Shinjuku Propiedad Craig-Balaam [Casa]

La propiedad de los albinos se encuentra ubicada en el barrio Shinjuku, constando de una vivienda dividida en dos pisos.

Barrio de Tokio: Shinjuku

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No habían sido los días más destacables de mi vida, la verdad, los mejores tampoco y recién entonces estaba comenzando a recuperarme de la crisis por estrés que me había provocado mi padre, la que me había obligado a relegar mi propio proyecto. Al final me sentía tan en la mierda todavía que no me atreví a ir al campamento, porque era una hija de puta pero no quería arruinarle la diversión a alguna pobre chica que tuviese la desgracia de compartir tienda conmigo y mi mal genio. Tenía algunos límites, aunque no lo pareciera.

Ese domingo que me había despertado relativamente temprano, por ahí de las nueve y tantas, desayuné, me puse a cambiar de lugar algunas cosas en mi habitación y a tirar papeles que ya no necesitaba. A eso de las once saqué las cajas de tinte para el cabello y me zambullí en el baño para preparar las mezclas y apliqué todo con cuidado de no ir a rozar el rojo con el negro en ningún momento.

Total que cuando salí de la ducha, con los colores del pelo restaurados, y me metí a mi habitación después de haber traído la ropa del armario noté las notificaciones que tenían vete a saber cuánto rato de estar ahí. Era... ¿Cómo se llamaba, por Dios? No lo había registrado, pero era el albino este de la clase de Sonnen y Dunn, el que había hecho el proyecto con Kasun y Maze.

En el momento no respondí nada, dejé el chat abierto hasta que me vestí y me dejé caer en el borde de la cama, con la toalla envolviéndome el cabello. Agendé el contacto, le escribí casi con pereza y le dije que sí, que me mandara la ubicación y llegaba después de almorzar. Podría haber mandando a algún chófer a traerlo, pero se me apetecía bastante poco traer a alguien a casa hoy y en general lo evitaba si no era con una fiesta de por medio, como la de la otra vez.

Vete a saber ahora con qué estupidez ocupaba ayuda, pero entre tirarme la tarde viendo moscas y pretender darle tutorías a un idiota que por lo menos era guapo, bueno, las prioridades estaban bastante claras.

 

Me había desentendido un poco de la escuela, no me enorgullecía ni era propio de mí, pero sentí que tenía que echar atrás y tomar un respiro. Bajo la misma lógica me había privado del campamento a principios de semana, aunque quizás me hubiese sentado bien, y me limité a ayudar a papá en la tienda y a preparar las comidas en casa con algo más de calma.

Los domingos eran un día algo más relajado, suponía, papá abría tarde y yo me quedaba con mi madre haciendo limpieza en casa, al menos fue así cuando comenzamos a volver a una suerte de normalidad luego de lo de Kao. ¿Qué si mamá y yo hablábamos? Pues sí, pero no le contaba mayor cosa y ella no preguntaba más de la cuenta. Parecía avergonzada siempre, pero nunca lo mencionaba.

Por confundir mi rostro con el de mi hermano.

En cualquier caso, estaba terminado de limpiar unos estantes que teníamos la habitación en la que guardábamos lo que menos usábamos cuando sentí el teléfono vibrar en el bolsillo del pantalón corto que llevaba. Bajé de la silla donde me había subido para alcanzar la parte de arriba del estante, me sacudí el polvo de las manos y revisé la notificación.

¿Zold-senpai? Qué cosas.

Crucé una pierna sobre la otra, tamborileé el dedo al costado del móvil y le di vueltas a la situación un par de minutos. Si iba a juntarse a estudiar era con sus compañeros de curso, obviamente, y yo iba un año por debajo así que me concernía entre poco y nada. Igual si me estaba invitando era por algo, supuse, lo mínimo que se me ocurrió fue que querría que nos viéramos un rato y ya y el otro plan se le cruzó en medio.

Me apunto
¿Dónde nos vemos?

¿Así nada más, sin preguntarle a mamá siquiera? Bueno, era lo que hacía siempre. Además puede que pecara de confianzuda, pero si era Kasun el que me estaba invitando no creía que fuese ninguna cosa rara y debía ser en la casa de alguien con quien él se sentía cómodo. Además, así invertiría algo del domingo en pretender regresar el chip al hecho de que tenía que volver a enfocarme en la escuela, incluso si era con materia de los de tercero.

 

Salir no estaba en los planes iniciales, así que tuve que hacer un ajuste mental de las cosas que todavía no había hecho y hasta dónde me daría tiempo de seguir limpiando antes de irme, teniendo en cuenta la hora que me había dicho. Debía darme tiempo por lo menos de terminar con ese estante, preparar el almuerzo y ya luego arreglarme. Con el tiempo justo me dio tiempo de hacer esas cosas, por lo menos.

