Explícito Obedéceme

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por AMMU TEIKOKU YUDAINA, 18 Mayo 2025.

Cargando...
  1.  
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    975
    El patriarca Itia y el caballero dorado de Aries Gateguard, un amor demasiado posesivo, el deseo de que te amen, sin importar dejar tu orgullo de lado, ser capaz de despojar del su propio valor a alguien, es lo que Libra mas quiere.

    Dos signos se suponen son tan compatibles.

    Saint Sieya y derivados no me pertenecen si no a Masami Kurumada.

    Solo la historia es de mi autoría.
    --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

    -He llegado al santuario, es bastante simple como pensé-

    Esa siendo la explicación del próximo aspirante a obtener la armadura de Aries.

    Gateguard, ostentaba aquel título.

    Su llegada al santuario, confería una mueca de fastidio, en ese joven de cabellos cortos y rojizos, un par de ojos verdes apagados, tez clara y su físico no dejaba nada que desear.

    Postura signa, mostrando un ego abrumador.

    Miraba por debajo a los demás, aunque apenas disputara para el título. Pero sentía que lo tenía ganado, su control del cosmos es tan poderoso.

    No tardo mucho para de forma accidental, conociera al patriarca Itiá, un caballero del siglo XIII, tenía bastante edad sin duda, pues en este momento ya estando en el siglo XVI.

    Pero él estaba admirando por el simple hecho del poder que sentía emanar del patriarca.

    Podía sentirlo, y por extraño que parezca, una atracción surgió por parte del ariano, una que no se refería solo al físico.

    Itiá, un anciano de más de trecientos años, sonrió al joven, dándole una bienvenida tranquila y pasando de largo.

    Desde ese primer encuentro, el mismo joven se sobre exigió demasiado, alcanzando el desarrollo de su cosmos de una forma magnifica y su cuerpo de igual se desarrolló, atlético pero no tan musculoso.

    Ganando la armadura del carnero dorado, siendo parte de la orden de elite, podía tener el privilegio de estar en la misma habitan que el patriarca.

    Su fascinación crecía al momento de pedir algún concejo, tratar de hablar con él, de aquello época de la guerra anterior.

    Todo era asombros ante la verde mirada.

    Sus misiones, siempre siendo extremas, le encantaban así, podría demostrar lo que realmente valía.

    Cuando volvía, su sonrisa arrogante estaba presente.

    Aunque si bien, no era tan cercano a sus compañeros de armas, por su actitud que podría llegar a fastidiarlos, pero existía un poco de empatía.

    Además Gateguard, tenía una especie de don, para la manipulación de cualquier tipo.

    Pero todo esto le tenía sin cuidado, solo quería ver los ojos oscuros del mandamás fijos en él, diciéndole que había cumplido bien la misión.

    Y en este punto es cuando todo comienza.

    Había regresado de la última tarea que debió realizar. Debía rendir su reporte ante ese hombre que admiraba tanto.

    Sus ojos de fascinación solo demostraban la ansiedad y nervios que sentiría ante la presencia, del mayor.

    Cruzo alunas miradas con Krest y Lugonis, los últimos dos caballeros dorados con los cuales se lograba llevar relativamente bien. Pero no significaba que fuera más cortes, solo una leve sonrisa socarrona.

    Paso de largo y a ellos no les molestaba esa actitud, pues ya estaban acostumbrados.

    Cada paso su emoción crecía más… Sintió como su corazón se aceleraba.

    Pidió el permiso necesario para entrar ante el recinto del hombre a quien siempre le había depositado su lealtad más que a la misma Diosa.

    Al encontrarse dentro, pudo notar un cosmos demasiado vivo, activo… Diferente al del patriarca en acción porque en esencia le pertenecía.

    Alzo su mirada, pues en automático hizo aquella reverencia.

    Lo que sus ojos divisaron, lo dejo boquiabierto, casi que podría perder el equilibrio.

    -¿Por qué me miras de esa forma? Gateguard- Esa voz sonaba diferente. Antes teniendo un timbre más desahogado y sereno. Ahora sonaba jovial, atractivo, incluso seductor.

    -No… No es nada su ilustrísima- Bajo la mirada, avergonzado, el sonrojó no se hizo esperar.

    ¿Por qué actuaba así?

    Enfrente de él, estaba un hombre joven, tal vez de una apariencia de unos veinticinco años, pero obviamente siglos lejos del cuerpo antiguo.

    Siempre se había sentido atraído por su conocimiento, los concejos.

    Lo admiraba, pero ahora no podía manejar como se sentía delante de este hombre.

    -Te sorprende mi apariencia ¿Verdad?- Se estaba divirtiendo con la reacciones del joven caballero de Aries.

    -Yo… Señor Itiá… Su apariencia… Me…- No pudo contestar, pues sintió como aquel hombre de cabellos azabache se acercaba a él de manera peligrosa.

    Provocando un sobresalto, pero no dejo postura, se mantenía firme.

    -Estoy logrando buenos avances, para lograr volver a tener un cuerpo rejuvenecido- Sonrió, al ver ese rostro sonrojado, con vergüenza, le divertía.

    -Entiendo- No sabía que decir. Todo esto le parecía tan extraño, pero no era nadie para cuestionar las decisiones del patriarca.

    -Gateguard- Lo llamo con esa voz autoritaria, digna del mandamás en turno.

    -¿Si? Patriarca- Sabia que aquello solo significaba que una nueva orden recibiría.

    Posiblemente deseaba saber cómo resultó la última misión.

    -Quiero que vengas conmigo- Le dio la espalda, dirigiéndose al trono.

    Aquel pelirrojo sólo asintió, levantándose y siguiéndolo a una distancia prudente.

    Le llamo la atención que Itiá solo se sentara en el trono destinado al patriarca y lo miraba fijamente.

    Pero esos ojos azules oscuro, que siempre reflejaban una tranquilidad, paciencia y paz.

    Destellaban por la lujuria y deseo… No podría identificar exactamente que querían expresar, pero lo dejaba demasiado impresionado.

    -Gateguard… Sabes como cualquier caballero dorado, que debe obedecer las órdenes del patriarca- Sonrió para sí mismo, no era necesario girarse, pues se imaginaba el hermoso rostro que podía demostrar el caballero de Aries.

    -Eso lo sé perfectamente su ilustrísima- Se encontraba sereno, detrás del azabache, esperando la siguiente orden que recibiría.

    -Quiero que te despojes de tu armadura en este momento- Aquella orden salió, con voz potente, que podía influenciar respeto en el corazón de todos.
     
  2. Threadmarks: Capitulo 2 (Sexo)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2960
    Abrió su boca, para protestar ante eso, no porque fuera un altanero, si no que esa idea la causaba un estremecimiento, además presentarse así ante el patriarca podría considerarse una falta de respeto.

    -Pa… Patria…- No a completo su oración.

    -¿Me planeas desobedecer?- Esa voz grave de nuevo sonó, estremeciéndolo aún más al Ariano.

    -No…- Bajo la mirada avergonzado, sus mejillas rojizas casi del mismo tono del cabello –Esta bien…-

    Se despojó de su armadura, principalmente del peto, se maldijo a su mismo por no llevar algo debajo de ella, su cuerpo bien formado, algo musculoso no tanto, poseía una cintura algo estrecha y unas caderas decentes, no muy grandes, ni muy pequeñas.

    Por estar haciendo aquella acción que catalogo como indecorosa enfrente de ese joven patriarca que estaba robándole suspiros y provocando con su corazón latiera como loco, no solo por mostrarse vulnerable ante él.

    Itiá se estaba acomodando en su trono, ver como el primer guardián de aquella generación obedecía sin rechistar le parecía perfecto, se cuerpo lo estaba deseando.

    Una parte de él, se culpaba por haber comenzado a desear a alguien que es por varios siglos más joven, pero ahora con esta técnica que logro encontrar, podría satisfacerse como quisiera.

    -Así está bien- Aquella voz sonaba más sensual cada instante, dándole las indicaciones necesarias.

    -Como ordene… Patriarca- Su voz se convirtió en un hilo suave, la mirada baja, avergonzado a mas no poder, su cuerpo estaba expuesto, pero no del todo.

    Quedo sin el peto, y las partes de la armadura que cubrían sus piernas, en cambio las de brazos y su cintura aún permanecían.

    Y si, llevaba puesto un pantalón, agradecía que era la prenda que nunca olvidaba.

    No podía mirarlo a la cara, trataba de cubrirse un poco con su mano el pecho, y más al sentir su propia armadura fría contra sus pezones, estos comenzaron a reaccionar.

    Sus nervios solo estaban aumentando.

    ¿Qué pretendía el patriarca?

    -Ven Gateguard- Le hizo una seña con la mano, para que se atreviera a acercar al trono patriarcal, una zona prohibida para cualquiera que no fuera su ilustrísima o la misma Atena.

    Abrió su boca un poco, no sería factible decir algo, agacho su cabeza y camino lo mejor posible ante aquel hombre que le imponía.

    Le gustaba recibir sus órdenes, las sentía como una forma de hacerlo feliz. Estaba guardando la compostura lo mejor que podía, por dentro estaba hecho un manejo de nervioso, con esas mejillas pálidas, el rojo en ellas y sus ojos verdes sintiéndose avergonzado por su imagen.

    Itiá solo se deleitaba con ese espectáculo, aquel niño que llego al santuario, tan altanero, soberbio y molesto con todos, verlo así de sumiso y más que fuera solo con él, le excitaba tanto.

    Que si no fuera por la túnica del pontífice se notaría su erección que le provocaba.

    Estar a escasos centímetros, pensaba inclinarse para reverenciarlo, ya no sabía que acción tomar, se sentía tan grosero por permanecer así delante del patriarca que admiraba y comenzaba a querer más a cada minuto, pero fue la propia orden de este.

    Relamió sus labios, estaba decidido hacer lo que deseara con el cuerpo del carnero dorado.

    Lo tomo con firmeza de la cintura atrayéndolo más a él, con el propósito de hacerlo sentarse sobre su regazo, pero con sus piernas por cada lado.

    Gateguard no comprendía esto, esta cercanía era contra cualquiera ley, estaba sobre el patriarca, uno joven y tan atractivo.

    Su voz agitada, con el contraste de un corazón latiendo a todo, esas mejillas estaban más rojas, su piel se erizaba por ese contacto, el cuerpo contrario se sentía caliente.

    -¿Pa… Patriarca…? Yo…- Lo había soñado antes, con el joven o anciano, sentía algo extraño, pero ahora estaba en ese regazo y no de una forma inocente, sentía algo debajo de él, caliente y duro.

    Tomándolo de la parte posterior de la cabeza, lo acerco con fuerza hacia él, para susurrarle algunas cosas en el oído.

    -No digas nada, vas a satisfacer al patriarca- Conocía al pelirrojo, esas miradas que le había dedicado por años, que al principio fueron de una inocente admiración, pero de a poco se convirtieron en algo más, deseo, amor.

    Lo estaba aprovechando para gozar de esos placeres carnales que hace un tiempo no podía gozar.

    Ahora en este cuerpo, lo aprovecharía y su objetivó se convirtió ese cordero rojizo orgulloso.

    -¿Satisfacer?- se le cumpliría su deseo, pero ¿De qué forma ocurriría?

    -Solo tienes derecho a obedecerme y decir mi nombre…- Comenzó a morder ese cuello pálido, mientras la otra mano fue a uno de los rozados pezones de Aries. Gozaría al máximo, el hecho de no haber tenido sexo por mucho tiempo.

    -Aaaaaaah… Patriarca… No… Aaaaah- Estaba incumpliendo la regla principal, protestar contra una orden del pontífice, quería zafarse, pensando en el respeto que él otro se merecía.

    No sería dejado ir tan fácilmente.

    Los siglos de experiencia, no serían nada a comparación con este novato en cuestión, lo agarro con toda su fuerza de ambos lados de sus caderas, apretando aquella piel blanca, dejando la marca de sus dedos impresa.

    -¿Crees que no me he dado cuenta como me miras?- Se acercó un poco para mordisquear un pezón, los estaba maltratando como deseaba –Tú deseas esto, no te hagas el inocente lindo corderito- Siguió disfrutando ese joven cuerpo, dejándole marcas de chupetones y mordidas en diferentes partes.

    Aries no se entendía ¿Por qué no se alejaba?

    Pensaba que estaba mal, pero se sentía tan delirante esas oscas caricias sin amor, sin respeto, solo deseo. Es verdad, las miradas, algunas insinuaciones que había dado, deseaba ser penetrado por el patriarca joven, aunque apenas lo concia era el mismo que había visto desde que llego y le gustaba.

    ¿Prefería que fuera con amor?

    Claro que sí, pero s todo lo que obtendría.

    -Aaaah… Aaaaaah… No… Atena… Ella… Se…- Tenia esa preocupación, podría estar cumpliendo un sueño, pero no olvidaba que la Diosa estaba presente a sus aposentos.

    Volvió a tomar posesión del cuello, lo estaba marcando con ferocidad, tendría chupetones que no se ocultaron con la armadura, pero eso es lo que quería, que ahora supieran que Aries se había vuelto solo suyo, para cumplir su voluntad en todos los ámbitos.

    Los débiles gemidos que salían de la boca de Gateguard, le provocaban olas de excitación, su pene aun atrapado en la tela de aquel pantalón pedía a gritos ser atendido.

    -Atena no se dará cuenta de nada, está practicando concentrar su cosmos, eso la mantiene ocupada por mucho tiempo- Sonrió, al ver esa cara, las mejillas sonrojadas, los ojos vidriosos por el placer que el mayor influenciaba en el menor, la lengua de este un poco salida por los jadeos, incluso un hilo de saliva escurría por una de sus comisuras.

    Sonrió, frunciendo el ceño, mostrándose deleitado por la asombrosa vista que el pelirrojo le regalaba.

    -Quítate la parte de la armadura que estorba- Hacía referencia a aquel material en la cintura.

    Sin despegarse del mayor, parecía hipnotizado por las olas de placer que sentía, su cuerpo estaba bajo los instintos del sexo y deseo.

    Apoyándose con su mano, ver más el cuerpo que estrenaría le existimaba más, estando por completó un desastre.

    -Los Aries siempre se enorgullecen de ser siempre poderosos, decentes, recatados y de noble corazón… ¿Qué pasa contigo?- Dio un pequeño gruñido, mientras exploraba la parte trasera del pelirrojo, que solo lanzaba gemidos, ser tocado por las manos toscas le gustaba –Deberías ser un inocente corderito, pero te has convertido en una perra en celo- Sonrió, mirándolo a los ojos, rápidamente y sin importarle nada, desgarro el pantalón de primer guardián.

    -Aaaaaaah…- Cerro sus ojos, esa sensación de ser tocado tan descaradamente se incrementaba por la espalda, el pene de este también estaba despertando, incluso dejaba ver un poco de pre semen manchando la tela de adelante.

    -Agradéceme… Argg… Que te preparare un poco…- Disfrutando el torturar al otro, introducía un dedo en aquel ano sin ningún cuidado, para expandir esa entrada que poseería de ahora en adelante –No quiero romper mi nuevo juguete-

    Las palabras de Itiá llegaban apenas a aquellos odios, escuchó que sería solo un objeto personal de ahora en más, no protestaba, gustaba de tener esa atención del patriarca, servirle como fuera es su mayor deseo.

    Sentía tan extraña aquella invasión, pero le dolía y gustaba por partes iguales. Lo más probable es que terminaría roto, pero no le importaba nada, deseaba que lo trataran así.

    Otro dedo fue introducido de golpe, esta vez gimió más fuerte el Ariano, las lágrimas comenzando a escurrir por sus ojos verdes, sintiendo que estaba llegando a un venirse muy pronto, nunca antes se había estimulado así.

    Ningún dorado es tan inocente como no haber practicado la masturbación, pero jamás creyó que jugar con su ano fuera tan satisfactorio.

    -Pa… Patriarca…- Lo llamaba, mientras apenas se podía sostener con sus manos por cada lado de los descansaba brazos del trono, un lugar tan estrecho, pero que se volvió perfecto para tener sexo entre ambos.

    -Espero que te acostumbres a tener mi pene dentro de ti, porque es tu próxima orden y nadie desacata lo que el patriarca quiere- Gozaba ver esa rostro patéticamente excitado del pelirrojo, se fue por completó el orgullo, el desafío en esos ojos, solo el placer lo inundaba.

    -Si… Como… Ordene… Yo… Yo… Aaaaaah, le obedezco patriarca- Logro decir esta frase como pudo, el placer ya necesitaba más.

    Abrió su túnica, demostrando que no llevaba puesto nada en el tórax, bajando un poco el pantalón, demostró la reacción que ocultaba.

    Gateguard se quedó mirando aquello, el miembro de aquel hombre es bastante grande y grueso. ¿Por qué lo excitaba más?

    Pensar que lo tendría dentro.

    ¿Podría acabar por completó?

    Se cuestionó eso, en sus pocos momentos de cordura, nada de esto importaban.

    Como pudo levanto un poco su cuerpo de su lugar, para acomodarse.

    Lo hacía por instinto, sus deseos de pertenecerles a ese hombre de cabellos negros lo dominaban.

    ¿Qué más daba si solo era un juego?

    Una forma de divertirse del mayor

    El estaría más que gustoso cumplir esa misión todo el tiempo.

    Quiso bajar lentamente, al final era su primera vez, le dolería sin importar que, pero lo gozaría.

    Itiá no es para nada un hombre paciente, y al verlo acomodarse perfectamente, su pene en la rosada y estimulada entrada, con la cabeza adentrándose. Tomo con firmeza las caderas de este y lo sentó de una vez.

    -Argggg… Arrggggg… Que buen culo tienes Gateguard- Lanzaba esos roncos sonidos, porque había pasado mucho tiempo desde que profanaba a alguien.

    Por su parte Aries, gimió con fuerza, esa sensación entre dolor y placer lo cautivo tanto, las manos del patriarca jugaron con su cuerpo un tiempo, y la boca igual, que al sentirse ensartado en ese pene, no lo pudo impedir y se vino sobre el abdomen del mayor.

    -Valla, valla… Así que mi nuevo juguete, no pudo contenerse- Se burlaba de aquella acción, pero no le importaba ahora, al fin de cuentas lo obligaría a limpiar su desastre con esa lengua.

    -Per… Perdo…Neme…- Temblaban por su orgasmo, sus lágrimas estaban corriendo por sus ojos, se apoyaba un poco ahora en el pecho del mayor –Aaaaaaah… Due…Le…-

    -Ja, claro…- Las embestidas que daba, debían ser acompañadas por los débiles saltos que Gateguard daba, solo para complacer al otro –No es la primera vez que destrizo a uno de los tuyos- Se jactaba de que estuvo con más hombres y mujeres en el pasado.

    Le gustaba y dolía tanto, que estaba perdiendo un poco su capacidad de escuchar, su primera venida le provoco espasmos y una sensación que lo abrumaba.

    El dolor estaba, pero el placer aumentaba con todas sus olas posibles, su pene se recuperaba, usualmente después de su primera venida, ya no lo volvía a hacer descansaba, pero ahora le estaban proporcionando tanta estimulación que solo quería seguir hasta perder el conocimiento.

    -Vamos sucio borrego, te gusta que te hagan lo que quieran… Tu culo es formidable- Mordió un poco el lóbulo de la oreja derecha del pelirrojo, para seguir susurrándole más cosas –Cuando era joven estrene al Aries de mi generación, fue tan aburrido porque no quería seguir después de venirse- Lamio aquellas gotas de sangre que provoco en la mordida –Me preocupaba por los sentimientos de él, pero contigo…- De nuevo apoderarse de los lastimados pezones del Ariano

    –Tu solo serás mi depósito de semen, te utilizaré cada que tengan ganas y créeme que será a diario- Modio con fuerza esos botones rojizos ahora.

    Cada embestida era más fuerte y rápida, que Gateguard no podía contenerse con sus gemidos, sus piernas estaban temblando como todo su cuerpo, por todos lados sentía como lo invadían, le fascinaba verse sometido ante el patriarca, ser lastimado d rodas las formas lo gozaba.

    Con fuerza y sujetándolo en el último salto, tomo las caderas pálidas y mallugadas por sus agarres toscos y sin cuidado, lo sentó tan fuerte, pues su clímax había llegado.

    Corriéndose en el interior del pelirrojo, la segunda venida de este llego, volvió a manchar el cuerpo de Itiá, le gustaba que fuera un desastre el pelirrojo, lo corrompió y gozo de hacerlo.

    -Pa… Patriarca… Lo… Aaaaah- Gemía y jadeaba, deseaba apoyarse en el pecho del mayor, pero no se atrevía.

    -Ahora…- Le dio un fuerte empujón, para que cayera al suelo, no sería un hombre delicado y amable con su nuevo amante, en este tiempo dejaría los sentimientos de lado, solo buscaría su satisfacción personal.

    Demostró una mueca de dolor, sus lágrimas se habían secado, el sudor en su cuerpo le daba un brillo único a su cuerpo delgado, con los adornos de aquellos chupetones y mordidas con leves rastros de sangre, la imagen misma del deseo carnal para el patriarca lo hizo suyo, sería lo único que importaba.

    Además el semen que Itiá deposito en él, estaba saliendo de a poco. Más con esa mirada de desconcierto.

    -Tendrás que limpiar tu desastre- Sonrió satisfecho, verlo así de derrotado y patético, era la imagen de lo que quería.

    Se incorporó un poco, estando de rodillas delante del mayor, se inclinó para comenzar a asear el pene que había estado en su interior, quitando cualquier rastro de la esencia del mayor.

    Aprovechaba esto como el sexo oral que también quería sentir la boca de aquel joven.

    Le estimulaba mucho, una cavidad pequeña, caliente y húmeda.

    Lamidas torpes le daba, no sabía qué hacer, pero lo intentaba, se sentía seguro cuando el patriarca lanzaba gemidos de placer, sonriéndole con una combinación de compasión y lujuria, que le provocaba más.

    Trataba de introducirlo todo en él, pero no alcanzaba sin sentirse ahogarse.

    Obviamente a Itiá eso no le importo, deseaba que Gateguard le hicieran una garganta profunda, y penetro su boca por completó. No se vino esta vez, pero hacerlo jadear por sentir que le hacía falta el aire, le excito más.

    Tosiendo, con las lágrimas escurriéndole de nuevo, trataba de componerse, pero le era difícil, esa acción, logro que su garganta le ardiera, sintiéndose extraño.

    Sonrió de nuevo, lo había tomado como su amante, su esclavo de ahora en más, seria suyo siempre y este día tendría que aprovecharlo lo más que pudiera.

    Se levantó del trono patriarca, que estaba vuelto un desastre, tomando con fuerza aquella delicada muñeca, lo condujo hasta su propia habitación, un lugar que nadie debía pisar por nada del mundo.

    Gateguard, lo sujeto, aun con el dolor en su retaguardia por esa penetración tan salvaje, fue arrojado con fuerza a la cama. No tendría descanso, volvería a pertenecerle al patriarca y estaría bien.

    Lo amaba al grado de entregar todo por él, si era tratado como un juguete sin valor, lo tomaría… Prefería eso a no tener ningún contacto con Itiá.

    Obviamente libra estaba más que complacido de tener a este corderito rojo ante su merced, no se preocuparía por sus sentimientos, él no tenía nada más que deseo en su corazón por ese joven, lo disfrutaría sin importarle nada, solo sería el culo donde podría venirse hasta el cansancio y al aburrirse podría desecharlo.

    Además que tenía más planes, con este Ariano y seria quien le ayudaría sin importar, probaba su lealtad.

    -Escúchame Gateguard… De ahora en más, me perteneces…- Se subió sobre él, para inmovilizarlo, tendría que dejarle en claro las reglas.

    Este solo lo miro con atención, sus ojos verdes estaban cansados, pero lo escuchaba.

    -Olvídate de cualquiera que te interesara, ya no podrás vivir una vida así, serás mío. Olvídate de que sea amable contigo, le tratare como desee, no existiría amor, solo sexo en este contrato- Lo miro de arriba abajo, le encantaba ver como dejo al Ariano, ahora sería de su propiedad.

    Sonrió levemente, quería tocar ese rostro, pero de patriarca se alejó, recordándole que el amor los sentimientos no existirán y debían entenderlo, acepto su nueva misión, le gustó la idea o era la única propuesta para acepto.

    -Como ordene patriarca- La voz más sensual que pudo dar, si su nuevo papel aparte de ser caballero de Aries, es ser el juguete sexual de su ilustrísima y lo aceptaba.

    Todos aceptan el amor que creen merecer y este era lo que le ofrecía.

    Con esa sonrisa de superioridad, tendría el placer de tomar a Gateguard todo el tiempo que pudiera en el día, sesiones de sexo extenso, hasta que perdiera el conocimiento, un hombre que tenía posiblemente un siglo o dos sin tener contacto de esa índole con nadie, tendría tanta lívido que desatar, y ahora poseía a alguien con quien satisfacerla.
     
  3. Threadmarks: Capitulo 3 (Entiéndelo)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    1980
    Nadie sabría la situación en la que se habían envuelto, en donde el carnero de cabellos rojos dejo que un hombre que admira tanto, al grado de estar enamorado de su conocimiento, de su cosmos y que ahora su apariencia también le ayudar a amarlo más, porque Itiá siempre ha sido alguien de un aspecto varonil y atractivo.

    Siempre se había valido de su aparecían y labia para obtener lo que deseara de los demás.

    Nadie en toda su vida joven, pudo resistirse, pero alguna vez se enamoró de alguien…

    Del primer guardián de su generación, pero no logro quedarse a su lado.

    Las guerras arrebatan a las almas destinadas.

    Después de ello, solo quiso olvidar aquel dolor de perder a la única persona que amo con sinceridad, y solo gozo de los placeres carnales con diferentes parejas, hombres y mujeres por igual, mientras disfrutara.

    De igual forma, hizo más de lo que antes pudiera con el cuerpo de su primer amor.

    De nuevo en esta época, tenía un cordero entre sus manos y lo había hecho suyo sin piedad alguna, aprovechándose de lo que el menor siente por él.

    Lo disfrutaría, sin importarle las protestas que algún día diera.

    Se hizo tarde, la noche cayo al santuario, una ligera brisa se sentía en la época calorosa del año.

    Moviéndose entre las sabanas de aquella cama, que se manchó por varios orgasmos de parte de ambos, aunque la mayor parte de Itiá fue dentro del carnero.

    Gateguard despertaba de a poco, no supo en que momento perdió el conocimiento.

    Lo que recordaba es que el ahora joven patriarca, pero con mayor fuerza, lo sometía ante él.

    Sujetándolo fuertemente de las caderas mientras lo penetraba con fuertes embestidas y los espasmos llegaban a su ser sin piedad.

    Cuantas lágrimas de placer derramo, no tenía la cuenta, pero su cuerpo ya no es el mismo.

    Abrió sus ojos, estando boca abajo y desnudo…

    Intento voltearse, peor el dolor en su trasero no lo dejo del todo, sabía lo que paso… No se arrepentía, le gusto sentirse lleno de ese placer, y que Itiá se lo proporcionara fue su mayor sueño hecho realidad.

    Miro con atención sus brazos, teniendo unas marcas rojas en sus muñecas… Le dolían algo…

    Su mente divagaba un poco, pero de a poco pudo recordar cómo fue que terminaron en su piel.

    Esto solo provoco que un sonrojo se posara en sus mejillas.

