Explícito Obscura Navidad

Tema en 'Relatos' iniciado por Yoko Higurashi, 19 Marzo 2018.

  1.  
    Yoko Higurashi

    Yoko Higurashi Usuario común

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    Mensajes:
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    Escritor
    Título:
    Obscura Navidad
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3792
    Advertencia: El siguiente escrito contiene desnudos y escenas sexuales explícitas, así como el uso de lenguaje que podría ser inapropiado y puede herir la sensibilidad de lector si no se lee precaución.

    Obscura Navidad.

    [​IMG]
    I
    Rosa
    La música suena de una forma peculiar, retumbando en mis oídos y haciendo mi cuerpo vibrar. Ahí me encuentro, recargada contra una de las paredes de aquella casa, escuchando, sintiendo ese horrible ritmo; ni si quiera el sabor del vodka, que está en este vaso de plástico rojo, me quita este tedio.


    — Vamos Rosa, ¿Qué haces ahí? —me jala una amiga del brazo, yo le quito de golpe.


    — No, esto es horrible —vuelvo a beber y me quedo viendo el techo, el cual es solamente iluminado por una lampara parpadeante, que va cambiando de colores: rojo, blanco, verde, negro, azul, morado— ¡Odio las fiestas de navidad!


    — Esto no es una fiesta de navidad —responde Mara mientras me señala todo el lugar— esto es una “anti-navidad”, hemos puesto todo aquello que obscurezca la navidad y…


    — ¡Blah! ¡Blah! —me bebo el resto de mi trago, tiro el vaso al piso y lo pisoteo— Mara, ¡No mames! Está sonando la pinche música de “The Nightmare Before Christmas”. Llama como quieras a esta mierda: Navidad, anti-navidad, pendejadas de colores, esto no deja de ser una porquería de fiesta.


    — ¡Hey! Yo sólo quería animarte —ella frunce el ceño y me empuja— no tienes por qué ponerte tan pesada.


    — Lo que digas… —susurro para mí mientras busco en mi chaqueta una cajetilla de cigarros y pongo uno en mi boca— …yo sólo vine por ti —enciendo el cigarro y empiezo a darle un jalón para después sacar el humo por la boca.


    — ¿Por qué simplemente no intentas divertirte? —me pregunta mientras su mano se posa en mi hombro, la quito de un golpe.


    — ¿¡Divertirme!? —sonrío de forma sarcástica— claro… porque conozco a muchas personas en este lugar.


    — Eso es porque no quieres conocer a nadie —responde.


    — Mira, la verdad que venir a estas babosadas no me va para nada —vuelvo a meter el cigarro en mi boca apenas digo eso.


    — Demonios, ¿Siempre eres tan anticlimática? —ella se sacude un poco el cabello, mientras empieza a darme la espalda— tal vez no quieras divertirte, pero yo sí.


    — Has lo que quieras —le digo, mientras veo como ella se aleja lentamente para hablar con otros muchachos.


    Mi mirada la sigue unos momentos, no es difícil distinguirla, es la única rubia del lugar. Ella se encuentra hablando con dos muchachos: uno alto de cabello castaño y rizado, y el otro de estatura promedio con el cabello negro y largo. Parece divertirse, poniendo sus manos en el estómago para resaltar su pecho.


    — No me engañas Mara, conozco esa técnica —ella toma del brazo a uno de los chicos y empieza a caminar con ellos hacia una mesa, parece que van a jugar. Apenas veo eso, cierro los ojos y suspiro.


    Las canciones van cambiando de matices: a veces son estridentes, otras veces calmadas, lo que sigue presente es ese patrón de “navidad” en tonos obscuros. “¿Anti-navidad? ¡Ja! ¡Anti-navidad mis nalgas!”, pienso para mí, mientras le doy otro jalón al cigarro.


    — Hola… —llega un chico, me mira unos segundos de pies a cabeza y se acomoda a mi lado, junto a la pared.


    — ¿Qué hay? —respondo de forma seca. Empiezo a mirarlo: cabello negro hasta medio cuello, piel clara, sus ojos son café obscuro, afeitado; lleva una chaqueta de mezclilla, y unos jeans negros.