Después del almuerzo tomé un baño rápido, porque sentía el polvo pegado en la piel y preparé para salir, nada muy loco era una quedada para estudiar con, ¿con unos senpai? Igual sonaba un poco raro como plan de domingo, pero ya le había dicho que sí y no iba a cambiar de idea. Busqué un bolso cualquiera, zambullí un cuaderno de notas, algunos bolígrafos y una suéter liviana, por si refrescaba a la vuelta a casa.

Cuando bajé a la cocina recogí un bento que había dejado allí, había preparado unos ocho onigiri rellenos de atún a las prisas para no llegar con las manos vacías, y lo metí en el bolso también. Mi madre estaba terminando de acomodar los platos limpios en sus lugares correspondientes, al verme vestida me recorrió con la mirada y abrió la boca, creí que iba a preguntar pero al final no lo hizo.

—Ve con cuidado. Llama si necesitas algo, Shio.

Eso fue todo lo que me dijo, yo asentí con la cabeza y le dije que esperaba pode llegar para la cena, que si no pasaba a comprar ramen para llevar. Con esa despedida tan plana como lo eran todas las demás iba a sentarme a esperar, pero el mensaje de Zold-senpai llegó cuando estaba por irme al salón así que solo tomé mis llaves y salí de la casa.

Era prácticamente al frente, así que caminé siguiendo el punto hasta que estuve lo bastante cerca para buscar al muchacho con la vista y no tardé en ubicarlo. Al llegar a él trastabillé un momento, sin saber muy bien cómo saludarlo al recordar aquel momento tan extraño en la enfermería y luego la salida el ramen. El idiota me había abrazado en una, tomado la mano en la otra y ya con eso se me chasparreó el cerebro. Cuando superé mi momento de colapso caí en ser la japonesa cajón que llevaba en el alma e hice una reverencia sutil, la menos formal.

—Gracias por venir hasta aquí —dije al erguirme, el cabello negro siguió el movimiento en un vaivén, y le dediqué una sonrisa—. ¿Vamos?

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tururu

 

Solo hasta después de que lo hice pensé en que igual era más rara la reverencia que cualquier otra opción, teniendo en cuenta el contexto, pero ya era muy tarde y lo dejé así. Si le pareció extraño, demasiado formal o le dio risa no lo manifestó, así que todo siguió el curso normal o algo muy parecido. Acaté su señal, así que me acerqué para que pudiéramos caminar juntos y su pregunta me hizo girar el rostro en su dirección.

—He visto mejores días, supongo —contesté con sinceridad pero sin darle demasiada importancia—. No pude organizarme para trabajar en el último proyecto y tal, tampoco he estado demasiado atenta a la escuela, pero intentaré ya ponerme al día. ¿Tú qué tal?

Su siguiente pregunta me sacó una risa liviana y me encogí de hombros, había notado cierta vergüenza en su voz pero obviamente no dije nada, no me correspondía. Lo dicho, no era mi plan inicial de domingo, pero tampoco parecía ser demasiado diferente a algo que hubiese hecho yo si no hubiese estado haciendo limpieza. Era la aburrida que no salía de casa, pasaba estudiando y aún así se las arreglaba para meterse en problemas.

—Cuando dijiste que te gustaría seguir saliendo conmigo no era lo que imaginaba, pero no está mal —respondí un poco a sabiendas de que recordarle eso le echaría más vergüenza encima, pues porque así era.

En cualquier caso nuestro destino era Shinjuku, donde caminamos hasta una fila de casas y Zoldryck se detuvo frente a una donde había un gato blanco asomado en la ventana de arriba, bastante peludo y de ojos celestes. Cuando el castaño dijo que era igual a Suiren, quien supuse era su amigo, ladeé apenas la cabeza.

—Supongo que tengo que ver a tu amigo para saberlo, pero sería gracioso que tuvieras razón.

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no sabía que esta interacción incluía GATO, que buen servicio

also mi cerebro va a colar un viaje en metro en este par de posts, porque en buena teoría se debieron mover de Chiyoda a Shinjuku, es decir, mínimo 20 minutos de transporte o hora y pico caminando (??

 

Digamos que lo mínimo que le debía a Kasun era un mínimo de sinceridad luego de que se comiera el espectáculo en la enfermería, al pobre diablo le había soltado tan pancha lo de mi hermano fallecido así que venir a resumir mis existencia con un "estoy bien" era casi mal educado. Él me respondió en la misma línea así que me alegró que estuviéramos de acuerdo en compartirnos cierta cantidad de información, incluso si era algo tan corriente como que estábamos atrasados con las clases.

