Interior Pasillo (Planta baja)

Tema en 'Planta baja' iniciado por Yugen, 10 Abril 2020.

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    Zireael

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    ¿Qué hacía yo teniendo estas charlas a estas horas de la mañana? No tenía la menor idea, había pasado y seguiría pasando justamente porque no había escapatoria. Puede que fuese una deformación de las palabras del cajón, de las que detenían el incendio, pero era extrañamente cierto, que al aceptarlo dejaría de pesar.

    Aunque quizás solo me permitiera sobrevivir sin hacer ignición.

    Hablé sobre la ruptura de la ley, la libertad controlada de la rebeldía y la incapacidad de escapar como si le estuviera conversando del clima. Quizás estuviera jugando demasiado con los límites, en vista de que en su figura todavía no podía construirlos con claridad, pero también tal vez estaba arriesgando demasiado mi propia fachada.


    A las ocho de la mañana, vaya cosa triste.


    Matsuo concordó conmigo, asintió con la cabeza y supuse que era el único punto de acuerdo al que llegaríamos, al menos de momento. A los ojos de todo Dios tampoco creía que sacaremos nada del otro, no lo suficiente para que yo pudiera darle forma a su silueta.

    Toda la respuesta que recibí luego de mi frase de ultratumba fue una sonrisa difícil de leer y de repente, tal vez, estuve por entender por qué Lombardi había querido tocarme los huevos. Aun así el resto de apestados me parecían más irritantes que divertidos porque tenían la información a la mano, más de la que me hubiese gustado jamás. Mi deseo de reconocimiento era demasiado específico y a veces anhelaba solo ser un fantasma, sin saber las implicaciones nefastas que eso implicaba en nuestro contexto una palabra como esa.

    Matsuo también relajó el culo, aunque la diversión no desapareció de sus facciones del todo sí que se comportó con Vólkov, más o menos. Ella echó a andar, guiando la marcha, y atendió cuando Ryuuji le preguntó por su apellido. El comentario de la nieve la hizo reír, pareció capaz de discernir que no le habló con malicia.

    —Creo que papá tenía algunos familiares lejanos en Rusia, sí. Yo nací en Países Bajos en todo caso, lo único ruso que conservo es el apellido —contestó con la amabilidad usual—. Ryuuji usa uno de los kanji de dragón, ¿no?

    En el pasillo reconocí a Fiorella y a Hattori con otro muchacho, cabello blanco también, alto. Me preparé para el saludo de paso, pero Ryuuji se detuvo haciendo que todos lo hiciéramos también y nos enfrentó al tablón, recordándome que le había dicho a Jez que esta semana nos encargaríamos de eso.

    Matsuo, en todo caso, reparó en nuestro grupo y me permití una risa floja. No que fuese el plan, pero sí que estaría muy cerca del pleno, más de lo que estimábamos.

    —Es como jugar al bingo —comenté un poco al aire.

    La niña pareció conectar neuronas un poco de la nada en todo caso, giró el cuerpo a los otros tres y sonrió con suavidad. Se disculpó primero con Ryuuji, luego con los demás por la interrupción y enfocó sus ojos en el muchacho. Para venir en tamaño corcho y ser tan delgadita lidiaba bastante bien con lo que le pusieras por delante, pero suponía que eso pasaba cuando se entrenaba con Drácula.

    —¿Hattori-kun? —llamó al chico con la suavidad usual y esperó a recibir su atención, entonces se señaló a sí misma y luego a mí—. Vólkov y Dunn, estamos en el proyecto con...

    —Sugawara y Yume —completé pues noté que me miraba un segundo para que aportara algo a la causa, me había quedado apenas unos pasos detrás de ella y saludé al grupo con una sonrisa.

    —Nos atrasamos, pero todavía podemos trabajar. Tal vez podamos juntarnos con los demás para ver si tenemos varias opciones de personas a entrevistar y tomar una decisión.

    aquí vengo a molestar al husbando en modo toretto, pero uno tiene que saber aprovechar el tiempo *sips tecito*

    Usé el poder del guión (Laila) para que Jez pudiera reconocer a los primitos, no lo narré en el texto pero esa fue mi herramienta

    Edit: edité un diálogo porque me salté algo que dijo Ryuuji cuz im a mess, sigan circulando
     
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    Gigi Blanche

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    En lo que las muchachitas dirimían sus asuntos me había quedado un poco en un punto neutro. Fue en ese tiempo muerto que otro grupo se aproximó al tablón, por lo que me resultó esencialmente imposible ignorar su conversación. Además, pronto uno de ellos mencionó al grupo D y yo volví a leer las listas frente a mí, comprobando que hablaba de mi equipo. Deslicé la mirada más allá, a sus acompañantes, cuando choqué con los ojos de la albina y ésta me identificó; finalmente derivé en el chico a su lado. La situación me resultó tan hilarante que necesité un segundo extra para procesar la información y que me causara su debida gracia.

    —Te quedaste a dos, entonces —mencioné hacia el de cabello negro, refiriéndome a su comentario previo del pleno, y una sonrisa me quiso torcer la boca—. Y afuera de la repartija, también. Parecemos postal navideña.

    ¿Qué era este rejunte de cabezas rojas y blancas? ¿Cuál era la probabilidad estadística? Solté el aire en un suspiro improvisado y regresé mi atención a mis compañeros de proyecto. Ah, y yo poniéndolos a parir mentalmente, qué vergüenza mi comportamiento. Mira qué adorables se veían.

    —Si sirve de algo, yo acabo de enterarme que hay proyecto —confesé con calma, habiendo relajado el semblante, y señalé a Fiorella y Kaia con la cabeza para indicar el origen de la información—. Podemos verlo cuando quieran, yo conozco a alguien que quizá podamos entrevistar. Está viejo, es mañoso y testarudo, pero si no le gustará hablar de sí mismo.

    Pobre mi querido sensei, me pondría a correrle veinte vueltas al dojo si me oía. Con la tontería dicha, alterné la mirada entre ambos y les sonreí, asintiendo apenas con la cabeza.

    —Ya que estamos, encantado de conocerlos. —Me detuve en la albina, esbozando una chispa de diversión—. ¿Aunque tú ya contabas con la dicha, estimo?


    me valí del bug de que Kaia tiene atrapada a Fiore para responderles con Yuta en modo torettísimo uwu7
     
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    Bruno TDF

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    La risa de Vólkov me vino a confirmar que era lo bastante inteligente para leer el tono de las palabras ajenas, o puede que su amabilidad le diera la fuerza para aguantarme. En fin, no iba a otorgarle tanta vuelta porque me daba lo mismo. Nuestra plática, que era mucho más normalita que la de hace un momento, no se vio alterada y punto. Y a pesar de que yo seguí a mi bola para ponerme a leer los nombres del tablón de anuncios, sí que escuché su respuesta; con aire algo distraído, vaya, pero movía la cabeza de arriba abajo en señal de que registraba su diálogo.

