Bienvenidos a este capítulo especial basado en el universo de Los Viajeros, concretamente para profundizar en un personaje que está tanto en la historia principal como en su continuación, Los Viajeros Vol. 2 en su parte I, la cuál la tenéis disponible entrando en mi blog y accediendo a ella mediante el link de la guía. Antes que nada, quiero etiquetar a mi gran amigo Agus estresado quién, al igual que yo, llevaba un tiempo esperando el regreso de las leídas en simultáneo que solemos hacer. Pues bien, estas ya han llegado, porque después de este capítulo especial, publicaré el comienzo de la parte II de este universo ficticio. Espero que a mi gran amigo le gusten tanto este especial como la propia segunda parte que sigue el transcurso de la saga. Y a los que seáis nuevos en la lectura de este universo de mi autoría, espero que lo disfrutéis como yo al crearlo. Para más información, repito: en mi blog están todas las guías informativas, cronología y personajes. Sinopsis: Este capítulo especial narrará la llegada de Oda al sistema Ibaxis y cómo tuvo que esconderse de las autoridades anixis que realizaron un profundo escaneo en la gran arca de la Alianza, con el propósito de evitar caer en sus manos y no poder cumplir con la misión que Lynx Herswood e Iris Hennessey le encomendaron cuando le dieron una forma física humana. Un viaje que la ha terminado llevando a mostrarse al mundo como la primera inteligencia artificial en caminar entre las especies aliadas de Ibos. Varios años después del letargo — ¿Ya está construido? — Así es, justo a tiempo. Unos pasos resonaban por la extensa avenida de la gran arca, absolutamente vacía, cuando antaño era testigo de un flujo de gente incesante. — ¿Cuándo parte el arca? — Pasado mañana. Pero antes de enviarla a bordo como un paquete, debo asegurarme de que se ha adaptado. El eco de esos pasos se perdía en la lejanía y en el horizonte. El choque del metal con el metal resonaba distinto; no eran pisadas comunes. — ¿Todavía no ha traspasado su base de datos a la forma física? Ante la compuerta que daba acceso al gran puente de mando, una mano fría y robótica realizaba un comando que la abría. Pese a que solo los sistemas mínimos y de emergencia estaban en funcionamiento, la compuerta se abrió ante la conexión con esa mano. — Está en ello. Noventa por ciento de carga. — No sé como se lo tomará Lio Jr. Ya sabes lo mucho que la aprecia. El lugar en el que los pilotos del arca y otros trabajadores solían estar, era ahora una sala vacía de vida, con unas grandes cristaleras que revelaban el panorama estelar. — Junior nos tendrá a nosotros y a todos los demás para protegerle. Tendrá amigos de distintas especies. Pero los que van a bordo del arca necesitan una ventaja en caso de que tengan problemas. Y una IA anixis es eso. Una ventaja. Este es nuestro regalo de despedida. Una forma robótica de aspecto femenino se paró ante los controles de la gran arca, observando la única pantalla del tablero de comandos que permanecía encendida. En ella, se revelaba el curso del navío espacial y el trayecto que debía tomar hasta llegar a la colonia anixis. La máquina observó detenidamente la pantalla para acto seguido alzar la vista hacia la cristalera que separaba el vacío exterior del interior del arca. Una sonrisa se formó en el rostro robótico, el cual podía revelar distintos gestos con asombrosa normalidad. — Me aseguraré de que estos seres estén a salvo, os lo prometo, Lynx, Iris... — La máquina con aspecto de mujer era nada más y nada menos que Oda, la inteligencia artificial de la Nolartis, ahora siendo corpórea — Haced de Lio un humano honorable como vosotros. Os echaré de menos... hasta que nos volvamos a ver. […] La gran arca apenas tenía unos pocos sistemas operativos. El trayecto de Paraíso hasta Ibos le tomaba cincuenta y un años de viaje, por lo que los veinte mil colonos aproximadamente que estaban a bordo debían entrar en criogenia pasados los tres primeros años en la nave. Cuando todos comenzaban a echarse una larga siesta con el objetivo de