Por un esperado regreso

Este es mi primer fanfic, y me gustaría disculparme por anticipado, ante errores que pueda cometer durante el desenlace de esta historia... Haré lo posible por no cometerlos. Pero pido por favor, que si notan algo que no corresponda, me lo comuniquen de inmediato, para así corregirlo y continuar normalmente...
Desde ya muchas gracias... Kumii

Por un esperado regreso...​

Poco tiempo luego de que la dulce Ahome regresara a su época natal, el pobre InuYasha se encontraba devastado, sumamente deprimido, y se notaba claramente que aún no había superado el hecho de perder a la mujer que más amo. Finalmente habían acabado con el maldito de Naraku, y estando tan cerca de realizar su sueño de ser felices juntos, todo acabo...

Él se sentía tan impotente al tenerla tan cerca pero a la vez tan lejos... En esos momentos, la idea de volverse a ver, se encontraba más cerca de un sueño que de la realidad.

—¡Inuyasha!— El hanyou que se hallaba en el interior del pozo donde vio por última vez a su amada, oyó como una aguda vocesita pronunciaba su nombre. El joven, sólo se limito a ver al cielo, y pudo observar a su pequeño amigo Shippo—¿Qué haces aquí dentro? Miroku te ha estado buscando, ya sal de ahí.

—Keh, no molestes enano— Le espetó el ojidorado a joven zorro— Si es que quiere verme, ¿Por qué no viene él a buscarme?

Fuera del pozo, el monje Miroku se acercaba al sitio donde se encontraba su amigo, llevando a su querida exterminadora de la mano.

—Inuyasha, amigo— habló el joven de coleta en un tono que pretendía calmar el dolor que remordía a su ex-compañero de aventuras— Sé bien que te será difícil pero, ya deja de atormentarte. Si su destino es estar juntos ella pronto regresará.

El muchacho salio del interior del pozo de un salto. entre sus manos llevaba el arco del monte Azuza, el arco con el que la maravillosa Ahome destruyó a Naraku.

—Inuyasha, su excelencia tiene razón, la señorita Ahome volverá. Ya lo verás— Sango al igual que todos, mostraba un gesto que demostraba mucha tristeza. Pero aún así, no perdía las esperanzas.

El peliplateado, únicamente dejo escapar un leve gemido como signo de que estaba oyendo sus palabras. Pero la tristeza que lo invadía era mayor, y su delicado rostro se veía completamente abrumado por el dolor de semejante perdida.

—¡Pero, ella ya no regresará! ¡El pozo se ha cerrado! ¡Buah!— Exclamó exasperado el kitsune, mientras lloraba cataratas.

—¡Shippo!, ¡No seas tan aguafiestas!— Le reprochó la exterminadora

—No Sango, Shippo tiene razón.

—Inuyasha...—Susurró la castaña.

—De nada sirve alimentar falsas esperanzas. Lo importante es que ella se encuentra a salvo. Está en el lugar al que pertenece, junto a su familia, sé que ellos siempre estarán a su lado cuando los necesite.—continuó el hanyou

—Inuyasha, ¿te sientes bien?—Mencionó bromeando el monje mientras posaba su mano derecha sobre la frente del aludido comprobando que no tuviese fiebre—Jamás creí que lo tomarias con tanta madurez.

—Maldito Miroku, ya déjate de payasadas— InuYasha alzó el puño con un clásico símbolo de enojo en la frente para finalmente golpear a su amigo

—No es para que te enojes, solamente quería agregar un poco de humor ante tan trágica situación.

—Al parecer, el que no maduró fue otro.— Habló entre dientes el kitsune.

¡¡Plonk!! Esta vez el responsable del dolor den zorrito fue otro.

—¡Kia!— Se quejó, para luego caer de lado al suelo dejando a Inuyasha y a Sango muy desconcertados ante el cambio de actitud de los presentes.

