One-shot de Naruto - Por una sonrisa

Actividad: Otro día, otro ninja
Personajes: Kakashi, Gai, Minato, Kushina

Por una sonrisa
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¿Por qué se había vuelto ANBU? ¿Por qué había encajado con tanta facilidad con la máscara y el moverse en un mundo más oscuro del que él conocía? ¿Por qué le importaba tan poco acabar con la vida del enemigo? Eran como cucarachas, estaba seguro de que no harían falta mundo. Kakashi no se detenía demasiado a pensar en ello y a su corta edad, despertaba miedo en los mayores por la frialdad de sus actos.

Sus ojos oscuros sólo revelaban en qué estado se encontraba su alma. Minato no tuvo suerte intentando acercarse a él. lo intentó en más de una ocasión, creyó erróneamente, que estando bajo su mando directo iba a ser diferente, pero nada parecía ser suficiente para sacar a su alumno del pozo en el que caía sin intentar amortiguar la caída.

Desde la muerte de Rin y de Obito, había cambiado por completo volviéndose aún más aislado de todo. El cuarto quería evitar que corriera un destino tal que pudiera alejarlo del mundo completamente, así que aún tenía esperanzas de intervenir y lograr un cambio en él, una chispa de esperanza ¡lo que fuera! Pero necesitaba un indicio, algo que le dijera que su tierno alumno aún estaba ahí, escondido entre ese manto de sombras y problemas que no iba a compartir con nadie.

Y Kushina sería quién lo ayudara.

Miró su ficha, Kakashi debería llegar de misión esa noche, a más tardar el día siguiente, entonces, habría tiempo suficiente como para planear todo.

Apenas acabó su trabajo en la oficina, salió a toda prisa a hacer compras antes de ir directo a su casa. Su esposa lo esperaba con la cena lista y él, ya tenía algo más para que los dos se ocuparan, que todavía tenían tres días.

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Kakashi caminaba por las calles de la aldea, con la misma mirada perdida y el alma lúgubre como cada día. Como si no pudiera o no supiera qué hacer cuando contaba con tiempo libre, como si ya no tuviera más metas en el horizonte que cumplir con su deber en la aldea y el resto ¿El resto? Parecía no haber absolutamente nada más para él.

Gai lo interceptó como lo hacía a diario, a veces, le daba la sensación de que lo seguía tan sólo para molestarlo con sus retos o alguna prueba de sus habilidades. Y como si el gruñón se le saliera por la mirada, desestimaba cada vez que él lo ofrecía. Últimamente, ya ni siquiera se dignaba a contestarle: se detenía, lo miraba y seguía como si nada lo hubiese interceptado antes. Y aunque en otra situación esto podría haber molestado a Gai, ver a su mejor amigo y eterno rival de esa manera, le producía más tristeza que rabia, sabiendo que ni uno de sus mejores intentos haría que se recuperara o al menos, lo sacara de la rutina de una vez por todas.

Sin embargo, Kakashi podía desestimar a cualquier persona, pero no a una muy particular: Kushina. La mujer se paró en frente de Kakashi apenas vio a Gai fracasar y lo invitó muy amablemente a que se reunieran en su casa con sus amigos.

—Tengo mejores cosas qué hacer.

Eso, justo eso había sido suficiente para que Kushina apretara los nudillos y el aura le hirviera como si tuviera vida propia ¿Un crío le acababa de decir que era una pérdida de tiempo aceptar su invitación? ¿Justo cuando se había tomado todas esas molestias y trabajó tan duro por él? ¡Jah! Jamás.

Lo tomó del cuello de su ropa, deteniendo su andar.

—Te dije que íbamos a ir a casa con tus amigos ¿Entendiste? —aunque sonreía, se podía sentir la furia en la mirada de la mujer y el halo oscuro que la cubría junto a sus cabellos que ondeaban como si el viento los moviera a gusto y sólo a los de ella.

Kakashi tragó duro, abriendo bien los ojos y asintió. Si algo tenía bien claro es que no debía hacer enfadar a Kushina.

Fueron a casa, Kushina, aunque intentó sacar alguna palabra de parte de Kakashi, no consiguió más que algún ruido gutural o a lo sumo, un simple monosílabo, por lo que la mayor parte de la conversación fue con Gai.

Abrió la puerta y los hizo pasar a ellos primero. Kakashi veía bastante bien a pesar de la oscuridad y su olfato le indicaba que hacía poco ella estuvo cocinando que aún quedaban los olores de las especias en el aire. Y a su vez, notaba varias presencias a su alrededor.

Kushina encendió la luz, Gai ya se había unido al grupo que, alegres, le dedicaron un vivo “¡Felicidades!”, que él tomó con cierta indiferencia, esa que se apoderó de su ser desde hacía tiempo. Minato, Kurenai y Asuma estaban ahí por él, porque era su día y quizás, pudieran sacarle una sonrisa.

—Pero entra, vamos, vamos —lo empujó Kushina a que se acercara a la mesa y de la misma forma, hizo que se sentara en la punta de la misma, desapareciendo un momento para volver con un enorme pastel con las velas encendidas que dejó frente a él— pide un deseo.

—Espero que no sea dulce —dijo el ninja recibiendo un golpe en su cabeza gracias a la mujer.

—Es dulce, es chocolate ¿Qué esperabas? ¡Es un pastel! —dijo un poco impaciente por su actitud. Minato le había dicho que estaba bastante mal, pero no imaginaba cómo era ello, Kakashi siempre había sido un poco pedante, pero bastante tranquilo— y no lo digas en voz alta o no se cumplirá.

—No se cumplirá… —murmuró en voz baja él. Levantó la vista y vio a todos a su alrededor. Sus amigos, su maestro, imaginó aquellos dos rostros que faltaban en esa mesa y sintió su corazón encogiéndose, pero al levantar la vista una vez más, vio el de todos los que estaban ahí.

Era necio, lo era porque no sabía lidiar con el dolor y con el miedo. Estaba solo porque era más fácil. Pero se daba cuenta de que no, no era más fácil. Nadie le había dicho que la tristeza era el precio de los buenos recuerdos ni cuan difícil era forjar nuevos cuando la tristeza se instaló tanto tiempo en él.

—Sopla las velas —lo animó Minato.

Kakashi asintió, se frotó los ojos, los recuerdos estaban a punto de desbordarse por su mirada. Y sopló las velas.

—Feliz cumpleaños, Kakashi —dijeron a unísono y por un momento, su oscuridad tembló, se disipó un momento y volvió a una mirada amable.

Por hoy, se permitiría eso. Se permitiría no culparse, se permitiría no tener miedo. Crearía recuerdos nuevos con sus amigos, con todos aquellos que quería. Sólo por hoy, tenía permitido ser feliz. Y lo aprovecharía.

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