Long-fic Pokémon: La redención (Ash X Aria)

Hola. Bueno la verdad es que quería hacer éste fic con ésta pareja tan especial y extravagante. Ésta historia no será muy larga.

Prólogo: Al perder liga Kalos, Ash regresa a su casa a estar con sus amigos y ex-compañeros debido a la fiesta que organizó la su madre por el regreso de su hijo. Ash les cuenta que viajará de nuevo por Kanto. Pero sus amigos no les brindan su apoyo… ya que liga tras liga era el mismo resultado. Ash se enoja, va a buscar un par de sus pokémon y se va sin decir a donde. Al lugar donde se fue se reencuentra con una chica que le brindará su apoyo. Ésta chica tenía problemas familiares y se fue de su casa. Aria, propone que viajen juntos… Un año después, Ash regresa con una túnica y encapuchado… En su travesía acompañado de su compañera… irá causando una revolución conforme derrote a los líderes, las diversas batallas con el equipo Rocket, élite y su campeón.

Advertencia: La personalidad de Ash cambiará, debido a sus amigos y familiares que no les brindan su apoyo, (podemos decir que Ash decide cambiar “bruscamente” cambiando sus acciones, manera de hablar, entre otras). Los capítulos de éste fic serán de mil a mil quinientas palabras nomás.

Portada

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Les doy las gracias a @Accel por hacerlo. Síganlo en Yaotube, hace muy bueno los AMV: Accel
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Capítulo 1: Un corazón roto y una mejilla abofeteada.​

En Kalos, como era de esperarse era un día muy tranquilo. El sol irradiaba una energía tremenda, la brisa no era ni tan cálida ni tan fría. Era un día muy feliz para todo el mundo y todos estaban emocionados por la batalla que habían visto en el estadio central de Kalos. Pero para una persona era todo lo contrario; un día triste, de dolor, angustia y más. Ash Ketchum había vuelto a perder una liga… Era un pena ya que había pasado por muchas dificultades para llegar hasta las semifinales, sin duda era un buen puesto… Pero eso no bastaba para él. Él quería ganar para así pelear con la élite de esa región para poder competir con su campeón y así coronarse como “maestro pokémon” y para completar se haría campeón de dicha región.

El ojimarron, quien se encontraba arrodillado en su puesto de batalla estaba viendo a su compañero amarillo caído en el medio. Estaba anonadado al saber que volvió a perder… Una lágrima se deslizaba por su mejilla. ¿Será qué el dolor de perder una liga era mucho? No, definitivamente no. Él lagrimeaba por el simple hecho de que liga tras liga era siempre el mismo resultado. ¿Será que estaba en su destino el perder las ligas a la cual entre? O era el simple hecho de vivir en el mundo de la 2D, siendo manipulado por alguien del mundo 3D… por ahí éste lo odiara... No, eso tampoco será posible.

— ¿Por qué me pasa esto a mí, qué hice yo para merecer esto? —se preguntaba mientras un sentimiento de impotencia y frustración se apoderaban lentamente de él… estaba por perder la cordura. No era por haber perdido una o dos ligas que se volvería loco, si no que por el simple hecho de que ésta era la quita liga consecutiva que perdía.

Cualquiera que haya perdido más de dos ligas se hubiese dado por vencido, pero Ash era distinto a cualquier otro; su sentido optimista, su alegría, su perseverancia y su conciencia que le decía que no se ponga triste; que de una derrota se aprende más que de una victoria. Pero por ahí éste no era el caso… ¿o por ahí sí?

—Ash, cálmate, tú no eres así. Podemos superar esto también… —una voz resonó en la mente de Ash, era su moral… que le brindaba apoyo en cada momento.

Ash se secó las lágrimas, se levantó y sonrió.

—Si… si me dieran un dólar por cada derrota que tengo… sería millonario, y no sé si más. —musitó mientras caminaba a donde su compañero para tomarlo en brazos.

En las gradas, sus compañeros estaban tristes por la pérdida de su amigo en la liga. Se retiraron de las gradas para ir al centro pokémon del estadio.

El simple hecho de haber perdido ya era doloroso… pero que tu contrincante te diga; “que patético” para después irse sin decir nada más era como una puñalada en el corazón.

Ya habían pasado unos minutos desde que Ash había estado caminando para llegar al centro pokémon para así curar a su arsenal. Cuando llegó le preguntó a la enfermera si podía curarlos y ésta asintió, para luego disculparse por su resultado en la liga.

En el transcurso que la enfermera acomodaba las pokéball en la máquina y que su ayudante curase a Pikachu manualmente, debido a que a él no le gustaba estar en su ball, sus compañeros; Citrón, Eureka y Serena, habían llegado, para posteriormente entablar conversación con Ash.

—Lo siento amigo… —musitó el rubio con su mirada al suelo, triste por la derrota de su amigo.

—Sí… sabemos lo que te costó prepararte para esto, superando a cada líder y obstáculos que encontrabas en el camino aquí. —Serena quien en algún momento sintió algo por Ash, lo apoyaba como una gran amiga que era en éste momento, con esa angustia.

—Pero no te desanimes por una perdida… siempre hay otra oportunidad. —dijo la pequeña rubia, aunque ella estaba triste, sonrió para tratar de hacer que combinen esa palabras de aliento.

Pero en la cabeza de Ash resonaron aquellas palabras de la pequeña; “no te desanimes por una perdida… siempre hay otra oportunidad”. Habían dos problemas… uno era que ellos no sabían que no era su primera liga perdida, sino la sexta. Y otro era; que si siempre hay otra oportunidad; ¿cuántas oportunidades había desperdiciado él?

Se olvidó por unos momentos de eso y preguntó algo que desconcertó a sus amigos.

— ¿En verdad soy patético para las batallas pokémon? —preguntó un tanto desanimado mirando el techo del lugar.

— ¡Eso no es verdad, eres el mejor, incluso mejor que mi hermano que es un líder! —comentó Eureka levantando el tono de voz, enojada por la pregunta repentina y sin sentido. Y su pequeño pokémon apoyó en su respectivo idioma.

—Ja, ja… no tienes que decir eso, y mucho menos si estás delante de tu hermano. —hablaba para luego bajar la mirada.

—Ash… ¿recuerdas por qué empecé a viajar contigo? Porque me diste coraje y mucho más, era algo a mí como entrenador me faltaba. Eres un gran entrenador, no sé por qué preguntas algo inaudito. A lo largo de éste tiempo, hemos visto asombrosas batallas tuyas. —apoyaba el de lentes sujetando su “mochila”, con una mirada seria.

