Saint Seiya Pacto

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Arkannos, 28 Noviembre 2022.

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    Arkannos

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    Escritora
    Título:
    Pacto
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2585
    Antes que nada, esta historia nació gracias a que vi la película Saint Seiya: Guerreros de la última guerra sagrada y por desvelarme a lo tonto viendo videos de exploraciones en panteones :l

    Ya saben, me tomo varias licencias artísticas y perdón por las incongruencias respecto a la miopía. Estuve buscando información por horas y en lugar de aclararme la mente me confundí más y más.

    Los personajes canónicos pertenecen a Masami Kurumada, el no canónico es de Toei.

    Advertencias: Personajes OoC, un personaje no canónico de Saint Seiya (Para mí no lo es xD), horror (ligerito), muerte de un personaje, asesinato, pactos de dudosa aceptación y que a mi parecer están muy raros... Bueno, solo diré que no creo que el verdadero Lucifer acepte ese tipo de convenios (-_-)

    Este fic participa orgullosamente en el #TrickorTreatSaintWeekDMSL organizado por Draw Make Slash Lev :D

    Tarde (muuuuuuy tarde) pero seguro (?)

    Pacto
    Por lo que estás pidiéndome tienes que pagar un alto precio... —murmuró en voz baja, en ella se podía distinguir la alegría que sentía en esos momentos al estar apunto de cerrar un trato jugoso.

    Estoy dispuesto a hacerlo. —respondió con seguridad.

    Entonces, tu alma es mía.

    Emm... ¿Me dejas pensarlo unos momentos más?

    —... No.

    —X—​

    Hace días que no veía con claridad. Ya fuera de lejos o de cerca, su visión se había estropeado de la noche a la mañana ¡Y es que así paso!

    Su problema empezó el lunes de esa semana. En cuanto abrió los ojos descubrió que estaba medio ciego, cosa que paso en menos de veinticuatro horas, pues todavía el domingo veía mejor que cualquier águila.

    No le tomó importancia, atribuyó su inusual falta de visión con su recién despertar y las lagañas. Procedió a levantarse y tomarse un relajante baño, pero con forme pasaron las horas, se dio cuenta que no hubo mejora alguna.

    —¿Estás bien? —le preguntó Aioros esa mañana, al ver que se tallaba los ojos una y otra vez.

    —Creo que no, no distingo nada. —farfulló, tratando de enfocar su mirada en la mancha borrosa que se les aproximaba. Por la voz supo que era el hermano del arquero.

    —Deberías ir con un médico.

    —Si, Potra, así lo haré.

    Y no lo hizo. Y no hubiera ido, de no ser por Saori que decidió llevarle a la fuerza con un oculista. Ahora estaba ahí sentado, en un cuarto blanco con un fuerte olor a desinfectante y con su Diosa a su lado, la cual le daba unos ligeros apretones en el hombro en señal de apoyo.

    La niña le obligó a ir después de golpearse en repetidas ocasiones con el marco de la puerta, tropezar con las personas, casi caerse por un barranco y estar apunto de morir a manos de un enemigo que estuvo a nada de asestarle un mortal golpe.

    Después de los necesarios estudios a los que fue sometido, el especialista dictaminó que padecía una severa miopía.

    —Usted necesita estos lentes. —dijo el oculista, mirándole con compasión, o eso quiso pensar, porque no distinguía sus facciones. Por el sonido de su voz se podía saber que era un hombre ya entrado en edad —Tiene miopía avanzada, demasiado avanzada. —informó. Brincó ligeramente cuando el hombre le puso con delicadeza los lentes que por el resto de su vida tendría que usar.

    Jadeó sorprendido al ver nuevamente con claridad y la pequeña alegría que sintió se fue por la borda en cuanto el hombre puso frente a él un espejo, los lentes eran toscos y ¡De culo de botella! La montura era de pasta negra y redondos ¡Ahora era una copia exacta de Harry Potter!

    Ya se imaginaba las burlas que iba a recibir por parte de sus hermanos de armas.