    -Eres adorable cuando te sonrojas- Esa voz grave, que provocaba un estremecimiento en todo su ser, no solo por lo antes vivido.

    -Pa… ¿Patriarca?- No importaba que, siempre ese hombre seria su mayor fuente de nervios, pero también de fascinación.

    -Sera mejor que vuelvas a Aries- Esa sonrisa de superioridad, esos ojos oscuros que solo reflejaban su satisfacción sexual, que deseaba nuevamente otro encuentro.

    -Yo…- No sabía que hacer ahora, ¿Cómo verlo a la cara?

    Después de todo, es un momento a otro se convirtió en su amante, ese sería el titulo apropiado o más común. Pero también quedaba el nombre de juguete… Para Itiá lo seria.

    -Vístete rápido, tengo que atender algunos asunto y solo me estas atrasando- Esta vez dijo aquello, con una voz bastante indiferente, y ni siquiera lo miraba, ocupado revisando algunos papeles.

    Bajo la vista –Si, como ordene- No repicaría… No podría hacerlo contra el patriarca.

    Con dificultad se paró de aquella cama, sintió como sus piernas querían flaquear, pero logro sostenerse de la pared más cercana, ver sus piernas con algunos moretones por los chupetones y marcas de mordidas, templo ante una sensación liquida que aun goteaba de su ano…

    Todo su cuerpo se volvió tan ajeno a él, sus caderas dolían, la espalda igual…

    Ver su pecho, los pezones rojizos… Las marcas en su piel de las manos grandes y toscas del patriarca…

    No sabía cómo sentirse… Entendía que de ahora en más, su vida sería así… Gustaría de ser el único con el que Itiá gozara, le daría su cuerpo siempre, por amor y deseo ambos combinados.

    Pero el pelinegro se lo dejo en claro… No es amado, solo deseado con lujuria intensa.

    Coloco sus pantalones, pero al ponerlos recordó que estaban dañados… Por una desesperación del mayor… Esto solo provoco vergüenza en su rostro, pero ¿Qué podría hacer?

    Tendría que lograr ocultar aquello con la armadura de Aries… Estaría a colocarla pero…

    Sintiendo como unas manos que antes le daban caricias dulces, ahora solo lo toca con lujuria en zonas erógenas… Proporcionándole un estremecimiento…

    -Mañana volverlas…- Esa voz de nuevo sensual dirigiendo a la rojiza oreja, apretando los pezones maltratados.

    -Si…- Esa sensación de nuevo le agradaba, no se resistía ante él.

    -Recuerda Gateguard- Sujetándolo fuerte de las caderas, atrayéndolo a su cuerpo –Ya no eres dueño de tu cuerpo, ni de tus pensamientos, ni de tu ser… -Decía esto, mientras besaba el cuello del pelirrojo y metiendo dos de sus dedos dentro de la boca del menor -Te has suelto completamente mío…-

    Se notaba que estaba deseándolo de nueva cuenta, en un arranque de deseo que debía controlar, con una mano apretó un poco el cuello, una actitud algo sádica, pero con un propósito, su mirada se ensombreció… Y de igual forma ese tono volvió a ser agresivo –Si permites que alguien más te toque… No me tentare el corazón para hacerlo desaparecer y a ti…- Apretaba más el cuello del pelirrojo.

    -Arrrgg… Pa… Re…- La presión no es tanta, pero si le dificulta el respirar.

    -Te castigare… Pequeño corderito- Lo soltó, permitiendo que pasara el aire, Le gustaba influirle un poco de miedo -¿Te quedo claro?-

    -Aaaahh… Aaaah…- Su respiración algo agitada, esa sensación con la debilidad de su cuerpo fue desgastante –Si…- Levanto su vista cristalizada para verlo de frente.

    -Bien, ahora retírate- Dándole la espalda, volvió a su ocupación, esta vez ya sin prestarle atención al primer guardiana.

    Quien se colocó su armadura, y salió avergonzado de la sala patriarcal, tendría que pensar durante la noche lo que acababa de pasar.

    Se volvió el objetó personal de patriarca, su cuerpo le pertenecía.

    Cada paso que daba le proporcionaba un dolor en su ser, principalmente las zonas donde la penetración dio primicia, la garganta le ardía un poco, la fricción de que el miembro de Itiá lo sofocara de repente, las ataduras que sintió… Como aquellas armas sagradas de Libra lo dejaron inmóvil…

    Si alguno de sus compañeros de enteran, de que se volvió… En palabra del patriarca seria “Su Perra”, se moriría de vergüenza. Mantenía una postura de orgullo en todo momento, sintiéndose superior ante los demás.

    Algo arrogante solo por ser uno de los favoritos del patriarca, ahora sabía porque lo es.

    No le molestaba, pero mantendría el secreto por obvias razones.

    Como pasó temprano, así regreso, apenas si saludado a piscis y Acuario, pero fuera de ellos, los otros siendo ignorados y es reciprocó.

    No se le hacía raro a nadie que este pelirrojo volviera tarde, a veces pasaba por estar escuchando viejas historias del representante de Atena en la tierra, pero obviamente no se imaginaban lo que acababa de pasar.

    Su caminar tuvo que encubrirse lo mejor posible… Le dolía las fuertes penetraciones, pero al llegar a su templo podría lavarse y sentirse mejor, más nunca volvería a olvidar esas caricias toscas y ese cuerpo sobre él que le hipnotizo.

    Llegar fue la mejor parte de su travesía, nunca creyó que bajar todos los templos fuera algo que le doliera… Pero ahora sí que lo era.

    Cada paso era el recordatorio de a quien le servía y no solo como guerrero.

    Tendría que verse en un espejo, para admirar todas las marcas hechas en su pálida piel.

    Su corazón latía, volvía a estremecerse, pensar en esa sanción de liberación que obtuvo por cada embestida, ni en sus ilusiones, pensó que se volviera realidad.

    Quería regresar, de nuevo ser maltratado por aquel hombre, pero debía descansar… Si no mañana no estaría en condiciones, aunque poco le importaría a Itiá, ya recibió la orden de que volviera y no la desacataría.

    -Patriarca… Me alaga… Que me escogiera…- Sonrió, como un tonto adolescente enamorado.

    Deseoso en ir a darse un baño, quería limpiarse y tal vez recordar cada detalle de la tarde que paso.

    Sin embargo dos cosmos que Aries aborrecía a mas no poder, no tanto por que tuviera diferencias con ellos, si no por el hecho de que uno podría quedarse con el puesto de patriarca si algo sucediera al actual y no lo permitiría.

    Mientras ambos gemelos antes de entrar, el mayor molestaba al actual santo de Cáncer, por un sentimiento que estaba profesando solo para un camarada de armas.

    -Si se lo dices hoy, te pago el almuerzo mañana ¿Qué dices?- Hakurei, Lemuriano de cabellos plateados atados en una coleta alta, tikas de una tonalidad rojiza, ojos verde oscuro, actitud divertida y traviesa, vistiendo la armadura de Altar, se reía del menor de ambos.

    -¡¡¡CÁLLATE!!! ¡¡¡NO PIENSO DECIRLE NADA!!!- Sage, el menor con las mismas características, salvo por el cabello suelto, y un semblante más serio y sereno, ahora sonrojado hasta la orejas, por las habladurías del plata –No… Es el momento- Desvió su mirada, deteniendo su caminar.

    -Y ¿Cuándo lo será? ¿La hora en que se fije en otro? O ¿Podría ser si alguien le confiese sus sentimientos?- Palabras acidas, crueles, pero sumamente ciertas.

    -No es fácil- Frunció el ceño –En el momento que te enamores, te darás cuenta que esto nunca es sencillo de admitir-

    Giro sus ojos con cierta molestia, por esa actitud tan “Cobarde” Del menor, caminando con paso firme para cruzar Aries.

    -¡¡¡OYE BORREGO MALHUMORADO, VAMOS A PASAR!!!- Una actitud alegre, descortés a veces, pero solo porque el primer guardián siempre ha sido grosero con todos y el caballero de plata, es de quienes “Como me trates, te voy a tratar”.

    Cáncer suspiró, no podía detener la actitud impertinente del mayor, pero ¿Por qué se le tenía que ocurrir ser así, precisamente con Aries?

    -¡¡¡¿A quién llamas borrego malhumorado?!!!- Ese pelirrojo caballero, se le borro la sonrisa con solo sentirlos acercarse a su templo, ahora con mayor razón.

    - Al único que veo por aquí- Gozaba hacer rabiar a ese pelirrojo, pero más que nada porque eso provocaba que el menor se avergonzara más.

    Y lo logro, Sage al acercarse, quiso sonreír para el ariano, pero verlo de esa manera provoco que se sonrojara y desviará algo la mirada.

    Aquellos ojos verdes vivos, se posaron en el caballero de plata, mostrándole su descontento, si no fuera por el dolor en su cuerpo, se pondría a pelear de manera física, pero ni ganas tenía de una lucha verbal, se giró, dándole la espalda a ambos gemelos.

    -Solo pasen y lárguense, que no tengo tiempo de discutir con ninguno- Gruño para sus adentros, no arruinarían su día, en donde encuentro una nueva felicidad basada en sexo.

    -Gracias, borrego enojón- Esa actitud algo infantil de repente, solo para fastidiar al otro, cruzo rápido. Como si sintiera que estuviera haciendo mal tercio, todo conforme a sus planes improvisados.

    -Es un verdadero fastidiado- Apretó sus puños –Ese hombre se supone que es quien pudiera tomar el puesto del patriarca si este muriera…- La rabia crecía en su interior.

    -Por favor… Disculpa a Hakurei… A veces… Puede comportarse algo tonto- Sonrió, aunque solo viera su espalda, le parecía hermoso, su sola presencia.

    -Vete de mí templo Cáncer, que no estoy de humor de aguantar a dos como ustedes- Le señaló la salida, sin verlo.

    Posiblemente en otras circunstancias, en otro momento, fuera más experimentado, actuaria diferente, pero es joven e inexperto en muchas cosas.

    Asintiendo, algo cabizbajo, comenzó a retirarse del primer templo –Discúlpanos Gateguard… Que pases linda noche- Le dedico una sonrisa, pero el pelirrojo solo lo ignoro.
     
  4. Threadmarks: Capitulo 4 (Sírveme)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2571
    Después de ese momento, el pelirrojo ariano, por fin pudo retirarse a lavarse.

    Al desnudarse, pudo verse atento, su cuerpo presenta, moretones, marcas de dientes y chupetones que le ha hecho Itiá, suspiro al tocarlas, dolían un poco, pero las sentía demasiado bien.

    Su parte trasera, le dolía mucho, más sentía agradable la antigua sensación, el agua tibia cayendo por su cuerpo adolorido, fue como una forma de sentirse amado nuevamente, sus propias manos acariciando las diferentes zonas que le dio satisfacción.

    El corazón latiendo, su cuerpo se volvía a calentar, esto lo alarmo, pero no podía negarse a sentirse demasiado bien, con los recuerdos.

    Su mano no sería suficiente para calmase, pero ya no podría hacerlo por sí solo.

    Se calmó a su mismo como pudo, es increíble la capacidad que el Aries de esta generación posee, después de ser tomado toda la tarde por el patriarca con una gran represión en el ámbito sexual por bastante tiempo, no debía tener necesidad de hacerlo de nuevo, pero no podía calmarse aun con todas esas marcas.

    Incorrectamente pensó que esa muestra de sexo, podría darle cabida a otra emoción, mas no pensaría en eso mucho tiempo, deseaba descansar después de estar limpio y relajado.

    Dormir en su cama, sería suficiente para recuperar energía.

    En la privacidad e su habitación, se acostó sin prenda alguna, el toque de sus sabanas le parecía agradable.

    -Patriarca… ¿Me necesitara mañana?- Sonrió feliz de estar cerca del pelinegro, aunque sea como su juguete sexual, es el único que tiene ese derecho.

    Mas no es la mejor forma de sentirse querido, cuando solo es de una parte.

    ---Aposentos del patriarca---

    De igual forma Itiá se encontraba ya descansando en su cama, pero no cierra aun sus ojos, sonrió bastante satisfecho, recordando como logro someter al primer guardián, tan orgulloso, jactándose de ser fuerte y el más cercano al patriarca.

    Le enseño que si bien es el más cercano, también puede ser tratado como desee el regidor del santuario.

    Contuvo sus deseos sexuales por años, y se descargó por completo en el cuerpo de ese peligroso, tan joven y delicada su piel, que pudo disfrutar de aquello.

    Sus deseos fueron saciados solo ese día, pero lo más seguro es que pronto necesitaría de nuevo a Aries.

    -Lo más seguro es que mañana, vuelva a tener un cuerpo decrepito, pero cuando quiera, volverle a ser joven por unas horas y te tendré- Sonrió lascivamente, como si pudiera ver al pelirrojo gimiendo por su pene.

    Sus palabras, solo plasman sus instintos más bajos, demostrando su superioridad por ser una autoridad en el santuario.

    Nada se le niega, y sobre todo Gateguard no lo haría.

    Tal vez por un momento cruzo por su mente, he hecho de haberlo escogido, cuando se supone que lo encontró de pequeño, cuido y crio de una forma casi paternal, pero eso no importó en cuanto lo vio madurar.

    Sus insinuaciones dejaron de ser inocentes en su retorcida mente, entendió que esos días que paso escuchándolo, pidiéndole concejo y haciendo su reporte después de cada misión.

    Por lo tanto deseo tenerlo para él solo desde una tempana edad, manipulándolo de alguna forma que solo él podía hacer para que el ariano pelirrojo, se volviera bastante arisco con todos.

    No lo hizo conscientemente, para ser evidente, pero si le mostro que podría ser superior a los demás y alimento esa arrogancia.

    Siguió recordando sus perversiones hecha realidad, mientras volvía a masturbar su pene, los gemidos del ariano están clavados en su mente, sonrió solo imaginándose ¿Que le podía hacer la próxima vez?

    Paso el tiempo, tan solo transcurrieron algunos días, cuando el primer guardín fue llamado nuevamente a la sala patriarcal.

    Obviamente Gateguard se imaginaba que seria.

    O más bien rogaba que fuera lo que desea, después del último encuentro parecía que su relación había vuelto a la normalidad.

    Algo que ya no deseaba que pasara.

    Este día debía ser el que necesite su cuerpo, esta ansiosos por serlo.

    Las marcas que el dejo la última vez, han estado desapareciendo y quiere estar de nueva cuenta de bajo del patriarca, rogando por que sea más duro que no penetre con mayor fuerza, sintiendo sus manos toscas tocándolo son cuidado.

    Al llegar a la sala patriarcal, su corazón volvió a latir como loco, sentía que el aire le falto, en cuanto entro y vio al joven Itiá esperándolo en el trono destinad al pontífice.

    Sus mejillas ruborizadas, bajo la cabeza, haciendo una reverencia -¿Me llamo patriarca?-

    -Así es- Sonrió relamiendo sus labios, apoyando su codo en el mismo trono, mirándolo con cuidado.

    La armadura de Aries de nueva cuenta en ese cuerpo pálido, le había indicado que no llevara puesto nada de bajo de esta.

    En otros tiempos, vestir una sagrada armadura dorada de esa forma, sería suficiente para un castigo bastante severo.

    Sin duda haría valer esa regla nuevamente.

    Desvió su mirada, bastante avergonzado, podría sentir gran satisfacción ser sobajado a solo un objeto sexual, le anima mucho más de lo que creía, pero no deja de ponerlo nervioso.

    -¿Qué desea que haga por ustedes? Patriarca- Hablo suave, no podía dejar ver que su cuerpo está ansioso por el tacto salvaje de ese hombre.

    -Ven aquí- Le ordeno con un tono grave en su voz, y una sonrisa que solo en los ojos de Aires es atractiva.

    Siguió las órdenes al pie de la letra.

    Sus pasos conduciéndose hasta quedar de frente al pelinegro.

    No podía verlo al rostro, sus manos a los laterales, esperando la nueva orden que le diera Libra.

    Pensó que tendría que brindarle sexo oral, así fue como inicio la primera vez, pero no espero ver al patriarca levantare al tenerlo enfrente, los centímetros que le demuestra ser más bajo que el pelinegro, lo intimidaron bastante.

    Otra sonrisa lasciva le dedico al primer guardián, sin cuidado alguno sujeto con fuerza el mentón del pelirrojo, apretando un poco su rostro.

    Ese tacto estremeció a Gateguard.

    Provocando un recorrido eléctrico en su espalda, que no solo es por la armadura fría que choca contra su piel.

    -Veo que eres un niño muy travieso- Le dedico estas palabras.

    -Patriarca… ¿Qué… Dice…?- Obligado a verlo directamente a la cara, dificultándosele el habla por como sujeta su mentón.

    -Llevar la armadura sin nada debajo de ella- Llevo su mano libre, debajo de la parte baja de esta, tocando las nalgas del Ariano, apretándolas un poco.

    -Aaaah…- Soltó un gemido débil, ser tocado de forma brusca le agrado tanto, pero atemorizó un poco, se está acostumbrando al maltrato que Itiá le provoca.

    -Está permitido no portar prenda alguna en la parte superior, puede ser cómodo para algunos caballeros- Lo intimida mirándolo directamente a los ojos, acercando el rostro del pelirrojo al suyo, para este momento ya cubrió la boca del ariano, no deseaba tocar sus labios de ninguna forma –Pero, tu mi pequeño borrego pervertido, ¿Estás pensando en estar en una batalla y que el enemigo vea esto?- Le pregunto con un tono bastante altanero.

    Quiso negar con su cabeza, pero el agarre y el tacto brusco en su trasero, solo lo debilita más, imposibilitándolo hablar por el bloqueo en sus labios.

    -¿Te gustaría que te viole uno de nuestros enemigos?- Le susurro, mientras introducía un dedo de forma brusca al ano del ariano.

    Sin pensarlo abrió su boca, pare jadear, pues ese intruso no esperaba tenerlo tan rápido, siendo solo un dedo le estremeció.

    Esa reacción complació al tirano de Gateguard, más cuando logro ver unas pequeñas gotas de sal salir de esos ojos verdes, que se están perdiendo de a poco de un placer apenas iniciado.

    -Veo que es lo que quieres- Dedico una última sonrisa, antes de con el mismo agarre que tiene en el rostro del menor, lo soltara rápido, pero lo girara para tenerlo de espalda y luego recostarlo boca abajo sobre la mesa que utiliza para los trabajos del patriarca.

    Aun se sostenía con sus piernas, pero estar de esa manera, contra aquella madera durado, obviamente los cuernos que su armadura porta, le estorba para quedar completamente sobre esta.

    Esto no le agrado para nada al patriarca, quería tenerlo completamente sometido.

    -Deseaste de la cornamenta de Aries- Le ordeno rápidamente, con un tono que enfatiza su molestia y que no hubiera calculado este inconveniente.

    -Si…- Apenas su susurro en respuesta.

    Esa parte exacta, fue sacada de su cuerpo, dejando el pecho desnudo nuevamente.

    La mano de Itiá empujo con mayor fuerza la nuca del ariano, para que quedara completamente pegado al escritorio.

    Las manos del pelirrojo a cada lado, no muestra resistencia alguna, al trato.

    Sabe perfectamente que es lo que viene a continuación.

    -Ya estas bastante mojado aquí abajo- Seguía profanando el ano del pelirrojo, que ha logrado estimularlo para su mimbro que está ansioso por penetrarlo -¿Quién diría que uno de los caballeros de Atena sea una ramera que goza de tener el pene de cualquier hombre dentro?- Dirigió este insulto directamente para humillar al pelirrojo.

    Mas esto para Gateguard no le causa esa sensación, si no que le va inundando de un gran calor, existiéndolo ser tratado como una puta por el patriarca.

    -Lo siento… Patriarca…- Pidió disculpas, por actuar de esa forma.

    Él era el juego que desea realizar Itiá, lo haría sin pensarlo dos veces.

    -Una disculpa no servirá Gateguard- Abrió su túnica dejando ver su erguido miembro, que gotea líquido pre seminal, palpitándole, ansioso por entrar en el trasero rosado del ariano.

    -Prepárate sucio borrego- Sus palabras fueran la advertencia previa, pues al terminar saco aquel dedo que expandió solo un poco el ano del pelirrojo, y metió su pene sin cuidado, algo de dificultad ocasionó esto, pues no abrió aquella entrada por completo y se sentía más estrecha que la última vez.

    -Aaaaaaaah… Aaaay… Duele… - Las lágrimas del pelirrojo no pudieron detenerse, siendo profanado de esa forma, nuevamente usando parte de su armadura, dolió mucho, apenas si fue preparado, y esta vez necesitaba estar con los pies puesto en el piso para apoyándose.

    -Aaarggg… Que bien se siente…- Una sonrisa se dibujó en los labios del pelinegro, esta entrado por completó en Aires, acostumbrándose a esa estreches, que el mismo se baria paso sin importarle el dolor del otro –Gimes como una vulgar prostituta- Haciendo esa comparación a esas servidoras sexuales, con alguien que él solo ha podido tener.

    -Patriarca… Duele… Aaaah- Le susurraba con las pocas fuerzas que le quedan, al estar en esa condición, siendo demasiada la penetración.

    -Dices que te duele pero- Se acercó por detrás con cada embestida, para susurrarle al oído –Tus caderas se están moviendo, deseando más de mi pene- Sujeto el cabello rojo del ariano y lo sujeto con fuerza, aprisionándolo contra el escritorio, para no dejarlo ir –Solo dedícate a ser mi depositó de descarga- Frunció el ceño, pues está decidido a seguir con lo las estocadas contra el cuerpo del primer guardián.

    Su mano sujetando el caballero del sumiso, mientras su mano sujeta las caderas de este, para lograr ir mas adentro, sin importarle la marca que el escritorio dejaría en el vientre del ariano.

    Portando la túnica del patriarca, debía tener cuidado de no mancharla, aunque es difícil pensar ene so, al tener ese cuerpo perfecto solo para su uso personal.

    Gateguard debía hacer lo que desea Itiá.

    Se lo ha demostrado que no huira y lo obedecerá ciegamente, aun sin importarle toda la humillación que le implementara y los malos tratos.

    -Gime mi pequeña perra en celo, gemí mi nombre más- Le ordeno con la excitación a todo lo que da, por estar tomando el cuerpo del primer guardián, no piensa claro, pues su miembro está inundando en calor.

    -Aaaaaah… Patriarca… Aaaaah… Aayy… Itiá…- No podía hablar bien, estar aprisionado contra el escritorio, y las sensaciones que su parte baja le brinda al ser penetrado sin piedad alguna.

    Ninguno noto lo que pasaba, pero un poco de sangre se mezcla con los fluidos corporales de ambos dentro del ariano y que escurrían un poco con cada embestida.

    Así durará un buen rato, entre fuerte estocadas, que llegan hasta el fondo, toando lugares que solo Itiá logro darle a entender a ese pelirrojo que tiene.

    Aprovecho tenerlo así, para darle algunas nalgadas fuertes, dejando marcas rojas en ellas, la piel pálida volvería a tener la presencia de Itiá.

    Cuando por fin eyaculo dentro del pelirrojo, dejo de sostenerlo fuertemente por la cabeza, soltando un poco ese agarre.

    Expulsar su semen contenido fue su mejor deleité, y más al recibirlo ese hombre, no podía estar más satisfecho.

    Pero aun así la acción no termina.

    Jadeando, con rastros de lágrimas, saliva saliendo de la comisura de Gateguard, y el sudor combinándose con el del patriarca, sus piernas posiblemente estarían flaqueando si es que la cadera del pelinegro lo sostiene por la penetración, que de a poco va saliendo.

    Mas obviamente Itiá aún no plena dejarlo ir, tienen toda la tarde para divertirse.

    Lo volteo bruscamente aventando ahora la espalda de Gateguard contra la madera de ser soporte, levantando las blancas piernas del ariano.

    Solo salió un poco de Aries, para acomodarlo así, ver su rostro patético como denomino el pelinegro lo volvía a encender.

    Ver el semen que dejo en Gateguard escurriendo del ano abierto del menor, le provoco otra oleada de sangre en su miembro, para endurecerse y alistarse en una nueva penetración.

    Entro sin cuidado, al final ay esta lubricado y abierto por la acción previa.

    -Aaaahh… Aaaaa… Patriarca… Por favor… Vaya más rápido- Le rogo, demostrando que la excitación no ha terminado, aun después de haberse venido una vez antes que el mayor y sintiendo que su pene quiere liberarse nuevamente.

    Sonrió complacido –Eres un maldito insaciable- Frunció su ceño, penetrándolo con fuerza, y quedando más unidos en su intimidad.

    Obviamente quiere seguir marcando el cuerpo de Aries y se inclinó, para quedar cerca de los pezones rosas, los había olvidado hacerles daño, por apreciar la espalda del pelirrojo.

    Sus dientes y lengua se apoderaron de uno, mientras que con una libre pellizca al que queda.

    Esa sensación tenerlo para jugar con su cuerpo, penetrándolo, maltándolo, los gemidos del pelirrojo son música para sus oídos y le causa que su pene se agrande más en el interior.

    Esto fue notado por Gateguard, las oleadas de placer nublan su juicio al grado que no piensa correctamente, teniendo al patriarca complaciéndose con su cuerpo.

    Sintiéndose amado de esa manera, cuando este no le ha dedicado ni una sola palabra de amor.

    La otra mano de Itiá, está sujetando una de sus piernas para acomodarse mejor en la entrada que no puede tener suficiente.

    -¿Te gusta pequeño borrego?- Dejo de morder uno de los pezones del pelirrojo, para mirarlo, las marcas de los dientes se han impreso en la piel de este.

    -Si…- Dijo esto jadeando, con sus ojos entreabiertos, mirando tan cerca la cara del patriarca, aquel hombre que ama y está dispuesto a entregar todo de su persona.

    Creyendo que podría demostrarle lo que siente.

    Levanto su rostro ligeramente, extasiado por el placer, tomo el rostro del mayor, y fue osado en besarlo.

    Cerró sus ojos, desfrutando de ese primer beso que Gateguard guardo para solo Itiá, él debía tenerlo, esperando que esto fuera suficiente para hacer feliz al patriarca.

    Pero esto no fue como lo imagino.
     
  5. Threadmarks: Capitulo 5 (La Verdad Duele)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2649
    No pudo seguir, el beso fue interrumpido, al momento sujeto la mandíbula del pelirrojo apretando un poco su rostro.

    En verdad el patriarca de esta generación se encuentra enfurecido, porque se atreviera a besarlo.

    Alzo el rostro del ariano, obligándolo que lo viera a los ojos, no le importa que al hacer estos movimientos bruscos, lastime a quien está debajo.

    Las lágrimas escurrían de esos ojos verdes, que solo proyectaron un cierto temor. Jamás creyó ver el enfado en los ojos oscuros de Itiá.

    -Te dije que no te atrevieras a besarme jamás- Apretó sus dientes, furioso –Tus labios no deben tocarme, no estamos en ese tipo de relación- La mirada afilada, directamente a los ojos del menor, influyéndole que entendiera estas condiciones.

    -Lo… Lo… Siento…- Hablo por lo bajo, y apenas audible pues su cara está siendo aplastada por esa mano tosca.

    Sonrió extasiado por el miedo que Gateguard deja ver –Tu para mí no eres más que alguien con quien puedo divertirme, un depositó de mi semen, nada más- Le doy una fuerte estocada, en su interior.

