Code Geass [One-shot] Nieve

Nieve


Nevaba. Era invierno, los pequeños copos bailaban debajo de las grises y espesas nubes, y cayeron en la tierra suelta con paz. De pie, se encontraba un ser humano, envuelto en el paisaje melancólico de arboles muertos y pacifica nieve, mirando hacia el cielo gris completamente inmóvil, los copos de nieve caían sobre su pálida y fina mirada. Él no hizo nada cuando la nieve acaricio su cara como suaves plumas, simplemente miraba al cielo, sus blancas ropas bordadas con hijo dorado y carmesí se perdían en la blancura del paisaje, todo él se perdía, de no ser por su cabello negro, que acostumbraba a ser sedoso, ahora tieso por el frio, se convirtió tan de repente en una belleza triste.

Muy por encima de él, brillo el sol sobre las nubes en encanto vano. La nieve tranquila y bella, no volvería a ver ese encanto glorioso. Se derrite y se desvanece en la nada, como una memoria agridulce. A pesar de su belleza, y toda la perfección natural que había en el paisaje, moriría lejos de la realidad y el pensamiento, solo por que el sol se atrevió a comer una vez más.

De pronto, el ser humano ya no estaba solo, aunque el todavía no lo sabia. Una nueva criatura, pura como la nieve, caminaba sigilosamente, rizando la nieve a su paso. Se dirigió hacia él, casi sin ser visto, gracias al abrigo de piel blanco, que se perdía en la suave blancura.

— ¿Sabes por que la nieve es blanca?—Pregunto la mujer con voz suave y clara, como el tañido de una campana. Se cortó el velo silencioso, que la nieve espesa estableció entre ellos. Y al hacerlo, ella puso una capa más sobre el hombre delante de ella.

Él bajo la cabeza y cerro los ojos brillantes contra las lagrimas que se habían reunido en las orillas—La nieve no es blanca, C.C—murmuró. Su voz, que era más profunda que un abismo y más silenciosa que la propia nieve, se dejo llevar—La nieve es delgada y frágil como un cristal—Vacilo, mientras la mujer se acerco. Sus ojos ámbar brillaban en el aburrimiento del paisaje, teniendo un atuendo sedoso, la nieve caía y se aferraba en la piel del abrigo blanco lanudo, que llagaba hasta al suelo, y seguía lentamente sus pasos, haciéndola lucir como una reina—Pero aun así, como ya te he dicho, creo que la nieve es hermosa.

—Yo no la odio—Dijo el hombre, mirando a la mujer a los ojos— ¿Realmente debes de hacer esto?—Pregunto la mujer, bailando cerca del hombre. Parecía despreocupada por su situación, pero se veía el brillo de sus ojos afilados mientras hablaba. Los copos de nieve que caían sobre su cabello largo se derretían, haciendo que los largos mechones verdes brillaran etéreamente.

—Debo hacerlo—Respondió el hombre.

Unos momentos de silencio mientras la nevada cayó junto a ellos. Alto y elegante, el hombre levanto los ojos brillantes al cielo una vez más, contemplando lo que le esperaba allí. El cabello verde de la mujer colgaba alrededor de su figura como un velo de seda, lo toco y acaricio.

—Como digas—Murmuró.

Una risa baja, lleno el aire que a ambos rodeo, sus ojos rojos, rojos ardientes como los de una pesadilla, traspasaron la pureza de la mujer, la mujer lo miraba con cierta indiferencia—Ojala que yo no te importara— Por unos momentos, ella lo miro, él estaba de perfil a ella, las facciones del hombre parecían una tanto más definido. Sus pómulos definidos mezclados con el arco perfecto de la nariz, ella solo ladeó la cabeza hacia un lado para contemplarlo un poco más—Mi tarea es lo suficientemente difícil como para cumplir con nuestros contratos—No había ni rabia, no amargura en su tono, solo aceptación de un destino. Sin fuerzas la mujer tomo su mano, toco sus dedos, disfrutando el contacto— ¿Te sentirías mejor si no lo hicieras?— Pregunto ella con curiosidad y una sonrisa torcida apareció en sus labios. Ironía, la nieve solo aumentaba el silencio de sus voces.

—No—Su respuesta era tranquila y segura, pero no contenía ni un rastro de felicidad.

Sus siguientes palabras elocuentes, sin duda serian, fueron silenciadas por los labios de la mujer, tocando los suyos en breve vacilación. Cogido por sorpresa, como siempre lo había sido, el hombre acerco su cuerpo al de la mujer, rodeando con sus brazos su cintura, por varios minutos, en silencio, besó delicadamente la nieve. Entonces ella se aparto de él con una sonrisa como la luz de las estrellas. El calor era real, pero al parecer era más falsa que la luz de la luna, alumbrando en la fría noche—Me has dejado en claro, que no tienes otra opción, Lelouch. Tu razón de ser es completamente diferente a la que tenías cuando nos conocimos.

Sombríamente, el hombre de ojos brillantes, amatista, sonrió a la mujer astuta—Tienes razón, como siempre C.C—Se dio la vuelta para que lo siguiera, mientras se dirigía a la fortaleza invisible, que era su hogar—Ya no vivo por mi hermana, vivo ahora para morir.

Sin mirar atrás, Lelouch abandono la blanca y pura nieve, y regreso al amigo que se convertiría en su muerte.

Nota de Autor: Esta escena salio de mi mente, se lleva acabo en el palacio en donde vive Lelouch durante su reinado, al final del R2. Espero que hayan disfrutado.