—Ash ¿qué clase de pregunta es esa? Tú no eres ningún patético en las batallas. Eres muy bueno… y si estás en aprietos siempre encuentras la manera a último momento. Y si perdiste, entrenas para volverte mejor y así superar ese reto! —hablaba la chica muy seria— Además. Gracias a ti, yo hoy en día soy la reina de Kalos. ¿Por qué dices que eres patético? —terminó con una pregunta mientras sus ojos se tornaban lagrimosos. ¿Tanto le había afectado que haga esa pregunta, sí, quizás sí, ya que el chico que le hizo esa pregunta, alguna vez le dio consejos y gracias a eso llegó a donde está ahora.

—Ya veo… Pero quizás deba dejar lo de ser un “maestro pokémon”, creo que es algo difícil para mí. —dijo el ojimarron mientras sus ojos se tornaban cristalinos y una lágrima rodaba por su mejilla.

Un sonido muy fuerte resonó en el lugar, llamando la atención de la enfermera Joy, quien estaba terminando de curar a los pokémon de Ash. En el centro pokémon no había más gente que los compañeros de Ash y éste, la enfermera y su compañero.

Eureka y su pequeño pokémon, Citrón al igual que la enfermera se quedaron anonadados por lo que vieron.

La chica de Boceto había abofeteado la mejilla derecha de Ash, y fue tan fuerte que le dio vuelta la cara. No lo hacía de violenta ni nada, ella no se dio cuenta, su subconsciente la había traicionado; ella quería hacer entrar en razón a Ash… pero no de esa manera. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se tapó la boca mientras lágrimas bajaban por sus mejillas. Ella no quería pegarle.

El portador del Pikachu razonó acerca de su comportamiento. Aún estaba mirando para su izquierda, para donde lo dejó mirando la acción de la chica.

—Gracias Serena… si no fuera por esa bofeteada no hubiese entrado en razón. Te lo agradezco. —dijo para mirar a la chica, para encontrarse con que la chica estaba llorando.

—Perdón Ash, no fue mi intención. No quise golpearte. —hablaba entre sollozos.

—No te preocupes, sé que no lo hiciste apropósito. Pero gracias a eso puedo pensar con claridad. Gracias…

Notas de autor: Bueno la verdad es que esto ha sido el primer capítulo… espero que le den una oportunidad a esta pareja tan poco común. Si les gustó el primer capítulo dejen sus comentarios diciendo que les pareció.

 

Capítulo 2: Sucesos diligentes.
​

Después de la bofetada que le brindó Serena a nuestro protagonista… la chica se disculpó, ya que ella no quería hacerlo. Después de que se aclaró ese mal entendido, Ash recogió a sus pokémon, ya que con la tecnología del ahora era más que suficiente unos minutos para curar completamente una de esas criaturas.

…

…

Nos encontramos en el aeropuerto de ciudad Luminalia. Ash se está despidiendo de sus amigos; Serena, Citrón y la hermana de éste.

— ¿Enserio tienes que irte? —preguntó Eureka un poco triste, el simple hecho de saber que su viaje ya había concluido era muy doloroso para la pequeña.

—Ojala pudieras quedarte un poco más. —habló la chica más alta del grupo, también estaba triste.

—Ash… nunca olvidaré los momentos que pasamos juntos, los adversidades que pasamos. Espero que puedas superar ésta, pero sabes que cuentas con nuestro apoyo. Te deseo la mejor de las suertes. —hablaba el rubio muy serio, pero ese semblante lo hizo para no dejar notar la angustia que también tenía. Él tampoco quería dejar de viajar con Ash, pero sabía que ése momento iba llegar; el día en el que se tengan que decir adiós.

—Sí… llamé a mi madre y me dijo que organizó una fiesta por mi regreso, así que tenía que ir sin excusas. Gracias amigos. Con ustedes logré muchas cosas que jamás olvidaré. —el portador del Pikachu también se puso nostálgico, recordando todas sus aventuras.

—Te extrañaré… Ash. —hablaba la pequeña con lágrimas en sus ojos y su pequeño amigo pokémon la consolaba.

—Yo también los extrañaré… Pero esto no es un adiós… sino un hasta luego. —comentaba el de gorrita mientras sobaba la cabeza de la hermana del líder.

—No te olvides de nosotros…

—Como podría hacer eso… ustedes son mis amigos y son importantes para mí. —el pokémon inicial del apellidado Ketchum apoyaba en su respectivo idioma.

—Te extrañaré Pikachu… —dijo la niña para darle un último abrazo a la roedor eléctrico.

Ya habían pasado unos minutos desde que estaban con sus despedidas. Por los altavoces se escuchó el último aviso de que el avión que iba hacia Kanto iba a despegar. Ash se despidió y agradeció una vez más con sus amigos y estos hicieron lo mismo. Posteriormente el chico de setas en las mejillas abordó el avión.

…

Ya en el avión, Ash y Pikachu entablaron una conversación… Al parecer Pikachu estaba apenado por su derrota en la liga y se estaba disculpando.

—Tú no tienes la culpa amigo… dimos lo mejor. Bueno ustedes dieron lo mejor. —el pokémon se quedó más tranquilo ahora que sabía que su amo no lo culpaba, bueno, nunca lo había hecho.

Y así pasaron las horas, después llegó la comida y las bebidas que una de las azafatas traía. Ash con su compañero aceptaron gustosos, luego de comer recostaron un poco su asiento de ése enorme avión para luego quedarse dormidos.

Así pasó el tiempo, sin nada interesante que contar. Nuestro protagonista y su inicial dormían plácidamente para llegar mañana en la tarde al aeródromo de ciudad Verde; Kanto.

…


(5:40 p.m.) Ciudad verde.

Ash se encontraba caminando por las calles de la susodicha ciudad. Su compañero posado en su hombro.

—Amigo, si caminamos y tomamos sólo un descanso, llegaremos alrededor de las ocho a casa, —su compañero asintió— pero mamá me dijo que estaban todos allí. ¿Crees que será verdad? —su fiel compañero asintió verbalmente en su idioma.

—Sí, es verdad… mamá nunca me mentiría… supongo. —habló, pero esto último lo pensó.

—Sabes… cuando desperté… me puse a pensar en lo que dijo Eureka; “siempre hay otra oportunidad”. ¿Crees que deberíamos volver a viajar Kanto? —terminó con una pregunta mientras se adentraba en el bosque verde; oscuro, caminando por ése solo sendero entre los árboles.

Su compañero contestó a la pregunta de Ash, dando a entender que tenía todo su apoyo.

—Bien supongo que le diremos a mamá y los demás cuando llegamos. —habló con una sonrisa mientras caminaba sin cesar. Y así el tiempo pasó, lo que quedaba del sol se ocultó.

