de Dragon Ball - Ojos verdes (Ten Shin Han y Lunch)

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Dedicado a una de las parejas (o tríos) más queridos del universo de Dragon Ball: Ten Shin Han y Lunch. Visto desde la perspectiva de Lunch.​

Supongo que puede considerarse este relato como un UA. O quizás una de las suposiciones de como se inició su relación. Un texto para lectura de adolescentes maduros 16 años y mayores.​

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Disclaimer: Los personajes por todos conocidos no me pertenecen ni obtengo lucro alguno de su uso, es más pierdo mi café y mi tiempo en escribir.​

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Ojos Verdes

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La anaranjada luz del atardecer se filtraba por las ventanas. Lunch miraba absorta como el disco candente se enterraba en el horizonte, un nombre en forma de suspiro se escapó por su boca.

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"Tien"

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"¿Cuánto más tardarás en volver?"

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Recordó con tristeza la primera cena que le preparó, cocino durante horas los víveres que aquella mañana misma había comprado en el mercado del pueblo más cercano a la Torre del ermitaño. Satisfecha inhaló el humo proveniente del puchero, se había tomado la preocupación de aprender sus platos favoritos, memorizando sus gustos para la preparación de una velada romántica. Aquel día se cumplía otro mes desde que tomó la decisión de abandonar Kame House por segunda vez, esta de forma consciente.

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Y seguirlo.

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Durante ese tiempo pese a convivir bajo el mismo techo, él no le había prestado excesiva atención, casi se podía decir que evitaba cualquier contacto más allá del cruce imprescindible de palabras. Ni soñar con un beso….

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Pero había un deje de pudor en su comportamiento que la animaba y la hacía retroceder a partes iguales, mientras, se desvivía tratando de aligerar en lo posible su extenuante entrenamiento.

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Incluso había retomado sus estudios de enfermería (discontinuos por Launch) a fin de atenderle mejor, un cúmulo de gestos cálidos que intentaban aliviar la rutina todavía estéril.

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Un bucle rebelde fugado de su melena se acercó peligrosamente a su nariz, lo apartó.

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"No, esta noche es solo para nosotros Launch, no estás invitada".

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Para su suerte y desgracia Launch se sentía poderosamente atraída por el guerrero. Tras la última ausencia al rencontrarse allí se debatía entre el alivio de hallarse allí y los furiosos celos del por qué.

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Su alter ego siempre fue un trasero de mal asiento.

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El no recordar nada durante sus ausencias la atormentaba

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"Quizás la prefiere a ella. . . Por eso es frío conmigo"

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El pitido de la tetera la sacó de sus reflexiones volvió a enfrascarse en la cena, todo debía salir perfecto.

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El sol siguió su camino por el cielo, la comida estaba casi lista, los aromas que emanaban de los cacharros eran poco menos que celestiales.

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Sonrió feliz, todavía tenía tiempo de darse una ducha y arreglarse.

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Recién duchada con el armario abierto de par en par y su cabeza índigo llena de dudas, no sabía que elegir. Contrariamente a "Launch" siempre fue una indecisa crónica. Vio asomarse en un lado del armario todavía guardado dentro una funda aquel vestido azul que Bulma Briefs le regaló el día en que comunicó formalmente a Roshi el abandono de su trabajo oficialmente para volver a la casa de sus padres, realmente para seguir a Ten Shin Han.

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"Te traerá suerte con los hombres". Le dijo guiñándole un ojo con picardía, la peli azul tan aguda como siempre, imposible ocultarle nada. La abrazó emocionada ante el detalle de su amiga.

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Cerró los ojos deseando que así fuera.

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Hasta la fecha no había encontrado una ocasión para lucirlo, no es que no saliera del bosque iba con frecuencia al pueblo para aprovisionarse, tener a dos guerreros entrenando menguaba la despensa a gran velocidad.

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Y el vestido… Su corte elegante y sencillo parecido a las calas del jardín no lo convertía en lo más apropiado para ir al mercado de la aldea.

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Con su hermoso vestido, ilusión en la mirada, rubor en las mejillas y una sonrisa enamorada. Se sentó feliz como una niña en la mañana del día de reyes a esperarlo, aun tenía algo de tiempo, tiempo para sorprenderlo y para pelear por él contra su rival.