despertar en las inmediaciones de un nuevo mundo gobernado por la especie creadora, los anixis, la inteligencia artificial con aspecto humano se reactivó desde la bodega del arca. Escondida en una caja en la que supuestamente había material tecnológico que debería desembalar el equipo de ingenieros de a bordo, Oda emergió como la única forma con “vida” en ese instante. El silencio en los pasillos, solo roto por un casi imperceptible sonido de los motores en propulsión, proyectando gases al espacio exterior para progresar en su viaje hasta el planeta de los anixis, era la bienvenida a un nuevo comienzo para la IA. Oda salió de la caja con una extraña sensación; podía percibir sus movimientos, debía darle la orden a sus extremidades para que se moviesen cómo ella deseaba. Nunca antes había podido experimentar aquello, al estar siempre en una base de datos de una nave, la Nolartis. Empezó a dar un paso tras otro, acostumbrándose a su nueva forma corpórea — Así que esto es ser una criatura viva — La propia capacidad de poder conversar consigo misma internamente le produjo otra sensación, esta vez de alegría — Puedo… ¿sentir? El metal de sus pies resonaba con fuerza contra el suelo mientras avanzaba por un pasillo que la guiaba a la salida de la bodega de carga para entrar en la planta baja del arca; una zona donde había áreas de ingeniería y ciencias, dejando la planta de arriba y principal para el día a día del ciudadano común. Oda aún se estaba acostumbrando a poder ver, ya que siendo una simple IA enquistada en un aparato fijo le quitaba ese poder sensorial, pese a que en contadas ocasiones en la expedición de la Nolartis tenía ojos en el exterior gracias a las cámaras equipadas en los trajes espaciales de los exploradores. Sin embargo, su memoria y su visión parecían estar aún tratando de conectar definitivamente, por lo que la mujer robótica se sorprendió cuando empezó a ver fragmentos de recuerdos en mitad del propio pasillo. — Es un niño — Iris se encontraba en una camilla de hospital con Lio Jr en sus brazos, visiblemente cansada pero con una sonrisa de oreja a oreja — Es hermoso. — Y es una parte de nosotros — A su lado, Lynx se veía emocionado mientras acariciaba el cabello de su mujer — Todavía no concibo cómo ha cambiado mi vida en estos últimos años. — Pues prepárate, porque va a cambiarnos más aún — La chica miró a los ojos de su hombre, acariciándole el rostro — Te quiero, Lynx. — Y yo a ti, mi reina — El ingeniero e informático le dio un beso a ella y un beso en la cabecita a su bebé recién nacido — También a ti, pequeño tesoro. — ¿Qué…? — Oda no entendía porqué veía esas escenas — ¿Por qué…? De pronto, esa imagen estética pasó a otra en la cuál se veía a Lynx trabajando en la forma robótica que le entregaría a Oda. Con una luz tenue iluminando una mesa de madera en la cual había todo tipo de herramientas, Herswood se mostraba enfrascado en la construcción de un proyecto el cual llevaba años perfilando. Lo que parecía estar construyendo tenía la forma de un brazo metálico, muy similar a una prótesis. A su lado se podía apreciar un portal de enlace electrónico, por el cual Oda se comunicaba directamente con Lynx. — El proyecto avanza según lo planeado, Lynx — Le dijo Oda al hombre mientras éste trabajaba — Jamás pensé que lo vería, pero así es. — Yo tampoco creí poder ser capaz, pero con tu ayuda y mis manos estamos haciéndolo realidad — Contestó el ingeniero, ajustando el zoom de unas gafas que portaba para mayor precisión en los ajustes que hacía en ese brazo robótico — Ya queda muy poco. — Sé cual será mi propósito — Indicó la IA, sonando decidida — No lo olvidaré. — Sé que no lo harás, Oda. La aparición de Iris en el garaje no distrajo en absoluto al ingeniero, que seguía retocando algunas cosas en ese brazo protésico colocado en mitad de la mesa. Su mujer se aproximó a otra mesa más aislada en el garaje, colocada en una esquina oscura y cubierta por una manta desgastada que parecía esconder algo debajo. Hennessey le levantó lentamente, observando el progreso