–Parece que va a llover… –Pff, ¿crees que no me di cuenta antes? –El oscuro cabello de la pequeña ondulaba detrás de ella mientras se mecía en el columpio y miraba con desdén a su hermana mayor. –Cor… –La chica le miró, amenazante y frunciendo el ceño, a lo que Cor contestó mostrando la lengua. –Papá se fue de nuevo a trabajar a estas horas, y sabes que me molesta, así nadie puede leerme un cuento. –Los ojos de Cor comenzaron a llenarse de lágrimas mientras hacía un puchero y miraba fijamente a su hermana. La chica negó, y tomó asiento sobre el pasto. –Yo no voy a leerte nada, con papá funciona, pero conmigo no, quita esa cara. –Qué pesada eres… –Cor bajó de su columpio, y se recostó en el pasto a su lado–. Rose, extraño a mamá, no puedo mirarla por culpa de esas tontas nubes… –Yo también la extraño –Rose se acercó a su hermana pequeña para acariciarle el cabello, y sonreírle–. Tal vez las nubes se vayan. –Me quedaré dormida para cuando eso ocurra –La chiquilla giró sobre su cuerpo para recostarse encima de su costado y mirarle de frente–. Mamá es la estrella más hermosa y brillante de todas. –Lo es, linda –Rose sujetó a Cor de los brazos, y tiró de ella para levantarla y recostarla como un saco de patatas en su hombro–. A la cama, mamá siempre te mandaba a la cama a esta hora. –Pero, antes de ir a la cama, siempre la veía… –Cor no opuso resistencia, así que el camino a la cama, comparado con otras ocasiones, fue rápido y tranquilo. –Sabes que ya no es así… –Lo sé… –Frunció sus pequeños labios, tirando de su manta ya que se encontraba encima de su cama, y Rose besaba su frente–. Si tú te quedas despierta más tarde, y las nubes se van, deséale buenas noches a mamá por mí… Desde que su madre murió, papá había consolado a la pequeña e ingenua Cor diciendo que su madre era una persona tan hermosa y pura, que debía ser una estrella, y en realidad no había muerto. Escuchar esas palabras en Cor, formaron un nudo en la garganta de Rose, quien sonrió suavemente, y asintió, dándole a su hermana el beso de buenas noches. –Y le daré tu beso de buenas noches… –¡Sí!, eso sería genial, seguro está contenta allá arriba, aunque creo que algún día se cansará de estar todo el rato allá. –Bueno, bueno, duérmete… –La mirada de Rose ya había comenzado a cristalizase, y si le escuchase un poco más, terminaría por llorar. Cor giró sobre su pequeño cuerpo para encarar su ventana, percatándose de que en el exterior comenzaba a llover, y lanzó un beso al aire, –Cuando esas tontas nubes se vayan, y tú dejes de llorar, mi beso llegará a ti, buenas noches, mami.
Owww, qué triste relato. Siempre es muy duro perder a alguien en la muerte, pero me parece que cuando el ser querido que se va deja descendencia en una edad tan tierna como aquí, es simplemente arrollador. Dentro de todo el dolor de las protagonistas puede verse esa esperanza al creer que su madre está en el cielo embelleciéndolo. Es tan dura la realidad la pérdida que a algo deben aferrarse. La parte final, esas palabras que dice Cor fueron muy emotivas. Su mamá llora manifestándose en la lluvia, pero tiene la certeza que su beso le llegará. Qué tierno.