    Resultó que atiné, su apellido era efectivamente de raíces rusas, aunque ella nació en Países Bajos. Una sonrisa triunfal se estiró lentamente en mi boca, amenazando con volver a exponer los largos colmillos. A causa del cabello blanco, me fue imposible determinar con claridad el origen extranjero de esta muchacha, por lo que debí valerme de su nombre. El desafío fue mayor si lo comparaba con el caso Dunn, por eso tuvo un sabor más placentero el acierto de una auténtica apuesta…

    Mi asociación, vale decir, no fue tan casual. Yo conocía a unos rusos… y a sus subordinados ucranianos. Bien podría haber mencionado semejante dato como para acompañar la historia de Vólkov y revelar que, en verdad, tuve un motivo de peso para pensar en Rusia. Pero… no era algo que fuese a soltar sin más, mucho menos delante de Dunn. En su lugar, opté por contestar la pregunta sobre el kanji que componía mi nombre, el de "dragón".

    —Estás en lo correcto, y no me dirás que no es genial, ¿eh? —asentí con la vista aún puesta en el tablón, y sin hacerle mucho caso al otro cabeza de nieve que tenía al lado.

    Nuestro intercambio no fue más allá de esto porque nos distrajimos en el intermedio, en lo que señalé que ambos coincidían en un mismo grupo y aquello de marcarme un pleno. Dunn dijo que era como "jugar al bingo", que era verdad, pero se trataba de un lugar demasiado común que prefería dejárselo a las viejas.

    —O es como tener una buena mano de pokér —rebatí, sólo por joder—. Ya sabes, lo de las cartas —“marcadas” completé mentalmente.

    "Te quedaste a dos, entonces."

    Finalmente, me giré hacia el otro, sin mostrar una sombra de sorpresa. Lo miré con una ceja alzada, en un gesto que reflejaba más diversión que una indagación; pues no me molestó que se entrometiera, más bien diría que el efecto fue inverso. El sujeto era alto (como la mayoría de los tipos de este agujero de oro), albino, con unos ojos tan rojos que parecían malignos. Hizo que me me aflojara una risa con lo de la “postal navideña”.

    Bien, bien, tenía sentido del humor.

    No dije nada porque se produjo una aburrida charla sobre el proyecto este, así que me limité observarlos con una sonrisita de permanente entretenimiento. A ver, que lo que dijo este tipo era cierto, ¿por qué de repente todos eran blanquitos y pelirrojos? Me veía sombrío junto a ellos... cosa que en realidad no me molestaba.

    Cuando finalmente hubo un hueco, con la “cordial” presentación del Hattori guy, me le quedé mirando. Alcé tres dedos en su dirección:

    Trío —solté de la nada, con una sonrisa socarrona—. Es una buena mano. Faltaría dar con otro de tu grupo para así tener un Póker de gente, ¿me sigues? Por ejemplo, este Sugawara —señalé el nombre—. Sería mi debut soñado en la academia, y ni hablar si consigo una Flor imperial.

    La analogía con el póker se me ocurrió porque me acordaba vagamente de la muñequita Frenerich. A esa enana se le daba bastante bien jugar a las cartas, demasiado, y se llenaba los bolsillos con eso. Bajo su apariencia delicada e indiferente... habitaba una apostadora voraz.
     
    Última edición: 26 Marzo 2024
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    Asentí en el momento que Kai me dijo si podía acompañarlos al tablón de anuncio, pues en sí no me molestaba hacerlo Yu se adelantó y en eso guarde mi móvil de regreso no pasó mucho hasta que llegamos al pasillo mire todo el lugar para después fijarme en el tablón lo recorrí con la mirada y sonreí en poco mirando a Kai de reojo en cuanto la escuche decir que le alegraba que estuviésemos juntas para ser sincera a mí también y mucho.

    Seguía con mi vista en él, busque el nombre de Enzo y después el de Adara, ¿porque? Ni idea, pero de seguro quería ser consiente de los grupos en los que pertenecían, aún seguía pensando en lo que Adara le haya tocado con Shimizu, más que nada porque sabía de sobra que la chica podría con él, pero claramente dependía de como se comportara este último. La pregunta de Kai hizo que dirigiera toda mi atención en ella.

    Lo pensé un poco antes de responder.

    —Me creo que no, por lo que he visto —sonreí con calma—. A Gaspar lo conozco si, él fue el chico que toco la trompeta en el evento que hubo —hice una pausa—. A la otra chica solo la conozco por nombre Laila Meyer —me recordé de lo que me habló Adara—. Creo que es la chica que está encargada del club de esgrima por lo que me contó mi amiga.

    Y pare en el nombre de la otra chica, que por nada del mundo había escuchado.

    —Y de la otra chica, pues no puedo decirte algo en concreto —parpadee—. Pero supongo que los tres pertenecen a la 3-1.

    Si porque haciendo un paneo mental a la 3-2 nunca los había visto allí. En eso dejé de hablar al escuchar pasos acercarse de la nada noté a Jez, a Cayden y otro chico que parecía más que nada nuevo en este lugar intercale mirada entre ellos, hice un leve saludo, no dije nada en todo el proceso de conversación que estaban teniendo por puro milagro noté como Yu nos señalaba cuando acabó decir que él apenas acaba de enterarse del proyecto y, claramente solo había sonreído en cuanto Jez se disculpó por la interrupción.

    Gracias Belu.

    Y... yo respondiendo con Fio-chan en vez de descansar uwu, ni idea si este post fue una especie de cierre con ella, pero desde ya fue un gustazo <3.
     
    Última edición: 25 Marzo 2024
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    Al volver con los chicos me di cuenta de que habían estado conversando con relativa fluidez, por un segundo se me cruzó por la cabeza preguntarle a Ryuuji si Cay se había portado bien, pero el pelirrojo era propenso a la vergüenza y mejor lo descarté. Era la clase de bochorno que yo misma prefería evitar, así que no pensaba causarlo en alguien más.

    Retomamos la charla, más o menos, el moreno preguntó por mi apellido y le contesté aunque él ya nos había hecho detenernos en el tablón. La broma del pleno tuvo su gracia y me distrajo lo suficiente de su respuesta sobre su nombre como para que se me olvidara contestarle algo de regreso, porque apenas ver los nombres del tablón recordé a Laila y Vero hablaban de los Hattori, la primera me los había descrito apenas dio con ellos. Eso facilitaba la tarea, a nosotros nos había tocado Yuta según las listas.

    —¿Acaso quieres un mazo de cartas, Ryuuji? —Escuché que le preguntó Cayden al chico casi en voz baja y me pareció que reconectaban con la charla que debían haber tenido mientras yo no estaba.

    Fue raro, pero los varones eran un poco estrafalarios en general, así que lo dejé estar. Solo me pregunté si lo había llamado por su nombre a conciencia o si habría sido un desliz, pero no dije nada.

    El caso fue que Yuta reparó en nosotros más o menos a la vez que yo busqué su atención, así que se sumó a la conversación diciendo que Ryuuji se había quedado a dos del pleno y fuera de la repartija. El apunte de que parecíamos postal navideña me hizo buscar a Cay con la mirada, la criatura resaltaba bastante en esta manada de cabellos blancos, como Fiorella, aunque ya los albinos atraímos la atención de por sí. Él mismo pareció repasarme a mí con la vista, luego a los Hattori y se le escapó una risa por la nariz.