    Quiso echar su cabeza para atrás, pero su rostro sigue capturado con firmeza por el patriarca, alcanzando a gemir, y sus lágrimas saliendo, está doliendo ahora.

    -No te hagas la idea equivocada Gateguard- Siguió penetrándolo rápidamente, haciéndolo sufrir, no dejaría su rostro libre, dispuesto a marcar sus manos en esa piel –Esto solo es sexo, sin sentimientos, si te enamoras de mí, será tu problemas, nunca te corresponderé-

    Le susurra cada de estas palabras, algo crueles, por que comprende que el pelirrojo ha llegado a desarrollar sentimientos por él, pero se hace el tonto esto ya lo sabía.

    Por eso lo escogió, un corazón enamorado puede ser fácilmente manipulado y engañado por quien le pertenece.

    Es tan cruel el destino de alguien que entrega su amor a una persona que jamás lograra valorarlo.

    -Aaaaaaah, pare… Duele…- Este supuesto placer se ha convertido en dolor, pero el pelirrojo no logra zafarse, pues su cuerpo se encuentra débil por un próximo orgasmos y el previo.

    -Solo eres un sustituto- Obligo a verlo a los ojos, deseando decirle más palabras crueles sin darle tregua -¿Crees que podría amarte?- Le preguntó, excitándole los gimoteos de dolor que da el menor, apropiándose de ellos como estimulación sexual –Solo ame a una persona y nunca podrás competir contra él-

    Esas palabras dolían, lastimando más que las penetraciones en su ano, infligiendo una tortura peor de la que su cara está sufriendo.

    Sus lágrimas salieron de sus orbes verdes, el corazón del ariano sangra porque solo se están burlando de sus sentimientos, de manera descarada.

    En su mente pedía que se detuviera, que dejara de decirle eso, pero se le imposibilita hablar por la presión que está ejerciendo el pelinegro.

    Fue una tortura que soportó por un rato más, hasta que Itiá se corrió dentro, y por fin lo soltó.

    Esa corrida que el mismo pelirrojo produjo, su cuerpo logro debilitarlo, pero no podía dejarse caer… Esta vez… No podía descansar en la cama del mayor.

    Le duele tanto el alma, aun sabiendo lo que debía soportar.

    Se apresuró mucho pensando que en tres encuentros podría capturar su corazón, uno que ha estado por años pasando de cuerpo en cuerpo.

    Y ahora es su turno.

    -Espero que entendieras tu lugar- Apenas si lo libero de su tosca mano, cumplió dejando las marcas rojas en sus mejillas, pero no sería el final.

    Sujeto con fuerza los cabellos rojizos, obligándolo a pararse, sin importarle que lo estuvo penetrando a su antojo, olvidando ser gentil.

    -Para mí tu cuerpo no es más que el de una puta- Sus ojos clavándose en el desalineado rostro del ariano –Aceptaste esto y ahora debes cumplir-

    Espero que le contestará, pero Gateguard, con la mirada baja conteniendo sus lágrimas, que se escapan, no tenía fuerzas para decir algo.

    -¡¡¡RESPÓNDEME!!!- Le alzo la voz mostrando la autoridad que está en su título de patriarca.

    -Si… Entiendo…- Eso fue apenas un susurro audible, pero suficiente para los oídos del Libra antiguo.

    -Espero que sí, no quiero de nuevo sentir tus asquerosos labios en mi- Soltó los cabellos del primer guardián, no le importo si pudiera sostenerse en pie o no –Ahora vete- Acomodo su túnica y volvió a su asiento –Arruinaste esta tarde con tus estupideces-

    Gateguard, sus piernas apenas si le respondían, su cuerpo sintiéndose tan adolorido, pero el corazón roto que está sufriendo por sus propios méritos, lastima mucho más.

    Asintió y tratando de portar nuevamente las partes de la armadura que tuvo que dejar para la comodidad del mayor.

    Debía pasar por todas las casas zodiacales, para llegar hasta su destino.

    Sentía como el semen aun escurre de su entrada, pero no podía hacer más…

    En ese instante no desea quedarse allí por más tiempo, y sabe que si el patriarca le ordenó retirarse debe hacerlo.

    Ojala que no le fuera más fiel a ese hombre que a la propia Atena, para revelarse, pero no puede.

    A unos escasos pasos de salir, alguien lo llamo con una voz tan indiferente.

    -La próxima vez que hagas algo así, no me contendré para darte una lección que no olvidaras- Una amenaza lanzada por Itiá -¿Lo entiendes Gateguard?-

    No podía levantar su vista, porque aun dándose cuenta de los abusos que están cometiendo contra él, cree que se los merece, que es su culpa, que debe vivirlos y sufrirlos porque acepto este juego sin sentimientos.

    -Sí, lo entiendo… No volverá a pasar- Su voz apenas un hilo.

    Salió de la sala patriarcal, ni siquiera recordando la reverencia que debía hacer al retirarse.

    Su corazón no podía estar más lastimado, pero… ¿Se puede culpar solo a la otra persona?

    En este caso… Existen tantas controversias.

    Pero nadie debe aceptar un trato tan inhumano.

    Aun con ese sentir, guardo sus sentimientos, tratando de aparentar su orgullo de siempre, el caminar debía ser normal y tranquilo.

    Lo más que pudiera para que nadie lo viera diferente.

    Sin embargó al pasar por la onceava casa, una persona lo vio y se dio cuenta que algo podía estarle pasando.

    No es alguien muy cercano a él y sentimientos no existen de por medio, pero ese comportamiento lo ha visto en otras personas.

    Jamás ha sido un tonto, y comprendió que si ahora sospecha de nuevo, puede que alguien esté haciendo de las suyas nuevamente.

    -¿Estas bien?- Esa gélida voz, que solo en comparación a su templo.

    -Si- con su típica contestación esquiva.

    Allí supo que está mal sin duda, usualmente contestaría alguna tontería o lo ignoraría, pero le dio una respuesta sólida.

    No se detuvo al responderle, siguió su camino.

    Pero con eso podría tener suficiente para en algún punto hacer una visita a ese patriarca.

    Por debía dejarlo para otro día, aunque quisiera ayudar a Gateguard, ese joven se resistirá y negaría todo.

    Lo perdió de vista al salir de Acuario.

    -Itiá… ¿Qué fue lo que le hiciste a ese pobre muchacho?- Krest solo dijo esto susurrando, aunque la mayoría de sus compañeros fueran más altos, es al igual que el patriarca un sobreviviente de esa guerra santa y se mantiene aún con vida.

    Así que sin duda conoce mucho de Libra y lo que sabía no le gusta en lo más mínimo.

    Volviendo a donde el pelirrojo, paso los demás templos sin ninguna dificultad, usualmente como ignora, es ignorado o prefieren no hablarle para nada, pues es tan descortés y orgulloso que pocos lo soportan en ocasiones.

    Crearía que al pasar por la cuarta casa, la del cangrejo, sería fácil pero no cuenta con una realidad.

    Camino por el pasillo principal, pero el guardián de Cáncer le saludo con tanta amabilidad, que se sentía extraño cuando la voz de este lo llama.

    No quiso contestarle, prefirió ignorarlo, pero… Sage lo tomo de la muñeca, obligándolo a detenerse.

    -¡¡¡¿QUÉ QUIERES?!!!- No soporta en este momento que alguien lo toque, pero al ver a ese hombre de cabellos largos, mirándolo detenidamente, le extraño tanto.

    -¿Qué te paso?- Los ojos del Lemuriano se plantaron detenidamente en la cara del pelirrojo justamente en las marcas que presenta.

    -¿De que estas hablando?- Frunció el ceño, tratando de zafarse de aquel agarre, pero el caballero de Cáncer no se lo permite -¡¡¡SUÉLTAME SAGE!!!-

    Para el contrario esos reclamos no importan, lo único que provoco fue que lo soltara de la muñeca para tomar sus antebrazos, atrayéndolo más.

    Se nota que el Lemuriano está más intrigado por esas marcas y el aspecto que presenta en esta ocasión, pudiendo notar lo rojo de los ojos del carnero.

    -Dime que te ocurrió, por favor- Lo llamo con una voz gentil, pero su mirada no deja de reflejar el dolor de verlo herido.

    El caballero de Cáncer de esta generación, con un amor tan puro y sincero destinado solo a uno, que está en estos momentos entre sus manos y aun así, no sabe lo que encierra el cuerpo de Aries.

    Gateguard, ni siquiera se ha dado cuenta y puede que si lo llegara a hacer, lo rechazaría sin más.

    Esa cercanía entre el peliplateada y el pelirrojo se acorta, pero no porque fuera a unirse en un beso, sino porque esos ojos verdes brillante no dejan a los verde oscuro que en ese momento están opacados.

    -¿Alguien te lastimo?- Para Sage no es si quiera posible ver a Gateguard herido sin sentir ganas de asesinar quien fuera el causante de esas marcas –Dime, por favor…- Le volvió a rogar, su cara suavizándose, pero su mandíbula aún se mantiene tensa.

    -¿A ti que te importa?- Se hizo para atrás, y salir del agarre del contrario, pero aunque surtió efecto, su cuerpo lastimado le cobra factura con cada brusquedad, no pudo fingir lo que sus caderas han padecido, solo una leve mueca de dolor.

    -Algo te pasa… Y no puedo creer que alguno de nuestros compañeros te hiciera esto… Pero si fue así, dime… Te puedo ayudar… No tienes que estar todo el tiempo solo- Mantuvo la distancia que Aries decidió establecer entre los dos, pero no puede negar que su preocupación solo creció al ver su malestar.

    -Sage, no te metas en asuntos privados- Desvió la mirada, cruzado de brazos, iniciando la marcha para retirarse de ese templo, sin dar más explicaciones –Nada de lo que me pasa es de tu incumbencia- Soltó esas palabras con un gran desdén, odia que se metan en sus asuntos sobre todo ese Cangrejo, hermano menor del imbécil que siempre lo saca de quicio.

    -¡¡¡CLARO QUE ME INCUMBE, PORQUE ERES TÚ!!! ¡¡¡TU… ME IMPORTAS MUCHO…!!!- Ni siquiera lo pensó y dejo que su corazón mandara en su cuerpo, aunque quisiera ir detrás de él y obligarlo a confesar, no haría aquello, respetaría sus límites.

    No lo dejo de ver, su pequeña confesión no tuvo respuesta, pues el pelirrojo solo se alejó sin voltear para atrás.

    Sage cuando por fin reacciono a sus palabras, tapo su boca, abriendo sus ojos todo lo que pudo y sus mejillas se sonrojan tanto.

    Solo le dijo que le importa, podría pasar como si fuera una amistad o cariño por un compañero, pero… Sabe perfectamente que ese tipo de relación Gateguard no la tiene con nadie.

    Nadie que no fuera el patriarca…

    Suspiro un poco, tocando su pecho, recordando el pequeño instante de hace unos segundos, al tenerlo tan cerca, al tocarlo aún por encima de la armadura es lo más aproximado que ha logrado estar y no puede negar que sus bellos ojos son una parte que adora, como los cabellos tan intensos.

    Solo quería saber qué problema tiene, porque esas marcas son tan diferentes a cualquiera que resultara de un entrenamiento o enfrentamiento.

    No quería sobre pensar las cosas, pero… Si eso significa que uno de sus peores miedos se vuelva realdad… Quiere conocer la respuesta.

    Bueno en estos momentos tal vez no.

    Después de ese incidente con el Cangrejo dorado, decidió que lo mejor es bajar más rápido, aunque después tenga que soportar el dolor entre sus piernas.

    En el tercer templo, vacío, ni se pregunta dónde está su guardián.

    Con el segundo ni siquiera fue así de darle un “Hola”, todo normal de nueva cuenta.

    Llegar a Aries fue su alivio más grande.

    Recargo su espalda en algún pilar cercano y se dejó caer, el impacto con el suelo solo provoco más dolor en su cuerpo, pero poco le importo.

    Quería estar solo, en un lugar seguro para poder soltar lo que está conteniendo.

    Sus lágrimas por fin podían salir, sin preocuparse que alguien viera esta fase del ariano una donde puede ser frágil.

    Derramo su dolor, del que ya tenía conocimiento y se quiere seguir engañando.

    El no ser correspondido por quien ama, utilizado de formas tan denigrantes, pero que ha disfrutado… En este día… Solo recordó que aunque el sexo está de por medio, no el amor.

    Y aunque lo busque, Itiá nunca le dará algo así.

    -Lo siento… Patriarca…- Pero aun comprendiendo todo esto, sabiendo que esta relación es profana, en donde el amor no existe ni el respeto, no es sano, sin embargo quiere soportar todo porque aun anhela esa posibilidad tan pequeña.

    Se disculpa, creyendo que él tuvo la culpa por hacer caso a sus sentimientos.

    -Prometo no volverlo hacer pero…- Sus lágrimas siguen corriendo, apretando sus dientes, abrazando sus piernas –No volveré a besarlo, pero no me diga esas cosas tan horribles… Por favor-

    El daño físico es lo que menos le importa, si no… Que le recuerde que no lo ama, que el corazón de Itiá aun pertenece a alguien más que no regresara y todos los cuerpos que pasan por su cama, son solo los sustitutos por el Aries que perdió en la guerra santa de su época.

    Sin duda podemos notar el grado de control y dependencia emocional que el patriarca logro provocar en Gateguard.

    Aceptando que todo lo que pudiera ocurrir en esa supuesta relación que realmente no existe, solo son encuentros de vez en cuando.

    Itiá es quien escoge el momento y el ariano debe estar dispuesto siempre.

    Por el resto del día, Gateguard sufrió por un corazón roto, dejando salir el dolor de estar con alguien pero no ser amado, el sustito de otro.

    Es lo que cree merecer… Y lo que lamentablemente tendrá, solo si lograra detener su verde mirada en el cuarto templo, podría tener un destino diferente.

    Pero el corazón es tan terco.

    ---Dos días después---

    Itiá está esperando de nueva cuenta a su carnero rojo, que sin disculpas lo puede tener de nuevo bajo su poder.

    Pero se puso en alerta cuando sintió un cosmos diferente al primer guardián.

    Sonrió algo divertido, si se trata de ese caballero no existe mucho problema.

    La puerta de la sala patriarcal se abrió, dejando ver al caballero de acuario, con su presencia y mirada fría, como es costumbre de su constelación.

    -Mmh… ¿Qué te trae por aquí viejo amigo?- Lo miro desde su asiento.

    -Creo que no me esperabas a mi ¿Cierto?- Krest lo miro desafiante.

    -Ja, ja, ja, puede que no- Apoyo su rostro en su puño, para seguir esa conversación –Veo que no te causa impresión mi joven apariencia-

    -¿Por qué debería? Sé que has hecho cosas más extrañas y cuestionables, mientras no cometas un pecado contra nuestra Diosa no me interesa lo que hagas- Hablo, teniendo conocimiento previo de tanto.

    -Pero puedo notar en tu mirada que vienes a recriminarme algo- Hablo casi canturreando aquello, mostrando cinismo.

    Acuario no es de darle vueltas al asunto y fue mejor directo al grano.

    -¿Qué pretendes realmente con Gateguard?- Cruzado de brazos, lo enfrento, algo siente diferente en esta ocasión del patriarca.

    Y quería una respuesta aceptable.
     
  6. Threadmarks: Capitulo 6 (Recuerda)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    1596
    Lanzo una risita algo cínica -¿Cómo qué que pretendo?-

    -Tu sabes de lo que hablo- Cruzado de brazos, camino lentamente hacia el pelinegro –No es la primera vez que lo haces-

    -¿Entonces por qué ahora estas molestándome?- Sonrió, para comenzar a ignorar al acuariano.

    -Por qué de todos creí que Gateguard lo querías, pero como un hijo, no de esta forma- Hablo el contemporáneo del patriarca.

    -Ja, el acepto- Lanzo una mirada de fastidio, pero no dejo de sonreír –Lo puedes creer inocente, pero no lo es-

    -Lo era antes, pero… Tú lo manchaste- Krest, negó con su cabeza, ahora algo molesto.

    -¿Yo? ¿Mancharlo?- Se levantó, para ir directamente con el contrario -¿De que estas hablando?-

    -¡¡¡ES SOLO UN NIÑO!!!- Lo enfrento con la mirada, ya no podía seguir disimulando que nada está pasando.

    -¿A si?- Sonrió socarronamente –No es un niño… Es solo una perra para mí-

    -¡¡¡¿NI SIQUIERA TE COMPADECES?!!!- Frunció el ceño, por las palabras anti sonantes del mayor.

    -Es lo que es- Camino hacia su escritorio, dándole la espalda –Nos divertimos y es lo que quiere-

    -Solo acepta estar contigo, porque su corazón es fiel a ti- Agregó, mirándolo con desdén.

    -Ja, ¿Su corazón? No me hagas reír- Lanzo una carcajada bastante sonora.

    -No es para que te rías, si no para que tomes conciencia- Apretó su mandíbula, suspirando.

    -¿Conciencia?- Se giró, para mirarlo de cerca –Él lo quiere así-

    -¡¡¡ÉL ESTÁ ENAMORADO DE TI Y CREE QUE ES LA ÚNICA FORMA DE ESTAR A TU LADO!!!- Tenia que defender de alguna forma al pelirrojo, ya no quería que este juego en donde Itiá disfruta sigua, al menos no con el primer guardián.

    -Mal por él- Cruzo de nuevo sus brazos, sonriendo de manera triunfante.

    -Pero es demasiado cruel- Suspiro cerrando sus ojos –Los otros con los que jugaste, fueron caballeros que mínimo eran mayores o los conociste a edades razonables, pero con Gateguard, lo criaste- Froto sus cienes –Fuiste su figura paterna y si él te vio después con otros ojos- Lo señalo con el dedo índice –Tu debiste haberlo evitado, pero te aprovechaste de Gateguard- Le hablo algo frio, pero sus palabras están llenas de verdad.

    -Ja, ¿Qué quieres que haga? ¿No aprovechar el cuerpo que me ofrece?- Cada palabra hacía sonar que el primer guardián es quien se lo hubiera buscado desde el principio.

    Un suspiro salió de los labios de Krest, sin duda se da cuenta que este hombre delante no es capaz de pensar en alguien más, solo en los placeres carnales.

    -Aun sigues pensando en Soterios?- Su mirada se clavó en el contrario, sin duda espera aquella reacción que no se pudo ocultar.

    -¡¡¡TE PROHÍBO QUE HABLES DE ÉL!!!- Alzo su voz con furia, apretando sus puños, su mirada si pudiera matar lo haría.

    -Deberías superarlo, eso fue hace más de trescientos años- Ahora el actuaba calmado, como es su costumbre.

    -¡¡¡¿QUÉ CREES QUE EH ESTADO HACIENDO ESTE TIEMPO?!!!- Hablo bastante molestó, levanto las manos enfatizando sus palabras.

    -Tonterías que no te conducirán a ningún lado- Su vista sin dejar de perder un movimiento del pelinegro, pero entendió el punto –Esa no es la manera correcta-

    -Lo supere, por eso puedo estar con quien quiera- Hablo tajante.

    Krest seguía mirando al contrario en este momento no escucharía razones, pero debía intenta, lo que sea para ayudarlo a abrir los ojos.

    -¿Acostándote con todo lo que puedas?- Una mueca de confusión fingida se reflejó en su rostro –Eso no está bien, ¿Crees que estaría feliz de verte así?-

    -¡¡¡SOTERIOS YA NO ESTÁ!!! ¡¡¡¿PARA QUÉ ESTAR DICIÉNDOME ESTAS COSAS?!!!- Lanzo un puñetazo a un pilar del recinto patriarcal.

    -Para que te des cuenta, que sin importar cuantos hombres y mujeres metas a tu cama, no lo harán que regrese- Se estaba fastidiando del patético comportamiento del patriarca –Estas aferrándote en cada generación en tener al dorado de Aries, lo conseguiste, pero para ti Gateguard es alguien que no puedes dejar de lado tan rápido-

    -¡¡¡KREST!!! ¡¡¡BASTA!!! ¡¡¡Y DETENTE DE LO QUE VAYAS A DECIR!!!- La advirtió con una gran molestia en sus palabras.

    -Es pelirrojo como lo era y sus ojos verdes…- Sintió el cosmos de libra intensificándose, pero no dejaría esta conversación hasta aquí –Puede que fuera un poco más alto y con un carácter mucho más amable, pero… De apariencia es bastante similar-

    -¡¡¡CÁLLATE KREST!!!- Debía controlarse, si tenía en este momento un confrontamiento físico contra su compañero de armas y años, todos podrían sospechar.

    -No lo hare, hasta que te detengas- Le hablo claro.

    -¿Quieres que me detenga?- Lo miro desafiante –No lo hare, Gateguard es mío… Puedo hacer lo que quiera con él-

    -¡¡¡LOGRASTE VOLVERLO DEPENDIENTE DE TI!!!- Alzo la voz -¡¡¡¿CREES QUE ES SANO PARA ÉL?!!!-

    -¿Qué te importa?- Sus palabras desafiantes es lo que le queda, después de ser desarmado con el nombre de su primer amor.

    -Es un niño, que cree… Que esto es amor de tu parte, que es lo que se merece, sabemos su historia, lo que vivió y por eso, siempre lo tratabas de apartar de los demás jóvenes aprendices en su momento y ahora más lo retienes a tu lado-

    -Como lo dije antes, si él está enamorado, es su problema… Yo le advertí y acepto lo que sería esta relación- Sonrió sintiéndose triunfante por las ideas que se forman en su retorcida mente –Ya no es un niño, puede decidir por sí mismo- Miro de arriba abajo como el acuariano fruncía el ceño –Si vienes a darme clases de moral, primero deberías verte a ti mismo-

    Cruzado de brazos, porque presentía lo que le diría para refutar -¿A qué te refieres?-

    -Zaphiri, es un “Niño” como tú dices, y está interesado en ti- Sonrió bastante tranquiló.

    -Tsk… Por esa razón, lo he rechazado tantas veces- Su cosmos gélido se podía sentir, por la molestia que comenzaba a sentir en su estómago –No le daré falsas ilusiones-

    -Pero de seguro deseas, que ese muchacho, te quite lo amargado- Su sonrisa socarrona se dibujó en su rostro.

    -No necesito reemplazar a nadie- Un golpe bajo que dio al patriarca.

    -Ja, ja, ja,- Esa risa tratando de hacer burla, pero el dolor se puede sentir aun –Todos los Escorpiones son unos perros falderos detrás de los caballeros de Acuario-

    -No tienes ningún respeto hacia nada, ni nadie Itiá…- Suspiro, sin duda se daba cuenta que no llegaría a nada con este hombre -¿Qué te paso? Antes tenías mejores sentimientos con tus semejantes, creías en tantas cosas para mejorar el mundo, la humanidad y proteger el santuario y ahora…- Miro con algo de lastima a Itiá –Solo deseas seguir corrompiendo a alguien que usas, no es justo-

    -¿Qué es justo hoy en día?- Le miro con enfado, estando harto que le cuestionara su manera de vivir.

    -Bien, sigue con lo que haces- Comenzó a retirarse, dándose por vencido con ese antiguo amigo que no reconocía del todo –Solo te advierto, que si tus intenciones siguen así de cambiantes y peligrosas, amenazando el santuario o a la misma Atena, no dudare en hacer algo contra ti- Aun siendo un poco más bajo que Libra, no le intimidaría para nada –¿Entiendes amigo?-

    -Sí, lo se…- Sus palabras sonando más indiferentes que al principio –Ahora vete, que espero a alguien más…- Sonrió sentándose de nuevo en aquel trono patriarcal –Divertido-

    Sus pasos de detuvieron al escuchar eso último, quería ayudar al Ariano pero, es imposible si no quiere ser ayudado.

    -Espero que cuando alguien más logre quitarlo de tus garras, lo aceptes con dignidad- Le lanzo aquellas palabras, con la intención de molestarlo.

    Dicho esto salió de aquel lugar, dejando al pelinegro muy furioso por lo que le acaba de plantear.

    -Eso no lo permitiré- Musito aquellas palabras, apretando sus puños.

    La simple idea de que alguien venga y pueda obtener el corazón del Ariano en esta generación, es algo que no dejara pasar.

    Su primer amor se le fue arrebatado por las garras de la guerra santa, esta ocasión Gateguard no se iría… Aunque solo fuera un remplazo de su amado.

    Sentía que ese dorado, es una reencarnación de Soterios, aquel con quien durmió por primera vez.

    Por quien sintió el amor verdadero, recordar ese cálido cuerpo, como acaricio su piel, su cabello un poco más largo y rojo, esos gemidos delicados que no se permitía hacerlos sonoros por vergüenza.

    Todo era lo que su mente traía cada que engañaba su corazón, cuando otros cuerpos estaban en su cama y rogaban por su atención, podía hacer lo que quisiera con ellos.

    Pues con ese Ariano, nunca hizo nada atrevido, siempre mantuvo todo suave, delicado, lleno de amor, para que ambos disfrutarán.

    Perderlo fue lo que marco un acabose en su corazón y debía mantener la fachada de que estaba bien.

    En su intimidad demostraba que tan dañado se encuentra.

    Gateguard, no era diferente a los demás, seria usado a su gusto, pero… Pensar en que alguien más lo tomara, antes compartió algunos juguetes, pero este no lo dejaría estar con nadie que no fuera él.

    Se lo dejo en claro desde el principio.

    Pero entiende que de a poco ese pelirrojo lo podría conducir a la locura, está dispuesto a este juego, en donde sabe que nadie ganará.
     
  7. Threadmarks: Capitulo 7 (Un Plan Ruin)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    1820
    Después de esa discusión con Krest, pasaron algunas semanas.

    En donde encuentros sexuales entre Itiá y Gateguard se dieron paso, cada uno sin amor como el anterior.

    Pero el pelinegro debe admitir que las palabras que el Acuariano le ha dedicado causan bastante molestia.

    Estando intrigado si es que el amor de ese pelirrojo por él, puede ser tan fuerte y leal a su persona, sabiendo que no recibirá lo mismo nunca.

    Solo sexo y maltratos.

    Ese es el trato, pero sentía que debía ponerlo a prueba.

    Este corderito debe ser fiel solo a él, y está dispuesto a comprobarlo.

    Su mente solo idea planes más ruines que los anteriores.

    Si tan solo entendiera que hacerlo hará que sus propias estupideces le exploten en la cara.

    En este día, de nueva cuenta Itiá disfrutando de los placeres que el cuerpo de Gateguard le brinda.

    Más precisamente la boca del ariano, practicando lo que coloquialmente se conoce como sexo oral.

    Haciéndolo, pues minutos antes el patriarca tuvo una gran descarga en el ano del menor, que aun escurría dicho liquido de él.

    Aunque no le importa mucho, es su placer satisfacer al pelinegro, aunque ha estado más consiente de no permitir que sus sentimientos lo dominen del todo.

    Ser obediente ante el mayor, no reprochar nada y solo volverse su depósito de semen, es todo lo que cree que puede llegar con él.

    Sentado en aquel trono patriarcal, donde debía ser un recinto sagrado, como es el santuario, pero aquí está el mismo representante de Atena en la tierra, profanando a un alma que solo tiene amor para ese sujeto y no lo sabe valorar.

    La linda vista que el pelirrojo le regala es más que suficiente para sonreír lascivamente.