—Mocoso, más respeto con los mayores—Miroku, fingiendo estar ofendido, se dio la media vuelta y regresó sobre sus pasos rumbo al la aldea, en lo que una fuerte presencia invadio el lugar—Inuyasha—Analizó la situación a su alrededor, para finalmente acercarse a sus amigos.

—Si, también lo siento... Estén alerta— En ese momento el monje se acercó más a su amada para protegerla de todo peligro, ya que esta había dejado su arma en su nuevo hogar

—Miroku...—La muchacha se aferró fuertemente a la espalda del aludido, para esperar lo peor.

—Veo que me han descubierto— Se oyó una voz proveniente del bosque.

— Así que tu eres el ser dueño de esta energía—Habló fuerte hacia los árboles, sin encontrar la ubicación exacta de aquella personalidad.

—Puede que así sea, pero eso no interesa. Ya que me has descubierto, tu y yo podríamos platicar,¿No crees?

Inuyasha, desenvainó a Tessaiga, mientras sus acompañantes retrocedían un paso al ver la figura de una persona salir de entre los matorrales...

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Bueno, eso ha sido todo de este primer capitulo, espero que les halla gustado, y prometo traerles muy pronto la continuación...

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Les agradezco por sus comentarios, y aquí les dejo el siguiente capitulo...

...Capitulo 2...

De entre los matorrales, la figura de una persona se hizo visible...
Se trataba de una apuesta mujer, de finas facciones y larga cabellera plateada, delicadamente sujeta por una fina cinta de seda, sus ojos eran de hermoso color ámbar y su formato era muy bello, eran rasgados, pero a la vez grandes y seductores. Se notaba que era una mujer joven, pero demostraba claramente su madurez, en cada gesto, en cada mirada. Levaba una pequeña armadura muy pegada a su bien formado cuerpo, y debajo de ella un kimono color hueso, en la cintura un elegante obi morado, en el que portaba una gran espada. En su cuello se podía divisar una joya en forma de lágrima.

—¿Quién eres tú?—Interrogó el joven monje con gran valentía.

—Mi nombre es Sasha, pero no es algo que te incumba humano—Se dirigió de forma ruda al monje, mientras se acercaba con paso lento a Inuyasha— Inuyasha pierde cuidado, no vine a pelear contigo. Ya puedes guardar a Tessaiga.

—¿Quién diablos eres tú para darme órdenes?, ¿Y quien te ha dicho mi nombre?

—Nadie, no soy nadie. Sólo fue una sugerencia, es que no suelo hablar de manera civilizada con alguien que me apunta con su espada...—Contestó la mujer muy calmada.

—No pienso hablar con un yokai como tú de manera civilizada, mucho menos voy a bajar mi arma.

—De acuerdo, si no quieres oír lo que tengo para decir de manera civilizada, ni modo...—Sasha, comenzó a girar sobre su eje para regresar por donde vino, pero algo la interrumpió.

—Vamos, ¡Entonces habla de una maldita vez! ¿Que rayos quieres conmigo?—Dijo frunciendo aún más el ceño.

—Pero que muchachito tan enojón.—Opinó Sasha de manera divertida—Si quieres que te cuente, envaina tu espada.

Inuyasha, con mucha desconfianza guardo su arma, para oír lo que la yokai quería decirle.
Sasha, se acerco a él provocando en el joven una leve actitud de defensa, pero éste al instante comprendio que no era necesario.

—Inuyasha,—hablo en un tono que expresaba mucha tristeza—conozco tu dolor, y estoy aquí con la intención de ayudarte...—Se acerco mucho mas a él, hasta quedar a unos pocos centímetros de distancia—Lamento mucho tu perdida

El hanyou permaneció pensativo unos segundos ante las palabras de esa mujer, hasta ahora desconocida por él. ¿Por qué esa mujer conocía tanto de él?¿Y cómo es que pretende ayudarlo? Si ni siquiera él conocía un método para cumplir con su cometido.

