Pasillo (3º piso)

Cuando Akuma reparó en mi existencia para el tour del muchacho nuevo parpadeé, eso fue todo lo que hice, y Rowan pateó mi pupitre sutilmente en una clara señal de "Sé bueno" que atendí con la indiferencia normal. No dije que sí o que no, solo lo dejé estar, así que cuando la campana sonó y el chico se acercó para liberarme del compromiso me encogí de hombros y lo dejé irse.

Rowan se levantó no sin cierta dificultad, me dejó un bento al frente y estaba por abrirlo cuando sentí el móvil vibrar, así que revisé los mensajes luego de bufar. Para la gracia era Manson, fingió la demencia menos creíble de la historia y usó una palabra que no reconocí, así que la copié, la pegué en el traductor y alcé las cejas cuando me arrojó lo que significaba.

Gatito, decía la cabrona.

Ikari se inclinó para husmear los mensajes, los leyó con todo el descaro del mundo y pescó su propio almuerzo antes de comenzar a alejarse. Contuvo una risa, me di cuenta, y al salir al pasillo buscó saludar a Katherin con un movimiento de mano antes de alejarse a solo Dios sabría dónde. Con el frío que estaba haciendo más le valía no salir a llevar viento como un estúpido.

En cualquier caso, tomé el bento que me había dejado y dejé el salón también. ¿Le contesté a Manson? No. ¿Me acerqué a ella al salir? Sí. Tenía los santos ovarios de decir que no me había visto y luego se parqueaba frente a mi salón, era entre orgullosa y tonta, justo como le había dicho el otro día.

Me aproximé, la medio rodeé y me colé en su espacio. Lo hice solo para soplarle cerca de la mejilla, algo de su cabello se meció suavemente con la estupidez y yo no cambié de expresión. Solo quería fastidiar, se veía.

—Debió haberme visto hasta un ciego. Sé cuándo me hacen el vacío y cuándo no —dije en voz baja antes de regresarle su espacio.

 

Supuse que Rowan optó por irse porque quería dejar que la película se desarrollara por sí misma, ya demasiado había intervenido en Tekné, y poco más. En cierta medida el imbécil era como un psicólogo con sus ratas, las condicionaba, luego las dejaba unos días y volvía solo para asegurarse que lo que les había enseñado no se hubiese extinguido todavía. Estaba entre ser un loco de mierda y ser una eminencia, a veces daba algo de mal rollo.

Cuando me acerqué y le soplé fingió indignarse, me soltó que hacía mucho frío para que le soplara y a mí me dio exactamente igual, para variar. Luego dijo que no nos detuviéramos en detalles, quise soltarle que si esos eran detalles entonces yo era el Primer Ministro pero me callé cuando se colgó de mi brazo. Fue, de nuevo, contradictorio al punto de lo estúpido.

Tuve un pequeño debate mental entre zafarme y dejarla estar, pero luego opté por no gastar neuronas a secas, así que cedí nada más para no tener que pensar más de la cuenta. Igual la mención a la sala multimedia, luego me soltó un discurso, que podía resfriarse y yo, claramente, no iba a cuidarle los mocos. Al menos en eso llevaba razón.

—Todo muy bonito, Manson, ¿pero cómo vas a meterte a la sala? ¿No la tienen cerrada los del club o algo? —pregunté como si la cosa fuese terriblemente obvia.

 

Verónica parecía encantada con mi nombre, a lo cual mantuve la sonrisa en mi rostro y no dije nada. ¿Uno realmente podía alegrarse tanto por un simple nombre ajeno? Le seguí prestando atención con aparente liviandad, repasé sus ademanes brevemente y al final descarté la cuestión. Cielos, se lo había dicho a Yuta, ¿o no? El mundo no era un campo de batalla. Incluso estando salpicada de presencias ambiguas, esta escuela se suponía era un lugar seguro. Daba igual Yaboku, daba igual el lobo, daba igual el cachorro irlandés y daba igual el hijo de Shimizu.

Ese, sin embargo, había escapado a nuestro radar.