    — ¿Siempre eres tan alegre? —me pregunta, con cierto sarcasmo, mientras no deja de mirarme de arriba a abajo; noto como su mirada se queda unos segundos más en mis pechos y suben nuevamente a mi rostro.


    — ¿Y tú, siempre eres tan inoportuno? ¡Largo! —le digo casi de un grito, el cual apenas se escucha con la música tan potente.


    — Quizá… —el chico se encoge de hombros mientras me sigue observando, yo jalo un poco de mi cigarro para echarle el humo en la cara— ¿Me das uno? —pregunta.


    — Toma —se lo doy de mala gana, pensando que quizá así se irá.


    — Gracias —él sonríe mientras pone el cigarrillo en su boca, y sacando de su bolsillo un encendedor, en forma de calavera, lo enciende. Le da un jalón y exhala el humo— pepino, ¿eh? ¿Has probado los de chocolate?


    — Sí, son una mierda —comento mientras sigo fumando.


    — Sí, la caja huele mucho a chocolate, pero al final el sabor es decepcionante, ¿No crees? —me dice de manera alegre, como si fuera a parecerme más o menos interesante.


    — Sí, claro… —le respondo secamente esperando que se vaya. Al ver que eso no va a pasar, decido irme yo.


    — ¡Hey! Espera… —me toma del brazo, de tal forma que el cigarro se termina cayendo de mis manos.


    — Déjame… —le digo, mientras intento jalar mi brazo.


    — No te vayas —él me mira a los ojos— podemos divertirnos —advierto en sus ojos un brillo, el cual he visto en otros hombres antes, y sé lo que significa.


    — Cabrón, ¿¡Qué tan pendeja crees que estoy!? —le digo mientras le doy una patada en la pierna, haciendo que me suelte.


    — Hey, no te pongas a la defensiva —él tira el cigarro al suelo mientras me mira— nada pasará si no quieres.


    — Claro… —respondo con sarcasmo.


    — Mira, estoy aburrido, ¿Entiendes? —me mira fijamente mientras mueve sus manos de un lado a otro— llegué a esta fiesta por un amigo, el cual ha pasado de mí para irse con una “amiga” a divertirse. Estoy aquí, sólo, en una fiesta de mierda, donde hay gente que se cree irónicamente superior al hacer una fiesta de “anti-navidad” cuando obviamente es otra mierdosa fiesta de “navidad”. Digo, ¿¡Dios…


    — …a quién quieren engañar!? —termino su oración, sin poder evitar reír.


    — ¡Exacto! —él sonríe— pero a todos ellos les parece una grandiosa idea, como si fuera algo muy original.


    — Eso mismo pensé en cuanto llegué con mi amiga —le sonrío, teniendo un poco de simpatía con él— ¿Acaso el que organizó esta fiesta no sabe cuántas personas han implementado la misma idea? Demonios, tenemos “anti” de todo: anti-valentín, anti-cumpleaños, anti-amistad… y hacen “anti” de la primera idea que les viene a la mente.

    En ese momento lo miro fijamente y él sonríe, nos quedamos unos segundos en silencio, suspiro y prosigo.


    — Como los días en que deciden que todos deben vestirse del mismo color: día blanco, día negro; como si hacer ese tipo de fiestas fuera a aumentar su popularidad —empiezo a hablar con él, sintiéndome extrañamente cómoda.


    — Me alegra encontrar a una chica con cerebro —él se ríe— en serio, ¿No han visto este lugar? Entro y me siento drogado con tantos colores —me mira y nos reímos.


    — Toda la razón; la boba de mi amiga le ha encantado la idea y creo ahorita está jugando “beer pong” con los chicos de la mesa de allá. Lo peor es que ni ella sabe de quién es la casa —me río mientras le miro fijamente, esta vez de forma más detenida: es guapo.


    — Lo mismo, mi amigo era amigo de un chavo que fue invitado a esta fiesta —se encoje de hombros— supongo que no somos los únicos sin saber de quién es la fiesta.


    — Vaya que esto es un asco —me río una vez más.


    — Ni que lo digas… —responde mientras pega su brazo con el mío.


    — Aparte esta música, ¡Agh! —me tapo los oídos por unos segundos— está taladrando la cabeza.


