One-shot Perseidas [KatxRach || Gakkou Roleplay]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Zireael, 19 Agosto 2020.

  1.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

    Leo
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    Escritora
    Título:
    Perseidas [KatxRach || Gakkou Roleplay]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1318
    Este escrito es para el concurso de wasabi "Aniversario Improvisado".

    Tenía muchísimo tiempo sin escribir sobre estas niñas y tengo que decir que aunque me costó arrancar, una vez lo logré no pude parar hasta terminar. Me encantó poder narrarlas de nuevo. ♥
    Por obvias razones etiqueto a Liza White

    Mientras buscaba una canción para entrar en mood, caí como es usual en Sleeping at Last.

    Perseidas: son una lluvia de meteoros que ocurre entre julio y agosto, se les conoce también como lágrimas de San Lorenzo. Cuando me decidí por el título debido a la canción, me fui a hacer mi tareita y me di cuenta de lo acertado que era primero por ser conocidas como lágrimas y segundo por darse en el mes de nacimiento de Kat.

    Sin más que decir, empiezo.








    Perseidas






    Era una completa estúpida, ¿cierto? Por supuesto, sólo a mí se me podía olvidar una cosa así.

    Le di una calada al cigarrillo antes de arrojar la colilla a la acera y pisarla con la punta de la bota.

    Hace meses jamás habría pensado que yo, de entre toda la gente posible, estaría buscando un regalo de última hora para una chiquilla, pero allí estaba.

    Dios, era un desastre. Podía haber preparado algo con semanas de anticipación pero no sabía qué darle, no sabía si pintar algo para ella o solo invitarla a comer o ir a un lugar que le gustara. No sabía eligir ninguna opción y al final no lo hice, por lo que terminé olvidándolo como una estúpida. Tenía un plan, claro, pero no tenía un regalo como tal.

    Además, estaba ya en mi primer año de universidad, se vería fatal que con mis pintas y mi edad anduviese revoloteando alrededor de una muchachilla de segundo de instituto.

    ¿Desde cuándo me importaba de todas formas?

    Caminé por las tiendas del centro, buscando sin demasiado éxito, hasta que me detuve casi por reflejo frente a una joyería. En una esquina de la ventana, con letras en cursiva, rezaba: "Se graban dijes".

    Dijes.

    Entré al establecimiento despacio, casi con cautela, y sentí la mirada pesada de la dependiente como si estuviera mirando a un puto pandillero de Shinjuku.

    —Buenas tardes —dije de todas formas. Sabía que debía llegarle mi olor a humo.

    El humo nunca me dejaba, después de todo, ni siquiera cuando estaba comenzando a dejar que el cabello me creciera de nuevo y me lo teñía con menos frecuencia. De hecho esas dos cosas juntas me daban un aspecto bastante más hosco y desaliñado.

    —Buenas, ¿buscas algo en especial?

    —Los dijes.

    —¿Tienes lo que deseas grabar en ellos?

    Bufé y negué con la cabeza.

    —¿Únicamente graban texto?

    —No. También dibujos lineales, nada demasiado complicado.

    —Gracias.

    Dejé la joyería entonces, para redirigir mis pasos al parque cercano.

    Soplaba una brisa fresca, que hacía que las hebras de cabello, ahora un poco más abajo de los hombros, me hicieran cosquillas.

    Me senté en uno de los bancos para luego rebuscar entre mis cosas, saqué un pequeño cuaderno, un lápiz de grafito y una goma de borrar.
    No tengo idea de cuánto tiempo pasé boceteando, borrando y rehaciendo líneas. Para cuando obtuve resultados que consideré adecuados, sentía la mano entumecida.

    Sacudí las virutas de la goma de borrar agitando el cuaderno y finalmente repasé las líneas con una plumilla. Los trazos eran precisos, limpios.

    En un lado una flor de jazmín, en el otro un pequeño gato sentado mirando al frente. Bajo cada uno, en delicada cursiva, estaba su nombre científico: Jasminum officinale y Felis silvestris.

    El jazmín blanco de los jardines de casa y el pequeño gato montés que los rondaba. Rachel siempre había sido el jazmín.

    Arranqué la hoja del cuaderno, me levanté y regresé a la joyería donde me recibió de nuevo la mirada tensa de la dependiente.

    Oh, vamos, no seas dramática.

    Si hubiese querido morderte lo habría hecho hace horas.

    Coloqué el papel sobre el cristal del mostrador.

    —¿Puedes hacer esto, cariño?

    Frunció el ceño evidentemente incómoda, como todos los japoneses, antes de asentir con la cabeza y tomar la hoja.

    —Tardaremos unos minutos. Puedes volver en un rato si gustas. —Desde dentro del local alzó la voz—. ¿Acero sencillo, negro o dorado?

    —Dorado, dije redondo para collar.

    —Vale.

    No me moví de la joyería hasta que la muchacha terminó y volvió al mostrador, con ambos dijes. Los colocó sobre el cristal. Como mucho tenían unos cuatro centímetros de diámetro y los finos surcos eran sutiles, delicados.
    Compré un par de cadenas cortas, del mismo acero dorado de los dijes.

    —¿A nombre de quién la factura?

    —Akaisa. —Noté la tensión en cada uno de sus músculos mientras tecleaba—. Puedes facturarlo a nombre de la MEDSUPASS.

    Qué descaro.

    Finalmente dejé la tienda, regresé a casa y fue cuando me di cuenta de mi error. No había comprado bolsas de regalo y odiaría usar las bolsitas esas de mierda de la joyería.
    No encontré nada entre mis cosas que sirviera, ni tenía papel para hacer algo yo misma, y el tiempo corría. Las clases en el Sakura estaban a minutos de terminar y le había prometido estar allí para ir a una cafetería de esas con gatos.