    Me sentí un poco menos irresponsable cuando Hattori admitió enterarse recién del proyecto, incluso si lo había postergado porque Cayden parecía demasiado distraído la semana pasada. También dijo que conocía a alguien que nos podía ayudar con la entrevista, cosa que también agradecía, al menos nos aproximaba más a algo.

    Igual cuando me miró a mí y apuntó a que suponía que yo ya contaba con la dicha de conocerlo me cayó la vergüenza encima. Solo entonces fui consciente de que la había caído de la nada llamándolo por su apellido.

    —Laila Meyer —apañé un poco nerviosa, para no quedar como una acosadora o algo así—. Soy amiga de Laila y me contó sobre ti y tu prima.

    Me pareció oír a Cay suspirar cuando Ryuuji volvió a hablar, algo de cartas, supuse, no estaba muy segura. Al mirarlos noté que él negaba suavemente con la cabeza, en apariencia resignado, y señaló al chico un segundo.

    —Que a Matsuo le van las apuestas. —Por alguna razón fue como si excusara el comportamiento atolondrado de un niño que ni siquiera era suyo, luego retomó el protocolo social—. Es un gusto. Del proyecto... Puedo buscar a los otros dos en el receso para avisarles si hiciera falta o nos aparecemos mañana mismo en la 3-3, como postal navideña de nuevo.

    —Podríamos pedirle ayuda a tu conocido para algún momento posterior de la semana —dije mirando al albino, asumiendo que la falta de comentarios al respecto por parte de Cayden significaba que estaba de acuerdo—. Si a los demás les parece, claro. Igual puedo dejar a mi tío como nuestro plan de reserva, solo si fuese necesario.

    NYOOOM
     
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    A la pobre niña una vergüenza bastante evidente le bañó el cuerpo cuando señalé su... ¿desliz? Probablemente Kaia lo catalogara así, a mí me daba muy igual. Igual y las travesuras tenían su encanto, ¿no? En cualquier caso recibí el nombre de la presidenta del club de esgrima y eso aclaró el panorama.

    —Una coartada sólida, veo —afirmé, fue una suerte de broma pero sin malicia real ni intenciones de acrecentar su bochorno.

    Claro que el asunto de las intenciones y los resultados en la realidad tendía a ser, bueno, un asunto conmigo. Mi atención se la robó repentinamente el pequeñito del pleno, que me puso tres dedos frente a la cara y yo los miré, extrañado, frunciendo el ceño. Se puso a hablar de manos de póker, detallé brevemente su sonrisa y derivé en sus ojos. ¿Que si lo seguía? Tuve esta idea intrusiva de que el tío se había echado todo este rato fabricando su comentario ingenioso de turno y me mordí la lengua, que estábamos en sociedad y no quería ofender a nadie. La actitud socarrona y la estatura lo volvían algo bastante gracioso de ver.

    —Ah, tendré que desilusionarte —aclaré, alzando apenas las cejas, cuando mencionó a Yaboku—. Ese subió más temprano.

    Miré a Dunn de soslayo ante su comentario, le puso apellido al otro y regresamos al cauce del proyecto.

    —Es mi sensei —informé, para que se dieran una idea de mi propuesta, y medio giré el cuerpo para no darle la espalda a nadie, buscando a mi prima con la mirada—. Bueno, y el de Kaia.


    hice malabares así que la historia sigue más abajo (??

    Kaia.png

    Fiorella dijo conocer a Sóloviov y por su respuesta deduje que hablaba del evento musical mencionado por Verónica. ¿Eso significaba que Sóloviov integraba el club junto a ella? La idea me hizo un poquito de ilusión, incluso si no me correspondía, y asentí con una cuota extra de ánimo, demostrándole que la escuchaba. Sin embargo, apenas oí el nombre de Laila por algún motivo recordé que se trataba de la chica que hacía esgrima, con la cual habíamos almorzado en el observatorio, y sentí algo desagradable en el estómago. No logré modular a tiempo el malestar, me llevé la punta de los dedos a la frente y bajé la vista. ¿La había olvidado? ¿Tan pronto?

    ¿Otra... vez?

    Las voces se dilataron y regresaron a su forma original de golpe, cuando el grupo se amplió. Parpadeé, mirando alrededor, y noté que Yuta había quitado su atención de nosotras; lo agradecí. En aquel paneo identifiqué a Cayden y lo saludé con una sonrisa suave, de ojos cerrados. Volví a Fiorella y le sonreí a modo de disculpa, por si mi repentina reacción había llegado a preocuparle.

    —Perdóname, me mareé de repente —murmuré en voz baja, para que sólo ella me escuchara, y retomé nuestra conversación como si nada—. ¿Cómo te gustaría que hagamos? Puedes hablar con Sóloviov-kun y yo buscar a Meyer-san, o podemos intentar reunirnos los cinco. Si los tres van a la misma clase, ellos sabrán contactar a O'Connor-san.

    La charla del otro grupo se había mantenido en segundo plano, pero fui captando retazos involuntarios aquí y allá. Justo escuché a Yuta mencionar a nuestro sensei y mi movimiento reflejó el suyo. Ambos nos giramos, di con sus ojos y detecté la chispa de diversión subyacente de sus palabras.

    —¡Pretendes robarme a sensei! —lo acusé de repente, entre ofendida y sorprendida, y su sonrisa le descubrió la dentadura; le iluminó el rostro, en cierta forma.

    —Yo lo canté primero —se defendió.

    —Igual no lo quería —reconocí, ligeramente divertida, y él entrecerró los ojos como si lo hubiese estafado—. Es testarudo y muy gruñón, pobre sensei.

    Le iban a picar las orejas al anciano. En cualquier caso, sentí algo de alivio al ver a Yuta sonreír así y quise creer que la herida de la ceja no le dolía, aunque con él era dificil precisarlo. Como los gatos, quizá, siempre escondía el dolor de la índole que fuera. Deslicé la mirada a la chica albina y el muchacho de pelo negro, entonces, ofreciéndoles una modesta reverencia a modo de saludo. Entre tanto, Yuta se dirigió a Cayden.

    —Me parece bien —afirmó, y comenzó a alternar su mirada entre ambos, pensativo. Al final esbozó una pequeña sonrisa y suspendió la mano enguantada frente a la albina—. Cualquier cosa me avisan y yo aparezco.

    No se había explicado bien, como siempre, pero supuse que se refería a que le diera su móvil así podía anotarle su número. Alcé las cejas ante la idea y me giré hacia Fiorella.

    —¿Quieres que intercambiemos números? —le ofrecí, en voz baja, para no estorbar en la conversación ajena.


    queda un día de mañana pERO DE ACÁ NO SE VA NADIE
     
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    Bruno TDF

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    La pregunta de Dunn quedó suspendida en el aire, en un espacio indeterminado donde no supo si lo escuché o si lo ignoré por distraído… o con intención. ¿Deseaba un mazo de cartas? Si me las pagaba este pelirrojo tampoco me iría a oponer, sería como una posesión personal. Había otro puñado de cartas, las literales y las metafóricas, que llevaban años deslizándose sobre diferentes mesas. O sobre tableros, como le gustaría decir a cierto jugador.


