaccionar lo había pensado, si el dolor se iba con cada paso que daba eso quería decir que más fría me sentía, puesto que mis manos se tornaban blancas y esa luz que me llamaba era la mismísima muerte.