Primeras Noches

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por CandyCandy, 17 Septiembre 2012.

  1.  
    CandyCandy

    CandyCandy Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    11 Julio 2012
    Mensajes:
    45
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Primeras Noches
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1393
    Preludio.


    Colette Dubois era la única hija de Jean Paul Dubois, el dueño de los hoteles más famosos de París. Su mujer, madre de ella, era Charlotte, una modista de alta costura. A sus 16 años, fue enviada al Upper east side de Manhattan, donde estudiaba para ingresar en la universidad de Yale.
    Su criada Dorota, cuidaba de ella y la atendía en todas sus necesidades que podía tener mientras vivía en el gran ático de Nueva York. Dorota era una mujer polaca, de 40 años de edad, regordeta y con grandes pechos, que había estado con Colette desde que esta era pequeña.

    Colette no tenía más parientes que sus padres, en una ocasión, su padre le había regalado una pulsera, una pequeña cadena con un corazón. “Please return to Tiffany & Co” es lo que había grabado en aquella pulsera.
    -Es un regalo de tu padrino, si alguna vez tienes problemas y yo no estoy, él te ayudará.-Fue lo que le dijo su padre, dándole aquel presente, el cual detrás del corazón también había una dirección escrita. Colette nunca pensó en visitarlo alguna vez, así que aquella pulsera solo tuvo la función que originalmente se le había propuesto.

    La vida de Colette cambió radicalmente, cuando fue enviada a San Francisco, para realizar un trabajo en grupo con sus compañeras.



    Capítulo 1.

    -Vaya, este hotel es enorme.-Había estado en muchos hoteles, bastante lujosos, pero aquel tenía algo de especial. Era mi primer hotel sin padres, solo con mis amigas.
    -¿En Francia no tenéis estos hoteles?-Jane siempre me recordaba que era francesa, no era algo que no me gustase, pero ella era competidora, y adoraba su origen neoyorquino.
    -Si, Jane. Tenemos hoteles así.-dije con desgana. El botones nos recogió las maletas y nos dirigimos hasta nuestras habitaciones.
    Me tiré sobre una de las camas, Vicky me imitó. No era raro, me adoraba, siempre quería imitarme en todo. Era una becaria, algo feúcha a la que era bastante fácil controlar.
    Me miré en el espejo y le pedí a Vicky que me peinara, envidiaba mi melena dorada, así que le dejaba tocarla para darle alguna esperanza de que podría conseguir algo parecido alguna vez.
    -¿Esta noche saldremos?-me preguntó ella tímidamente.
    -Por supuesto.-Si había algo que yo adoraba más que mis pómulos eran los chicos. Había besado a muchos.-En secreto, claro mi padre me mataría si mi reputación se manchaba.-y estaba cansada, quería pasar al siguiente paso. Jane presumía de haberse enrollado con uno en su limusina, un chico de 30 ni más ni menos, yo no podía ser menos. Conseguiría acostarme con algún chico guapo esta misma noche. Y mañana durante la rueda de prensa a la gobernadora, se lo restregaría por la cara.

    Quedamos las tres para vestirnos. Jane tenía la melena negra, era la chica más hermosa que había visto nunca. Yo era más alta, y atlética, gracias al maratón anual y a mis clases de tiro con arco. Mi madre no me apoyaba, consideraba que debía ser más como Jane, femenina, decía que era como una amazona, y yo me sentía orgullosa.
    Recogí mi pelo rizado en un moño, adoraba que algunos mechones me cayesen por los lados. Y me pinté los labios de carmín. Escogí un vestido azul con la espalda al aire y unos tacones marrones.
    Jane se dejó la melena suelta, y se puso una falda naranja con una blusa blanca, siempre conseguía estar el doble de guapa con lo mínimo que se ponía. Vicky en cambio, tubo que ir probando varias veces hasta que escogió un pantalón corto, caqui y una camisa color crema.

