Baccano! [one-shot] Baccano! Keith Gandor Recuerda a Mamma Gandor

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Shinning Star Yumire, 14 Octubre 2012.

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    Shinning Star Yumire

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    Título:
    [one-shot] Baccano! Keith Gandor Recuerda a Mamma Gandor
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2431
    Keith Gandor recuerda aMammaGandor.




    Abril de 1925


    El mayor de los Gandor se encontraba silencioso en la sala de estar del departamento que los tres hermanos compartían. Reclinado en el sillón de suave, costoso y austero forrado, leía como otras tantas veces había leído, un libro de la biblioteca mientras esperaba por sus hermanos para jugar su clásica y tradicional partida de póker.
    Había adquirido la costumbre de leer con los años y por suaves e imperceptibles reclamos de sus hermanos, quienes se habían mostrado incómodos con verlo a él sentado por minutos u horas mirando, observando las triviales actividades de sus hermanos y de sus subordinados. Realmente, al mayor de los Gandor, poco y nada le importaba las miradas de incomodidad de los subordinados… o de los "amigos", como Luck solía tratarlos. Para el jefe de aquella mafia, sus subordinados no importaban, eran una pieza más, no iba a pasar tiempo preguntándose lo que sentían y querían, él no estaba ahí para hacer amigos, sino socios de trabajo. Berga y Luck solían ser más allegados a ellos que el mismo Keith. Si él cambiaba algún comportamiento suyo, era por sus hermanos.

    Después de todo, lo importante e la propia famiglia ¿no?

    Llegó al final de la hoja y la volteó, dispuesto a continuar leyendo. Pero sus ojos, que solían no mostrar ninguna emoción, se encontraron con algo que no esperaba ver. Allí, en el centro del libro, una flor marchita, una margarita blanca, bien conservada, yacía. Sus ojos dejaron entrever su sorpresa y con sus dedos recorrió suavemente el tallo y los pétalos resecos. Por supuesto, él no había dejado aquella flor allí, pero conoció a quien sí.

    No pudo evitar que un ligero temblor se apoderara de sus manos. Llevó cuidadosamente el libro a la mesita de café y allí lo dejó.



    Para cuando sus hermanos entraban a la sala con el set usual de póker bajo sus brazos, sólo vieron la rápida figura de su hermano mayor pasarles por al lado.

    -¿Hermano Keith?-pronunció Luck, el menor, dejando entrever su curiosidad.
    -Debe de haber recordado algo que olvidó.-comentó Berga, siguiendo de largo, hasta los sillones.

    Se quedó unos segundos frente al libro abierto y luego soltó una risotada ahogada. Luck lo miró mejor, uno de sus hermanos mayores tenía un semblante triste.

    -Debió ser el último libro que leyó.
    -¿Quién?... ¿Mamá?-lo primero fue dicho con curiosidad e intriga, lo segundo fue dicho con el tono del niño pequeño que alguna vez fue.

    Berga cerró el libro y lo tomó entre sus enormes manos para dejarlo en la biblioteca más cercana.

    -Ella leía mucho, le gustaba leer en el jardín, por eso las flores como señalador.-comentó.
    -No recuerdo mucho de esa época.- admitió el menor de los Gandor, encogiéndose de hombros.

    Berga comenzó a organizar las cosas para la partida de la noche, mientras le respondía a su hermano.

    -Es porque eras enano.- comentó toscamente.- Eras el favorito de nostra mamma.- sonrió.

    Luck se llevó una mano a la nuca, posiblemente lo fue alguna vez, el corto tiempo que él y su propia madre compartieron el mismo techo.






    Keith debía de tener diez años para esa época., Berga, unos cinco y Luck recién aprendía a gatear. Mamá Gandor solía mimarlos a los tres por igual, pero los dos mayores ya veían, de lejos, que Luck sería el favorito de ella. El menor, el consentido. El mimado. A ninguno de los dos ya le importaba el asunto del favoritismo, los tres tuvieron su momento de gloria y consagración con ella. A Papá Gandor le molestaba esa conducta de ella sobre Luck.

    -Si lo consientes demasiado, será un bueno para nada.- decía.

    Pero Mamá Gandor no hacía caso, nunca lo había hecho y sus hijos no podían negar que su tiempo con ella había sido una infancia feliz y sana, como la de cualquier niño normal.
    La tarde terrible y trágica, mientras Papá Gandor estaba trabajando, Luck dormía y Berga estaba durmiendo la siesta de la tarde, el hijo mayor estaba, completamente aburrido en la sala. Mamá Gandor se le acercó con una de sus sonrisas dulces y cálidas.

    -Cariño, ¿no me acompañas a llevarle esto a los vecinos? Es de la última reunión que hubo.- ella sostenía entre sus manos unas bandejas, posiblemente olvidadas o dejadas allí porque en su momento hubo comida.

    Keith no necesitó meditar aquello unos segundos, si Mamá Gandor le pedía algo, lo hacía, y lo mismo sucedía si Papá Gandor ordenaba algo. Él simplemente obedecía, la diferencia yacía en que con su madre lo hacía por cariño y amor, y con su padre lo hacía por temor y respeto. El niño de diez años asintió. Mamá Gandor sonrió aún más.

    -¡Qué bien! A la vuelta podemos ir a comprar dulces, entonces.
    -¡Chocolate!-exclamó el niño con una sonrisa de oreja a oreja.

    Tomados de la mano, Mamá Gandor y el hijo mayor salieron de la casa y fueron a la casa continua. La puerta se abrió sola y pese a que esto inquietó un poco a Mamá, Keith entró en ella como si fuese normal y pronto, se perdió de la vista de su progenitora escaleras arriba.