—Há, no te conozco, e ignoro como sabes tanto sobre mí. Pero dudo mucho que sepas lo que me ocurre, y dudo más que puedas ayudarme.

—Yo puedo hacer funcionar el pozo.—Contestó cortante

En ese momento, todos guardaron silencio. Inuyasha, se veia muy sorprendido ante lo que acababa de escuchar, ¿Que ella puede hacer funcionar el pozo? No, eso era casi imposible. El pozo funcionaba pese al deseo de la perla de Shikon. Era muy poco probable que sus palabras fuesen ciertas, pero nada perdía con intentar, un yokai común y corriente, jamás lograría tal hazaña.

—¿Qué dijo?— Exclamó Sango

—¡Pero eso es imposible!—Habló Miroku muy sorprendido

—¿Cómo demonios puedes hacer funcionar el pozo? ¡Habla!—Gritó el hanyou sumamente exaltado

—Calma, Calma Inuyasha. No es tan fácil como crees—"Lo sabía, son sólo patrañas"pensó Inuyasha al oír la aclaración—Antes, necesito de tu ayuda—El tono de Sasha se volvió más suplicante, y perdió esa seguridad que poseía.

—¿Qué es lo que pretendes?

—Es una larga historia, que cuenta una famosa leyenda de antaño...

—Hay ya basta, no me interesan esas historias de viejas brujas.

— ¡Compórtate bestia!, Yo sí quiero saber que puede pasar con Ahome.—Gritó Shippo desde el hombro del monje.

—¿A quién le llamaste bestia? Chaparro insolente.

—Bien, si no te interesa escucharme, puedes permanecer el resto de tu eternidad sin ella...—La mujer yokai volteó hacia el bosque y regresó sobre sus pasos.

—¡Oye,oye!—Inuyasha intento frenarla tomándola del brazo

—Por favor, no te comportes como un niño caprichoso—Se liberó del agarre del muchacho, y continuo con su camino.

—Keh, entonces ya no quiero oír lo que dices.

—Bien, no lo hagas... Y yo que tanto me esforcé por venir aquí, y contarte lo que sabía. Creo que no la amas lo suficiente como para arriesgarte por ella.—Ella se hizo la ofendida,y fingía dolor ante la indiferencia del muchacho.

—Está bien habla—Pronuncio el ambarino, mientras Sasha soltaba un gran suspiro de resignación para responder a su petición

—Creo que mejor lo dejamos para luego ¿Te parece?, yo te buscaré.

—De acuerdo, pero ¿donde puedo encontrarte?

—¿Estas sordo o qué? Dije que yo te buscaría.

La mujer se marchó por el sendero del bosque. Y de igual manera nuestros amigos regresaron a la aldea para concluir el día.

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Gracias por los comentarios, y les comento que también incluiré algunos capítulos en los cuales narraré la vida de Ahome en su época... Según wikipedia la madre de Ahome se llama "Naomi" así que de ese modo pienso llamarla.

...Capitulo...3

—¡Ahome!, ¡Baja, el desayuno esta servido!— Llamó la señora Naomi

Ahome sin contestar terminó de arreglar su atuendo escolar y se dirigió a la cocina donde tomaría sus alimentos matutinos

—Cariño, ¿Te encuentras bien?— La amorosa mujer acaricio suavemente la cabellera de su hija.

Ahome negó con la cabeza, para luego abrazar fuertemente a su madre y dejarse ahogar en sus propias lágrimas. Su mamá intentaba consolarla, ya que comprendía que el peor dolor que puede existir, es perder a la persona que amas. Conocía ese dolor por experiencia propia, ya que experimentó algo similar cuando su esposo falleció.

— Si quieres hija puedes faltar a tus clases de hoy, no deberías asistir así al instituto.— Decía mientras ayudaba al abuelo que ingresaba a la cocina.— Siéntate Sota—Dijo a modo de saludo a su hijo menor—Hija querida, no te angusties, pronto llegará el momento de tu regreso.