    Ver como las sonrojadas mejillas de Gateguard se llenan de su miembro, mientras que la lengua de este carnero lo limpia.

    Pero pronto tendría que encargarse de nueva cuenta, pues la próxima corrida de Itiá no se hará esperar.

    Jugar con esos cabellos rojos, frunciendo su ceño, y dedicando una sonrisa que no se puede descifrar de que sea.

    Si es de alegría o descontento.

    Pensando en aquel Ariano de su generación y que lo dejo por la muerte.

    Odia que su mente traiga esos recuerdos cuando está disfrutando de Gateguard.

    Tomando los cabellos con más rudeza, jalándolos, sin tomar en cuenta el dolor que está sintiendo su dueño.

    -Patriarca… Aaaaah… Duele…- Temía decirle como se sienta con esa acción, pero no puede aguantar más dolor en su cuerpo por ahora.

    La voz de este joven lo saco de sus pensamientos, mirando los ojos verdes de este, cristalizados y sonrojado con el placer y dolor.

    Dedico una ligera sonrisa, tomo de la parte trasera de la cabeza al carnero, empujándolo con fuerza hacia adelante, para que su miembro llegara al fondo, pues su corrida no tardaría en llegar.

    Sin importar que el aire le falta el pelirrojo por un momento.

    No forcejeó, pues no niega que siente un gran placer al ser tratado de esta forma.

    Y de buenas a primeras, el semen de Itiá salió, en toda la garganta del menor.

    Igual como es su gusto, no sale hasta que termina por completo, disfrutando como el rostro del pelirrojo se contrae, poniendo esa cara de “Idiota” como la denomina.

    Al sentirse satisfecho, salió de esa boca.

    Con orgullo de poder hacer lo que guste con su nuevo juguete.

    Aun sin importarle en lo más mínimo que Gateguard necesite toser, para recuperar algo de aire y el semen termine de bajar de su garganta.

    Se ha acostumbrado a este trato denigrante, incluso disfrutarlo al máximo, se ha convertido en un masoquista, pero… Fetiches así pueden ser aceptados en una relación si ambas partes lo disfrutan, si existe el amor y respeto mutuo.

    Aquí… Todo eso solo viene de una persona y eso no es nada sano.

    -Lo has hecho bien- Sonrió, relamiendo sus labios ante el espectáculo.

    -Gracias patriarca- Gateguard le dedico una diminuta sonrisa, aun tratando de respirar adecuadamente.

    No puede hacer mucho para evitar que los recuerdos de Soterios vengan al ver ese rostro, pero se ha dicho a si mismo que nadie podría llegarle a los talones a ese hombre.

    Solo existirá uno, a quien entrego su corazón y que nadie más tendrá.

    Recordó sus pensamientos destructivos, y necesitaba dejar en claro más puntos en este trato tan cruel.

    -Gateguard- Lo llamo con un tono ronco, ese capaz de encender en el mencionado una chispa de lujuria.

    -¿Si? Patriarca- Miro con los ojos en un éxtasis, y un ligero hilo de semen escurriendo por la comisura derecha de su boca.

    -Entiendes que nadie más te puede coger ¿Verdad?- Lo atrajo a él, como si fuera una ligera muestra de amabilidad de su parte.

    Sintiendo esta cálida mano en su mejilla como una demostración de afecto, ladeo su rostro a ella, para sentirse más querido, cerrando sus ojos, siendo tan reconfortable para él.

    -Eso… Lo sé perfectamente- Sonrió, dejando que el mayor acaricie su cara y parte de su cuerpo al antojo de Itiá.

    No creía que por fin pudiera sentir la gentileza del patriarca, a su parecer perdona todo el daño físico y psicológico que le ha causado.

    -Qué bueno que lo entiendes- Sonrió para volver a su verdadera naturaleza.

    Apretó con fuerza ambas mejillas del pelirrojo con esa mano que antes daba una caricia suave.

    -Si dejas que otro tome tu cuerpo, que disfrutes con alguien más- Se acercó al rostro asustado, esos ojos oscuros penetrando hasta la misma alma de Gateguard, para influirle miedo en su corazón –No me tentare el corazón en hacerte más daño o tal vez…- Sonrió porque después de todo, ambos se buscan por el sexo y sabe dónde lastimar al contrario –Me busque otro idiota para divertirme y te deje en paz-

    -No…- Tratando de negar con su cabeza, sus ojos dejando escapar unas lágrimas, pues no puede concebir la idea de que el patriarca este con alguien más que no sea él.

    Su desesperación creciendo por solo imaginar que alguien sea capaz de satisfacer al patriarca, lo consume dé dolor y rabia.

    Nota que el efecto en el pelirrojo es el adecuado, teniéndolo bajo su control es suficiente, sabe que así no lo dejará, lo necesita como él a Gateguard.

    No es tanto por el Ariano en esta generación, si no, que si es verdad lo que ha estado imaginando, que Gateguard es en cierta forma la reencarnación de Soterios, para hacerle compañía en esta vida que ha tenido, esta gran tortura habría valido la pena.

    Pero aun así se niega a darle algo de amor, no es digno para ello.

    Suspiro satisfecho por esa reacción –Muy bien- Con la fuerza necesario, aparto al Aries, empujándolo al suelo –Ahora vete- Se acomodó aquella túnica, para pararse y hacer sus deberes, que se supone debería estar cumpliendo en vez de… Herir a un inocente e incrédulo carnero.

    Bajo lo mirada, entendiendo que esa muestra de cariño solo fue una farsa, para seguir hiriéndolo, pero no puede hacer nada… Es lo que acepto, lo que disfrutar, incluso lo que quiere en su vida.

    -Si- De nuevo la ropa que llevaba abajo, fue dañada, su armadura de nuevo cubriéndolo, para bajar los templos.

    Para este punto, su cuerpo se ha acostumbrado a ese maltrato, y ya no duele tanto como antes, sus caderas aun resienten cierto efecto, pero es capaz de soportarlo en silencio.

    Sus lágrimas solo se dejan ver cuando está solo en su templo de noche… Deseando un amor que sabe que no llegará, pero acepta lo que cree merecer.

    -Con su permiso, patriarca Itiá- Se despidió, espero unos breve segundos, pero el otro lo ignoro por completo.

    ¿Cuánto desprecio debe soportar para darse cuenta que en ese lugar no existe futuro?

    Itiá, debía ponerse al día con el papeleo.

    Verificar que todos los dorados de esta generación están en óptimas condiciones, organizar la próxima toma de alguna armadura, misiones que ha tenido que analizar para escoger a los más aptos, y designarles dichas acciones.

    Justamente, tuvo una idea para comprobar la fidelidad del pelirrojo, con esto podría saber si ese joven lo amará aun después de todo, le será leal, pues es lo que más quiere.

    Incluso si tuviera que traicionar a Atena por estar a su lado, Gateguard debía hacer esa elección y estar seguro que lo escogerá a él.

    Sonrió de esa manera retorcida y en cierta forma siniestra que solo él puede expresar.

    -Espero que seas apto mi lindo carnero rojo- Esas palabras dichas con cierta burla contra el mencionado.

    ---Al día siguiente---

    Gateguard subía algo apresurado los templos, había recibido la notificación que su ilustrísima lo mando llamar, por parte de un soldado, le pareció bastante extraño, pero debía darse prisa.

    Su corazón latiendo cada que debía reunirse con ese hombre que roba su cordura y sus sueños.

    El dolor en sus caderas es mucho más manejable que antes, pero impide que corra como es debido.

    Comprendiendo que es raro que lo llame para otro encuentro sexual, cuando el día anterior lo habían hecho casi hasta el atardecer.

    Pero siempre está dispuesto para lo que el de mayor rango le ordene, sin importar que su propia salud pueda estar en juego.

    Al pasar por Acuario, su guardián estando en la entrada, ambos se miraron y con eso concedió el permiso para cruzar el templo.

    Pero Krest nota esa mirada sin el brillo de un joven impetuoso y malcriado… Ahora parece como si algo le estuviera faltando…

    -Le estas robando sus ilusiones Itiá- La boca del contemporáneo del patriarca no se quedará callada jamás.

    Estando tan cerca, sus labios muestran una gran sonrisa, que si fuera de nuevo él mismo, luciría como un rebelde cordero, ahora solo su tristeza puede reflejarse con atención.

    La puerta lo aparta de Itiá, sonrió de nueva cuenta, con sus mejillas sonrojadas, creyendo que este podría ser el día que el patriarca lo acepte de otra manera.

    Pero sus sueños de desquebrajaron cuando noto otro cosmos en ese recinto y más al darse cuenta de quién es.

    Abrió con algo de brusquedad la puerta, significando que debía aparentar delante de los demás.

    -Buenos días patriarca Itiá- Asintió, haciendo una reverencia ante el mayor, que esta día luce su apariencia de vejez –Lamento la demora- Se acercó hasta donde el otro caballero dorado se encuentra, sin mirarlo.

    -Me alegra que llegaras Gateguard- Mostrando una sonrisa paternal que ya no le queda en lo más mínimo, después de disfrutar de ese joven –Con tu presencia, podre informales de su misión-

    Se inclinó como el otro está haciendo.

    -¿Misión?- Ahora entendía que esto es un asunto relacionado con el santuario.

    -Así es- Tomo un pergamino y desenrollándolo para darle las indicaciones –Gateguard caballero de Aries y Sage caballero de Cáncer, necesito que cumplan esto lo más rápido posible-.
     
  8. Threadmarks: Capitulo 8 (Previo)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2267
    La verde mirada del ariano, se fijó por un momento en el patriarca, sin comprender como es que ahora le ha puesto un compañero, si siempre ha sido de llevar acabo las misiones en solitario.

    Pero bajo el rostro, pues es importante mantener el respeto siempre.

    Aunque por su parte, Sage no podía sentirse más afortunado, tener la oportunidad de hacer esta misión con quien ama en secreto.

    Tal vez tendría la suerte de volverse mucho más unidos con lo que sea que tengan que hacer.

    Sonrió tenuemente, incluso sus mejillas se sonrojaron ligeramente.

    Pero sabe que debe mantenerse con la mirada baja y esperar a que el patriarca les ordene retirarse.

    Itiá se dio cuenta de este pequeño detalle del caballero de Cáncer, tenía sus sospechas, pero no le había interesado saber más, pues por su arrogancia cree que el pelirrojo no tendría ojos para otro.

    En su mente retorcida esto es perfecto para su plan.

    Sonrió, para informar de la misión de forma rápida.

    -Ha habido reportes en la ciudad de Corinto, sobre un cosmos maligno recientemente- Leyendo aquel pergamino dando la simple información que lleva –Hasta el momento se desconoce si existen víctimas, aun así necesito que vallan inmediatamente a investigar- Cerro sus ojos, dejando escapar un suspiro de cansancio.

    -Como ordene patriarca- Cáncer hablo con respeto.

    Aunque el ariano no respondió de inmediatamente, parecía estar aturdido por algo.

    -Muy bien, partirán mañana por la mañana, si no existen inconvenientes regresen lo antes posible- Aun con su rostro arrugado sonrió ampliamente, como si fuera la persona más agradable del mundo y comprensiva.

    -Así será- Asintió Gateguard aun confundido por esta misión que no tiene mucho sentido.

    Pero no por la escasa información, si de hecho a veces así son algunas, van y la situación no es tan complicada, lo que tiene su mente ocupada, es el simple hecho que debe ir con alguien más.

    Esta acostumbrado a trabajar solo, nunca ha necesitado a nadie para hacer sus deberes como caballero y no es justo empezar ahora.

    -Cuídense mucho caballeros, esperaremos su regreso con gusto- Sus palabras tienen ese tono de alegría, pero no de sinceridad genuina.

    Hizo una seña con su mano, para indicar que podían levantarse, Cáncer obedeció, pues aun teniendo a Gateguard a su lado, no pierde el hilo de la conversación.

    Pero el pelirrojo sí que está en otro mundo.

    Aunque tardo, lo hizo algo torpe por el débil dolor en sus caderas, pero sabe cómo disimular.

    -Puedes retirarte caballero de Cáncer- Sonrió, desde su asiento patriarcal –Gateguard necesito que te quedes un momento.

    -Como ordene- La voz del pelirrojo salió tan suave y apenas audible para los presentes.

    -Con su permiso patriarca- No es alguien que desobedezca, entiende que es un asunto entre los dos, pero no puede dejar de notar la mirada extraña y sin brillo del ariano.

    Retirándose, camino lento para poder apreciar cada facción del pelirrojo.

    La puerta de la sala patriarcal se cerró, dejándolos en una completa privacidad.

    Es la primera vez desde que iniciaron esa relación insana, que está en la sala patriarca con la versión anciana del pelinegro ahora de cabellos canosos.

    -¿Tienes algo que decirme?- Canturrio con esa voz anciana, levantándose de su trono con algo de calma.

    -Patriarca Itiá… ¿Por qué debo tener un compañero para realizar esta misión?- Intentando no sonar maleducado, ya que entre el respeto y el amor tan dependiente que siente hacia el mayor lo controla tanto.

    -Es necesario- Solo respondió, sonriendo acercándose a él.

    -Pero… ¿Por qué Sage?- Apretó sus puños, bajando su mirada pues no puede sostenerla contra el patriarca –No lo soporto-

    Escuchar cómo se expresa del cangrejo le agrada mucho, entonces sería perfecto para su plan.

    Si Gateguard es capaz de convivir con alguien que desprecie tanto, y sabiendo los sentimientos del otro por ese pelirrojo, si logra pasar esa misión y que nada ocurra entre ambos.

    Comprenderá que ese carnero le será fiel en todo lo que sea.

    Necesita confirmarlo, aun sabiendo que lo tiene en su control.

    -Gateguard- Lo llamo, sosteniendo la barbilla del menor, no tendría tanta fuerza en ese cuerpo antiguo, pero su cosmos le ayuda mucho.

    -¿Si?- Sentir el tacto sin importa la piel joven o vieja, es cálida para él, dejando sentir cada dedo en su mentón.

    -Deberías prepárate para partir mañana- Le sonrió, pero su mirada proyecta esa lujuria intensa.

    Seria en contra de su naturaleza o sus deseos, pero no tiene intenciones de tomar al carnero en este instante.

    Si no sus planes podrían fallar.

    -Patriarca Itiá… Deje que valla solo, me puedo encargar de…- Fue callado de inmediato por la mano algo huesuda de su ilustrísima.

    -No me interesan las rencillas que tengas con ese caballero, harás lo que te he ordenado y no tengo ganas de escuchar tus quejas- Sujeto con algo de fuerza ese rostro, pero no la suficiente para dejarle marcas -¿Entiendes?- La mirada molesta del hombre mayor, amedrantaría a cualquiera.

    El pelirrojo solo asintió, con sus ojos verdes tratando de no mirarlo pues no desea faltarle al respeto.

    -Entonces- Lo soltó empujándolo levente –Puedes retirarte- Dicho esto se giró con parsimonia para volver a su labor.

    Gateguard esperaría que Itiá se devolviera a una versión joven, y lo hiciera suyo por el resto del día.

    Incluso sentía su propio cuerpo calentarse por ese toque que tuvieron, pero si el patriarca no desea tener sexo con él.

    Debe entenderlo, aceptando que no puede decidir por sí solo, sino esperar a que el otro le diga que hacer y qué no.

    Completamente controlado bajo su antojo a cualquier cosa que Itiá desee.

    Apretó sus labios, bajo su mirada, reverenciando al mayor.

    -Con su permiso patriarca- Se retiró con lentitud, aun esperando que en cualquier momento este sometido bajo el otro, siendo penetrado con brutalidad, como ya está acostumbrado.

    Pero no fue así, el otro no parecia estar interesado, pues su mirada fija en los papeles, ni siquiera se despidió del joven ariano.

    Estando afuera de aquel lugar, donde muchas veces dejo que jueguen con su cuerpo.

    Afortunadamente no hay ningún guardia a la vista, recargo su espalda contra la puerta y dejo escapar un suspiro.

    -Patriarca… Por favor… Haga lo que sea conmigo- Se siente abrumado por la misión, pero también porque desea tanto que Itiá recorra su cuerpo.

    Posiblemente es una necesidad demasiado fuerte que se ha creado, una dependencia de dolor y placer que no puede pensar en estar lejos por tantos días, que no están estipulados, todo dependerá de la situación en Corinto.

    Por su parte, el patriarca sí que ha estado fingiendo.

    Con su plan, demostrara a Krest que tiene a Gateguard en su palma, que siempre lograra hacer lo que desee con él, nadie se lo quitara.

    Por eso la misión lo obliga a estar con alguien que desprecie.

    Sin embargo, su frustración sexual se deberá contener mucho más… No tendría a su juguete personal por uno días y eso significa que al regresó del ariano lo tomara sin importar lo cansado que llegue a estar.

    Sonrió mientras esta fingiendo realizar su trabajo.

    -Espero que no me decepciones Gateguard…- Apretó sus labios con algo de molestia, no le diría a nadie pero pensar que alguien lo tome o robe su corazón, será una situación que no permitirá que pase –Mas te vale que no te atrevas a acostarte con ese cangrejo, si no… Los hare pagar a ambos- Apretó tanto la pluma con la que está escribiendo que la partió en dos por su ira.

    Paso el día sin muchos altibajos.

    Los dos implicados en la próxima misión están en sus respectivos templos, dejando todo en orden, preparándose para mañana. Aunque como un caballeo dorado usualmente no llevan equipaje ni nada, solo su armadura y cosmos es lo único que necesitan.

    ---(Templo de Aries)---

    Si bien Gateguard está en completa soledad, suspirando, y recordando el sexo salvaje que ha tenido con el patriarca.

    Estimulando su propio cuerpo, pero en vez de tocar su miembro, dirige su mano al ano, tocándose de esa forma, entrando y saliendo con algo de suavidad.

    Su cama esta manchada de sus propios fluidos, mordiendo un poco las sabanas, dejando escapar algunas lágrimas de placer y dolor.

    Se hundiría en esa perdición, en como su cuerpo se ha corrompido por una sola persona, que no sabe hasta qué grado la influencia del patriarca ha llegado a moldearlo a su antojo.

    Se calmaría el mismo, pues en la misión obviamente no lo haría.

    -Patriarca… Itiá…- Suspira, con el rostro sonrojado y tocándose a sí mismo –No sé cómo soportare este tiempo sin sus caricias…-

    Estaría perdido en el placer que el mismo se da.

    Pero mientras Gateguard está auto complaciéndose.

    ---Templo de Cáncer---

    -¿Así que iras a una misión con el borrego malhumorado?- Hakurei sonriendo, mientras come la cena que su hermano preparó.

    -No le digas así, no es alguien malhumorado- Los ojos del gemelo menor se clavan en la comida enfrente.

    -Sabes que es muy enojón, por todo se molesta- Prosiguió a comer sin darle más importancia, pero de nuevo su mente trajo una idea –Debes aprovechar para decirle tus sentimientos- Lo señalo con el cubierto.

    -No hare tal cosa…- Bajo la mirada algo triste, pues ha estado pensando muy seriamente en esas marcas que vio el otro día en el cuerpo del pelirrojo.

    -Oh vamos, tienes que hacerlo- El de coleta alta sonrió, apoyando su mentón en la mano.

    -No puedo…- Suspiro, no sería capaz de hablar de Gateguard, aunque necesitará saber con urgencia lo que le ocurre.

    -Si te da pena, tendrás unos días a solas con él- Sonrió con algo de picardía –Podrías aprovechar para tomar un poco con el borrego, hablar de sus sentimientos y… Puede que una cosa llegue a otra cosa, el calor del momento y…-

    No termino de hablar por que Sage le dio un fuerte golpe en la mejilla, pues no aceptaría que estén hablando de esa forma de quien ama e insinuando que debería aprovecharse de una situación de esa índole.

    Hakurei solo se froto el golpe en su mejilla, entendió por las malas que se pasó un poco.

    -Ya te estas pareciendo al malhumorado rojo- Hizo una mueca de dolor, bajando la mirada.

    -No vuelvas hablar de esa forma, Gateguard merece respeto- Hablo serio, levantándose dé su asiento y dejando el plato aun con comida en la mesa.

    -Siempre es muy grosero con todos, si quieres respetó que se lo gane- Sentencio el caballero de plata, mientras se servía lo que el otro dejo.

    -Solo deja de molestarlo ¿Si?- Pidió, mientras le daba la espalda, sintiendo ganas de irse de misión lo antes posible.

    Aprovecharía esa oportunidad para lograr hacer que Aries se habrá y le diga lo que le ocurre.

    Si alguien lo está lastimando por alguna razón, haría lo que sea que este en sus manos para ayudarlo, para evitar que lo sigan usando de esa forma.

    A Sage no le importa si Gateguard ha estado con otros, solo quiere verlo feliz, tal vez no tan alegre, pero extraña ver ese dulce brillo en su mirada.

    Nadie merece estar sufriendo de esa forma, si en sus manos está la posibilidad de salvarlo lo hará sin pensarlo.

    -Sage… Si Gateguard está destinado a estar contigo, lo estarán, solo intenta hacer algún movimiento- Le hablo con una sonrisa al menor, no le decía nada, pero entendió que algo lo perturba, pero no es su estilo inmiscuirse de más en la vida de su hermano.

    Quiso sonreír pero no puede hacerlo como desea.

    -Gracias…- Bajo su mirada.

    Paso un rato más en donde ambos gemelos, estuvieron en dicho templo, tal vez la conversación es más guiada por Hakurei, pero es armoniosa en cierta forma.

    Dejando el tema del cordero rojo por la paz.

    Sabiendo que al día siguiente el caballero dorado saldría de misión, Hakurei se retiró, no sin antes darle algunas palabras de aliento, pues partirán muy temprano.

    -Solo atrévete Sage, habla con él, gánate su confianza y después le robas un beso- Tenia que bromear entre sus concejos.

    -¿Cómo puedo seguir tus concejos? Si ni siquiera has tenido una pareja o te ha gustado alguien- Hablo para molestar al mayor, no es de dejarse tanto a veces.

    -Aun espero al indicado o indicada- Refuto, bajando los escalones, sonriendo triunfante –Duerme bien hermano y no pienses mucho en el cordero amargado-

    -¡¡¡HAKUREI!!!- Le grito, pues está hablando tan a la ligera de un tema complicado.

    Solo recibió una risa del otro.

    Se quedó mirando el camino para bajar los templos, hasta que perdió de vista a su gemelo mayor.

    Dejo escapar un simple suspiro, sus ojos verde oliva se dirigieron hacia el primer templo que logra divisar desde su altura, pensar que en estos momentos Aries puede estar descansando, le trajo una sonrisa a sus labios.

    Imagino como seria verlo dormir a su lado, acariciar su mejilla, darle un beso, decirle sus sentimientos y lo feliz que sería si le dedicara un solo “Te quiero”.

    No pedía mucho, solo un poco de su atención, pero si es egoísta por querer que sea para él nada más.

    -Permíteme ayudarte en lo que sea- Sonrió, pero su mirada se torna triste –Gateguard, quiero que seas feliz-

    El corazón de ese cangrejo está en el lugar correcto, sus sentimientos son puros, pero lamentablemente no sabe que su objetivo piensa en otro, sus suspiros, piel y corazón es de alguien que no lo merece.
     
  9. Threadmarks: Capitulo 9 (Caminata)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2591
    ---Al día siguiente---

    Ambos dorados acordaron verse antes de partir a las afueras del santuario.

    El primero en llegar fue Sage, ansioso por partir en esa misión tan curiosa, que solo es verificar que todo esté en orden.

    También considera que dos dorados son demasiado para algo que ni siquiera se puede considerar de alto riesgo, pero no pensara mucho en eso.

    Pues el mismo se preguntó ¿Quién es él para cuestionar las decisiones del patriarca?

    Si con ello le da una posibilidad de estar junto a Gateguard, en un ambiente diferente y poder ser más cercanos.

    Dejo escapar un suspiro al imaginarlo.

    Los primeros rayos del sol bañan el lugar, dando un aspecto casi de ensueño al entorno.

    No puede dejar de pensar en aquella vez que vio esas marcas en el cuello del pelirrojo, sigue preguntándose quien las dejo allí.

    Le hierve la sangre al solo imaginar que el Aries este con otro, pero no hará nada, es decisión del pelirrojo, y si es feliz está bien, pero… Sabe que no está todo en orden, esa mirada triste, algunos moretones que ha logrado percibir.

    Esa no es una relación sana, no está bien, si le ha quitado el dulce brillo que Aries porta.

    Cáncer está dispuesto a soportar verlo con alguien más, pero… Lo hará con la única condición de ver a su querido Gateguard feliz, no solo aparentarlo si no que de verdad pueda verlo en sus verdes ojos.

    Bajo la mirada, decaído un poco, porque el amor que siente es tan grande que es capaz de dejar ir a quien ama, para que sea feliz –Si me dieras una oportunidad aunque sea mínima, te juro que te haría él más feliz de todos-

    Sus ruegos pueden que no se hagan realidad nunca, pero mínimo trataría de ayudarlo, como fuera lo haría.

    Sonrió levemente, volviendo a idealizar sus planes al tener ese tiempo a solas.

    Conoce como son las actitudes de Gateguard, es muy reservado, algo arisco, prefiere guardar lo que siente para sí mismo, no es de hablar con alguien más que no sea el patriarca.

    Si toma esto en cuenta, la situación se vuelve más difícil.

    ¿Quién ha logrado romper la barrera que el ariano puso?

    Si nadie es capaz de atravesar esa muralla, o por lo menos lo que ha visto.

    Podría pensar en tantas posibilidades antes de salir a esa misión.

    -¿Qué estás haciendo?-

    Para otros esa voz altanera y malhumorada, en cambio Sage la siente como lo más dulce del mundo.

    Le dirige algunas palabras, es magnífico, provocando que su corazón lata como loco, pero debe tranquilizarlo.

    Su sonrojo no se puede ocultar, pero se calmaría un poco, una débil sonrisa para el ariano.

    -Buenos días Gateguard- Le extendió la mano, inspeccionándolo a detalle.

    Portando la armadura de aires, algo indiferente no contestó el saludo, es mas solo vio el gesto que hizo el Lemuriano, cerró sus ojos y paso de largo, para iniciar la misión.

    El cangrejo reacciono rápido ante esto, no le molesta, lo ha conocido por algún tiempo y le perdona todo.

    Entonces ante esta acción, decidió seguirlo, tratando de llegar a su par para caminar.

    Este tiempo lo aprovecharía, esta decidió tratar de conversar con Gateguard todo lo que pueda, mínimo desea una amistad, tal vez no de confidentes, pero que sepa que puede contar con él en todo, sin duda.

    Los pasos del pelirrojo se volvieron rápidos, en su mente la idea de que mientras más rápido lleguen será mejor.

    Pocos metros más y llegan al bosque cercano al santuario, para perderse por ese frondoso follaje y dirigirse a su destino.

    Ninguno de los dos se dio cuenta de que un par de ojos oscuros los observan a distancia, vigilando desde un inicio que todo esto sea favorable.

    -No me falles Gateguard- Ahora no parece tan seguro de su propio poder sobre el pelirrojo.

    ¿Acaso esta teme que le arrebaten a quien humilla y lastima cada que puede?

    No se sabe aún, pero de algo estamos seguros.

    Y es que Sage estará a solas con Gateguard.

    ¿Lograra averiguar que le ocurre al ariano?

