Primera ronda: Daylight vs Thomas

Un descampado de amplias extensiones se abre ante los jugadores, rodeado por murallas de piedra de dos metros que delinean el contorno de los distintos estadios de juego. Montones de restos, neumáticos y madera se apilan sin orden ni concierto por todo el descampado, sirviendo de refugio ante el reguero de tinta que pronto se llevará a cabo.

Inicia así la ronda de Daylight y Thomas. El jugador que no es NPC siempre inicia primero; de ser dos jugadores, se lanza un dado de 6 caras. El que tenga mayor número empieza.

¡Buena suerte!​

 

Dayligth
PV: 100/100

Dejarse convencer por sus amigos de su instituto en ir a jugar una partida de balas de pintura, resultó causar más adrenalina de la que esperó; a medida que se ponía el traje para evitar lastimarse duramente, colocándose por último el chaleco que pesaba más de lo que esperaba. Pese a estar vestido con un camuflado como le recomendaron, y una camiseta negra, zapatillas deportivas, debía llevar consigo la tela protectora.

Se colocó el casco que tenía inmerso unas gafas airsoft y sujetó su arma.

Era momento de empezar a jugar.

 

Thomas
96/100
Ataque:
Defensa:

La imagen fugaz de un chiquillo de no más de doce años se deslizó sobre su costado, apuntando con la pistola a pesar de que sus manos parecían estar temblando irremediablemente. Parecía tremendamente sigiloso para haberse acercado tanto sin ser visto pero... le faltaba actitud.

Se tensó sobre sí cuando la pintura impactó, revelando así su posición, y el chico se volvió hacia él.

—A-A-Ah... Ehm...

Y echó a correr de allí.

 

Dayligth
PV: 91/100

Sus cejas se levantaron al ver el muchachito correr, con las manos temblorosas. Aquello le causó una pequeña risa, porque el niñito nervioso y todo, le había dado, y además, él solo consiguió rozarle. Sujetó con seguridad y se esmeró en perseguirlo, por medio de los neumáticos.

Parecía tan primerizo como él en el juego.

 

Thomas [89/100]

Era increíble como aquel chiquillo tenía tanta agilidad en esas piernas. Su técnica parecía consistir en huir, y huir, y marear a su perseguidor entre los obstáculos, porque pronto acabó por perderlo de vista. Tragó saliva, escondiéndose con sigilo, y se dio cuenta de que sostenía su arma al revés.

¡C-Con cuidado, con cuidado!

Un nuevo disparo surgió de la nada y volvió a echar a correr, escurridizo como él solo.

 

Dayligth
PV: 84/100

El niño parecía un animalito que atacaba y corría, incitándolo a seguir persiguiéndolo mientras se escondía tras uno de los tantos muros de madera creados artificialmente, respiró profundo y se agachó, tratando de buscarlo en medio del silencio. Le había dado, así que se esmeraría en encontrar aquella mancha azul que le causó.

 

Thomas [81/100]

Todo era silencio hasta que Thomas pisó unas ramas secas, creando un chasquido que le hizo palidecer en el acto. Tragó saliva, saliendo de su escondite a toda prisa, pero Daylight lo había encontrado y se encontraba frente a él.

—¡P-Pareces un fantasma, qué silencioso! —exclamó, apuntándolo antes de lanzarse tras unos neumáticos por el momento, evitando otro golpe más. Respiró hondo, y su casco se asomó ligeramente mientras hablaba—. Anda, dame algo de ventaja. Soy un niño, ¿no?

Si colaba, colaba.

 

Dayligth
PV: 84/100

Alcanzó a moverse hacia la izquierda lo suficiente como para no quedar manchado de nuevo, escuchando la aguda voz del niño, lo que le causó un poco de gracia pese a estar negando con la cabeza, asomándose nuevamente y viéndolo correr a toda prisa. No lo dejaría alejarse mucho, con lo escurridizo que era, no podía darse el lujo de fingir que no podría perder.

 

Thomas [69/100]

Bufó al ver que el chico ni siquiera le dirigía la palabra. El impacto de la pintura lo hizo trastabillar ligeramente, y se obligó a derrapar sobre sus rodillas hasta escapar del alivión de pintura.

—¿Te ha comido la lengua el gato acaso?

Disparó varias veces, tratando de solventar su mala puntería con el número de balas.

 

Dayligth
PV: 83/100

Alcanzó mover su pierna, en donde minúsculamente calló una gota de pintura. Ajustó su dedo índice derecho en el gatillo, presionándolo.

—No tanto como te han vendado los ojos para esa puntería tan paupérrima —comentó un poco ácido, apuntando hacia el niño.

 

Thomas [66/100]

Se escondió todo lo rápido que pudo, sacando la cabeza poco después para mirarle a través del casco.

—¿Qué significa paupérrima? —preguntó. Y aprovechó para seguir disparando detrás de la pila de heno.

 

Dayligth
PV: 71/100

Elevó una de sus perfectas cejas por debajo del casco, ante la pregunta. Los niños ya no se aprendían los sinónimos de las palabras en clase de castellano...

—Pobre —respondió—, eso significa. Y que me has dado, pequeño mocoso —comentó un poco risueño mientras se movía tras una pila de neumáticos.

 

Thomas [60/100]

—Oh... —dejó escapar, aunque el ataque cortó su sorpresa. Sacudió su cabeza y lo observó moverse con cautela, apuntando desde su base. Parecía animado—. ¡Pero no debe ser tan pobre después de ese ataque!

Solo era cuestión de ver si podía repetirlo una vez más.

 

Dayligth
PV: 71/100

Cerró su ojo izquierdo, apuntando cuidadosamente luego de ver cómo la puntería del niño fallaba por mucho.

—¡Parece que sí lo fue! —alzó un poco la voz, disparando un par de veces, para después comenzar a moverse hacia una roca grande que había en el campo, cubriéndose tras ella.

 

Thomas [46/100]

Gruñó un poco cuando el chico salió de su campo de visión, alejándose notablemente. Se obligó a salir de su escondite, temeroso, pero el ataque sorpresa lo llenó de pintura y le hizo soltar una exclamación llena de molestia.

—¿Ah, sí? ¡Ahora verás!

Y echó a correr de vuelta.

 

Dayligth
PV: 68/100

Trató de ocultarse del pequeño renacuajo, manteniendo el arma de paintball a la altura de su barbilla, viéndolo correo luego de dispararle, causándole risa. Se inclinó por perseguirlo corriendo por el césped.

—¡Espera!

 

Thomas [38/100]

Jadeaba, haciendo un esfuerzo por cargar el arma adecuadamente, evadiendo a su perseguidor a pesar del cansancio que empezaba a sentir. El contador lo puso muy nervioso: quedaban apenas quince minutos, e iba directo hacia una clara derrota.

Apretó los dientes, haciendo un esfuerzo por perderle de vista.

—¡No, déjame!