de Inuyasha - Pasion Prohibida (SesshoumaruxKagome)

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por laloba225, 5 Mayo 2010.

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    laloba225

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    Pasion Prohibida (SesshoumaruxKagome)

    Hola a todos, hace bastante que no publico ningun fic aqui jeje. Bueno, me anime a subir este One-shot de esta pareja que me encanta n_n. Espero su opinion.

    Mis saludos cordiales.

    atte.Laloba225

    Disclamer: Los personajes le pertencen a Rumiko Takashi, yo solo los tomo sin fines de lucro.

    Genero: Romance/Drama. Advetencia: Contiene Incesto.

    Pareja: Sesshoumaru/Kagome.


    Pasiòn Prohibida



    No se puede explicar cómo es que esto empezó, a veces uno se puede enamorar del que menos se puede llegar a pensar o lo puede embrujar de cierta forma misteriosa, enigmática o bizarra. Lo que aquí se contara comenzó de forma inocente; como un juego sin sentido. Donde se diría que se inicio lo que no debió haber ocurrido.



    En un jardín cubierto por una gran variedad de flores, con un aire a lo oculto debido al lugar en que se situaba; donde era cerca de una antigua y enorme casona. Que se observan enredaderas elevar en zigzag por sus paredes desgastadas. La estructura era imponente eso es lo que diría una persona a la que le gusta apreciar las cosas; de tan grado a lo antiguo. Algo que a pesar del tiempo o espacio no pierde su infinita belleza o fuerza; todo aquello que la caracteriza.



    Un muchacho de doce años con la apariencia de un hermoso ángel esculpido por la mano de Dios. Vestía con una camisa negra sencilla, tenía el cabello de un tono plateado no muy común en un joven de su edad le llegaba hasta los hombros y unos fríos e inexpresivos ojos de un color ámbar; casi asemejándose al oro. La codicia, un pecado que se cernía en el. Miraba a los lejos a una niña con un vestido rosa que tenía un moño tomando sus cabellos azabaches, mientras, caían en forma de cascada de bucles por su espalda.



    –¿Donde estará? –se cuestionaba la pequeña sin saber que era observada, ya que, ella se encontraba buscando algo con impaciencia y a la vez suspiraba. Porque no lograba hallarla.



    – “Tengo que encontrarla” –pensaba con firmeza la niña.

    No se iba a dar por vencida.



    El joven no cambió su expresión por nada ni siquiera por aquella situación que otros les hubiese dado gracia; pero él parecía no sentir nada y sin más se acercó de forma sigilosa a la infante. En eso, la niña al sentir pasos muy cerca de ella, se volteó y se sonrojó de la vergüenza. Al ver quién era.



    –¿Qué haces aquí, Kagome…?–le preguntó con indiferencia el dirigiéndose a la niña recién nombrada.



    Kagome se quedó muda.



    –¿Y? –le preguntó por segunda vez el cruzándose de brazos. La niña no podía sostener su mirada. Nunca lograba hacerlo. Hasta que se armó de valor pero no lo miró y habló:



    –Sólo quería... – pero no terminó ya que Kagome se aferró a su peluche que era un conejo.



    El joven solo frunció el seño y le sujeto su mentón. Haciendo que sus miradas se cruzaran sus vacíos ojos contra los de ella; ella temía. Le daban miedo aquellos ojos al igual su mirar.



    –Sabes que no me gusta que estés en estos lugares sola y tampoco que te apartes de mi lado–le siseó con frialdad y al mismo tiempo como una orden.



    La niña tembló y asintió. Él se separó de Kagome y retornó su caminata hacia la vivienda.



    –Sesshoumaru, nii-sama…–él se paró en seco pero no le miró, más bien, le daba la espalda. Ella tragó saliva y continuó–Perdón no lo volveré hacer…–



    – por tu bien espero que así sea– le advirtió y se marcho.



    Sesshoumaru volvió una vez más a allá, donde todos al verlo no paraban de felicitarlo. Su padre había organizado una fiesta en su honor, debido a que era el futuro heredero de su empresa. Por el cual él no se sorprendía ni inmutaba, lo que le molestaba era la cantidad de gente falsa e hipócrita que le rodeaba.



    Mujeres y hombres, contadores, abogados, empresarios, médicos se encontraban en aquella farsa. Inu no Taisho, un hombre de ya treinta años de aspecto elegante ya que esa ocasión vestía un traje color café de la marca prestigiosa de “Branley”, tenía el cabello del mismo color que el de su hijo pero amarrado con una coleta alta. Se encontraba charlando con su mejor amigo, Sakuya Kuran.



