Pasado sin Tiempo. Ella quería amar, ser una mujer pero nació con la sangre de una miko. Era tan delicada, tan fina, tan frágil, como una pequeña ave atrapada en las ramas más altas de un pino sin saber volar. La perla era su deber no su opción y eso lo aceptaba, a pesar de su fría mirada y su lento caminar su mente siempre fantaseaba con ser una humana normal y corriente, pero cuando veía el rostro asustado de los aldeanos cuando una de esas bestias se acercaba, sus emociones volaban como mariposas en ella. Sacando de su aljaba de madera una flecha tan elegante y frágil como su dueña, se planta frente al enemigo; tensa su arco, cierra su ojo derecho apuntando y dispara. Una flecha de luz sale disparada de sus manos atravesando al enemigo y volviéndolo polvo. Ella sabe que solo vienen por la perla que se halla en el pueblo, cuantas veces no pensó en sacarla del pueblo e irse con ella, pero ¿Qué les pasaría a los aldeanos? Fue allí cuando apareció ese hanyou ese ser que debería aborrecer, pero no pudo porque aun, aunque sea una mitad era humana y ella protegía a los humanos. Él era tan extraño, parecía un niño asustado. Era alguien que había sufrido una fuerte niñez, un niño que no quería poder para matar muy a pesar de lo que él dijera, solo quería pertenecer a un lugar. El tiempo pasó y no pudo evitar verlo como un ser como ella, alguien atrapada, comenzó a amarlo. Ya no podría ser que ella se fuera y él quedara protegiendo la aldea, lo quería junto a ella. Ese bandido se enamoró de ella, pero ella ya amaba a otro ser, amaba a su hanyou “Inuyasha” su rabia lo cegó y vendió su alma a todos esos youkai de bajo poder. Que idiota fue, debió hacerle caso a su Hanyou de no curarlo y dejarlo morir, pero ella no era así, por eso lo pagó. Pagó con su vida y la de él. Una flecha en su corazón y una garra en el suyo. Creyó que quemando la perla con ella la perla desaparecería y todo sería calma. —Hermana —una voz rasposa pero suave. —Kaede —murmuró la menor para ese momento. Dándose vuelta, dejando de ver su aldea. Sus serpientes llegaban con almas para ella, seguía tan frágil y elegante —No pude, no pude protégelos. Kaede, su hermana menor, ahora una anciana se acerco a ella y la abrazo, la acurruco en sus brazos como ella solía hacer en las noches luego de un ataque al pueblo —Todo estará bien, hermana. Ella amaba a su Inuyasha, pero sabia que ya no era su tiempo, era el de ella, su reencarnación. No, no era el tiempo de ninguna de las dos, pero el tiempo de amar si. Egoísta, si lo era; debía de serlo, al menos ya no vivía, pero la bondad seguía en ella, el amor, amor por todo lo que podría cuidar. Por más muerta que estuviera, que no sintiera dolor físico, sentía en su alma y espíritu. Quería pasar tiempo con su único amor, antes de matar, de ensuciar su alma totalmente con la sangre de aquel que se hizo pasar por su amado, aquel que destruyo su futuro y el de muchos, ese bandido que vendió su alma. —Kaede. —susurró alejándose de su de su hermanan menor —Cuídalos, no dejes que su corazón se manche —la menor abrió su ojo pero asintió y su hermana fue elevada a los oscuros cielos por sus serpientes, ella solo la observo irse, como un ave aprendiendo a volar. Cierto era una bruja con su reencarnación, pero era para fortalecerla, a su espíritu igual, así cuando ella ya no estuviera en este mundo, sería Kagome quien protegería lo que ambas amaban, esa tierra llena de seres distintos. Ella, Kagome, que vive por sus creencias y no por las inculcadas, se enorgullecía de que ella fuera su futuro. —Al menos hice algo bueno —miró a su derecha a una de sus serpientes —Lo que tus ancestros hacen se refleja en su presente. —miro abajo, una Cazadora de demonio, un monje, un demonio zorro, una sacerdotisa del futuro y un hanyou —Singular…
Hola, me gustó bastante tu texto. Verdaderamente, noté algo de OoC por parte de Kikyô (es decir, no la veo cediendo de pronto, no lo sé). Además de algunas fallas en tu ortografía y puntuación. Pero, fuera de ello, me llamó la atención que la sacerdotisa reflexionara sobre lo que había sido su vida y, por fin, realizara una tregua con su reencarnación. También me gustó el hecho de que todo lo que ella hubiese hecho "en contra" de Kagome hubiese sido para fortalecerla. Al final, me dejaste con una sensación de paz y satisfacción, dejándome ver lo buena persona que es Kikyô a pesar de los errores que haya cometido (a todo mundo le pasa). Saludos <3
Lo amé. Cada palabra (así se repitiese porque eso pasó), la amé. Sentí que el escrito se grababa en mí con gracia, de una forma elegante que me agradó tanto. Vi pequeños errores, mínimos, que son realmente opacados por tu manera de expresarte (acentos en pasado debo aclarar). Adoré la parte en la que mencionas a Inuyasha como un niño asustado, lo vi tan acertado. Como si diera en el clavo. Me encanta que dieras a entender el por qué Kikyô trata de ésa forma a Kagome. Tan adecuado para ir en contra de éstos pensamientos de bashing que se aborrecen. Que le dieras un momento a las hermanas me gustó mucho, ése sentimiento de culpa que posee la chica a dejar desprotegidos a los aldeanos, simplemente sentí mi corazón achicado de alegría y a la vez de ternura. Saludos.