…

Ash, ya podía ver a unos cuantos metros su casa, bueno estaba a veinte metros de ésta… Cuando llegó llamó a la puerta y su madre abrió… recibiendo a Ash y Pikachu con un abrazo, duró sólo unos 30 segundos, no obstante se separó y habló.

— ¡Hola hijo… tanto tiempo, pasa! —invitó su madre… posteriormente Ash entró… para encontrarse con todos sus amigos: Gary, Brock, Misty, May, Dawn, Iris y Cilan y no nos olvidemos del viejo profesor Oak.

Había una pancarta grande colgada del techo que decía “bienvenido a casa”, había comida, bebidas (no alcohólicas). Mientras todos los nombrados gritaban y silbaban.

—Chicos…

— ¡Ash, amigo, vamos a divertirnos! —exclamaba Gary con alegría.

— ¡Sí! —apoyó Cilan de la misma forma.

—Después de todo, ésta fiesta es para ti. —decía Brock, el ex-líder de plateada, con el mismo sentimiento.

—Vamos Ash, hay que celebrar tu regreso. —Dawn muy feliz agarrando al ojimarron del brazo y llevándolo a donde los demás. Pikachu saltó del hombro de su dueño y fue a jugar con Axew o el Azurill de Misty.

Las horas pasaban, y tenían conversaciones entretenidas con Ash; éste contándole de sus aventuras y de sus nuevos amigos y más.

Si bien las cosas iban bien, Ash no sabía que estaba a punto de vivir un infierno… no se esperaba que al contarles que viajaría otra vez por Kanto, sus amigos se opondrían… O sea, no es que Ash no iba a volver a viajar, si no que viajaría pero sin el apoyo de sus amigos.

—Oye May, ¿y Max? —preguntó intrigado, ya que no había notado su presencia desde el comienzo de la fiesta.

—El no puedo venir debido a que está viajando por Hoenn. —aclaró, y con esto se sacó esa duda.

Las horas seguían pasando… pusieron música, bailaron y más. Todo estaba muy divertido, la atmosfera era muy agradable; el simple hecho de pasar un momento así con tus amigos era grato para cualquiera.

Para cuando se dieron cuenta ya se habían hecho las tres de la madrugada. Tracey dijo que iría a guardar a los pokémon que se encontraban en la reserva, ya que el tiempo había pasado volando y se había olvidado; eso era muy raro en el artista.

Unos cuantos minutos después, Ash, decidió contarles acerca de su próximo viaje.

—Amigos, tengo algo que quiero decirles. —el chico de setas en las mejillas llamaba la atención de todos sus amigos (y familiares: Delia). Cosas que todos pusieron atención a lo que dijo su ex-compañero.

—Volveré a viajar por Kanto…


Nota de autor: Bueno, si bien el título dice: “Sucesos diligentes”… supongo que se habrán dado cuenta si leyeron, que el trascurso de la historia de este capítulo para más rápido. Y no es que no quiera hacerlo más relax… como dije; ésta historia será cortita, y además de que no había mucho que contar. Jajajaa. Bueno espero que les haya gustado y gracias a aquellos que leen está historia; si bien ésta pareja es un poco rara; es bien prometedora. ¿Qué pasará en próximo capítulo?

Cuestión que como este capítulo no tiene mucho de interesante, decidí subirlo hoy. Posteriormente el sábado subiré el tres.

 

Capítulo 3: Confrontaciones.​

Los rostros de amigos de Ash no eran los mismos… si bien hace un rato estaban felices; ahora no. Todos aquellos presentes pusieron un semblante que reflejaba tristeza; algunos miraban el piso, otros desviaban su mirada hacia el costado, otros miraban el techo. La atmosfera se tornó muy densa; Ash no entendía el por qué. Hasta que alguien decidió hablar.

—Ash amigo, verás… No es que no te queramos ni nada… —el ojimarron estaba desconcertado— pero creo que deberías de dejar eso de ser el maestro pokémon número uno.

— ¿Qué… por qué dicen eso… mis amigos? —pensaba, mientras su cara demostraba sorpresa por lo que había dicho su rival de que era niños: Gary Oak.

—Si… es mejor que busques otra cosa que hacer… —Brock mirando el suelo estaba muy apenado mientras hablaba.

—No Brock… tú no. —las sorpresas no paraban de llegar.

—Ash… yo no quiero perder tu amistad… pero tienen razón. —Dawn, la chica de Sihnno apoyaba a ambos chicos, y al igual que ellos estaba triste por lo que pasaba.

Pikachu estaba atónito por lo que escuchaba, que estaba pasando se preguntaba, ¿sus amigos no le brindaban su apoyo? O era que tienen razón y sólo quieren lo mejor para él, era inaudito para el pokémon.

—No, no sé qué está pasando… pero debe de ser una broma… —pensaba… él no quería creer que sus amigos le estaban diciendo eso. Pero desgraciadamente se lo estaban diciendo.

—Ash, yo creo que ellos tiene razón. —apoyó la castaña de Hoenn con su rostro afligido.

—No… ¡me niego a creer esto!

—Ash, te haré entrar como profesor pokémon a la academia que estoy asistiendo. —hablaba con el mismo estado de anime… no era un momento de ponerse feliz.

—No, me niego a creer que no quieran apoyarme. —pronunció el potador del Pikachu mientras apretaba sus puños del enojo que le producía esas palabras.

—Es la verdad, Ash… ellos tienen razón. —Misty defendió a lo que decían sus amigos.

—Ash… no pierdas más tiempo viajando y viajando… dedícate a otra cosa. —de quien menos se esperó palabras como esa; las había dicho. Sí Delia, su madre, no apoyaba a su hijo.

—Ash… —Gary volvió a llamar la atención de su “amigo” — siempre es lo mismo, liga tras liga. Nunca ganas. Lo único que ganaste en tu vida fue; la liga Naranja y la batalla de la frontera. Si bien ésta última es más o menos importante, la liga Naranja es muy trivial.

Oak no hablaba… él no quería ser partidario de nada… por el simple hecho de que él le dio su primer pokémon y eso fue una incitación para que viajara y siguiera su sueños.

El corazón de Ash se aceleró, su sangre recorría su cuerpo a mil por hora… cuando llegó a su cerebro, una venita reventó… No podía soportarlo, que sus amigos le brindaran su apoyo era imprescindible para él, pero que no se lo brindaran, sólo significaba que estaba solo, que podía confiar en nadie de ellos, lo que más le importaban que le dieran su ánimo. O al menos eso era lo que él creía.