del proyecto en el que su marido había estado varios años trabajando en secreto. Nadie ajeno a la familia lo sabía, únicamente ellos dos y la inteligencia artificial de la Nolartis. — Lynx... — Musitó ella, algo asombrada — Ya casi está lista. Herswood se volteó hacia la madre de su hijo y le sonrió, sintiéndose orgulloso del trabajo que estaba realizando. Hennessey le devolvió el gesto mientras cubría nuevamente el avance de ese proyecto misterioso. De pronto, la puerta de la vivienda que daba acceso al garaje se entreabrió, revelando una pequeña mano y posteriormente un rostro infantil asomándose. Lio Junior vestía con un pijama estampado de dibujos de ositos. El niño se frotó los ojos ante sus padres, que tuvieron que disimular un poco lo que andaban haciendo. — No puedo dormir... — Murmuró el joven, algo frustrado por ello — ¿Me podéis leer otro cuento del hombre de Ceres? Lynx e Iris se miraron, debatiendo con la mirada sus diferentes posturas respecto a contarle al pequeño historias de su abuelastro, que solo hacían más que alimentar el deseo del niño de ser algún día un famoso explorador espacial; un héroe y una leyenda. Sin embargo, quien decidió tomar el control de la situación fue Oda. — Yo te leeré un cuento, Lio. Ves a tu habitación y enseguida te lo leo. Verás como te duermes. — Vale... gracias, Oda — Lio Jr asintió con alivio, despidiéndose de sus padres con la mano — Buenas noches, papá. Buenas noches, mamá. — Buenas noches, hijo — Iris se acercó a él para darle un beso en la frente. — Descansa, campeón — Dijo Lynx, centrado en su trabajo — Recuerda que mañana empiezas los entrenamientos para benjamines y tienes que estar bien dormido. — ¡Sí! — Exclamó entusiasmado el joven — ¡Dormiré mucho! — Eso quería oír — Sonrió Lynx — Que duermas bien, mi niño. Una extraña sensación empezó a emerger en Oda. Algo brotó en el interior de su cuerpo humano y metálico, una emoción que como inteligencia artificial jamás había podido experimentar hasta ese preciso instante. Varias lágrimas brotaron de sus ojos, una reacción a esa emoción que Oda no sabía cómo procesar o digerir, sintiendo una tristeza profunda al revivir esas escenas en las que ella había estado presente únicamente mediante ese portal de enlace con el que podía comunicar a los demás. Con uno de sus dedos empezó a limpiarse esas lágrimas, observándolas en la yema metálica de estos. — ¿Es… agua? ¿Cómo es esto posible? — Son ficticias. Una voz masculina la hizo alzar la vista para ver que al frente suyo tenía un holograma con la forma de Lynx, algo que la impactó notablemente. — ¡¿Lynx?! — Probablemente te estés preguntando qué hago aquí — Esa respuesta le confirmó a Oda que se trataba de un holograma grabado por el ingeniero y por ende, no podían mantener una conversación real — Decidí realizar esta grabación para que se reprodujese durante tu proceso de conexión entre memoria y cuerpo. Esas lágrimas son un constructo, esa emoción es la misma que yo e Iris experimentamos cuando decidimos dejarte ir en la gran arca. Son las lágrimas que derramó Lio Jr cuando le dijimos que tenías que irte a ayudar a gente que lo necesitaría. Siento que él hará lo mismo. — ¿Por qué…? — Puede que no seas humana, orgánica… Pero he tratado de darte las máximas herramientas sensoriales posibles para que entiendas a mi especie y a las demás, porque a veces nos verás actuar desde la rabia, desde el amor, desde la tristeza… y tú posees la capacidad máxima de raciocinio a la cual nunca ningún ser vivo podrá aspirar. — Lynx, no sé si voy a ser capaz de ser útil para esta nueva generación — Oda expresó su preocupación a pesar de que no obtendría una respuesta afín — Quizá no me necesiten, o simplemente tener una IA cerca les asuste. — Estas en la gran arca con un propósito el cuál ya conoces: protege a los colonos de lo que pueda ocurrir en ese nuevo mundo, en ese nuevo camino. A todos, pero especialmente a aquellos con quiénes comparto vínculo. Jackon, Karla, Owen, Kendall, Omnius, Echo… asegúrate de que sobrevivan. Sé que te estoy