Pokemon: Next Generation --- El legado de Ash y Dawn"

Hola, vengo presentando una idea que tengo desde hace mucho. Por fin llegué al prime capítulo, trataré de mantener a raya cualquier tipo de situación dentro de la historia. Por lo pronto, lo dejo como PG13, así leanlo bajo su propio riesgo. xD. Espero y les guste esta idea, no seas crueles conmigo. Soy un veterano de otra tierra, tratando de reingresar al mundo del fanfic por diversión y distracción. Sin más preámbulos, he aquí "El legado de Ash y Dawn"
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Este era el momento que he esperado toda mi vida, me enfrento a la persona que siempre he deseado superar. Una batalla de seis vs seis que estaba a punto de terminar; nuestros mejores pokemon estaban en batalla: por su parte, estaba su Charizard; por la mía, estaba mi Blaziken. Era una pelea entre iguales, donde el primero en cometer errores perdería. Esa era la verdad absoluta, todo lo que soy lo he vivido para este momento. No me iré de aquí, hasta destronarlo de su título de campeón invicto. ¡Yo sería el primero en derrotarlo!

Fue cuando comandé a mi guerrero que atacará con su lanza llamas, que fue lo mismo que él hizo. Ambos ataques colisionaron, era bellísimo, un solo flaqueo haría del oponente el ganador. Lo bello era como convivía el fuego con el fuego. Fue en ese entonces, cuando el ataque se descontroló y me atacó, fue en aquel momento que rememoré mi vida. Todo en una película, comenzando cuando inicié mi viaje.

Cinco años atrás…

Dicen que, todo lo que somos y porque lo somos es a causa de nuestros padres. Yo no estoy muy seguro de esto, mi padre nos abandonó a mi madre y a mí para convertirse en un ‘Cerebro de la Frontera’. Mi madre hizo lo mejor que pudo criándome, pero murió cuando yo tenía cinco. Por lo tanto, vivo con mis dos abuelas: mi abuelita Delia y mi abuelita Johanna. Aquí, en mi hogar, Pueblo Paleta.

Mi nombre es Shinji, acabo de cumplir diez años—edad reglamentaria para empezar a viajar con tu pokemon, mañana será el día. Escogeré a mi primer pokemon, y me volveré fuerte junto con él. Tanto que podré ir a la Frontera y enfrentar a mi padre, el actual guardián de ‘La pirámide de batalla’, enfrentaré y derrotaré a Ash Ketchum. El ser que más odio en mi vida.

A la mañana siguiente…

Al fin, hoy es el día…me reuniré con mis dos ‘amigas’ de la infancia: Rei Ayanami y Asuka Langley. Los tres recibiremos nuestros primeros pokemon, hace una semana nos habíamos reunido y decidimos que pokemon tomaría cada uno. No pelearíamos por ello.

Tomé mi desayuno con calma, quería saborearlo y disfrutarlo. Sólo Dios sabía cuándo volvería a comer una comida casera. Además, mis dos abuelas cocinan de maravilla. Tal vez, eso sea lo que más extrañaría. Dicen que en eso me parezco a mi padre, pero no me interesa. Al terminar la última comida que tendré con mis abuelas por casi un año, me despido de ellas con un beso en la mejilla. También, les prometí que en el mismo instante que gane mi octava medalla regresaré. Al salir de la casa, me sorprendí por lo que vi.

Los pokemon de mis padres; diez por parte de mi madre y cerca de unos cincuenta por parte de mi padre; más sus respectivas crías. Fue entonces que un Cyndaquil bebé corrió hacia mis brazos: este bebé era la cría de los Typhlosion, el de mi madre y de mi padre. Quería venir conmigo, y yo llevármelo, pero era muy chico todavía. Le dije que en un año me lo llevaría. En cuanto a los otros pokemon, les hice una promesa—que mis pokemon serían mucho más fuertes que ellos. Además, que vencerían a Ash Ketchum.

Ganaría en Kanto, Johto, Hoenn y Sinnoh—al igual que él. Lo haría en la primera vez—al contrario de él. Esa es mi meta auto impuesta, lo prometí sobre la tumba de mi madre. Así, cuando por fin me enfrente a él, estaré orgulloso de mí mismo y lo aplastaré.

Al fin llegué donde el Profesor Tracey. Quien nos daría nuestros pokemon, pokebolas y nuestro pokedex. Justo en la entrada estaban ellas, una chica de cabello azul pastel, además de una pelirroja. La de peli-azul tenía una mirada punzante, era fría e introvertida. Te congelaba el corazón con sólo mirarla, te daban ganas de abrazarla y darle tu calor. Por otro lado, estaba aquella niña vulgar, grosera y obstinada. Su cabello era como el fuego, tenía un gran atractivo, pero era opacado por su terrible orgullo.