    O

    ¿Lo que conseguirá será que el pelirrojo lo odie?

    Eso lo vamos a averiguar a continuación.

    Su andar hacia Corinto, está siendo demasiado lento para el pelirrojo, pues aparte de haber caminado un tramo, que en si no le molesta.

    Le alegra estar rodeado de la naturaleza, la calma, pero la disfrutaría más si no tuviera que ir con alguien que no ha parado ni un segundo de hablar, de preguntarle cosas que según el carnero no es de la incumbencia del otro.

    Pero allí esta esa pareja de dorados con caracteres opuestos y sentimientos tan lejanos a la verdad, sin embargo uno hace su esfuerzo para entablar una conversación.

    Y sin importa cuánto le cueste, lo hará hablar un poco.

    -Gateguard, ¿Cuál es tu color favorito?- Para este punto, los nervios lo han alcanzado, le ha preguntado de todo, pero no cede ante nada, así que opto por preguntas simples.

    Bufo fastidiado, no está de humor para tonterías, así que ignoró de nuevo.

    -El mío es el lila- Respondió, con una ligera sonrisa.

    De nuevo la respuesta no llego.

    Si fuera otro, ya hubiera desistido varios kilómetros atrás, pero no, esta vez no lo haría.

    Ya ha perdido oportunidades valiosas, en esta ocasión necesita armarse de valor, hacer su mayor esfuerzo solo por Gateguard.

    -Oye, perdón…- Se comienza a disculpar como si el tuviera la culpa de algo.

    Estas palabras si lograron llamar la atención del carnero rojo, que lo miro algo confundido.

    -¿Por qué te estas disculpando?- Le cuestiono enfadado sin razón aparenté.

    Sonrió, levantando algo la mirada, pues por fin le está hablando, esta es su carta máxima y la usara para intercambiar aunque fueran unas ligeras palabras.

    -Sé que deseas hacer las misiones tú solo, pero… Yo estoy aquí, posiblemente estorbándote- Sonrió con algo de tristeza, ya que se está lastimando a sí mismo.

    -Fue decisión del patriarca, en ese caso no tengo nada que hacer- Recito aquellas palabras con algo de molestia y tristeza.

    -Pero… Creo que te molesta que yo en particular este a tu lado- Puede que use el método de víctima o sufrido, pero todo se vale en este punto, mientras no existan daños.

    -Eso no es verdad- Le contesto cortante.

    -¿De verdad?- Sonrió, sus ojos se iluminaron por aquella confesión, dándole nuevas esperanzas.

    -Hubiera estado molesto o sintiendo que me estorba si hubiera sido cualquiera- Le dijo con la voz más fría y seria que pudo proyectar –Así que no te creas tan especial, por creer que me desagradas tu-

    No lo odia eso es bueno, si no que detesta a todos por igual, nadie se debe sentir especial por su gran atención negativa.

    Ladeo su cabeza, suspirando, entendiendo esa actitud un poco -¿Por qué te desagradamos los demás dorados?- Es algo que deseo preguntar desde hace un tiempo, pero no se anima.

    -Solo no me agradan es todo- Respondió bastante molestó, la insistencia en un tema no le gusta si viene de cualquiera.

    -Pero, esa no es una respuesta Gateguard- Se posición delante de él, caminando de espaldas, obligándolo a verlo –Tiene que existir un porque-

    -No me interesa hacer ninguna amistad con nadie, no necesito estar con alguien para ser feliz- Le contestó con el ceño fruncido, y apretando su labio inferior.

    -Somos compañeros de armas, es necesario tener aunque sea una persona en quien confiar en el campo de batalla- Le explico, con una sonrisa muy cálida, para que entendiera que es algo importante.

    -Ya tengo a alguien en que confiar- Respondió tajante, tratando de esquivar su mirada y alejarse.

    -El patriarca no cuenta- Le contestó, no por molestarlo, si no para darle una nueva realidad.

    -¡¡¡¿QUÉ QUIERES DECIR CON QUE NO CUENTA?!!!- Grave error a tocar una persona importante para el pelirrojo, detuvo su paso para encarar al Lemuriano, incluso mirarlo con un gran odio.

    Verlo de esta forma le impresionó, si es alguien que se molesta fácilmente, pero usualmente no actúa así, si no que prefiere retirarse o hacer alguna seña grosera.

    -Gateguard, tranquilo no me refiero a nada malo- Lo trata de clamar, poniendo sus manos sobre los hombros del otro –Solo digo que… Nosotros como caballeros dorados, debemos proteger a Atena, y el patriarca es quien está en la última defensa antes de llegar a ella, nosotros debemos dar nuestra vida para impedir que si quería los alcancen- Le hablo con tranquilidad contrastando la reacción de otro.

    Más esto solo provoco, que el pelirrojo apretara sus puños, deseando darle un golpe al cangrejo.

    Por atreverse a subajar al patriarca, a Itiá… Su amor ciego lo hace pensar en anteponerlo incluso a su propia Diosa, pero no se atrevería a decir nada delante de Sage.

    -No hace falta que algo malo le pase al patriarca, yo lo protegeré con mi vida- Respondió, dándole la espalda al otro, para continuar.

    La respuesta no le parecio extraña, después de todo, conoce que Gateguard ve a ese hombre mayor como un padre.

    No tiene todos los detalles y sería peligroso preguntar, pero… El patriarca Itiá lo encontró siendo un pequeño niño, cuando su aldea había sido devastada, todos muertos menos el pelirrojo.

    Debe ser ese el motivo por el cual lo defiende tanto, lo protegerá con su vida, porque tal vez se lo deba.

    Eso es lo que Sage piensa en su mente, en su aun inocente corazón, le parece algo tierno ese comportamiento.

    -Yo te puedo ayudar para protegerlos- Camino rápido para volver a alcanzarlo, dedicándole una sonrisa.

    -No tienes que hacerlo, conmigo es suficiente- Su tono algo serio, pero comienza a calmarse por su comportamiento anterior.

    En un atrevimiento, se acercó demasiado al carnero, pasando su brazo izquierdo por la nuca del otro, sonriéndole de manera tímida, pero trata de seguir los concejos de su hermano mayor.

    -Pero quiero… Que cuentes conmigo, como tu compañero… De armas, aunque sea- No es tan bueno con las palabras y sus mejillas rojizas no le ayudan mucho, más le dedica esto con tanta seguridad para animar al otro.

    Obviamente se molestó el primer guardián, en este atrevimiento a su persona, se giró para darle un buen grito, mirada de odio y posiblemente golpe, pero… No pudo hacerlo rápido.

    Ver los ojos de Sage, sus mejillas sonrojadas, y esa sonrisa que ante el pelirrojo parece tonta, lo hizo sentir algo extraño.

    Incluso el suave tacto, de abrazarlo con cuidado, como si se fuera a romper de un momento a otro.

    Lo siente tan diferente, tan ajeno como si esa situación nunca la hubiera conocido.

    La piel del ariano se erizo un poco.

    En su mente una pregunta ¿Cómo es posible sentir este tibio tacto aun por sobre la armadura?

    No tiene lógica alguna, pero no puede permitir esto a ningún costo.

    Tomo la mano del cangrejo y la aparto de su ser con brusquedad, notando que le desagrada por completo que lo toquen de esa manera, nadie debe hacer eso y más si es el hermano menor del caballero de plata de Atlas, el único capaz de quitarle el título de patriarca a su amado Itiá.

    No dijo más y siguió caminando.

    Sintiendo algo de confusión y duda, de por qué… ¿Por qué Sage de repente se comienza a interesar en su vida?

    Si bien cuando recién llego varios de los actuales dorados, se quisieron hacer sus amigos, pero él los esquivo o los hizo alejarse…

    Ahora en sus propios pensamientos, se cuestiona ¿Por qué lo hizo?

    No tiene una respuesta en este instante, pues han llegado al destino.

    El camino si bien fue sumamente largo, pasando por varios lugares y terrenos, pero al llegar fue bastante reconfortable.

    El cangrejo siguió haciéndole un sinfín de preguntas, como si fueran amigo de hace años, y a pesar de ser ignoradas en su mayoría.

    Logro a duras penas intercambiar más palabras, suficiente por este día.

    Ambos dorados se pusieron en marcha para encontrar lo que está afectando la ciudad.

    Y en si… No encontraron nada extraño.

    Sus cosmos no detectan algo fuera de lo común, pero es apenas el atardecer, la noche es lo mejor para saber si existe alguna perturbación en el sitio.

    Obviamente debían pasar desapercibidos, y aunque no está muy de acuerdo uno, deben de ir a alguna posada, para cambiarse, vestir como civiles ayudaría para su investigación.

    Algo que sin duda dejo bastante conflictuado al pelirrojo, pues no es de cargar ropa de mas, solo su armadura es suficiente.

    Y es allí cuando Sage trata de hacer algún otro movimiento para ayudarlo.

    Ofreciéndole algo de su ropa, aunque le quede un poco grande, pero es lo que ahí.

    La molestia en el pelirrojo por esto y que no le quede de otra en deberle una a alguien.

    Para Sage, verlo usar sus prendas, le provoco una sensación demasiado agradable en su corazón, Gateguard ante sus ojos luce tan lindo, adorable… Incluso tierno, no se lo diría, pero sus mejillas sonrojadas lo pueden delatar.

    Caminando por las calles centrales, inclusive se separaron para abarcar más, la noche llego por obvias razones, y ambos dorados no encontraron nada diferente, peculiar o que mereciera su atención.

    Estarían atentos a cualquier situación en particular, pero por lo que han visto y sentido, todo está en orden.

    Pacifico, tranquilo, si existen ruidos, disputas de repente, pero nada fuera de lo normal.

    Se reunieron en una fuente de la ciudad, dando su reporte uno al otro.

    -Es extraño- Agrego el ariano, mirando con desdén todo el lugar.

    -Puede que se esté ocultando, pero… No entiendo donde se encuentra- Miro para todos lados, esperando ver algún indicio.

    -Creo que deberíamos seguir separados y buscar, incluso no dormir hasta saber que ocurre- La propuesta del pelirrojo, es una que sobre exige al cuerpo después de un recorrido como el que hicieron.

    -Gateguard… Creo que por esta noche será mejor descansar, mañana con los primeros rayos del sol, nos podremos levantar y seguir buscando- Le intento disuadir de aquella propuesta.

    -Tu duerme si quieres, yo seguiré en mi búsqueda- Ignoro por completó a cáncer, está dispuesto a seguir.

    -Espera- Le sostuvo la mano con cuidado de no lastimarlo, recordando las marcas que vio hace días –No sería conveniente que sigas por tu cuenta, caminaste como yo, estás cansado y hambriento, lo mejor es recuperar fuerzas continuar en la mañana- Le sonrió para convencerlo –Nos quedaremos tres días, podemos averiguar más, si vamos a donde la gente se reúne o si descansamos nuestros sentidos estarán más despiertos- Sus motivos son bastante claros, y hasta eficientes para poder convencer a cualquiera.

    Pero ese pelirrojo es más terco que nadie.

    -Tu ve a comer algo o descansar yo estoy…- Antes de termina de hablar, el gruñido de su estómago lo delato, provocando vergüenza.

    Esto le causo mayor gracia a Sage, sonriendo más animado y llevando de la mano al pelirrojo hacia un restaurante que había localizado con anterioridad.

    Nada fuera de lo común, comida bastante sencilla, pero suficiente para ambos.

    Pan, queso, higos para el ariano.

    Y sin que este último lo pidiera, algo de beber que contiene alcohol.

    No es que no lo hubiera probado antes, solo que lo evita a veces, porque su cuerpo no tolera mucho.

    Pero creyó que no se vería bien que desistiera de tomar.

    Sin duda debió hacerlo, si es que desea cumplir con su voto de amor hacia alguien, que no merece esa devoción.
     
  10. Threadmarks: Capitulo 10 (Una Verdad Dolorosa)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2874
    -Gateguard… Vámonos…- El pobre cáncer, trata de sacar al pelirrojo que sin duda logro embriagarse con solo dos veces que le sirvieron cerveza.

    -No… Me quiero quedar un rato más…- Sus mejillas rojas, su voz algo trabada por la subida de ese líquido embriagante, incluso su mirada es diferente, pero sigue manteniéndose serio.

    -Pero, ya es tarde… Debemos continuar a lo que vinimos temprano- Aunque también ha bebido con anterioridad un poco, su tolerancia es mayor y no esta borracho como el Ariano, por eso le ruega que se retiren, si no podría causar un caos.

    -Al Inframundo la misión- Hablando bastante molesto –Hoy quiero… Olvidar todo lo que tenga que ver con el santuario- Frunce el ceño, bufando con molestia -¡¡¡VETE TU SI QUIERES!!!- Le grita molesto, bebiendo otro tarro de cerveza, como si nada.

    Suspira bastante fastidiado, no sería capaz de dejar a Gateguard solo en ese lugar, cualquier se podría aprovechar con la apariencia angelical que se carga ante los ojos de cangrejo.

    Así que a sabiendas que no le va a hacer caso, y que se portara más terco que cualquiera, decide hacer lo único factible y razonable que se le puede ocurrir siendo lo siguiente.

    -Bien, si no te quieres ir- Cruzo sus brazos delante de su pecho.

    -Sí, no me iré y tú lárgate… Que solo me arruinas la diversión- Habla moviendo la cabeza y una sonrisa triunfal pues piensa que se saldrá con la suya.

    -No me dejas otra opción- Aprovechando de su fuerza y equilibrio, carga al pelirrojo llevándoselo a su hombro, tomando con cuidado sus piernas, pues patalea muy molesto al darse cuenta en cómo va.

    -¡¡¡OYE MALDITO CANGREJO!!! ¡¡¡BÁJAME DE UNA VEZ!!!- Le comenzó a dar golpes en la espalda con sus manos, pero no tienen tantas fuerzas como usualmente.

    -Cálmate, nos vamos a dormir- Dijo esto tranquilo, poniéndose bastante rojo, por tener al ariano tan cerca sobre todo el trasero de este.

    Desvía la mirada para otro lado, sintiéndose bastante nervoso por llevarlo así, pero sabe que de otra forma no le haría caso.

    Pago la comida y bebidas, retirándose con la hermosa carga que lleva a su hombro, aunque los gritos de protesta no se callan en ningún momento, sin duda ese ariano rojo tiene su carácter que se debe temer mucho.

    Sage así siguió hasta que de buenas a primeras el camino fue más tranquilo, pues el pelirrojo parece que se agotó y al fin se quedó dormido.

    Suspiro bastante aliviado, ya no quería que siguiera moviéndose así, pues temía tanto dejarlo caer y eso sí que no se lo perdonaría nunca.

    Los ciudadanos que lo miran por las calles, les parece curioso que lleve a su amigo de esa forma, pero no se detendría a explicar, solo desea llegar a la posada donde pasaran la noche.

    Al entrar no tomo en cuenta al encargado mirándolo bastante sorprendido, solo dedico una sonrisa de nervios, y asintió como saludo, dirigiéndose a la habitación que compartirán esta noche.

    Cada uno tiene su cama.

    Al estar delante de la puerta, la abrió con cuidado para no despertar a Gateguard, cerrándola detrás.

    -Ya estamos aquí- Dijo esto en voz baja, dirigiéndose a la cama que el Ariano decidió que sería suya.

    Con cuidado lo fue depositando sobre ella, para que descansé, el cuerpo del dormido sin duda se volvió pesado al momento de perder conciencia, pero para el cangrejo de esta era, no fue ninguna molestia llevarlo entre sus brazos, al contrario fue la sensación más preciosa del mundo.

    Se quedó mirándolo un momento bastante cerca, casi sintiendo la respiración del primer guardián, apretó sus labios con tanta fuerza, pues desea poder probar los dulces labios que deja lucir Gateguard.

    Pero cerró sus ojos, volteando la cabeza para otro lado, dejando ver su rostro todo sonrojado y preocupado.

    -No, no puedo hacer esto… No es correcto…- Se dijo así mismo, tratando de alejarse del otro e ir a su propia cama.

    Sage no sería capaz de aprovechar la situación de robarle un solo beso, aunque lo desee con tantas fuerzas y pudiera jamás volver a tener esta oportunidad.

    Más no espero que una mano lo sujetara para impedirle que se retire.

    Se sobresaltó algo, creyendo que recibiría algún golpe o insulto por haberse atrevido a cargarlo así, se giró de inmediato si es lo que debe pasar no le importa lo recibirá sin rechistar.

    Sin embargo lo que vio lo dejo bastante impresionado casi helado de la sorpresa.

    -¿A dónde vas?- La voz del ariano suena algo apagada, cansada, pero también de un débil ruego.

    -Ga… Gate… Guard… Yo… Me iré a dormir… Mi cama está del otro lado- Dijo esto nervioso, pues el rostro del otro luce más sensual de lo que pensaría alguna vez.

    -No te vayas- Tomo con más fuerza la mano del otro, para retenerlo a su lado –Quédate conmigo…- Sus mejillas sonrojadas y los ojos dejando ver algunas pequeñas lágrimas.

    -¿Gateguard?- Se sorprendió que por primera vez en su vida, está viendo las lágrimas del primer guardián y están siendo de dolor, no comprende por qué pasa esto, pero no duda en tratar de reconfortarlo, tomando esa frágil mano entre las suyas con toda la delicadez que puede dar –No me iré a ningún lado, estoy aquí…- Le dedico un hablar muy suave.

    -Duerme a mi lado- Suspira, limpiando su rostro de aquellas lágrimas que lo invaden.

    -Pero…- Trato de protestar, sabe que lo que habla el pelirrojo es por medio del alcohol, no piensa invadir así su privacidad.

    Mas este pelirrojo tiene una forma para convencerlo.

    Se incorporó para quedar al mismo nivel que el rostro del cangrejo, le dedica una mirada con una combinación de sensualidad y miedo.

    Sin tomar en cuenta con certeza quien sea, o la conciencia de ¿Que está haciendo? Con veracidad.

    Beso los labios de Sage, sujetándolo del cuello, derramando más lágrimas al momento de hacer esta acción, como si le doliera el corazón.

    Esto obviamente sorprendió al cangrejo, quedándose unos segundos sin poder reaccionar, que su amor secreto lo esté besando, atrayéndolo más a su cuerpo, sujetándolo con fuerza para intensificar el beso.

    Primero no fue capaz de reaccionar, pero después se fue dejando llevar, cuando el mismo ariano lo obligo a abrir un poco más su boca, para sentir más profundamente esa acción.

    Lo rodeo de la cintura para intensificar más el beso, disfrutar de esa dulce boca que solo en sus sueños se atreve a tocar.

    Es una escena bastante hermosa, cuando el amor de tu vida al fin te empieza a corresponder, con un beso que pronto se vuelve tan demandante dejando de lado lo tierno y puro que puede ser.

    Gateguard invitando a la lengua del otro que explore la propia, atrayéndolo más a su lado.

    Recostándose lentamente, para que el cangrejo quede sobre su cuerpo, en esa cama que en esos momentos se siente mucho más cálida que hace unos minutos.

    Los besos se hacían cada vez más presentes, profundos, suaves, demandantes, apasionados, de todo un poco con ellos.

    Sin embargo Sage comenzó a reaccionar, por un momento deseo no ser tan bueno, y seguir besando al Ariano pero comprende que no está bien, se está dejando llevar por el estado en que se encuentra.

    En contra de su voluntad y habiendo acariciado sobre la ropa la espalda del pelirrojo, tuvo que romper esos besos tan gloriosos a su sentir.

    -Gate… No… No está bien…- Habla entre cortado, bastante agitado por la falta de aire, y sus mejillas muy rojas –Tu… Estas ebrio y no es… Correcto que yo…- Abre sus ojos como platos, al ver al pelirrojo, mirándolo con los ojos cristalizados, las lágrimas inundan su rostro, las mejillas sonrojadas y sus labios haciendo una mueca de tristeza, aguantando las ganas de gimotear.

    -¿Por qué no soy suficiente?- Hablo con la mayor claridad posible.

    -¿De qué hablas?- Ver esa escena, le está partiendo el alma.

    -¿Por qué nadie me puede amar?- Volvió a preguntarle a Sage, sintiendo tanto dolor por que nadie sea capaz de besarlo y darle el amor que tanto añora.

    -Gateguard- Lo llamo sintiéndose como el peor hombre sobre la tierra, por hacerlo llorar, sin embargó siente como si esto no hubiera empezado solo con él –No digas eso… Muchos… Te deben querer…-

    -Nadie…- Sonrió triste, ladeando la cabeza para un lado –No soy suficiente para merecer amor… Ni un beso… Ni siquiera tu… Deseas… Amarme…- El alcohol combinado con su corazón roto, no está dejándolo hablar con conciencia.

    Fueron las palabras, su corazón deseando hablar por primera vez en muchos años, el dolor en la persona que habla, y si, tomo algo de valentía al momento de estar bebiendo, reacciono de la única forma posible.

    -Gateguard- Habló con un tono bastante profundo, mirando con decisión al pelirrojo, tomando ambas manos del ariano, posándolas a cada lado de su cabeza –Yo te amo- Lo dijo, le confeso su mayor secreto posible.

    Los ojos verdes del ariano se abrieron se golpe, sonrojándose a mas no poder, derramo más lágrimas, zafándose del agarre del otro, para abrazarlo con mayor fuerza, atrayéndolo a él por completó.

    -Entonces… Demuéstramelo- Le dijo susurrándole al oído, de una forma de ruego –Hazme tuyo, por favor, ámame te lo ruego- Se aferró más al Cangrejo.

    Si no fuera porque en este momento, está siendo tocado por el pelirrojo, sintiendo el suave roce de la piel.

    Podría estar soñando o no… Pero lo siente tan real.

    -¿Estás seguro?- Necesita saberlo, porque siente que esto no está bien, pero… También desea hacerlo, si le brinda esta oportunidad, debe estar consiente el ariano que Sage lo amara de todas formas posibles y no solo esta noche.

    -Si… Por favor…- Sonrió débilmente, tomo la mano del cangrejo, para meterla entre su ropa, para sentir la tibia piel del Ariano –Quiero que me toques-

    Trago saliva, su mano tembló al sentir ese roce, estremeciendo la piel del contrario.

    No pudo más y beso con necesidad al pelirrojo, mientras su mano explora la piel del pecho.

    Una mano acariciando con cuidado esa piel, y la otra delineando la espalda del pelirrojo, sintiendo esta hermosa sensación, el beso que siempre soñó, el pedido de amor de ese ser amado, cree que está bien, pero por otro lado… Siente que está faltándole al respeto de alguna forma.

    No quiere pensar en ello.

    Fue bajando por el cuello del ariano, besando con suavidad la piel, dándole caricias suaves con la punta de sus dedos, como si fuera una figura de cristal que se quebraría si llega a tocar con mayor fuerza.

    Gateguard está gimiendo, sintiendo ese roce de labios, el aliento cálido del otro, pero no puede parar de llorar, como si supiera que está cometiendo algo malo, mas no se quiere detenerse.

    El cangrejo descubrió con cuidado el pecho del ariano, dejando ver algo que no le gusto en lo más mínimo.

    Admiro en esa pálida piel, marcas de mordidas, chupetones y algunos moretones, miro esto… Apretó con cierta furia su mandíbula, pensando en quien sería el miserable en lastimarlo de esa forma.

    Levanto levemente el rostro para ver al ariano, que no para de llorar, pero sus gemidos son tan hermosos.

    Pues… No lo pensó más, haría olvidar con su amor, esas marcas horribles.

    Acerco su rostro al cuerpo del pelirrojo y comenzó a besar con ternura cada centímetro de esa piel maltratada, acariciándola con devoción, pidiendo a su Diosa que con cada muestra de afecto logre hace que olvide esas heridas en su piel, pero sobre todo la que está sufriendo en su corazón.

    -Te amo Gateguard- Le susurra contra su piel, suficiente para que lo escuche.

    Las lágrimas no dejan de brotar, sin duda siente en su inconsciente culpa, pues sabe lo que está haciendo, buscando consuelo en otros brazos, pero no puede olvidar al patriarca.

    Su cuerpo recuerda ese maltrato de parte de Itiá, pero se contrarresta con las delicadas muestras de amor de parte de Sage.

    Sufre por el amor, pero quiere gozar a base de un engaño de su mismo corazón, desea sentir amor, cariño de parte de cualquiera, aun estando ebrio, siente esas caricias tan cálidas, como si vinieran del mismo patriarca, imaginando que podría ser a quien ama.

    Escuchar que alguien le diga “Te amo” es lo mejor.

    Puede que esté en este momento con Sage, pero en su mente, algo abrumado por el alcohol imagina que esta con Itiá, siendo tan bondadoso y amoroso, cuidándolo, amándolo, está cumpliendo su mayor sueño.

    Sonrió, más las lágrimas siguen, sin poder creerlo, aprieta las sabanas de esa cama, por el placer que su cuerpo experimenta por los dulces labios.

    -Te… Amo…- Susurro esas palabras, al sentir como la boca del Sage baja hasta su estómago y desea quitar la parte baja de sus ropas.

    Lo más hermoso que pudo escuchar de esos labios, sintió como su corazón late con mayor fuerza, por esas palabras que el pelirrojo le dedica, por fin las escucha.

    Aunque si bien, no ha tenido una confesión apropiada, lo hará después, lo podrá abrazar toda la noche, demostrarle todo el amor contenido en su corazón.

    Mañana le pediría mil disculpas, soportaría todo, pero nada podrá borrar que le dijo un “Te amo” y pidió que se quedara a su lado.

    Procedería a seguir con su acto, uno desde el corazón, pero el medio no está siendo el más correcto.

    -Lo amo… Patriarca… Itiá…- Gateguard soltó esas palabras, al sentir como su pantalón es bajado con suavidad.

    Pero para Sage esas fueron las palabras que acaban de romper su ilusión, pero no solo eso lo dejo sorprendido de tantas formas posible.

    ¿Cómo es posible?

    Gate le dice esas palabras al patriarca, le pide que lo ame…

    En la mente del cangrejo un sinfín de preguntas se comenzaron a formar.

    -Por favor… No pare…- Sonríe con cierta ternura, cerrando sus ojos, como si el cansancio lo estuviera venciendo de a poco –Sea gentil conmigo por una vez- Susurro esas palabras, perdiendo las fuerzas de su cuerpo, para hundirse en un sueño.

    Seguro de que lo amaran, y será amable.

    Las manos del cangrejo temblaron, sus ojos se abrieron de golpe, negando con su cabeza, su respiración se volvió profunda e intensa, creyendo, no más bien deseando a ver escuchado mal, pero sabe que no es así.

    -El patriarca… El… El… ¿Te hace este tipo de cosas?- Miro con tanto miedo de conocer la respuesta, aunque la tenga delante.

    Le permitió ver su cuerpo, lleno de moretones, laceraciones, marcas, que no se las podría hacer el propio ariano.

    El amante que cree que tiene el Aries, su amor secreto… Es el miso patriarca, pero…

    -¿Cómo?- Eso surco su mente –Es un anciano… ¿Qué es lo que ocurre?- No sabe qué hacer, solo se hace un sinfín de preguntas.

    Sin duda desea despertar al pelirrojo interrogarlo, obligarlo a hablar.

    Pero… A la vez se siente herido, y no porque en este momento en cierta forma jugó con su corazón, mas él mismo lo permitió, si no que…

    Si esto es así, puede que el patriarca sea quien se aproveche de Gateguard, las lágrimas que no paran de brotar de sus ojos demuestran un enorme dolor, esas heridas no son de un amor verdadero.

