Piratas del Caribe Piratas del Caribe: El Legado del Abismo

Tema en 'Fanfics sobre TV, Cine y Comics' iniciado por LordZombie, 22 Julio 2018.

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    Piratas del Caribe: El Legado del Abismo
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    155


    ACLARACIONES:
    No poseo los derechos de Piratas del Caribe, ni los personajes o lugares procedentes de estas, todo el crédito le pertenecen a sus respectivos creadores. Solo poseo mis personajes originales y lugares que no aparecen en dichas películas.


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    Piratas del Caribe: El Legado del Abismo

    SINOPSIS
    Han pasado meses desde Jack y compañía destruyeran el Tridente de Poseidón, las maldiciones han sido eliminadas, el misticismo del mar a perdido fuerza y el océano le pertenece una vez más a los piratas, pero aun en la tranquilas aguas que surcan, estas guardan con recelo en sus profundidades un mal engendrado por un amor prohibido.

    Sigue la historia del nuevo enemigo que va detrás del Capitán Jack Sparrow y compañía.
     
    Última edición: 23 Julio 2018
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  2. Threadmarks: CAPITULO 1: El ojo del huracan
     
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    Piratas del Caribe: El Legado del Abismo
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    961

    Tortuga el paraíso pirata por excelencia, música, mujeres y ron hasta donde alcanza la vista, Tortuga sirvió como refugio destartalado para piratas, bribones, sinvergüenzas, forajidos y marineros en el Caribe.

    He aquí donde el Capitán Jack Sparrow se encontraba descansando en compañía de Giselle y Scarlett las dos damas que más amor y odio le tenían en la isla.

    La alegría del momento fue opacada por una agria pero seductora voz que llamaba a Jack, este al percatarse nota una cierta familiaridad y no puede evitar voltear alrededor.

    Jack pega un grito que asusta a sus damas.

    —Hola, Tía Dalma. —Dice sorpresivamente con una sonrisa sarcástica.

    —Hola Jack. —Responde con cierta amabilidad.

    —¿Quién es ella? —Le reclaman las mujeres a Jack con enojo.

    —Ella es, solo una conocida. —Jack intenta dar una excusa que no le funciona.

    —No mientas Jack, lo disfrutaste tanto como yo.

    Jack al escuchar esas palabras no puede evitar soltar una sonrisa traviesa y sus damas de compañía al notarlo le dan una bofetada de ida y vuelta a Jack antes de irse.

    —Esta rutina se está volviendo molesta… pero haciendo a un lado este trágico incidente, ¿ha que debemos tu excéntrica y perturbadora presencia Tía Dalma?, O ¿debería llamarte Calipso?, la verdad ni uno es reconfortante de pronunciar.

    —¿Tragedia dices?, ¿Qué hiciste Jack?... ¡¿Por qué volví a mi forma humana?! —Reclama la molesta diosa del mar.

    —Si sobre eso, me preguntaba por qué, pero luego recordé por qué y él porque es simple. —Jack empezaba a jugar con las palabras como era de costumbre.

    Le explica que ayudo al hijo de Will Turner es decir Henry Turner, a destruir el tridente de Poseidón para salvar a su padre de la maldición del Holandés Errante y le comenta que en el camino murió Héctor Barbossa sacrificándose para salvar a su hija Carina del Teniente Salazar.

    La tristeza aborda a la diosa al escuchar el relato de Jack pues sabe que lo que han hecho no tiene remedio. —¡no!, Jack me han condenado a este cuerpo mortal por el resto de mi vida.

    —Vamos Tía Dalma, te invito a navegar en el Perla Negra y juntos podremos disfrutar de la libertad que nos brinda el mar. —Comenta Jack mientras cuidadosamente la abraza. —¿Qué me dices?, por los viejos tiempos.

    Una propuesta muy tentadora para una diosa lastimada, pero para la sorpresa de Jack ella lo rechaza.

    —¿Segura?, estoy disponible. —Le coquetea Jack mientras bebía ron, una acción poco sensual.

    —Y ahora, ¿Estas disponible? —Tía Dalma se le insinúa muy provocativamente al oído.

    —¡S-si! —Exclama Jack titubeando.

    —Entonces llévame al Rio Pantano, para vivir el resto de mi mundana vida como mortal. —Aquella insinuación provocativa desaparece al instante una vez que consigue lo que quiere.

    La emoción de Jack se transforma en desilusión. —Pero, ¿Qué hay de los viejos tiempo? —De alguna extraña manera los estados de ánimos habían sido intercambiados.

    Jack accedió a su pedido, pues de alguna forma sentía en el fondo que se lo debía; una vez conseguido lo que quiso Tía Dalma se fue al Perla Negra a esperar el momento de zarpar.