—Bien… Pikachu, vamos afuera. —habló mientras bajaba la cabeza y la típica sombra negra aparecía en su rostro. Su pokémon obedeció y se situó en el hombro de su amigo.

— ¿A dónde vas Ash? —preguntó su madre confusa al igual que todos.

—Afuera, necesito pensar, por ahí tengan razón. —habló mientras salió de la casa. Sus amigos estaban tristes por todo ese suceso, pero para ellos era la verdad.

…

Una vez afuera Ash entabló una conversación con Pikachu, el dueño de éste se dirigía al laboratorio del profesor Oak aparentemente.

— ¿Crees que deba de abandonar? —preguntó apenas mirando el camino ya que no se atrevía a levantar la mirada. Pikachu notó algo que no parecía ser típico de Ash; esa seriedad al hablar, su manera de caminar. Se dice que los pokémon tienen un oído más agudo… pero en el caso de éste Pikachu era distinto; él conocía a su entrenador de hace siete años. Él sabía que algo le pasó a su entrenador. El decirle todo eso fue como echarle sal a la herida… si bien el espera su apoyo y recibió todo lo contrario.


Ash, ya había llegado al laboratorio del profesor Oak, entró sin golpear ni nada. Y se encontró con Tracey que estaba guardando los pokémon y por último los de Ash… gracias a esto todos los pokémon del protagonista estaban afuera. Ash fue directamente a donde sus pokémon. El artista se percató de esto y fue a ver que le pasaba a su amigo por así decirlo.

—Ash, amigo, ¿qué pasa? —preguntó intrigado, ya que ni se mosqueó en llamar a la puerta.

—Tráeme la pokébola de Charizard. —dijo sin mirarlo, a lo que Tracey obedeció.

Posteriormente el dibujante se retiró, Ash sacó a los pokémon que había capturado en Kalos. Pikachu no entendía que pasaba, por qué estaba actuando de esa manera se preguntaba.

—Amigos, no tengo mucho tiempo para explicarles la situación. Pero ellos son los pokémon que se hicieron mis amigos en Kalos. —las criaturas se miraron, y se saludaron en su respectivo idioma— Como decía, carezco de tiempo, pero me voy a ir y volveré dentro de un año, volveré a verlos en ese tiempo más o menos. Voy a llevarme a Charizard para poder viajar en él. —la única familia que le quedaba a Ash; sus pokémon, no entendían que pasaba.

—Espero que entiendan… la situación es crítica; a partir de éste momentos sus ojos son sus oídos y viceversa. ¿Escucharon? —preguntó con una voz rencorosa.

Los pokémon del héroe asintieron, ellos apresar de que no entendían la situación los apoyaban en cada momento. Eso era una amistad incondicional.

—Prometo que cuando vuelva les contaré todo… —pero no pudo seguir porque el de la banda en la cabeza había llegado con el objeto que le pidió el ojimarron.

—Aquí tienes. —dijo mientras le entregaba el objeto esférico.

—Gracias —posteriormente lo guardó en su cinturón—. ¿Te puede hacer una pregunta, Tracey?

—Claro.

—Tú… crees que seguir mis sueños es un desperdicio? ¿Crees que no estoy destinado a ser lo que quiero? —preguntó indiferente sin dirigirle la mirada.

—Bueno… yo creo que… podrías hacer otra cosa. Pero si quieres seguir viajando e intentar perseguir tus sueños, yo te apoyo. —habló con mucha sinceridad. Ash se dio cuenta que si había personas que sí podía confiar.

—Gracias… te encargo a mis pokémon —dijo mientras se subía a al pokémon tipo fuego volador y Pikachu se posaba en hombro—. Sceptile; procura que todos entrenen.

— ¿Dónde vas Ash? —preguntó confuso el ayudante de Oak.

Para éste entonces su pokémon ya estaba en el aire a uno metros sobre el artista.

— ¡Si el mundo quiere cambiarme, no va a ser así… entonces YO cambiaré al mundo! —exclamó con un todo de voz enojado, rencoroso y que también se podía sentir cierta tristeza, luego salió volando a toda velocidad…


Notas de autor: Espero que la historia les esté gustando hasta ahora. Sólo diré que también tengo un long-fic (fanfic) que hacer… uno de Ash por Marina y Elesa. Así que también tendré que dedicarle tiempo a la otra historia. También estoy estudiando para las integradoras… Tengo varios animes que me recomendaron que tengo que terminar de ver, y manga que sigo. También tengo un Advance que tengo que arreglar. Jaja, estoy un poco atareado. Pero no los dejaré sin fic.

 

Capítulo 4: “La pesadilla de Ash”.​

Su pokémon surcaba los cielos oscuros sin rumbo alguno. La noche caía y parecía que no iba a tener piedad.

— ¿Pika pi? —preguntó mirando a su compañero desde el hombro de éste. Su inicial sabía que su entrenador había pasado un mal rato, y necesitaba todo el apoyo.

—Sí, amigo. Estoy bien. Gracias —dijo sin dirigirle la mirada y muy serio.

— ¿Pika?

—No lo sé… no sé a dónde tengo que ir —habló con la misma seriedad—. No tengo a nadie en quien confiar…

— ¡Pika pi, pika, chupi! —exclamó enojado en pokémon.

—Es cierto… Serena, Citrón y Eureka, y Tracey también me apoya… y puede que Max también, no lo sé —habló con cierto tono de esperanza—. Bien, vamos a Kalos —dijo mientras el pokémon acomodaba un poco si vuelo hacia el noroeste.

Charizard, que volaba sin saber que le había ocurrido a su entrenador, estaba tan impaciente que no podía esperar más. El pokémon rugió dando a entender a su entrenador que quería estar al tanto de la situación.

—Pikachu, cuéntale…

Posteriormente el pokémon amarillo empezó a narrar en su respectivo idioma. Pero por otro lado, en la residencia Ketchum.

— ¡¿Qué, cómo que se fue?! —exclamaron todos al unísono muy exaltados.

— ¡¿Y no te dijo dónde?! —preguntó el Gary Oak intrigado y desesperado, de ésta misma manera estaban todos.

— No… no me dijo, pero cuando subió a Charizard y se elevó, dijo: “¡Si el mundo quiere cambiarme, no va a ser así… entonces YO cambiaré al mundo!” ¿Por qué lo habrá dicho? No sé —dijo para luego preguntar—. Ustedes… ¿qué le hicieron? —preguntó con los ojos entre cerrados.

—Bueno…

Habló la princesita de Hoenn vaciló al hablar mientras desviaba la mirada apenada. Posteriormente le contaron la historia al artista.