    Hattori pareció extrañarse por mi repentino diálogo de póker, reacción que busqué por amor al bullicio. Tenía el aspecto de alguien que no dejaría pasar semejante jolgorio sin poner de su parte, así que me decepcioné ligeramente cuando rebatió con tranquilidad. O tal vez se comportó por las damas. Qué pena, de seguro le quedaron picando las ganas, me habría ocurrido lo mismo en su lugar.

    En respuesta a lo que me dijo, pues me encogí de hombros sin perder la sonrisa, e hice un gesto de fingida modestia cuando Dunn apuntó que me iban las apuestas.

    A mí y unas cuántas bestias más, carita de ángel” pensé sin decirlo en voz alta.

    Los dejé estar con su parloteo sobre deberes escolares, sin tomar la molestia de presentarme porque el irlandés ya les había soltado mi apellido. Apoyé la espalda contra el tablón, cruzado de brazos, rescatando fragmentos bastante aburridos de la conversación.

    Pero mi indiferencia se cortó de golpe cuando escuché lo del sensei de los Hattori.

    Mantuve la postura desenfadada. Distinto fue el caso de mis oídos, que se afilaron casi como si tuvieran voluntad propia. El intercambio entre los albinos fue una cosa al pasar, pero para mí se trató de una pista interesante. Los repasé de reojo, principalmente a Yuta. Esta vez no me concentré en elaborar frases con las que agarrarlo desprevenido, más bien observé su complexión. El uniforme de pijo le daba una apariencia bastante ordinaria. Pero intuí que me encontraba ante un luchador... o al menos, alguien que aportaría unas técnicas llamativas.

    Me sonreí.

    Estos especímenes eran el objeto de mi presencia en la academia Sakura. Aquellos que me parecían fuertes, desesperados o violentos; o la combinación de estos tres elementos. Archivé al muchacho Hattori en mi cabeza, y por si acaso a su prima. No se libraría de mi sombra, ahora que se cruzó en mi camino. Pero tiempo al tiempo, vaya… Necesitábamos ponernos con una buena investigación antes de realizar cualquier movimiento en torno a este tipo; era la parte sosa de mi trabajo, pero no por eso menos entretenida.

    Disfrutaba de conocer mejor a la gente, como cualquier animal social~

    —¿Qué les enseña su sensei? —pregunté.

    La mañana: *le queda menos de 24 horas*

    Nosotros en el pasillo:
    [​IMG]

    (No creo que pueda volver a postear, así que espero hayan disfrutado de leer a este pendejo)
     
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    Calificar mi defensa de coartada no era mejor, qué va, pero traté de no darle mucha importancia para no empeorar mi vergüenza. Todo lo que hice fue permitirme una risilla, tratar de darle sentido a las palabras de Matsuo y seguir funcionando en sociedad. Hattori dijo que Sugawara ya había subido y eso, bueno, ¿jodía su partida de cartas? Dios mío, qué cosa más densa, por qué los chicos eran así.

    Igual Yuta pronto dijo que la persona que pensaban contratar para su entrevista era su sensei y el de su prima, así que eso le dio algo de forma a la propuesta. No sabía qué disciplina les enseñaba, la verdad, pero en el sentido inmediato de la cosa pues le dio algo de nitidez. El asunto fue que Kaia le reclamó por robarse al sensei en cuestión, aunque casi de inmediato acabó por decir que no lo quería porque era testarudo y muy gruñón. Pobre hombre, le iban a picar las orejas.

    Yuta, en cualquier caso, accedió a la propuesta de Cay de buscar a Yume y Sugawara, luego dijo que le podíamos avisar y él aparecía. Había alternado la vista entre Cay y yo, pero al final suspendió la mano frente a mí, reparé en que la llevaba cubierta, pero no reaccioné hasta que sentí que Cayden me dio un toquecito en la cintura.

    —El móvil —dijo en voz baja y conecté neuronas.

    Saqué el teléfono, lo desbloqueé y se lo extendí a Hattori con el teclado abierto para que se agendara. Entre tanto Matsuo le preguntó a los Hattori qué les enseñaba su sensei y Cayden, que había mantenido la mano unida a mi cuerpo, pareció tensarse sin motivo real. Todo lo que se me ocurrió fue que a sus ojos, los del poco comunicativo, estaba preguntando cosas que ni hacían falta, pero nada más.

    —Testarudo y gruñón, puede que sea una entrevista interesante —dije mientras esperaba a que Yuta se agendara en el móvil y sentí que Cay me regresaba mi espacio—. Veremos de buscar a los demás y cualquier cosa te escribo. Gracias por poner a tu sensei a disposición, Hattori-kun.

    No cité a nadie porque ando posteando del teléfono pero aaaaA i did my best

    Ahí Bruno puede asumir que escoltamos a Ryuuji, al menos mis pendejos (?
     
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    Gigi Blanche

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    Se hubiera o no decepcionado Matsuo con mi respuesta aparentemente estándar, igual me sirvió para ir delimitando espectros. El momento en que admití conocer a Sugawara sentí la mirada de Kaia en mí, casual, y supe que había olfateado mis intenciones; pero las ondas del agua no se alteraron, las siluetas permanecieron sólidas, y no percibí ningún cambio específico provenir de Dunn. Bien podía conocer a Haruhiko por otros motivos, sólo me atreví a asumir que no tenía idea de su involucramiento en los fantasmas. Había un interés personal, claro, pero también el deseo de comprobar la veracidad de las palabras de Frank. Había dicho que eran auténticos espíritus vagando la ciudad, que causaban alboroto, estorbaban, alteraban, pero apenas desaparecían tras una esquina... nadie era capaz de seguirles el rastro.

    La conversación sobre el proyecto se desenvolvió con tranquilidad hasta que mencioné a Takanori-sensei. La quietud del agua vibró por una fracción de segundo, apenas una gota perturbó su superficie y sentí mi cuerpo entero absorber la alteración a través de la ropa. Paranoia, le dirían unos, y otros instinto. Deslicé la mirada al suelo, hacia mi lado, y la ascendí con disimulo hasta deparar en los ojos del tal Matsuo. Apenas conecté con ellos me sonreí, sereno, y pestañeé sin prisa. No pretendí transmitir nada más que un acuse de recibo.

    E igual si me miraba así se me subiría a la cabeza~

    A Vólkov le tomó un segundo extra comprender mi pedido, Dunn la codeó y, al recibir el móvil, me dispuse a agendarme. Estaba en eso cuando la voz del apostador reverberó a mi lado y contuve la sonrisa que quiso estirarme los labios, la satisfacción que casi se me desbordó. Ah... había tenido razón, ¿no?

    Qué cosas.

    Me tomé mi tiempo. Nombre, apellido, número de teléfono. Le regresé el aparato a Vólkov con una sonrisa que, en sí, denotaba agradecimiento, y volteé recién entonces el rostro hacia el moreno.