“¡Llegas tarde, Shinji!” exclamó ella, autoritaria como sólo ella. Yo sólo suspiré y le dije “No. Mas bien, tú llegaste temprano” con el afán de hacerla enojar. Misión cumplida. Simplemente pasé de ella, ignorándola y le mandé una sonrisa a Rei. Quien me miró despectivamente, justo lo que esperaba de ella. En fin, a pesar de la rabieta de Asuka, entramos dentro del laboratorio. Ahí obtendríamos a nuestro respectivo compañero.

El Profesor nos recibió, siempre fue una buena persona. Según fue amigo de mi padre, además de compañero de viajes por un tiempo. No le doy importancia eso. Tracey, antes de llevarnos con nuestros nuevos pokemon, nos preguntó algo. “¿Qué harán de aquí en adelante?”. Fue una buena pregunta. Con una sonrisa retadora y soberbia en mi cara, dije “¡Me volveré más fuerte que mi padre! ¡Yo y mis pokemon!”. Una sonrisa se esbozó en la cara del profesor, él esperaba eso de mí.

Luego vino Asuka, diciendo algo que me hizo respetarla. Ella había dicho con autoridad—como siempre lo hacía—“¡Me convertiré en la mejor entrenadora mujer que haya!”. Si mi abuelita Delia lo hubiera escuchado, habría dicho que era igual que Ash Ketchum. Es mas, juro que eso es lo que Tracey a de pensar en este momento.

Sólo suspiré, entonces recordé que Rei aún no había hablado. Ella carraspeó un poco la garganta para hablar. Lo que dijo me dejó más que congelado—“Me convertiré en la mejor coordinadora pokemon”. Sonó igual que mamá, fue incluso en el mismo tono.

Tracey pasó a explicar que haríamos, que por azar decidiríamos quién escogería primero a su pokemon. Asuka—como siempre—interrumpió la instrucción. “¡No hace falta profesor, nosotros ya lo decidimos!” explicó ella, altaneramente por supuesto.

El aludido se rascó la cabeza y dirigió su mirada hacia mí. Estaba esperando mi aprobación, mi indiferencia se la dio. Asuka dio un paso al frente y escogió una pokebola, de las tres disponibles escogió la del medio—tanto Rei como yo sabíamos que era.

“¡Charmander, yo te elijo!” gritó ella. Lanzó su pokebola al aire y de ahí salió una especie de dinosaurio naranja, con una flama en su cola. En los ojos de aquel pokemon vi algo especial—una especie de brillo. Asuka había escogido a su compañero ideal.

Después vino Rei, ella escogió la pokebola de la izquierda. La lanzó sin decir comando alguno. Salió un Squirtle. Aquella pequeña tortuga azul tenía una mirada tierna y dulce. Era todo lo contrario a ella, tal vez lleguen a ser buenas compañeras.

Yo di mi primer paso al frente, no había que hacer especulaciones—sólo quedaba un pokemon. Era el único pokemon que quería, con él me volvería más fuerte que Ash. Recuerdo claramente al Venusaur de papá. Él era imponente—además, tenía entendido que era un fuerte guerrero, incluso desde que era un Bulbasaur. Es por esa razón que yo te elijo a ti. Tomé la pokebola de la derecha y la lancé. De ahí salió él—pude apreciarlo en su mirada, él sería grande.

Al terminar con esto de la selección, el Profesor Tracey nos dio a cada uno seis pokebolas—diciendo que podríamos conseguir más en cualquier lugar. Seguido, nos dio un pokedex diferente a cada uno. Para mí fue uno rojo, Asuka obtuvo uno rosa y Rei uno celeste. En ellos venía la información de las cuatro regiones.

Bueno, ya era el momento. El observador de cabellos alborotados nos quiso dar un consejo, ninguno lo escuchó. Seguimos nuestra ruta fuera de su laboratorio. Ya afuera—arreglé mi chaqueta de mezclilla azul, y mi gorra roja. Asuka se alborotó el cabello. Ella siempre usaba vestidos cortos, lo suficiente para que no le impidiera correr si fuese necesario, unos zapatos rojos—cómodos para correr, supongo—siempre con dos listones rojos adornándole el cabello—era hermosa, pero molesta. Luego estaba Rei, ella vestía una mini-falda negra, una blusa azul, tenis y párale de contar—sus vestimentas no le importaban mucho, pero igual siempre lucia presentable.