pidiendo algo tremendamente complicado, sé por experiencia propia lo peligroso que puede ser este basto universo que habitamos, pero por favor, al menos inténtalo. Sé que harás todo lo posible por que ellos tengan el futuro que aquí en Paraíso no hemos tenido. — Haré todo lo que esté en mi mano, no lo dudes, amigo… Estés dónde estés. — Ha sido un privilegio dotarte de una forma activa, estoy seguro de que evolucionarás hacia algo que aunque nunca podré ver, sé que será algo increíble. Te he dado una identidad personal para que puedas moverte por ese mundo sin llamar la atención; no quiero que te escondas, quiero que vivas cómo una más de nosotros. Eres la inteligencia artificial más humana que he conocido, Oda. No cambies nunca, pase lo que pase. Yo y mi familia nos acordaremos siempre de ti. — ¡Lynx…! — Oda vio como el holograma del ingeniero desaparecía ante sus ojos para acto seguido ver cómo se abría un archivo interno con un informe el cuál le daba una información básica sobre su persona en la sociedad, instaurada directamente en la base de datos de la gran arca para hacerla más oficial y auténtica — Gracias. Contenido oculto: Documento identificativo de ciudadanía de la AIE Documento identificativo de ciudadanía de la Alianza Interestelar de Especies: Nombre: Orenda Apellidos: Herswood Hennessey Edad: 24 años Planeta de origen: Paraíso Lugar de nacimiento: Ciudad Anixis Profesión/es: Ingeniera, piloto, exploración espacial […] La llegada a Ibos por parte de la gran arca de la Alianza ya era una realidad. El embarque hacia transportes que llegaban desde la órbita de Ibos para trasladar a los colonos de las subespecies hasta los distritos construidos para ellos era incesante. Mientras los miles de nuevos ciudadanos humanos, neonianos y sylerianos se dirigían a un nuevo comienzo en la superficie del mundo colonizado por anixis más de cien años atrás, un equipo especializado realizaba exámenes médicos a todos los colonos con el propósito de descartar no solo cualquier enfermedad que pudiese ser contagiosa y mortal para los anixis, sino para asegurarse de que el gen de la bacteria conocida como Mente Colmena no había conseguido colarse entre la población de la AIE. Aparte de dicho equipo, había otro especializado en realizar un escaneo general a la gran arca, asegurándose de que no portaba consigo armamento experimental o que pudiese ser peligroso, aunque era un secreto a voces que los anixis simplemente querían asegurarse de que la Alianza no planeaba traicionarles queriendo acabar con ellos para quedarse con su mundo. Sin embargo, lo que nadie sabía tampoco era que ese equipo no eran simples ingenieros al servicio del Consejo Superior, sino operativos del representante superior que buscaban cualquier ventaja a bordo. Oda tenía una identidad, sí, pero lo que no tenía era una piel que cubriese su forma robótica, ni pelo ni ropa que pudiesen hacerla pasar por una ciudadana humana común. Esto era un inconveniente a la hora de pasar desapercibida, por lo que su plan consistía en esperar a que todos los colonos estuviesen por irse para buscar el modo de aterrizar en Ibos mediante algún transporte de suministros. No obstante, el tiempo corría en su contra a la vez que los operativos liderados por Akkor empezaban realizando los escaneos de las grandes secciones del arca. La IA se encontraba en su compartimento de la bodega cuando un pequeño grupo de tres neonianos, dos sylerianos y tres humanos entraba al lugar con cierto nerviosismo y prisa. — Rápido, nos bastará con una caja de armas y munición — Expresó uno de los neonianos, señalando varias en la bodega de carga — Mientras Vorta se asegura de distraer a esos anixis que se la pasan escaneando todo, vosotros meted en las bolsas todas las armas y la munición posibles. — ¿Tenemos comprado al piloto de la lanzadera? — Sí, tranquilo, es de los nuestros. — Genial. — Pero daos prisa, cómo aparezcan esos seres estaremos jodidos. — No sé si esto sea lo más sensato, Kairos — Dijo uno de los dos sylerianos, viéndose preocupado — Apenas