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La tarde fue avanzando él no aparecía, nerviosa se pasó la mano por el pelo sujetando bien el lazo para evitar cualquier riesgo de "visitas inesperadas". Al rato, cansada de estar sentada, con la espalda ya entumecida se levantó y tomó un pequeño búcaro para acomodar unas calas recién cortadas, adoraba su simplicidad.

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Él no repararía en el detalle, pero no importaba, todo estaría perfecto para cuándo llegará.

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Llegó la noche la hora en la que usualmente volvía de su entrenamiento, encendió las velas, apagó el resto de las luces de la casa y se sentó en la mesa esperándolo.

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Temerosa de que los platos se enfriaran los guardó en el horno para que permanecieran templados, esperándolo.

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La inquietud comenzaba a ganar terreno a la confianza y lo que restaba de ella se transformaba en fe. La muchacha miraba el reloj con ojos suplicantes dos golpes en la puerta sonaron, casi saltó para salir disparada a colocar los platos en la mesa.

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Paró delante de la puerta y presa de los nervios, respiró hondo.

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"¿Se dará cuenta?"

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Estiró el delicado tejido que ya había comenzado a arrugarse.

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La desilusión asomó a sus orbes índigo.

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_Lunch querida, buenas noches – era su vecina la anciana señora Pot, una adorable anciana de cabellera algodonosa y lentes enormes, que vivía cerca de allí. Despistada como ella sola en más de una ocasión había olvidado hacer su compra semanal, ella la había socorrido.- ¿Podrías dejarme un poco de arroz y sal? Se me ha olvidado ira al mercado y ya es tarde para salir.

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_ ¿Quiere cenar conmigo señora Pot? – Le ofreció amablemente reaccionando con rapidez "Todavía tardará un poco más"- Pase y siéntese.

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_Querida- dijo contemplando el despliegue- creo que es mejor que me vaya, estás esperando a otra persona- sonrió tras sus gafas- mejor me llevó un poco de esta delicia- señaló un puchero cercano.

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_Buenas noches que descanse señora Pots- la despidió para volver a su silla.

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"Bueno no puede tardar mucho más".

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Horas más tarde cansado y sudoroso apareció acompañado de su inseparable Chaos. Se encontró con Lunch durmiendo envuelta en un ligero vestido, los bucles índigo sacudidos levemente por el ritmo de su respiración.

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Observó la mesa detenidamente, sus platos favoritos estaban fríos sobre el mantel, dos velas apagadas lo habían manchado de cera en la tercera, una llama inquieta luchaba por no extinguirse. Alargó una mano y la apagó con sus dedos. El ligero olor a chamuscado la hizo removerse, un quejido soñoliento escapó de su pequeña boca.

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Claramente la muchacha se había dormido esperándole.

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Tres ojos se clavaron en ella y una punzada de culpabilidad le recorrió la piel, aquellas mujeres conseguirían volverlo loco cada una a su manera… Sin buscarlo formaba parte de un triángulo por etapas.

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Launch puro fuego, salvaje, inestable, respondona, y peligrosa. Tan pronto le robaba un beso, como lo encañonaba con su arma.

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Lunch, dulce, amable, considerada, suave, parecía hecha de miel. Todavía no la había besado, ella. . . . Ella simplemente esperaba que él se decidiera a que le prestará atención.

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Launch la rubia peligrosa se la exigía a balazos.

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Y la obtenía.

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Kami sabe que sabía cómo conseguirla.

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Lunch solo susurraba revoloteando a su alrededor, construyendo piedra a piedra un hogar para él y para Chaoz.

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En su vida de guerrero su único objetivo había sido ser el mejor, en ello se dejó la piel durante años y años de entrenamiento. . . Rallando la tortura bajo las órdenes de Tao Pai Pai, después su hermano el maestro Tsuru.

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Nada era suficiente para llegar a ser insuperable.

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Tanto esfuerzo para ser vencido por un niño, un inocente al que no podía odiar a pesar de haberlo intentarlo.

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Tuvo que rendirse a la evidencia Son Goku era un ser puro, despertaba la bondad en las almas de los que se cruzaba, por escasa, profunda y enterrada que estuviera.

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Arrepentimiento, redención y… Ellas.

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Pese a su atractivo, nunca tuvo ni buscó las miradas furtivas de las mujeres, nula era su experiencia, su objetivo era otro, todos y cada uno de sus esfuerzos estaban encaminados a ser el mejor.

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Imbatible.

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No le importaban ni encajaban en su vida.