    Koryū budō —respondí con sencillez, sin ofrecer explicaciones, y volví a mis compañeros de grupo—. Hablamos, entonces. Nos vemos luego.

    Al girar sobre mis talones y regresar junto a Kaia y Fiorella reparé en Matsuo, pero no dije nada y seguí caminando. Kaia también se despidió de todos con una reverencia rápida y nos dispusimos a subir primero. Sentí sus ojos encima, fue inevitable, y abordando las escaleras me permití soltar la risilla que había estado conteniendo.

    Igual y era una escuela divertida, ¿no?
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Se me aflojó una risa breve al imaginar a Al intentando colarse en alguna de las clases de segundo, como si el pobre diablo no tuviera el tamaño de un ropero. No lo pensaba con frecuencia, a mis ojos no era el caso, pero suponía que a veces, cuando estaba demasiado cansado o demasiado desconectado, su semblante no recordaba de por sí al de un adolescente. Por lo demás, sobre la marcha se me ocurrió la broma de que si se infltrara en la 2-2 podría verme todo el rato, pero volví a trastabillar con mis propias decisiones y no lo consideré apropiado. Había impuesto un límite, ¿no? Gracias debía dar que la neurona me hubiera regado a tiempo para morderme la lengua.

    —¿Dices que tengo futuro de arquitecta? Hmm... Podría hacer los árboles con bolitas arrugadas de papel, ese sería el follaje, y usar los bolígrafos de tronco. Voy a necesitar más bolígrafos.

    Estábamos bajando las escaleras cuando dijo de comprar bebidas, cosa que ya había pensado, pero agregó un detalle muy importante: que él invitaba. Hice un poco de teatro porque sí, porque Al me preocupaba y si al menos podía verlo sonreír gracias a las payasadas que hiciera, me pondría la peluca y la nariz de plástico. Salté los últimos dos escalones y giré en el aire, quedando frente a él. Di un par de palmaditas frente a mi pecho y seguí correteando hasta la máquina, que por suerte estaba vacía.

    —¿Cómo uno se aprovecha con una máquina expendedora...? —me cuestioné tras repasar todas las opciones y no encontrar nada particularmente fancy ni costoso. Era una expendedora, después de todo. Junté las manos a la espalda, irguiéndome, y me balanceé de lado a lado al buscar sus ojos—. Al, ¿te parece que puedo aprovecharme apropiadamente de ti en estas condiciones?

    En cualquier caso, solté una risilla poco después y le señalé lo que había escogido: un zumito de naranja.
     
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    Zireael

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    Si tuviera otro tamaño o menos cara de culo tal vez habría podido colarme algunos minutos en las aulas de segundo y pasar inadvertido, pero no era el caso. Bastaría que pusiera un pie dentro en horas de clase para que me invitaran a retirarme, un cuadro que en sí gracioso por sí mismo. Imagina explicarle al profe que estaba allí por un reto que implicaba no dormirme en su clase.

    Ni siquiera se me ocurrió que Anna hubiera tropezado con una broma que detuvo apenas antes de soltar porque desdibujaba los límites que habíamos establecido, algo que de por sí era posible que siguiera sucediendo. La decisión madura nos había hecho demasiado conscientes de nosotros mismos y ahora debíamos lidiar con ello de la mejor forma que pudiéramos, con todo y los tropezones repentinos.

    —¿Has visto las cajas inmensas estas de bolígrafos de un montón de colores? Algunas traen hasta cien y pico, me da que necesitas una de esas —continué diciendo sobre sus dotes de arquitecta—. O dos.

    Le dije lo de aprovecharse porque yo invitaba, seguimos andando y ella saltó los últimos dos escalones, girando en el aire para quedar frente a mí. Por un segundo me preocupó que anduviera agitándose por tonterías, se me ocurrió cuando correteó hacia la máquina, pero no le dije nada porque también sería feo estarle recordando su colapso cada media hora y ella sabría qué límites le habían puesto los médicos. Si le pasaba algo al menos estaba conmigo.

    Cuestionó lo de aprovecharse siendo que era una máquina expendedora, solté una risa por la nariz y la vi mientras ella observaba las opciones, así que cuando regresó la atención a mí le dediqué una sonrisa. Al final me acerqué un poco a la máquina y tuve que inclinarme un poco de más hacia el cristal; haberme echado varios días armando y desarmando aparatos y con los ojos pegados a pantallas sin verlas realmente me tenían la vista un poco en la mierda.

    —Tengo que admitir que es un poco complicado —dije todavía con el rostro cerca de la máquina, pero metí el dinero y presioné el botón del zumo de naranja—. Te paso el secreto: cuando las opciones parecen no permitirlo, entonces eliges doble.

    Presioné también el botón para una limonada, así que cuando ambas bebidas cayeron me agaché para recogerlas y ya que ella llevaba el almuerzo yo me las dejé en la mano.

    —¿No quieres nada más, An?

    Ilana.png

    Recibí el móvil de Suiren, me agendé como Ilana a secas y se lo regresé en lo que escuchaba a Pai soltar el comentario sarcástico de turno. Consiguió hacerme soltar una risa por la nariz y murmuré un "Claro" que siguió la misma línea de la broma.

    El comentario del albino también tuvo su gracia, no dije nada y solo seguimos caminando, al menos hasta que Pai preguntó tan pancho si pensaba en él. Lo miré, caminé un poco más lento y reí por lo bajo al retomar la velocidad que llevábamos antes.

    —Pues claro. Con lo incómodo que eres no puedo llevarte a cualquier parte —contesté medio en broma, medio en serio—. Que el césped, el polvo, el sol, la gente. Hay que pensar como cuarenta variables, ¿sabes el trabajo que eso conlleva?

    Insane te etiqueto porque ando posteando del celu estos días y me da un colapso citando posts en otros temas. Me los arrastré acá directo porque igual acababa de postear en el pasillo 1°
     
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  12.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    La reacción de Maze a la traición de Kenneth fue tan exagerada, tan dramática e inusual viniendo de su eterna calma, que genuinamente me hizo mucha gracia. Desconocía cuánto ellos habían hablado por fuera de nuestros encuentros grupales, pero estaba claro que se llevaban bien y se sentían cómodos el uno con el otro, y eso me alegraba de verdad. La idea de que Maze hiciera amigos me aliviaba, por... maternal que sonara de mi parte. Por el mismo motivo había encendido las antenas al saber de él e Ilana, aunque al final la cosa aparentemente se limitaba a un almuerzo compartido.

    Me enganché a su brazo, entonces, Kenneth me envolvió los hombros del otro lado y pensé que debía ser un cuadro gracioso desde afuera, idea que me arrancó una risa breve. Se solapó con la estupidez que soltó Kenny sobre sus abdominales, cosa que prolongó mi reacción, y bajé la vista a su torso. Le piqué la zona por la gracia, procurando utilizar la yema del índice y no la punta de la uña, con la esperanza de que, además, tuviera cosquillas. Tras la inspección rutinaria asentí, muy seria.