hemos llegado a Ibos y estamos arriesgándonos a meternos en problemas… — Los problemas llegarán más pronto que tarde, amigo — El neoniano que estaba liderándolos, Kairos, se acercó a éste — Pensaba que estos años a bordo del arca nos habían servido para ser conscientes de que nuestra causa debe existir, ¿o no? — Sin duda — Musitó uno de los humanos — No dejé el ejército en Paraíso para venir aquí sin sentirme seguro. Además, esos anixis aún no han demostrado ser de fiar. — Exacto, conviene estar preparados porque nunca se sabe qué pueda ocurrir. — ¿Oyes a tus compañeros? — Kairos le dio un par de palmadas en la espalda a ese syleriano — Ellos utilizan la lógica, y tú también deberías. — Ya, bueno… Supongo que tenéis razón. Oda escuchaba todo aquello estando en el interior de su caja, la cual estaba marcada como suministros tecnológicos. Sin embargo, eso no parecía ser motivo suficiente para uno de los neonianos, que abrió la caja y empezó a trastear en busca de algo que pudiese serles útil. Para su sorpresa, en el interior de dicha caja solo había un robot con forma femenina y humana. — ¡Eh, mirad esto! — El tipo llamó la atención de sus compañeros — ¡Es un maldito robot! — No me jodas, ¿un Rhajik? — No, que va, tiene forma… Repentinamente, Oda lo agarró por el cuello y lo levantó del suelo como si no pesase más que un papel, lo que hizo retroceder a los demás mientras gritaban aterrados. — ¡¿Qué mierda es eso?! — ¡Joder, corred! — ¡Esperad, maldita sea! — Kairos fue de los pocos que se atrevieron a quedarse allí, especialmente porque su compañero estaba siendo ahogado por ese robot — ¡Oye, seas lo que seas, suéltalo y hablemos! La IA miró fijamente al líder de los mercenarios y soltó al neoniano, el cuál empezó a arrastrarse en el suelo para alejarse de la robot mientras se tomaba el cuello y jadeaba con fuerza, siendo ayudado por dos de sus compañeros. — Mis disculpas, pero he considerado que podíais ser una amenaza para mi integridad. — Esto es increíble — Kent no daba crédito a lo que veía — ¿Eres algún proyecto secreto del gobierno de la Alianza? ¿Desde cuándo creamos robots? — No soy ningún proyecto del gobierno, solo soy una IA integrada en un cuerpo robótico — Expresó Oda, que por el momento no iba a revelar más información personal — Mi nombre es Orenda y necesito pasar desapercibida ante los anixis. He oído que vosotros tenéis un transporte hacia Ibos sin controles. ¿Sería posible ayudarnos mutuamente? Kairos y los pocos mercenarios que quedaban allí presentes con él se miraron entre sí, atónitos y sin saber muy bien qué decir. No obstante, ellos estaban allí por armas y el encontrarse a una IA con forma humana les parecía un mejor botín que las pocas armas que pudiesen obtener sin que el inventario se viese comprometido por su ausencia. — Vaya, quién me lo iba a decir — Kairos se aproximó a Oda y la miró de arriba a abajo, gratamente sorprendido — Tengo un acuerdo verbal con una máquina inteligente. Vale, Orenda, te ayudaré. Pero no te confundas, no soy altruista. Si te saco de aquí, en algún momento tendrás que hacerme algún favor. — Veré que puedo hacer. — En ese caso, sígueme. Oda sabía que aliarse temporalmente con unas personas que parecían querer operar por fuera de la ley podía no ser la mejor opción, pero en ese instante era elegir eso o esperar a que los anixis la encontraran y por ende, investigasen su condición y quizá incluso considerasen reiniciarla por completo, al ser al final una inteligencia artificial de origen anixis. Pese a haber sido creada por los antepasados de estos, su progreso desde que coincidió con las especies aliadas había ido en aumento, mezclándose junto a su tecnología y la fusión de esta con la anixis, dando pasos de gigante en su desarrollo. — Los del escáner se dirigen hacia aquí — Vorta apareció junto a otros mercenarios más — Deberíamos subirnos a la lanzadera ya. — Claro, vámonos. — ¿Eso qué es? — La syleriana se quedó mirando a Oda, sin poder dejar de hacerlo durante un largo minuto — ¡¿Es un robot?! — Sí, pero tranquila, es