    — Oye, ¿No quieres subir a los cuartos de arriba? —él sugiere esa idea mientras me toma de la mano, de forma delicada— ahí creo es más tranquilo, y no sé tú, pero ya me cansé de escuchar “What's This?”, aunque sea el cover de Flyleaf. ¿Así o más navideño?


    — ¡Ay, ni lo digas! Llevo toda la noche pensando eso —muevo un poco mi largo cabello, el cual me estaba cubriendo el rostro— pero sí, me parece una buena idea subir.


    Nos miramos y reímos, él me toma de la mano y le tomo del brazo mientras apoyo mi pecho en su codo, frotándolo levemente. Ahora que lo he mirado de forma más detenida, sus rasgos no me parecen nada desagradables, trae una barba de tres días, sus labios son delgados, sus manos huesudas, pero bien formadas, su espalda es ancha, es delgado y alto, y viendo de reojo su paquete, no parece alguien despreciable en esa área.


    Quizás es el alcohol que por fin ha subido a mi cabeza, tal vez es el hecho de que mi amiga me haya abandonado por ir a jugar con otros muchachos, quizás es que estoy aburrida o tal vez el hecho de que es la única persona que me ha parecido interesante desde que llegué; la verdad es que no importa realmente cuál sea la razón, porque llega un momento en que me empieza a importar poco lo que pase esta noche con él.


    Muchas parejas se encuentran fajando en el corredor, algunos cuartos se encuentran cerrados, y se escucha a alguien vomitando desde la puerta de lo que parece, o quiero creer, es el baño. Él me toma de la mano mientras comienza a ir más deprisa, hasta que por fin encontramos un cuarto vacío, entramos y él inmediatamente pone el seguro en la puerta.


    — ¿De quién será la habitación? —pregunto, sintiéndome un poco mareada por el alcohol.


    — Parece el cuarto de una niña —dice él mientras levanta un pequeño oso de peluche que se encontraba en un buro con otros objetos: un joyero, una libreta rosada, y un florero.


    — Supongo que el que hizo la fiesta tiene una hermana —comento— bueno, no importa —me siento al borde de la pequeña cama.


    — ¿Y qué edad tienes? —pregunta él mientras vuelve al osito de peluche a su lugar.


    — ¡Uy! ¿Acaso estoy en una película porno para estas preguntas? —suelto un chiste de mal gusto mientras me inclino hacia atrás, haciendo que mi pecho se resalte por el arnés que llevo bajo mi blusa de tirantes negra.


    — Bueno, aún no te pregunto si esta es tu primera vez o si estás nerviosa —sonríe y se acerca lentamente a mí.


    — ¿Y tú, qué edad tienes? —le pregunto mientras le tomo del trasero y lo acerco a mí.


    — Veintitrés años —comenta mientras acaricia mi cabello.


    — Vaya, eres mayor que yo… —tomo la cremallera de su pantalón con mis dientes y comienzo a bajarla con delicadeza— yo tengo diecinueve.


    — ¿Y a qué se debe ese cambio de actitud? —sus manos acarician mi mejilla mientras yo le bajo el pantalón a media pierna para empezar a lamer por encima de su ropa interior.


    — Bueno, estoy aburrida —digo eso mientras empiezo a lamer la punta, aún por encima de la ropa interior, succionándola suavemente.


    — ¡Ah! Que rico… —me dice mientras una de sus manos empieza a masajear mi pecho por encima de mi blusa.


    — Mmm… —sigo succionando, a la vez que con mis manos empiezo a bajar sus calzones, de tal forma que su trasero queda descubierto, es entonces cuando meto uno de mis dedos a su ano.


    — ¡Ah! ¡Dios! —su mano se empieza a hundir en mi pecho, y siento como mis pezones se ponen duros por esa sensación.


    — Veo que te gusta el sexo casual —le digo con una sonrisa traviesa mientras de golpe le bajo completamente la ropa interior.


    — Bueno, normalmente no me encuentro con chicas tan calientes como tú —me dice eso mientras su miembro queda completamente afuera— ¿Y bien? ¿Qué te parece? —me pregunta, obviamente por su “amigo”. Su color era obscuro, a comparación de su piel, y no estaba rasurado, el tamaño era el promedio, no era un camarón, pero tampoco es que fuera el más grande que hubiera visto en mi vida; todavía no estaba erecto, pero empezaba a despertarse.