    Al abrir una de las gavetas de la cómoda fue que los vi, los calcetines dispares. Uno era de un apagado tono de celeste y tenía dibujos de conejos y el otro era simplemente un calcetín negro. Olían a suavizante de ropa.

    —Las mierdas que hago por ti, Rachel —mascullé mientras colocaba un dije en cada uno.

    Los guardé en el bolso, salí de la habitación y me precipité a la salida. Fujioka me llevó a la academia, recogimos a Rachel y nos dejó en la entrada de la cafetería.

    Nada más entrar, Rachel ya había levantado a un pequeño gato de ojos heterocromos.

    —Encontré a tu gemelo —dijo con energía y logró arrancarme una sonrisa.

    Nos sentamos en un sofá, ordenamos algo de beber y mientras esperábamos extendí hacia ella los calcetines.

    —Vas a disculparme por el envoltorio, tuve que improvisar mucho.

    —¿Le das regalos a todas las chicas en calcetines? —preguntó con cierta diversión en la voz.

    —No le doy regalos a nadie —admití sin ser capaz de mentirle, como era usual.

    Sacó el primer dije, el que correspondía a su personalidad, el del jazmín, y luego el segundo que correspondía a mí, el del gato montés.
    En su rostro se formó la sonrisa más dulce y hermosa que pude haber visto nunca.

    —Jasminum officinale —murmuró.

    —El jazmín blanco.

    —Y Felis silvestris —añadió mientras se colocaba el collar alrededor del cuello.

    —Catus —susurré, inclinando mi cabeza hacia ella para que me colocara el collar del jazmín—. El gato doméstico.

    ¿Gato montés?

    Ya no.


    Era el gato que, así como el lobo, había sucumbido al calor humano. Quería las caricias de Rachel Gardner como nunca antes había anhelado el toque de nadie.

    >>Feliz aniversario, Rach.

    Me besó la frente, sobre el flequillo, y en mi campo de visión apareció un cuadernillo elaborado a mano. Lo tomé como si tuviera terror de romperlo, en él había anotaciones con su letra, consejos de dibujo que yo le había dado, frases que le había dicho, respuestas suyas y fotos que nos habíamos hecho con su móvil.
    Las tapas eran del mismo tono de azul de sus ojos.

    —Feliz aniversario, Kat. —Su voz se clavó directo mi corazón, a través de las escamas doradas.

    Lloré. Lloré como una niña que recibía amor por primera vez en su vida, lloré allí en los brazos de la menuda y frágil Rachel, aferrada al regalo que acababa de darme.
    Ella me recibió, me dio su calor y su infinito cariño.

    Ella siempre me recibía.
     
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  2.  
    K i m c h i

    K i m c h i Gatita mágica Comentarista empedernido

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    Una historia hermosa ;u; Me encantó la personalidad de ambas, aunque Kat se llevó mi atención con esa actitud ruda y desinteresada pero con tanto amor por Rachel que la hace ablandarse un poco. Sin duda ambas regalaron cosas preciosas directo del corazón, la envoltura de los calcetines solo hizo más personal el obsequio.

    Hubo referencias que no entendí mucho como el significado de los dibujos en los dijes y la historia detrás del regalo de Rachel, pero aún así se sienten como partes importantes para ambas.

    ¡Muchas gracias por participar! Espero te hayas divertido c:
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado

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    Bueno, tal y como te dije, aquí estoy para regalarte puntos aunque seas mi competencia just because i love you bitch.

    So anyways, i just- i'm so fucking soft istg. Katrina enamorada hasta las trancas de Rachel es todo lo que necesito para estar bien. Omg, estoy bastante segura que aún me quedan un montón de fics de las bebas de antes, de cuando btooom, pero tenía muchísimas ganas de leer este cuando te salió que lo hicieses de las bebas y estuvimos hablando de ellas.

    And they are so fucking soft. Katrina es un amor. Como me dijiste, la verdad es que sí que es del tipo de chica que no se olvidaría ni de lejos de su aniversario y lo prepararía con meses de antelación. Pero me gusta la idea de que, al ser el primer año, entre en puro distress y al final no salga nada porque no sabría que regalarle, de verdad, me encanta gay panicked Kat (?)

    Pero mira que al final sí logra hacer algo and it's so precious <3 Es algo comprado pero con el detalle del dibujo que lo hace personalizado y es perfecto para ellas. Además, Kat poniéndole todo el empeño al dibujo POR FAVOR I MUST DIE. LOS CALCETÍNES TAMBIÉN POR FAVOR I JUST JAJAJAJAJ Y por favor, Mely, ¿qué nos pasa con las ships de calcetín cute and soft con calcetín negro y simple? istg, los paralelismos son spooky (?)

    La parte de Rach con el gato it just melt my fucking heart and i nuestra gatita está tan soft, i'm so proud <3 Y el regalo de Rach me encanta, la verdad es que le pega mucho. Hay algunas cosas en las que me siento reflejada en Rach y una de ellas es eso, que a mí también me encanta hacer regalo de ese estilo, manualidades con recuerdos o cosas que son especiales idk, we kinda soft (?) Y Kat llorando en sus brazos yo te juro que no puedo con esta softness las adoro.

    Super tiernas omg <3 Como te dije vi esto recién despierta y cómo no me lo iba a leer y me puse bien soft así bien tempranito and best way to wake up tbh uwu
     
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