de Inuyasha - Por Un Tatuaje (LEMON)

Por Un Tatuaje (LEMON)

Aqui les muestro mi primer lemon, espero les guste porque de verdad no sabia muy bien como escribirlo.

Es como mi regalo de navidad para ustedes (en verdad les tengo muchos regalos pleneados)

One-Shot​

Por Un Tatuaje​

Inuyasha y Kagome​

​

Paso por la puerta de madera llegando a la parte principal de la pequeña tienda. Era solamente un día normal de trabajo. Se sentó en la silla detrás del mostrador y vio unos giros en ella. Paro la silla, estaba algo fastidiado; era un día de poca clientela. En verdad casi nunca trabajaba, solo se quedaba ahí sentado en el mostrador.


Lo típico de un día de trabajo en “Shikon TATOO” era un par de compras de piercings por día y ver como las adolecentes se acercaban a ver los diferentes modelos de tatuajes, preguntando el precio y preguntando también cómo hacerse uno siendo menor de edad.


Al final esas chicas nunca volvían a la tienda. Pero bueno a pesar de ser pérdida de tiempo igualmente le pagaban y cuando de verdad trabajaba le encantaba hacerlo.
Para él la piel era un lienzo y él se sentía Picasso al pasar la aguja por la zona elegida. Hacia tatuajes desde hace cuatro años y ahora en sus veintidós era reconocido en la ciudad.


Pero en verdad no le importaba eso, los tatuajes eran su pasión. A pesar de no tener muchos. Solo un par de signos circulares por sus brazos y una flor muerta en la parte de atrás de su pierna; tampoco se podía olvidar de su piercing en la ceja.


Suspiro aburrido, no tenía nada que hacer ni siquiera Kagome había pasado a saludarlo. Eso era lo peor.


Conocía a Kagome desde hace un año. La vio por primera vez en la tienda cuando acompañaba a su ahora cuñada Rin. La chica venia hacerse un piercing cortesía de su hermano Sesshomaru. En ese entonces el tenia veintiún años.


Le hizo el piercing a Rin mientras Kagome veía muy interesada como él trabajaba. Le pregunto algunas cosas y ella solo le respondía con una gran sonrisa, la cual lo había conquistado.


No la vio más durante un mes. Y para ser sincero eso lo tenía triste y deprimido. Pero su luz volvió una tarde. Venia nuevamente a su tienda junto a un chico. Parecía de su edad y estaba muy apegado a la chica.


Ahí se dio cuenta que se había enamorado. Los celos que le producía ver a SU Kagome con otro chico no podían ni describirlas. Al final por distintas razones su querida prima Sango término siendo novia del amigo de Kagome y Miroku se volvió raramente su mejor amigo. A pesar de todo Miroku solo era un amigo de Kagome.


En fin…eso era otra historia a la cual no quería entrar en detalles. Pero su problema inicial seguía ¡Kagome no había pasado a saludarlo!

Todos los días pasaba y hasta le llevaba el almuerzo. Ese eran los momentos más felices del día. Siempre soñaba en tener esa comida tan deliciosa todo para él.


Pero no, Kagome no había pasado. Suspiro tristemente mientras la depresión se apoderaba de él. Aunque sonara ridículo y empalagoso, Kagome era la luz de sus ojos.


Cerró sus parpados y nuevamente suspiro.


El sonido de la puerta del local no hizo que se inmutara. Seguía quieto…pensante.


-Buenas-dijo una voz femenina muy querida por él. Abrió los ojos he intento apurar el paso. Quería verla.


-Hola Kagome-dijo “normalmente” pero su emoción y felicidad no la pudo ocultar.


-Inuyasha vine para hacerme un tatuaje-sonrió muy emocionada.


-Perdóname Kag pero sabes que no puedo hacértelo hasta que seas mayor de edad-respondió tristemente. No es que no quisiera hacérselo, pero si quería mantener su trabajo tenía que cumplir las reglas.


-No te preocupes-la picardía de sus palabras hizo que Inuyasha se sonrojara fuertemente. Busco entre sus bolsillos y saco un pequeño papel, él cual se lo entrego a Inuyasha.


Este lo vio. Lo analizo y entendió todo el asunto. ¡Kagome ya era mayor de edad! Pero…reviso la fecha y la comparo con la de hoy ¡Kagome estaba cumpliendo años!