    —Oye Jack, ¿seguro que es buena idea?, yo lo pensaría dos veces —Cuestiona el Sr. Gibbs a Jack.

    —Tranquilo Sr. Gibbs, las maldiciones han dejado de existir, así que relájate y disfruta del bello fruto que nos brinda Tortuga.

    —¡Hurta lo que sea…! —Dice Gibbs mientras alza la botella de ron

    Jack le corresponde el brindis —¡…Y nada devuelvas!

    Por extraño que parezca Jack cumple con su promesa, lleva a Tía Dalma a Rio Pantano y después zarpa a mar abierto siendo la última vez que alguien vio al querido Jack; el tiempo pasa desde aquel evento y la vida de la antigua diosa vuelve a tomar forma como la Tía Dalma una vez más.

    La calma azota al mundo, pero para la antigua diosa es un silencio inquietante, donde nunca sabrá de qué lado caerán los dados del destino; La choza en la que vive se ve interrumpida por un misterioso pirata.

    —Hola misterioso viajero, ¿en qué te puedo ayudar? –Saluda Tía Dalma mientras que el misterioso hombre ronda por el lugar. —¡Hey!, no toques nada.

    La vestimenta del hombre lo cubría casi todo el cuerpo, donde solo se podía apreciar sus ojos y parte de su cabellera; el extraño hombre toma asiento y se queda un momento en silencio, a Tía Dalma le atrae la misteriosa aura del hombre, pues percibe cierta nostalgia de el.

    —Dime extraño hombre perdido, ¿Qué es lo que buscas de mí? —Cuestiona la diosa al peculiar hombre.

    —Ellos pagarán, busco venganza y nada se interpondrá en mi camino, incluso si me cuesta una eternidad, ¡ellos pagarán!, aquellos que acabaron con la vida de mi padre. —Cada palabra es pronunciada con gran dolor e ira.

    —Vaya un hombre con ira y determinación, eso me gusta. —Comenta con cierta emoción la diosa.

    El hombre guarda silencio una vez más. —Tú, tú nunca cambias, como siempre eres tan imprudente y tenaz, ese lado tuyo siempre me ha disgustado.

    —¿Cómo te atreves a hablarme así?, ¡no sabes nada de mí! —la emoción se transforma en enojo y se hace presente.

    El hombre levanta bruscamente la mesa, lo que provoca que Tía Dalma caiga al suelo, aturdida intenta levantarse, pero se le dificulta por el golpe que recibió.

    El hombre al verla arrastrándose en el suelo saca un pequeño objeto de su abrigo y se lo lanza frente ella, ya en el suelo la diosa reconoce el objeto, un colgante del cual empieza a emitir una triste melodía que pocos reconocen; impresionada al ver el colgante Tia Dalma voltea asustada a ver al hombre.

    —Te equivocas, se mas de ti de lo que puedes imaginar... Madre.


     
    Última edición: 24 Julio 2018
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    Paulijem Hija de Aslan, Larcha y Tributo del andén 9 y 3/4

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    Oh, madre mía ¡por las barbas de Poseidón! que buen inicio. Definitivamente fue muy bueno, me gustó este Jack (era él, no lo pongo en duda :shani:), también fue de mi agrado esta Tía Dalma y claramente este misterioso hombre... Siento que tiene potencial y espero que lo sigas. En cuanto a la ortografía hay varias cosillas que deberías corregir, principalmente el tema de las tildes y las descripciones las sentí un tanto cortitas o muy separadas (no sé si me explico). En cuanto a lo demás me ha gustado bastante :cref:.

    ¡Espero la continuación! :\*u*/:

    ¡Saludos! ::3:
     
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    LordZombie

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    estaba revisando y veo que la corrección que le estaba haciendo en el trabajo no se hizo correctamente y gracias por notarlo :) en las descripciones creo que comprendí más o menos.
     
  5. Threadmarks: CAPITULO 2: Camino Pirata
     
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    Piratas del Caribe: El Legado del Abismo
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    El Océano Pacífico es único en su clase, tanto en tamaño como en profundidad, las grandezas que residen en él son equivalentes a su tamaño, pero domar este gran coloso no es tarea para cualquiera, ha consumido a marineros y piratas por igual, su crueldad no conoce piedad alguna.

    Las coincidencias no existen, nada puede ser considerado al azar en este enorme océano y este pensamiento lo compartía la Señora pirata Matrona Ching, dueña del océano Pacífico; su flota se encontraba detenida en las Islas Marinas.

    Risas y lágrimas retumban en el barco de la Señora pirata, un extraño y cómico evento se desarrollaba en él, pues un hombre totalmente desnudo se encontraba a bordo, la simpleza de esta acción cegó a todos con humor, sin embargo para Matrona Ching este suceso era algo totalmente diferente, para ella la lógica de haber encontrado a un hombre desnudo en medio del mar no era algo de risa.