    Ya no lo soportaba. Pasó entre la gente ignorándola. Cuando iba a ir a las escaleras que lo conducían a su habitación, escuchó la voz de su padre; que era autoritaria pero sin severidad. Le llamo la atención:



    –Hijo ¿Te pasa algo? Ya tan pronto te vas…–



    Sesshoumaru gruñó entre dientes y le dirigió su mirada glacial que encaró a la de su padre.



    –Sí quieres continuar con esto hazlo sin mí. Porque, yo ya estoy cansado de esta farsa–ironizó él y caminó por las escaleras perdiéndose por el pasillo.



    Inu no Taisho se asombró ante la contestación de su primogénito. Cuando iba a seguirle el paso al muchacho; algo se lo impidió. Era la mano en su hombro que pertenecía a Sakuya. Y dijo:



    –Déjalo amigo, el muchacho debe estar aburrido debes comprenderlo. A su edad tú eras igual–



    El hombre lo fulminó con la mirada y suspiró.



    –Sakuya, ya no se qué hacer con el…–le contradijo con resignación Inu no Taisho–desde hace dos años que se encuentra así más bien desde que su madre murió. La única que se atreve a hablar es su hermana. Se podría decir que tiene más afinidad con ella que conmigo…-



    – ¿Con la pequeña Kagome? ¿A caso no tiene amigos de su edad? – le pregunto Sakuya.

    Él negó con la cabeza y continuó:



    –Muchos quisieron brindarles su amistad, pero, después al poco tiempo se retractaban y como siempre termina solo. No sé por qué es así. Es más, también es algo sobre protector con Kagome. Lo que causa que ella no pueda entablar una conversación con ningún otro niño o niña de su edad…-



    Sakuya quedo en silencio, oyendo atentamente cada palabra de aquel hombre desdichado. La verdad para él no le parecía tan grave. Si tan sólo Inu no Taisho o Sakuya se hubiesen dado cuenta antes de lo que estaba sucediendo.

    Cuando cayó la noche a la enorme vivienda, Sesshoumaru aún no había bajado de su habitación. Ya eran casi las diez en de la noche en punto, lo dedujo Inu no Taisho que estaba cenando en compañía de su hija. Los invitados hace rato se habían ido. Para alivio de los que trabajaban allí. Kagome mantenía su vista en su plato pero no tocaba ningún bocado; más bien jugaba con el tenedor. A veces, aprovechaba para mirar de reojo las escalinatas que conducían a las habitaciones.



    –Padre, ¿Por qué nii-sama no baja a cenar con nosotros? – le preguntó de forma infantil la niña y mirándolo a su padre que solo se limitaba a comer.



    Al ver que su padre no reaccionaba ante su llamado. Suspiró y se retiró de la mesa. Caminó hacia las escaleras con intención de ir a su cuarto. Pero, en realidad tenía otro objetivo en mente. Se encontraba viendo temerosa la puerta de una habitación en especial, no sabia si llamar o no. Sin más, no lo pensó dos veces. Y tomó el pomo de la puerta.

    Su hermano se encontraba en penumbras observando la noche desde su ventana con aburrimiento. Kagome tragó saliva y quiso cerrar la puerta de manera silenciosa. Pero, el chirrido de la puerta la puso en evidencia. Sesshoumaru ignoró su presencia pero si le habló desde su lugar:



    – ¿Qué quieres? – le preguntó él con dureza.



    Kagome se le quedó viendo pero no le contestó. Sabía que había metido la pata. Él la estudio con la mirada; sin perder ningún lujo de detalle las acciones de la niña. Solo sonrió de forma maliciosa y se alejó de donde estaba observando para acercarse a Kagome. La cual tenía la vista baja.



    – ¿Me temes Kagome? – le ataco con otra pregunta Sesshoumaru estaba vez sin emoción. Ella negó y se sonrojó levemente. Eso no le convenció del todo y si mas le obligó a que lo mirara. Sus ojos castaños y temerosos, contestaron su pregunta por sí solo. Si.



    –Tus ojos me dicen otra cosa…– le susurró apartando alguno de sus cabellos y acomodándoselo tras la oreja. La niña cerró sus ojos y se sonrojó aún más ante el tacto de su hermano. Él se apartó de ella y le dio la espalda.