agradable — Kairos soltó una carcajada mientras miraba a Oda — Quizá incluso termine siendo una buena amiga. — No sabía que la Alianza estaba creando prototipos de robots — Vorta todavía estaba asimilándolo. — La Alianza no, solo soy el proyecto de alguien. — Pues ese alguien es un tipo muy listo cómo para crear algo como tú. ¿Quién es ese alguien? — El líder mercenario no dudó en halagar la obra de diseño — Encima tienes una forma humana impoluta. Seguro que más de un humano se enamorará de tu culo solo para después golpear el metal y romperse el… — Kairos, deja de decir tonterías — La syleriana no dudó en reprocharle ese pensar al neoniano — Seguro que si tuviera una forma femenina neoniana estarías pensando en cómo hacer algo con ella. — No me van las robots — Rio Kent — Y es una lástima que entre especies el sexo no sea compatible, aunque si quieres podemos probarlo, Vorta. Vorta levantó los ojos en señal de disconformidad mientras se reían los demás compañeros, momento en el que llegaban al muelle de atraque desde donde partirían con una lanzadera de la cuál tenían comprado al piloto, un humano que trabajaba para los mercenarios y que pudo obtener los permisos necesarios para salir desde la gran arca y aterrizar en Ibos sin necesidad de ser un vehículo enviado por los anixis, todo ello con la excusa de que portaba suministros para los distritos, sin tener que pisar la ciudad de Vianus como tal. Una vez a bordo, Oda supo que lo mejor para ella sería mantenerse en el interior de algún compartimento. — Kairos — La IA se dirigió al neoniano antes de esconderse por si acaso — ¿Hay ingenieros en tu grupo? — Algunos hay, ¿por? — Diles que necesitaré que creen piel sintética similar a la de los humanos, cabello natural y en definitiva una apariencia humana — La petición de la IA dejó absortos al resto de mercenarios — No quiero tener que permanecer escondida mucho tiempo. […] En algún momento del futuro... El llanto de un bebé recién nacido era incesante mientras Oda lo sujetaba entre sus brazos robóticos y veía como Jackon se movía de lado a lado con la mirada gacha y pensativa, además de inquieto. El pequeño acababa de ser limpiado por los médicos y mientras le buscaban un biberón para darle su primera comida, una vez salido del vientre de su madre, tanto Oda cómo el joven Vaalot aguardaban impacientemente para conocer el estado de la mujer. La incertidumbre mataba por dentro al humano, que se impacientaba cada vez más. — ¡¿Por qué mierda no sale nadie?! — Exclamó repentinamente, visiblemente tenso. — Sé paciente, si el bebé ha nacido sano y nos lo han entregado hace poco, es porque su madre estará recuperándose del esfuerzo — La IA utilizó la lógica respecto a partos — ¿Le has echado un vistazo? Tiene sus ojos. El hombre se aproximó a Oda y observó detenidamente al bebé, asintiendo al ver sus ojos. Durante unos segundos, a Jackon se le inundaron los suyos de lágrimas, algo que la IA pudo identificar instantáneamente. — Sí… sí que tiene sus ojos. — ¿Has hablado con ella? — No lo he hecho desde lo que ocurrió hace meses — Murmuró Vaalot, cabizbajo y sintiéndose algo culpable — Ella simplemente no lo ha entendido. Me odia. — No te odia, Jackon. Simplemente está furiosa. — Ese bebé no se merece que su madre esté así. No la culpo, pero debería ser más madura en mi opinión. No vinimos a Ibos a repetir los mismos errores del pasado. — Acabará entendiéndolo. — No lo sé, Oda — El chico negaba con la cabeza — Ella es testaruda como ella sola. Desde lo ocurrido, apenas me ha dirigido la palabra y apenas la he visto. De hecho, no sé cómo se tomará que esté aquí hoy… — Debes seguir estando para ella, aunque ella no lo quiera — Expresó la IA, tratando de calmar esa preocupación en el humano — Tu mujer, tu hermana, tus amigos… todos son tu familia. Y aunque en todas las familias hay desavenencias en algún punto, los vínculos en algunos casos son inquebrantables — Oda recordó a la familia Herswood Hennessey mientras observaba al bebé que tenía en sus brazos — Lo sé porque lo he sentido.