¿Qué hacía aquí?​

Yuta aún no lo sabía. Era la interferencia que había detectado desde la ventana, el cabello amarillento y los rasgos que recordaba de las investigaciones preliminares. Era una broma bastante macabra, una ironía de calidad o directamente una patada en las pelotas. ¿Compartía aula con el hijo del malnacido que habíamos vendido como un pedazo de res? Casi poético.

En cualquier caso, lo importante ahora eran este tour y la chica, Verónica. Yuta llegó, seguí su intercambio con Maxwell e imaginé que no debía haberle agradado mucho que se refiriera a él con tanta confianza. No lo expresó, sin embargo, y soltó una tontería de lo más extraña. Pese a ello, claro, no se quedó callado; el día que lo hiciera sería probablemente por tener la lengua cortada. Era la misma estupidez por la que había regañado a Manson y el impulso desmedido, frenético e implacable con el cual se propuso depurar el clan. Tenía grabado a fuego un sentido propio de justicia. Torcida, quizá, cuestionable y bastante sucia, pero justicia en fin.

Brillante, concedió Verónica. Yuta se sonrió y asintió lentamente, a lo cual la chica prosiguió con su plan y nos guió fuera del aula. Era bastante enérgica, ¿cierto? Caminé junto al chico, a quien le eché un vistazo que no fue correspondido. Maxwell dijo que seríamos tres lucecitas por la Academia y me reí, asintiendo.

—Es bastante curiosa la coincidencia —afirmé.

Cuando Verónica retomó el asunto de la palabra mágica, Yuta alzó las cejas y se le notó desde planta baja que estaba fingiendo demencia.

—¿Yo pedí una palabra?

—La pediste —le respondí, aliándome con la pobre chica al oler sus intenciones.

—¿De verdad? Hmm... —Desvió la mirada, separándose vagamente de nosotras, y señaló una puerta con la mano derecha; la izquierda la llevaba dentro del bolsillo—. ¿Qué hay ahí, Gaido-chan?

Suspiré disimuladamente y le concedí una sonrisa a Verónica, invitándola a caminar junto a mí con un leve movimiento de cabeza. A veces era muy difícil predecir a Yuta.

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for the record, la puerta que señaló es la de la sala de música

 

Habían un montón de tensiones revolviéndose a mi alrededor sin que me diera cuenta, las únicas de la que era verdaderamente conscientes eran la de Sonnen y la de Cayden. Por un lado estaba uno ahogándose en ideas paranoicas, como siempre, y por el otro el mocoso sacando el fango la máscara de su padre al que más bien debía haber apuñalado hace años. Sin embargo, si lo que decía Sonnen era cierto eso significaba que las minas habían detonado por fin.

Al menos una parte de ellas.

Faltaban las de mi lado del campo.​

Me fumé otro cigarro con Drácula, que no dijo ni una palabra más hasta que salimos y dijo que iría al patio norte o lo que fuese, pero con lo poco que quedaba de receso yo no le vi mucho caso a bajar. Me quedé en el pasillo de los de segundos, vi por las ventanas, luego me distraje mirando Instagram y le envié algunos mensajes a Ikari, preguntándole que cómo iba con el asunto de la joya. No fui específico, claro, porque aquí cualquier hijo de puta te leía un mensaje, te roba el móvil o la mierda que fuese y luego se hacía un embrollo.

En cualquier caso, llevaba ya un rato consumiendo aire y cazando moscas cuando una puerta se abrió, la que ponía sala multimedia, y para mi sorpresa el que salió fue Sakai... Bastante mejor acompañado de lo que anticipé, la mierda me hizo la suficiente gracia para querer tocarle las pelotas, porque sabía que seguía sin confiar en mí. Era cauteloso, el hijo de puta, naturalmente desconfiado.

Solo así se sobrevivía en la calle.

