Two-Shot Primavera en un salón de videojuegos [PersonaRol]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Kaisa Morinachi, 13 Junio 2020.

  1.  
    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Escritora
    Título:
    Primavera en un salón de videojuegos [PersonaRol]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1888
    Cosas mundanas y casuales, porque puedo y quiero (?)
    Kuno Vizard y Liza White , vengan a ver a sus niños, y de paso me avisan que tan fuera de personaje estuvieron o no (?)

    Podemos tomar esto como cualquier día tras terminar lo del parque de Sayuri y antes de empezar cualquier cosa que nos vaya a tener preparada Kaito (???) Básicamente: Un día donde los chicos no anden pensando en derrotar monstruos o en descubrir orígenes de virus extraños (?)

    Two-shot, solamente porque con suerte llego a los 1000 y ya me estaba incomodando lo largo que quedaba XD




    Primavera en un salón de videojeugos.


    —Shi- rai -kun~ —. Por cada silaba dicha, el joven Tojo tocaba con el indice el hombro de su compañero, susurrante. Estaban en medio de una clase de literatura; y el simple hecho de que el rubio estuviera interrumpiendo el sepulcral silencio le ponía de los nervios, a pesar de que la voz, siempre enérgica, había sido solo audible para Shirai.

    De todas formas, Yule se volteó para ver al compañero que se sentaba detrás de él.

    —¿Qué ocurre? —susurró en respuesta. No estaba enojado, más bien le preocupaba una reprimenda por parte del profesor, pero eso no le quitaba el genuino interés que sentía por lo que fuera a decirle Oreki.

    —¿Quieres ir al salón de juego después de clases? —contestó el chico poniéndose una mano al costado de su boca, como si estuviera contando un secreto de estado. Su radiante sonrisa no se perdía en ningún momento.

    El de hebras bicolor lo pensó un momento. Le había sorprendido la propuesta, pues nunca imaginó que otros chicos se mostrarían en algún momento interesados en pasar tiempo con él... Aunque de todas formas, desde que llegó a Hanazawa y empezaron los problemas en Arcadia, toda la vida que había estado llevando y a la cual estaba acostumbrado parecía cambiar cada vez más; ningún día era igual al anterior y era capaz de notar como todos cambiaban a su alrededor... Cambios positivos, en su mayoría al menos, o así lo veía él.

    —¿Cla-claro? —respondió titubeante, sin saber aún si tenía siquiera derecho a negarse. Tojo dejó salir una suave carcajada, estaba conteniéndose para no ser escuchado por el docente; palmeó dos veces el hombro de Shirai, con una sonrisa de oreja a oreja sus ojos se habían cerrado, se le notaba genuinamente alegre.

    No es que los juegos llamaran su atención, en lo más mínimo... pero pasar tiempo con alguien, como amigos... Eso era lo que en realidad ansiaba el joven Shirai y Oreki le transmitía el valor para probar; aquella situación que la vida tanto tiempo le había privado, o tal vez él mismo había evitado: Tener amigos.

    —¡Es un trato entonces! —sentenció mientras volvía a mirar el pizarrón, notando como el profesor le miraba acusativo, pero no le dijo nada y el joven Tojo solo atinó a otra suave y juguetona sonrisa dirigida al docente, tal vez en un intento de disculpa silenciosa. Yule sonrió de vuelta antes la reacción del chico, decidiendo volver a centrarse en copiar lo que el adulto escribía, parecía que sí el profesor frenaba se quedaría sin vida o algo; ya iba por la tercera vez que rellenaba el pizarrón.

    Definitivamente, una jornada escolar bastante ardua, por suerte hacía un buen día de primavera.


    Decidieron que primero se iban a pasar a sus casas para poder almorzar y ponerse ropa cómoda, para después juntarse frente al restaurante de Hanazawa, que parecía ser el único del lugar. Oreki vestía bastante veraniego; tan solo una blanca camiseta y unos jeans holgados, aparte de unas zapatillas perfectas para correr sin tropezarse, como el vendaval de energía que era el joven Tojo le venían de maravilla. Claro, tampoco le faltaba un gran abrigo afelpado por dentro, pero este lo sujetaba con su brazo izquierdo.