    El hombre se encontraba en buena forma, aunque sus rasgos físicos eran un tanto extraños pues no aparenta tanta edad y aun así poseía una complexión como el de un hombre de cuarenta años; la Señora pirata se levanta de su silla y la gente se calla al instante, el hombre la voltea a ver en silencio.

    —¿Quién eres?, y ¿Qué hacías en medio del mar? —Cuestiona Ching al hombre.

    —Mi nombre es Aquilo. —Responde el hombre sin temor y con cierta madurez.

    —Eso no explica cómo fue que te encontramos en medio del mar. —Reprocho la Señora pirata.

    —La verdad, es un tanto larga la historia, pero en resumida cuenta acabo de escapar de prisión.

    —¿Piratería?

    —Aunque desde joven me consideraron una amenaza para el mar y por ello fui aprisionado, —
    el hombre hace un gesto de risa. —Así que no, nunca tuve el honor de ser un pirata.

    Matrona Ching se queda en silencio y se cuestiona el destino del hombre pensando que hacer con él; para ella la extraña coincidencia de haberlo encontrado era un señal, la cuestión era ¿de qué?, por lo que buscaría esa respuesta.

    —Bien muchacho ya tuve suficiente, felicidades ahora eres un pirata. —La señora pirata da media vuelta y se marcha a su camarote. —¡y que alguien le dé algo de ropa!

    Desde ese día Aquilo no opuso ninguna objeción y empezó a formar parte de la flota de Matrona Ching, desempeñando actos de piratería a diario, pero sin revelar la menor de las causas que lo impulsan, siendo todo un misterio para la flota.

    Pasaron los meses y la Señora pirata no estaba más cerca de descubrir su secreto desde cuando se unió a ella, pero esa meta dejó de importar con el paso del tiempo pues desde que lo resguardo en su manto, siempre lo orientaba e instruía en la piratería buscando lo mejor para él, era un sentimiento mutuo, para Aquilo ella era una maestra a la cual respetaba y estimaba, como agradecimiento siempre daba lo mejor de él para no defraudarla.

    Un día Matrona Ching llamó a su segundo al mando.

    —Mi señora ¿quería verme? —Cuestionó el subordinado antes el sorpresivo llamado de la Señora pirata.

    —Sí, necesito tu honesta opinión de Aquilo.

    —¿Señora?

    —Sí, su desempeño como pirata.

    —De acuerdo mi señora, dejar decir lo que pienso, si lo que pregunta es ¿que si el hombre puede ofrecernos una vida de saqueos, tesoros y aventuras?... si, pues entre los caballeros de fortuna que navegan con nosotros él es uno de los más astutos y sagaces, hubo un tiempo donde conocí gente que creían ser los más letales azotes de los mares, ¡ja! —el rostro del pirata se torna serio y sombrío. —Pero ese hombre, es un auténtico perro sin miedo causante de estragos y caos, lo he visto despejar el solo la cubierta de un galeón español sin pestañear, luchar como si fuera el mismísimo diablo vestido de hombre y es listo de verdad, sabe cómo moverse entre cada peñasco, en cada grieta de estas islas... pero, no se meta en sus asuntos porque ese hombre oculta un misterio, que no me atrevo a preguntar.

    Matrona Ching escucha cada palabra de su mano derecha, cierra sus ojos y supira, pues cada palabra que escucha solo confirma sus ideas sobre Aquilo.

    —¿Espero que hayas escuchado cada palabra? —Exclama Matrona Ching

    —¿Disculpe? —El pirata se intriga por las palabras de su señora.

    —Cada palabra mi señora. —De las sombras surge Aquilo y se les une a la conversación.

    —¿Qué significa esto mi señora? —Los nervios invaden a la mano derecha de la Señora pirata.

    —No temas, solo quería que escuchara la opinión de alguien más, sobre sobre su capacidad.

    Aquilo le da unas palmadas en el hombro. —Aunque no lo creas, sonó a un cumplido, así que deja lo nervios aun lado. —La respiración y el color vuelven al pirata.

    —Entonces, ¿Cuál era el punto de esto? —Cuestionó el pirata a su señora.

    —Sí, es verdad. —Aquilo apoya a su camarada en la interrogante.

    —Aquilo es verdad todo lo que él dijo sobre ti y me hace pensar, ¿Por qué?

    —¿Por qué?, ¿que?

    —Eres casi único como pirata, pero aun así te limitas a seguir orden cuando puedes llegar más lejos, a lo que me hace pensar que no tienes convicciones y eso es algo que no puedo permitirte seguir haciendo, pues contradice todo lo que te he enseñado y mis creencias sobre la vida pirata, así que desde hoy ya no perteneces más a mi tripulación.