    –Lárgate…–le ordenó Sesshoumaru con brusquedad.



    Kagome tan sólo se marchó con prisa del cuarto. Él quedó una vez más solo. ¿Hasta cuándo tendría que reprimir lo que sentía por ella? Hasta que él entrara en razón y viera que eso estaba mal ¿Era un pecado el quererla para él? Si por que nunca lo podría ser ¿Qué se lo impedía? Era su hermana.



    -Kagome…-susurró en medio de la oscuridad.



    …..



    De ese acontecimiento habían transcurrido diez años, Sesshoumaru se había hecho cargo de las acciones de su padre. Debido a que Inu no Taisho había muerto en un accidente de avión que iba rumbo a Canadá. Su carácter no se modificó aunque ahora era más huraño y frío. Aunque, sus sentimientos hacia su hermana aun lo carcomían por dentro. Había hecho hasta lo imposible para olvidarla pero no podía. No importaba con cuantas mujeres haya fantaseado que eran ella. Que pecador. Cuando más de una vez le impidió salir de la jaula que el mismo le había creado para ella. Posesivo. Las veces que la vio llorar. Su guardián.



    En ese momento, él se encontraba revisando unos papeles, muy concentrado, en el antiguo estudio de su padre. En eso, unos golpes sordos de la puerta lo sacaron de su minuciosa concentración. Él bufó molesto y acomodó algunos de sus mechones de su larga cabellera. Y dijo de forma seca:



    Adelante…–



    Por el umbral de la puerta apareció alguien que menos esperaba o más bien anhelaba. Ella. Él esperaba que fuera su mayordomo Jaken o su nana Kaede. Pero, no el maldito destino una vez mas lo castigaba. Él tragó saliva. Su hermana venia con una blusa color escarlata que se encajaba con cada detalle de su delicado cuerpo, su cabellera azabache esta el día de hoy suelto. Como a él le gustaba. Además, que llevaba una sencilla falda negra que le dejaba apreciar sus largas piernas.



    Kagome se acercó al escritorio de su hermano y se sentó en una de las sillas para quedar frente a él. Desde que era pequeña su hermano la cuidó y veló por ella. Aunque, ahora ya ella una chica de diecisietes años lo notaba más distante. Como si ya le molestara su presencia. Es más, él aun le inspiraba algo de miedo. Pero, de cierta forma Kagome se sentía a gusto con su hermano. Lo que le dolía terriblemente era su indiferencia.



    –Nii-sama... ¿Por qué estas tan distante conmigo? –le preguntó Kagome con voz preocupada.



    Eso un balde de agua fría para él. No se esperaba tal pregunta de su parte. Sesshoumaru sacó su vista de los papeles y la miró con su típica frialdad. Kagome se perdió en sus ojos podía notar algo distinto en su mirada y otra cosa que provocó el desvío su mirada de forma rápida. Él se levantó de su asiento y comenzó a pasearse por la habitación. De paso aprovecho para fumar algo de su atado de cigarrillos marca “Malboro”. Se sumieron en un silencio peligroso solo lo rompió cuando Sesshoumaru inspiró algo del humo de su cigarrillo recién encendido.



    – ¿Y vos por qué lo crees? – le dio otra pregunta obviando la de ella.



    Y apoyando ambos brazos sobre la silla donde Kagome se encontraba sentada. Acorralándola. No escaparía esa vez. Tal vez la única cura tenia seria si probaba algo de ella. Deseo. Lo que inspiraba de su ser era inocencia y fragilidad. Dos componentes embriagadores para él. Kagome lo miró en silencio y algo sonrojada, debido al acercamiento de su hermano. No pudo contenerse por más tiempo.

    Hizo algo que jamás se perdonaría. Se acercó a sus labios y los atrapó en un beso; brusco, desesperado y anhelado. Kagome no sabía qué hacer trato de romper ese contacto pero no pudo, era sorpresiva la acción que había ejecutado su hermano. Es más porque era su primer beso. Y él se notaba que era todo un experto. Pero eso estaba mal. Algo le decía dentro de ella. En tanto Sesshoumaru, le mordió el labio inferior a la adolescente. Esta abrió la boca en tanto gemía ante su tacto. Él aprovechó e introdujo su lengua para saborearla y jugó con ella como le plació. Kagome cerró los ojos mientras se sonrojaba y después lo empujó con brusquedad.