    —Buen material, es verdad —afirmé, y busqué la muñeca contraria de Maze para instarlo a imitarme—. ¿Qué dices, cariño? ¿Tú también perderías el control? ¿Acaso ir a la piscina pondrá en peligro la integridad física y mental de nuestro muchacho?

    Luego de la tontería Kenneth se apartó, permitiéndonos a todos caminar con algo más de comodidad, y comenzamos a bajar con calma. En la mano libre iba balanceando mi almuerzo y de una forma similar, distraída, me mantuve acariciando el brazo de Maze con el dorso del pulgar.

    —Bien, normal —respondí, con la vista al frente, y al hacer el repaso mental apoyé la cabeza en el hombro del chico un par de segundos—. Hice la tarea, fui al trabajo, intenté arreglar un juguete que rompieron mis hermanos. —Solté una risa floja y volví a erguir el cuello—. Énfasis en intenté. Carpentry was never my thing, I'm not Jesus.

    En la planta baja aminoramos la marcha y miré a los chicos, en una pregunta silenciosa para definir si pararíamos a comprar bebidas antes de ir a la piscina.
     
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  13.  
    Insane

    Insane Maestre Comentarista empedernido

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    Me reí ligeramente con lo que podría ponerse muy rosa por el sol, no fue burla sino más bien el que me había hecho caer en cuenta de eso, con lo albina que era suponía que la luz solar hacía mucho más daño a la piel que alguien de tez oscura.

    Maxwell me hizo caer en cuenta por ahí derecho del club que había dejado mi hermano en las sombras, era alguien que se aburría demasiado rápido de las cosas y las personas, en parte suponía que no se aburría de mi porque era su gemelo, de Gen porque era su mejor amiga, pero el resto no representaban nada desde sus ojos, por lo que solo asentí para que se supiese escuchada.

    —Ah sí, me dijo que pensó que no estabas en tercero —moví la cabeza en gesto de desaprobación al recordar que le había atribuido una edad errónea—. De seguro porque pareces una chica muy tierna Vero, o eso supongo.

    Me rasqué tras la nuca en lo que bajamos por las escaleras, bueno, al menos hasta que los pasos de mi compañera frenaron, por lo que detuve los míos. Al girar el rostro noté sus orbes azules sobre mí, alcé las cejas ligeramente cuando mencionó que mi gemelo me había mencionado, y con el antebrazo me cubrí los labios por una risa que se me coló al verla hacer referencia a los tatuajes que traía el otro.

    —Antes de que se los hiciera solíamos intercambiar lugar —ladeé la cabeza curioso al regular la carcajada—. ¿Me imaginas actuando como Zeld? ¿Cómo crees que me vería?

    Pasé la yema de mis dedos por mi cabello para levantarlo más ya que mi hermano solía traerlo algo más alborotado, además el uniforme también solía ser más desaliñado que el mío.
     
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  14.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    No tenía muchas ganas de debatir la noción de supervivencia, fuese con Ryuuji o con cualquier otro, así que me limité a reír y allí murió el asunto. La conversación, en cualquier caso, siguió su curso y seguí refiriéndome a la reactividad de las bestias como si nada. Incluso si habían cosas de las que no me enteraba que pasaban desde el par de locos encerrando a la pelirroja en el club de fotografía, Shimizu y ella montándose negocios raros o los embrollos de Sonnen y Hiradaira o los de Cayden con la mitad del mundo que lo rodeaba, bueno, en el aire había estática. Muchísima, tanta que era sorprendente que un relámpago no nos hubiese matado a todos.

    Estaba Kurosawa con Kasun y lo que sea que pasara con Paimon, estaba la rubita recibiendo cartas y defendiéndolas como si valiera la pena. Habían cosas sucediendo, llegaban a mí tarde o temprano, y nunca dejaba de causarme risa cómo todos parecían estar metidos en una lavadora con el ciclo a máxima potencia. Giraban y giraban, hasta que debían salir a vomitar y su caos no se detenía ni siquiera después de eso.

    Me respondió que solo venía aquí a estudiar, lo soltó con un aire ominoso y estiré la sonrisa. Incluso sin el apunte no había un alma que pudiera creerle esa mierda, no en este punto, y por ello quizás había que reconocer los instintos iniciales de Cayden al recibirlo en la escuela junto a Vólkov. Dunn era imbécil que daba gusto en algunas cosas, pero funcionaba por corazonadas, era como sobrevivía en la calle con esa cara de bebé y por eso quizás no había que ignorar sus presentimientos.

    Ryuuji era una figura extraña, no pertenecía a las sombras conocidas, ¿pero entonces?

    ¿Dónde colocaríamos al dragón?

    —Lo estoy —respondí a lo de si estaba aquí desde primero y seguí nuestro camino hasta la planta baja—. ¿En casi tres años de observar el circo? Que si parpadeas es posible que te pierdas el mejor espectáculo de la semana. Abre bien los ojos, Ryuu, y pronto los corazones de las bestias quedarán a la vista.

    Vaya oración extraña.

    —Acabarás dándote cuenta de más de lo que esperas sin mover un dedo si sabes dónde mirar —añadí mientras seguía caminando y tuve que tragarme una risa porque lo que pensé decir después era entre críptico y obvio—. Donde comenzaste puede ser un buen lugar para empezar.


    ay chick, cada vez me preocupa más tu integridad (? lamento el paso por los pits, pero siempre es bueno tenerte de vuelta uvu y sabes que no pasa nada, acá te esperamos

    nada que ver acá pero agárrame la referencia
     
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  15.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

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    A Akaisa no se le veía un pelo de tonta, habría sido una falta de respeto llevarse esa impresión de buenas a primeras. Su percepción del entorno era aguda, como la de todo buen felino, por lo que desde el vamos di por hecho que no se tragaría el cuento de que había venido al Sakura para cumplir el deber de un buen samaritano. Igual, tampoco es que fuese mi intención ocultar demasiado; pues al poner sobre la mesa la ambigüedad en torno a la acción de “estudiar”, tan sólo reafirmé que había sombras alrededor de mi figura, un humo negro que algunos animalitos de esta carpa podían olfatear… pero sin lograr darle un significado. No hasta que mi voluntad los convenciera de dejarse arrastrar hacia una verdad inexplorada.

    Era lo que más disfrutaba de mis primeros días… en cada escuela a la que me transferían.

    Ser el dato desconocido en un mar de información.

    De camino hacia la planta baja, la susodicha muchachita confirmó que otra vez había acertado con mis aventuradas suposiciones, pues llevaba tres años disfrutando los privilegios de ser una espectadora de este enorme espectáculo. Las sombras que la envolvían a ella hacían que me cayera bien, pero más gusto me daba su estilo para dar mensajes crípticos; era como charlar con el carita de bebé, pero mejor… y más sensual, oye.