    — Se ve delicioso —dije con un falso tono lujurioso, sabiendo que cualquier cosa podría matar el momento, mientras besaba la punta y acomodaba mi mano en la base de este, acariciando suavemente— ¿Duro o suave?


    — Como gustes preciosa —él empezaba a hablar con confianza, cosa que en ese momento pasé por alto, dada la situación en la que nos encontrábamos.


    — Bueno, provecho… —después de decir eso, lamí desde la base hasta la punta, deteniéndome a succionar ésta para que mi mano subiera y bajara por su falo.


    — Mmm… —sentía como su pene poco a poco empezaba a pararse, haciendo que mi faena fuera más sencilla— ¡Ay! Sigue, por favor…


    — Ah… —empiezo a succionar cada vez más fuerte, y a meter y sacar su miembro de mi boca, posando mis manos en su trasero.


    — ¡Más! ¡Ah! —su miembro se ponía cada vez más duro, y sentía como sus manos se posaban en mi cabeza y empezaban a empujar, haciéndome saber que él lo estaba disfrutando.


    — Mmm… —la baba empezaba a escurrir de mi boca, sentía como su miembro palpitaba y el sabor salado de este se impregnaba a mi lengua. Metía mi dedo en su ano: lo metía y lo sacaba, y sentía como su pene reaccionaba a esa interacción.


    — ¡Dios! —con mi lengua, trato de darle pequeños golpes al glande, mientras que con la mano que tenía libre empezaba a darle nalgadas.


    — Ah… —saca su miembro de mi boca y yo empiezo, nuevamente, a lamer desde la base, acariciando sus testículos, hasta la punta, mientras lo miraba fijamente a los ojos.


    — Vaya… ¡Ah! —él jadea— eres buena en esto.


    — ¿Crees? —entonces me quito la blusa negra que llevo, dejando ver el arnés que tengo puesto, el cual resalta mi voluptuoso pecho.


    — Y tienes buenas tetas —dice eso mientras con ambas manos empieza a hacer el arnés a un lado y empieza a jalar mis pezones, haciendo que mis pechos reboten.


    — ¡Ah! —gimo mientras le sigo mirando.


    — Se ven deliciosas —él empieza a acomodar su miembro entre mis pechos y lentamente empieza a moverlo— apriétame —me ordena.


    — ¿Así? —le pregunto mientras encierro su pene entre mis senos, y empiezo nuevamente a lamer la punta.


    — Perfecto… —su voz tiembla.


    Empiezo a masajearlo con mis pechos, subiendo y bajando, siento como su miembro se pone cada vez más duro hasta un punto en que solo empieza a palpitar. Mi lengua le da ligeros golpes a la punta para empezar a chupar, mi cuerpo se calienta y siento como mi vagina empieza a lubricar, comienzo a sentirme ansiosa por lo que sé que va a pasar después.


    — ¡Ah! —él jala mis pezones de una forma tosca, casi causándome dolor, justo en el momento en que se corre.


    — Ah… —abro mi boca para recibir la mayor cantidad de semen posible, y lo bebo. El sabor es horrible, similar al cloro, pero me encanta sentir como se pega en mi garganta y se escurre por mi boca.


    — Eso fue relajante —él sacude su pene un poco, dejando caer las últimas gotas sobre mi pecho.


    — ¿No te falta algo? — me inclino un poco más en la cama, para poder sacarme el pantalón y la tanga negra que llevaba, me acuesto completamente, abriendo mis piernas y mostrarle todo a él.


    — Claro… —él se desnuda completamente y se apoya en el colchón, de tal forma que queda encima de mí— esto… —empieza a besarme mientras siento una de sus manos acariciar mis pechos, para ir bajando por mi abdomen, mi ombligo, recorriendo mi vientre y tocando la superficie de mi vagina.


    Su lengua se entrelaza con la mía, y siento como lame mi paladar, causándome cosquillas; su mano se encuentra acariciando los muslos y regresando a mi entrada. Siento sus dedos fríos acariciar el contorno con delicadeza, siento como abren y cierran mi entrada y acarician los fluidos que se encuentran en la superficie.


