Yu-Gi-Oh! Parte de mi (Yugi/Yami) [oneshot]

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por montsehinata, 20 Septiembre 2010.

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    montsehinata

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    Parte de mi (Yugi/Yami) [oneshot]
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    Parte de mi (Yugi/Yami)

    Se tiró a la cama y unas lagrimas rodaron sus pálidas mejillas, lo extrañaba demasiado, le era casi insoportable estar separado de él; ¿Por qué se había ido? ¿Por qué lo había dejado solo? En todo momento lo escuchaba en su cabeza, lo veía en sus sueños y sentía su tacto en su imaginación, se sentía solo, desarmado y vulnerable. Sus amigos no lo podían comprender, jamás lo harían, ellos habían sido durante esos últimos años uno y al haberse ido Yugi sentía como si una parte de él hubiera sido arrancada de golpe y aun no lograba cicatrizar.

    -Yugi. ¿Te encuentras bien?- le preguntó su abuelo al otro lado de la puerta preocupado, calor que no estaba bien pero el chico de 17 años no quería preocupar a su ser más querido. - ¿Puedo pasar?-

    -Estoy bien abuelo.- intento disimular una voz fuerte. – Solo…estoy cansado.-

    -Si necesitas algo estaré en la tienda. – era obvio que su abuelo sabía que Yugi no se encontraba bien pero también estaba consciente de que no había nada que él pudiera hacer para ayudarlo.

    Yugi siguió recostado en su cama después de casi una hora de llorar, ya no le quedaban lágrimas pero aún sentía ese vacío interno que no lo dejaba descansar. Intento cerrar los ojos y dormir algo pero le fue imposible, cada vez que cerraba los ojos lo veía a él, tan lleno de confianza, de vida, de sabiduría que lo obligaba a volver a abrir los ojos.

    -¿Yugi?- era Tea esta vez, se escuchaba preocupada, Yugi también logro percibir la respiración de sus otros dos amigos, esta vez Yugi no respondió.

    -Por favor Yugi.- suplico la chica mientras intentaba abrir la puerta, un esfuerzo en vano, la puerta estaba atrancada y el chico estaba demasiado sumido en su tristeza para poder abrir y ver a sus amigos de tantos años. Después de unos segundos escucho como sus amigos bajaban las escaleras casi sin hacer ruido; parte de Yugi se sintió más tranquila pero la otra se sintió aún más vacía y triste.

    -¿Dónde estás?- se preguntó a si mismo tratando de ver si podía percibir alguna escancia de su amigo que se hubiera quedado rezagada. En eso sintió como unas yemas rozaban su brazo con suavidad. Yugi se volvió pero no vio nada, su imaginación, de seguro, le había gastado otra broma pesada. En eso escucho su voz a lo lejos, como un susurro. Yugi cerró los ojos tratando de entender las palabras pero eran tan suaves que no entendía nada, su amigo lo llamaba, Yugi lo sabía, lo podía sentir. Después de unos pocos segundos la voz se apagó y el volvió a abrir los ojos. Al no ver nada una nueva sensación de vacío lleno al chico como si su corazón hubiera dando un vuelco; no era real, nada lo era ya, solo existía su imaginación. Se volvió a recostar sobre su cama y esta vez logro quedarse dormido.

    En su sueño lo podía ver de nuevo, no traía puesta la ropa de faraón; en vez de eso utilizaba la ropa con la que había luchado durante tantos años. El se acercó a Yugi y lo miro con una sonrisa delicada y honesta.

    -¿Me escuchas?- le preguntó con ironía, Yugi asintió con la cabeza. -¿Puedes sentirme?- le susurró en el oído como mil veces lo había hecho antes para aconsejar al portador del rompecabezas.

    Yugi sintió como unas lágrimas resbalaban por sus mejillas una vez más mientras él lo rodeaba con sus fuertes brazos, de pronto sintió necesidad de tenerlo más y más cerca, su respiración se agito de pronto y su corazón comenzó a latir como loco.

    -Siempre supe lo que en realidad sentías.- le dijo a Yugi mientras lo obligaba a verlo a los ojos, su sonrisa era franca y al mismo tiempo burlona y divertida. – Y ahora no tengo mucho tiempo restante.-

    -¿Qué?- susurró Yugi confuso pero Yami lo silencio con un beso que Yugi había esperado por más de tres años. Poco a poco el beso se fue intensificando, ninguno de los dos querían separase, pero el reloj seguía su curso y el tiempo poco a poco se agotó. Los dos se separaron con las mejillas sonrojadas y la respiración entrecortada. Fue en ese momento que lo vio como en verdad era, con su ropa de faraón y todos los artículos del milenio, era tan bello como lo recordaba, hasta un poco más que antes ya que un halo de luz cubría todo su cuerpo y sus ojos tenían un brillo especial.

    -Yami.- susurro el chico boquiabierto, el aludido sonrió con dulzura y le acaricio la mejilla mientras le secaba una lágrima.

    –Yami.- volvió a repetir el chico sin querer aceptar la realidad, a cada segundo que pasaba el faraón se iba consumiendo cada vez más, poco a poco su voz se fue suavizando hasta quedar reducida a un murmullo casi inaudible.

    -Yami.- su imagen desapareció por completo de la vista del muchacho y el murmullo despareció tal cual como había llegado. Yugi cayó de rodillas al suelo y cerró los ojos con fuerza; rozo sus labios y tarto de recordar el beso, trato de revivir el momento, trato de que la imagen de

    Yami reapareciera y le dijera que iba a volver con él para siempre.

    - ¡NO¡- gritó el chico con dolor.- ¡Yami!-

    Al abrir los ojos se dio cuenta que se encontraba en su cuarto, que todo seguía igual excepto que el sol ya se había puesto. Todo había sido un sueño, Yami no había regresado y nunca lo haría.

    -Te amo.- susurró el chico en medio de la penumbra.- Te amo.- lo repitió hasta el cansancio esperando que él lo escuchara, que él volviera, que él lo amara.
     
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