Porque soy estúpido.

¡Hola persona que me estás leyendo! Recién hoy acabo de inscribirme en esta página gracias a una amiga y me he animado a postear uno de mis escritos, empezando con uno sobre Harry Potter ♥ que ya en otro tiempo posteé en otro foro pero que no continué por motivos que ahora sé que fueron ilógicos. Como sea, espero realmente que sea de tu agrado y que claro, comentes xD

Porque soy estúpido​

Capítulo 1​

La puerta se abrió de par en par y la figura larga de su amigo se hizo presente. Había algo extraño en su postura, en sus pasos al momento de acercársele; de pronto esa energía nerviosa se había diluido para dar paso a una determinada seriedad.
- ¿Ron? ¿Qué haces aquí?- pregunto ella con curiosidad.
La idea de que una persona como él ingresara a la biblioteca a altas horas de la noche resultaba desconcertante.
- Vengo a… decirte algo.
- ¿A estas horas? Espera… ¿Tiene que ver con Harry, esta bien?-saltó la preocupación.
- Tranquila, Hermione. Él esta, ya sabes, permanece en estado de coma por lo de la otra noche cuando Voldemort le.-se interrumpió.
Hermione había cerrado el libro que tenia en las manos y se dedicaba a ver un punto alejado de la estancia. Aun seguía latente el recuerdo de aquella noche.
- ¿Por qué siempre debo decir la palabra incorrecta?-murmuró presionando los puños y volviendo a él la frustración.
- ¿Qué?-ella prestó atención a Ron nuevamente.
- ¿Qué... qué me sucede? ¡Demonios! Siempre que busco la manera en como apoyarte, siempre… siempre termino estropeándolo todo. ¡Por qué!
Hermione entornó la mesa aprisa y con leve vacilación levantó el rostro del pelirrojo, que luchaba por no liberar lágrimas.
- No—murmuró luchando por mantener la serenidad. Ella no podía ser la imagen vulnerable, no cuando Ron la necesitaba y sufría más…
- ¿No qué?
Hermione aspiró con fuerza e hizo caer su mano. Le costaba tanto alejarse de él, especialmente momentos como ese. Pero sabía que era lo mejor.
- No te sientas culpable por errores de otros, al fin y al cabo si no hubiese sido por ti ahora Harry no… estaría vivo. Fui yo la que esa noche perjudicó la condición de él y muchos más. ¿Te dije que una hora antes de la batalla yo había quedado con él en la Sala Común?
Ron no quería saber lo siguiente, así que negó con la cabeza, pero ella ya se había girado.
- Le pedí, no—se corrigió medio sonriendo tristemente—le supliqué que no fuera al Bosque Prohibido, que no acudiera al llamado de Voldemort. Le aseguré que sería un acto suicida el combatir solo contra él. ¿Sabes lo que me respondió?
- Yo nací para morir.
Ella se sorprendió hasta el punto de contar con la posibilidad de voltear e ir hacia Ron y explicarle cada detalle de la historia, sin mentiras, sin rodeos. Sólo la verdad.
Pero a veces la verdad es tan cruel que es mejor taparla y fingir que nada sucedió. Ese pensamiento surgió de su subconsciente, borrando cualquier indicio de duda.
- ¿Cómo es que lo sabes?-recuperó la compostura, sin embargo no fue lo suficientemente valiente como para mirarlo.
El tiempo se estiró.
- Alguien me lo contó.
No confía en mí. Es por eso que miente. Pensó acongojada.
Cada segundo se le hacía más difícil de continuar. Una palabra más de él, una decepción más y haría que falle en su misión. ¿Volvería a rendirse ante sus sentimientos, así como la pasada noche? ¿Sería capaz de decirle ahora mismo a él que lo odiaba y que por eso iba a rehacer su vida fuera de Hogwarts?
- Vete. Por lo que más quieras, vete.
Una parte del corazón del muchacho se rasgó.
- Bien—se dirigió al umbral y antes de salir por este, declaró—Lo siento si soy un peso para tu vida, Hermione. Pero quiero que sepas de que nunca fue mi intención serlo.
Y desapareció en la sombra del pasillo.

*​

Pronto las luces de la biblioteca se apagarían por sí solas, pero Hermione permanecía ahí, de pie y sola haciendo divagar a su memoria.
Los alumnos y profesores practicaban los hechizos de combate fuera de Hogwarts, provocando estrépitos y destellos en cada lugar. Ella reconoció dos cabellos rubios preparándose para la lucha. Draco Malfoy y Luna Lovegood. Más allá visualizó el gran cuerpo de Hagrid siendo derribado por el hechizo de McGonagall, éste se incorporó y blandió nuevamente su varita. Neville se escondía tras un árbol y un segundo después asomaba la cabeza para cerciorarse de hallar a su oponente y atacarle cautelosamente. En conclusión: Todos se alistaban para la guerra.
Ella cerró las cortinas de su alcoba y verificó impaciente la hora en el reloj fijado en la pared. Seis en punto.
Oyó el sonido de la puerta al abrirse y supo con toda certeza de quien se trataba. Salió de su alcoba y bajó precipitadamente la escalera de caracol.
Sentado en el mullido sofá se encontraba Harry. El fuego a su atrás perfilaba sombras en su cara.
- Antes que digas algo, oye lo que te diré y—añadió ascendiendo la mirada hacia la de ella—no interrumpas.
Harry contó su plan y cuando terminó ella estalló con desesperación.
- ¡No puedes hacerlo! ¡Tu vida correría peligro si te enfrentas tu solo ante él! ¡Nos necesitas!—exclamó ella escandalizada—Todos allá fuera están dispuestos a pelear junto a ti. No porque seas El Elegido te da derecho de arreglártelas solo. Lo sabes muy bien. ¡No entiendo porque es que te desentiendes!
- Hermione…
- ¡No! Ahora tú me vas a escuchar a mí. Esa absurda idea de reunirte con Voldemort y sacrificarte por nosotros es demasiado ridícula ¿Piensas que así la destrucción y maldad cesarán en el mundo? ¡Hombre, eso sólo ocurre en la ficción!
Harry aprovechó ese segundo para hablar.
- Aun no se lo he dicho a Ron, ni tengo las agallas para hacerlo. Así que no se lo digas, o al menos no ahora.
- Harry, no haz escuchado nada de lo que te dije—protestó—Sabes que no haré lo que me pides. Lo sabes perfectamente.
- Sin embargo, yo sé que lo harás. Por mí. Eres Hermione, mi Hermione.
Pareció un sueño, un sueño ilógico pero excitante.