    En cuanto a lo que me dijo en sí, lo de evitar parpadear y los corazones al descubierto… Quitando el hecho de que sonaba prometedor, medio me quedé recalculando mientras la oía. No supe si la chiquilla se estaba refiriendo a la rutina general de la academia, o si me estaba planteando que pasaría algo interesante en esta semana en específico. En todo caso, mi sonrisa de satisfacción fue la misma: no iba a decirle a que no, cuando se trataba de ver a las bestias, por lo que seguiría su consejo de mantener los ojos bien abiertos.

    Y cuando me sugirió que podía empezar por el principio, dejé escapar una risotada con ganas. Estaba claro que se refería a Vólkov o a Dunn, que después de todo esta tipa había visto cómo me saludaron en nuestro salón de clases. Considerando que Akaisa llevaba un tiempo considerable en este lugar, la probabilidad de que conociera a ambos individuos era grande. Lo cual debía incluir, por supuesto, algunos sabrosos secretos... que no creía que me concediera con tanta soltura.

    Mejor así, que no sería divertido de otro modo.

    —Asumo que no estamos hablando de conejitos —dije encogiéndome de hombros; con eso, me refería a que descartaba a Vólkov, que tenía más pinta de ángel que de otra cosa—. Supongo que me iré a por algún zorro rojo. Esos bichos parecen bastante inquietos y asustadizos, pero muerden fuerte. Y… tal vez me encuentre otras cosas en el camino, vaya uno a saber.

    Miré a mi alrededor, principalmente las ventanas. Caí en cuenta de que ya estábamos en la planta baja, habíamos pasado por completo de lo que se suponía que era una tour, era gracioso. No me iba a quejar, en este momento me importaban un pimientos los sitios de interés y demás, ya que me ocuparía en otro momento de explorarlos. Mis ojos regresaron hacia Akaisa. Le dediqué una sonrisa que no perdió su chispa traviesa, pero lo suficientemente suave para no enseñar los colmillos. Con un movimiento de cabeza la invité a seguirme al patio frontal, que se veìa desprovisto de gente.

    —Si fumas, ven conmigo —dije, haciendo asomar por el bolsillo de mi pantalón una cajetilla de cigarros, junto con un encendedor negro—. Este tour debe ser bien aprovechado, ¿o no?

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    Última edición: 8 Abril 2024
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  16.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado bed chem stan

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    Emily 3.png

    La mención de la profesión de mi padre despertó la curiosidad en Shiori, lo que logró sacarme una sonrisilla divertida en respuesta, y asentí un par de veces con la cabeza cuando comentó que parecía ser interesante. Sin importar lo que pasara, la realidad era que siempre me sentiría orgullosa del trabajo de mis padres, y nunca iba a dudar de demostrar que así me sentía al respecto. Ella estuvo de acuerdo con mi propuesta, pues, y añadió que deberíamos centrarnos en una época concreta para no tener a mi padre secuestrado demasiado tiempo.

    —A mi padre le encantaría estar dos horas hablando de historia, no te preocupes —comenté, junto a una risilla ligera—. Pero tienes razón, sí. Puedo preguntarle esta tarde en qué se especializa y te mando un mensaje, así vamos pensando qué preguntas hacerle en la entrevista después.

    Ya había hecho el cambio de zapatos, así como también vi que había hecho ella, así que le indiqué el pasillo con la mirada junto a un suave "¿subimos?", justo antes de empezar a dirigirnos en esa misma dirección.

    >>¿Qué tal están yendo las clases? Siento que se están complicando... o quizás es que me cuesta mucho concentrarme por el buen tiempo y me da esa sensación...

    las moví ya porque me es más fácil manejar los posts por separado uwu
     
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  17.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    No era que le quitara importancia o desacreditara el trabajo de mi familia, para nada, solo que en contextos académicos pues era difícil pretender sumarlos en algún lado. Tampoco tenía demasiados conocidos o ningunos en absoluto a los que pudiera molestar con algo de la escuela, así que cuando Emily sacó a un padre con semejante profesión sentí entre interés y alivio.

    Sonreí cuando dijo que a su padre le encantaría estar dos horas hablando de historia, suponía que si le gustaba su profesión era natural que fuese el caso. Igual ella dijo que le preguntaría en qué se especializaba, así que podríamos pensar en las preguntas de la entrevista ya con eso claro.

    —Gracias, estaré pendiente entonces —resolví junto a una sonrisa que alcanzó a entrecerrarme los ojos.

    Como ya ambas nos habíamos cambiado los zapatos la seguí cuando me indicó el pasillo con la mirada, comenzando a andar a su ritmo. Su pregunta sobre la escuela me hizo pensar un poco, aunque el apunte de que por el clima quizás le costaba concentrarse me hizo reír ligeramente.

    —Tal vez sea el clima, poner atención cuando está bonito afuera cuesta un poco. Todo va bien, creo, al menos trato de llevar todo al día y ya es algo —concedí sin demasiado problema y balanceé el maletín a mi lado suavemente—. ¿Cómo te va con lo demás? Clubes y tal.
     
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  18.  
    quem

    quem Orientador ejemplar Orientador

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    Estaba de regreso, se sintió... Se sintió ¿cómo se sentía? Ni yo misma lo sabía era demasiado agobiador y agotador para mi propio bien de seguro estaba más pálida que un muerto viviente no era algo que me enorgullecía, pero no podía hacer nada, después de todo ese viaje me sirvió mucho para visitar a mis abuelos y a mamá, fue horrible, pero también fue aceptable. Había aceptado el hecho que el collar de mi abuela ya no estaba conmigo, así lo sentí desde el momento en el que entre al cementerio y me senté en su lápida.

    Suspire en lo que entraba a los casilleros y pasaba por el mío, me cambie de zapatos y seguí adelante, camine con demasiada lentitud, no tenía ganas de nada y para nada.

    Mi papá decidió mandarme después de las clases de la mañana, lo acepte porque en realidad necesitaba descansar y sabía con certeza cierta que en realidad así no me lo dijera, no vendría. Camine por el pasillo más que porque quería ver los benditos grupos de proyecto, necesitaba saber cuáles fueron las pobres almas que estaban conmigo, me era necesario.

    Al pararme frente al tablero divisé mi nombre, por qué a eso vine parpadee en poco al ver los nombres.

    Ok.

    Arata Shimizu.

    Ladee la cabeza en lo que reía en seco, no lo esperaba y tampoco me importaba realmente, seguía pensado que lidiar con personas como él era algo que se me daba muy bien, claramente, tenía mi frase de toda la vida y mientras el chico no se encargara de romperla todo tranquilo aunque no lo creía si el mismo me dijo que había errado a la escritura del significado de su nombre y que se usaban otros dos Gran tormenta eso había dicho ¿no? Entonces tenía pocas esperanzas. No esperaba que nadie se me acercara o tal vez sí, por qué en algún momento mis ojos observaron el pasillo ni termine de volver a ver el tablón en cuanto sentí alguien acercándose, espere a que terminara de hacerlo para poder verla, me sorprendí al ver quien era.

    Isla Smith

    Hello Adara —arqueé una ceja—. Veo que ya volviste de tu viaje, ¿cómo te fue? —note sus ojos, esos que me observaban fijamente, mis expresiones casi nunca eran fácil de leer, pero ella se parecía a Fiorella, me leía tan fácil.