La noche había caído, el sol se había escondido. Era una noche cálida y estrellada. Nuestro héroe se había quedado dormido en el lomo del pokémon volador, y al parecer estaba teniendo un sueño.

/Sueño de Ash/

— ¿Dónde estoy? Todo está oscuro… no puedo ver nada —hablaba mientras miraba a su alrededor—. ¿Qué significa esto? —el ojimarron no entendía que era lo que pasaba, él se encontraba en un lugar desierto cubierto por la obscuridad.

— ¿Qué es eso? —dijo entrecerrando los ojos para tratar de agudizar su vista, para ver a la lejanía—. ¿Una luz blanca? —pronunció para dirigirse a ella. Mientras corría una especie de ciudad se empezó a formar con grandes edificios y cosas que llamaban la atención, el portador del Pikachu estaba atónito, frenó el paso y observó a su alrededor… posteriormente vio unas letras gigantes y dijo—. ¿Hollywood? ¿Qué significa esto? —habló y miró de vuelta a la luz, que ya no era una luz. A unos cuantos metros de él había una escalera de cien metros más o menos, posteriormente algo le dijo que mirara el suelo, y vio unas baldosas con nombres, no obstante empezó a leer mientras caminaba hacia la escalera.

—May Balance, Dawn Berlist, Misty Waterflower, Gary Oak, Brock Conor, Cilan Akayi, Iris Drager, Samuel Oak, Delia Ketchum. Qué raro, mi nombre no está —dijo mientras miraba al costado de acera y vio un cartel que apuntaba para la escalera que se encontraba a metros de él—. ¿Cima? —miró hacía riba y vio a todos los nombrados al final de la escalera, parados en una plataforma de oro y arriba un cartel flotante que decía, “salón de la fama”. Ash empezó a subir las escaleras corriendo. Corría y corría, pero cuando llegó a la mitad para recia que no avanzada. Miró a sus amigos y extendió su brazo derecho para llegar a la cima. Pero pasó algo que los desconcertó.

— ¿Qué quieres hacer, Ash? —preguntó con una mirada fría la líder de gimnasio de Celeste.

—El salón de la fama no es para ti. —habló el moreno, el ex líder de Plateada.

—Sí, tú no perteneces aquí… y nunca pertenecerás. ¡Nunca has ganado nada, eres un perdedor! —Exclamaron todos al mismo tiempo severamente, mientras toda la ciudad se derrumbaba a su alrededor, mientras era tragada por la obscuridad, y la escalera se inclinaba y quedaba en subida, Ash no podía hacer nada, ya no podía resistir más agarrado de la escalera—. ¡Amigos, no me dejen solo, no! —gritó con desesperación. Hasta que llegó un punto que se soltó y toda la ciudad se desapareció, perdida en el vacío, en el vacío de la obscuridad y la soledad.

Nuestro héroe estaba cayendo, recordando esas palabras que le dedicaron sus amigos… “El salón de la fama no es para ti… Sí, tú no perteneces aquí… y nunca pertenecerás. ¡Nunca has ganado nada, eres un perdedor!” Sus ojos se pusieron cristalinos, una lágrima de dolor y angustia recorrió su mejilla. La obscuridad se los estaba tragando, estaba perdido.

—No, amigos… por qué me hacen esto, yo siempre los apoyé, nunca les solté la mano… acaso hice algo mal para merecer esto… ¡No, yo no me merezco esto! ¡No, no, no y no! —gritó haciendo énfasis en el “no” negrito. Posteriormente despertó de su sueño. Estaba muy agitado y sudaba mucho.

— ¡Ash, tranquilízate! —hablaba una chica de cabellos color miel un poco desesperada.

— ¿Qué, dónde estoy? —dialogó el moreno de setas en las mejillas, un poco desconcertado.

— ¿Qué pasó, Ash? —platicó un rubio de lentes sorprendido.

—Ash, hace poco que te fuiste, ¿qué pasó que volviste tan rápido? —preguntaba una pequeña rubia.

El azabache estaba un poco mareado, no entendía el porqué de sus amigos estaban allí, y tampoco sabía dónde estaba.

— ¿Qué hora es? —preguntó mientras se sobaba los ojos con las manos cerradas.

—Son las doce y media del mediodía —contestó la reina de Kalos: Serena.

— ¿Cómo llegué aquí? —preguntó ya un poco espabilado.

—Bueno… —dijo Serena haciendo un corto flash back.

/Flash back/

10:25 a.m.

Serena, quien se encontraba terminándose se vestirse, para hacer sus quehaceres se reina; escuchó que su puerta de calle golpearon.

—Ya va… —dijo la chica ya vestida, yendo abrir la puerta muy alegre. Cuando abrió la puerta se asombró por lo que vio, estaba atónita, no podía creerlo; un imponente Charizard se encontraba a tres metros de su puerta y en su sus brazos uno de sus amigos más queridos.

— ¡Pika pika, pi! —un pokémon amarillos llamó su atención, miró hacia abajo y vio a Pikachu, el inicial de su amigo de la infancia.

— ¡¿Qué pasó?! —dijo la chica corriendo a ver a su amigo. Lo primero que se le cruzó era que ése pokémon volador le había hecho algo, pero esa duda se la sacó cuando vio que Pikachu se subió al pokémon para hablarle amigablemente.

Los pokémon trataron de explicarle, pero Serena no entendió mucho. A duras penas pudo agarrar a Ash para tratar de llevarlo adentro. Cuando lo tocó sintió como su amigo estaba hirviendo, tenía mucha fiebre, y no sólo eso, apenas había notado que estaba más rojo que de costumbre.

— ¡Tiene mucha fiebre! —se exaltó, apurando el paso para llevarlo adentro. Pikachu entró y el pokémon volador se quedó fuera.

Cuando entro, lo recostó en el sofá y fue a buscar un paño mojado de agua fría y un termómetro, para bajar y ver su fiebre.

—Dios, ¿Qué le habrá pasado? —se preguntaba mientras iba a buscar los objetos. Cuando lo preparó volvió al living y vio a Pikachu quien tenía una pokéball en sus manos, claro que en su forma diminuta. Se la dio a la chica y el pokémon apuntó afuera, a su amigo y nuevo compañero de viaje: Charizard, dando a entender que lo guardara. No obstante, la chica colocó el paño en la frente de su amigo de infancia y dejó el termómetro bajo su brazo, posteriormente fue afuera para guardar al pokémon… al principio éste se retobó pero luego de que Serena le explicara un poco la situación comprendió y aceptó ser guardado. Una vez que hizo ésa acción, volvió adentro y se percató de algo.

