Realidad

Vale, Neko, tenemos que escribir un relato que rompa la cuarta pared y haga las delicias de los lectores.

— ¿No podías haberme puesto un nombre más original?

¿Qué otro nombre le puedo poner a un gato negro con gafas de pasta que habla?

— No sé. ¿Misifú?

Bueno, da igual, que luego se enfadan con nosotros porque no entregamos lo que nos piden en las actividades.

Había una vez…

— Para, para. ¿Vas a escribir un cuento para niños o algo serio?

Creo que algo serio.

— Entonces no puedes empezar con un “Había una vez”. Aparte de ser cliché, va a hacer pensar a los lectores que esto no es para su edad y se van a ir sin terminar siquiera de leer. ¿No es cierto, lectores?

¿Te parece que van a responder?

— Claro que sí. Van a dejarte un comentario diciéndote que tu escritura es propia de un cuento infantil.

¿Y qué sugieres?

— Esto: “El día en que lo iban a matar…”

¡Esa idea ya está cogida y publicada!

— ¿“En un lugar de la Mancha…”?

¿De verdad tienes que copiarte de escritores importantes para escribir un relato?

— ¿Le preguntas a un gato?

En fin… ¿qué te parece esto?

La ciudad despertó muerta. Se había asfixiado después de una noche de humo y fiesta.

Y ya está.

— ¿Cómo que ya está? No has roto la cuarta pared; ni siquiera has escrito más de una línea. ¿Realmente crees que algo así va a ser aceptado por el organizador de la actividad?

¿Entonces?

— Mira, tienes escrito un prólogo de tres páginas para tu libro. ¿Tanto te cuesta escribir algo de una longitud así?

¡No sé sobre qué escribir! ¡Ninguno de mis temas habituales pega con la ruptura de la cuarta pared!

— Tan solo piensa en algo y suéltalo.

Vale, ¿qué tal esto?

Mary…

— ¿Como Mary Sue? ¿En serio?

Bueno, vale

Helen…

— Demasiado típico.

¿Cómo?

— He dicho que demasiado típico. Necesitas para tu protagonista un nombre menos habitual o más impactante, que permita a quien está leyendo distinguirla mejor del resto. ¿Qué ha pasado con esos nombres de fantasía épica que llenan tu cabeza siempre?

No son apropiados para un relato que no es de fantasía épica.

— Touché.

En fin…


Katie se levantó a las siete de la mañana e hizo lo que cualquier chica normal haría. Para ella, aquel día iba a ser uno más de rutina, de soportar al profesor de turno su interminable charla sobre cosas que jamás le serían útiles en un futuro para volver y que todo siguiera igual que siempre.

Aquel pensamiento se esfumó cuando abrió la puerta. Ante sus ojos, se encontraba una bola rosada con ojos que se le acercó con unas apreciables ganas de comer y gritó:

— Quieto parado.

¿Qué pasa ahora?

— Dijiste que ibas a escribir un relato original.

Si, eso dije.

— Lo cual se acaba de desmoronar ahora que has incluido a Kirby.

¿Y qué pasa si incluyo al personaje que me dé la gana?

— Estás faltando a tu palabra, quedando mal delante de quienes están leyendo y, de paso, humillándote.

En fin…

Ante sus ojos, había un caballo. Pero algo no cuadraba. Aparte de que, como imaginaréis, un caballo no pinta nada en una ciudad, el color blanco de su pelaje reflejaba al mismo sol y, lo que encontraréis más interesante, tenía un cuerno. Era un unicornio.

— ¿Que vomitaba arcoíris? Sí, ya, tirando de los clásicos de internet.

¡Calla!

Katie se percató de que en el cuerno del unicornio y halló un cuchillo. Cuando lo cogió, el animal ya no estaba. Acto seguido, oyó el ruido de una explosión. La casa de enfrente había volado en pedazos y, atónita, pudo observar lo que parecía una pantalla enorme con una persona aún más grande detrás.

Y así es como se rompe la cuarta pared.

— Pero no has llegado a ninguna parte.

Espera y verás.

— ¿Quién eres? —preguntó en voz alta, consciente de que aquella pantalla era demasiado grande como para que lo que hubiera detrás no fuera real.

La persona que estaba al otro lado ni se inmutó. Parecía estar más centrada en lo que a Katie le pareció apretar las teclas de un teclado.

— Qué redundante. Además de ególatra al meterte en tu propio relato.

No hables antes de tiempo, porque todavía no hemos terminado.

Katie repentinamente comenzó a sentir que el mundo que hasta ese momento creía que era real se empezaba a desvanecer, incluyendo ella misma. Lo último que pudo ver fue un logotipo que ponía “Fanficslandia”.

Despertó. Estaba en su cama otra vez. Creía, o decidió creer, que todo había sido una pesadilla, y se dispuso a continuar su vida normal.

¿Qué tal?

— Perfecto. ¿Cómo lo llamamos?

¿Qué tal “Realidad”?


Nota del autor:

Contenido oculto

Entonces resulta que mis ideas están casi todas en mi futuro libro. He podido sacar una que dejo a vuestra opinión si es buena o mala. El oneshot ha sido escrito para la actividad "Tras la cuarta"