En fin, lo piqué, reaccionó, insistí, volvió a reaccionar y la señorita se presentó como Manson, según tuve que intuir porque lo otro sonaba a nombre pero el orden no era japonés. No pareció esperar una respuesta, pretendió irse con el tigrito sin más y yo despegué la espalda de la pared, pues porque tocahuevos se nacía. Además, tenía la excusa de que iba a mi salón.

—Arata Shimizu —dije poniéndomeles al corte y Sakai bufó de forma audible.

—La pesadilla de todo ser humano —añadió el cara de moco de mala gana—. Toparse con él es saberse abandonado por Dios, si crees en uno.

¿A la chiquilla no la había abandonado Dios ya, en vista de que estaba con este imbécil? En fin.

—Tampoco es que tú seas una cucharada de miel, si me preguntas.

—No te lo pregunté, empezando por ahí. Y Manson tampoco, si no estoy sordo.

 

Supuse que no me rechazaría lo del móvil, y de por sí aún quedaba confirmar que me hubiese dado su número real; tenía la experiencia suficiente para haber vivido todos los escenarios posibles, hasta los más impredecibles. Por ello mismo, incluso sin evidenciarlo de ninguna forma, me había mantenido atento a su reacción. No hubo una como tal, me pareció que contenía una risa y me di por servido, pateando el asunto fuera de mi lista de preocupaciones. Bah, preocupaciones por decir algo, claro.

—Lady Ilana, my life is yours now —anuncié, dramático, llevándome una mano al pecho—. And as your knight, I'll defend you until my every last breath!

Relajé la postura, devolví las manos (y el móvil) a mis bolsillos y seguimos subiendo. La vi negar con la cabeza y fruncí ligeramente el ceño, convenciéndome de que su tour tenía que haber dado pena según los... bueno, los parámetros de los tours. Estábamos arribando al tercer piso cuando me pidió una recomendación y me sonreí, tragándome la gracia de mi propio chiste. Ahora iba a parecer yo el del infomercial. Avanzamos hasta quedar en un punto intermedio entre la 3-1 y la 3-2 y le eché el peso de mi costado a las ventanas, tamborileando los nudillos contra el marco.

—A riesgo de parecer un vendedor de Sprayette, soy el presidente de ese de ahí —dije, señalando la puerta del club de fotografía, y ladeé la cabeza al hacer los cálculos mentales menos precisos de la historia—. El... ochenta por ciento son miembros fantasma, sólo son gente que convencí para que no me lo cerraran, así que si llega a interesarte hay muchas cámaras para probar, espacio y silencio. También...

Hice una buena pausa por el bien del suspenso y mi sonrisa se ensanchó. Me incliné cerca de ella y bajé la voz, pretendiendo imprimirle una nota de misterio a la cuestión.

—¿Querías fun facts de la Academia? Cuentan las malas lenguas que hay un club de ocultismo activo. Nadie sabe dónde se reúnen y sus miembros rara vez asisten a la escuela, pero dicen... —Me relamí ligeramente y aplaqué mi sonrisa antes de seguir hablando—. Dicen que en una fiesta que hubo a fines de abril, una mascarada en una mansión antigua, los vieron haciendo un ritual en uno de los balcones. Tenían un libro y murmuraban cosas en un idioma extraño, y cuando los pillaron... la cosa se puso un poco fea.

¿Más suspenso? Hombre, ¿qué era una buena historia sin él?

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el final de este post fue 100% auspiciado por estar escribiendo el fic de Morgan JAJAJA se me pegó todo el mood de allá

 

El dramatismo de su anuncio acabó por sacarme la risa que había contenido, asentí de lo más satisfecha con... ¿Con el fact de que un caballero me defendería hasta su último respiro? Era para partirse, de verdad, ya ni siquiera me quedaba muy claro de dónde había salido la tontería, pero era demasiado tarde para detenerla y tampoco me interesaba hacerlo.

—I cannot express my gratitude, sir Joseph —añadí de lo más pomposa.

