Ore-sama [Actividad, la mejor pareja para Sakuno]

Ore-sama [Actividad, la mejor pareja para Sakuno]

Hola a todos los amados lectores. Este es un corto relato que he escrito por la actividad de “la mejor pareja para Sakuno” No es por nada pero a mi de verdad me gustó, el solo hecho de ser una pareja por así decirlo; extraña, me inspira a seguir escribiendo. Espero que sea de su agrado y que lo disfruten.

Ore-sama​

Era un tanto extraña la manera en la que me miraba ese imponente joven, nunca en mi vida he cruzado ni media palabra con él. ¿Quería decirme algo?, No lo sabré hasta que él se decida a hablar.
A pasos lentos fue acercándose hacia mí. Tenía una mirada penetrante y una sonrisa de medio lado, la cual demostraba una auto-suficiencia muy característica de él, no es que lo conozco tanto, pero si me he dado cuenta de sus actos cuando intercambia palabras con el capitán Tezuka o con Ryoma. Movía su raqueta de un lado a otro, mientras esa sonrisa seguía marcada en su rostro. Miré hacía atrás para ver si era para alguien que estaba allí, pero en ese lugar sólo estaba yo; nadie más.
Al llegar hacia donde yo estaba fijo su raqueta en el piso para afincarse sobre ella, su mirada se desvió hacia mi cabello el cual tocó con curiosidad para luego preguntarme:

—Lindo color, pero sin trenzas te verías más linda, jun —sonrió para luego pasarme por el lado— siéntete alagada de que ore-sama te haya llamado linda, pequeña. —dijo en tono presumido, por la cual yo opté por sonreír con nerviosismo.

—Presumido —susurré, para que él no escuchara.

Después de eso decidí irme a la casa, me sentía un poco cansada y necesitaba tomar un relajante baño. Caminé por las calles de Tokio, las cuales estaban repletas de personas que caminaban de un lado hacia el otro; normal en esta ciudad.
El cielo tomó un color rojizo indicando que el ocaso estaba por acercarse, los tenues rayos de sol que se reflejaban en mi cara eran tan cálidos como los dedos del tipo presumido que tocó mis trenzas. ¿Por qué me vino a la mente?, eso es algo que no puedo entendía; quizás porque es la primera vez que alguien habla bien de mi larga cabellera.
Una leve sonrisa se formó en mi rostro, la verdad si me sentía bien por eso, hasta podría decirse que mis mejillas se tornaron de un leve color carmesí al acordarme de “Atobe Keigo” ese era su nombre. Seguí caminando en dirección a casa, ya no faltaba mucho para llegar.

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Me encuentro dentro mi habitación desvistiéndome para dirigirme al baño y tomar una ducha tibia. Suelto mi larga cabellera y me miro en el espejo, ese chico tenía razón, suelto se ve mejor.

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Estoy retrazada, mi abuela me reclamará por llegar tarde a la final de los torneos de Kantou, siempre soy puntual y más si se trata de apoyar a los chicos de Seigaku. Llegué a la entrada y seguí corriendo mientras buscaba las canchas donde se estaría llevando a cabo la final, mi cabellera ondeaba al compás del viento; esta vez la traía suelta. Estaba tan ansiosa de llegar que no me di cuenta que tropecé con alguien, por lo cual ambos caímos sentados al suelo.

—¿Quién fue el tonto que se atrevió a tumbar a ore-sam?, que me pida perdón ahora mismo —habló en tono enfadado. Al escuchar la voz del joven con el que había tropezado todos los colores subieron a mi cara por la vergüenza.

—Lo s-siento —tartamudee ya que estaba nerviosa— No fue mi intención —seguía disculpándome.

—¿Acaso no te fijas por donde caminas? —le reclamó, pero al darse cuenta que era la chica de las trenzas, optó por sonreírle de medio lado— vaya, te soltaste las trenzas —comentó mientras tocaba su suave cabello como lo hizo el otro día.

—Eto… —la joven Ryuuzaki no dijo nada, pues estaba algo sonrojada

—Si te viste en el espejo cuando te estabas peinando, ¿supongo que pudiste notar que lo que dije es cierto, o no? —le preguntó, mientras seguía sonriendo de la misma manera—. Ore-sama nunca miente —dijo para luego irse y dejar a la chica quien igualaba a un tomate por lo roja que estaba su cara.

Fin​