Precipicio

Precipicio
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Es increíble como tu futuro jala forzosamente a tu pasado, como cuando estas a la deriva de un precipicio comienzan a pasar todas las imágenes de horrendos y hermosos recuerdos de tu vida. En este momento siento como el aire feroz arrebata el alma de mi cuerpo dejándola descansar al fin en paz. En este instante pasa toda mi corta vida por mis ojos, desde aquel hermoso principio hasta este horrible final.
Recuerdo esa época cuando tenía apenas cuatro años y todo era felicidad y amor en mi vida, aun no conocía la mediocridad de las personas, aun no conocía la palabra sufrimiento ni la de muerte, vivía en una familia conformada por cuatro personas incluyéndome; mi madre, siempre alegre amable y amorosa, mi padre, siempre tomando y fumando, y mi hermoso hermano Bruno de apenas 2 años.
Me acuerdo de aquel día ese en el que mi vida comenzó a caer en manos de un demonio o eso aparentaba, 4 de julio de 1990, un día antes de mi cumpleaños, estaba en la noche viendo mis caricaturas favoritas, mientras mi madre tomaba una siesta y mi padre cuidaba a mi hermano y bebía... no quiero mentirles, realmente mi cerebro no logra rememorar completamente lo que paso esa noche pero, les puedo decir que recuerdo perfectamente cuando las llamas envolvieron mi casa y gritos violentos que aun perturban mi mente se empezaron a escuchar.
Al siguiente día desperté en el hospital lo único que lograba ver era enfermeras corriendo desesperadamente por todos lados y a Bruno sentado alado mío, cuando de repente veo venir a mi tía Paty llorando descontroladamente, ella venía a recogerme y a darme la notica más horrible de mi vida…
-Emily, ¿Recuerdas que sucedió anoche?
-No, en realidad no recuerdo, ¿Qué sucedió?
-Tu casa… se incendió, a causa de tu padre…
-¿Qué? ¿Dónde están ellos? , ¿Están bien todos?
- Tu padre solo tiene quemaduras menores, tu madre ha quedado inválida, y tu hermano… ha fallecido…
Después de ese momento supe que mi vida como la conocía había terminado, y ahora todo sería como una película de terror, viviría con el miedo el odio y la tristeza consumiéndome lentamente hasta que llegara el día de mi final, aquel 5 de julio un día celebrado con la enfermedad y la muerte en mi familia había causado un fin a mi mundo de felicidad y amor.
Pasaron cinco años yo ya había cumplido diez, mi madre se suicidó unas semanas después del accidente y mi hermano me sigue visitando de vez en cuando y me dice lo feliz que es mama en donde está, a veces creo que Bruno es el único que logra entenderme, aunque dice que no le cuente a nadie sobre él, que tiene que ser nuestro secreto o si no ya no podremos vernos, no comprendo el porqué de esta condición pero sé que si ya no lo viera moriría…
Mi padre bebía más que nunca, el único momento en el que no lo veía con la botella en la mano era cuando al fin se quedaba dormido. Recuerdo que todas las noches llegaba a mi cuarto llorando y muy borracho, tropezándose con sus mismos pies tirando cualquier cosa que se interpusiera en su camino, el venia y se recostaba junto a mí, odiaba que hiciera eso ya que llegaba un momento de la noche en donde me quitaba mi pijama y comenzaba a hacerme caricias, eso no era la parte mala, de repente me apretaba el pecho y rasguñaba mis piernas al grado que mis lágrimas se soltaban y caían a través de mis mejillas… Otras veces era peor como cuando me levantaba de la cama a gritos y me ponía frente a la pared, se bajaba el pantalón y desde ahí yo solo sentía como me quitaba y me rompía mi niñez…
Llego una noche en la que entro gritándome, soltando todo el dolor de su alma a través de su voz terrorífica, ese momento en el que me miro con los ojos del mismo demonio y se hecho encima mío, el dolor era inigualable, mi gran desesperación ante aquella situación causo que agarrara mi lámpara y lo golpeara con todas las fuerzas que había acumulado noche tras noche.
Después de ese momento todo comenzó a cambiar, llegó la ambulancia, la policía y todos los vecinos salieron a ver como a la niña asesina se la llevaran los doctores psiquiátricos, el odio hacia las personas que consumí aquel día es inexpresable, juraba poder matar a todos sin piedad, mis gritos se oían en toda la cuadra, espero haya traumado a todos los niños que vivían cerca de mi trágica casa.
Me llevaron a un lugar, donde me encerraron en un cuarto y me amarraron a una cama ahí pase horas y horas tal vez días no lo sé llego el momento en el que el tiempo ya no era parte de mi vocabulario, ya no existía en mi mundo, ya no sabía qué día o que mes era, lo único que podía observar era aquel techo completamente blanco donde en la noche criaturas demoniacas que hacían llamar sombras aparecían para atormentarme.
Recuerdo que aguja tras aguja atravesaba mi piel, esas personas vestidas de color blanco que nunca se presentaban venían a inyectarme esos lindos botecitos que contenían un líquido al que yo le llamaba paz, me hacía sentir feliz y relajada por un rato, hasta que se pasaba su efecto.
Un día uno de esos hombres blancos vino en la madrugada a revisarme, era raro ya que solían dejar que la noche me consumiera sin ninguna compañía, de repente vi que agarro aquellas cadenas que atrapaban mis muñecas y pies a la cama él las desabrocho y dijo “no te muevas, dejare abierta la puerta, escapa, corre, se libre”.
Hice lo que dijo, ese día salí de aquel horrendo lugar y corrí sin parar, a donde mis pies descalzos me llevaran, hace tanto que no olía el aire fresco que, puede para ti no tener olor pero para mí era como olfatear el aroma puro del cielo.
Llegue a una esquina y observe lentamente aquel edificio de 25 pisos de altura, entre, y con toda la calma del mundo tome el elevador, donde dos personas me acompañaron, ya no recordaba el odio que le tenía a las personas, esa manera en que me miraron, cuando con sus ojos juzgaron mi persona sin conocer mi pasado, por fin, por fin dejare este mundo de hipocresía.
Subí hasta a la azotea donde me acerque a mi final y salte sin pensar, ahora estoy viendo mi cuerpo estrellado en el suelo frio mi sangre derramada en la cera gris, al fin, por fin soy libre de todos mis pecados y penas, es hora de ir con mi madre y con Bruno a estar juntos, a ser feliz, otra vez simplemente…feliz.
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Este cuento fue escrito por una amiga llamada Dennis, me pidió que publicara su cuento en este foro para que le dieran su opinión sobre su historia.
Esperamos que haya sido de su agrado