A ver, igual lo del tour a medias había sido culpa mía, podría haberle pedido más información (que no tenía) a Paimon, pero con la seriedad que se manejaba la criatura cuando comenzamos y la ansiedad que me provocaba la posibilidad de molestarlo la cosa se había quedado como estaba. Puede que no fuese culpa de nadie, yo qué sabía, pero ya que tenía al Señor Monólogos aquí presente también era una buena oportunidad para completar vacíos de información, por llamarlos de alguna forma.

Puede que solo estuviese haciéndome la tonta.

—Oh dear, el presidente —apañé con cierta impresión cuando señaló la puerta del club de fotografía, aunque lo de los miembros fantasma me hizo gracia.

Estaba por preguntarle si un día podía pasar a husmear, por mera curiosidad, cuando se inclinó hacia mí bajando la voz. La cuota de misterio me preocupó un instante, ni idea de por qué, pero cuando soltó la cuestión comprimí un poco los gestos sin querer aunque los relajé casi de inmediato. Era una estupidez, pero recordé la conversación con Paimon, las tres reglas y los cantos. Podrían llamarme loca, vaya, pero yo no era la que tenía un club de ocultismo que iba a hacer rituales a fiestas, ¿cierto?

Busqué repasar su rostro, aunque con el circo que teníamos ya no sabía cuándo algo era en serio y cuándo no, pero aún así pretendí encontrar alguna respuesta en sus facciones. No llegué a ninguna conclusión, la verdad fuese dicha, y opté por seguir acompasándome un poco a su humor y sus gestos.

—¿Fea en plan paranormal o fea en plan llamemos a la policía? ¿Y quién repartió el chisme del club si los del club casi no vienen a la escuela? Son muchas preguntas y pocas respuestas, no puedes dejarlo así.

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belu qué haceeees *rompe los altavoces con the horror and the wild a todo volumen*

 

Mi acercamiento parecía haberla preocupado en un primer momento, o al menos un chispazo de seriedad le cruzó el semblante antes de notar que, fuera coña o no, en verdad no ocurría nada problemático. Repasó mis facciones, sus ojos las recorrieron y me sonreí, con la plena certeza (¿y satisfacción?) de no estar dándole pista alguna. Quería decir, la historia era verdad, no confiaba tanto en mi creatividad para montarme semejante delirio del aire, pero que ella sopesara la posibilidad me hizo cierta gracia. El cuento lo dejé suspendido en un punto clave, o al menos a mí me lo parecía, y el misterio cumplió su propósito. Abrí la boca para responder.

—Fea en plan llamemos a la policía. —Una voz femenina apareció repentinamente a nuestro lado y giré el rostro con cierta brusquedad, dando con la mirada violácea de Morgan—. Una lástima, la primera opción era mucho más tentadora.

Un chispazo de diversión se le había plantado en la sonrisa al chocar con mis ojos, el cual mitigó y suavizó cuando deslizó su atención a Ilana. Su presencia no me hacía ni una pizca de gracia, pero la otra criatura no tenía vela en el entierro y me forcé a actuar con naturalidad. Ya estaba comprobado, ¿no? Se me daba bien montarme el teatro.

—¿Husmeando conversaciones ajenas? —repliqué, en tono liviano.

—Sólo si me interesan —respondió ella, sin una pizca de vergüenza, y volvió a volcar su atención en Ilana—. El rumor corrió como pólvora, entre los protagonistas del altercado y quienes hubieran pasado por ahí mientras el espectáculo perduraba. Aparentemente quisieron detenerlos, en algunas versiones incluso hubieron amenazas de llamar a la policía, y al final... ¿Maldijeron la casa? ¿Invocaron un espíritu antiguo? ¿Vieron el futuro? Pues no se sabe qué pasó. —Se encogió de hombros, indiferente, aunque liberó un suspiro algo apesadumbrado—. Tres chicos y un grimorio en una fiesta de máscaras, ¿qué podría haber salido mal?

—¿Muchas cosas? —conjeturé, como si fuera una obviedad, y ella se rió con suavidad.

—Iguchi Rika, Boyle Mitty y Tomioka Yuuji, son los integrantes del club. Respecto a dónde se reúnen... tengo mis sospechas, pero aún nada confirmado. —Yo alcé las cejas y su sonrisa se ensanchó—. El que busca encuentra, Joey.

