1. Ultimo combate El centro de Londres esta en llamas, es un gran horno en estos momentos, lleno de edificios derruidos y que aún siguen cayendo. La batalla se ha alargado más de lo esperado, pero pronto tendrá su fin. Los ojos rojos inyectados en sangre del primero contemplan como el zepelín arde al igual que la ciudad y se estrella contra la torre de Londres, que hermoso espectáculo a sus ojos, trae tantos recuerdos del pasado. Su mirada paso a sus parientes que acababan con los zombis y los falsos vampiros que quedaban, toda esa escoria innecesaria ardería en el infierno ahora. Caminando ahora por el campo de batalla se sentía como viviendo en el pasado, ahora también con lo que fue su forma original, su cabello largo, aquella barba, portando una armadura negra y una larga capa algo raída, su mano descansaba sobre la empuñadura de una larga espada envainada en su cinto. Detuvo su andar para contemplar al sacerdote frente a él, Anderson aun lleno de sangre y jadeante miraba con determinación a Alucard mientras en sus manos aferra sus dos bayonetas. Han pasado por mucho para encontrarse pensando en el duelo que tendrán, pero ya nada se los impide, se quedan parados en una buena distancia para mirarse y pensar cómo empezar y acabar esto. -Después de todo lo que ha pasado y de todas la abominaciones que han perecido, pensé por un momento que ya te rendirías- el vampiro hablo con calma con una leve sonrisa -Aún queda la mayor de todas- el sacerdote le señaló con una de sus bayonetas- y esa eres tu- Aunque Anderson había tenido el mismo propósito que la organización Hellsing y su misión era la misma que le era concedida a Alucard, el sacerdote jamás pensó en colaborar con el vampiro, muchas veces en misiones comunes ambos dejaron un momento de lado a lo que habían ido a hacer para enfrentarse entre ellos. Hubo en una ocasión en la que Anderson llamo a Integra “Babilonia” tildándola de ramera, lo que al primer vampiro no le causo demasiada gracia al enterarse de esto y fue algo más personal aquella vez. Aunque el sacerdote ya no tenía nada en contra de Hellsing ni de su dueña, no dejaba de lado su misión de acabar con el primero. -Hare que caigas en el infierno de una vez por todas- El vampiro sonrió ante esas palabras y se quedó en su sitio mientras que el rubio corrió hacia el intentando cortarle el cuello con ambas bayonetas cruzadas, pero cuando llega es bloqueado por la espada de su contrincante la cual desenvaina rápidamente. La sonrisa de Alucard de pronto se borró de su rostro y empujo a su contrincante, el cual retrocedió dando un salto hacia atrás y se preparó para el ataque. Corren hacia el otro chocando de nuevo sus cuchillas haciendo que saltasen chispas, Anderson se alejó solo unos pasos y empezó a atacar dirigiendo cada hoja a una parte diferente, una al hombro y otra al costado, pero el vampiro los bloqueaba rápidamente aunque retrocedía antes los avances del sacerdote. A pesar de sus disputas Alucard siempre había sabido admirar la fuerza, destreza y determinación del cristiano. El sacerdote dio un grito mientras una de sus bayonetas se clavaban en las hombrera de la armadura del otro, estuvo empujando con fuerza intentando llegar a hacerle sangrar, los ojos rojos del vampiro centellearon y empujo de una patada al rubio que se hacia atrás rodando para después volver al ataque intentando llegar a su cuello para separarle la cabeza, pero Alucard gira esquivándolo y le golpea en la mandíbula con la empuñadura de su espada. -¡Cuando acabe contigo ya no habrá que lamentarse por lo sobrenatural!- -No deberías hablar cuando has vivió más que un humano normal y corriente- sonrió con sorna el vampiro – puede que no seas tan distinto de mi- -¡Silencio! ¡Guarda tus blasfemias!, eres un monstruo- su mirada se tornó furiosa -¡¿Por qué te contienes?!- aquello se lo tomo como una ofensa. Ya había notado desde que empezaron que Alucard no trato de dañarle con la hoja de la espada, Anderson solo tomo como algo personal, se sentía insultado. Volvieron a atacarse nuevamente, esta vez el primero ya no se contuvo y le provoco un corte en el costado al cristiano, solo se escuchó un quejido, pero esto no le hizo retroceder y clavo por fin una de sus bayonetas en el hombro del moreno retorciéndola, solo se veía sangre, pero ni un ápice de dolor en el rostro de ambos. -Ya han intentado decapitarme muchas veces- el vampiro tomo con desprecio la hoja que tenía clavada y lamio la sangre que caía de esta sonriendo de forma desquiciada, con sus grandes orbes rojos brillando y mostrando sus colmillos. -¡Hoy será el día en que caiga por fin al suelo!