    —No los quiero. —le dijo al cabo de unos minutos de analizarse en ese jodido espejo.

    Antes de que se los quitara, Saori le tomó de las manos impidiéndole tal acción.

    —No es si los quieres o no. —la voz autoritaria que empleó no daba derecho a réplica —Los vas a usar si o si, ya mas adelante veré si puedo costearte una cirugía.

    —Si pudieras costearla de todos modos no la pagarías, tacaña. —contestó enojado —¡No quisiste pagarme la consulta con este viejo! —señaló al doctor, que frunció el ceño ofendido —Esto fue a cuenta de mis próximas quincenas, no te hagas. Y ya esta dicho, no quiero los jodidos lentes. —se alzó de golpe de la silla, se quitó los lentes y los dejó sobre la mesa —No seré la burla de nadie en el Santuario. —proclamó con orgullo y dignidad.

    Si tenía que vivir ciego lo haría, faltaba más. Se dio la media vuelta y con su regio porte caminó con velocidad hacia la puerta.

    —¡Géminis! —gritó Saori —Estas actuando como... ¡Cuidado con la...!

    Pared...

    Se dio tan fuerte contra el concreto que cayó sobre su culo al suelo. Se llevó ambas manos a la nariz y ahogó un quejido. La sangre empezó a escurrirle con velocidad, y el metálico sabor inundó su boca, provocándole una mueca de asco.

    ¡Lo que le faltaba! Ahora aparte de ciego, tendría la nariz chueca.


    —X—​

    Por favor... —suplicó, juntando ambas palmas y tratando de hacer la mirada mas tierna y dulce, pues su existencia -más bien, su sucia y pervertida alma- dependía de ello.

    El peliblanco alzó ambas cejas, sin perder su semblante mortalmente sereno. Ese guerrero tenía unos atractivos ojos, no lo iba a negar.

    Tienes unos ojos que mataría por poseer. —le informó.

    ¿Mis ojos? Si, son bonitos, pero ya no están en buenas condiciones, padezco astigmatismo. Los de mi hermano están en perfecto estado, ese loco ve hasta una pequeña pulga a kilómetros de distancia.

    Yo padezco miopía, tengo que usar lentes. —sacudió la cabeza ¿Cómo fue que le contó algo tan personal a ese muchacho? —No cambies el tema, mortal... Y ya te lo dije; es tu alma o nada.

    El joven sonrió, en su afilada mente ya se había formulado un trato mucho mejor.

    ¿Y si te doy algo mejor que mi alma, Saitine?

    ¿Qué puede ser mejor que un alma? Y no me llames así, mi nombre es Lucifer.

    Dices que tienes miopía ¿verdad? ¿Qué tan avanzada está?

    El ángel caído entrecerró la mirada, molesto.

    Que te importa.

    ¿Y si te doy la vista de mi hermano a cambio de lo que te pido?

    Lucifer soltó una fuerte carcajada.

    Es la primera vez que un mortal me entrega un ser querido a cambio de un favor... Muchos por lo general me dan su alma por sanar a sus familiares y extenderles la vida.

    Te estoy entregando su vista, no su alma.

    Esos tratos no son válidos.

    ¿Quién lo estipula?

    Yo.

    Entonces tu puedes pasarlos por alto ¡Vamos! —exclamó, alzando ambas manos al cielo —No me digas que quieres ser miope por toda tu existencia ¿Acaso quieres perder la valiosa oferta que te estoy ofreciendo?

    No...

    ¿Entonces, tenemos un trato? Aprovecha ahora, porque me puedo arrepentir y jamás tendrás una oferta tan maravillosa como esta.

    Muy bien. Tomaré la vista de tu hermano y el quedará completamente cie...

    Antes de que terminara la oración, le interrumpió.

    No, no, no, no quiero que le dejes ciego, solamente déjale el problema que padeces tu.

    Eso no es un buen trato...

