Titanic Realidad [Titanic]

Bueno, en primer lugar no sé por qué he escrito esto. Fue una de esas cosas que te vienen al momento y después no estás muy seguro de haber hecho bien xD
En fin, este Drabble tiene lugar mucho antes de que Rose embarcase en el Titanic y conociese a Jack, mucho antes, cuando le comunicaron que debía casarse con Cal.

—¿Quiere más té, señora Hockley?

—No, muchas gracias querida.

La señora Hockley sacudió suavemente la cabeza. El enorme sombrero pomposo que llevaba se movió graciosamente a ambos lados. Rose, que hasta entonces sostenía entre sus manos la tetera, la dejó sobre la mesita con un leve asentimiento. Su invitada se volvió hacia la mujer alta y regia que se hallaba a su lado, sosteniendo una taza de té.

—Ruth—La llamó y ella fijó en sus ojos una mirada inquisitiva—He estado pensando en lo que me dijiste y creo que mi hijo será un perfecto esposo para Rose. Es un joven de buenos modales, muy bien educado y para que negarlo, querida; muy guapo. Y no lo digo porque sea su madre—Rió un poco. Una risa orgullosa y pomposa. Una risa que a Rose le recordó vagamente al chillido de un ratón.

No había estado prestando demasiada atención hasta ese momento, porque ciertamente los chismorreos de su madre y la señora Hockley le importaban más bien poco, pero Rose parpadeó de forma rápida y sus ojos azules se clavaron en las dos señoras como si acabase de oír su propia sentencia de muerte. No podía haber oído bien.

—¿Como dice?—Preguntó.

—Rose, no seas impertinente—Le reprendió su madre con dureza. Algo más calmada, añadió—Todos sabemos que pronto cumplirás la mayoría de edad, querida. Por esa misma razón necesitas un hombre en tu vida. Es para lo que llevas preparándote todo este tiempo.

El mundo y todo lo que había en él cayó sobre la joven Rose Dewitt Bukated como un pesado jarro de agua fría. ¡Su madre pretendía casarla con un hombre al que no amaba! En aquellos momentos se sintió estúpida. Estúpida, porque nada de lo que dijese ni ninguna de las razones que alegase le servirían a su madre, ni tampoco a la pomposa señora Hockley, por supuesto. Era bastante evidente que su vida se precipitada por inercia y ella no podía hacer absolutamente nada por impedirlo.

Ese presuntuoso de Caledon Nathan Hockley... ¡Por el amor de dios!

—Les ruego me disculpen—Habló tratando de sonar lo más relajada y delicada posible. Ese era uno de los códigos de etiqueta: Las señoritas debían ser inocentes, frágiles, delicadas flores a punto de partirse por la mitad.

Se levantó de la mesa gritando y maldiciendo internamente; pero por fuera, seguía pareciendo la misma Rose, delicada, obediente y sumisa.

Y claro, nadie esperaba su opinión al respecto. Ella, en el esquema de la vida, de su vida, no tenía más importancia que un mueble. No se esperaba de ella que opinase sobre las cosas; en realidad, no se esperaba que tuviese nada más en la cabeza a parte de ''pescar'' un buen marido. Rico, claramente, que la mantuviese en la línea de la jet set años y años. Y sus hijos perpetuasen la estirpe, unos jóvenes que, como sus padres, disfrutaría jugando al polo, tomando té y asistiendo a reuniones sociales donde hablarían una y otra vez de las mismas banalidades.

Rose suspiró con resignación. Se preguntó entonces como sería su vida si su padre no hubiese sido un importante miembro de la aristocracia a finales del siglo XIX. Quizás se casaría algún día con un joven al que le gustase pasar las tardes jugando al póquer con sus amigos noruegos, pero al menos, sería un hombre al que amase.

Bueno... me da la impresión de que queda un poco... no sé... no me convence del todo, pero espero que les haya gustado. Gracias por leer ^^