    -¡Keith!-llamó ella, sin resultado. Dejó las bandejas en el piso, a un lado de la puerta y se apuró por seguirlo.

    Tras buscarlo, Mamá Gandor lo vio entrando al cuarto que correspondía al dormitorio donde el Señor y la Señora Standfiel dormían. Ella lo llamó una vez más, pero sólo escuchó a su hijo diciéndole que se acercara, que al parecer, ambos señores estaban durmiendo la siesta como sus dos hermanos menores y a Keith le sorprendía que los adultos durmiesen siesta como los niños.
    Mamá Gandor avanzó precavida, sintiendo que las cosas estaban mal, que no debían estar ahí y lo mejor era dar la vuelta para volver a casa, donde allí estarían seguros. Ella estaba aterrorizada, a decir verdad, pero no iba a espantar a Keith, no quería asustarlo. Mamá Gandor, como toda madre, buscaba que sus hijos siempre se sintiesen seguros, pese a que estén en peligro. Por eso, cautelosa, se acercó hasta aquella habitación y vio, desde el umbral de la puerta, la escena que la dejó paralizada. Tanto el Señor como la Señora Standfiel estaban en la cama, sí, pero no estaban dormidos.
    La sangre en la que Keith no había notado goteaba lentamente desde las sábanas hacia el suelo, sin producir ruido alguno. Desangrados hasta morir. Mamá Gandor sabía bien que aquello podía ser… cuentas de la mafia, pero los Standfiel eran amigos cercanos de Papá Gandor y gozaban de su protección. Quizás, quien los haya matado, lo había hecho sólo para despertar la ira de Papá Gandor.
    Mamá Gandor podía permitirse pensar así sólo porque después de ser madre, era esposa del jefe de una pequeña mafia. Su sentido maternal no tardó en dormir al sentido analítico como esposa de un mafioso. Sus ojos vieron que entre los dos cuerpos, un pequeño cuerpo se movía. Keith se acercó a ver, en contra de las palabras de su madre.

    -¡Es el niño Standfiel!-exclamó con sorpresa e, incluso, alegría.- Creo que lo despertamos.

    Mamá Gandor miró al pequeño bebé que debía tener unos meses más que su Luck. El pequeño de cabeza pelirroja tenía su rostro y su pequeño cuerpo manchado de sangre. Cuando Keith se acercó lo suficiente para sonreírle al pequeño bebé, notó que la sangre estaba por toda la cama y el cuerpo del niño Standfiel, quien ajeno a eso sonreía bobamente. El rostro de Keith se transformó en uno presa del pánico y comenzó a gritar ¿Qué había sucedido allí?

    -Keith, cariño…- llamó ella temblando, estaba sintiendo algo en la nuca que no le daba la mejor de las sensaciones, algo con borde redondo y metálico.- No mires… Mami te quiere.

    Y sintió como el gatillo se accionaba y la bala disparada se movía por el cañón. Lo último que sintió fue una fuerte punzada allí donde el arma tocaba su cuerpo. Luego, nada.

    La sangre manchó el rostro de Keith, quien enmudeció viendo el cuerpo de su madre desplomarse con tanta facilidad en el piso. Ni siquiera levantó la vista, pero ya no se sentía seguro, ya no se sentía al resguardo de los brazos de su madre y el mundo que ella siempre le dibujó.






    El mayor de los hermanos volvió pasados los quince minutos, sus hermanos ya estaban jugando una partida sin él. Silencioso como siempre, buscó el libro que había estado leyendo. Luck se dio cuenta de sus intenciones y sonrió suavemente.

    -Oh, hermano Keith.- su hermano mayor lo miró.- Si buscas el libro que estabas leyendo, el hermano Berga lo dejó en la biblioteca.

    Keith miró la biblioteca, localizando rápidamente el libro. Lo tomó entre sus manos y lo abrió en la página señalada, dejó con cuidado en la mesa redonda de madera donde los tres hermanos (si no se encontraban en el jazz-bar del callejón cerca de la calle Mulberry) solían desayunar, almorzar o cenar. Luego, del bolsillo de su chaleco, extrajo un folio transparente bien doblado. Con sumo cuidado, tomó la flor y la deslizó suavemente en él. Luego cerró el libro y lo devolvió a su lugar correspondiente en la biblioteca.
    Sin perder la vista de sus dos hermanos menores sobre él, el hermano mayor sacó de uno de los cajones de una vieja estantería, recuerdo de su madre y único mueble con detalles femeninos en todo el departamento, un pesado álbum, viejo. Lo llevó a la mesa, y abrió una de las últimas hojas, las mismas, estaban llenas de un montón de folios parecidos, con uno o dos tallos de distintas flores, de distintas especies. Todas abrochadas, conservando la flor con sumo cuidado. Luego, del mismo cajón, sacó una engrapadora.
    Con el folio de aquella flor encontrada, buscó un lugar libre donde poner el nuevo folio y lo engrapó con cuidado. Luego, prolijamente volvió a guardar cada cosa donde correspondía.
    Luck sonrió suavemente.

    -El hermano Keith siempre se preocupa por preservar el recuerdo de nuestra madre intacto.
    -Bueno, sabes lo que se dice.- comentó Berga sirviéndose un poco de whisky en el vaso de vidrio.- Un vez que te vas, sólo los pequeños detalles te recuerdan.
    - A todo esto ¿Cuando vendrá Vino a visitarnos? Hace tiempo que no lo vemos
    -Hmn... Posiblemente esté por ahí, en algún lado del país, haciendo de las suyas.
     
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  1. VeckeFer
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