    Sesshoumaru se le quedó mirando con sus ojos penetrantes, por su mentón corría un hilo fino de sangre, el rostro de Kagome estaba cubierto por lagrimas amargas y se tapó la boca ahogando en un sollozo.



    Kagome... – le llamó con voz ronca.



    Tendió su mano en el aire con intención de esfumar las lágrimas de su cara. Pero, ella retrocedió. Kagome negó ante su pedido, y se giro sobre sus talones rumbo a la salida. Pero, en cuestión de segundos él la tomó de la muñeca.



    – ¡Suéltame! – exclamó Kagome con voz suplicante y tratando de liberarse de su agarre. Sesshoumaru veía en silencio como su hermana trataba de alejarse de él como si quemara su tacto. Si pensarlo él llevó su mano a su cuerpo y confesó:



    –Mi cuerpo te anhela y desea…Kagome–



    Kagome dejó de forcejear y quedó impactada ante lo que dijo Sesshoumaru. Su vista se tornó aun más vidriosa y sin más él la soltó. Lo que ella aprovechó para irse del estudio sin mirar atrás. Quería ir a su habitación. El hombre de mirada penetrante, observó en cámara lenta como la puerta se cerraba ante él. Agachó la cabeza, su flequillo tapó su mirada. Apretó sus dientes en rictus de furia y de un solo movimiento tiró lo que había en su escritorio esparcido. Arrojó la silla donde su hermana minutos antes estuvo sentada contra la pared; rompiendo de paso un viejo florero azul que estaba en una mesita de estar color caoba.

    Su respiración se volvió jadeante. Entrecerró sus ojos y trato de normalizarse; pero el olor de su hermana en el aire se lo dificultaba.



    – “Mi mascara se está cayendo si sigo así no podré resistir por mucho más tiempo” – razonó Sesshoumaru tomándose la cabeza con una mano.



    En tanto, Kagome ya traspasando los oscuros y silenciosos pasillos. La noche cayó de forma imprevista, o tal vez porque las horas en aquel estudio se detuvieron para ambos hermanos. Ya nada sería como antes. Sin pensarlo dos veces se encerró en su cuarto. Se deslizó con lentitud por la puerta mientras las lágrimas surcaban su rostro.



    –Esto no puede ser, es solo una pesadilla–


    Quiso creer. Se abrazó a sí misma y cerró sus ojos. No sintió cuando Sesshoumaru tocó su puerta de forma suave; pero, con impaciencia. No se dio cuenta cuando ya agotada de derramar su líquido de la tristeza quedó dormida en los brazos de Morfeo. Mientras, en sueños imploraba para que vuelva su hermano protector. No ese hombre que estaba a fuera mirando su entrada con un retorcido y desatado deseo en su solitaria alma.



    …..



    De eso pasaron dos largas semanas, de las cuales ninguno de los dos tuvo contacto alguno. Las tardes, las comidas, los ratos del uno y el otro que pasaban juntos se rompieron en miles de pedazos; como si fuesen un pedazo de frágil cristal. Como era ya habitual en ese lugar, Kagome entró arrojando sus zapatos, dejando su mochila de un viejo mueble, se desabotonó algo su camisa y se quitó su corbata pulcra. Ese día uno de sus profesores tenía que viajar por que su abuela estaba en un estado muy delicado; probablemente alguna gripe. Sus amigas: Sango, Kikyo, Rin y Ayame le invitaron a comer.



    Debido a que notaron el cambio de la noche a la mañana de su amiga. Sin más se excusó con cualquier cosa. Y marchó rumbo a su fría y no tan cálida morada. Ella prefería haberse quedado en la biblioteca a estudiar o comenzar alguno de sus proyectos para tenerlo acorde en tiempo y forma; según demandara su mentor.



    –”Que raro no se oye ningún ruido ni nada ¿Dónde se encontrara la nana Kaede y Jaken o los demás sirvientes?” –pensó con sorpresa Kagome al notar el silencio.



    Suspiró agotada y condujo su cuerpo hacia las escalinatas de la casona. Colocó su mano en el barandal y comenzó a subir uno por uno los escalones de maderas. Estos rechinaban en un sonido algo tosco y hueco. Mientras en su cabeza pensaba los sucesos de esos días. A su hermano poco y nada lo veía.



    –”Es mejor así, además, no podría soportar ver su mirada tan…”–Sus mejillas se tiñeron de un color carmesí para después esfumar esa idea. Debería estar enojada, pero, su corazón parecía galopar como tal corcel indomable.