    —¡Hola, Shirai-kun! ¿Listo para conocer uno de los mejores lugares de Hanazawa? —preguntó en cuanto vio a Yule acercarse a él. El chico le sonrió de vuelta, sin perder el toque de timidez que le caracterizaba, aunque cada día menos.

    —Supongo que si, para eso estamos ¿no? —comentó casual, él llevaba puestas las manos en los bolsillos de sus jeans, algo más ajustado que los de Oreki. Una camisa que por encima llevaba un chaleco de lana sin mangas de un estampado armonioso, Tojo no evitó preguntarse a sus adentros sí no tenía calor con esa ropa puesta, pero tal vez su compañero simplemente era de los que tenían frío hasta en mitad de un desierto... ¿O sería él mismo el que andaría desabrigado aún estando en la nieve? No le dio más vueltas y decidió empezar a caminar en dirección al salón de juegos.

    —Sep, es un lugar genial... —respondió sin mirar a Yule, que le empezó a seguir el paso en cuanto este empezó a caminar —. Aunque claro, nada comparado con los lugares para comer de por acá —dejó soltar una leve carcajada, Shirai tan solo le siguió escuchando con atención — ¡Es extremadamente difícil decidirse! Un Maid Café que te brinda todo su amor y cariño en las comidas, un restaurante que parece de primera clase a pesar de que vivimos en un pueblo que con suerte aparece en el mapa... ¡Y la tienda de ramen! La que está cerca del río ¿Has ido alguna vez a comer allá? Si no lo has hecho tenemos que ir algún día ¡Yo invito! ¡En verdad que no te puedes perder los platos de ese señor!

    Definitivamente; Oreki era un remolino de energía, más aún cuando de hablar de comida se trataba. Tal vez le costaría acostumbrarse a la velocidad de su nuevo compañero, pero tampoco es que le desagradara, pues la verdad era que el joven Tojo sabía como transmitirle buenas vibras a otros, cosa que siempre se apreciaba.


    Llegaron a la entrada del lugar, el bullicio de las maquinas reproduciendo el sonido de juegos retro era notable; la penumbra, alumbrada solo por luces que en su mayoría eran algo estridentes y coloridas, daba cierta sensación de ciudad a pesar de encontrarse en un simple pueblo ¿Quién se habría tomado las molestias de crear tal lugar? ¡Era claro que en Hanazawa no recibiría tantos clientes! Y a pesar de todo, era una pregunta que ni Oreki, y menos Yule, podrían responder; pues eran nuevos en el pueblo y cosas como el nacimiento de muchos de los lugares estaban fuera de sus conocimientos.

    Shirai se extrañó al ver como el rubio observaba los alrededores en vez de simplemente entrar en el salón. En un momento una sonrisa reemplazó totalmente el rostro serio, aunque apacible, que había surgido cuando detuvo su caminar; Yule solo atinó a seguirlo con la mirada, notando como el chico se acercaba a alguien que parecía estar apoyada en la esquina del recinto, de manera que quedaba de espaldas ante su vista. No se demoró mucho en reconocerla, por lo que supo quien era entes de que ambos se voltearan para volver donde Yule en un caminar calmo.

    —La he invitado también —comentó alegre el rubio mientras apuntada con su pulgar a la chica de su costado, en respuesta al algo azabache chico se le colorearon un poco las mejillas; mientras desviaba la mirada marcó un tiempo con su pie para apaciguar los nervios, no esperaba encontrarse con ella en especifico.

    —¡Un gusto! — La chica se inclinó en forma de saludo, más por los nervios que otra cosa ¿De qué servía tanta formalidad? ¡Ya se conocían desde hace días!

    —I-igualmente —. No supo que más responder.