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Cuando aparecieron `ellas´ hicieron caso omiso a su timidez, a sus objetivos y a sus rutinas de guerreo, invadieron su solitaria vida, incluso Chaos parecía haberse acostumbrado a su presencia antes que él.

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Pero su buen juicio le decía que una relación así no podía salir bien aunque las dos parecían más que decididas a lograrlo.

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Lunch parecía aceptarlo con todos los inconvenientes, con todas las ausencias.

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Launch prefería acribillarlos.

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¿Pero podría él aceptarlas a ambas?

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Si solo fuera una lo simplificaría pero…. ¿Podría tener a una sin tener a la otra?

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Rodó los tres ojos al techo, eran como las dos caras de una moneda inseparables.

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¿Una relación a tres bandas. . .?

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Cerró sus tres ojos le dolía la cabeza solo de imaginar las consecuencias los pensamientos bullían mientras la contemplaba dormir.

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Iba a estallar.

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La vocecilla infantil de Chaoz le sacó del remolino.

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_Ella es buena Ten Shin, cocina bien- dijo probando uno de los platos- es cariñosa.

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El coloso giró la cabeza sacudido por las palabras de su pequeño amigo, tratando de entender lo que le insinuaba. ¿Desde cuándo se había vuelto tan observador, tan perspicaz?

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El eterno niño le sorprendía a veces con su conducta.

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_ ¿Qué estas tratando de decirme?- preguntó en voz baja para no despertar a la durmiente.

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_ El cielo esta estrellado- añadió pensativo - ¡Creo que encenderé en el bosque una fogata, acamparé allí! -salió de la cocina llevándose como séquito flotante un plato seguido en procesión por el resto de los manjares.

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Pasmado quedo mirando como Chaos se retiraba discretamente haciendo mutis por el foro, una sonrisa de niño travieso dibujada en su carita de porcelana antes de cerrar la puerta.

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"¿Está tratando de decirme que. . . yo... que. . . ella?"

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Estaba soñando no había otra explicación, en su sueño su tríclope estaba de pie a su lado mirándola… ¿Confundido? Vestido solo con sus pantalones de combate la armonía de su torso musculado truncada por la gran cicatriz último recuerdo de Tao Pai Pai.

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El tajo le recordó la clase de vida que él había llevado, lo que había sido. No hubo en ella calidez alguna salvo su amistad con Chaoz.

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Normalmente la llevaba cubierta su visión la turbó, por un momento deseó acariciarla.

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Deseó confortarlo.

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Nunca habría osado hacerlo, pero era su sueño.

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¿Qué consecuencias podía tener?

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Alargó temblorosa la mano recorriendo con las yemas la longitud de la cicatriz, despacio con suavidad, apreciando su limpia trayectoria casi quirúrgica.

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Cómo si con el mero gesto pudiera borrarla, hacer desaparecer su desazón barrer sus años de angustia.

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Él entrecerró los ojos respiró hondo la sangre bombeaba en su pecho palpitaba en sus sienes.

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El suave tacto de Lunch le hizo pensar el momento en que su pecho quedó marcado. Si no hubiera sido lo bastante ágil…

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"¿Estás preparado para morir?"

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Entonces lo estaba pero lo que se le presentaba en ese momento le causaba más respeto que la misma parca.

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"No soy ningún cobarde".

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Abrió los ojos bajó la mirada y tomó la pequeña mano tirando de ella levantándola de su asiento atrayéndola bruscamente hacia su pecho.

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La muchacha dio un respingo levemente desorientada casi parecía despertar, parpadeo de repente sobresaltada y abrió los ojos tanto como era capaz.

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El tríclope paró sonrojado y aflojó el abrazo mirándola, buscando una señal, una duda.

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"¿Habré malinterpretado la situación?"

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"¿Se habrá echado atrás?"

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Cuando combatía siempre buscaba algo en la mirada de su rival, una reacción, una pista de su estrategia.

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Ahora se encontraba estudiando los ojos de Lunch buscando lo que sin saberlo más temía rechazo.

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"¡No es un sueño!"

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La mujer de la cabellera índigo se sonrojó como una amapola levantó la cabeza y lo miró a los ojos. Ahora parecía él desconcertado y sumamente ruborizado, algo desconocido dentro de ella la impulsó a hundir sus bucles en el pecho de roca inhalando su aroma, disfrutando de su calidez, nerviosa separó los brazos para abarcar su torso.