—Llamaré a Citrón y Eureka para contarles —dijo para luego ir hablar por teléfono.

/Fin de Flash back/

—Y bueno, hace más o menos quise minutos que están aquí —explicaba la Serena.

—Al parecer ya te sientes mejor —dijo mirando el termómetro.

—Pero Ash… ¿por qué volviste tan rápido? —Preguntó el rubio intrigado.

—Sí, dinos. ¿Te arrepentiste y no te quieres ir? —dijo la pequeña.

—Lo que pasó fue que… —dijo él para luego contar su historia mientras recordaba aquél sueño, que más que un sueño fue una pesadilla.

Nota de Autor: Hola, ¿cómo están? Espero que bien, porque yo sí. Bueno, sólo les diré que debido a los comentarios que leí, de que algunos quieren a Ash tenga legendarios otros que no… Sólo les diré que esa votación ya se cerró, y quedó en empate. Bueno, Ash conocerá la perfección con o sin legendarios… Otra cosa, haré un sortero de dos papelitos de con y sin legendarios. El que gane, haré que lo que diga X papelito.

¿Por qué dije que quedó en empate? Porque también tengo la historia publicada en otro foro.

 

Capítulo 5: “Un suceso peculiar, con una chica bonita” ​

Serena, Citrón y Eureka que estaban sentados en el sofá, no podían creer lo que escuchaban… era inaudito que sus amigos no lo apoyaran y mucho más su madre. A menos podrían decirle; “yo se te apoyo” y no apoyarlo, pero decírselo directamente y destrozándole su corazón, simplemente, no lo podían creer. A la pequeña rubia se le caían unas lágrimas. La rubia alta tenía los ojos lagrimosos y quería llorar. O sea, que contara con el apoyo de su madre era muy bueno… pero que no lo hiciera, era algo incoherente. Está bien si no te apoya porque hiciste algo malo o quieres hacer… pero, no apoyar a su hijo en el sueño, que viene por derecha, era una información difícil de procesar.

—¡No puedo creerlo, Ash! —hablaba el chico un tanto enojado.

—Sí, yo tampoco —apoyaba su hermana.

Serena se acercó al ojimarron, que se encontraba parado y mirando el suelo, y le dijo.

—Seguramente estás pasando un momento difícil, pero no te preocupes, no estás solo —posteriormente lo abrazó y volvió hablar—. Yo estaré para lo que necesites, no lo dudes nunca —habló la chica angustiada por la situación de su amigo.

—Serena, no hables por ti sola. Ash, también cuentas con nuestro apoyo —dijo la pequeña Rubia abrazando a Ash y Serena.

—Gracias… amigos —habló el de gorrita sin levantar mucho la cabeza.

En otro lugar, más bien en la Región de Kanto… los “amigos” de Ash estaban hablando en la casa de Oak; en su living.

— ¿Qué haremos ahora? —preguntó May triste por lo que había pasado.

—Seguramente se le pasará y vendrá cuando tenga hambre —Misty era un poco optimista.

—Yo… creo que nos pasamos un poco con lo que le dijimos… ¿qué crees que debamos hacer, Tracey? —preguntó Dawn angustiada.

—En verdad, creo que fue un poco brusco, aunque era la verdad —hablaba Gary pensativo.

—A mí no me lo pregunten, ustedes se mandaron moco, ustedes lo arreglan —hablaba Tracey enojado mientras caminaba hacia fuera para darle de comer a los pokémon de Ash.

—Bueno… yo propongo que lo busquemos… pero que no le digamos a nadie de esto —propuso Oak.

—Sí, supongo que esa es la mejor idea —concordó Delia, la madre del desaparecido.

Mientras ellos realizaban la búsqueda en Kanto con pokémon voladores de Gary… en otro lugar, volviendo con nuestro héroe.

— ¿Qué harás ahora, Ash? —preguntó el rubio intrigado.

— Aún tengo pensado viajar por Kanto… —no pudo terminar ya que Serena lo interrumpió.

—Pero ¿por qué no te relajas un poco? Unos días.

—No… no puedo permitirme hacer eso… de esa manera le estaría dando la razón a ellos —habló recordando a su ex-amigos.

—Pero tienes que relajarte de todo ese estrés —comentó la rubiecita. Pikachu y Dedenne estaban observando callados… sabían que no era el momento para jugar.

—Yo no estoy enojado, sí guardo rencor, que lo liberaré cuando sea el momento ya que… una mente enfadada es una mente ofuscada —habló Ash con sabiduría.

—Esas palabras son muy sabías… —habló el líder pensativo.

—Bueno chicos… gracias por todo. Pero llegó el momento de partir —dijo mientras agarraba sus cosas y Pikachu subía a su hombro.

—Pika pi —saludó el pokémon alegre.

— ¿A dónde vas? —preguntó la pequeña intrigada.

—A fortalecerme… en dos años… no, en un año los volveré a ver —habló mientras salía afuera y su amigos lo seguían.

— ¿A qué te refieres con un año? —preguntaron todos intrigados…

—La curiosidad mató al gato… —comentó mientras sacaba la pokéball del pokémon volador fuego — pero se los diré… no tengo destino alguno, buscaré los retos más difíciles para fortalecer a mis pokémon y a mí. También hablaré con el profesor Cipres para que me dé unas pokébolas —para cuando dijo esto ya estaba montado en Charizard—. Ustedes serán los primeros en saber sobre mi regreso. Adiós y no le digan a nadie sobre esto —posteriormente se fue surcando los cielos, sin dale tiempo a sus amigos para despedirse.

— ¿Se dieron cuenta? —preguntó el líder.

—Sí… Ash nunca sonrió y habló alegremente —apoyó la reina de Kalos.

—Es verdad… —habló la niña

Todos se quedaron muy pensativos… Mientras que Ash se dirigía al laboratorio de Cipres en busca de un par de ball.

Vayamos a un lugar de la región de Kalos… más bien, a la casa de una linda chica.

— ¡Entonces, si no te adaptas a mis reglas, vete de mi casa! —exclamó una Señora de al menos unos 39 años de edad y al parecer estaba enojada. Era un poco alta, ajos color rojo y pelo rosado tirando a Rojo.

— ¡Está bien, entonces me voy y no volveré más! —gritó una chica mientras salía de su casa corriendo y dando un portazo. Tenía el pelo rosa y ojos rojizos, y de cuerpo bien formado; usaba un pantalón ajustado negro, blusa blanca y unos tacos no muy altos del mismo color que el pantalón. Ella tenía al menos unos 18 años.