Iba a preguntarle si me había pedido que lo acompañara para no morirse de aburrimiento, pero decidí no molestarlo tanto y solo giré el rostro para dedicarle una sonrisa. Al final lo piqué con algo diferente, claro, y noté que se le subía el color al rostro para variar. Ya lo había pensado, era un poco gracioso que fuese tan bochornoso.

Imposible no querer molestarlo un poco.

La voz de su amigo me distrajo en el momento en que la puerta se abrió, regresé la vista al frente y le sonreí al muchacho, saludándolo con otra reverencia sutil. Entramos a la casa detrás de él, noté el cambio de temperatura de inmediato y aunque no dije nada me acerqué un poco a Zoldryck sin darme cuenta. Por todos los Dioses, ¿este chico no se despertaba con la nariz congestionada cada mañana?

Como fuese, el albino pronto puso su atención en mí y forcé un poco el cerebro para entender el orden en que se había presentado. Recordé el incidente con el castaño, que le había dado vuelta a mi nombre y se había liado, así que preferí ahorrarnos angustias.

—El gusto es mío, senpai. Shiori Kurosawa —me presenté repitiendo la reverencia de antes—, gracias por recibirme.

En lo que el chico bebía del termo Kasun se me acercó lo suficiente para susurrarme lo del gato, contuve la risa y le di un codazo suave, que le alcanzó las costillas. Me parecía de mala educación estar cuchicheando frente a alguien.

—Tal vez —respondí en un murmuro a pesar de eso.

 

Cuando estuve lista le escribí a uno de los chóferes de la familia para que me fuese a dejar a la dirección de Craig para llegar puntual, aunque dudaba que al otro le importara mucho si me atrasaba cinco minutos, diez o media hora. En fin, que el chico me hizo pasar y me guió arriba, a su habitación donde pronto me distraje con el gato blanco. Era adulto ya, pero me recordaba a Nova.

No me pareció que pasara demasiado tiempo cuando Craig se retiró para ir a recibir a alguien a la puerta, pero yo seguí con la atención puesta en el gato y no me asomé para comprobar quiénes eran. En los intermedios también me puse a escuchar unos audios que me había enviado mi madre, diciendo algo de que mi padre quería que estuviese en casa por la noche y no sé qué, así que no escuché ni los murmullos distantes de la conversación abajo.

Copito había decidido restregarse en mis piernas mientras tanto y todo lo demás ocurrió a velocidades parecidas; me despegué el teléfono de la oreja, lo guardé en el bolsillo y la puerta de la habitación de Craig se abrió. Primero detallé a Kasun, a la versión Family Friendly de los Kasun quería decir, y después en su amiguita. Ya de por sí había visto cómo la chica se comportaba a su alrededor el día que abordé a Kasun en el pasillo, con una excusa de mierda, pero me sorprendió que estuviese aquí.

No lo sabía, ¿cierto? Que venía a toparse conmigo.

Sería muy descarado de su parte, pero la zorra había aparecido en mi fiesta con Dunn.​

Cuando el fuego de sus ojos encontró mi silueta su expresión cordial no trastabilló, pero conocía a esta niña desde antes de que su hermano muriera y, aunque sutil, noté la tensión que se le expandió por el cuerpo. Yo me acuclillé para acariciar al gato unos segundos, tragándome la risa y Shiori reaccionó con cierto delay.

—Buenas tardes, Akaisa-senpai —saludó, formal a cagar, dando solo los pasos suficientes para alejarse de la puerta y no estorbar en la entrada de la habitación.

—Es bueno ver que sigues acompañando a tu amigo —contesté con cierto énfasis—, Kurosawa.

Vete a saber por qué, el comentario la incómodo o algo, porque la puso en movimiento y abrió el bolso que cargaba para sacar un bento cuidadosamente envuelto. Buscó a Craig con la vista para finalmente extenderle la caja al albino.

—Como me invitaron de improvisto traje algo, son onigiris rellenos de atún.

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se me había olvidado kat

 

El deflect de Shiori con el bento había sido para mearse de risa, pero como nadie dijo nada ante mi pequeña provocación lo dejé correr sin más y solo observé cómo el albino recibía la caja de comida, agradeciéndole por el gesto. En el proceso le dijo al par que se pusieran cómodos, lo que hizo reaccionar a Kasun que tomó la mano de la mocosa para guiarla a la mesa.

Ah, pero qué lindos.

¿Shiori estaba jugando a la casita luego del incidente?​

Craig salió de la habitación, algo que me pareció completamente intencional, dejándonos solos a los tres y yo permanecí de pie en mi posición, con los brazos cruzados al frente. El castaño me habló, a la vez Shiori se deshizo de su agarre con cuidado y se quedó mirando al gato aunque no lo llamó ni nada. No lo sabía, pero Nova la había rasguñado la noche de la mascarada.