    Ya en los parajes que la conducían hacia su habitación, se iba a dirigir a la izquierda pero por un momento se quedó en su sitio. Y miro de reojo hacia el lado opuesto. Trato de calmar su corazón desbocado; hay era el camino a la de Sesshoumaru.



    – ¿Por qué? – fue lo único que escapó de sus boca en un susurro lastimero.



    En el instante, Kagome escucho un ruido agitado; casi semejándose a un aullido o gemido. No le dio importancia, pero al dar el primer paso ese sonido volvió a sus oídos. Parecía que el origen de ese extraño ruido era de un solo sitio. Sin más se armó de valor y caminó de forma sigilosa. Al llegar la puerta de roble estaba entre abierta, lo que vio allí le quitó el aliento. Quiso ahogar en un gemido pero rápidamente se tapo la boca. Dos cuerpos enlazados en un acto carnal casi de forma bestial y soberbia.



    La joven de pelo color cobrizo en brazos del hombre parecía estar en el quinto cielo. Este en el medio de la oscuridad con sus ojos sellados mordía su cuello como si la sangre fuese. Sus largos cabellos plateados caían por su espalda ocultando su frío e inexpresivo rostro.

    Kagome como si no tuviera control de sí misma retrocedió y corrió alejándose de allí. Su corazón le dolía, pesaba. ¿Acaso le había afectado ver aquello? ¿No debería estar feliz o asqueada? ¿Por qué su cuerpo lo sentía arder por dentro? Por un momento, ella se detuvo y llevó la mano a su pecho. Lagrimas surcaron su rostro sonrojado de la vergüenza.



    –El corazón me duele –susurró la joven dejándose caer de rodillas– no lo soporto…Que se detenga…que se detenga–



    Sesshoumaru abrió sus ojos con lentitud, se percato de los pasos ya lejanos de ella. Dejó el cuello de la joven que se retorcía en un mar de placer sofocante. Él largó una carcajada desquiciada. Un relámpago cayó a la tierra castigándola, sonoro y brillante. Dándole el aspecto de un fiero demonio. Después de ese espectáculo de la naturaleza divina, dio paso a las gotas de lluvia. Que se mezclaron con las lágrimas de la joven de corazón roto sin un aparente motivo.



    …..

    <=(Ir a mi blog)

    Tembló ante aquel sueño dejando caer sin pensarlo su vaso de jugo de naranja al piso, eso fue la que la trajo a la realidad. Además, de la voz dulce y maternal de su nana que la miraba con preocupación en sus ya casi apagados ojos:


    –Kagome, niña ¿No te lastimaste? –le preguntó tomando una de sus manos que parecía haberse cortado con uno de los vidrios del vaso al colisionar con el suelo de la cocina. Kaede negó con la cabeza y la hizo sentar en una de las sillas de allí.


    –Iré a buscar algo con que vendarte y curar esa horrible herida, no tardaré– le aseguró con una sonrisa compresiva la vieja nana. Cosa que Kagome emitió su acción y asintió.


    De pronto, el primogénito de los Taisho entraba de forma elegante a la cocina en busca de su periódico matutino cuando escucha el ruido estridente de la caída del objeto haciendo añicos en el piso. Su voz profunda llamó la atención de ambas mujeres:


    –Kaede, retírate –ordenó con su seriedad característica Sesshoumaru, Kagome iba a replicar, en ese instante, la acalló la voz serena de la vieja nana.


    – Me retirare al jardín, Sesshoumaru –se excusó pasando por su lado y perdiéndose por el lumbral de su puerta.


    Quedaron en silencio por unos segundos, sus pasos resonaron en el suelo. Kagome mantenía la vista baja cuando los pasos cesaron. Sesshoumaru había detenido su caminata.


    –Kagome…–le llamó con voz seductora y anhelante, éste tomó uno de sus mechones y lo olio con vehemencia. Y la escudriñó con su mirar ámbar con intensidad. Pero, ésta no le miró. Es más le dio un golpe a su mano apartándola de ella.


    Sesshoumaru admiraba el gesto de su hermana sin comprenderlo y al mismo tiempo incitando su lujuria por la joven. Toda moral había caído aquel día que probó del dulzor de sus delicados labios. Ya no podía negar lo que sentía con respecto a ella. Era algo muy intenso casi inexplicable y prohibido. Un pecado que cargo hasta ese este día. Donde ambos cruzaban sus miradas dando rienda suelta a lo que era considerado pecaminoso.