Ella corría y corría, mientras lágrimas bajaban de sus ojos. No se dio cuenta de que fue adentrándose a un bosque, llenó de árboles, y muy denso de éstos. Corría por un solo sendero de tierra que había en lugar. Corría con sus ojos cerrados mientras lagrimeaba… estaba muy dolida; el simple hecho de que una madre te eche de tu casa, era doloroso y no sólo para ella, para cualquiera.

No paraba de correr, iba sin rumbo alguno, sólo quería escapar de ese lugar que tanto daño le había hecho. Pero jamás pensó que ese camino se terminaría algún día.

Ella no veía el camino, puesto que tenía sus ojos cerrados, pero ése camino se terminaba en un vacío, en un precipicio. Cuando el camino se acabó ella cayó y cuando se dio cuenta de que su cuerpo iba hacia abajo abrió rápido los ojos y vio que estaba cayendo.

— ¡Kyaa! —gritó asustada, mientras lloraba— ¡No quiero morir, no, todavía no! —estaba en una situación muy peculiar, estaba asustada, angustiada… que haya discutido con su madre y que la echaran de su casa, ya era mucho… y para rematarla, que cayera a un precipicio… la verdad no era muy dichosa… o eso estaba por verse.

El destinó dio un giro inesperado. Mientras la chica caía, “algo” pasó muy rápido y salvó a la pelirosa. Un Charizard imponente con su entrenador y un pequeño pokémon amarillo, se podía apreciar. Ash había salvado a la chica.

—Como lo supuse, es Aria —habló él mirando a la chica que estaba sobre su regazo y el lomo del pokémon volador. Ash la abrazaba para que no cayera del pokémon.

— ¿Ash…?



Notas de autor: Bueno éste fue el capítulo cinco. La verdad creo que éste es el que más disfruté escribiendo, hasta el momento. ¿Qué pasará ahora? Díganmelo en los comentarios. Espero que les guste la manera en la que hice que se re-encontraran estos personajes. Si bien lo deje en suspenso al final… creí que era lo mejor…

 

Capítulo 6: “Serena se enfada. ¿Una compañera?”​

— ¿Ash…? —habló levemente, posteriormente se desmayó. Ash al tocar su cuerpo podía sentir que su corazón latía rápidamente, al igual que su respiración…

—Es muy bonita… —susurró.

— ¿Pika? —preguntó

— ¿Qué es ésta sensación…? ¿Qué será? Mi corazón late fuertemente… —se preguntaba que eran esas sensaciones… si bien en ese momento no lo sabía, quería averiguarlo.

Ash decidió ir a donde el profesor Ciprés para pedirle unas ball, para su nuevo viaje. Mientras en otro lugar, más bien en la casa de Serena. Ésta se estaba despidiendo de sus amigos.

— ¡Sí, nos vemos en otra ocasión! —saludaba la chica Boceto mientras movía sus manos en el aire.

— ¡Sí, adiós! —saludaban Citrón y Eureka mientras se alejaban.

No obstante se ellos siguieron su camino, y Serena a hablar por video teléfono…

—Creo… que era éste… —habló marcando un numero… posteriormente atendió el artista pokémon.

—Hola, ¿con la residencia Oak? —preguntó Serena.

—Sí, soy Tracey. ¿Necesitaba algo?

—Sí, yo soy una ex compañera de viajes de Ash… Me preguntaba su estaban todos sus amigos reunidos ahí.

—Bueno, sí…

—Ah… ¿podría llamar a todos ellos, incluyendo a su madre y profesor Oak? —preguntó con una tierna sonrisa.

—Ah, sí, aguárdeme un segundo —posteriormente se fue… al cabo de unos minutos volvió con todos.

—Por fin los veo… —susurró Serena.

— ¿Serena?

—Sí, señora Ketchum, soy yo. ¿Acaso saben dónde está Ash? —preguntó con la mirada abajo.

—Lo estamos buscando… es que tuvimos un inconveniente —interrumpió Gary.

—Yo ya sé todo lo que pasó… —todos se sorprendieron al escuchar— ¿ustedes se hacen llamar sus amigos o su familia? ¿A pesar de que no le brindan su apoyo para que siga sus sueños para convertirse en maestro pokémon? ¡¿En qué cabeza que cabe que su madre no le brinde su apoyo a su hijo? Único hijo! ¡¿Qué clase de personas son?! —Todos estaban atónitos por la repentina acción tsudere de la chica— ¡No puedo creerlo, a pesar de que Ash siempre estuvo ahí para ustedes, ¿ustedes no pueden estar ahí para él?! ¡Son unos miserables, él siempre ayudo a sus amigos a salir adelante! ¡Ustedes, las coordinadoras, cuando perdían un concurso pokémon, ¿quién estaba ahí para apoyarlas y ponerles el hombro? ¿Quién estuvo ahí para ayudarlas? ¡Y tú, la líder de gimnasio y tú Brock, que fueron su primeros compañeros de viajes, y los que más viajaron con él de todos, ¿por qué mierda no pudieron brindarle su apoyo?! ¡Claro, ustedes nunca lo consideraron su amigo de seguro! ¡Usted, profesor Oak, que le dio su primer pokémon, usted también lo incitó a salir de viaje, ¿qué clase de razonamiento tiene, que ahora no puede apoyarlo a seguir sus sueños, usted fue como un padre para Ash! ¡Y usted, señora Delia! ¡Es imperdonable lo que hizo, ¿cómo soltarle la mano a su hijo en el momento más crítico? ¿Acaso tiene mente de Metapod o qué? ¡Que un hijo no cuente con el apoyo de su madre… es algo que, puede doler mucho! —Serena estaba sacada, muy enojada, no podía contener sus palabras— ¡Y tú Gary, tú, que fuiste su rival de muy chico, y grandes amigos, aah! ¡Mejor ni hablo de ti, sólo eres un sabiondo que no sabe nada, eres un inútil! ¡Tú Iris y Cilan, también fueron compañeros, ¿qué demonios les pasa?! ¡Por lo menos pudieron decir “sí, yo te apoyo”, pero discretamente no lo hacían... Son unos mostros sin corazón. ¡¡Olvídense de que alguna vez, Ash existió para ustedes, desgraciados!! —no obstante, cortó el video teléfono, y dio un muy grande suspiro.

— ¿Estará bien lo último que le dije? —Se preguntó mientras recordaba algo— En ése momento cuando lo abracé… me dijo al odio… “no los perdonaré, nunca” —recordó las palabras que le dijo, de que no perdonaría a aquellos que le dieron la espalda.