-Pues en ese caso-dijo alegremente mientras le devolvía el papel- Feliz cumpleaños y pase por aquí- Señalo otra puerta.


La chica entro con una sonrisa. Ya adentro ambos, le dio unos catálogos.


-Elige uno, el que más te guste-sugirió el chico mientras empezaba a lavarse las manos.


Volteo un momento y pudo ver la cara de la azabache. No parecía nerviosa o asustada como la mayoría de personas que iban. Se coloco los guantes de látex y ya con sus instrumentos listos de acerco a Kagome.


-¿Cuál quieres que te haga?-fueron sus palabras lo que hizo ver su realidad. Uno de sus sueños se estaba cumpliendo. Estar con Kagome. Solo los dos en un cuarto que lo más probable era que nadie entrara. Se sacudió para borrar esas ideas pervertidas.


-Me gusta este-apunto con su dedo un par de las de ángeles. Simples sin relleno.


-Un par de alas para un ángel-se acerco a ella y posó su cabeza por detrás de su hombro para ver perfectamente la imagen. No sabía cómo pero esas palabras le salieron de una forma muy seductora. Y supo que eso desconcertó a la chica al ver su sonrojo.


-Qué lindo-susurro la chica todavía con su sonrojo en sus mejillas. Volteo su rostro para verlo y quedaron muy cerca. Inuyasha podía sentir la respiración de Kagome en sus labios cosa que lo incitaba mucho más a besarla y terminar con toda esa sensaciones que desde hace tiempo lo golpeaban.


Kagome sintió su corazón ir tan rápido que podría salirse de su pecho pero sabía que debía alegarse. Pero no podía, no podía y era desesperante. Al sentir que Inuyasha se acercaba su petrificación desaparición y rápidamente volteo su rostro.


-Si…si…es…te me gusta…ta-el nerviosismo de la chica fue muy obvio y eso produjo una sonrisa arrogante en el rostro de Inuyasha.


-¿Dónde quieres que te lo haga?-pregunto continuando con su tono seductor


-En la espalda-respondió con su rostro gacho y sus mejillas un poquito menos rojas. Aunque su vergüenza seguía.


-Ok acomódate-señalo la camilla que estaba ubicada en la habitación mientras se alegaba y abría unas gavetas para terminar de buscar los últimos implementos para empezar a trabajar.


Limpio la aguja. Reviso todo nuevamente. Ya todo estaba esterilizado y las plantillas estaban listas.


-Bueno Kagome empecemos, espero que estés lista-volteo rápidamente viendo la imagen más perturbadora, su cuerpo se calentó rápidamente y su autocontrol quiso desvanecerse.


Kagome estaba acostada boca abajo en la camilla, sin su camisa. Con su sostén desabrochado. Pero eso era solo una parte de tan excitante imagen. Su cabello suelto, un poco alborotado y sus mejillas sonrojadas daban un toque de sensualidad; y su cabeza levantada mirando apenadamente a él chico ¡Esa era la gota que derramaba el vaso!


-Lista-sentencio con una sonrisa mientras recostaba su cabeza de la almohada y cerraba sus ojos.


Inuyasha regreso a la realidad y a pesar de todavía no estar completamente tranquilo empezó su trabajo.


Encendió la máquina de tinta y la acerco a la piel de la chica. Limpio el lugar donde haría el tatuaje y empezó a trabajar. Lo hizo lo más delicado que sus manos le permitían, sabía que eso dolía un poco y por nada del mundo quería que su ángel sufriera.


Termino una pequeña parte del ala izquierda y rápidamente vio el rostro de la chica. Sus ojos se mantenían cerrados y su rostro no mostraba ningún indicio de dolor.


-¿Estás bien?-pregunto el chico preocupado.


-Tranquilo-intento tranquilizarlo Kagome- por favor continúa


Y él todavía un poco desconfiado siguió con su trabajo. El tiempo pasaba, ninguno de los dos quería contarlo. Inuyasha ha pesar de las circunstancias, nunca había estado con Kagome; y disfrutaría ese momento.


-Bueno Kag ya esta lista el ala izquierda-le informo Inuyasha con una sonrisa.


-Ok-esas fueron las únicas palabras de la chica.