    Aquilo siente un ligero dolor en su pecho y se muestra un tanto reflexivo. —¿Cuál es el significado de ser pirata? —Intrigado por sus palabras busca una respuesta más clara.

    —Déjame que te pregunte algunas cosas. —Matrona Ching toma una postura y carácter estricto contra Aquilo. —Dime Aquilo, ¿cuántas veces te sometieron?, ¿cuántas veces hiciste lo que alguien más te dijo que hicieras?, ¿cuantas veces te opusiste a un sistema impuesto por los poderosos?, ¿te consideras libre? o ¿aun sigues con los grilletes puestos?, ¿Crees estar listo para esta vida?, me encuentro aquí llamando al destino y hacerte encontrar tu convicción como pirata.

    Las palabras tocaron fondo en Aquilo, pues solo era un pirata sin rumbo, alguien que perdió de vista su objetivo. —Es verdad, cuando estuve prisionero me propuse metas si algún día llegaba a salir, aunque no fue un desperdicio mi estadía con ustedes siento que me aleje de mi verdadero ser, sueños olvidados que el tiempo arranco de mi, pero ya no mas —Aquilo deambula por el camarote pensativo y reflexivo.

    —Entonces, ¿qué harás al respecto?

    —Creo que llego el momento de enfrentar mi destino, que silenciosamente me ha estado esperando.

    —Ahora empiezas a sonar como todo un pirata, tus habilidades son buenas, pero sin una convicción solo son herramientas oxidadas. —Dice Matrona Ching con entusiasmo.

    La Señora pirata y su mano derecha alientan a Aquilo a seguir su camino pirata, pues saben en el fondo que él se convertirá en una leyenda entre las leyendas y ellos están presenciando el inicio, por primera vez sintieron fe en él, aunque su emoción es opacada repentinamente por un escalofrío en sus cuerpos al ver los ojos de Aquilo.

    La sorpresiva e imponente actitud de Aquilo los paraliza al instante, sienten un cierto pánico al verlo, como si sus instintos de supervivencia los alertara de un mal inevitable.

    —Y díganme, ¿Qué saben de Davy Jones?





    EXTRA
    El diseño no me pertenece, pero justo así me lo imagine.

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    Última edición: 27 Julio 2018
  6. Threadmarks: CAPÍTULO 3: El principio del fin
     
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    Piratas del Caribe: El Legado del Abismo
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    Gotas de agua caen del cielo, fuertes brisas se hacen presente y el rugir de la nubes anuncian la llegada de una tormenta, la gente se moviliza con gritos y agitación descontrolada en la cubierta, pero dentro del camarote de Matrona Ching el tiempo se encuentra detenido tras la pregunta de Aquilo.

    Un profundo y prolongado Silencio reina el momento, la Señora pirata y su segundo al mando se miran a los ojos, sus labios se secan mientras lentamente se les escapa el aliento, Aquilo muestra cierta emoción por el ex capitán del Holandés Errante y a la vez cierta ignorancia ante tal leyenda.

    —¿Qué sabes de Davy Jones muchacho? —Pregunta la Señora pirata.

    Aquilo reacciona de forma nostálgico ante la pregunta de Ching. —No mucho, solo que era un honorable marinero que se enamoró del mar, nada más.

    —¿Eso es todo?, es increíble que alguien no conozca sobre Davy Jones, pero tomando en cuenta que fuiste excluido de la sociedad a temprana edad no me sorprende del todo. —Matrona Ching sigue el juego de Aquilo, pues siente que una vez que le cuente todo sobre Davy Jones se revelara su secreto. —De acuerdo, te contare la historia de Davy Jones, por lo que veo no sabes nada, así que empecemos desde el inicio que es básicamente lo que conoces de él.

    Matrona Ching comenzó a narrar la trágica historia de Davy Jones de principio a fin, aquella leyenda que se fue formando en boca en boca por aquellos marineros que habían tenido la mala fortuna de encontrarse con el Holandés Errante y su tripulación maldita.

    Aquilo sin inmutarse escuchaba cada palabra, en su mente desgloso letra por letra, mientras que la Señora pirata habla de Jones y como fue traicionado por la diosa que amaba, en ese momento Aquilo azota su botella contra la mesa.

    —Disculpa, continua mi Señora. —Dice Aquilo apretando la botella a punto de casi reventarla.

    Ching continuaba explicando cómo Davy Jones tras su traición ayudo a la Hermandad a capturar a Calypso y aprisionarla en un cuerpo mortal, la historia siguió y siguió llena de traiciones, conflictos, amoríos y muerte; Aquilo era como un niño que le cuentan una historia sobre aventuras, pues sus emociones crecían con cada palabra, hasta que llegaron al trágico e inevitable final de Davy Jones, el día que culmino en tristeza y alegría para unos, el día que liberaron a Calypso, el día que gano la hermandad contra la East India Trading Company y el día en que el Holandés Errante recibió a un nuevo capitán.