Todos del otro lado, en la región de Kanto, en pueblo Paleta, en la casa del profesor Oak… todos estaban tristes y más por lo último que dijo la chica; “¡¡Olvídense de que alguna vez Ash existió para ustedes, desgraciados!!”. La verdad era que ella tenía razón… sin duda. Todos estaban angustiados… Dawn, hasta llegó a llorar.

Volviendo con Ash, ya había llegado al laboratorio de Ciprés. Y éste al ver a la ex reina de Kalos en su estado, le preguntó a Ash que había pasado y éste le contó de lo sucedido, bueno, de lo que llegó a ver… y el profesor de Kalos le brindó el sofá para recostarla.

— ¿Qué haces por aquí Ash? Pensé que habías regresado a Kanto —preguntó intrigado al portador del Pikachu, quien en ése momento estaba observando a Aria dormir plácidamente en un sofá azul del tamaño de una persona adulta. Enfrente de éste estaba Ash en uno del mismo tamaño y color, y en la punta otro donde sólo cabía una persona sentada, y estaba el profesor.

—Bueno tenía pensado volver a viajar… pero ésta vez por el mundo entero… buscando retos más peligrosos y demás cosas, pero no entraré a ninguna liga hasta dentro de un año. Y quería saber si usted tendría unas pokébolas de sobra —preguntó observando a Ciprés.

—Sí, sí tengo, no te preocupes… te daré las que hagan falta —aceptó darle su pedido.

—Serás un entrenador trotamundos.

—Sí…

—Pero, te noto distinto a como eras antes… ¿pasó algo? —interrogó.

— ¿Usted ve a Serena? —contestó con otra pregunta.

—Sí, ¿por qué lo preguntas?

—Cuando la vea, pregúntele a ella, ella le dirá… —habló serio, mirando a Aria dormir.

—Ahora que me acuerdo… no tengo mucho dinero… para reabastecer bienes ni nada —hablaba pensativo y serio a la vez.

— ¿Y te has fijado en tu cuenta bancaria de entrenador? —preguntó el profesor.

— ¿Ah? No, no hice, y para ser honestos, no sabía que existía tal cosa —contestó sorprendido por la información.

—Uhmm, la verdad, es que vas al banco pokémon que está a tres cuadras de aquí; entras a la máquina que quieras, te pedirá tu nombre y tu D.N.I y das entrar y te pedirá una serie de datos que están en tu última pokédex. Posteriormente te dejará ver tu dinero y sacas lo que quieras. Pero dime, dijiste que no sabías que existía tal cosa, ¿no? ¿Hace cuánto estás viajando? —preguntó curioso.

—Bueno la verdad es que… unos siete años consecutivos —contestó tranquilamente.

— ¡¿Qué?! —preguntó atónito.

— ¿Qué hay de malo? —preguntó el ojimarron arqueando una ceja.

—No… nada —contestó pensativo—. ¿Qué harás ahora? —preguntó el profesor.

—Esperaré a que Aria despierte, para irme y empezar mí viaje, quiero… —estaba por seguir hablando pero alguien lo interrumpió.

— ¿Puedo ir contigo? —preguntó Aria sonrojada, y tartamudeando por los nervios. Aparentemente escuchó esto último.

— ¿Aria, estabas escuchando? —habló dubitativamente el azabache.

—Aria recién despertó —habló ella con una vocecita tierna—, ¿puedo? —preguntó.

— ¿Qué, qué esto? Mi corazón palpita muy rápido, no lo entiendo… —se preguntaba pero el profesor lo sacó de sus pensamientos.

—Ash, ¿escuchaste lo que preguntó Aria? —interrogó levantando una ceja.

—Ah, sí, sí puedes… ¿Pero no deberías descansar primero? Acabas de despertar —dijo el ojimarron preocupado.

—No, estoy bien, no te preocupes por mí… —hablaba mientras pensaba un poco emocionada— ¿se preocupó por mí? Ésta sensación… tengo cosquillas en el estómago, mi corazón se me saldrá del pecho… acaso será qué…

—Bueno profesor… ¿tienes las pokébolas? —preguntó, a lo que éste dijo que sí, y fue a buscar. Y Aria y Ash quedaron solos por unos momentos.

— ¿Y a dónde irás? —preguntó Aria intrigada.

—Eso me recuerda a qué yo voy a viajar por el mundo, ¿enserio quieres ir? —preguntó el dueño del Pikachu.

—Sí, Aria quiere ir contigo de todos modos. —contestó emocionada.

—¡Pika, pi! —se emocionó al saber eso.

—Bien… —pero en ese tramo llega el profesor con las pokéball en su mano.


—Supuso que necesitabas tres… ya que por lo que vi, tienes a Pikachu y Charizard —le entregó las esferas.

—Supuso bien profesor… Gracias, ¿y los pokémon que atrape se tele-transportarán aquí, verdad? —interrogó.

—Claro, para que se tele-transporten a otra región, ciudad o algún lugar en específico tengo que cambiarle el código de fuerte de la maquina a la cual está programada.

—Bien, me agrada... Pero llegó el momento de partir —declaró Ketchum.

— ¿Tan pronto? —preguntó el profesor Ciprés.

—Sí, tengo mucho trabajo que hacer… armar mi arsenal, entrenarlos y entrenarme… y sólo tengo un año —habló con determinación.

—Es lindo… ¡¿Qué estoy pensando?!

—Vaya, quien lo diría, pero bueno, buena suerte en todo lo que hagas Ash… sabes que te apoyo.

—Gracias…

Posteriormente se Ash salió y Ciprés los acompañó hasta la puerta… Ash sacó a su Charizard. Y éste dio su típico rugido, creando una onda expansiva, haciendo que los presentes se cubrieran los ojos.

— ¡Genial! —dijo la chica emocionada, mientras Ash se subía y le extendía la mano.

— ¿Puedo? —preguntó feliz.

—Claro que puedes, ¿no viajas conmigo? —contestó terminando con una pregunta, aún con su mano extendida.

— ¡Sí! —exclamó feliz para luego tomar la mano de Ash, pero en ése momento algo pasó, algo que hizo que Aria no subiera al “dragón”… Al hacer contacto sus manos, sus corazones se aceleraron, parecía que estaban muy bien sincronizados. Los pokémon de Ash y Ciprés los quedaron mirando sorprendidos, no entendían que pasaba. Posteriormente, un rubor se hizo presente en ambos.

—Disculpen, se van a ir o ¿no? —preguntó mientras arqueaba su ceja derecha.

— ¡Ah, sí, sí! —dijeron ambos mientras subían… y poco a poco el rubor iba desvaneciéndose. No obstante saludaron al profesor y tomaron vuelo…

Notas de autor: Bueno espero que les guste el capítulo, también otro que disfruté mucho escribiendo.