One-shot Mi idiota

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko T. Yo sólo escribo con ellos para mi entreteniemiento y el de quien lo lea.​

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Mi idiota.​

-¡Ahhh! ¡Ese Inuyasha es un tonto!- así comenzó mi día, aquel atractivo hanyou que me tenia cautivada tuvo que arruinar esta linda mañana -¡Se merecía aquel abajo!- tengo la razón se lo merece el muy idiota -Ninguna sopa instantánea sabe mejor que mi ramen- así es, lo castigué por preferir aquella sopa que el ramen que tarde dos horas en preparar. Se los dije, merecía un castigo. Me fui de la cabaña hasta el río, no quería verlo y sobre todo necesitaba peinarme.
Fui hasta el río, pateando cualquier cosa que se atravesara en mi trayecto: rocas, ramas y uno que otro desafortunado animalito de la creación que osara a atravesarse en mi camino. Llegué al río y me hinqué para poder ver mi reflejo mientras peinaba mi cabello.
-Tal vez se merecía el primer abajo- replicó una chica idéntica a mí, se encontraba donde se suponía debía estar mi reflejo -Pero el segundo, el tercero y todos los demás estuvieron de más. ¿No lo crees? Además esos pobres animalitos ¿qué culpa tuvieron?- si estuviéramos en mi época creería que se trataba de alguna defensora de los derechos de los animales o algo así. Rolé mis ojos apartándolos de ella, su mirada me acusaba, culpándome de la posible contusión que Inuyasha y los otros animales podrían sufrir.
Aquella muchacha que decía ser mi conciencia siempre se aparecía en cualquier lugar dónde me reflejara, ¡diablos! por ella rompí el único espejo que me quedaba.
-Posiblemente- intenté poner de mi parte para que se apartara de mi vista, ¿cómo pretendía que me cepillara mi cabello si lo único que veo en el reflejo es a ella? Algo me dijo que mi respuesta no la convenció porqué torció su boca en una mueca bastante graciosa y cruzó sus brazos, creo yo en señal de protesta. Intenté ahogar mi risa, pero fue inevitable, no es culpa mía… ¡¡¡se veía graciosa!!!
-No te rías, que yo sólo soy el reflejo de tu conciencia y así cómo me veo tú te vez- ¡odiosa! Pensé.
Mi conciencia de verdad que sabía cómo molestarme y vaya que sabía cómo contradecirme; si le daba un par de abajos de más a Inuyasha me reprimía, si lloraba por Inuyasha también. Nada le parece.
-Es un idiota, no lo defiendas- le cambié el tema, rolé mis ojos nuevamente hacía el rio y ella había desaparecido -¡Gracias a…!
-No agradezcas, que aún sigo aquí- estaba por agradecer a los cielos, los ángeles y a Kamy pero mi alegría se vino abajo cuando la vi recargada en un árbol.
-¿Desde cuándo puedes salir de los reflejos?- le cuestioné no sin antes pensar -¡Maldición! Ahora nunca me dejará sola.
-Kagome, soy una creación de tu mente y tú tienes una mente muy poderosa- era acaso mi imaginación o “ésa” se estaba burlando de mí.
-Pues no lo suficiente para hacerte desaparecer- chillé de frustración. Por alguna extraña razón el arrogante y perfecto rostro de Inuyasha apareció en mi mente. Moví mi cabeza de un lado a otro para apartar la imagen –Idiota- pensé de él al recordar el coraje que me hizo pasar.
-Pero lo amas- interrumpió mi pelea interna, cómo si supiera lo que pensaba.
-Pero es un tonto, un testarudo, inmaduro, egoísta, orgulloso, infantil, insensible…- pude haber seguido pero el aire se me acabo, de verdad que estaba enojada, y mi querida conciencia parecía divertirse con mi rabieta.
-Te faltó idiota- agregó ella con una media sonrisa. Le di el más gélido de mis mirar, quería que supiera que no estaba para jueguitos ni comentarios tontos. ¡Esto era serio! La observé que seguía con su estúpida sonrisa, disfrutaba verme así. Sólo suspiré resignada, ella era aún más terca que yo.
-Idiota, egoísta…-
-Kagome los insultos se te están acabando, ya has repetido dos veces egoísta- mi querida conciencia interrumpió lo que parecía mi interminable lista de defectos de Inuyasha solo para burlarse de mí. Se acercó a mí y me miró de una manera muy intimidante –Pero tú bien sabes que él no es ningún egoísta- me sonrió pero no había burla en su mueca, ahora si parecía sincera.
-No, no lo es. Será todo menos egoísta- comencé a recordar los innumerables momentos en lo que él se ha sacrificado por todos, la manera en la que en varias ocasiones estuvo a punto de morir por mí.
Sentí mis ojos arder, mi vista se nublo y un nudo en mi garganta apareció. Intenté ser fuerte y no llorar, ya que ni siquiera sabía porque lo hacía, pero estaba por reventar en llanto. Una traicionera lágrima rodó por mi mejilla amenazando surcar todo mi rostro pero mi mano la interceptó.
-Inuyasha es lindo, tierno, un poco despistado pero muy atento conmigo, sobreprotector…- me detuve pero no por falta de aire, cómo se imaginarán para entonces ya estaba hecha toda una Magdalena y un amargo nudo en mi garganta no me dejó seguir con el discurso del día ya que mi voz se rompía.
Ella miró mi acción perpleja, no daba crédito a lo que estaba haciendo y para ser sincera yo tampoco. Me levanté del suelo donde aún permanecía hincada, y caminé hasta una enorme piedra para poder sentarme, recargué mi cabeza en el tronco de un árbol y di rienda suelta a mi llanto. ¿Qué importa? De todas maneras ya estaba llorando ¿Por qué no desahogarme?
-¡Vamos Kagome! No merece que llores por él, tú misma lo has dicho… ¡Es un tonto!- ahora era ella quien lo insultaba. Lo sabía era un tonto, pero un tonto que me salvó innumerables veces.
Negué con mi cabeza las palabras de mi conciencia, como si llorar por él fuera una muestra de mi agradecimiento. Dejé que hasta la última lágrima saliera, me acerqué al río y me lavé mi rostro, tenía que regresar a la aldea antes de la comida o Inuyasha se preocuparía y vendría por mí. Sonreí ante este pensamiento pero ella no estaba muy contenta.
-¿Por qué sonríes? ¿Qué es tan gracioso? Kagome no te das cuenta que Él te lastima- me gritó eufórica ¿Y ahora que le pasa? ¡Dios! Ésta sí que es bipolar.
Yo me encontraba más serena y relajada, mientras que ella tenía la rabieta del día. Le miré con una sonrisa, la misma que ella me regaló antes.
-Tengo que regresar o Inuyasha se preocupará- le dije despidiéndome de ella, pero bueno, si ella es mi conciencia vendría conmigo. Me giré para seguir mi camino pero ella me detuvo.
-¿Cómo puedes volver con ése IDIOTA?- me cuestionó tomándome del brazo, su cara de consternación decía más que cualquiera otra cosa. Le regalé una media sonrisa y ella confundida me soltó.
-Puede que sea un Idiota, pero es MI idiota- ella pareció entender lo que le dije, sólo sonrió y desapareció. Así juntas y despeinadas, regresamos donde aquel idiota, idiota al que tanto amo… mi idiota.

Fin.​

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NA: Lalala Soy nuevo y como verán un poco gay, pero muy feliz. Espero les guste el One-shot si no es así, me suicidaré (?) y mi pobre alma condenada al eterno sufrimiento continuará mi labor de escribir fanfiction :D Bueno, un saludo.​

Adiós.​