    -Ruegas por amor…- Apretó sus propios labios, cerrando sus ojos, desviando su mirada, porque también deja salir algunas lágrimas, siente tanto malestar que alguien utilice de esa forma al pelirrojo.

    Con cuidado lo cubre con las sabanas, quitándose de encima, no va a continuar, aunque lo desee… No está bien, si piensa que es otra persona… En primer lugar el mismo sabe que no estuvo bien aprovecharse de la insistencia del otro, por estar ebrio.

    Pues ahora conoce una verdad, que jamás creyó que pasara.

    Se levantó de la cama de Gateguard, para dirigirse a la propia, sabe que no sería capaz de dormir esta noche, su mente trae imagines de Aries siendo tomado por el patriarca, pensando en cómo existe esa posibilidad, si Itiá es un anciano.

    -¿Cómo lo hizo? ¿Por qué acepto? ¿Lo ama… Pero él lo crio?- Tomo su cabeza entre sus manos, sin saber que pensar.

    Alzo su vista para divisar el rostro dormido, luce tan lindo, pero la tristeza se refleja en su propio rostro.

    -Quiero ayudarte Gateguard…- Murmuro esas palabras.

    Aun sabiendo la verdad, desea que ese pelirrojo sea feliz, no acepta que lo hieran de esa manera, que le haga lo que guste sin tomarlo en cuenta.

    Los besos que se dieron fueron tan necesitados, rogo por amor, que sin dudar Sage está dispuesto a darle.

    -No permitiré que te siga lastimando, aunque me odies después- Dijo esto, velando el sueño del primer guardián desde su cama.

    El corazón de este cangrejo es muy grande, su amor es sincero, para solo seguir pesando en el bienestar del otro, aunque ahora de verdad sienta que su corazón se rompió en mil pedazos, porque Gateguard ama de forma tan devota a alguien que no lo merece.
     
  11. Threadmarks: Capitulo 11 (Misión Falsa)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2299
    De a poco los primeros rayos del sol se comenzaron colar por la pequeña ventana de esa habitación que Aries y Cáncer están compartiendo.

    Llegando justamente al pálido rostro del pelirrojo, que en estos momentos está acostado boca abajo, sujetando las sabanas que lo cubren a medias.

    Abriendo de a poco sus ojos verdes, haciendo una ligera mueca de molestia, pues el sol no lo está dejando descansar a gusto.

    -Mmh…- Poso la mano sobre su rostro, justamente en sus ojos, pues en estos momentos no desea despertar, pero el sol parece que tiene otra idea.

    Se giró para el lado contrario, quiere volver a retomar el sueño.

    Pero algo lo hizo sentirse preocupado, o más bien extrañado en un inicio.

    Ya que sintió como la piel de su pecho roza con la cama, y en su pensar recuerda estar vertido antes de dormir.

    O bueno… Es lo que las lagunas de su mente le dictan.

    -¿Qué?- Dirigió sus manos al pecho, sintiendo exactamente su piel, pues la ropa que lleva en la parte suprior está abierta -¿Qué paso?- De inmediato se cubrió, para sentarse asustado -¿Qué ocurrió anoche?-

    Su mente trata de recordar con exactitud, pero… Solo logra tener un dolor de cabeza por la resaca.

    -¿Por qué estoy así?- Miro por todos lados, tratando de recordar lo que paso anoche.

    Lo único que pudo ver, fue que su compañero en efecto en estos momentos no se encuentra con él, ya que la habitación está en completa soledad, salvo por su existencia.

    -¿Qué fue lo que hice ayer?- Su mente comienza a tener unos remolinos de ideas, tratando de pensar más allá del restaurante –Tengo que recordar- Sus mejillas se ruborizaron, pero decidió pararse, caminar le ayudaría a aclarar su mente.

    -Yo… Estaba… Comiendo algo con Sage, tome de mas- Suspiro cansado, sintiendo el dolor punzante de la cabeza nuevamente –Creo que debió traerme hasta la habitación- Pensó un instante, dirigiendo sus pasos al baño, hasta que cayó en cuenta de una idea.

    Abrió sus ojos de golpe, bastante asustado –No… No puede ser… ¿Acaso Sage y yo?- Cubrió su boca con la mano, temblando por tan solo pensarlo.

    -No, es imposible…- Temió lo que está a punto de hacer, pero debía comprobar si es cierto… Aunque aún no se da cuenta de un factor importante.

    Descubrió su pecho de nueva cuenta, pensando que tendría nuevas marcas… Algo que evidenciara su infidelidad.

    Mantiene su amor devoto hacia Itiá, pensar que lo ha engañado le atormenta en gran medida.

    Pero sintió alivio al darse cuenta que no existe nada extraño en su cuerpo, que no sean las que ya tenía con anterioridad.

    -Entonces… ¿No pasó nada?- Negó con su cabeza –No, pero… ¿Por qué mi camisa estaba abierta el despertar?- Suspiro, buscando un vaso para beber algo de agua –Sage ¿Me hizo algo?- Se miró al espejo, sonrojándose al pensar en algo así.

    Decidió tomar un baño, allí podría comprobar muchas más cosas.

    Pero al terminar… No existe nada diferente en su cuerpo, todo está perfectamente bien.

    No le duele la parte trasera, ningún líquido seminal en él.

    Nada fuera de lo normal.

    -¿Habré tenido sólo calor?- Se sigue preguntando –Pero si estoy teniendo un compañero al dormir… No puedo siquiera pensarlo… Pues…- Toco su frente, aún sigue teniendo dolores en la cabeza.

    -Podría ver… Lo que…- Estando a punto de hablar de mas, cuando la puerta se abrió de aquella habitación.

    Obviamente alarmo al pelirrojo que aún se encuentra en toalla, tomo con rapidez la ropa pero no pudo dirigirse al baño de inmediato, sin encontrarse con el peli plateado que lo vio en paños menores.

    -Lo… Lo siento…- Giro su vista para darle privacidad, aunque decidió mejor cerrara la puerta de rápidamente.

    Cerró sus ojos aliviado, de que no lo alcanzara a ver por completo, o eso piensa… Pues trato de cubrir más que nada el área del pecho, pues la baja está bien.

    -Me ocupare de esto después…- Apretó sus labios –No pude fallarle al patriarca- Temblaron sus manos angustiado por la posibilidad –Yo no necesito a nadie más… Solo amo al patriarca… Solo a él- Las lágrimas salieron, pero las limpio de inmediato, para hacerse el valiente y tratar de seguir la misión como si nada.

    Por fuera de la habitación, Sage baja su cabeza, dejando escapar un suspiro bastante cansado, pero sobre todo angustiado, tratando de calmar su corazón, pues… Aunque noto las heridas en la piel, que no logra olvidar ese dulce sabor.

    En su mente se repite una y otra vez las hermosas palabras que le dedico la noche anterior el ariano, pero todo se destruyó cuando escuchó ese…

    “Lo amo patriarca Itiá”

    Eso lo deja dolido de su corazón.

    Siente que es su castigo por ayer aprovechar la inconciencia que presentaba el pelirrojo, pero… Es tan injusto y doloroso que sufra también el primer guardián.

    No puede calmarse, le duele todo eso, pero… Besar esos labios, decirle que lo ama, se sintió muy feliz, aliviado de lograrlo hacer por fin.

    Pero… Lo único que se pregunta ahora…

    -¿Recuerdas algo?- Se dejó caer al suelo, ese pasillo esta desierto por el momento, decidió mejor esperar al Gateguard afuera… No desea estar a solas en una hitación así de pequeña, pues… Podría hacer o decir una tontería y arruinar todo.

    -¿Qué puedo hacer para ayudarlo?- Ahí está su preocupación… Salvar al pelirrojo de una relación que aparentemente a lo que observa es abusiva.

    Ningún tipo de amor debe lastimarte al grado de llorar o rogar por amor en otros brazos.

    Si de verdad se aman y respetan, las relacione sexuales pueden ser motivo de experimentar con juegos o fetiches, pero… Si empieza a ser doloroso o incluso humillante para una de las partes, eso sin duda es una gran alerta para prestar atención y cuestionar varias cosas.

    No haría peguntas ahora, aun se cuestiona si tiene el derecho de decirle algo o hacerlo hablar cuando está claro que por lucidez propia no lo hará.

    El pelirrojo salió de aquella habitación, dándose cuenta que el otro está afuera, pero bastante serio.

    -Vamos- Dijo esto tratando de volver a su carácter arisco de siempre.

    -Claro- Dedico estas palabra algo bajas y apagadas el cangrejo.

    Se concentraron en cumplir la misión, buscando cualquier rastro de algún cosmos maligno, pero nada dio frutos, ningún resultado que pudieran decir importante.

    Por extrañó que pareciera, Sage propuso que se separaran un poco, para abarcar más territorio.

    Esta forma de pensar, le dejo en sobre aviso al pelirrojo, pues es bastante raro que este se quiera separar, cuando ayer solo quería estar pegado a su ser.

    Obviamente este Aries acepto la propuesta, le conviene estar en soledad, para pensar y tratar de recordar con mayor detalle, pero todo fue inútil.

    Solo podía recordar que en efecto Sage lo cargo como un saco de papas, y lo ayudó a recostarse en la cama, pero fuera de eso no puede saber que más paso después.

    No tiene sentido para él, este cambio de actitud de buenas a primeras en ese cangrejo, con el despertar que tuvo, con la ropa abierta, pero no hay más marcas, nada que le dé un indicio, ni siquiera le duele alguna parte de su cuerpo, al contrarió siente como si hubiera dormido en calma por primera vez en mucho tiempo.

    Salvo por la cabeza, que es su penitencia por haber bebido de más.

    Decidió concluir que nada ocurrió, que solo debió ser él mismo en su momento de embriaguez que hizo una tontería, sin ninguna consecuencia.

    -Yo jamás podría engañar al patriarca- Sonrío confiado, logrando calmar su propio corazón –Deseo acabar con esta misión y volver a su lado- Bajo la mirada de repente, sintiéndose mal –Aunque… No me ame como yo a usted… No me importa a su lado pertenezco-

    Su corazón con la idea de que el amor es así, una dependencia emocional en un lugar donde se nota que el sentimiento no existe, solo utilizar su cuerpo, lastimándolo física y emocionalmente.

    Ese maltrato lo considera normal, perfecto y romántico, cuando en realidad eso es todo lo opuesto.

    Pero… Se nota que no será capaz de ver la verdad hasta que sea demasiado tarde.

    Por su parte, Sage solo piensa en que debe hacer, con esta información que le rebelo el adormilado Aries…

    -Debe estarlo amenazando…- Negó con su cabeza –No, si fuera así… No lo amaría… Él lo dijo- Aprieta su puño al nivel de su pecho –Esto… Me duele mucho más que cualquier golpe que hubiera recibido en la vida- Sonrío derrotado, con lágrimas saliendo de sus hermosos ojos.

    -Si fueras feliz a su lado… No hubieras llorado anoche así- Cientos de ideas cruzaron por su mente, pero solo una la cree conveniente.

    Tal vez deja que su corazón domine más sobre la propia razón, pero no puede dejar que Gateguard sufra en manos del patriarca, y sin con ello debe enfrentarlo en este viaje, para cuando llegue al santuario lo haga directamente con ese hombre que no logra comprender como robo el corazón del ariano.

    Paso el día, llegando de nuevo a caer la noche.

    Dándose cada uno el reporte que nada está fuera de lo normal.

    De esta forma se confirman las sospechas de que no ocurre en absoluto nada malo en este lugar.

    Tomando ambos la decisión de retirarse al día siguiente por la mañana, si es que nada levanta sospechas en la noche.

    Todo esto se llevó a cabo en silencio solo para hablar lo necesario.

    Aun estando en una habitación para ambos, ninguno habla.

    Uno por que no es su forma de ser, el estar hablando tanto y el otro por que no sabe cómo verlo a la cara, sin pensar en la noche anterior.

    En como lo pudo besar, tocar su piel, escucharlo decirle que le gustaba ese trato, ver ese rostro hermoso.

    Y pensar que otro es el que lo goza, sin siquiera pensar en su bienestar antes.

    Esto enferma a Sage a niveles muy grandes, cree que Gateguard merece a alguien mejor, ahora está dispuesto a luchar por el bien del ariano pelirrojo, sin importar que al final lo odien.

    -Oye-

    -¿Eh?- Fue sacado de sus pensamientos con una total brusquedad, una voz tan fría.

    -¿Por qué estás tan callado?- No lo miro, se lo dijo estando de espaldas.

    -No es nada, solo que estuve… Preocupado por la misione es todo- Debía mentir como fuera posible, si le dice la verdad… Sería el acabose, sin embargó debe decidirse en algún punto si quiere saber la verdad.

    -Bueno, no encentramos nada, así que mañana regresaremos al santuario- Suspiro, mostrando en su tono algo de alivio.

    Esto solo provoco que el Cangrejo frunciera el ceño, notando su molestia, pero no hablaría en absoluto.

    -Lavare tu ropa que me prestaste, y te la regresare lo antes posible- Sigue sin darle la cara a su compañero, prefiriendo acostarse en su cama, para ir a dormir de una vez.

    -Es lo menos que puedo hacer- Suspiro –No vine preparado y allí tengo mi castigo, además ayer me ayudaste a volver cuando tome de mas, por lo tanto estaremos a mano- Se cubrió con las sabanas, para descansar.

    Por primera vez de alguna forma extraña, el ariano está mostrando algo de amabilidad.

    ¿Podría ser una buena señal que extrañe las pláticas sin límites que Sage tiene a su lado?

    Sonrío sin pensarlo, sintiéndose especial porque le hable, que tome la iniciativa.

    Creyendo que sería un buen ambiente, aunque realmente no se esté dando nada, pero piensa que es oportuno para hacer una pregunta bastante indiscreta.

    -¿Gateguard?- Llamo con cierto miedo.

    Espero unos segundos, pero no obtuvo respuesta, esto lo puede creer, que el pelirrojo tome el sueño rápidamente o lo esté ignorando de nuevo.

    Dejo escapar un suspiro, mirando su silueta entre la media luz del lugar.

    -¿Estás enamorado de alguien?- Sus mejillas se tiñeron de rojo, apretando su puño, pues conoce la repuesta, pero necesita saberlo de una vez por todas.

    Sin embargo la respuesta no llego a sus oídos, solo escucho una ligera respiración.

    Lo miro fijo unos minutos más, sus ojos verde oliva se entristecen al solo pensar en todo lo que ha debido padecer el contrario, pero… No puede tratarlo como una víctima si acepta este trato.

    Cree que puede hacerlo cambiar de alguna forma su pensar y sentir, algo que puede o no corresponderle.

    Está dejándose guiar por su corazón y no lo está pensando con seriedad.

    Suspiro, apagando la vela que se encuentra de su lado, para dejar la habitación en oscuridad total, que solo la ventana que da justamente al pelirrojo, deja que algunos rayos de luz lunar se cuelen.

    Dispuesto a dormir, para soñar con cierto borrego rojo, que se sospecha ha caído dormido, pero parece que no es así.

    No contestó porque no es su habito hacerlo, pero… La pregunta lo dejo bastante consternado.

    -¿Qué le importa a Sage?- Esto lo pensó, pues si hablaba aunque sea para sí mismo lo escucharía.

    Ahora de la nada su mente volvió a tener ideas en donde él mismo fuera capaz de dar algún indicio de estar en una relación con alguien.

    Pero aún queda la duda en Gateguard.

    ¿Por qué al cangrejo le importaría si está enamorado de alguien o no?

    Ni por su mente se imagina los sentimientos del otro.

    Solo cree que cometió un terrible error e imperdonable.

    Pero al final solo podrá saberlo al día siguiente, si es que está dispuesto a saber la verdad aunque se dé cuenta que traiciono a su amor.
     
  12. Threadmarks: Capitulo 12 (Revelación De La Noche)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2436
    ---Al día siguiente---

    Y después de darse cuenta que en ese lugar, no existe ningún tipo de cosmos maligno, si no que esto solo fue una pérdida de tiempo, como una misión falsa.

    O por alguna otra razón terminaron en esta misión.

    Sin duda buscaran las respuestas a su regreso, que se volvió muy callado, contrario a cuando comenzaron la misión.

    Cada uno sumido en sus pensamientos.

    Gateguard, cuestionando aun el por qué ese caballero de Cáncer le pregunto sobre ¿Quién le gusta?

    Solo cree que es un entrometido, sin embargo el silencio por primera vez no le agrada y más con la expresión que lleva este.

    Siente que sabe algo que él ignora, no lo puede soportar.

    Torturándose mentalmente, si fue capaz de decir algo tonto durante su estado de ebriedad, o insinuando alguna cosa, no se lo podría perdonar jamás.

    Sus orbes verdes se quedaban de repente mirando al peliplateada, que va tan serio que hasta esta asustando a este ariano.

    Quería saber que oculta detrás de esa mirada que se ha tornado triste.

    Creyendo que le pasara algo en el momento que lo ayudo a regresar, pues de esa noche para acá cambio por completó Sage.

    Para el Cangrejo en otro momento que se diera cuenta que esos ojos, con los que sueña a diario lo observen, habría sido lo mejor del mundo, teniendo valor de confesar lo que siente.

    Pero ahora no se ha dado cuenta, hundido en pensamientos tan problemáticos, cada vez más.

    Su mente un revoltijo de preguntas

    ¿Le gusta de verdad?

    ¿El patriarca está jugando con él?

    ¿Acaso Gateguard es el que está haciendo algo malo?

    ¿Cómo sucedió?

    ¿Han tenido sexo desde cuándo?

    Palabras de dolor para su corazón y un volcán de odio por quien ha lastimado esa piel que logro apreciar, el causante del llanto en esos bellos ojos.

    Todo esto no puede ser cierto, sigue sin creerlo.

    Como desea confrontar en este momento al borrego dorado, pero no sabe ni como iniciar la conversación.

    Suspirado, girándose para verlo con detalle, chocando con la otra mirada que buscaba de alguna forma su atención o que estuviera de nuevo en este plano.

    Obviamente las mejillas de Sage se tornaron rojas, por la singular cercanía en esta ocasión, enterneciéndole el corazón esa preocupación en el rostro contrario.

    Para el pelirrojo esto solo fue algo casual, una simple vista por mera curiosidad de su silencio, aunque sin darse cuenta también sus mejillas se pusieron rojizas, por esa cálida sonrisa que está despertando algo extraño en su corazón.

    -¿Pasa algo Sage?- Decidió tomar la iniciativa por primera vez y sacarle cualquier información que pudiera.

    -Nada en absoluto Gateguard- Le sonrió débilmente, volviendo a proyectar un poco de su timidez.

    Suspiro algo enojado, caminando delante del Lemuriano, deteniendo su andar con las manos en sus caderas –Algo te está pasando Cáncer y quiero que me digas ya mismo, si tiene algo que ver conmigo- Hablo firme, frunciendo el ceño.

    Obviamente tuvo que detenerse, la diferencia de estaturas no es mucha, pero no deja eso de lado que Gateguard sea unos centímetros más bajo.

    Incluso enojado luce muy lindo, adorable y bastante tierno.

    -Te aseguro que no tiene nada… Que ver… Te lo…- Desvía la mirada, pues esta mentira no la puede sostener al ver esos brillantes ojos verdes.

    -Sage- Lo mira molesto, cruzado de brazos –Dime la verdad, ¿Qué ocurre?-

    -Por favor Gateguard- Suspiro derrotado, pasando por un lado del pelirrojo –No me hagas decir nada-

    Esto obviamente volvió más colérico al ariano –No te iras así de fácil- Sujeto el brazo del cuarto guardián para detenerlo –Tienes que hablar conmigo, si esto me concierne-

    -Basta- Dijo esto en voz baja, ocultando un poco la mirada con su largo cabello.

    -¡¡¡NO!!! ¡¡¡NO ME DETENDRÉ!!!- Tomo ambas muñecas del cangrejo, parándose de nuevo al frente de este -¡¡¡DIME AHORA QUE TE PASA!!!-

    Ya no puede resistir más, esta entre la insistencia del Aries y su propia curiosidad, apretó con mayor fuerza sus puños, deseando no llegar a este punto, pero está acorralado, perdiendo la paciencia.

    -Gateguard…- Lo llamo aun con cierta duda, tratando de calmar las ganas de robarle otro beso y hacerle olvidar en ese momento al antiguo Libra –Tu y el patriarca…- No pudo seguir, le daba asco tan solo volverlo a decir.

    Los ojos verdes del Ariano se abrieron muy grande, igual su boca, temblando sus manos, bajando el agarre de las muñecas del peli plateado.

    -¿Qué?- Apenas fue audible su pregunta, negando con la cabeza, soltó al otro, para cubrir su boca –No puede ser…-

    -Lo dijiste esa noche…- La voz apagada de Cáncer se puede escuchar, como le duele tener que enfrentar al pelirrojo.

    -No, no es verdad- Quiere negar aquello –No pude haberlo dicho, porque entre el patriarca Itiá y yo… No ocurre nada- Su pánico lo está consumiendo de a poco, provocando que camine para atrás y alejarse del cangrejo.

    -Quisiera que no fuera verdad…- Bajo su mirada, cerrando sus ojos, pero sabe que lo que dijo aquella noche el primer guardián es verdad –Pero… Gateguard, lo dijiste… Estabas llorando- Se acerca con sumo cuidado.

    -¿Llorando?- Levanta la mirada, asustado por saber más.

    -Si- Contestó con suavidad, acortando la distancia entre ambos –Dijiste… Que… Lo amas…- Resoplo con todo su dolor, bajando la cabeza, apretando la mandíbula y sus puños de igual forma.

    -No…- Niega de nueva cuenta –No pude decir eso… Yo… No siento…-

    No lo pensó más y le tomo las mañecas con fuerza para que no huyera, está a punto de aventurarse en hacer un movimiento arriesgado.

    -¡¡GATEGUARD!!! ¡¡¡NO ME MIENTAS!!! ¡¡¡SE LO QUE ESCUCHÉ!!!- Alzo la voz pues quiere que reaccioné el otro con la verdad –Estabas sufriendo, llorando, pidiendo que fuera gentil- Bajo su mirada, retenido sus lágrimas.

    -¿Llorando?- Abrió sus ojos con mucha sorpresa, sudando incluso frio por lo siguiente -¡¡¡¿QUÉ FUERAS GENTIL?!!!- Frunció el ceño, negando con miedo -¡¡¡NO!!! ¡¡¡¿QUÉ FUE LO QUE HICIMOS?!!!- De nueva cuenta se alejó del cangrejo.

    -Gateguard- Trato de calmarlo, sujetar sus hombros, pero apenas si lo toco.

    -¡¡¡SUÉLTAME!!!- De inmediato se alteró, retrocediendo algunos pasos -¡¡¡NO PUEDE SER...!!! ¿Qué hicimos?- Sus lágrimas empezaron a salir, con tanto dolor, sintiendo una punzada en su corazón.

    -No… hicimos… Nada…- Decirlo de esa forma, le hacía pensar en que estuvo mal confrontarlo, al verlo llorar.

    -¡¡¡DIME LA VERDAD!!!- Esta hecho un mar de lágrimas, sujetando sus cabellos rojos muy alterado, sus mejillas rojas más que nada por estar pensando en que fue capaz de traicionar al patriarca con el primer idiota que se le presentó.

    -Cálmate… Por favor…- No puede seguir viéndolo así, le duele tanto que sufra –Itiá no merece tus lagrimas- Le sujeto con fuerza las manos para hacerlo reaccionar.

    Pero estas palaras que decretaron que el patriarca no merece su dolor, le molesto tanto, porque para este Aries, no existe nadie más importante que no sea ese antiguo Libra.

    Zafo sus manos de ese agarre y sin pensarlo le dio un puñetazo, pues no perdona que falte al respeto al castaño.

    -¡¡¡EL PATRIARCA ITIÁ LO ES TODO PARA MÍ!!!- Entre llanto, gritos y enojo expreso su sentir, con todo el dolor que esa revelación le deja ver.

    Para Cáncer ese golpe, no duele tanto como esas palabras que el pelirrojo ha dicho, que lo más importante es ese hombre que se supone que tiene más de trecientos años y los cuido a cada uno.

    Es inconcebible, pero le tiene que explicar lo ocurrido, aunque ya lo está dudando, si es lo mejor.

    -Gateguard… Por favor escúchame- Le sigue rogando con un tono muy suave, quiere calmar su dolor, pero no sabe cómo acercarse sin alterarlo.

    -Solo dime… ¿Qué fue lo que paso?- Con la desesperación de pensar que ya en efecto le ha sido infiel a su amado patriarca, solo quiere saberlo todo.

    -No fue tu culpa…- Sigue queriendo acercarse, de verdad su amor es tan grande que puede caer en lo ridículo, de estar rogando por ser escuchado sin ser nada –Yo… Te bese… Solo eso sucedió- Bajo su vista, sonrojado en volver a pesar en lo ocurrido.

    -¡¡¡NO MIENTAS!!! ¡¡¡SÉ QUE ESO NO FUE LO ÚNICO QUE PASO!!!- Se sigue alejando del cangrejo, de verdad desea toda la distancia posible entre él y el otro -¡¡¡ESTABA MUY EBRIO ESA NOCHE, PERO SÉ QUE NO HUBIERA ACEPTADO QUE ME BESARAS O…!!!- Entre su pánico y dolor, ya no sabe que está diciendo o si sigue estando cuerdo

    Suspiró bajando la mirada, entiende que debe ser sincero, decirle lo que en verdad ocurrió y no solo decirle lo que desea escuchar.

    -Te lleve a la habitación… Te ayude a acostarte en la cama- Suspiro, sonrojándose por cómo pasó esa noche y pensaba que sería la primera vez que estaría con el pelirrojo –Me iba a retirar a mi cama, pero…- Sigue dudando en decirle la verdad, no sabe si lo soportará.

    -¡¡¡¿POR QUÉ?!!!- Lo miro, mostrando el enojo en sus ojos, manos temblorosas, esperando lo peor que se le puede ocurrir.

    -Tú me sostuviste la mano, impidiendo que me fuera… Dijiste que…- Susurró negando con su cabeza –Me quedara contigo, quise negarme, y me besaste- Bajo la mirada, pero tratando de ver la reacción del otro.

    -¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡¿YO FUI?!!!- Sus ojos verdes nuevamente se abrieron como platos y sus piernas comenzaron a flaquear, dejándose caer de rodillas, negando con su cabeza lo sucedido –No, no puede ser… No pude traicionarlo- Sus manos sobre el suelo, la armadura no le estorba en lo más mínimo, pues ni se da cuenta, solo está pensando en cómo fue capaz.

    Se agachó a su nivel, quedando de rodillas, para intentar reconfortarlo de alguna forma, pero apenas si lo toca el pelirrojo reacciono muy mal.

    -¡¡¡¿QUÉ MÁS HICE?!!!- Le grito, decepcionado de sí mismo.

    Se quedó contemplando la tortura en el rostro del ariano, pero es mejor seguir hablando.

    -No negare que me gusto besarte- Se lo dijo de la forma más sincera posible, mirándolo a los ojos como pudiera –Me pediste que me quedara a tu lado, quise negarme pues… Estabas ebrio, no quería aprovecharme, pero… Me pediste que fuera gentil… Que tuviéramos sexo- Se avergonzó con esta revelación, no pensaba que lo repetiría tan pronto.