Los tres estábamos en las afueras del pueblo, cada uno tomaría un camino diferente. Pero antes, tenía que decirle algo a Rei. Carraspeé un poco la garganta, quería que me prestaran atención. Cuando estaban por tomar su rumbo, voltearon hacia mí con duda. “¿Rei, viajarías conmigo?” vociferé con la cara cual tomate. Me vieron fijamente, vi cierto rubor en la cara de la de pelo azul, pero Asuka—por alguna razón—infló sus mejillas.

La mirada inquisidora de las chicas me obligó a darles una explicación—“Mi padre se volvió fuerte viajando con compañía, se volvió fuerte gracias a ellos—apreté los parpados con furia—incluyendo a mi madre. Por eso, te pido viaja conmigo y volvámonos fuertes juntos” terminé diciendo, tomándole las manos. Con una sonrisa, prácticamente le rogué. Ella con su típica frialdad, sólo contestó “Cómo sea”. Salté de alegría, fue cuando recordé a Asuka. Por pura caballerosidad le pregunté “¿También quisieras venir?”. De algún modo, no sé cómo, la chica se indignó conmigo. Rechazó mi oferta y dijo “Ni loca. Me haré fuerte por mi cuenta” entre bufidos. Sólo suspiré y me resigné, esa chica no tenía remedio alguno. Fue cuando dijo algo que me interesó, que sonreí ante la idea. Lo que dijo fue: “Tres meses, será tiempo suficiente para que atrapes buenos pokemon—tenía razón en ello—cuando ese tiempo llegué tendremos una batalla en Ciudad Celeste”. Mi sonrisa era la que cualquiera pondría ante tal reto.

Fue cuando ella nos dio la espalda para irse, nuestro viaje pokemon había empezado. Además, del inicio de un terrible rivalidad que llegaría hasta el final de los tiempos.

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Bueno este fue el prime capítulo, trataré de actualiza una vez por semana, además espero no enfadar a nuestra querida moderadora de alguna forma. Bueno, nos vemos, por favos sean objetivos con sus críticas.

 

Bueno, volví. Con el primer capítulo de esta nueva empresa. El anterior fue el prólogo, espero y guste y ojala lea más gente
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Capítulo I: Un pokemon es único​

Hace un rato ya, que habíamos perdido rastro de Asuka. Por lo mismo, Rei y yo continuamos nuestro viaje. El primer concurso de ella sería en Ciudad Carmín; por otro lado, mi primera batalla de gimnasio sería en Ciudad Plateada. Mi deber era enfrentarme contra Brock, amigo muy cercano de mi padre. Yo tengo que derrotar a los mismos que Ash derrotó. Empezaría con Brock y terminaría…con él.

Me sorprendí ante aquel pensamiento, había decido que Ciudad Verde sería donde tomará mi última medalla. Sería mi primer gran obstáculo. El mayor rival que mi padre tuvo jamás, Gary Oak.

Estoy seguro que, mientras me hundo en mis pensamientos Rei se me queda viendo. Como si de un bicho raro se tratase. Apenas y puedo oír su voz, ella me estaba hablando a mí. “¿Shinji, qué te pasa?” me preguntó y preguntó hasta que respondí. “Sólo pienso…” le dije secamente, yo no era así. Fue cuando vi aquel panorama junto a mí: ella—con su hermosa cara y ojos—cargando a su Squirtle en brazos. Era una tierna escena, la cual me trajo a la realidad.

Iba a decir algo cuando un Weedle apareció frente a nosotros. Al parecer, podría atraparlo. Lancé a mi Bulbasaur a la batalla, sabía que en tipo el insecto era más fuerte, pero en nivel seguro mi amigo lo era. Le comandé un ataque de embestida, el cual fue más que eficaz contra el pequeño gusanito. Arrojé una pokebola hacía él, lo capturó, esperé hasta que el cerrojo dejara de temblar. Al final, hice una pose bastante rara. Creo que me parezco más a mi padre de lo que quisiera.

Había un detalle, donde hay Weedles siempre hay Beedrils. Rei y yo fuimos emboscados por un enjambre de ellos. Tratamos de refugiarnos tan rápido como pudimos, un solo piquete y éramos historia. Hayamos una cueva en la cual refugiarnos, los Beedrils se fueron. Tanto Rei como yo, dimos un fuerte suspiro. Creíamos que estábamos a salvo—caso error.

