Umineko no Naku Koro ni [One-shot] Falso tablero milagroso

Título del song-fic: Falso tablero milagroso
Canción utilizada en el song-fic: Kagayaku sora no shijima ni wa de Kalafina.
Número de palabras:1392

“Cuando el final del tiempo se empiece a acercar, enjuaga tus frías lágrimas.”​

Narrado por Lion:

En la fría habitación podía apreciar la figura de mi tía Kirye a punto de dispararme, en esos momentos tenía miles de emociones encontradas y aún así debía permanecer cuerda y tranquila para poder razonar con ella.

—Si el dinero para ti es lo más relevante, estoy dispuesta a entregártelo todo —pronuncié sin perder la compostura.

—¡Niña tonta!, de verdad crees que es lo único que me interesa, sólo te diré que no es nada personal por lo cual espero no me odies tanto, adiós —dijo para después accionar aquella arma que marcaría el fin de mi vida.

“Escucharás los coros de los ángeles, la luz brillará a tu lado.”​

Justo entonces Will apareció de manera oportuna e inesperada; no se si me sentía feliz o debía de tener lastima por atraerlo dentro de la boca del lobo, en otras palabras no creía que fuera razonable que el viniese a salvarme al fin y al cabo el ya había cumplido su función de resolver lo que Bernkastel le ordenó.

—¿Qué haces aquí? —Cuestioné nerviosa.

—Estás bien —respondió con su mismo tono de siempre.

El problema se localizaba en mi ahora lastimado cuerpo que fue perforado por un frío pedazo de metal incrustado en mi organismo, a consecuencia de ello únicamente alcancé a poner mis manos en el lugar antes mencionado y caer sobre mis rodillas con un inmenso dolor que llegaba hasta mi alma.

“Tu corazón se teñirá con los tonos rojizos de esta canción, como una melodía inmortal extendiéndose hacía la perpetuidad.”​

Con rapidez atinó a sostenerme mientras me ayudaba a levantarme, con dificultad pude reincorporarme a mi antigua posición, me miró por unos segundos y volteó de nuevo para encontrarse con los penetrantes ojos de la cruel bruja que responde al nombre de Bernkastel.

—Corre, no importa la dirección o sitio —mencionó neutralmente.

—¡Acaso estás loco!, en serio crees que puedo huir de todo esto —exclamé molesta.

—Te daré un perímetro de cinco minutos, cuando lo realice trasládate lo más velozmente que tu complexión te lo permita y por favor cuando salgas de esta zona cuida de Diana y asegúrate de calentarle su leche ya que tiene un estomago delicado —agregó saltando en dirección a el escenario.

—De acuerdo —declaré yéndome.

“Y en el silencio de el cielo un jardín hallarás donde al fin tendrás descanso, atravesando un mar de fragancias de flor escucharás estos salmos.”​

Narrado por Willard:

Finalmente Lion se fue y yo me quedé haciéndole frente a la que se hace llamar “La bruja de los milagros”, título que para mí no tenía validez alguna, en seguida pude observar el cuerpo desangrado de Clair en el piso de aquel teatro y a Bernkastel con una hoz en sus manos acompañada de una cínica sonrisa llena de maldad y diversión combinada.

—Te atreves a enfrentarme Wright —emitió fríamente.

—En realidad, yo opino que es hora de que alguien te corte las uñas —opiné eufórico.

—No me hagas reír, posiblemente alguna de tus neuronas a sacado la conclusión de que tú, un inquisidor de la herejía podrá derrotarme a mí, una de las brujas del senado —se carcajeó llena de placer.

—Cierto, no soy más que un simple elemento de la SSVD, no obstante es mi deber poner un alto cuando el circunstancia lo requiera —intervine asistido de un suave respiro.

—Indiscutiblemente posees un gran fallo en cuanto al entendimiento de las complejas expresiones de los seres humanos, tremendo y cruel error, claro está que te costará la vida —articuló manifestando un horrible rostro.

—¡Yo Willard H. Wright, jefe inquisidor de la SSVD blandiré mi espada por esta de ocasión definitiva!

“En la eternidad junto a mí estarás, la inmortalidad jamás nos podrá alejar, la eternidad nos sabrá juntar, la inmortalidad nunca nos separará.”​

Establecimos entonces una pelea mortal donde sabía que no podía ganar, pese a lo que ocurriese conmigo, me preocupaba más la condición de Lion, me objetaba si no se rendiría al final, en efecto, es fuerte y la admiro por su determinación, pero ella soportaría tanto dolor, es decir, ninguna persona puede aguantar tanto sufrimiento de un solo golpe, puede asegurar que debe sentirse miserable al saber todo el contexto de su origen, reaccionando de forma serena, ocultando toda la tortura que atormentaba su pobre e indefenso corazón, debido a ese motivo regrese a procurar su bienestar, luchar por aquel fragmento feliz, liberarla de las cadenas que la ha impuesto Bernkastel.