- Anderson hizo ademan de apartarse, pero tomo su otra bayoneta clavándola el costado de la armadura negra de su contrincante. Alucard simplemente soltó una risa que daba escalofríos y agarro el cuello del sacerdote girando con él, luego le atrae hacia así desafiándole al estar tan cerca, expuso su cuello, era otro insulto hacia el rubio el cual trato de sacar la bayoneta de la armadura sin éxito alguno ya que se había quedado atascada en esta. El vampiro le alzo para después lanzarlo contra un muro de ladrillo que estaba a punto de desplomarse, levanto un montón de polvo al estrellarse contra este y se levantó de entre los escombros. -Da igual…cuanto lo intentes…ni Dios podría ayudarte en este momento –se acercó lentamente a el- soy más fuerte que nunca…pero tu…no eres mi objetivo final…- -¿De que estas hablando?- Anderson frunce el ceño sin comprender ¿Acaso no era con el su ultimo combate?, ¿Acaso tenía algo más que hacer? ¿Vencer o ser vencido por él? Alucard miro hacia atrás con calma mientras la brisa soplaba su cabello dejando ver mejor su rostro, sus ojos se posaban en la zona donde estaba seguramente la mansión Hellsing, aquella dirección… Cuando Anderson se dio cuenta de eso se preguntó… ¿Qué tendría que hacer allí? ¿Traicionaría a la organización para la que lucho? ¿Traicionaría a su ama? -Reza tu última oración…- Después de esa frase con tono calmado con un rápido y sorpresivo movimiento su mano atravesó el pecho del sacerdote sin llegar a salir por la espalda, su mano se removió dentro agarrando algo mientras el rubio soltaba quejidos dolorosos. Alucard sonríe con sorna – Después de todo…sí que tenías corazón…sacerdote…está caliente- Se miraron a los ojos mientras Anderson trataba de mantenerse en pie, pero cuando el vampiro saco la mano no pudo más que desplomarse en el suelo, cae de espaldas por lo que todavía se miran mientras tose desangrándose. -Drácula….- -No te preocupes…seguramente los niños del orfanato que cuidas con tanto amor tendrán alguien más ahora que cuide de ellos- Eso…le provoco una sonrisa al sacerdote después de todo mientras cierra sus ojos. -Supongo que no podía acabar con todos…- tose y sus pupilas ya con su brillo apagado miran al cielo, este no es nocturno, ni oscuro, ni opacado por el humo, es un hermoso cielo azul y en sus oídos resuenan las risas de los niños jugando y corriendo –amen…- sus últimas palabras antes de dar el último suspiro de vida. Alucard se quedó contemplándolo tranquilamente por un par de minutos antes de arrodillarse y hacerle cerrar los ojos pasando su mano por estos. No había tenido nada en contra de el a pesar de lo sanguinario que fue, las cosas habían resultado así, el monstruo tenía que matar al cazador y viceversa. Para el después de todo Anderson fue un gran y honorable contrincante. Se puso en pie y se encamino hacia donde había mirado atrás, tenía que regresar para recoger algo antes de partir, después de todo la ciudad estaba en ruinas a pesar de la supervivencia de civiles, aquello no sería lo mismo. A él poco le importaba, solo necesitaba llegar cuanto antes y recuperar lo que era suyo…lo que le había sido puesto frente a su camino. -Es…una bonita noche para pasear a caballo…-
2. Epitafio La mansión está en un estado lamentable, la única zona más o menos presentable es una cercana a un jardín, la cual tiene grandes ventanales y no tiene ninguna función importante más que tomar el té con las visitas si es que las hay. Son muchos años en esto, no tantos para ella, no es tan mayor, sin embargo pareciera que aquella lucha había durado siglos, un suspiro escapo de sus labios mientras daba una calada al puro que acababa de encenderse en la oscuridad, solamente amparada por la luz de la luna llena que iluminaba uno de los grandes ventanales. Sir Integra Fairbrook Wingates Hellsing, ¿Por qué Sir?, prefirió ese título a Dame por el simple hecho de que los Sires tiene mayor relevancia por desgracia en la corona, ella podía hacer el trabajo de sus antecesores masculinos, además convirtiéndose completamente huérfana a los doce años y con un montón de gente queriendo acabar con su existencia para tomar su puesto, debía ser dura, ciertamente Sir o Dame no importa, pero a los de alrededor si…solo alguien quien parece no usar ese título con ella es él…Alucard… A el que lo encontró en aquel momento y lo hizo su sirviente, su protector. Las primeras veces iba con pies de plomo cuando estaba cerca de él, desconfiaba a pesar de que él dijo que la servía y la protegería. Le temía, temía esos primeros años que la mordiera y estuvo llorando las primeras noches temiendo eso, temiendo otro enemigo queriendo quitarla de en medio para suplantarla, sintiéndose sola. Pero a pesar de lo temeroso que resultaba el vampiro este durante esos primeros años en convivencia con él iba a tranquilizarla, cuando tenía pesadillas estaba allí, cuando estaba insegura. No tardo en volverse en una persona de duro carácter y con madera de líder, pero siempre necesito del vampiro a su lado y Alucard se veía complacido al seguir las órdenes de la mujer que era su ama. Una mujer que siempre deseo tener por muchos años…años que se le hacían eternos a pesar de que estos normalmente para un vampiro serian