Microrrelato Primero de Enero.

Tema en 'Nano y Microrrelatos' iniciado por RedAndYellow, 1 Enero 2017.

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    RedAndYellow

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    Escritor
    Título:
    Primero de Enero.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    417
    Primero de Enero.
    Se llevó las manos a la cabeza. Todo le daba vueltas y el sudor había pegado las cobijas a su cuerpo. Sentía el calor subir por su piel y almacenarse en sus orejas.
    Le ardían las orejas y, las sentía la caliente sangre viajar por sus venas; como ácido en batería de carro barato.
    Alto.

    Dio un brinco en la cama que hizo que una de las maderas baratas que sostenía la cama se desplomara. En el colchón se hizo un hueco, que, se expandía por toda su pierna derecha hasta llegar a sus riñones.

    Palpó sus bolsillos. Llevaba un jean de color negro. Suspiró con la fuerza de un huracán, un huracán en camino a Miami.
    Sintió su celular. Hace dos meses apenas se había comprado un iphone; había tenido que ahorrar durante mucho tiempo.
    Los ojos se le elevaron hacia el cielo tras comprobar que su móvil seguía con él, atado como un cinturón de castidad.

    Movió la cabeza de lado a lado. La luz le afectaba sus ya dañados parpados. El dolor de cabeza no se disipaba.

    Lo recordó. El coche barato. ¡Su puto coche! ¡¿Dónde estaban las llaves de ese cachivache?!
    Recorrió con las manos su pantalón. Metió las manos en cada uno de los sudorosos bolsillos. Nada.

    Sudó frio. Se quitó, como si fuera una llama al rojo, las cobijas. Solo usaba un bóxer gris y una camiseta blanca, sin mangas.
    Estaba en su casa. Eso lo tranquilizó, un poco. Miró a su alrededor y sintió el pesado aire de su alborotada habitación.

    Se tiró, como una bola de pinball hacia la ventana. Observo la mugre en su ventana; pero lo que le interesaba era su calle.
    Cerró con fuerza los ojos y visualizó toda la calle. Hay estaba. Su porquería de Renault seguía ahí. Ahora solo faltaban las llaves.

    Se talló con fuerza los ojos. Caminó con lentitud hasta la puerta, en donde, tenía colgado un calendario.
    Movió el dedo índice por cada día del calendario, que, tenía un decorado de gatos, de todas las formas o colores.

    Se dio un pequeño golpe en la cabeza contra la puerta. La vibración reboto en sus oídos, generándole malestar, más del que ya tenía.
    Lo recordó.

    ¡Era primero de Enero! Año nuevo. Sonrió.

    ¡Sera un gran año, joder! Se dijo como si hablara con el siguiente premio Nobel.

    Se tiró a la cama y empezó a dormir.
     

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