Apenas dijo esa frase, pestañeó con calma y deslizó la mirada a Ilana. Recorrió su rostro durante algunos segundos y le olí las intenciones desde la otra cuadra. Contuve las ganas de bufar.

—Such a bonnie lass —murmuró, más como un pensamiento en voz alta, y soltó una muy ligera risa nasal—. Nos vemos~

Y así como había aparecido, se fue. Morgan siempre se comportaba igual y en cierta forma tenía su gracia, su encanto también, pero ahora... Bueno, verle la eterna sonrisa calmada y la diversión casi prepotente me sentaba como una patada en los huevos. Probablemente había metido el hocico por la conversación en sí y no mi presencia, pero daba igual; aún así sentía que aprovechaba los huecos para mofarse de su pequeña victoria.

O quizá le diera exactamente igual y yo fuera el prepotente.

—And there she goes —solté, junto a una risa nasal, y despegué el hombro de la ventana—. Pues nada, me robó la primicia. No tengo más que agregar, si acaso confirmar que sí existen. Una vez me topé con la presidenta del club, Iguchi, justo ahí, afuera de la oficina de la directora. Fue a principio de año.

Volví a reírme, meneando apenas la cabeza al darme cuenta que esa porción de información también se enlazaba con una anécdota... peculiar, por decir algo.

—Me salvó por los pelos, ahora que lo pienso. Podría haberme comido una expulsión si la chica no intervenía —agregué, y volví a dejar la historia en el aire.

Ah, ya le estaba tomado el gusto, ¿eh?

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mi intención inicial era cerrar la interacción pero pasaron cosas

 

Honeyguide era como un chicle pegado al zapato, eso lo noté desde el primer día que entró a Tekné y se puso a parlotear con Rowan. Estaba dentro del radar, lo enviaban desde Minato con dinero, dinero que era nuestro aunque él no lo supiera, y seguía con su vida. No había una sola mala opinión del trabajo de Shimizu en el Triángulo, tampoco en el resto de los barrios, pero su viejo se había metido con los irlandeses, con Masaru y con todo puto Dios.

Nada demasiado confiable podría venir de semejante fruta podrida.

—No —atajé a la pregunta de Manson.

Al rubio le vino en gracia lo escueto de mi respuesta, lo escuché reír. Si acaso nos siguió lo suficiente para despedirse, de hecho cuando pretendí buscarlo con la vista ya había desaparecido y me pregunté si tenía que ver con la gente que estaba en el pasillo, pero no había manera de saberlo. En todo caso, me alegró quitárnoslo de encima.

—Nos vemos, Manson.

Mi despedida pecó de la indiferencia de siempre, ni siquiera pretendí algo diferente, y me metí a la clase. Rowan todavía no había vuelto, ni siquiera sabía dónde se había ido a meter, pero supuse que no tardaría así que simplemente me senté en mi lugar luego de dejar el bento vacío en su espacio.

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cerrando ando también

Mi cuestionamiento silencioso pareció hacerle gracia, no lo culpaba realmente, pero recién lo conocía y no sabía hasta dónde le daba la neurona para inventarse una cosa de esas o no. En su defensa, casi todas las escuelas tenían leyendas, pero me parecía que esta cosa del club de ocultismo parecía demasiado palpable como para ser solo eso. Esperé que me respondiera, pero en su lugar lo hizo una muchacha y medio me sobresaltó.

La miré con cierta curiosidad, alcancé a sonreírle cuando su atención pasó a mí, fue una cosa más automática que nada, y capté los intercambios entre ambos ya de paso. Cuando regresó sobre el tema absorbió mi interés, la escuché y su suspiro me hizo algo de gracia, como nadie tenía el chisme completo era una lástima no saber qué había pasado. Una lástima o una fortuna, vete a saber.

—That's my guess —conseguí decir en un espacio, cuando Joey apuntó la obviedad de que muchas cosas podían salir mal.