    -Dime que no hicimos nada- Es lo que susurro, con un débil hilo de voz, por su estupidez, sintiéndose el mayor idiota del universo.

    Aries sintiendo culpa por haber engañado al patriarca en un momento de ebriedad que si bien no es excusa, dejo salir su dolor de no ser correspondido y amado, pensando que el hombre delante en esa noche, en efecto podría ser Itiá.

    Ahora se daba cuenta de que idiotez cometió.

    Bajo su marida más apenado que nunca –Abrí tu ropa, bese tu piel… Vi esas marcas en tu pecho… Quise sanar el dolor que sentías, limpiar tus lágrimas-

    -¿Cómo pude permitir esto?- Tapo su rostro por la vergüenza, y frustración que proyecta.

    -¡¡¡GATEGUARD!!! ¡¡¡NO ES TODA TU CULPA!!! ¡¡¡TÚ ESTABAS EBRIO!!! Yo… Me aproveché, estaba más lúcido… Debí detenerme, pero… Yo quería continuar… Quería… Hacerte mío- Dijo estas palabras con su rostro tan rojo, pero firme, sería el momento de exponer sus sentimientos.

    -Pero si no hicimos nada…- Respiro algo aliviado, más duro un poco, después de todo un beso y que tocara su piel, eso… Solo podía permitírselo al patriarca, aunque sea de gozar su cuerpo.

    -Me detuve…- Mordió su labio inferior, sintiendo de nuevo la punzada en su corazón como aquella vez –Por qué… Dijiste que amas al patriarca, pidiéndole a él que fuera gentil… Ya no me estabas viendo a mí- Desvió su mirada dejando escapar algunas lágrimas, de remordimiento y dolor.

    Escuchar para creer, creer para recordar, y recordar para sufrir, de eso es lo que el corazón del pelirrojo esta padecido.

    -¡¡¡¿CÓMO CREES QUE PUDIERA VERTE A TI COMO ALGUIEN QUE AMO?!!!- Aun llorando, tiene la capacidad de tener su forma de ser algo acida, a la defensiva, siente la culpa más cruda, cuando le juro al patriarca que siempre le seria fiel y lo ha traicionado, no merecerá el perdón nunca.

    -Sé que ahora no me puedes ver así- Musito, para quedar más cerca del pelirrojo.

    -¡¡¡¿POR QUÉ NO TE DETUVISTE?!!!- Lo miro molestó, sin secar sus lágrimas.

    -No quise hacerlo… Aunque sabía que estaba mal… Gateguard…- Tomo con cuidado la mejilla húmeda del primer guardián –No pude resistirme a ti-

    -¿Qué dices?- Este tacto lo impacto tanto, pero no puede dejarse llevar por esto -¡¡¡SUÉLTAME!!!- Aparto la mano de inmediato, cerrando sus ojos por sentirse tan poca cosa ahora por engañar a quién ama.

    -Te amo Gateguard- Le confeso aquel dulce sentimiento, tan doloroso por no ser correspondido, pero no volvería a tener esta oportunidad.

    -¿Cómo…? ¡¡¡¿CÓMO PUEDES DECIR ALGO ASÍ?!!!- Le grito enojado al cangrejo, queriendo alejarse pero se dio cuenta que está atrapado entre Sage y un árbol a su espalda.

    -Lo que digo es verdad- Se apoyó un poco más, no quiere perder tiempo, con esta acción a realizar será su acabose, pero no le importa si con ella demuestra ante la lucidez de Aries, que el amor puede existir sin necesidad de sufrir tanto maltrato.

    -¡¡¡RETROCEDE SAGE!!! ¡¡¡SI NO TE VOY A ATACAR!!!- Le advirtió, queriendo ponerse de pie, pero…

    -Si me atacas… Está bien, no lo evitare…- Miro los ojos contrarios con tanta ternura, pero a la vez dolor, dejando escapar sus lágrimas.

    No perdió tiempo, rodeo rápidamente la cintura del ariano, aun estando ambos de rodillas, su mano libre sujeto la cabeza del pelirrojo, atrayéndolo a su rostro, para plantarle un tierno beso en esos labios que probó hace dos noches.

    Aunque hiciera este movimiento atrevido no puede negar que le duele ver a Aries llorar por alguien que no lo merece, pensando que le debe algún tipo de respeto, cuando se nota que de parte de Itiá ese respeto no es recíproco.

    Aceptaría que lo golpeará después, pero primero le quiere demostrar lo que siente, solo será un beso, que apenas sus labios se rocen, espera que dure toda la vida, deja escapar lágrimas de sus ojos que están cerrados, disfrutar el dulce sabor de Gateguard, combinado con la amargura del desamor.
     
  13. Threadmarks: Capitulo 13 (Cuando No Se Puede)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    1965
    ¿Por qué?

    ¿Por qué estos labios son tan tibios?

    ¿Por qué se sienten tan bien?

    ¿Por qué me duele que no sea así?

    Duele que el patriarca Itiá no sea de esta forma.

    Mi corazón sangra por este beso.

    No lo puedo comprender…

    Esas dudas son las que atormentan al pelirrojo ariano, apenas unos segundos pasaron, pero bastan para sentirse tan mal consigo mismo.

    Deseando por un minuto que Sage fuera de quien se hubiera enamorado, pero no puede hacerlo, no traicionara lo que siente por Itiá, aunque este siempre lo trate como basura.

    Ni un beso puede compartir con él.

    Cerró sus ojos con un gran desespero, dejando escapar sus lágrimas de esas gemas verdes que perdieron su brillo ya hace algún tiempo.

    Aparto con suma brusquedad al cangrejo, sin siquiera mirarlo.

    -¡¡¡ALÉJATE DE MÍ!!! ¡¡¡NO LO VUELVAS HACER!!!- Siendo el grito que proyecto rápidamente, ante la confusión que va creciendo en su corazón.

    -Gateguard…- Con las mejillas rojas, soltando un suspiro cansado, sin dejar de dedicar una mirada triste al Aries –No te puede prometer que me aleje de ti-

    -¡¡¡TIENES QUE HACERLO!!! ¡¡¡YO NO QUIERO NADA DE ESTO!!!- Ahora el ceño del primer guardián es de enojo completo, pero no quita el hecho que sus mejillas están del tono de su cabello y las lágrimas siguen desbordándose.

    -Dame una oportunidad- Esta tentando mucho su suerte, acercándose ante un carnero que están acorralando, en cualquier momento puede mostrar los cuernos y de lo que es capaz –Aunque lo ames, esos maltratos no son justos, tu mereces a alguien que de verdad te respete y…-

    Los intentos del Lemuriano son completamente en vano, alguien que está cegado por un amor bastante salvaje y cruel, no escuchara razones.

    Solo pudo sentir un fuerte golpe en su estómago, suficiente para sacarle el aire, y hacerlo caer de rodillas ante el dolor.

    Usualmente esto no sería suficiente para dañarlo, pero es un compañero de armas quién lo hace con todas las fuerzas disponibles, además es casi incapaz de provocarle lo mismo.

    -Jamás te daría una oportunidad, ¡¡¡ENTIÉNDELO!!!- Su delicado rostro se ve inundado por el coraje y el malestar de haber hozado “Engañar” al patriarca -¡¡¡DÉJAME EN PAZ!!! ¡¡¡NO QUIERO QUE ME VUELVAS A HABLAR, SALVO PARA LAS MISIONES!!!

    -Pero… Ga…Te…- Hablando entre cortado, sosteniendo su estómago, para recuperarse pronto.

    -¡¡¡MI CORAZÓN LE PERTENECE AL PATRIARCA!!! ¡¡¡ESO NI TÚ, NI NADIE, NI LA MISMA ATENA ME HARÁN CAMBIAR DE OPINION!!!-

    Aun mirando atento al cangrejo, no logra comprender por qué está llorando tanto, porque le duele el declarar aquello, si es lo que su corazón de verdad siente.

    No se quedaría para averiguar lo que su corazón atormenta, no seguiría discutiendo, dejando allí a su “Compañero” de misión, decidió proseguir su paso.

    Solo desea olvidar esta maldita misión, donde fue tan torpe para confesar sus sentimientos por el patriarca, y enterarse que uno de los dorados está enamorado de él.

    Jamás quería verse envuelto en una situación así.

    Solo desea olvidar esto, pensar que esto nunca ocurrió y hacer como si nada.

    Pero para Gateguard es imposible hacerlo, sabe que no podrá ocultar una mentira, cuando evidentemente Itiá le ordeno que no tendría permitirlo pertenecerle a nadie más, solo a él.

    Lo que siente por el patriarca es realmente lamentable, Aries esta cegado por su amor tan tormentoso, que el final será su acabose.

    Empezó su andar, primero caminando, luego aumento el ritmo, hasta que decidió correr, alejarse de Sage, de todo lo que ahora representa.

    Lo que paso esa noche, se remolino en su mente, recordando a parpadeos las dichosos palabras que pronuncio, las acciones que cometió.

    Beso a otro hombre que no era su amado patriarca, dejo que otro tocara su cuerpo, acariciándolo.

    Pero lo que más confundido lo tenía era que… Se debió sentir bien estando ebrio, pues imaginaba que era aquel hombre que aun con los maltratos desea tanto.

    Sin embargo ahora en sus cinco sentidos con un beso, uno simple y hasta tierno, logro hacerlo dudar por un instante de sus sentimientos, agobiándolo tanto.

    Para él no podría existir otro hombre que no fuera Itiá, no podía hacerlo.

    Duele el sentir que estas lastimando a alguien que no te corresponderá nunca, por aprovechar tus sentimientos para hacerte sufrir y contar con su juego mental sobre ti para doblegarte.

    Aquellas gotas saladas no dejan de salir de esos ojos verdes.

    Ahora más pregunta se hacía en su interior.

    Que no encuentra forma alguna de aclararlas.

    -¿Cómo le explicaré esto al patriarca?- Cubrió su boca, sintiéndose tan miserable consigo mismo.

    -Traicione su confianza, yo… Nunca debí decir lo que pasa… Menos… pedir amor a Sage- La respiración agitada por correr, combinada con su sentir tan doloroso, lo obliga a detenerse un momento, recargándose en un árbol.

    -¿Qué hare?- Fue allí donde se derrumbó, aprovechando la capacidad de correr tan rápido que poseen los de su rango, sabe que dejo muy atrás a Cáncer -¿Cómo poder verlo a los ojos?-

    Golpeo con fuerza el suelo, partiendo aquello.

    -Perdóname patriarca… patriarca Itiá… Lo siento- Se abrazó a sí mismo, llorando con mayor desahogo, sintiéndose perdido, y muy mal consigo mismo.

    Mas una duda está volviendo a surcar su mente, algo que no se había detenido a cuestionarse, pero que es importante.

    -¿Por qué…? Si… Sage dice estar enamorado de mí…- Niega con su cabeza, aquello que está pensando debería ser imperdonable de dudar, pero la intriga lo atormenta.

    -¿Por qué se detuvo? ¿Por qué no continuó, si yo…?- Aprieta sus labios, limpiando sus lágrimas con brusquedad –Él se detuvo porque sabe que yo no lo llamaba, respeto lo que sentía aunque fui yo quien le rogo amor- Toco su cabeza, se comenzaba a sentir peor a cada palabra que dice.

    Incluso unas nauseas desagradable se comienzan a apoderarse de su cuerpo.

    Todo por sentirse asqueroso por no respetar ese amor.

    Pero debía seguir caminando, llegar al santuario, y confesar su gran crimen.

    La traición que cometió no tiene perdón y tendrá que lidiar con lo miserable que se siente.

    Cuando se sintiera bien, capaz de seguir, rehundiría su andar, hasta regresar con quien ama, para recibir el castigo que se merece.

    Su corazón lo hace y obligar tenerle lealtad a un hombre que solo goza al herirlo de diferentes formas.

    Y sin duda se puede apreciar que las heridas psicologías están surtiendo efecto.

    ¿Hasta dónde llegara para conseguir el perdón del patriarca?

    ---Santuario---

    Sin duda el caballero de Altar está bastante curioso, por saber cómo le fue a su hermano menor.

    Sentando a las afueras del cuarto templo, sonriente ante la llegada del cangrejo dorado.

    Esperando que llegue e interrogarlo de inmediato.

    Aunque le preocupa algo, vio llegar al borrego malhumorado como le suele llamar a Gateguard, pero sin su hermano, lo dejo bastante consternado.

    Sobre todo cuando el pelirrojo le dedico esa mirada tan fría, cruel y pudo notar un poco de tristeza en esos ojos verdes que han dejado de brillar.

    No pudo ni siquiera cuestionarle nada, o molestarlo, pues por primera vez sintió que lo lastimaría.

    Sin embargó desea saber ¿Dónde está su hermano menor?

    Si el carnero dorado de esta generación esta de pésimo humor, y le hizo algo a Sage por sus berrinches, le dará un golpe, sin importar la diferencia de rangos.

    Y que sea el consentido del patriarca.

    Aunque su enfado desapareció, cuando un rato después sintió el cosmos de su hermano menor, decidió dedicarle una sonrisa, algo amigable porque de seguro pasar tiempo con el ariano debió amárgalo.

    -Ja, de seguro se contagia el mal humor- Esa sonrisa bromista, sin imaginarse el estado en que volvería Sage y más con todo lo que se ha enterado.

    Le pareció muy curioso que tarde en subir hasta Cáncer, pero lo esperaría, para comer juntos y poder hablar de ¿Cómo le fue?

    -¿Te atreviste a decirle al borrego mal humorado, que estas perdidamente enamorado de él?- Soltó la pregunta sin siquiera que llegara este.

    Tantas dudas por curiosidad, y para ser algo metiche.

    Desea que Sage sea muy feliz a lado de la persona que ama, sin importar el género, solo lo que le preocupa es que Gateguard sea capaz de herirlo.

    Los sentimientos del menor tienden a ser un poco más sensibles, tomarse las cosas un poco a pecho, por eso siempre ha tratado de hacerlo más relajado, sin embargó la actitud del menor no ayuda mucho.

    Cuando menos lo pensó, logro sentir que Sage está delante de él.

    Dedico una enorme sonrisa, levantando su mano para saludarlo –Que bueno que ya volviste- La peculiar bienvenida no se va dejar esperar –Tienes que contarme todo lo que ocurrió en…- No continuo, al notar el semblante tan desolado y abatido, le indica que algo no va bien.

    Se levantó de las escaleras, para encontrarse rápidamente con el menor.

    -¿Sage?- Lo mira a detalle, nota lágrimas en sus ojos, demostrando que ese dolor no desaparecerá -¡¡¡¿QUÉ PASA?!!!-

    -Hakurei…- Murmuro aquel nombre del mayor, y bajo su cabeza, sintiéndose tan miserable por no poder salvar a quien ama.

    Altar solo atina a pensar que el carnero malhumorado tiene algo que ver, pero no puede dejar a su hermano así, hasta que le explique qué ocurrió.

    ---Sala Patriarcal---

    El camino más largo y doloso, en donde deja escapar las lágrimas en silencio, mientras su paso es apresurado, desea terminar con esto, decirle lo que paso…

    Rogar por su perdón, recibir el castigo que cree justo, pero… Que lo disculpe de verdad… Que nunca quiso traicionarlo.

    Sabe que Itiá no lo comprenderá, que posiblemente el castigo sea alejarlo de su lado.

    Preferiría cualquier golpe, maltrato lo que sea… Pero, no quiere que lo ignore, que se valla de su lado.

    Lo necesita aunque, reciba fuertes golpes, y su cuerpo sufra por las penetraciones tan bruscas que recibe, las goza.

    Es un amor demasiado masoquista, pero en su mente puede funcionar.

    Lo que sea aceptará para estar al lado del patriarca, siempre…

    Por un amor que solo le hace daño.

    Esta afuera de este lugar, solo las puertas lo separan.

    Preguntados si al abrirlas, se encontrara al patriarca viejo o al joven con el que hace realidad todos su deseos.

    Limpiando con delicadeza su propio rostro, para notarse lo más tranquilo posible, cuando… este delante de ese hombre.

    Como siempre, toco con cuidado pidiendo permiso para pasar.

    Al escuchar aquella afirmativa, noto que es la voz de su amado Itiá joven.

    Su corazón se estrujo, temblando sus manos, pero obedeció de inmediato.

    Entro, cerrando la puerta detrás de él.

    Haciendo la típica reverencia, sin siquiera mirarlo a la cara.

    -Patriarca… He vuelto- Ni pronunciar su nombre logra atinar a hacer.

    -¿No se supone que ambos deberían darme el informe?- Como si no le importará que Sage viera su apariencia juvenil.

    -Lo que pasa…- Abrió su boca para hablar, pero es en vano cada intentó con el dolor acumulado, sintiendo de nuevo esa vergüenza por no serle fiel.

    No es ningún tonto, conoce a ese carnero rojo desde que es un pequeño niño, sabe cuándo algo oculta.

    Por alguna razón, sus pensamientos se acumulan de una idea, que le carcome el alma y le hace hervir la sangre, más se calmaría.

    Parece ser que su “Prueba” le exploto en la cara.

    El ceño fruncido, mirándolo con algo de molestia, intentando pensar que no fue capaz -¿Qué ocurrió Gateguard?-

    Ese tono áspero, demostrando un odio controlado, solo provoco miedo y terror en el corazón del ariano.

    Rogaría por qué no lo deje, aunque logre humillarlo más, demasiado para que una persona lo soporte.
     
  14. Threadmarks: Capitulo 14 (Presión)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2309
    El joven patriarca se acerca de manera amenazante, con el ceño fruncido, apretando sus puños, sintiendo como su sangre hierve por todo lo que su mente contiene.

    Sin ningún cuidado, tomo ambas mejillas del pelirrojo, sujetándolas con fuerza con una sola mano, obligándolo a verlo a la cara.

    Esos ojos oscuros, reflejan sin duda una gran cólera, apretando su mandíbula, como el rostro del carnero dorado, fijo, imponiendo control sobre él desde el primer minuto -¡¡¡¿QUÉ PASO?!!!- Ese tono demasiado agresivo, sin ninguna pizca de emoción.

    Le daba miedo el rostro del patriarca, sus manos tiemblan, al tratar de poder hablar, sabe lo que dirá, provocara que su amado Itiá lo aborrezca por toda su vida, derrama lagrimas sin pensarlo, no quiere perderlo, en su desesperación hará lo que sea por él.

    -Lo… Siento… De ver… Ver…Dad…- Respirando agitado, sintiendo como sus piernas están flaqueando, un gran vacío en su corazón y estomago se va profundizando, solo porque perderá a su verdadero amor, según él.

    Su ceño fruncido, mostrando incluso los dientes por el enfado, sintiéndose traicionado sin siquiera saber la razón, deseando en este mismo momento darle una lección, puede que no por completo al pelirrojo, si no a quien tuvo la rotundidad de estar a su lado una sola noche.

    -¡¡¡NO QUIERO ESCUCHAR TUS ESTÚPIDAS DISCULPAS!!!- Lo atrajo más a su rostro, deseaba verlo, ese miedo reflejado, antes excitándole, ahora solo le causa odio, por con quien lo traicionará -¡¡¡HABLA DE UNA MALDITA VEZ!!!-

    -Sage… Lo sabe…- Hablo por lo bajo, arrepentido por haber hablado de más, tratando de pensar rápido por cómo le dirá su traición –De verdad… Perdóneme…- Las lágrimas brotan de esas gemas rotas, no puede pensar en la posibilidad de perderlo.

    -¡¡¡¿CÓMO ES QUE SE ENTERÓ?!!!- Deja sus manos impresas en la pálida piel del rostro, por no dejarlo en el cuello, está tratando de calmarse, pero es difícil cuando su juguete fue usado por otro.

    -Po… Fa… Vo…- No podía hablar correctamente, para logar explicar lo que ha hecho, necesita tener libertad en su rostro, pero no se lo permite el mayor.

    Apretando sus propios dientes por el odio tan intenso que está presentando, pero solo quiere escuchar la verdad, de esos labios que posiblemente otro ha besado, esos que solo le mintieron, que nunca ha tenido planeado liberar.

    ¿Por qué le duele?

    Se odia más por sentir esa punzada en su pecho.

    Para él, esto no puede ser amor, solo ha amado a una sola persona en su vida, y ya no está, ahora Gateguard no puede ocupar ese lugar tan fácilmente.

    Sin embargó aquí está, sintiéndose deseoso de acabar con Sage y encerrar al primer guardián en una caja, para que nadie más lo vea, para que jamás se lo arrebaten y pueda ser suyo por siempre.

    Temiendo perder su poder sobre el pelirrojo, sin embargo no dejo el contacto de lado.

    Es su manera de someterlo, de tener control sobre su cuerpo, para que el quede en claro que cualquier cosa que cometió tendrá consecuencias sobre su cuerpo.

    -Gra… Cias…- Agradece que le soltara las mejillas, como si tuviera que hacerlo, cuando es el derecho de cualquiera, jamás ser sometido o intimado por nadie.

    -¡¡¡HABLA!!!- Alza su voz, intentando calmarse, pero su presión ahora ejercida en las muñecas del Aries, no lo va a dejar por ningún instante, debe ser suyo, pero primero determinar el nivel del castigo.

    Las lágrimas de vergüenza están cayendo, no puede verlo al rostro, esta tan mal por su “Engaño”, pero cada palabra lo arruinará y no quiere que el patriarca lo abandone.

    Como si ese tipo de relación fuera la idónea para alguien.

    -Bebí de más…- Comenzando hablar con miedo –Estando solos en esa habitación… Que…-

    -¡¡¡¿DURMIERON EN LA MISMA HABITACIÓN?!!!- No sabe por qué, pero esa información provoco más desprecio por el cangrejo y mayor enojo en su ser, apretando con mayor furia ahora el brazo del pelirrojo.

    -No… No había más habitaciones…- Se comenzó a asustar, temblando de nuevo, cerrando sus ojos dejando escapar sus lágrimas –En esa noche… Yo… Le dije que me besara…- Ya no pudo hablar más, sintiendo como su propia voz se quiebra.

    -¡¡¡¿LE DIJISTE QUE?!!!- Estará enfurecido, pero siente que la sangre la cual siempre debía mantenerse estable y gélida, sin ninguna emoción hacia Gateguard, está hirviendo de ira intensa, lo refleja en sus ojos.

    -Fue mi error… Yo… No pensaba bien… Creía… Que…- No continuo, cuando sintió como las manos que lo sujetan con fuerza de los brazos, lo empujan directamente hacia el suelo.

    Esto solo puede significar que Itiá lo desprecia, lo odia y aborrece, y no lo puede culpar…

    Solo siente como sus lágrimas corren por las pálidas mejillas, sin saber qué hacer.

    La respiración del patriarca, agitada, enfurecido por solo imaginar a Gateguard en brazos de Sage, que le rogara a ese maldito cáncer por un beso, lo hacía enloquecer de rabia, deseando en este mismo momento acabarlo con sus manos.

    Pero la tortura seguirá primero con el pelirrojo.

    -¿Qué más hicieron?- Esa voz sonó tan profunda, es normal, se siente traicionado por ese juguete que creía solo le pertenecía, está decidido a hacer recordar al ariano que así es, pero desea conocer hasta donde fue la traición.

    -Patriarca… Lo que hice… No importa… Solo perdóneme- Habiendo caído al suelo aun así, se incorpora, estando de rodillas frente a él, suplicando su perdón, dando a entender que ante Libra su propia vida no vale nada, si no es a lado de ese hombre.

    Un pensamiento bastante atroz en cualquier ser humano.

    -¡¡¡¿CÓMO QUIERES QUE TE PERDONÉ?!!! ¡¡¡TRAICIONASTE MI CONFIANZA, POR EL PRIMER IDIOTA QUE SE TE CRUZA!!!- En un acto de furia, sujetando los rojizos cabellos, obligándolo a verlo, que se diera cuenta lo que ha causado.

    Sus ojos verdes, mirando con gran terror a Itiá, no tanto por el miedo que pueda proyectar, el castigo es lo de menos, si no…Por qué lo perdiera.

    Sería capaz de aguantar cualquier humillación, pero perderlo no es ninguna opción.

    -Creí… Pensaba que era usted… Yo solo… Quería un beso… No se… Como pero… Deseaba su amor… Que me amara…- No intenta zafarse, junta las manos delante de su pecho, sigue suplicando su perdón, cueste lo que cueste.

    -¡¡¡¿ACASO PIENSAS QUE ME CONVENCERÁS DE ESA ESTUPIDEZ?!!!- Aprieta más su puño, donde sujeta esos cabellos sedosos, le parece tan lamentable esa excusa.

    Desea hacerlo sufrir, castigarlo de una forma más cruel y tortuosa de lo que antes lo ha hecho, si Gateguard no es capaz de mantenerse fiel a él, entonces debería buscarse a otro… Sin embargo no puede pensar en nadie mejor que ese ariano, se supone que no haría eso, depender de una persona para cumplir sus deseos, mas ahora lo está haciendo.

    -Sage… Me dijo… Que pronunciaba su nombre dormido…- Apretando su mandíbula, dejando que las gotas salinas siguán fluyendo –Yo… No hicimos nada… De verdad… Créame…-

    -¡¡¡¿CREES QUE TE VOY A CREER AHORA?!!! ¡¡¡SOLO ERES UNA MALDITA ZORRA QUE SE ACUESTA CON CUALQUIERA!!!- Ofenderlo es lo que le queda, por el mismo dolor en su ser que quiere negar, y no darse cuenta que su maldito plan fallo en su propia cara.

    -De verdad no pasó nada- Desesperado trata de que Itiá le crea, y en verdad que no ocurrió nada más allá de unos besos y caricias –¡¡¡SAGE ME CONFESO SUS SENTIMIENTOS, LO RECHACE, PORQUE SOLO LO AMO A USTED…!!!- Sus manos intenta tocar el rostro embravecido del pelinegro, desea que le crea.

    Los ojos oscuros del pontífice, se abrieron con gran rabia, sabía perfectamente que el cangrejo dorado sentía algo por el pelirrojo, se podía notar en su comportamiento, pero jamás creo que sería capaz de revelárselo.

    Él mismo provoco todo esto y ahora está odiando a otro que ni culpa tiene, por sus propias estupideces.

    -¿Y tú… Sientes algo por él?- Titubeó por primera vez en esta conversación en preguntar algo, ya no sabe con qué le saldrá Aries ahora.

    -¡¡¡CLARO QUE NO!!!- Alza la voz, por el mismo desespero de ser escuchado –Yo solo le pertenezco a usted…- Sonríe, con una expresión de melancolía, aun con sus lágrimas cayendo –Usted me salvo al ser un niño, me dio más de lo que merecía y soy feliz porque me use como desee… Mi cuerpo le pertenece y mi corazón sin importar que eso lo desprecie… No quiero, ni puedo aceptar que me odie…- Temblando por el miedo que solo para Gateguard tiene razón en su mente –Solo siga tomando mi cuerpo, permítame estar a su lado, se lo suplico-

    Palabras que solo su bajan al mismo emisor, pero son honestas, de verdad se arrepiente de lo que ocurrió, el estar ebrio no es excusa para hace tonterías, pero… Su corazón deseaba solo amor, cariño, la calidez de un amor que Itiá nunca le ha querido dar.

    ¿Es malo buscarlo en otro lado?