    — Estás tan rica… —me dice cuando deja de besarme, veo un hilo de saliva salir de nuestras bocas. Él empieza a besar mi cuello, a lamerlo, a morderlo y no puedo evitar gemir mientras lo hace, me estoy calentando demasiado.


    Con la palma de su mano empieza a frotar mi vagina mientras su lengua se desliza por mi cuello hasta mis senos, siento como recorre las curvas con la punta de la lengua, hasta llegar a mis pezones, donde le da un pequeño beso a cada uno y comienza a succionar el pezón izquierdo por unos segundos para posteriormente lamer la aréola de este.


    — ¡Ah! —empiezo a jalar las cobijas de la cama mientras mis piernas se doblan, él las mantiene abiertas con su cuerpo y sigue lamiendo un rato para posteriormente pasarse al siguiente pezón.


    — Mira, te estás poniendo húmeda —dice eso mientras uno de sus dedos empieza a tocar mis fluidos, para con ellos acariciar mi clítoris.


    — ¡Ah! No… —mi voz se agudiza, como si fuera una niña pequeña, y pequeñas lagrimas empiezan a salir de mis ojos— ¡Ahí!


    — ¿Aquí no? —él me susurra, para después empezar a lamer mi abdomen e ir bajando. Siento como sus manos se ponen firmes en mis piernas y como las abre más, su lengua empieza a bajar por mi vientre rasurado, hasta llegar a mi entrada donde empieza a lamer.


    Lame mis muslos y empieza a lamer la orilla de mi vagina, escucho aquellos sonidos que hace, como si estuviera chupando una paleta, los cuales, junto a aquella sensación, empiezan a excitarme más, haciendo que no pueda dejar de escurrir. Mi voz se vuelve más fuerte, casi al punto de gritar, intento cerrar mis piernas, pero él no me deja; y mantengo mis manos apoyadas en su cabeza, jalando un poco sus cabellos, como si estuviera suplicando por más.


    — ¿Qué tal? —me dice, mientras se relame los labios.


    — Dámelo… —le suplico.


    — ¿Qué cosa? —me pregunta mientras empieza a frotar su pene en mi vagina. Siento como está nuevamente duro, aún manchado con semen.


    — ¡Por favor! —le suplico con un grito al sentir como su miembro se frota con mi vagina, sintiendo mis fluidos cubrir su pene.


    — No te entiendo —él está jugando conmigo.


    — Te quiero dentro —le digo una vez más.


    — ¿Aunque no traiga condón? —me dice de forma burlona; ante esa pregunta yo callo por unos segundos, pero el empieza a frotar más duro


    — ¡Ah! —mi espalda se curva, mis manos se clavan en las sábanas, y siento ese cosquilleo hacerse cada vez más intenso.


    — ¿Eso es un sí o un no? —él se inclina un poco sobre mí, y siento su punta dar ligeras vueltas en la entrada de mi vagina; es como si estuviera pidiendo permiso de entrar.


    — Tu pene, dámelo… —le digo jadeando, sin importarme lo último que me ha preguntado.


    — ¿Así? —y entonces me lo mete de golpe.


    — ¿Sí? —empiezo a clavar mis manos en las cobijas mientras siento como me empieza a embestir.


    El empieza a apoyarse completamente sobre mí, sus labios empiezan a besarme y una de sus manos empieza a masajear mi pecho izquierdo, mientras con la otra se sostiene para seguir embistiéndome más duro. Siento como su pene me golpea, y escucho el sonido de cada embestida, mientras mi vagina se pone cada vez más húmeda, con ese ligero cosquilleo volviéndome loca.


    — ¡Más! —le suplico mientras él empieza a lamer mi cuello.


    De pronto, él me toma de la espalda con suavidad para cambiar de postura, ahora los dos nos encontramos sentados; él sigue moviéndose, obligándome a mí a seguir su ritmo, y siento como empieza a succionar una de mis tetas mientras con sus manos aprieta mi trasero para darme, de vez en cuando, alguna nalgada.


    — ¿Así te gusta? —me pregunta mientras lame mi cuello.


    — Sí, más… —jadeo y nos besamos.