“Hasta que llegue tu final, te amaré cada día más y más, tu alma quiero aferrar junto a mí.”​

—He aquí al imponente Wright, poseedor del amenazador apodo de “El cazador de brujas Wright”, aquel que logra hacer temblar a las criaturas mágicas con la tenue mención de su nombre, ahora helo en mis garras bañadas de su sangre —vociferó triunfante

—Seguramente en mis viejos tiempos me habrían dolido tus palabras, llegando al punto de fracturar fuertemente mi orgullo, sabes ya no me afectan esos comentarios —señalé escupiendo sangre de mi boca.

—Apuesto a que te dañaran mis oraciones si destazo a Lion en tu presencia, dime eso te encantaría, ¿no crees qué será entretenido ver a tus estúpidas facciones retorciéndose al vislumbrarla en la sentencia impuesta? —Interrogó halando una porción de mi cabello.

—No la toques, ella no te provocó ningún malestar, así que déjala ir —musité cansado.

—Bien, eso significa un si —aludió desvaneciéndose.

Debía alcanzarla, se que no es mi asunto intervenir en su destino, mi deseo es protegerla; con trabajo me recobre y me puse en marcha, no tenía tiempo y Bernkastel ya estaría ejecutando su perverso plan.

“La luna cobijada por la oscuridad susurra canciones de cuna, adormeciendo a quienes lleguen a escuchar cayendo en un sueño eterno.”​

​

Narrado por Lion:

Tal y como el me lo ordenó avancé lo más fugazmente posible, cada vez me agotamiento iba en aumento, cada paso se convertía un pesada roca en mis pies, se me podía apreciar en el limite de mis energías, lo que me impulsaba era el pensamiento y frases salidas de el hombre que hace mucho se quedó en compañía de mi verdugo, ¿seguirá con vida?, ¿volveremos a vernos?, infinidad de dudas surcaban mi sensatez.

—Lo lamento Will, espero puedas disculpar mi debilidad —mascullé entregándome a la derrota.

—Evoqué tu victoria y a cambio me concedes la escena de este desagradable infortunio —relató tomando mi brazo atrayéndome a su lado.

—¿Qué te pasó? —clamé tristemente.

—Te refieres a mi brazo izquierdo, parece que lo he extraviado, no pongas esa cara —expuso abrazándome.

“Adiós mi amor, no volverás, ahora estás más haya de lo terrenal, la oscuridad de mi corazón, llenará el vacío causado por ti.”​

—Vaya que acontecimiento tan ridículo y asquerosamente romántico, Willard si sueltas a Lion y me la cedes te permitiré salir de el tablero —concretó carcajeándose.

—Ven e inténtalo, te otorgo mi otro brazo o inclusive mis piernas —recitó Willard.

Fue en ese pedazo me di cuenta de las intenciones de Will al venir, todo me quedaba claro, ya no existían vacilaciones en mi ser, definitivamente iba a luchar por mi subsistir, encontrar el final que Yasu tanto anhelaba, ese desde hoy es mi principio, conseguir el sueño de felicidad que tanto espero y le fue negado, admiré la desgarrada figura de Will a mi lado que contrariamente a su apariencia lucia espléndidamente bella y enaltecida con grandeza.

—Will, no voy a rendirme, así que por favor no me sueltes —denoté aferrándome a él.

—Confía en mí, saldremos de esto —profirió Willard.

Los gatos demoníacos de Bernkastel empezaron a rodearnos, al inicio eran unos puntos de luz en las sombras, luego ya teníamos una multitud de esas cosas contemplándonos con hambre y desprecio, se amontonaron sobre nosotros, consiguientemente mordieron sin piedad nuestras desgastadas formas, nos derrumbamos y unimos nuestras manos, avistando la fisonomía de ambos, el suplicio ya desapareció entre las sombras de los monstruos, cerré mis parpados, desentendiéndome del mundo entero.

—Despierta, tenemos mucho por hacer —reveló dándome su palmo.

—¿De qué hablas? —curioseé.

—El milagro al final si fue concedido —comentó caminado.

“Y en el silencio del cielo se encuentra tu hogar en donde la luna se asienta y en el camino de la vía láctea al final te espera una vida nueva, es tu renacer.”​

Fin.