    El final de la historia le provoco a Aquilo una horrible desilusión, su mirada se encontraba caída y perdida, Ching lo observo tan débil y desprotegido, que la molesto. —¿Qué es esta patética demostración tuya?, ¡levanta ese rostro y de muestra que eres un hombre!, ¡un pirata!

    Aquilo respira hondo y recobra la compostura. —De casualidad antes de que me uniera a ustedes, ¿sucedió algo trascendental en el mar?

    —No, nada en especial. —Contesta la Señora pirata.

    —¡Sí!, ocurrió algo —Interrumpe la mano derecha de Ching. —Por esa época el Capitán Jack Sparrow y compañía destruyeron el Tridente de Poseidón liberando al mar de todas las maldiciones.

    —Maldiciones, ¿dices? —Aquilo vuelve a deambular por el camarote, pensativo con su mano en la barbilla, después de un rato se detiene y ríe con euforia. —¡Lo tengo!, he recuperado mi convicción, se lo que tengo que hacer ahora.

    Matrona Ching y su segundo al mando se alegran por Aquilo, alzan sus copas y brindan de alegría, pues este es el inicio de una leyenda; Aquilo los ve y se alegra, sentir su apoyo sin importar quién es, ni de conocer sobre su pasado, lo hacen reflexionar y desciende su botella.

    Aquilo rellena las copas de su señora y camarada. —Aquilo ¿sucede algo?

    —La vida es injusta y de esta forma los dioses se aprovechan de las esperanzas de los mortales de una forma desalmada, al sentirse intocables no les importa nada. —Aquilo da un fiero y profundo trago a su bebida. —¿Alguna vez han visto el rostro de un dios con miedo?, no, pues yo sí. —Las palabras de Aquilo eran muy inciertas unas con otras.

    —Aquilo no te entendemos.

    —Como podrían hacerlo si nunca nadie ha escuchado los que estoy a punto de contarles.

    Tragaron saliva, la ansiedad los abordo a ambos, no podían creerlo estaban a punto de conocer el misterio de Aquilo.

    —Debes en cuando el destino amenaza a los dioses y es aquí cuando su miedo aparece.

    Aquilo empieza a contar la historia sobre un niño, resultado de un amor prohibido entre una diosa y un marinero.

    —Entonces consumaron su amor por última vez antes de que el marinero partiera a su honorable encargo que la diosa le dio. —Ching y el pirata notan las similitudes y el nerviosismo los invade, pero Aquilo continúa narrando.

    En la historia el destino entro en juego, explico que la diosa engendro vida de aquella relación, algo que no debía suceder, sin importar lo sucedió tomo la decisión de criarlo, pues representa el fruto del amor con su amado.

    El tiempo marcho sobre ruedas para el niño, pero para la diosa era una tortura mantener una vida sedentaria, lejos del mar, para calmar sus ansías deleitaba al niño con grandes historias del mar, de bestias increíbles más allá de lo visible, de las aventuras de gente que se hacían llamar piratas.

    —Aquel chico le pregunto a su mama si él podía hacer cosas increíbles como ella, a lo que ella respondió con un por supuesto ante la ingenuidad el niño. —Aquilo ríe. —Pero para su sorpresa el niño lo logro, con el tiempo creo una escuálida y triste criatura ante los ojos de su madre, el chico voltea y le dice a su madre, que el llenara el océano de criaturas increíbles como las que ella le contaba en sus historias.

    Aquilo resaltó que en ese pedazo de la historia la diosa sintió miedo, temor de que su hijo algún día contaminaría el mar que tanto ama, entonces ella enfurecida regaño al chico, prohibiéndole crear esas desagradables criaturas, el niño sin comprender lo motivos de su madre se entristece, pues solo buscaba hacerla feliz como en las historias que ella contaba, pero solo consiguió su desprecio.

    Menciona que con cada día en que se acerba el regreso del padre, el niño se sentía más distanciado de su madre, la diosa estresada de la vida mortal discutió con el chico, forcejearon y el chico cayo al rio, la diosa tomo aire y se lanzó al rescate, en la profundidad observo al chico noqueado, se le acercó para tomarlo, pero en eso el chico abrió los ojos y le hablo a su madre bajo el agua con perfecta claridad.

    —La diosa al verlo en la profundidad, entendió que el mar nunca le haría daño a su hijo, provocando celos en la diosa, no podía permitir que le arrebatara el mar —Aquilo observa la vela en el centro de la mesa en silencio un tiempo. —La diosa tomó la decisión ante la amenaza que representaba su hijo ante sus deseos, usando su gran poder desterró a su hijo a los confines más oscuros del mar, maldiciendo la prisión para que nunca vea la luz de nuevo.

