Pokébola Frío, oscuro y silencioso. Así era el interior todo el tiempo, hasta escuchar el murmullo de su nombre llamándoles a la batalla, teniendo por fin una oportunidad de gozar de luz y fresco aire. Tristemente su libertad era efímera, pues el regreso a ese sofocante espacio era predecible. No era difícil de entender por qué tantos de ellos habían comenzado a revelarse, negándose a sentirse atrapados. Y es que los humanos nunca entenderían lo que era estar constantemente encerrados.
*-* ok, tenemos otra autora con el don de llevar ideas cortas, pero redonda y precisas... la verdad si... las poke bolas verdaderamente pueden ser un encierro... tal vez uno de los casos más destacables es el de Pikachu... quien las odia y, por ese motivo probablemente no le agradaba la idea de tener un entrenador.. oh tenemos el caso de pokemon special donde el pokemon es visible dentro de la esfera miniaturizado..... no se, tal como expones... a la larga es fácil entender porque ciertos pokemon se quisieran revelar... a pesar del vinculo que pudieran generar con su entrenador. y aquí recordamos cuando ash captura a caterpie asegurando que un pokemon debe sentirse feliz de estar dentro de una poke ball... en fin, me gusto el escrtio... :D un saludo!
¿Desde cuando los reclutas del Equipo Plasma llegaron a este lugar? Me gusta el escrito, da una visión un poco cruda de nuestros compañeros, y es la razón de que hay algunos que no quieren saber nada sobre estar dentro de una Pokéball. Supongo que un Pokémon tiene que realmente confiar en un entrenador para aceptar vivir dentro de una capsula. Sigue así, me gustó mucho este micro :D
Cuando lei el nombre honestamente me esperaba algo mas optimista pero estuvo bien de todas formas. Yo nunca acepte esas teorias conspirativas sobre las pokeball, el control mental es una estupidez porque si fuera verdadero la mecanida de la amistad y el afecto no tendria sentido. Yo me acerco mas a la representacion del manga del pokemon miniturizado. PD: Por eso, esos monstruos de los entrenadores deberian estar en la carcel¡!. ¡Vamos, dragon legendario que capture en contra de su voluntad para satisfacer mis deseos egoistas!.
Esta historia de hecho me remite mucho al canon de Shudo donde, aparentemente, casos como el de Ash son contados: hay quienes quieren a sus pokémon pero pocos les consideran sus amigos y para el grueso de la población no son más que herramientas para ganar combates y con ello dinero y fama. De ahí que exista un motivo "real" por el cual los pokémon se quieran revelar, cosa de lo que iba el hipotético final de la serie que nunca fue. Aunque las pokébolas fuesen transparentes como en el special, eso no deja de implicar que el pokémon "pierde" su libertad, y recordemos que ese punto es la premisa del conflicto de la quinta generación y que N desea derrocar con toda fuerza. Se esté de acuerdo con ese punto de vista o no, la historia lo plantea de modo muy acertado y minimalista, dejando por completo la cuestión moral a interpretación del lector. Siempre es agradable poder leer algo que te haga pensar reflexionar más allá de sólo disfrutar una buena historia.