Ella soltó los nombres de los integrantes del supuesto club (bueno, supuesto decía yo), que sospechaba saber dónde se reunían y luego de que el que buscaban encontraba. No sabía muy bien qué hacer con esa información, la verdad, fuese dicha, y de por sí la muchacha regresó la vista a mí y aunque el comentario sonó a pensamiento en voz alta me estiró un poco la sonrisa aunque como tal no respondí.

—Nos vemos —dije antes de que se fuera de la misma manera en que había aparecido.

El intercambio había sido un poco extraño, más que todo por lo breve que resultó a pesar de que había vomitado información en el espacio, pero no me incómodo en realidad. Si acaso me pareció curioso y ya, claro que no tenía idea de que Joey estaba montándose el teatro del siglo por cosas que, para variar, nada tenían que ver conmigo. No sería el primero ni el último, sin duda.

La escuela entera era un campo minado.

Un día pisaría el pedazo de tierra incorrecto.​

—¿Pero tú vas a dejar todas las historias en el aire? —reclamé cuando, renunciando a la primicia robada, mencionó a la presidenta del dichoso club de ocultismo salvándole el trasero—. Encima ya se acaba el receso. Que el club de ocultismo, que el ritual, que Iguchi salvándote de la expulsión. What were you even doing?

Negué con la cabeza, mi indignación fue bastante impostada, y estiré la mano libre para darle un golpe sin fuerza en el brazo.

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oh dear oh dear *sticker de ojito*

Intenté ir cerrando JAJAJS but that's what it was: a try

 

Su reclamo fue justo lo que pretendía conseguir y no escatimé en la sonrisa satisfecha que me atravesó el rostro. El gesto, sin embargo, se convirtió en una risa baja al recibir su golpe en el brazo. Aproveché la cercanía y le impedí retirarse por completo, pues alcancé a tomar su mano con delicadeza, apenas en el pliegue de sus nudillos, como hacían en las pelis para ayudar a las damas a subir y bajar de los carruajes.

—Ya se acaba el receso, en efecto.

La rodeé con movimientos amplios, instándola a girar sobre sus talones, y la atraje con suavidad hasta quedar frente a la puerta de la 3-2. Aún sin soltar su mano me incliné hacia ésta y suspendí los labios a pocos centímetros de su piel, sin realmente tocarla y con el otro brazo en mi espalda. Permanecí allí muy brevemente y me erguí.

—Esa será una historia para otra ocasión. M'lady —la saludé, soltándola, y le dediqué una sonrisa entre serena y confiada, abandonando el teatro—. Take care, Pinky.

Volví a rodearla, sólo que esta vez pasé cerca de ella y finalmente entré a la 3-1. Navegué el espacio hasta mi asiento y me dejé caer allí, relajando la espalda.

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Post trucho para cerrar cuz tengo poco tiempo but i wanted to (!)

Gracias por caerme con pinky, fue un divague y me divertí mucho JAJAJA its always a pleasure ligarme gente smoothly uwu7

 

Tonterías más y tonterías menos, después de mi reclamo no me dejó volver a mi espacio, me tomó la mano con delicadeza, todavía montado en el vagón del caballero, y me rodeó, instándome a girar, hasta que acabó guiándome a la puerta de la clase infame, quería decir, de la 3-2 En todo el numerito mantuve una sonrisa en el rostro, suave, pero la misma satisfacción que había sentido al recibir su atención antes me alcanzó el cuerpo.

Se montó el numerito hasta el final, con la inclinación a mi mano y toda la cosa. Tuve que contener la risa porque no sería yo quien le arruinara la actuación que lo haría llevarse el Oscar de este año, así que para cuando dejó ir mi mano fingí el pesar más grande de mi alma al saber que la historia, obviamente, quedaría para la próxima ocasión.

—I'll be waiting —dije sin conferirle una cuota de pensamiento y le sonreí cuando cortó el espectáculo, repitiendo sus palabras—. Take care.