    —Y-y ¿Qué sucedió con el chico? —Preguntó el segundo al mando.

    —La cordura del chico se desvanecía poco a poco, el tiempo no transcurría en ese eterno abismo, la oscuridad era tal que no podía observar sus manos frente a él, llegando a dudar de su existencia. —Aquilo sonríe. —Era irónico que lo hiciera sentir vivo el hambre que no podía saciar.

    —¿Cómo pudo sobrevivir entonces? —Volvió a preguntar el pirata.

    —Odio y esperanza. —Contesta Aquilo.

    —Esperanzas, ¿de que?

    Aquilo menciona que cuando todo parecía perdido para el chico un sonido llegó como una luz de esperanza, en aquel abismo resonaba una melodía muy familiar, recordó entonces la melodía que poseía el colgante de su madre, pero este sonaba diferente siendo tocada por otro instrumento, entonces el chico comprendió quien tocaba aquella melodía era su padre, pero sentía odio y rencor en cada nota que tocaba.

    De alguna forma los sentimientos en la melodía lo tranquilizaba, sentía que no estaba solo en la oscuridad, en la profundidades de su prisión el chico se convirtió en hombre y empezó a crear criaturas, buscaba crear aquellas cosas que su madre temía, creo seres con luz propia que le permitían observar a su alrededor y empezó a forjar su hogar hasta el día de su liberación.

    —Eso debió ser difícil. —Comenta Ching.

    —No tanto como el día que dejo de escuchar a su padre, el golpe fue tan duro para él, que perdió las esperanzas de nuevo, siendo consumido por un profundo sueño del cual parecía no despertar.

    —¿Y luego qué? —Expresó el pirata con angustia.

    —El hombre ya no tenía fuerzas y el sueño lo dominó por completo. —Aquilo destapa otra botella. —Así fue hasta el impacto.

    —¿Impacto?, ¿Cuál impacto? —Señala la Señora pirata.

    —Así es, algo golpeo el abismo a tal grado que el hombre se despierta, al salir de sus aposentos e investigar, nota una fisura encima de él, flota hacia ella y nota cierta corriente proveniente del otro lado, la grieta empieza a extenderse hasta que la barrera que lo aprisionaba se deteriora por completo. —Aquilo se emociona y eleva la voz. —El hombre se mueve a gran velocidad como si volara en el agua y después de tanto tiempo por fin ve la primera señal de luz, al salir a la superficie siente el aire fresco es su rosto, los cálidos rayos del sol, su pecho se agita, las lágrimas recorren sus mejillas y grita con gran sentimiento a los cuatro vientos… pues es libre.

    —El grito es... —Menciona Ching,

    —Así es, el mismo grito que segundos después provocan el hombre sea sacado del mar y sea cuestionado por una señora pirata.
     
    Última edición: 13 Agosto 2018
  7. Threadmarks: CAPILTULO 4: Un saludo inesperado
     
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    Sin darse cuenta la tormenta había pasado, la historia de Aquilo devoro el tiempo para aquellos que la escucharon.

    —Y esa es la historia, mi historia, espero que sepan valorar lo que acaba de salir de mis labios, nunca nadie ha conocido esta historia y espero que así siga.

    Las palabras de Aquilo suenan más a una advertencia que a un consejo, da el último trago a su botella antes de levantarse.

    —Necesito un último favor mi Señora. —Dice Aquilo antes de irse.

    —Eso depende del favor muchacho —Exclama la Señora pirata.

    —Necesito que me lleve al lugar donde murió Davy Jones, si lo hace serviré en su nombre hasta entonces y después de eso nunca más me volverán a ver, ¿tenemos un trato mi señora?

    —De acuerdo muchacho tenemos un trato, ahora ustedes dos lárguense, que mañana zarparemos hacia la isla naufragio.

    Los dos piratas dejan el camarote para volver a sus puestos.

    —Dios ya es de noche y me toca guardia. —Menciona tristemente la mano derecha de matrona Ching.

    —Yo te cubro mano derecha. —Responde Aquilo.

    —No me llamo mano derecha, mi nombre es Raizó y ¿estás seguro con tomar mi turno?, tú tampoco has dormido.

    —Ya he dormido suficiente en esta vida.

    —Cierto, lo había olvidado. —Dice Raizo con una risa. —Bien te tomo la palabra iré a dormir.

    Raizo parte para dormir, mientras que Aquilo hace guardia nocturna, deambulando por el barco como un alma en pena que no puede encontrar la paz eterna, postrado en el nido del cuervo se sienta para tener una mejor vista, pero por momentos pierde la mirada con la luna.

    —Cómo puede existir algo así en la oscuridad. —Aquilo suspiraba al ver luna, su deslumbrante belleza lo hipnotizaba.

