“De las brujas te debes cuidarPorque sino tu cabeza ha de rodar.Mira bien a tu alrededor,Brujas van y vienenPero el hechizo prevalecerá”. Muchos cristianos, muchos creyentes, pocas mentes abiertas a lo diferente, cero emancipación femenina. Que si mucho ha cambiado la sociedad, pero en aquellos tiempos cuando vivía en Salem todavía están grabados en nuestras memorias. Nos llamaron demonios por ser inteligentes y curiosas, por encontrar medicina en plantas, por querer salvar nuestros matrimonios, por dejarse manipular… Nos mataron. Mataban a los hombres a latigazos, los lapidaban vivos, los apedreaban; los niños y las mujeres participaban también ¡Pues claro que para matar por orden del papa no había juicio! La ultima vez que vi a mi hija Victoria estaba yo colgando la ropa recien lavada, ella reia y jugaba con su padre y hermanos, su risa era contagiosa. Siempre mientras ella estuviera cerca alguien sonreiría. Existen dos tipos de brujas, las que heredan su magia de un familiar y las que hacen un pacto demoniaco. Ese día llegó el ministro preguntando por Victoria, su mirada nos indicaba que algo no estaba bien, mire a mi esposo y nos pusimos de acuerdo. —“Espere un momento, ministro. Iré a buscarla, pase usted, es bienvenido en esta casa.” Subí con rapidez disimulada y abrí la puerta de su habitación, Victoria me miró sobresaltada. —“Madre ¿Qué sucede?” Preguntó, pero no le tome atención y empecé a envolver algunas pertenencias en un pequeño bolso, me quite los zapatos y en silencio fui a la habitación de mi marido; tome un pantalón, una camisa, un chaleco, un par de botas y un sombrero. Salí de la habitación y fui de nuevo a la suya: —“Vístete” ordené y me miró con duda —“Un ministro esta aquí” empezó a vestirse más rápido. Cuando estuvo lista abrí la ventana y le dije que se fuera ella me miró asustada y le sonreí con paz, —“Todo estará bien, no encontraremos de nuevo. Ve a Paris, allí nos veremos de nuevo.” Una vez se fue, tome una vara de madera y me golpee el estomago varias veces, me tiré al suelo y solté la vara. En pocos segundos apareció mi marido, una sola mirada valió para saber que todo estaba bien; mientras el ministro me miró: —“¿Qué sucedió aquí?” —“Se estaba vistiendo, cuando estuvo lista me di la vuelta para salir… Cof, cof” Tosí varias veces sosteniendo mi estomago —“Y me golpeo con algo, salio por la ventana ¡Uh Estephan nuestra pequeña es una pagana bruja!” Ese día fue el último que le vi, nadie salio ni entro de nuevo a Salem, un oficial de policía extranjero había notado las innumerables muertes y arrestos, investigo y cuando tenía pruebas venia a detener a los ministros. Pero esos viejos desgraciados prefirieron ‘Acabar con la plaga’ y quemaron el pueblo. Nadie salio ni entró esa noche, al día siguiente los oficiales contaron cadáveres. “Si alguien encuentra este diario,Mis palabras leerá.Y todos aquellos inocentes vivirán,Mis palabras son hechizos,Hechos de luna y polvo de estrellas,De secretos e inocencia. Todos aquellos renacerán,Y brujas y brujos serán”. Fin.