un suspiro. -Estoy tan cansada…esta noche se está haciendo demasiado larga- murmuro para si la rubia mientras se quitaba las gafas y se agarraba el puente de la nariz, demasiado estrés. Incluso había tenido que blandir una espada con toda probabilidad de que ella seguramente no saldría viva de ahí, aunque no estuviera metida en el conflicto directamente, pero salió y una vez el campo despejado de seres vivos había vuelto a la mansión. Se quitó la chaqueta de su traje y desabrocho los primeros botones de la camisa, el calor era sofocante aunque seguramente era la sensación horrible de no tener noticias de Seras o de Alucard, aunque sabía con seguridad que ambos estaban bien, su ausencia le daba la sensación de que la dejarían ahí sin saber algo. Decidió servirse una copa de vino, pero la copa no fue suficiente, era inútil, por lo que decidió beber directamente de la botella mientras aun disfrutaba, si se le pude llamar disfrutar a lo que ella estaba haciendo, de su puro… Empezó a escuchar unos pasos a sus espaldas, se giró sin ver nada en la oscura estancia, donde la luz de la luna no llegaba a iluminar, pero vio un par de orbes rojos centellear, le causo un suspiro de cierto alivio. -Has tardado Conde – El por fin llego a la luz ofrecida por la luna y observo a su ama a cierta distancia, aun con su forma original con la mano descansando en la empuñadura de su espada, no dijo una palabra al llegar provocando un silencio algo incómodo para la mujer de piel morena, la cual no entendía la expresión tranquila con la que este la miraba tan fijamente. -¿Ha acabado todo ya?- Alucard mostró una ligera sonrisa tranquila y miro directamente a los ojos azules de la dama Hellsing. -No…aun no. Por eso he venido a vuestro encuentro Condesa- Un silencio se formó nuevamente y él se acercó a ella a pasos lentos y tranquilos, aun así muy seguros, que por alguna razón pusieron nerviosa a la rubia. Integra temía en pensar en lo que él quería ahora, después de todo ciertamente algún día él podría dejar de sentir que tiene que obedecerla. -Bebamos…-dijo el frente a ella ya más cerca con un contacto visual más directo. -Claro…bebamos…-Integra algo más tranquila sirvió una copa de vino para cada uno. Ambas copas cae al suelo haciéndose añicos, él la ha tomado de ambas muñecas, no haciendo demasiada presión, pero sin con firmeza para que no se escape, ella le mira aterrada, ha bajado la guardia y no tiene ningún arma a mano, aunque tampoco cree que eso le sirva de mucho en estas circunstancias. -¡Suéltame te lo ordeno!- -No puedo hacer eso, ya todo ha acabado y ha llegado el momento…- -¡¿De matarme?!- grito mirando los orbes rojos de forma desafiante Los ojos de él la miraron llenos de amor, deseo y convicción, provocaron un escalofrió en el joven cuerpo femenino de la líder de la organización, temiéndose algo que rechazo por mucho tiempo. -Jamás podría hacerle eso a mi amada Condesa, pero es hora de que partamos, por lo que esta noche te hare mi mujer…mi esposa- su voz seria la hizo palidecer. Muchas veces Alucard le ofreció beber de su sangre a su ama, pero está siempre se había negado a intercambiar eso, no deseaba ser un vampiro, no deseaba ser inmortal, sabía que él quería mantenerla atada a su persona. Ella no le despreciaba, no es que no le amase, pero una vida así le aterra, si es que vida se le puede llamar. -¡No puedes obligarme!, ¡Alucard suéltame en este instante!- -Ya no eres mi ama, por lo que ya no soy Alucard…..-hizo una pausa- a partir de hoy somos Drácula e Integra, Conde y Condesa- mostro una sonrisa desquiciada, enseñando todos esos dientes con sus colmillos tan afilados y esos ojos rojos bien abiertos. Integra trato de resistirse y luchar, le pateo hiriéndose por culpa de la armadura negra del vampiro, intento retorcerse para liberarse y huir, pero él era más fuerte, la acorralo poniéndola de espaldas a la pared y se inclinó al cuello moreno de la joven. Un relámpago ilumino el cielo el cual ahora estaba nublado acallando un grito de puro terror y después comenzó la lluvia. Seras a la mañana siguiente no encontró rastro de su maestro o de su dueña, algo le decía en su interior lo que había pasado, aquella mañana gris se quedó mirando las huellas de unos cascos de caballo que había galopado en el barro de la entrada y a saber hacia dónde había partido.
El final de Anderson muy acorde, bastante bueno, el final de Integra y Alucard... alucinante, llevándola consigo para toda la eternidad. Muy agradable de leer, no noté grandes ni graves errores salvo el uso del guión largo (Alt + 196 en Word), así que gracias por escribir.
Gracias por dedicarle tu tiempo a leerlo. Quería hacer algo así sobre Hellsing y lo pensé bastante, no estaba segura de que iba a salirme. Con respecto al error soy algo despistada y no me he dado cuenta (aunque tampoco se ha cual guion te refieres a pesar de tus indicaciones soy así de torpe), pero gracias por decirme.