    Mmm... —se rascó la barbilla y golpeó varias veces con la punta del pie el suelo, estaba inquieto —Bien, bien... Te doy la vista de mi hermano y un alma... Pero no sería cualquier alma, esa simple alma vale por 108 almas. —y como no ¡Si la alma que iba a ofrecer era quien llevaba la fiesta a donde quiera que fuera! Mas bien llevaba el alcohol, así que eso contaba como ser el alma de la fiesta.

    Lucifer se inclinó hacia delante muy intrigado.

    Te escucho.

    —X—​

    Al entrar a la sala principal dejó su maleta sobre la mesilla y se sentó en su sillón. Suspiró pesadamente, hace menos de una hora había llegado al Santuario y todas las miradas recayeron sobre él, precisamente en su rostro, y sabía que no solo era por la jodida cinta que tenía en la nariz. Incluso los más osados como Aioria y Milo se habían reído en sus narices por sus singulares lentes.

    Ahora se enfrentaría al peor de todos y que lamentablemente vivía con él. Tendría que soportar sus burlas y comentarios estúpidos.

    Se alzó de su lugar y emprendió camino a la habitación de Kanon. Al llegar a la puerta, parpadeó perplejo, dentro del cuarto se podía escuchar una televisión.

    Una televisión que sabía Kanon no poseía.

    Dio un ligero golpe en la madera y sin esperar respuesta entró.

    —Ya llegué.

    Kanon simplemente asintió con la cabeza y continúo jugando con la PlayStation. Aunque no era cualquiera, esta PlayStation estaba bañada en oro ¡En oro! y la televisión era una Titan Zeus ¡Una maldita televisión de 1.2 millones de euros!

    Saga parpadeó varias veces, sin creer lo que veía. Paseó su mirada por el cuarto y se topó con muchos cambios; la cama era nueva, en la pared había tres pinturas de Vincent van Gogh que reconoció de inmediato, un montón de bolsas con ropa de marca y en el escritorio estaba una MacBook ¡Esa era la habitación de un millonario!

    —¿De dónde sacaste todo esto? —preguntó asombrado por ver tantas cosas tan caras en un mismo lugar, y que ese lugar fuera su humilde casa —¡Ya Kanon! ¡¿De dónde sacaste todo esto?! —gritó, poniéndose en su campo de visión y arrebatándole el control inalámbrico.

    Kanon abrió la boca rápidamente para protestar, pero cualquier cosa ingeniosa que fuera a decir se le olvidó en cuanto contempló a Saga; Los lentes de culo de botella hacían que sus ojos verdes se viesen grandes y saltones. Ese nuevo accesorio en su gemelo le quitaba toda la seriedad que poseía. Hizo lo que cualquiera en su lugar haría; Reír.

    —¿Vas a usar esos? ¡Te vez tan gracioso!—se carcajeó, llevándose ambas manos al estómago.

    —Sí, voy a usar estos. Y deja de decir que me veo gracioso, o te parto la jodida cara, Kanon. —bufó, sintiendo su mal humor aumentar —Ahora dime ¿de dónde diablos sacaste todo esto?

    La risa de Kanon se detuvo en cuestión de un segundo.

    —Emm... —su mirada se perdió en un punto de la pantalla, donde estaba un zombi devorando a su avatar ¡Demonios! Había perdido su avance —Me los dio Julián... ¡Si! Me los dio Julián —Saga alzó ambas cejas, no creyéndole —Se compro nuevas cosas y como me quiere mucho me obsequió lo viejo a mi... Y ya sabes como son los riquillos, siempre están humillando a los pobres.

    —Sinceramente no te creo.

    —¡Es verdad lo que te digo! —gritó —Me los regaló y también les dio otras cosas a las otras Marinas. Es mas —de su bolsillo saco un iPhone 14 pro —llámale a Sorrento y pregúntale. —rogó internamente que eso no pasara, porque el joven Solo era mas codo que Saori, ese hombre no les regalaba ni un solo chicle.

    Saga miró del teléfono a su hermano, se cruzó de brazos y negó con la cabeza. No estaba de humor para tratar con los colegas de su gemelo y mucho menos quería iniciar una investigación, si Kanon decía que Julián se lo regaló, se quedaría con esa versión.