    –¡No me toques! –Exclamó Kagome con voz angustiada– ¿Por qué? ¡Tú te estás por casar con Kagura Hinamori!, aun así…aun así–


    Acalló mientras se ahogaba en sus sollozos, Sesshoumaru la miro sin quitar su mascara de frialdad pura:


    –No puedo…–


    Kagome negó con la cabeza, lagrimas caían por su bello rostro. Sesshoumaru se quedó estático y su hermana aprovechó para golpearle sin hacerle daño en su pecho. Mientras lloraba y descargaba su amargura. No quería admitirlo. Le dolía que él no la abrazara como antes. Sus sonrisas burlonas o de complicidad. Cuando la acunaba en sus brazos cuando sus padres habían fallecidos.


    –Me confundes, por favor, no me ates mas a ti, te odio, te odio– dijo ya agotada –No puedo está mal…por que me tuve que enamorar de ti…de mi hermano–


    –Kagome…–logró articular para atraparla en un posesivo abrazo que la dejó helada –no sabes cuánto quise que este momento llegara, tenerte para mí y solo mía…–


    –No está bien…somos hermanos es perverso, sucio, me asquea pero no puedo soportar la idea de que tengas en brazos a otra mujer ¡Me debería odiar por pensar en algo así! –argumentó tomándose la cara con ambas manos y dejándose caer de rodillas. Su tristeza desbordaba desde lo más profundo de su corazón latente.


    Sesshoumaru se agachó a su altura para abrazarla pero ella se aparto de él:


    –me debo resignar, Te amo…–le confesó con los ojos inundados de lagrimas– te dejare hermano… Adiós Sesshoumaru–


    Esas palabras taladraron la cabeza de Sesshoumaru. Adiós. Aquella palabra lo había asustado aunque no le demostró. Sino que antes de que ella se marchara de aquella cocina. Sesshoumaru con su tono de voz sin ninguna pizca de emoción aclaró:


    –Pero yo no lo permitiré, si me tengo que transformar en un demonio para tenerte a mi lado lo hare. No dejare que esta maldita sociedad que se basen en lo tabú te aleje de mi lado. No importa si me dejas volverás a mi tarde o temprano…por que…–


    Kagome le miró sin entender. El alzó su mirada ámbar que en ese momento mostraba un sentimiento del cual solo logro sacarle más lágrimas.


    –tú naciste con el solo propósito de amarme solo a mí…–


    –finjamos que sólo somos hermanos y que vamos a sacar. Distancia es lo que deberíamos tener, esa es la mejor opción para que razonemos que esto es imposible ¡No podemos! ¡No sigas atormentándome! Sesshoumaru…no puedo–finalizó y se fue.


    Esa noche el se encerró en su estudio, y sin más comenzó a beber sin control. En tanto, Kagome le había pedido a Kaede que le trajera la comida a su cuarto. Había llorado todo el día; sus ojos enrojecidos le pesaban y dolían. Cuando Kaede estuvo en su cuarto notó el estado demacrado de su niña:


    –Kagome niña… ¿Que te sucedió? ¿Por qué lloras? –


    Kagome no contestó sino que se mantuvo en mudez, Kaede tomó esa señal de que no quería tocar aquel tema. Hizo una reverencia, además, de aclararle que si necesitaba algo que no dude en comunicárselo. Ella asintió y le brindó una sonrisa lastimera. Kaede con eso cerró la puerta con lentitud.


    En tanto en el estudio con Sesshoumaru, su voz fría y autoritaria se hizo presente. Estaba hablando con su “Prometida” por su móvil:


    – “¿Como que cánselas el compromiso Sesshoumaru?” –gritó Kagura desde el otro lado del aparato.


    –Lo que escuchaste no quiero saber más nada de ti ni de tu hipócrita padre– le dijo sin emoción mientras balanceaba en su mano su copa de vino tinto.


    –”Con que derecho me dices esto, yo te amo” –parecía que Kagura lloraba del otro lado del móvil.


