Por los que se fueron…Y nunca regresarán

Hecho con ayuda de la almohada para la actividad hecha por @Insane .Ojalá lo disfruten :3

^<--Basado en esta imagen :D

Era caída la noche, todos, digo, la mayoría, dormía plácidamente en sus cálidas camas. Y como siempre hay excepciones, en este caso, eran dos personas, una frente a la otra en medio de la oscuridad, ambas en una posición de ofensiva, sus figuras mostraban claramente qué eran, un hombre y una mujer, ambos esperando una señal de comienzo, hasta que uno de ellos dio el primer paso, saltando ambos, uno contra el otro, pronto un puño envuelto en fuego revelo, a un pelirosa, y a una chica que esquivaba con facilidad aquel puño, y cambiando en el aire su atuendo a un pantalón rojo holgado con llamas al final de las extremidades, el pecho desnudo cubierto solamente por una venda y portando dos espadas en sus manos, volviéndose al chico, que solo sonrío divertido, esto apenas estaba empezando, este tomo aire y lo soltó de lleno junto a una enorme ráfaga de fuego, a lo cual, Erza, la pelirroja, lo paraba con sus espadas, con un poco de esfuerzo, quedando levemente dañada, dándole el paso para contratacar, nuevamente salto sobre Natsu, el Dragon slayer que, a duras penas logro esquivar la envestida desde el cielo, y menos mal que lo hizo, sino ya sería algo parecido a un saco de arena roto, nuevamente este último intento asestarle a la escarlata una de sus bolas de fuego, pero por supuesto que fue detenida por la maga clase S, aunque no alcanzo a esquivar la patada del pelirosa que sobrevenía de la mismísima oscuridad, aprovechándola, Erza rodó por el suelo un par de metros, volviéndose a parar con una sonrisa en el rostro, nuevamente dirigiéndose rápidamente a atacar a su contrincante…
…
Ya había pasado un buen trecho de tiempo, a tal punto que se empezaron a ver los primeros rayos matutinos, para revelar, a dos personas caídas, rendidas en el suelo, llenas de fatiga en su mirar, pero sus sonrisas diferían a su supuesto cansancio, la primera en enderezarse, poniéndose en cuclillas, fue la pelirroja, la cual volvió a bajar la cabeza, por alguna razón, su sonrisa ya no hallaba, hizo un pequeño minuto de silencio, hasta que decidió voltearse a su compañero
—Tú… ¿Lo lograste? —Pregunto ante el pelirosa, quien estaba recostado, tapando su cara con su antebrazo, la pelirroja, supo su respuesta al ver un par de cristales en la cara del mago
—Nada…No puedo—Dijo también sentándose mirando directamente el suelo
—Yo tampoco—Le sonrió a su compañero, acercándose a él y juntando su frente—Llora todo lo que quieras, estoy aquí— Susurró comprensiva para empezar a acariciar suavemente su mejilla, a lo que el casi en un hilo de voz, él agradeció…Y volvió a agradecer ante la única compañera que sentía su mismo dolor…
Quizás sus compañeros de su gremio sentían lo mismo hacía alguien que los había dejado, como por ejemplo, un mago de hielo, culpable de la muerte de su maestra, o un hombre, que por su culpa ocurrió la muerte de su hermana menor, pero ambos casos eran diferentes…Si, lo eran, ellos dos, habían perdido la persona que más querían, no por el sentimiento de hermandad, amistad o admiración…no, este era…Amor.
Ambos casos fueron repentinos, uno de ellos, una rubia de muy buen ver, cálida y hermosa como solo una persona en el mundo, se fue a causa de su avaro padre, capturándola en un segundo intento de salvar la riqueza de la familia Heartfilia, obligándola a casarla, cometiendo el error de drogarla para que dijera el sí. Pero su endeble cuerpo no lo soporto, cayendo en medio de la ceremonia, ante los ojos del mago de fuego que amaba y que venía a salvarla…
Y en el caso de Jerall, un peliazul con una inusual marca en su ojo izquierdo, alguna vez un oscuro ser seguidor a ojos ciegos del mago Zeref, pero que llego a olvidar ese pasado doloroso al perderse en los chocolatosos ojos de la maga, ayudándola en lo que podía, aunque un día él dio un paso en falso que lo condeno a ser destruido por los magos celestiales en una emboscada a sangre fría, mientras en sus manos tenía una carta, carta que solamente Erza leyó, sintiéndose culpable de su muerte, este había salido de las sombras un momento, para confesarse ante ella…
Nuevamente ambos magos con el corazón roto por las vueltas de la vida, veían el amanecer, dejando nuevamente en empate su intento de olvidar las sonrisas, los besos, las caricias de aquellos que se fueron…
Y jamás volverán.
Gracias X leer