No sé, cómo es que sucedió. Pero tan pronto como nos sentimos seguros, el miedo se apodera de nosotros al ser atacados de nuevo. Esta vez, se trataba de un enorme Ursaring y de varios Zubat y Golbat; ningún Crobat por suerte—esos me causan pesadillas. Todo el día de hoy fue huídas, al ser contraatacados por una parvada de Spearrows. Hoy ha sido un día agotador.

Cinco semanas después…

En dos días llegaremos a Ciudad Plateada, mi pelea con Brock me espera. Estoy ansioso, no puedo esperar más. Rei suele regañarme mucho, pues dice que tanta ansia le hará mal a mis nervios. Como sea, mejor me tranquilizo. En un ligero descuido, volteé a ver a la peli azul—la escena me cautivo. Ella le estaba dando de comer a los pokemon, como si se tratase de sus hijos—cuando ella anda con humanos es sumamente frío, pero con los pokemon es muy dulce.

“Me pregunto si…ella sería una buena madre para nuestros hijos…” no pude evitar sonrojarme en cuanto ese pensamiento surcó mi mente, giro mi cabeza una y otra vez para olvidar aquella ocurrencia. “Pero qué estoy diciendo… ¡claro que será una buena madre, sólo mírala!” ¡Mi mente me juega sucio! ¡No es justo!

Fue en aquel momento, cuando estaba pensando en qué nombres deberíamos ponerle a nuestros niños, que pensé “¿Por qué no le ponemos nombre a los pokemon?” y no me vino ninguna respuesta lógica a la cabeza. Quiero decir, sé que no son mascotas, pero…pienso que deben de ser llamados por un nombre propio, no por el nombre que un científico le puso a su raza entera. Fue cuando vi que estaban jugando que le comenté a Rei sobre mi idea. ¡La de los pokemon, no de nuestros hijos! Para eso, teníamos mucho tiempo por delante.

“¿Ponerle nombre, dices?” preguntó ella, dubitativa—estaba fascinado con ella. Me pregunto si papá estaba así por mamá. La ira me carcomió por el último pensamiento que concebí. Rei lo notó. No sé si fue por accidente, pero ella posó su mano sobre la mía. Todo lo relacionado con mi padre me hacía rabiar de formas inexplicables.

Ya calmado, retomamos el tema de los nombres…de los pokemon. “Cada pokemon es único en sí, sin importa a cual especie pertenezca. Por lo mismo, pienso que deben de tener nombre” fue mi declaración sobre el tópico entre manos. Ella sólo divagó en su mente, terminando por decir “Tienes razón”.

Sin hacerle caso a mi sorpresa por su actitud, llamamos a nuestros pokemon. Yo ya contaba con cuatro de ellos, mientras que ella tres. Bulbasaur, Kakuna—quien era Weedle hace sólo unos días—Pidgey, además de un Nidoran macho, eran míos; Rei poseía a su Squirtle, un Poliwag, y una Nidoran hembra—la cual fue atrapada al mismo tiempo que el mío macho.

Ella fue la primera en nombrar a sus compañeros—se veía tan linda. “Tú te llamarás…Burbuja—dijo a su Squirtle—tú…serás Scarlett—ahora fue a su Nidoran—y tú, serás Polo-Polo—el último en ser nombrado fue su Poliwag, el único varón de su grupo. Los nombres que ella les puso eran divertidos. Los míos se basarían en su tipo y personalidad.

Llamé a mi Pidgey, le acaricié el plumaje y le dije “De ahora en adelante, tu nombre será…Estratos”. Al parecer le gustó, su gesto me lo dio a entender; el siguiente fue mi Kakuna—no tenía un buen nombre para él—“De acuerdo, una vez que evoluciones te llamarás…Wasp”. No estoy seguro si le gustó, pero me lo dará a entender, tarde o temprano; el siguiente fue mi Nidoran—él era muy cariñoso, igual que fuerte y veloz—“Serás Riccochet” dije seco y seguro de ese nombre, el asintió con una alegre sonrisa. Definitivamente era el nombre ideal.

Lo siguiente fue difícil: debía escoger la forma en que llamaría a mi compañero de guerra. Él y yo lucharíamos en cientos de batallas, y otras cien más. Me fije en todo detalle que él tuviera, su forma de ser, sus expresiones, su espíritu de lucha. Pero, lo más importante era…su orgullo. Fue así cómo el nombre perfecto vino a mí. Con una sonrisa en mi rostro, lo tomé en brazos y lo miré a los ojos. Al decirlo, él me respondió con una mirada orgullosa. La respuesta perfecta para el nombre que escogí para él.

“¡Vegeta!”​

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Un poco fuma, tal vez. Pero bueno, espero y comenten. Disfruten!​