    —Bien, te creo. —dicho eso, se dio la media vuelta, en dirección a la salida —Me iré a dormir un rato, estoy muy cansado.

    Kanon, al verse libre de problemas, respiró con tranquilidad y se desplomó contra la cabecera de la cama, sintiendo una paz enorme.

    —Si Saga, descansa.

    En cuanto la puerta se cerró, Kanon palpó de manera inconsciente el colchón. Entre el colchón y la base, estaban miles de billetes y varios cheques con sumas obsesivas de dinero. En el baúl que estaba a los pies de la cama había monedas de oro y plata, al igual que collares y muchas cosas más de valor que nadie podría imaginarse. Y que decir del inmenso tesoro que escondió en el pilar del Atlántico Norte.

    Una sonrisa curvó sus labios. Ahora él era el hombre mas rico del mundo. Y eso que el trato solo lo quería hacer por una pizza de pepperoni y una cajita feliz de McDonald's.

    Ahora tenía todo el dinero que pudiera imaginar a cambio de la vista de Saga y el alma de su mayor enemigo.

    Y también era dueño de la famosa cadena de comida rápida.

    —X—​

    —¿Dónde carajos estoy? —espetó Rhadamanthys, levantándose del frio suelo. Su cabeza le dolía demasiado y todo lo que recordaba era el jodido bar donde se vio con Kanon para limar asperezas. Se habían tomado unos cuantos tragos de whisky con el peliazul.

    Miró a su alrededor y vio las ruinas de lo que en su tiempo era un templo magnífico; El famoso Pandemónium. A su alrededor había fuego y se escuchaban gritos desgarradores, al igual que latigazos.

    Apostadas al lado de las escaleras que daban al trono, había unas gárgolas de tétricos rostros talladas en piedra y hasta el fondo estaba una imagen de Satanás, de brazos cruzados y con unos enormes cuernos. Alzo sus dorados ojos y contempló al hombre de cabellos blancos, ojos lilas y de inmaculadas alas blancas. No hacia falta que se lo presentaran, a ese ser inmortal lo reconocería en cualquier sitio; Era Lucifer, el rey de las tinieblas.

    —Kanon me dijo que me daría el alma de su mayor enemigo. —la voz del demonio resonó en todo el lugar —Jamás pensé que ese enemigo sería uno de los fieles sirvientes de mi compadre Hades.

    —¿Cómo dice? —preguntó confundido —¿Un alma? Pero si yo estoy...

    —¿Vivo? —le interrumpió el ángel caído —Lamento decirte que no, Kanon cambió tu alma por riquezas y para obtener tu alma te asesinó. —el juez del Inframundo boqueó, como un pez fuera del agua —Si quieres saber cómo fue tu muerte, te diré solamente que ese manipulador de Dioses utilizó una cantidad exorbitante de somníferos en tu bebida y dejó tu cuerpo a orillas del castillo Heinstein. Que te quede de consuelo que tendrás un digno entierro.

    Rhadamanthys se quedó petrificado, no sabia que decir ni que hacer. Podía llamar a su señor Hades para que arreglara todo ese enredo, pero antes de que lo hiciera, dos seres aparecieron de la nada, ambos eran de un brillante color rojo, con cuernos y cola, con rudeza le tomaron de los antebrazos.

    —Pero ¿Qué diablos?

    —Bueno, Rhadamanthys—aplaudió Lucifer, sonriendo con maldad —Bienvenido seas al Infierno.

    —Fin—
    Saitine es una referencia a la película de Ralf el Demoledor xD

    Bueno, espero les haya gustado esta breve historia que me estuvo atormentando desde el mes pasado, pero que por trabajo, escuela (¡Estoy estudiando! Bueno, apenas voy a empezar) y mi intento de vida social, no pude entregarles en las fechas de Halloween.

    Me faltan dos fics mas para cerrar las escabrosas fechas de horror, ya están escritos, solo falta el final y que mi cerebro coopere para que deje de andar ideando más cosas locas XD

    Gracias por leer y por los posibles comentarios que me dejen

    SafiroBipolar
     

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