    Aun sumergido en sus pensamiento se percata de un sonido recorriendo el viento. —¿Qué es ese sonido? —Aquilo con gran destreza cruza la flota de una nave a otra buscando el origen del aquel canto.

    Se detiene en un barco donde la melodía sonaba más fuerte, Aquilo observa a su alrededor y nota que no hay nadie haciendo guardia, pero eso era el menor de sus preocupaciones, deambulando un poco por barco observo una persona sentada en el bauprés, aquella persona era quien emitía la extraña melodía.

    Cuando vio de más de cerca vio que se trataba de una mujer con una gran cabellera blanca y en su pelo un velo tan claro como el cielo que cruzaba de un lado a otro, vestida con un largo vestido blanco con un listón verde en la cintura, su piel era tan blanca como la espuma del mar.

    —¿Eres un fantasma? —Habla Aquilo mientras le apunta con su pistola y levemente jala el martillo para disparar.

    La dama voltea asustada solo para observar el cañón de la pistola frente a ella. —Que saludo tan inesperado. —Dice la mujer con una delicada voz que haría que las propias sirenas murieran de celos. —Que grosero no soy un fantasma, además ¿así saludas a todos?

    —¿Qué dices?, si estoy siendo educado, generalmente los polizontes no llegan a escuchar mis palabras, solo llegan a sentir el frio acero de mi espada en su garganta. —Responde Aquilo con cierto enojo. —Dime, ¿Cómo es que subiste a un barco sin darnos cuenta?

    —Solo si bajas el arma o, ¿me tienes miedo?

    Las despreocupadas palabras de la mujer molestan a Aquilo, pero termina accediendo a su petición. —Bien tú ganas. —La mujer muy enérgica se levanta y toma la mano de Aquilo. —Soy Diana mucho gusto hombre del mar.

    Aquilo extramente se sorprende por la reacción de la mujer, queda sin palabras por la amabilidad que desprendía, da dos pasos atrás mientras desenvaina su espada. —Eso, eso fue raro. —Aquilo no estaba acostumbrado a las muestras de afecto.

    —Aww… Pobre pequeño hombre de mar. —Dice Diana con una sonrisa burlona.

    —Cállate, no quiero escuchar eso de alguien como tú. —Dispara al aire para aliviar un poco su enojo.

    —Era una broma, disculpa si te moleste, solo que no estoy acostumbrada a dialogar con la gente de la superficie.

    —¿Superficie?

    En eso la gente sale a cubierta preguntando quienes los atacaban. —Vaya solo es Aquilo. —Dicen todos como un coro de feos ángeles.

    —Si yo dispare, solo estaba… —En eso Aquilo nota que la mujer no estaba junto a él. —Estaba… olvídenlo.

    Aquilo se prepara para regresar al barco de la Señora pirata. —Antes de irme les quiero decir algo. —Los piratas se emocionan por las palabras que vayan a salir de Aquilo. —Si vuelvo aquí de noche y no veo a un vigilante cuidando el barco, mandare a todos a dormir con los peces.


    La emoción de los piratas fue hundida de un cañonazo por las palabras de Aquilo. —Sí, señor —Respondieron todos con un tono de niños regañados.

    La noche siguió sin problemas hasta el salir del sol, Aquilo no reporto el extraño incidente con la mujer; toda la flota se puso en marcha y zarparon rumbo a la Isla Naufragio, Aquilo aún seguía las órdenes de Matrona Ching de acuerdo con el trato que habían hecho.

    —Aquilo.

    —¿Qué sucede Raizo? —Cuestiona Aquilo a la mano derecha.

    —¿Dormirás? —Mientras le toma el hombro.

    —Lo dudo, no creo vaya a dormir en los próximos meses. —Raizo no puede contener la alegría ante la respuesta de Aquilo, mientras que el solo lo observa con desprecio. —Bien, yo hare la guardia nocturna de aquí hasta que lleguemos a la Isla Naufragio, así que aprovecha. —Antes de que se diera cuenta Raizo se había ido a dormir.

    La noche había caído en su totalidad, la calma reinaba en la flota entera, la marea del mar meneaba sutilmente a los barcos como una delicada cuna de bebes, mientras que Aquilo observaba a la luna en el nido del cuervo.

    —Maldito Raizo Mala agradecido, sé que no duermo pero no significa que quiera hacer su trabajo. —Liberando un suspiro al viento. —Por lo menos puedo contemplar la luna de noche.

    —Yo creo que el mar es más hermoso. —Dice Diana, quien está siendo apuntada por Aquilo. —Tienes una pésima forma de saludar ¿sabes?

    Aquilo baja la pistola. —No estoy de humor para tratar con extraños fantasmas, solo déjame en paz.

    —Y sigues con eso, no soy ningún fantasma, soy Diana hija de la diosa de la luna Selene. —Diana observa que Aquilo no muestra ningún interés después de escuchar sus palabras. —No pareces sorprendido.