    Siento su miembro palpitar dentro de mí, como empieza a entrar y a salir más rápido, y como mis piernas se empiezan a entumecer por lo rico que se siente. No puedo evitarlo, la verdad que la forma en que me está cogiendo se siente deliciosa, aunque no sepa ni su nombre, me hace sentir tan bien.


    — ¿Te digo algo? —me susurra mientras gime— nunca… había estado con una chica tan guarra como tú… —él me dice eso y empiezo a excitarme más, de pronto lo empujo atrás y quedo completamente encima de él.


    — ¿En… serio? —respiro con dificultad— ¿Ninguna… tan… guarra? ¡Ah!


    Empiezo a mover mis caderas de forma brusca, ahora yo tengo el control, ahora yo decido, y eso me prende más. Apoyo mis manos en sus piernas y curvo mi espalda mientras empiezo a montar su rico miembro, mientras siento como entra más profundo dentro de mí, y veo como mis fluidos se pegan en su piel. Él, a su vez, empieza a jalar mis pezones, a golpear suavemente mis pechos y a darme nalgadas mientras intenta moverse más duro.


    Estoy a punto del clímax, y siento que va a ser maravilloso. Sabiendo esto, me acuesto completamente sobre él, apoyando mis senos sobre su pecho, rozando nuestros pezones, pongo mis brazos debajo de su cabeza y empiezo a besarlo mientras me sigo moviendo; siento como su miembro golpea la entrada de mi útero, como sus manos se clavan en mis nalgas y me obliga a moverlas, me está volviendo loca.


    — Ya voy a acabar… —me dice.


    — Yo también… —le susurro.


    Nos besamos una vez más, su lengua recorre mis labios, entra y sale, acariciando mi paladar, para luego empezar a morderlos. Siento sus manos rasguñar mi espalda, para bajar a mi trasero, apretarlo y nalguearlo, para después hundir sus manos completamente en él, pegarme contra él y correrse dentro.


    — ¡Ah! —en ese momento siento todo estallar dentro de mí; siento como su semen entra en mí y mueve mi interior, como soy suya por completo y eso me vuelve loca, eso me hace acabar.


    En ese momento lo beso, de la forma más intensa posible, empiezo a morder sus labios y acaricio su cabello, sintiéndome plena. Mi mente se vacía por completo, y sólo pienso en la sensación, en este placer que recorre mi cuerpo y lo relaja. Entonces dejo de besarlo, y me quedo mirando sus ojos, acariciando su mejilla, jadeando suavemente sobre él.


    — Me gustas… —me dice mientras suelta todo su cuerpo sobre la cama y yo me quedo encima de él, con él adentro, jadeante.


    — Ah… tú también… me gustas —alcanzo a decir.


    — Me llamo Manuel… —me dice.


    — Me llamo Rosa —respondo.


    — ¿Quieres salir mañana? —pregunta, acariciando mi espalda.


    — ¿En navidad? —pregunto.


    — Sí… —suelta un suspiro— te… quisiera conocer —al decir eso, no puedo evitar reír un poco, ante la ridícula situación. Pareciera que nuestra relación empezará en desorden, y eso me causa una extraña gracia.


    — Claro… —logro decir con una sonrisa en mi cara, para después descansar en su pecho.
     
    Última edición: 13 Marzo 2023
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  2.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    20 Marzo 2012
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    Pluma de
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    Saludos.

    Comienzo con lo técnico. Usas mucho la palabra "empieza", y verla tan seguida molesta un poco.

    En esta parte falta un "no" para darle el sentido que supongo se buscaba.
    "— Sí, claro… —le respondo secamente esperando que se vaya. Al ver que va a pasar, decido irme yo."
    En esta parte es "frotar" en lugar de "fritar' (¿o debo buscar el significado de fritar?). Y falta un punto al final.
    "— ¿Aunque no traiga condón? —me dice de forma burlona; ante esa pregunta yo callo por unos segundos, pero el empieza a fritar másduro"

    En cuanto al escrito; es bastante realista en el sentido que si ocurre el mundo real. Es excitante, lo que esperaba leer en un escrito con contenido sexual. Aunque es mas erótica la narración del juego previo que del acto en sí. No digo que no me gustara, en realidad me gustó. Tienes una buena forma de narrar y describir, lo que hace ver que lo trabajaste cuidadosamente.

    Sigue escribiendo.
     
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