Inuyasha continúo rozando el implemento sobre la piel de la chica. Como deseaba ser la aguja para sentir esa piel. Sacudió su cabeza un poco para tranquilizarse y nuevamente el silencio se hizo presente entre los chicos.


-¿Te duele?-pregunto un poco preocupado al sentir un poco tensada a la chica.


-Muy poco nada más-sonrió Kagome, no quería preocuparlo.


-Bueno, pero si sientes mucho dolor dime y me detengo-Inuyasha intento ver sus ojos, quería saber cada pensamiento de ella.


-Tranquilo, no falta mucho para que termines.


-Ok, pero de verdad dime-recordó con tono de voz un poco mas demandante.

El tiempo siguió pasando. El chico sin ningún apuro continuaba tatuando la espalda de la chica.


-Termine-farfullo un poco molesto al ver que su “intimo momento” había acabado.


-¿En serio?-la chica tenía un todo de voz de emoción pero a la vez impaciente. Cosa que perturbo a Inuyasha.


-Si-dijo mientras limpiaba la zona donde se ubicaba la impresión hecha por él. Sentía desesperación, quería sentir la piel de su ángel contra la suya pero… ¡Malditos guantes!


Rápidamente la chica se levanto para verse en el espejo que estaba ubicado detrás de la camilla. Sin importarle su desnudez vio su tatuaje ¡Le encantaba!


-¡Esta genial!-comento Kagome sin dejar de ver el espejo. Inuyasha no contesto, solo podía ver a la muchacha que le robaba el sueño. Y como tanto temía (o tanto quería) no resistió más y a paso lento se acerco.


-Kagome-susurro muy cerca del cuello de la chica.


-¿Si?-volteo para percatarse de la cercanía de sus rostros y como Inuyasha empezaba a acercarse lentamente-No-susurro lentamente mientras se alegaba del chico.


-¿No qué?-pregunto un poco divertido ante el nerviosismo de Kagome-Mi hermoso ángel…no sabes cuánto espere por estas a solas contigo.


-¿Cómo?-su voz sonaba incrédula. Sentía como él chico empezaba a acorralarla entre sus brazos.


-Kagome yo te amo-las palabras fueron claras y directas, Sin nervios. Perfectas…


-¿Cómo?-repitió la misma frase. Ya que en realidad le costaba creer todo eso.


No intento responderle nuevamente. Solo pego su cuerpo al de ella y la beso. Sintió tenso el cuerpo de la azabache, pero no parecía querer separarse (y para ser sincero el tampoco). Profundizo un poco más el beso y pudo percibir como los labios de Kagome empezaban a moverse, lenta y seductoramente.


-Te deseo mi ángel- soltó precipitadamente al separarse un poco del beso. Sintió quieta a la chica. Al tenerla entre sus brazos y cuerpo percibió diferentes emociones. Miedo, sorpresa…pero una lo desconcertó: alegría.


Escucho unos sollozos. Vio su rostro fijamente. ¡Estaba llorando! Su ángel, el amor de su vida estaba llorando y por su culpa. Se sintió completamente miserable.


-Kag perdóname-susurro a punto de sentir que se quebraba-No quiero que llores, no quiero que sufras. Yo te protege…


Unos labios lo callaron. ¡Eran los de Kagome! Su corazón se detuvo un momento, asimilo la información y empezó a latir rápidamente, veloz como un carro de fórmula uno en media carrera.


-Inuyasha-susurro Kagome entre sus labios. Un suspiro salió de su boca y pego contra los labios del chico.


Su respiración y su aliento contra su boca produjeron que la deseara mucho más. Se pego nuevamente a sus labios, y empezó a besarla frenéticamente. Poco a poco a paso lento pero con pasión, Inuyasha de forma estratégica hiso que la chica enroscara sus piernas a través de su cintura. Produciendo un contacto más intimo.


Bajo sus brazos y agarro el trasero de Kagome, evitando que la posición se disolviera.


-Si me…quieres detener que sea ahora-susurro en oído antes de empezar a masajearlo con su lengua-No podre parar…


-¿Y quien dijo que te detuvieras?-dijo sensualmente con una sonrisa. Al estar sentada en la camilla con su manos desabrocho el pantalón del chico mientas empezaba a besarle en cuello.


-Después no digas que te lo advertí-sonrió arrogantemente, pero en su interior saltaba de felicidad.

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