Prejuicios Maldichos - (Neji/Saku)

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Prejuicios Maldichos

Capítulo 1 - ¿Algo inesperado?




No había podido dormir. Algo me perturbaba en la mente; algo me decía que no debía descansar, que no era el momento. Aunque en las últimas semanas el sueño se me había hecho difícil, las horas se habían reducido y me despertaba ante cualquier movimiento. Así que no lo tomé como motivo para alarmarme. Tampoco era que no lo necesitaba, es más, me frustraba que la única vez en el día que podía alejarme de mi realidad se acortara, y tampoco me gustaba que cada vez tuviera más tiempo para pensar, inevitablemente, en todos los sucesos que quería evitar.

Me levanté de mi cama con expresión ausente, e intentando no crear ni el más mínimo ruido que pudiera darle paranoia a mi madre para averiguar si me encontraba enferma. Encendí la luz entrecerrando los ojos por reflejo a tal acto. Me senté ante el espejo, cogiendo el cepillo que mi padre me había regalado a los cinco años y aún lo conservaba. Sin mirarme, sin sentirme, sin saber qué era lo que realmente hacía, comencé a cepillarme el cabello, lentamente, una, dos, tres pasadas y así sucesivamente.

Quien me hubiese visto en ese momento, diría que sufría de algún trauma psicológico. Pero descubrí que desconectarme mentalmente mientras una acción es llevada a cabo, hacía pasar el tiempo más rápido.

En el piso de abajo se oyeron unos golpeteos fuertes en la puerta de entrada, provocando que arrojara accidentalmente mi peinador al suelo y despertara de mi pequeño trance mental. Al instante unos pasos acelerados se hicieron notar hasta llegar a la puerta. Se escuchó un tirón de la manija con su ruido chillante tan peculiar. Luego, el silencio reinó…

Salí de mi cuarto para ir a ver qué era lo que sucedía, después de todo, aún eran las cuatro de la madrugada. Vi a mi progenitora hablar con un ANBU, pero no me atreví a acercarme, no entendía porqué mi cuerpo no me lo permitía. Me escondí detrás de la pared que actuaba como divisora entre el pasillo y el living, esperando descifrar lo que me tenía intrigada.

- … Supuse que usted debía saberlo, para facilitárselo a su hija – comentó el hombre sin expresión alguna-. Sé que ella fue alguien que pasó una gran parte de su vida con él. Por eso pensé que debía ser una de las primeras en saberlo.

- Esto no puede estar pasando, no en este momento -observé cómo mi madre se llevaba una mano a la frente para recopilar los hechos de una mejor forma-. Gracias por venir.

- Lo lamento. –Y en un abrir y cerrar de ojos desapareció.

- Sakura… -habló para sí misma con un suspiro sin darse cuenta de que me encontraba detrás de ella.

- ¿Qué pasó? –alarmada por mi tono de vos y repentina aparición se dio media vuelta con una gran sorpresa en su rostro.

- ¿Cómo…? ¿Has est…?

- ¿Qué pasó?

- Yo… lo siento, es que… la misión… lo siento, Sakura. –reprimió un suspiro de dolor.

- Mamá, no quiero volverte a preguntar, por favor, ¿qué pasó? –supliqué.

- La misión ha salido mal. Muchos ninjas han muerto. Naruto está en grave estado, y el rescate no salió bien ya que… ya que Sasuke… -miró hacia un costado buscando una manera para encontrar las palabras que buscaba-. Sasuke murió, bueno, lo asesinaron en modo de defensa.

La miré con desconcierto, luego me giré y caminé hacia mi alcoba, sin decir absolutamente nada.

- ¡¿Sakura?! –me llamó con desesperación, pero cerré la puerta con un golpe dejándole en claro que la conversación había acabado allí.

Caí sobre mi cama, no por voluntad propia, sino porque mi piernas habían cedido. Todo comenzó a girarme. Recuerdos me amartillaban la mente. Las sensaciones se me mezclaban entre tristeza, enojo y confusión. Parecía que las paredes se achicaban y yo me agrandaba.

¿Él estaba muerto?

Toda mi vida desde que lo había visto por primera vez quise un futuro con él. Soñaba despierta o dormida pensado en qué pasaría si algún día se fijaba en mí. Me peleé con mi mejor amiga por el amor que le tenía. Lloré noches incontables preguntándome si debía cambiar para ser su ser perfecto. Hubiese dejado todo si él así lo quería. Pero, aún así, no bastaba, porque era demasiado bueno para mí, y ahora…

Él estaba muerto.



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Ehmm... Había pensado un par de cosas para decir, pero me las olvidé todas xD. En fin, espero que les guste... y nada, disfrútenlo.
Domii.

 

Re: Prejuicios Maldichos - (Neji/Saku)

Prejuicios Maldichos:


Capítulo 2- Estado vegetal.


La semana había transcurrido con lentitud. El timbre no había parado de sonar, las personas no dejaban de entrar y salir –únicamente para ver un alma en estado vegetal-. Mi madre se pasaba horas enteras del otro lado de la habitación, intentando averiguar si mis llantos me habían ahogado de una vez por todas. En verdad, no había llorado. Creo que era más bien por el hecho de que no quería asimilar la realidad, o capaz que ya lo había largado todo cuando descubrí que él se fue de mi lado, rechazando la oferta de una vida conmigo. Aunque bien, en ese entonces tenía esperanzas de que se arrepintiera, y ahora, ya todo había tomado su fin… y al parecer no era uno feliz.