Entré a la clase bastante tranquila, recorrí el espacio sin prisa de ninguna clase y noté al otro pelirrojo del salón hablando por teléfono, tenía pinta de que era su madre o algo, estaba hablando en inglés a velocidad. No había reparado mucho en él, la verdad fuese dicha, pero cuando entré sus ojos acabaron por encontrar los míos y hubo un instante de confusión absoluta, pero supe quién era y me di cuenta que él supo quién era yo.

No se suponía que el mundo fuese tan pequeño, no cuando uno dejaba un pueblo diminuto para meterse entre tantos edificios.

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imagina no contestarle a este muchacho cuando mi corazón siente cositas *c infarta*

it was my pleasure <3 me divertí un montón JAJAJS entre el divague y el ligue todo smooth im: satisfied

 

Al final me contó que su mamá había sido la autora de las galletas, producidas en masa y repartidas entre sus amigos. La mención me hizo preguntarme a cuánta gente le habría obsequiado, considerando que yo, en sí, no me consideraba una amistad suya. ¿Era insensible de mi parte? Quién sabe. Si acaso no lo hacía con mala intención. Me costaba lo suyo ponerle etiquetas importantes a la gente a mi alrededor, como si ahorrarme la pegatina fuera un mejor plan a largo plazo.

—Ah, cooking as a coping mechanism, I know that one —dije junto a una risa, aunque fuera medio broma, medio verdad—. El problema de errarle a las proporciones es que luego recuerdas que no tienes un horno industrial y quedas como esclavo horneando tanda, tras tanda, tras tanda, tras tanda.

Con cada "tanda" se me fueron colando risas breves, los cuales acompañé, de por sí, con movimientos cortos de cabeza. Luego de eso volvió a mencionar a su mamá, y en cierta forma sentí el cariño subyacente. Fue bastante bonito, nostálgico también, y cuando aprobó mis brownies noté que mi sonrisa ya se había suavizado.

—Bueno, eso es un honor —murmuré, sincera, y sentí la vibración del móvil en mi bolsillo—. Ah, sí. Tengo ni uno, ni dos, sino tres hermanitos. Opiniones de los postres nunca faltan, te lo aseguro. ¿Y tú? En cierta forma tienes cara de hijo único.

Mientras hablaba había buscado el aparato con la mano; tenía la costumbre de revisar enseguida lo que me llegara sólo por si era una emergencia o algo importante de papá. Entre el estado de salud delicado de la abuela y la condición de Danny podían ocurrir muchas cosas. Miré la pantalla y por un segundo el corazón se me detuvo al leer lo que Arata ponía. ¿Se había dado cuenta? ¿Tan rápido? Eso era... algo vergonzoso. Y aburrido, también.

También te extraño.​

Lío mental a un lado, esas tres palabras me bañaron el cuerpo de una calidez ridícula y sonreí. A los pocos segundos fui consciente de que iba con Cayden y pretendí neutralizar mi semblante, carraspeando ligeramente la garganta.

—Sorry, give me a sec —le pedí rápidamente, e intenté tipear lo más veloz que pude. La tecnología y yo no éramos mejores amigos.

Acepto el aventón
Sólo si tú aceptas tomar el té en casa antes de irte

Ignoré por completo la cuestión que implicaba directamente a mi notita porque me seguía dando algo de vergüenza. Bloqueé el móvil, lo regresé a mi bolsillo y devolví mi atención a Cayden.

—By the way... —murmuré, haciéndome la tonta, como si no llevara pensándolo desde que lo vi abajo—. Quizá tenga un favor que pedirte, pero sólo si realmente no tienes problema con eso. No quiero que te sientas obligado a aceptar, ¿vale?

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taba escuchando ceilings de lizzy mcalpine y lo de los mensajes me puso re suavecita *sobs*

 

No era demasiado consciente de lo mucho que hablaba de mamá, pero tampoco era raro, mi mundo de niño mimado había girado alrededor de tres personas por un buen tiempo hasta que aparecieron los demás y me fui un poco a la mierda, pero esos eran detalles. En general, si me sentaba a pensarlo de los cuatro gatos de los que hablaba lo hacía con genuino cariño, si sacábamos de la ecuación el asunto con Arata. Era lo que era y ya.