—Bien —respondí a la pregunta de Kasun, sin detenerme en nada más porque no le debía explicaciones a este muchacho y tampoco a la mocosa impertinente que me había cruzado la cara de una bofetada por nada—. Bueno, era esto o quedarme en casa. Además, así vamos acumulando puntos a mi favor, ¿no? Me deben unos cuantos favores, Craig, Mason y tú.

—¿Mason? —tanteó Kurosawa sin alzar mucho la voz y detuve los ojos en ella, inexpresiva.

—David Mason, es compañero de clase de Sonnen y Dunn. Lo asignaron en el proyecto junto a tu Kasun predilecto.

El cierre de la frase la hizo quedarse callada si había tenido intenciones de decir algo más y asintió con la cabeza, para dar a entender que me había puesto atención por lo menos. Luego giró el rostro hacia el castaño.

—¿Les fue bien al menos? No recuerdo si te lo pregunté —le dijo, aparentemente calmada.

 

Lo poco que me importaba si se notaba la tensión o no era de campeonato mundial, porque a la larga había construido mi personalidad alrededor de mi cualidad para tocarle las pelotas a las personas y ya. Además no había que ser demasiado listo para llegar a la conclusión que ya Kasun había alcanzado: el problema era con Shiori, no con ellos.

Por lo menos la mención al gato me hizo separar los ojos de la parejita para ver al animal subir a la cama de Craig, dispuesto a dormir allí hasta quién sabe que horas. Al hacerlo los gestos se me suavizaron, lo sentí y no me molestó ocultarlo aunque volví a fruncir ligeramente el ceño al regresar la atención a Kasun y Kurosawa.

—Se parece a Suiren, es un poco gracioso —añadí sin saber que ellos acababan de estar hablando de eso.

Total que el chico le respondió a Kurosawa que volcó todos sus recursos atencionales en escucharlo para evitar lidiar con mi existencia y los observé, callada. Ella le concedió una sonrisa, le respondió que le alegraban que hubieran aprobado y luego volvió a guardar silencio al ver que Kasun me hablaba otra vez, se notó que fue un intento por sacar a la chica de mi campo de tiro y la gracia me hizo sonreír ligeramente, pero lo dejé ser.

—Pues no sé si divertido, si al final les sigue yendo mal no me hago responsable por ustedes —respondí antes de sentarme en uno de los cojines frente a ellos—. Aunque mi dignidad está en juego, imaginen que dicen que los ayudé a ponerse al día y luego pifian igual.

 

Era un poco una ruleta rusa, porque si hubiese sabido que Katrina iba a estar aquí no estaba segura de si me hubiese quedado en casa o no, teniendo en cuenta que era la misma tonta que había terminando en su fiesta luego de lo que le había hecho. De hecho la lógica era bastante parecida a la de esa vez, alguien me invitaba y yo aceptaba sin más.

Topar con Akaisa era como chocar con pared a cien kilómetros por hora, no tenía otra forma de describirlo, y entre ambas ahora se movía una lucha de orgullo que parecía un sinsentido. Ninguna pensaba ceder a la otra y esto podía continuar hasta quién sabe cuándo, pero los pobres desgraciados que tenían que verlo eran Zoldryck y Craig.

Igual no pasó a más, por suerte, y para cuando Craig volvió ella estaba diciendo lo de su dignidad y él apañó el asunto en el aire. La verdad era que Katrina siempre había sido muy inteligente, quizás no le andaba demasiado lejos a Altan de hecho, pero parecía que toda la gente con buen cerebro que conocía lo usaba para puras mierdas. Digamos que verla aceptar a ayudar a otros, aunque fuese pensando en cobrarles de alguna manera después, era mejor que otras opciones.

—Para serlo deben ser buenos escuchando y parece que, contra todo pronóstico, ustedes dos y Maze son buenos prestando atención —advirtió mientras estiraba el brazo para alcanzar el bolso que había dejado a una orilla de la mesa y sacar un cuaderno—. Cuando les da la gana, claro.

El albino me habló haciendo que deslizara la mirada a él y asentí con la cabeza, el cabello rebotó suavemente ante el movimiento.

—Es un poco raro que venga a una juntada de estudios con los de tercero, pero habría sido grosero rechazar a Kasun-senpai —completé y lo pensé unos segundos cuando preguntó lo siguiente—. No diría que soy la mejor, pero tampoco se me da mal. En general ninguna materia me da demasiada lata.

—¿Termoquímica? —preguntó Katrina detrás de mis palabras atendiendo a lo que le había dicho Zoldryck y pasó varias hojas en su cuaderno—. Reacciones químicas... clasificación de las reacciones, escalas de pH, reacciones exo o endotérmicas. Bah, no andamos muy lejos del mismo tema, creo, igual les advierto de una que esta vez mis notas tienen huecos.