    —¡Bueno, bueno! ¿Entramos ya? —interrumpió el de rojizos orbes, ahora apuntando el salón de juegos tras su espalda — ¡Yo me adelantaré! He estado esperando toda la mañana por esto —. Y tras una leve sonrisa se marchó al interior.

    El par restante tan solo observaron ensimismados como el chico se adentraba, pareciera que en su salsa, al salón de juegos. La chica le dirigió una mirada de reojo, aunque no por mucho, al más alto del grupo.

    —No sabía que te gustaban los videojuegos —comentó algo cohibida, pero aún así fue capaz de dirigirle toda su atención, sin vacilar esta vez. El chico la miró de reojo, ella simplemente sonreía; volvió a dirigir su vista al salón mientras parecía encogerse en su puesto.

    —E-en realidad... —tartamudeó, inseguro de sí comentarlo o no —. No juego videojuegos, ni maquinas arcades... Tal vez pueda jugar uno que otro... juego de mesa, pero... — A medida que más hablaba, su tono disminuía y el sonrojo aumentaba paralelamente a la inseguridad que le cubría el cuerpo —. No es ni de cerca mi hobby.

    Watanabe le escuchó con atención, sin quitarle la vista de encima, cosa que hizo sin darse cuenta; su rostro, a pesar de ser indiferente, denotaba más interés en las palabras que desagrado. Cuando el chico terminó de hablar la miró de reojo, intercambiando así miradas con la castaña, provocando que ambos apartaran la vista de inmediato al frente; lograron ver como Oreki ya estaba dando lo mejor de sí en el juego del Taiko.

    —Parece realmente entusiasmado ¿No crees? —comentó la chica mientras sonreía, enternecida por el de hebras amarillentas. Tal expresión solo ayudó a que el corazón de Yule se le alborotara más. Dirigió la vista en silencio en dónde se encontraba su compañero, tanto de clases como de batallas, para concluir que si se veía bastante alegre con el asunto.

    —Si, eso parece —dijo simplón, pero tampoco había necesidad de más palabras.

    —Me da la sensación de que a este paso se quedará sin dinero para el almuerzo —prosiguió ella, mientras cerraba los ojos por la incontenible sonrisa que se le formó — ¡Ya sabes! Este chico almuerza como tres veces al día.

    Nagi volvió a mirar a Shirai. Esta vez mantenía una leve sonrisa, y a pesar de que se le notaba el rubor natural de sus mejillas; no pintaba estar nerviosa, como sí hablar del rubio le hubiera calmado.

    >> ¿Quieres intentarlo? Digo, jugar algún arcade —. Apuntó con su pulgar el salón de juegos —. Puede llegar a ser muy divertido.

    El chico dirigió su mirada desde Watanabe al salón de juegos... ¿Estaría bien intentar? En realidad no le apetecía para nada hacer el ridículo allá adentro.

    —Yo...

    —Es solo cosa de encontrar el ideal —comentó como si las palabras utilizadas no fueran peculiares, Yule solo atinó a mirarle algo sorprendido.

    —Nunca imaginé que te gustaran los videojuegos...— El chico desvió la vista nervioso al suelo, notando como el comentario parecía haber incomodado a su ahora acompañante —. Di-digo... No está mal, cada quien tiene sus gustos, ¿no?

    Watanabe dejó soltar un suspiro pesado, siempre le era complejo lidiar con las personas cuando descubrían parte de su lado friki.

    —Bueno, mejor entremos; no podemos permitir que Tojo-senpai se lleve toda la diversión, ¿verdad?

    Y dirigiéndole una última sonrisa al mayor, que por acto reflejo la imitó sutilmente, Nagi se adentró al salón de juegos. Shirai se quedó un momento estático, como sí procesara todo lo que había pasado. Al final decidió entrar de una vez por todas.

    Al parecer le esperaba un largo día por delante, tan solo por estar con dos fanáticos de las maquinitas esas... Por último iba a ser interesante ver los diversos funcionamientos de estas.
     
    Última edición: 13 Febrero 2021
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