    —Me fue… —la miré y cerré los ojos.

    —No te fue muy bien, ¿no?

    Negué a cada pregunta que me hizo porque en sí esa era la realidad, el viaje que hice a Grecia no fue el mayor por ciento motivador, resolví ciertos problemas, pero sentía que tenía uno encima, uno que no sabía como salir del. Sonríe en poco con cierta tristeza y otras cosas más los ojos de Isla se mantuvieron cálidos, supongo que ella estaba tratando de entenderme.

    Y eso era muy difícil.

    Realmente difícil.

    Mi vida era complicada, demasiado complicada.
    —¿Fiorella sabe que ya llegaste? —asentí—. ¿Y tus compañeros de clases? —negué—. ¿Tienes a quién prestarle los apuntes?

    —En parte —frunció el ceño—. Creo que debo hablar con ella, hice algo que tal vez no le sentó demasiado bien —suspire—. Supongo que la migraña no me dejo pensar demasiado.

    Ella asintió.

    —¿Pero se puede arreglar?

    —Creo que si

    —Ese creo no me convence —escuché su risa liviana—. Pero de seguro que sí, no hay nada en este mundo que no se arregle.

    Solo esperaba que eso fuera verdad, realmente no quería perder la amistad que tenía con Jez, puede que lo mejor que tuve que haber hecho fue hablarle antes de mandar a Fio, pero simplemente sentí que si se lo decía directo ella se iba a preocupar tal vez mucho más de lo que, le dijo Fiorella. Pero lo que me ponía pensar era ¿que haría cuando la viera?

    —Te me fuiste, ¿en qué piensas?

    Que haré cuando la vea.

    —¿Y qué harás?

    —Sin pensarlo mucho, realmente sin pensarlo mucho —miré un lugar fijo en el tablero—. Pedirle un abrazo —sonrió, y fue cálida, demasiado cálida.

    —Ya vez no están difícil hablar —murmuro—. Solo se sincera y verás que todo saldrá bien —miro a su alrededor—. Espero que tomes mis consejos, ahora me retiro, fue un placer hablarte pretty.

    Asentí y alce la mano ligeramente en forma de despedida, ahora no supe decir que me movería de aquí, así que lo mejor que pude hacer fue recostar mi espalda en la pared mientras soltaba todo el aire que retuve por los segundos en lo que Isla se iba. Decidí sacar lo que había traído para tomar, que en sí no era agua, era otra cosa con un sabor mucho más horrible, y reí porque sabía que estaba exagerando, aunque si fuera por mí ni lo probaría.

    Pero si de algo estaba segura era que no podía llegar con esto a casa.

    Heyoo, Zireael por aquí te dejo a la niña uwu.

    Pd: Y discúlpame por el relleno <3...
     
    Última edición: 17 Abril 2024
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    Zireael

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    Cuando salí por fin del aula me di cuenta que Kakeru estaba con Alisha, estaba derretida en una ventana, y noté que Altan se había quedado cerca de la 3-3 en el pasillo. Mis planes para este receso eran bien reducidos, no quise molestar más a los chicos del proyecto hasta que tío Vic me confirmara que podía ayudarnos y con eso en mente fue que no detuve a Cay cuando lo vi salir de la clase, que tampoco quería acosar al pobre niño solo porque... ¿Por qué?

    Porque iba a perder la cabeza en tanto Altan y Adara siguieran pasando de mi existencia.

    Ayer Nani se había sentido un poco mal, como si le fuese a entrar un resfriado con este clima, así que le dije que no se preocupara por el almuerzo y que yo volvía a comprarme algo en la cafetería. Eso planeaba hacer, de hecho bajé en ascensor porque no sentí muchas ganas de caminar tanto y al llegar al pasillo de abajo no supe qué hacer, porque reconocí la silueta de Adara.

    En el pecho se me revolvieron emociones contradictorias, no reconocí la mitad de ellas, y me quedé en mi lugar tratando de elegir un curso de acción. Tomé aire, tanto como me lo permitieron los pulmones, y traté de pensar con coherencia, pero me dolía. Me dolía el silencio de Laila cuando dejó de venir a clase, el silencio de Al y la mensajería de Adara con Fiorella.

    ¿Y qué hacía con eso?

    Retomé la marcha, dubitativa, y avancé en su dirección. Lo hice porque era la misma que respetaba la distancia de los otros, la que se sentaba junto a Kakeru y hablaba hasta por los codos como si eso sirviera de algo. Porque no quería darle poder a lo demás, a esas emociones que no podía reconocer y al reflejo irreconocible en los vidrios de casa.

    —Ada —la llamé en voz baja apenas estuve frente a ella y le dediqué una sonrisa—. Bienvenida de regreso.
     
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  20.  
    quem

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    No lo pensé demasiado y empecé a tomar el suero. Mi papá dijo que me era necesario si necesitaba sobrevivir a este día, pues mi cara no era de las mejores más que nada por la palidez, de por sí mi piel no es que era blanca.

    Agaché la cabeza aun con los ojos cerrados en los que dejaba la botella suspendida, parpadeé en poco, pero no fue con el motivo de abrirlo o eso pensaba hasta que sentí la presencia de alguien acercándose. No creía que fuera Isla, pues ella ya se había ido, y, sino, ¿a qué regresaría? Ni idea. Ladeé la cabeza en lo que alzaba mis ojos aún entrecerrados, pues no fue hasta que escuché su voz llamándome. Sentí mi cuerpo tensar se más que nada porque que no la esperaba ahora, tal vez sí, pero simplemente no pensé que fuera tan pronto.

    Moví la cabeza levemente más que nada porque lo sentí necesario, no tenía ahora el dolor de cabeza intenso más conocido como migraña, pero necesitaba saber si no era mi imaginación o bueno lo deje de pesar hasta que lleve mis ojos a Jez, la mire en poco recorrí su cabello hasta que llegue su rostro me fije en sus labios en ellos había una sonrisa.

    Pero en sí me dolió recibirla, simplemente sentí que no la merecía.

    —Jez — murmuré en voz baja—. Hola —me permite volver la tapa de la botella en su lugar antes de enderezarme por completo—. Gracias.

    Me quede muda.

    Dios, realmente no sabía que decirle.

    Dijiste que lo primero que harías al verla era pedirle un abrazo.

    ¿Lo recuerdas? Demasiado bien.

    Pero ahora me sentía una cobarde.

    La miré por algunos segundos antes combatir conmigo misma si lo hacía o no, pero al final me armé de valor por dar un paso hacia delante, más que nada, porque la cobardía no era parte de mi vida, nunca lo fue y nunca lo sería.

    << Sé que esto va a sonar muy egoísta de mi parte, pero pue… —Hice un silencio corto—. ¿Puedo darte un abrazo?

    Y realmente que sonaba egoísta ¿no? ¿Me pregunta si lo rechazaría? ¿Realmente lo hacia?, pensadolo bien tal vez lo merecía después de todo.. Después de todo. Yo la había hecho aún lado.
     
    Última edición: 18 Abril 2024
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