El trozo de espejo que no reflejaba un monstruo sin forma.

Tampoco le di mucha cabeza a la manera en que dije las cosas, no me había parado a pensar si la consideraba una amistad o lo que fuera, pero había sido buena conmigo, se había disculpado y parecía una chica dulce, maternal. No vi daño en incluirla en mi repartija como tal y supuse que ella no veía daño en saberse incluida, por los motivos que fueran.

Mencionó lo de cocinar como coping mechanism, algo que había pensado yo mismo, aunque igual limité un poco mis reacciones porque sentía un dejo de culpa por saber que la inquietud de mamá venía de mí. No quería decir que fuese mala como tal, no me sentí juzgado, cuestionado ni rechazado por ella, pero su inquietud anunciaba una preocupación que puede que ni ella entendiera bien. Quizás solo era energía residual de una ansiedad que había sentido por años y de la que la había liberado por fin.

—Oh Lord, I swear. It was endless. —Me quejé cuando ella terminó de añadir tandas a la lista—. Hay unas un poquito quemadas, ya de cansancio creo que nos descuidamos. No las mires mal, están hechas con el mismo cariño que las no quemadas, te lo juro.

También dijo que los brownies aprobados eran un honor, la tontería me estiró una sonrisa bastante suave y le presté atención cuando me respondió la pregunta que le hice. Resultó que tenía tres hermanitos, lo que explicaba bastante mejor ese aire maternal y paciente que notaba en ella; ya de paso me regresó la pregunta, dijo que tenía cara de hijo único y se me escapó una risa por la nariz.

—La próxima traigo más galletas, para que les puedas llevar a tus hermanitos —dije mientras enlazaba las manos tras la espalda un instante en lo que seguíamos caminando. Le respondí lo demás unos segundos después, tragándome la gracia—. I kinda look like a spoiled kid, right? Pero lo soy, sí. Hijo único, quiero decir.

Puede que mimado o malcriado lo fuera en más de un sentido, de hecho.

Noté que había buscado su teléfono mientras tanto, así que cuando revisó los mensajes no me sorprendí, aunque noté su sonrisa y sentí que volví a comerme un show solo por aproximación. No creí fuese Mason, tampoco asumí que fuese Arata, solo pensé que quizás al final del día todos sonriéramos de la misma manera en ciertas circunstancias. La verdad pensé que todos merecíamos sonreí por un mensaje o por tonterías similares. Igual estaba exageradamente sensible todavía, ni idea.

De la manera que fuese, cuando se excusó un momento negué suavemente con la cabeza, restándole importancia. No me molestaba en lo más mínimo que contestara mensajes, aunque me dio la sensación de que typeaba un poco más despacio que el adolescente promedio o quizás el numerito de Sonnen de ayer me había dejado con la idea de que cualquier podía escribir en modo Toretto con la fuerza de voluntad suficiente.

Al volver la atención a mí soltó que quizás tuviera un favor que pedirme, lo que fue bastante abstracto en sí mismo, me dijo que solo si no tenía problema y que no estaba obligado a aceptar. No tenía una cosa que ver con la otra, no en mi cabeza a la que le faltaba información, pero recordé que había invocado a Arata valiéndome de su sentimiento de deuda hacia mí y fui consciente de que no sentía eso hacia Sasha. Quería decir, no sentía que le debiera algo.

—No tengo problema —contesté sin más, dedicándole una sonrisa, y avancé un poco en el pasillo, aunque acabé por apoyar la espalda en la pared frente a los salones—. Aunque no sé muy bien qué clase de favor imaginar que necesites de mí.

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bastaaa no conocía esa canción and now im almost crying *sobs forever*

no tenía manera de colarlo en el post con Cay, so voy a ver en qué otro momento puedo colar la respuesta de Arata en otro sitio, pero te adelanto que va a aceptar obvio duh bro is so weak to her i cannot explain it