    —Porque debería estarlo, ya he tratado con dioses en el pasado, no algo nuevo para mí, la verdadera pregunta es, ¿Qué haces aquí?

    —Me gusta estar cerca del mar, me da una extraña sensación de felicidad y calma, pero se me tiene prohibido bajar, así que vengo a escondidas de mi madre.

    —¿Por qué?

    —Mi madre me dijo que por naturaleza la luna y el mar no pueden estar juntos.

    Aquilo empieza a reír con gran euforia.

    —¿Y a ti que te pasa?, ¿Por qué te ríes de mi tragedia?

    —Por la ironía de que la luna y el mar no puedan estar juntos.

    —Y eso ¿qué tiene de gracioso?

    —Que estamos platicando uno junto al otro.

    —Sigo sin entender hombre del mar.

    Aquilo se pega en la frente con la palma de su mano. —Es verdad, no me he presentado, soy Aquilo hijo de la diosa del mar Calypso.

    —...¿diosa del mar?, ¿hijo? —Diana tardo un momento antes de entender lo que significaba. —Entonces también eres un dios

    —No, mi padre fue un hombre mortal que se enamoró del mar, por lo que solo soy mitad dios, mitad mortal.

    —Vaya una historia de amor, quisiera escucharla pero tengo que regresar antes de que noten que no estoy.

    —Yo no diría que es exactamente una historia de amor.

    Diana nota cierta triste en el comentario de Aquilo. —Creo que no soy la única que sufre por su madre.

    —Supongo.

    Y como una estrella fugaz partió hacia el cielo, frente a los ojos de Aquilo

    —Eso fue muy llamativo, ¿Por qué lo dioses son así?

    Noche tras noche disfrutaban de su compañía, compartiendo historias, otras noches solo conversaban sobre el mar y la luna, o simplemente Diana cantaba mientras que Aquilo se relajaba, llegaron a forjar una amistad que rompía con el orden de la naturaleza, una que solo el destino estaba consciente de su duración; La travesía siguió de esa forma hasta la Isla Naufragio la cual había llegado a su fin en un abrir y cerrar de ojos.

    —Aquilo, aquí culmina nuestro trato y tu lazo con nuestra flota, es hora de que sigas por tu cuenta, espero mucho de ti muchacho

    —Gracias Maestra por todo. —Aquilo hace una reverencia en forma de gratitud.


    —No te olvides de mí cuando seas una leyenda de los mares. —Dice Raizo como despedida para Aquilo.

    —Claro que no, mano derecha. —Dice burlonamente, mientras se dan un apretón de manos.

    Aquilo se postra en la orilla del barco, pero antes de saltar al mar observa por última vez a la tripulación, aquellas personas que lo trataron como un igual, todos los buenos recuerdos que forjo junto a ellos habían llegado a su fin y sin pestañar salta al mar donde empieza a bucear hacia las profundidades.

    Poco a poco la luz se va quedando atrás, la oscuridad consume en su totalidad a Aquilo, pero para alguien que fue exiliado aun abismo de eterna oscuridad eso no significaba un problema, a lo lejos se podía aprecian una luz danzante que se acercaba poco a poco hacia donde estaba Aquilo.

    —Mi pequeño amigo. —Dice Aquilo mientras acariciaba a la extraña criatura, la misma que fue creada en su encierro.

    Juntos empezaron a bucear en las profundidades del mar buscando una señal de su padre, hasta que un pequeño destello llamo la atención de Aquilo, se acercó con cuidado y observo que el destello provenía de un colgante que reflejaba la luz de su criatura.

    Estiro su brazo tomar el objeto, pero a l momento de jalarlo la tierra se levanta desenterrando un cadáver, del cual tenía enlazado el colgante; Aquilo suelta el colgante y toma entre sus brazos el cuerpo.

    —Y-yo… Lo siento tanto. —Dice con la voz quebrada, un encuentro totalmente diferente a lo que soñó de niño.

    —Este si es un saludo inesperado. —Suena detrás de Aquilo.

    Un extraño resplandor acompaña la voz, Aquilo voltea lentamente solo para contemplar el alma de aquel cadáver manifestándose frente a él.

    —¿Quién eres muchacho? —Pregunto al sorprendido Aquilo.

    Sentimientos encontrados recorrían el cuerpo de Aquilo, toda su vida pensó en cada palabra que diría al encontrarse con él, pero nunca pensó en lo difícil que era hablar con alguien quien desconocía de su existencia.

    Con gran fuerza empuña su mano, solo para lanzarle un puñetazo que atraviesa el espíritu de su padre. —¡Grandísimo idiota! —Jones se queda inmute ante la accion de Aquilo. —¡Soy Aquilo!... Tu hijo.
     
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