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Él cerró su abrazo.

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Su rubor no se apagaría en toda la noche.

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En medio del lio de pieles procuró no ser tosco aquella mujer era seda y él acero. En el cruce ella abrió los ojos para clavarlos en los suyos.

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Se detuvo, quizás había sido demasiado brusco, Lunch alzó el cuello para besarlo otra vez, él bajó para completarlo, le miró con los ojos entrecerrados mientras perdía sus yemas en la amplia espalda del guerrero.

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Un dejé de tristeza cruzó por las orbes índigo.

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La extrañó no sentir dolor ni molestia alguna pese a que no era un amante muy experimentado, ella no sintió nada salvo placer despertándose en cada roce.

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Lo atribuyó a lo deseado del momento a tantos sueños realizados en esa noche.

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Al romper el alba abandonó la calidez de las sábanas y del cuerpo que en ellas yacía, la invariable rutina del guerrero comenzaba, cruzó la puerta buscando el baño.

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Con movimientos tan diestros como automatizados se rasuraba el cráneo mientras contemplaba el espejo sin ver nada salvo los acontecimientos pasados.

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Se ruborizó violentamente al evocar el recuerdo.

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Una gota roja se escurrió por la sien se reprendió mentalmente por su falta de concentración.

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Ella se desperezó feliz todavía incrédula. Si aquello era una broma de Morfeo no quería despertar, el aroma que impregnaba las sabanas le dio la certeza.

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Con las mejillas teñidas de grana se llevó la mano a la boca.

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"Ha pasado, de verdad ha pasado. Todo este tiempo sin acercarse y de repente….", un gritito de alegría sofocado por la almohada, la abrazó, hundiendo su cara en ella, disfrutando de su olor.

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"Pero ya no está" suspiró "su entrenamiento"

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No dejó que le abrumara la pena por su ausencia tenía muchos, muchos motivos para ser feliz…

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¡Había ocurrido, más, mucho más de lo jamás se había atrevido a soñar!

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Brincó dispuesta a comenzar con las tareas diarias; levantó las sabanas para cambiarlas, tan blancas, la desconcertó, no había nada, ni una gota de roja sangre.

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Debía de haberla.

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Se estremeció, ella, jamás había… Permitido a nadie llegar y que supiera su contraparte tampoco.

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Algo le gritaba en su interior que su otra mitad había tenido que ver en eso, que supiera la única mujer a parte de ella misma que había compartido casa y techo con el tríclope era ella.

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Launch la ladrona profesional.

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Solo el pensamiento de que ella, ella, le hubiera… robado, hacía arder en su interior un infierno de celos, en él, el maldito monstruo de los ojos verdes la devoraba.

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No lo permitiría.

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Estaba cansada de arreglar todo lo que la rubia estropeaba, de vivir a medias, de despertar sin saber el tiempo que había estado fuera, ni las fechorías cometidas. Cansada de esquivar a la policía y de encontrarse en los carteles de se busca.

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Siempre con el miedo de lo que ella pudiera haber hecho.

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Eso iba a cambiar.

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Amó a ese hombre fuerte y tortuoso cada hora de aquella oscuridad y de las siguientes, él la correspondió de la única forma que sabía con hechos.

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Sin palabras nunca las tuvo.

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Imágenes de él esa noche, él entrenando con Chaos, él meditando pétreo bajo la cascada, despidiéndose para ir a entrenarse.

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Eternamente obsesionado con superar a Goku.

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Desde la distancia apenas le dedicó tiempo, aunque ella disfrutó de aquellos breves instantes, tan raros como calas en el desierto en aquella casita perdida en medio del bosque.

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Se las ingenió en mantener a ralla a la peligrosa rubia todo el tiempo posible, los antiestamínicos ayudaron.

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Desde que tenía uso de razón jamás fue tan feliz.

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Una sonrisa salada se esbozó en su rostro, la secó con el dorso de la mano, dejó sus recuerdos de lado y continuó removiendo la pasta de la cena.

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Todo debía estar listo para sus amigos.

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Era un consuelo cocinar para ellos.

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¡Oh! Mi señor, cuidado con los celos. Son el monstruo de ojos verdes que se burla de la carne de la que alimenta.​

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William Shakespeare- Otelo.​

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Nota de autor:

¡Al final me he animado a publicarlo! Mil gracias a Dororo por animarme a ello.