Reborn! [One-shot] ¿Qué quieres de mí? [KHR]

¿Qué quieres de mí? [KHR]

Está sin betear ni nada, y hecho en poco tiempo. Pero quería hacer algo de Chrome y Nagi x)
Enjoy ~~

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-El pulso es débil… no puede respirar bien, y la comida intravenosa parece no llegar a ningún lado. Por favor, venga doctor.
El médico se acercó a la muchacha, la cogió de la muñeca y presionó sus dedos en ella.
-No… su corazón no late ¡Rápido, enchufa la máquina!
La enfermera dio al interruptor de una máquina, ya dispuesta para este caso.
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<FONT face=En la mente de Nagi, sucedían cosas extrañas.
-Hola, Nagi –sonrió Mukuro
-… ¿Qui...quien eres? –la chica se abrazó a si misma, y miró al muchacho con temor.
-Soy… alguien que puede salvarte. Rokudo Mukuro –se presentó el chico, mientras se acercaba a Nagi.
-¿Qué quieres de mi? ¿Cómo sabes mi nombre? –balbuceó la chica, atemorizada del hombre.
El chico la tomó por los hombros y pegó su cara a la de Nagi. Esta se asustó, y retrocedió, asustada y con los ojos cerrados.
-No te preocupes, Nagi. Yo lo sé todo. Vengo a proponerte algo. –se alejó un poco de ella, para no asustarla.
Nagi se tranquilizó un poco. Levantó la vista, y miró a Mukuro.
-¿Qué quieres de mí? No soy nada… no tengo dinero… No tengo… nada –murmuró apenada.
Y en verdad no tenía nada. Sus padres la habían abandonado, y llevaba años en el hospital ingresado. Con que no tenía nada, también entraba que no tenía órganos internos. Corazón, pulmón, intestinos, bazo, páncreas… aquello que todo el mundo tenía dentro de su cuerpo, era un privilegio que Nagi no podía poseer. Hasta ahora.
-Kufufufufu –rió Mukuro –Ya sé que no tienes nada. No tienes… órganos –dijo, con una sonrisa un tanto extraña, que infundía temor en el excesivamente delgado cuerpo de Nagi.
Antes de que ésta contestara, Mukuro prosiguió con su discurso.
-Digamos que yo podría hacer que tuvieras… algo parecido a órganos. Son sólo una ilusión, pero funcionarán como unos reales. Eso sí… necesito algo a cambio.
-¿Qué… que quieres de mi? Por favor… unos órganos… Podré… ser como todo el mundo –la chica miró con un halo de esperanza y una sonrisa a los ojos de Mukuro.
-Quiero… tu cuerpo –la frase se clavó sobre Nagi, cual daga.
-No… mi… inocencia… A cambio de órganos… pero… ¿Por qué quiere arrebatarme mi… pureza? ¿No sirve otra cosa? –dijo Nagi. El pedestal en el que aquel hombre estaba subido se acababa de caer. Aunque fueran órganos, debía proteger su cuerpo.
Mukuro se echó a reír.
-Verás… no me refiero a tomarte en ese sentido. Por el momento, estoy encerrado en una prisión. Y necesito un cuerpo al que poseer. Piénsalo. Tendrás una nueva vida, mis subordinados, Ken y Chikusa, cuidaran de ti. Tomaras nueva ropa, y nueva identidad. Te llamarás Chrome Dokuro. Y solo necesito poder tomar tu cuerpo un rato. Y tendrás una vida normal.
Nagi, Chrome, se quedó pensativa un momento, antes de mirar a Rokudo Mukuro.


-Sí, por favor. No me llame Nagi. Soy Chrome Dokuro – dijo Chrome a la enfermera.
-Bueno… vale. Esta recuperación ha sido milagrosa. ¡Mírate! Puedes… andar, comer, respirar… Han aparecido tus interiores de la nada. Reza a Dios cada día. Pero… ese traje parece militar. ¿No quieres tu antigua ropa? ¿Y tu peinado? Es un poco extraño –le comentó la enfermera.
-No, esta ropa… me la dio un buen amigo. Le quiero mucho… y… a él le gusta. –Chrome se sonrojó con el pensamiento de Mukuro.

Salió del hospital, con un pequeño maletín, en el cual tenía un par de objetos muy queridos para ella, así como parches para el ojo y su cepillo de dientes.
Se dirigió al lugar indicado por Mukuro.
Esperaba que Ken y Chikusa le cayeran bien. Aunque… Haría lo que fuera por Rokudo Mukuro.