- ¿Sakura? Somos Tenten y Hinata. Por favor, ábrenos –replicó una voz con delicadeza detrás de la puerta.

Lo que faltaba. No quería hacerlo, realmente no. Pero tampoco quería que me tuvieran lástima. Ya nadie me subestimaba ni me veía como alguien débil; no quería que lo volvieran a hacer. No otra vez.

Me levanté de mi cama, tambaleándome con cada paso que daba. Busqué la llave, que servía como defensa contra los intrusos, y que yacía en el escritorio. Intenté meterla cinco veces, fallando, hasta que me aclaré la vista y a la sexta lo había logrado.

Claramente, la sorpresa que llevaban en los rostros era a causa de mi apariencia “desordenada”. Yo también me hubiese sorprendido.

- S-saku… - tartamudeó la de ojos blanquecinos.

- Pasen – les indiqué con un gesto de cabeza.

Mi habitación estaba hecha un desastre: las cosas desparramadas por el suelo actuaban de alfombra, las ventanas tapadas con una gruesa cortina bordó impedía el paso a la luz, hojas, pañuelos, vasos, algo de comida sin tocar y ropa sucia hacían de sábanas sobre mi cama, y un olor extraño recorría el cuarto. Así que les costó encontrar un lugar para sentarse, o bien, quedarse paradas.

- Sakura, no te podemos ver así – aseguró Tenten -. Sólo mira a tu alrededor; no comes, se ve que no duermes, no sales, no quieres hablar con tu madre, y tenemos suerte de que nos abriste la puerta, además de que…

- Estoy bien, -interrumpí – no pasó nada.

- ¡Sí que pasó algo! ¡Sasuke murió, Sakura, y tú estás mal! – gritó con impaciencia mientras la mano de Hinata le tocaba el hombro en señal de que se estaba sobreexcediendo -. Escucha – suspiró -, tú más que nadie debes de estar dolida, y eso todos lo saben, pero nos preocupa que no lo demuestres, que no reacciones como se supone que debes hacerlo.

- No queremos que estés mal, pero tampoco queremos que estés tan… ausente – acotó su acompañante, tomándome de la mano y acariciándomela lentamente.

¿Cómo era posible que fuera tan vulnerable? Porque, a decir verdad, nunca fui fuerte. Cada vez que pude caer, lo hice. Cada vez que pude llorar, lo hice. Cada vez que pude mostrarme estúpida, lo hice. Y cada vez que tenía la oportunidad de enamorarme de alguien imposible, lo hice. Era patéticamente imbécil.

Y para colmo nunca se fueron. Ahí estaban. Esas pequeñas gotas que salían de mi ojos sin previo aviso, o involuntariamente. Esas gotas que inundaban mi vista hasta dejarme completamente ciega. Esas gotas que en vez de tener un gusto salado, sabían más bien a amargo. Esas gotas… habían vuelto.

Pero era extraño, ya que sólo una había salido; cayó de mis ojos y depositó su líquido en mis labios, como parada final. Con un dedo, para comprobar, hice el recorrido que había hecho la lágrima, hasta saborear por dentro de la boca el índice.

- ¿Sakura, estás bien? – preguntaron con un dejo de preocupación ante el repentino acto.

No

- Sólo quiero estar un poco sola, por favor –les dije con una indirecta en la frase, observando una remera color azul que colgaba de la silla mecedora.

- No - Me sorprendí al oír la seguridad de Hinata -. Yo… No. Digo, no debes quedarte sola, no te dejaremos sola… Ven conmigo.

- Hinata…- susurré perpleja.

- Los padres de Tenten no permitirían que alguien se quede en su casa, pero yo podría convencer al mío… de que te quedes algunas semanas -¿Qué me estaba pidiendo?- Además de que tendrías tu lugar y paz, y nosotras no nos estaríamos preocupando todo el tiempo por cómo estás.

- Pe… -No me dejó terminar la frase.

- No creo que tu madre tenga problema con respecto a que te vayas de la casa por un tiempo; tanto ella como nosotras queremos lo mejor para ti –me aseguró.

Sí, su cara decía que le importaba y mucho, y no sólo la de ella, sino que también los rostros de las demás personas que vinieron a ver si ya había saltado hacia la depresión, o locura. ¡Pero vamos! ¿Yo en esa casa… en esa mansión? Como si no me bastaba que las personas me vieran como una inútil, ahora tenía que mostrar mi débil presencia ante los más fuertes. Sin contar que el estado no ayudaba en lo absoluto. Aunque… nunca quise afectar a los demás con mis problemas, y estando en mi casa causaba más intriga, preocupación y demás, en las personas. Y, si me iba a lo de los Hyuuga, por lo menos sabían que me encontraba bien.

La pregunta era: ¿estaría bien allí?


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:ekA: Sí, me tardé y mucho. Es que no sabía cómo shit continuarla y asdf. Igual, ya tengo el tercer capítulo, así que no tardaré en subirlo.
Fann (alias: Dios) beteó el primer capítulo, luego, éste lo corrigió, y de ahora en más, Acero :3.
Domii