    – ¿Amarme? Ja ja, no me hagas reír niña– siseó de forma cínica él– solo puedo amar a una persona…solo puede haber una persona en este mundo que puede lograrlo y esa es mi hermana Kagome…–


    –” ¿Acaso estas demente Sesshoumaru? ¿Cómo puedes…?”–dijo sin creerlo Kagura mientras le temblaba la mano que sostenía su celular–”Eres un enfermo” –


    –No me importa lo que digas, y más vale que no intentes quedar mal a las Empresas Taisho ¡Porque en mi poder tengo algo que pondrá a tu padre tras las rejas! – finalizó y cortó la llamada.


    ....


    <=(Aqui comienza el lemon n.n asi que a dirijirse a mi blog)


    La noche transcurrió. Los espectadores de esa noche fueron La luna, aquella habitación oscura. Esa cama cubierta de sabanas color sangre y dos cuerpos que se amaron en secreto en un acto carnal. Que para ellos era un pecado. Lo habían aceptado. Habían aceptado el amor que los carcomía por dentro y esa pasión prohibida que estaba latente en cada instante. Hasta que sus vidas se extinguieran de la faz de este mundo.


    –Ahora ya no podré decir que tengo todo excepto a ti…–le dijo con seriedad pero a la vez con ternura. –Esta noche y para siempre sellamos nuestro amor bendito…Kagome…te amo…–


    –Sesshoumaru…–


    Se besaron para después caer en los brazos de Morfeo. Ya no se separarían de nuevo. Porque ambos eran diferentes. Pero, eso no le quitaría el derecho de que se unieran en uno solo.


    *OWARI*
     
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    Cazadora de Dragones

    Cazadora de Dragones Usuario común

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    Re: Pasion Prohibida (SesshoumaruxKagome)

    ahh.
    Yo ya había leido este fc en el Fanfiction Net y después lo estuve buscando y buscando y no lo encontré así que abandoné la búsqueda y que sorpresa me llevo al encontrarlo aquí.
    la historia me gusta, aunque esté fuera de leyes ejjee.

    chaito besos
     
  3.  
    laloba225

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    Re: Pasion Prohibida (SesshoumaruxKagome)

    n_n gracias por tu opinion October, si lo habia publicado en Fanfiction.net con mi otra cuenta. Pero, desde ya me alegro que te haya gustado ;D

    mis saludos cordiales.

    atte.Laloba225
     
  4.  
    Kyouko Kiryuu

    Kyouko Kiryuu Adicto

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    Re: Pasion Prohibida (SesshoumaruxKagome)

    Ohayo! :rosa:
    Me encanto tu one-shot, yo creí que era la única que se interesaba por este tipo de escrito "prohibido" me alegra saber que no es así ^^
    Que te digo todo estuvo perfecto, tu forma de narrar me envolvió, es como si estuviese viviendo lo que ella siente hacía Sesshomaru, por alguna razón este tipo de fic me llena de una gran nostalgia por algo que viví hace años ToT...
    Bueno pues, me voy, nos vemos después. :rosa:

    Sayonara...
    :bonito:
     
  5.  
    LυиosA

    LυиosA Usuario común

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    Re: Pasion Prohibida (SesshoumaruxKagome)

    Está simplemente fantástico.
    Apesar de las circunstancias, los dos aceptaron lo que sentian el uno por el otro.
    Definitivamente, lo amé ♥

    ~Bye! <3
     
  6.  
    katica

    katica Entusiasta

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    Re: Pasion Prohibida (SesshoumaruxKagome)

    hola!!!
    OMG!! es uno de los ff k mas me han gustado!!!! la historia es tan tabu, tan prohibida k es mas interesante, y un sesshxkag es una de mis parejas favoritas, ame, amo y amare tu one-shot!!!!! tienes una excelente redaccion y mucha imaginacion jejejej sigue asi^^
    bye!!
     
  7.  
    LadyAnaEli

    LadyAnaEli Iniciado

    Cáncer
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    9
    Re: Pasion Prohibida (SesshoumaruxKagome)

    Hola!!!
    Tu finc me encanto y la que mas me gusto fue que esta hecha con mi pareja favorita jeje. Me gustaria que pusieras un epilogo explicando lo que sucede despues de lo que acaban juntos porque me he quedado con las ganas de saber lo que pasa.
    byes
     
  8.  
    *Kurayami*

    *Kurayami* Usuario común

    Leo
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    Re: Pasion Prohibida (SesshoumaruxKagome)

    La forma en la que lo relataste me gustó, siento que le faltó algo pero la manera en la que describías las cosas causaba cierto deje de apego, esperaré el epílogo, eso si lo haces~ :D
     
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  1. Artemisa
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