    Salimos hacia la fiesta privada que nos habían chivado que asistirían los mejores partidos de la ciudad. Pensaba acostarme con alguien, pero con un buen partido.
    La fiesta se celebraba en un bar de copas, propiedad de Mclain, un ricachón borracho, que poseía un club de striptease, decían que para poder acostarse con sus empleadas y que su mujer no sospechase.
    La cola fue eterna, además no querían dejar entrar a tres adolescentes en un bar con alcohol, pero finalmente, los contactos de Jane nos salvaron, una vez más.
    Dentro, todo estaba abarrotado y lleno de humo, el olor a bourbon y a puros impregnaba el ambiente sudoroso y caldeado.
    Los camareros paseaban con copas y el dj estaba decidido a poner la música más tecno posible.
    Acepté una copa, no era la primera que tomaba en mi vida, pero si la primera antes de hacer lo que había decidido hacer. Lo que debía hacer.
    Comenzamos a bailar en la pista, había todo tipo de personas, algunos se habían colado y el portero los estaba echando, otros de edad adulta intentaban ligar con jóvenes y otros solo charlaban en unas mesas en el fondo. Los más jóvenes, bailaban.
    Llevaba unas tres copas cuando comencé a sentir un ligero mareo. Decidí buscar a mi príncipe, que me llevaría a su casa aquella noche. Al poco comencé a arrepentirme. Quizás no había sido buena idea.
    Pero al poco Jane comenzó a bailar con el chico más guapo que había divisado en aquel lugar.
    Condenada Jane, no pensaba quedarme atrás. Busqué decididamente con la vista y me topé con él.
    Era un hombre apuesto, vestido con traje negro, su pelo era oscuro y estaba echado hacia detrás. Su edad debía estar a partir de los cuarenta. Realmente mayor, pero había algo extraño en él. Jugueteaba con su copa entre sus dedos y me miraba. Tenía unos ojos brillantes, podía verlo a pesar de la oscuridad y las luces de colores.
    Algo en mi se despertó, y me acerqué a él sin evitarlo. Se encontraba apoyado en la pared, nadie le hablaba. Al verlo de cerca me percaté de que tenía canas en los lados, cosa que le hacía aun más apuesto, sus hombros eran anchos, el traje le quedaba realmente bien. Me sonrió y pude ver unos perfectos dientes blancos.
    -¿No te gusta la fiesta?-Le pregunté.-¿Conoces a alguien?
    -No me interesa conocerlos.-me dijo con una voz muy masculina.-Tú pareces interesante.-Me sonrojé. Aquel hombre tenía algo que me hacía sentir como si me lanzase al vacío y estuviese completamente desprotegida.-¿Quieres acompañarme a tomar la última?-Sin saber como acepté y me dirigí con él a la barra. La camarera nos miraba extrañados, por la pareja que debíamos hacer.
    Me observó mientras me tomaba un martini.

    Sin saber como, y sin dejar de mirarlo a los ojos, me vi montada en un taxi hacia su casa. Era lo más alocado que había hecho nunca, desconocía por completo a aquel hombre y nunca me habían gustado los hombres mayores. Pero su aspecto daba a entender que era realmente un experto en llevar chicas como ella a su cama.

    Me desnudó camino a su cama, vivía en un piso bastante ostentoso, con un tono antiguo. La cama de barras de hierro hizo ruido cuando me colocó sobre ella. Le quité la ropa y me hizo el amor. Había algo en aquellos ojos que me perdía, supongo que por eso no me di cuenta de que algo no iba bien cuando lo vi sonreír con unos colmillos tan largos y blancos como el mismísimo diablo.
    En cuanto me sentó sobre él, me abrazó y cuando llegamos al clímax, sentí un dolor tan intenso como nunca había sentido, y a la vez el placer máximo. Nunca había imaginado que hacer el amor podía ser tan placentero y doloroso. Pero entonces me percaté de que el colchón comenzaba a llenarse de sangre. De mi sangre, y reconocí de donde me provenían aquellas sensaciones. De mi cuello. Logré verlo por última vez mientras me mordía y se relamía, y continuaba moviéndose debajo mio.
    Cuando acabó, sentí como la vida se desprendía de mí. Como un hilo fino igual que la sangre que acababa de tomarme.


    Me desperté lentamente, tumbada sobre la cama. Mi amante misterioso se encontraba sentado, vestido de cintura para abajo, y me sostenía entre sus brazos, mientras yo, sin darme cuenta, bebía desesperadamente de su muñeca. Un sabor ardiente bajó por mi garganta y noté como algo parecido a la vida que se me había arrebatado, volvía a mí.
    -Ya es suficiente.-me dijo con una sonrisa.-Bienvenida, querida.
     
  2.  
    Ana inukk

    Ana inukk Gurú

    Libra
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    Pluma de
    Escritora
    HoLa, m gusta mucho como escribes y gustaria que continuaces (con esta y tus otras historias).

    Deberias narrar un poco más y que los hechos no sucedan tan rapido. No te pido qu narres "eso" pero si el antes y el despues.

    Un Beso...
     
  3.  
    CandyCandy

    CandyCandy Iniciado

    Sagitario
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    11 Julio 2012
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    45
    Pluma de
    Escritora
    gracias por el consejo! es la primera vez que escribo en primera persona, así que me cuesta un poco. el otro fic esta algo abandonado, me falta inspiración, pero este lo tengo muy avanzado. hoy mismo subo otro capítulo ^^
     

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