—Sí tienes razón, pero debo ponerme al corriente con mis estudios. Mientras permanezca aquí pondré lo mejor de mí.—Exclamó Ahome muy entusiasmada

La muchacha, terminó con sus alimentos matutinos, y se encaminó hacia el Instituto. Para su sorpresa, en el portón de ingreso se encontraban sus amigas, que al parecer estaban esperándola.

—¡Ahome!—Saludó Ayumi.

—¡Amiga, que alegría verte a salvo!—Dijo Eri mientras se acercaban para recibirla.

—Es cierto Ahome, nos preocupaste mucho—Continuó la frase Yuka.

—Ai amigas, lamento haberlas preocupado. Pero ahora es momento de ingresar a clase—Contestó la joven aventurera, adelantándose a sus amigas, con la más ingenua esperanza de no preguntasen nada sobre lo ocurrido en la capilla días atrás.

—Ah, no no no—Dijo Yuka, mientras Eri y Ayumi la tomaban de ambos brazos y la alejaban cada ves más de la institución.—¡Has perdido muchas clases, ahora nos contarás todo lo que ocurrió!

—¡No sean crueles, quiero ingresar a clase!—"Y yo que no quería hablar de esto ahora, pero creo que no queda otra opción" pensó Ahome—De acuerdo les contaré ¡Pero ya suéltenme!

Fueron al "Wacdonald", y allí la pelinegra les contó a sus compañeras sobre sus aventuras en el Sengoku. Les habló sobre sus amigos, les confesó la verdad de que clase de ser es Inuyasha, etc. A lo que sus amigas la oyeron con mucha atención, un poco sorprendidas, y muy incrédulas al principio, Ya que las cosas que Ahome dijo realizar, eran totalmente absurdas a la mirada de las jóvenes , pero luego se les hizo razonable su relato teniendo en cuenta sus ausencias en clase, y lo vivido en la capilla.

—Ai Ahome, si hubiéramos sabido de que esto podría llegar a ser tan duro para tí jamás te hubiésemos obligado a contarnos—Se disculpo Yuka.

—No es nada amigas, ya me siento mucho mejor, tengo la esperanza de que pronto llegará la hora de volver.

—Pero... ¿En realidad crees que podrás regresar?—Cuestiono la joven de rizos

—Él siempre ha venido por mi, dentro de mi corazón siento que esta vez sera igual.—Ahome bajó la vista, con sus ojos a punto de romper en llanto. Pero luego, alzó la mirada y con una gran sonrisa prosiguió—Bueno, creo que es momento de volver a clase.

El día terminó en paz, la pelinegra culmino con sus clases del día, y con sus amigas haciéndole cientas de preguntas, a las cuales respondió apenas la mitad.
Al llegar a su casa, se detubo unos momentos frente al árbol sagrado, para luego dejarse caer sobre sus rodillas y derramar todas las lagrimas que se guardó durante el día.

—¿Por qué?—Alzó la mirada como si le reprochara al árbol todas sus desgracias—¿Por qué tue que conocer ese mundo, si de todos modos regresaría siempre aquí?¿Por qué tube que conocerlo a el?

—No te preocupes, pronto acabará...

Ahome, oyó con atención la dulce voz de mujer. Se levantó rápidamente para ver sumamente intrigada hacia el árbol, lugar de donde parecía provenir la voz.

—¿Quién eres?—Preguntó muy seria y con mucha valentía.

—Ya lo sabrás, querida Ahome.

El viento soplo fuerte en forma de remolino envolviendo el viejo árbol, como si la energía de alguien sobre la copa estuviera huyendo.
La muchacha permaneció en la misma posición durante un largo rato, hasta que alguien llamó su atención.

—¡Hermana, ya regresaste!—Exclamó Sota viéndola fijamente como acariciaba la cicatriz del árbol, cicatriz que para ella significaba sólo una cosa, Inuyasha.—¿Qué haces?

—Sota—murmuró—Entremos a la casa.


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