    Si donde estás el amor es lo único que no existe.

    Pero esto solamente representara la oportunidad que deseaba.

    El grado de control que ha logrado ejercer en el pelirrojo es muy alto, dispuesto a suplicar por qué no lo desprecio, sin preocuparse por su bienestar, no duda ahora en entregarse a él, aun teniendo una oportunidad de que otra persona lo ame.

    Sabe que es algo que lo favorece demasiado, pero… ¿Cuánto podrá durar?

    Tiene mucho que hacer, su plan, solo se llevara a cabo a lado de alguien que lo sigua ciegamente.

    Y el Aries de esta era está dispuesto, a rogar por su perdón.

    Aunque no resultó como deseaba, logro su cometido, sofocar la mente de Gateguard al grado que no pueda vivir más sin él.

    -Gateguard…- Le hablo suave, pero su rostro aún no se relaja para nada.

    -Solo perdóneme… Por favor…- Ruegos, es lo que de su voz sale.

    -Me traicionaste, confié en ti… Y buscaste atención en otro sujeto- Sonrió de manera lasciva, sin olvidar su odio -¿Crees que te perdonaría así de fácil?- Su mano se relajó, para dejar de sujetar con tanta fuerza los cabellos rojos, yendo al rostro del ariano.

    -Dígame… Lo que tenga que hacer…- Sentir ese gentil tacto ahora, lo reconforta, inclinando su rostro para sentirlo más cerca –Lo hare, no estoy dispuesto a perderlo-

    -Bien…- Sonrió, triunfante con sus bajos deseos, un idiota perdidamente enamorado, que ya no tiene voluntad propia, si lo traiciono y aunque odie eso, le hirió, más no permitirá que sus sentimientos se interpongan.

    Hará pagar a Gateguard, pero… También alejara a Sage del primer guardián, si conoce su secreto, posiblemente se intentará inmiscuir en sus planes.

    ---Templo de Cáncer---

    -¡¡¡NO!!! ¡¡¡NO PUEDE SER!!! ¡¡¡GATEGUARD… Y…!!!- Hakurei siendo callado de forma inmediata por la mano de su gemelo.

    -No lo digas en voz alta- Aunque este dolido, no permitirá que el nombre de Gateguard se vea manchado.

    Como pudo se zafo de la mano en su boca, para continuar hablando –Pero… ¿Cómo? Si… Es un anciano y…- Solo parece decir palabras al azar, tratando de analizar la historia que acaba de escuchar de su gemelo menor, sin siquiera creerlo.

    -No lo sé…- Baja la mirada, le duele tan solo en pensarlo, ni siquiera le interesa saber cómo ocurre ese suceso… Solo piensa en que le han arrebatado a alguien importante.

    Aunque nunca fue suyo.

    Suspira, ahora entiende el corazón de su hermano, bueno lo intenta nunca ha vivido algo así, pero desea ayudarlo.

    Poniendo la mano sobre su hombro, para animarlo aunque se aun poco –No pasa nada Sage… A veces el amor es así- Le dedica una sonrisa media –El borrego malhumorado no era alguien bueno para ti, es demasiado amargado…- Pensativo –Si gustas te presento a otras personas, existen excelentes candidatos o si quieres alguna buena candidata y…- Aunque sus miradas picaras intentan ser de burla, para que el otro olvide a ese ariano.

    -No me interesa nadie más, que no sea Gateguard- Declaro el sentir en su corazón, no puede olvidarlo así de fácil.

    -Pero, él ya está con quien quiere- Haciendo una meuca de desagradó –Por extraño que parezca… Dijiste que no te importaría si fuera feliz con otro-

    -Ese es el caso- Aprieta su mandíbula, frunciendo el ceño, incluso dando un fuerte golpe en la mesa de madera que se encuentra a un lado –Gateguard no es feliz a lado de ese hombre-

    Confundido el mayor de los cánceres, pues en efecto no conoce toda la verdad, Sage le oculto mucho más de lo que sabe.

    -Sage, tampoco debes intervenir en esos asuntos- Le hablo calmo, pues es raro ver al menor alterado de esa forma –Es lo que quiere el borrego malhumorado, en eso nadie lograra hacer nada-

    -No pienso permitir que siga hiriéndolo- Baja su mirada, apretando sus puños, recordar cada una de esas marcas en el cuerpo del pelirrojo, esas mordidas, heridas... Solo provocan su sangre hervir.

    -¿Cómo que hiriéndolo?- Cruzo sus brazos, mirándolo con detalle -¿Qué me estas ocultando?- Ladeo su cabeza, sin recibir respuesta –Si les gusta tener sexo rudo…- Incluso para Hakurei decir esas palabras le parece tan extraño, ya que para ellos Itiá es solo un anciano –Es cosa de dos- Ahora su rostro de asco, el tener una imaginación demasiado activa.

    -No lo entiendes Hakurei- Se mordió el labio inferior, evitando continuar con esas palabras, no puede hablar de ese tema con nadie, debe respetar la privacidad de quién ama, pero… Parece que no está conforme con la elección del pelirrojo –Eso no es amor… Lo se…-
     
  15. Threadmarks: Capitulo 15 (Comprueba Tu Lealtad)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2294
    Hakurei lo mira bastante confuso, pero entiende que algo le esta ocultado, pero necesita ser inteligente para sacarle información al Caballero de Cáncer.

    -¿Cómo sabes que no es amor?- Se queda mirándolo atento, estudiando cada una de sus expresiones.

    Pueden ser gemelos, pero las expresiones faciales cambian en cada individuo.

    -Solo lo sé- Contestando lo más frio y esquivó posible, apretando sus puños recordando en su mente el momento en que su ilusión se vino abajo.

    -Si no tienes una base clara de por qué crees eso- Cruzándose de brazos, mirando al menor con un rostro de desaprobación –Yo creo que solo tienes celos y quieres acabar con su relación por que no te corresponde-

    El menor baja la mirada, pues parece ser que Altar en cierta forma está dando en el clavo, pero son una mezcla de sentimientos y reacciones que no puede comprender.

    Por una parte, claro que esta celoso, muerto de celos porque su amado Gateguard este con otro que no sea él, y desearía hacer algo para evitar que estén juntos por todos los medios posibles.

    Sin embargo por otra parte, si supiera que la relación es recíproca, que es conveniente para el pelirrojo y lo hace feliz, dejaría que siguiera todo igual, que Gateguard fuera feliz con ese hombre que tiene posesión de su corazón.

    Todo lo aceptaría si su amado borrego rebelde está contento y es feliz, pero sabe que no lo es.

    Sus lágrimas esa noche, su ruego por amor, esas marcas, cicatrices, no las puede sacar de su mente, es como una película que lo hace sentir un gran malestar, solo queriendo acabar con esa maldita farsa, en donde entiende a su parecer, Aries perderá y sufrirá más.

    Por esa razón no puede seguir permitiendo que eso suceda, no lo dejara que continúe aprovechándose del frágil corazón de Gateguard.

    Si es necesario, es capaz de arrebatar a Aries del santuario e irse lejos con él.

    Como se sabe, huir de esa forma del santuario es considerado traición, si lo hace solo para que el patriarca deje de ejercer su dominio sobre el primer guardián, hará lo que sea para protegerlo.

    Solo desea la felicidad de Gateguard a cualquier costo quiere obtenerla… Pero si Sage no es el indicado para ese corazón lo acepta, sin embargo Itiá tampoco lo puede ser.

    De eso está seguro el cangrejo dorado.

    -Hakurei… No te puedo decir lo que se... Debo respetar la privacidad de Gateguard, pero confía en lo que te digo- Aun con esa expresión de enojo en su semblante, las lágrimas brotan de esos ojos verdes, que denotan un pesar tan inmenso en el corazón.

    -Confió en ti, pero un corazón herido es peligroso- El mayor mirando con cierta preocupación al dorado.

    -¿Crees que hare una estupidez?- Lo mira de lado, lanzando un suspiro, deseando ver por un momento más a su amado Aries, su amor imposible.

    -Sí, de hecho sí creo que lo harás- Recargándose en uno de los pilares anteriores del cuarto templo –Pienso que deberías meditar la situación, no es muy fácil lo que sucede y tu forma de reaccionar es más como la de un hombre despechado y…-

    -¡¡¡DEJA DE HABLAR COMO SI SUPIERAS TODO LO QUE HAY EN MI CORAZÓN!!!- Habla bastante molestó, mirándolo como si él fuera el producto de su odio, más bien no sabe cómo manejarlo en este momento y está usando todo su autocontrol posible -¡¡¡PODRÁS SER MI HERMANO MAYOR, PERO NO ME CONOCES DEL TODO!!!-

    Por primera vez en su vida, Hakurei no puede conocer al Lemuriano delante.

    Se supone que Sage es el calmado, sensato, quien piensa con la cabeza fría, que no grita de esa forma, que su enojo lo demuestra más tranquilamente, dialogando ante todo.

    Hakurei es el impulsivo, atrevido, que hace locuras a veces influenciadas por sus emociones, pero con buenas intenciones.

    El corazón roto le afecta demasiado y es normal acaba de suceder recién.

    -Tú dices que no te conozco, pero Sage…- Se acerca para tomar sus hombros –Hemos estado juntos desde que tengo uso de razón y por eso se reconocer que tienes mucho más dentro de ti- No se dará por vencido, estaría firme ante el malestar de su hermano menor –Solo dime que ocurrió, ¿Qué más viste? ¿Qué más te dijo?-

    -¡¡¡YA TE DIJE QUE NADA MÁS!!!- De inmediato se apartó, no puede contar cosas que no le corresponde, es demasiado respetuoso con Gateguard hasta el grado de enojarse con su propio hermano.

    Sin embargó el de cabellos blancos atados en una coleta larga no va a ceder ante el comportamiento del menor, ya que no es su estilo.

    -¡¡¡CLARO QUE SI HAY MÁS!!!- Se le acerca para encararlo -¡¡¡TU NO REACCIONARIAS DE ESA FORMA, SI SOLO SE TRATARA DE QUE GATEGUARD ESTÁ ENROMADO DE ALGUIEN, INDEPENDIENTEMENTE SI FUERA EL PATRIARCA QUE SI ES UN ANCIANO MUY ANTIGUO, U OTRA PERSONA!!!- Intenta controlarse, tampoco puede hablar más del pontífice del santuario –La única manera en la que reaccionarias así, fuera que supieras o vieras algo que le hace daño al borrego amargado-

    -No he visto nada, ni se nada de eso- Desvía de inmediato la mirada, negando los hechos antes comentados.

    -Sí, si sabes- Cruza sus brazos, volviendo a suspirar, busca la mirada de Cáncer -¿Qué es lo que el patriarca le hace a Gateguard, que a ti no te agrada- Camina alrededor del menor -¿Qué tan grave puede ser para que Sage de Cáncer, mi hermano menor, este como un loco en estos momentos?-

    Suspira, creyéndose incapaz de contenerse… Le duele tanto el corazón, su odio, enojo, la tristeza e impotencia de no proteger a alguien que ama.

    Desearía destruir al patriarca, por lastimar de esa forma a Gateguard, pero no puede hacerlo, conoce las consecuencias y al hacerlo dejaría en evidencia la relación enfermiza que están sosteniendo, manchando la reputación de Aries.

    Ya no puede más… Es una carga que le destroza.

    Su corazón sufre, por no proteger al ariano, ¿Qué clase de caballero es, si no puede cuidar a quien ama?

    -Hakurei… Yo…- Su voz se quiebra nuevamente, habiendo pasado por varias etapas de un corazón roto, encontrándose en la tristeza plena nuevamente.

    No pudo resistir más, sus piernas flaquean, derrumbándose en el piso de Cáncer, cayendo de rodillas, dejando escapar su llanto, portando el ceño fruncido, apretando su mandíbula y puños.

    Deseando seguir en la incredulidad del enamoramiento, en donde no sabía nada, que Gateguard estuviera con alguien, pudiera ser una posibilidad, pero… Que fuera con quien sea menos ese hombre que solo lo ha dañado.

    Altar, siendo como es, algo imprudente, arrogante a veces, incluso juguetón e irrespetuoso, no mostrando mucho afecto emocional a hacia los demás, pero su hermano Sage es la única persona hasta el momento, con la que sabe cuándo no bromear, que reconoce su dolor y le rompe tanto verlo tan mal.

    Acercándose con cuidado, sin importar también quedar de rodillas junto al menor, para intentar consolarlo.

    -¿Qué pasa? Sage… Sabes que puedes decirme lo que quieras-

    -Esto… No me corresponde a mí…- Cerrando sus ojos, dejando que el llanto siga cayendo sobre sus piernas, bajando la cabeza por la punzada en su corazón –No puedo decir más… Pero sé que Gateguard solo sufre, es un amor maldito lo que tiene, uno en donde no tiene futuro-

    -Sage… Un corazón enamorado cree ser la mejor opción, pero…- Intentando hacerlo entrar en razón, es su único fin si es que el Cangrejo dorado no lo comprende aun.

    -¡¡¡UN AMOR DONDE SOLO SUFRES Y TE PROVOCA LLORAR CADA NOCHE!!! ¡¡¡¿CREES QUE SEA LA MEJOR OPCIÓN PARA CUALQUIERA?!!!- Hartó de no ser escuchado, se le escapa un poco de esa verdad, no fue apropósito para dañar al pelirrojo, pero no podía aguantar más así.

    -¿Lo viste?- Ya está preguntando con cuidado tanteando el terreno, examinando cada facción de nueva cuenta.

    -Solo diré… Que en la primera noche… Al tomar… Dijo muchas cosas… Y…- Baja su mirada algo sonrojado al recordar esa vez –Estuvimos a punto de hacer algo atrevido… Pero no me aprovecharía de su embriagues-

    Los ojos de Hakurei se abrieron de par en par, asombrado por las palabras del cuarto guardián, casi sin creerlo.

    -¡¡¡¿CASI PIERDES TU VIRGINIDAD?!!! ¡¡¡Y ANTES QUE YO!!!- Fue lo que alcanzo a decir y lo único que le intereso de esa conversación.

    Esto no se sabe si fue a propósito para hacer reír a Sage o fue en efecto un dolor para Altar, pero se puede tomar en ambos sentidos.

    -¡¡¡¿A QUIÉN LE IMPORTA ESO?!!! ¡¡¡ESTOY HABLANDO DE UN TEMA MUCHO MÁS IMPORTANTE!!!- Rojo de la vergüenza, como si el rumbo de la conversación se hubiera ido por un camino diferente.

    -Perdón, pero… Con tu actitud tímida, creí que…- Suspira –Bueno… Morirías virgen- Se encoge de hombros.

    Cierra sus ojos, suspirando más tranquilo, incluso parando de llorar un poco, pero el ceño fruncido no se relaja en ningún momento.

    -Sabes que eso no me interesa, yo quiero… Necesito que Gateguard esté bien, es lo único que me importa- Declaro su verdadero sentir sincero, sin el odio, o la tristeza plasmada, si no como su conciencia establecida por instante.

    Se toca la cabeza, como si le fuera a dar un fuerte dolor en esta, suspirando por la inocencia de su hermano, que le parece tan gentil pensar en otros antes que en su propio bien.

    -Si temes que lo dañen… ¿Podrías hablar con el patriarca?- Es una idea arriesgada que Hakurei le está dando pero cree que es lo único que podría ayudarlo a calmase.

    -Se supone que yo no debería saberlo- Baja la mirada derrotado nuevamente ante esa declaración.

    -Pues ya lo sabes, ¿Qué se le va hacer? Si estas preocupado por el borrego amargado, entonces trata de cuidarlo en las sombras- Le da ánimos de cualquier forma, sonriéndole.

    -No… No quiero meter en problemas a Gateguard…- Baja la mirada, otra vez sintiéndose sumamente mal con su vida y su suerte en el amor.

    -Pues… A como lo vi al llegar…- Pensativo recordando al pelirrojo –Creo que debió ir a pedir disculpas… No creo que… Bueno…-

    -Jamás en sus cinco sentidos engañaría por su cuenta a él…- Suspira con una sonrisa media –Pero no me arrepiento de haberle robado un beso…-

    -¡¡¡¿LE ROBASTE UN BESO?!!!- Hakurei otra vez dejo salir su voz de sorpresa, no podía creer que su hermanito le esté ganando en esos temas, cuando ni él ha dado su primer beso, pues no se ha enamorado aun.

    ---Habitación del patriarca---

    Los sonidos lascivos de pieles chocando una contra otra.

    El fuerte olor a sexo en el aire se puede sentir.

    Acompañados de ruegos, gemidos y palabras obscenas, siendo pronunciadas por dos que se encuentran en el acto sexual.

    -Aaaaaah… Argg… Pa… Triar… Ca…- Inundado por el placer algo masoquista que le están proporcionando.

    Sin el mínimo cuidado, empujando la cabeza del pelirrojo contra la almohada, levantando las caderas de este, para que las penetraciones sean profundas.

    Sin duda se había divertido previamente, castigándolo de todas las formas posibles.

    Aries presentando heridas en su piel, marcas que demuestran haber sido sujetado fuertemente, los pezones tan maltratados que se encuentran rojos, mordidas que aun parecen sangrar.

    En la mejilla de quien esta abajo, una bofetada en su rostro que aún se mantiene roja.

    Pero parece que no importa cuánto dolor le inflijan, lo parece disfrutar, aunque sus lágrimas estén cayendo, ya no sabe si es por sufrimiento o placer.

    Es una terrible combinación que ambos sentimientos se encuentren en un corazón que es fácil de manipular.

    -¡¡¡CÁLLATE!!!- Aunque este disfrutando del cuerpo que ha reclamado antes, aún sigue realmente furioso.

    Nadie debe tocar lo que le pertenece, de eso se encargaría de proteger.

    -¿Te gusta… Lo que te hago?- Sonriendo triunfante, solo por ver las marcas que ha dejado en esa piel que disfruta cuando desee.

    -Si…- No pudiendo hablar correctamente, pues es demasiado placer para aguantar.

    Gateguard se ha venido varias veces, que ya no cree lograr soportar mucho tiempo sin desmayarse, es tan satisfactorio el castigo, aunque al principio le dolió mucho y sangro, aun así lo está disfrutando.

    Los insultos recibidos, parece que ya no le afectan, solo los acepta, porque cree que es su forma de pagarle aquella falta.

    Cada estocada yendo más profundo, hasta que de buenas a primeras, Libra deja escapar su semen en el interior del Ariano.

    Pero parece que la tortura no acabara solo allí.

    Apenas deja salir su gran carga, levanta el cuerpo de Gateguard, sin salir aun del interior de este.

    Sabiendo que está sumamente cansado y adolorido, no le da tregua.

    Acercándolo más a él, que la espalda choque contra su pecho, para apretarlo más y con esto sujetarlo del cuello.

    Sonriendo, acercándose a su oído.

    -No crees que con esto… Pagaras lo que has hecho- Le susurra triunfante de poder dominarlo siempre que desee.

    Las fuerzas se le están alejando cada instante, apenas si puede sostenerse, apoyado por el pelinegro de esa manera, con sus ojos entrecerrados, solo escucha la voz de Itiá.

    -¿Qué… Más… Debo… Ha… cer…?- No le importa nada, solo desea saber qué hacer para complacer al otro.

    -¿Estás dispuesto a todo por mí?- Le pregunta como si no conociera la respuesta.

    -Si…-

    -¿Incluso traicionar a Atena?-

    -Sí, si… Usted… Lo de… Sea… Yo hare… Lo que sea- Apenas con los ojos abiertos, está comprendiendo lo que el otro dice, y aceptando para que lo perdoné.
     
  16. Threadmarks: Capitulo 16 (Quedas Como Tal)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    1661
    Esa sonrisa sínica en el pontífice, sintiéndose al fin aliviado, porque el corazón del pelirrojo es por completo suyo.

    Domina sus pensamientos, sus deseos y voluntad, no importa lo que le pida, Gateguard lo hará.

    Y se lo está demostrando con el hecho de aceptar en traicionar a Atena.

    -Gateguard, puedes dormir aquí esta noche- Le da esta afirmativa, mientras lo deja sobre la cama.

    -Si… Gracias… Pa… Triar… Ca- Las mejillas sonrojadas como sus cabellos, esa sonrisa de satisfacción y humildad, con los ojos cristalizados.

    Que su amado libra le deje descansar en donde han estado teniendo sexo, pues es la única forma correcta en hacer referencia a lo que ambos dejan salir en esa cama.

    Es lo mejor posible, podría dormir a lado del patriarca, algo que más imagino ser digno.

    Quisiera quedarse más tiempo despierto, pero… Su cuerpo ya no puede aguantar.

    Fue la presa de Itiá por toda la tarde, desde su llegada, hasta la noche y sin contar el tiempo que tardo en llega al santuario.

    No importa, es feliz con el patriarca, sabe que no tiene derecho a abrazarlo, ni besarlo, esto aún lastima su corazón, pero lo acepta ya no se cree capaz de vivir sin Itiá.

    Por eso él trata de remedirse por sus pecados, por traicionarlo, aunque nunca han sido nada, no se deben ninguna lealtad alguna.

    Pero Itiá no está dispuesto a compartir nada.

    De a poco los ojos verdes se están cerrando, con una sonrisa por ser “Perdonado” aunque aún debe probar su lealtad con una traición hacia la propia Atena.

    No va a preguntar, ni reclamarle nada, solo escuchar sus deseos y los hará realidad.

    El de cabellos oscuros, lo observa con sumo detalle, sorprendido por como Gateguard se ha quedado dormido.

    No puede negar aunque lo desee, el ariano tiene una apariencia tan frágil, y hermosa.

    Que es difícil verlo sin desear seguir tomándolo.

    -Gateguard… ¿Por qué me tientas?- Sonríe de lado, observando más de cerca.

    Su expresión facial denota que eso es lo que quiere, tenerlo solo para él.

    Le demostró que es al único que necesita, quien le dará todo lo que desea, pero… Obviamente el amor no es uno de ellos.

    Frunce el ceño, recordando las palabras del pelirrojo.

    El cómo le confeso el hecho de Sage se atrevió a besarlo, aceptar esas caricias que no eran del pelinegro.

    Apretando su puño, sintiéndose tan molesto por ese hecho.

    -Esta vez… No permitiré que te aparten de mi…- El enojo aumenta, pero parece que no es solo por tocar su propiedad.

    -Ese maldito de cáncer…- Su mano es llevada hasta el suave rostro del pelirrojo, pero antes de siquiera pensar en apretar las mejillas.

    Su semblante parece relajarse, incluso sonriente, como si el enojo se hubiera bajado, con solo ver a Gateguard dormido plácidamente en ese lecho.

    -Si me voy al infierno, te iras conmigo…- Un suspiro sale de sus labios –Nunca debió pasar esto…-

    Cierra sus ojos, apoyándose con su codo a un lado del cordero dorado, para observarlo más detalladamente, acomodándole unos mechones de cabellos a un lado, no quiere que nada estorbe en su vista.

    -Nunca te diré esto, jamás lo aceptaré delante de ti, pero... No te compartiré con nadie, Sage no te apartara de mí, si no… Lo matare- Sonríe, su cosmos ha dejado de ser el de siempre.

    Como si se hubiera vuelto un poco más caótico, pero es capaz de manejarlo, para que nadie se dé cuenta ni la misma Atena.

    Pero… Posiblemente ella ya se ha enterado, teniendo leves sospechas.

    Recostándose a un lado del pelirrojo, no puede evitar mirarlo por la cercanía.

    -Eres muy hermoso… Muy similar a… Soterios…- Parece que su corazón se ablando.

    No sabes lo que tienes hasta que lo vez perdido.

    Se da cuenta al final de todo, que si Gateguard empezará a dudar de sus sentimientos por él, existe alguien que es capaz de aceptarlo con todo lo que ha vivido.

    Una persona que de verdad lo ama de la forma más pura y sincera posible.

    Un caballero dorado, que no tiene malas intenciones, que demuestra ese amor con acciones, no solo palabras.

    Esto hierve la sangre del pelinegro, imaginar que ese carnero decida tomar la mano de Sage, dedicándole una última mirada al patriarca, para solo volverse un simple dorado, sin ningún privilegio con el pontífice, pero… Con un gran amor.

    -No… No lo permitiré…- Cuantos conflictos están pasando por su mente.

    Desistió en el hecho de que los sentientes se involucren, pues perdió la única barrera que le tenía para hacer su voluntad.

    -Obtuviste lo que deseaste…- Ver al cordero dorado plácidamente dormir, lo hace dejar escapar ideas y verdades que no dejara en claro jamás.

    -Tú perdiste desde el inicio por enamórate, pero yo lo hago ahora…-

    Pudiendo ver el cuerpo desnudo del pelirrojo, acariciándolo por primera vez con cuidado, como un cristal tan delicado que lo podría romper en cualquier momento.

    Por fin piensa en esto, cuando con anterioridad le daba igual, las penetraciones tan bruscas que le proporcionaba.

    Esa sangre que varias veces corría por sus pernas, las marcas en hombros, pezones y piernas del ariano.

    Las burlas y humillaciones que Itiá lo obligaba a soportar y hacerlo solo por no abandonarlo.

    Y ahora el mismo patriarca está temiendo ser dejado de lado.

    Que Gateguard lo deje, solo porque encontró el amor.

    -Sage… No permitiré que me lo arrebates- Como si pudiera verlo de frente, dedica esa mirada retorcida de furia y deseos de acabar con uno de esos jóvenes que entreno para volverlo un digno portador de cáncer.

    Para este punto esos momentos inocentes del pasado, donde se demostraba como un mentor bondadoso y amable con sus pequeños pupilos, ha quedado atrás, para dar paso a una persona que ha hecho caso a sus bajos instintos.

    Poseyendo a uno y odiando a otro.

    El único pecado de ambos fue enamorarse de la persona incorrecta.

    Puede que esta noche no duerme por seguir contemplando a su propiedad, a ese dorado que está ocupando sin permiso su corazón.

    Odia sentirse de nuevo así, juro que solo Soterios sería capaz de ponerlo así, pero… Gateguard esta poniendo en tela de juicio este hecho.

    ¿Qué más da?

    Ya han pasado por mucho, como para reevaluar la situación actual.

    Estar odiando a otro solo besar y le dedicara un amor sinceró a Gateguard, aunque este estuviera perdido en su embriaguez y llamándolo.

    Itiá está dispuesto a hacer lo necesario para cumplir sus deseos y ahora con una nueva adición que no puede permitirse que se aleje.

    Tanto por capricho como por necesidad.

    -Si querías un beso…- Se va acercando a ese rostro sonrojado e indefenso –No se lo vuelvas a pedir a otro-

    Le deposita un beso tosco en esos delgados labios, probando un sabor tan deleitante, es diferente en el que el pelirrojo se atrevió a tocarlo.

    Pero no será tan perfecto como aquellos que compartió con su primer amor.

    -Solo yo puedo satisfacerte- Su semblante sigue siendo sínico, pero un cierto brillo en esos ojos oscuros se puede reflejar.

    Decidido en dormir, dándole una pequeña muestra de un afecto que no volverá.

    Abrazar al dormido Gateguard, sentirlo cerca, como un sustituto de aquel quien amo tanto.

    Sin embargo el pelirrojo de esta era, parece que se está ganando su propio espació en ese corazón tan antiguo que parecía marchito.

    ---(Días después)---

    Ambos gemelos entrenando, tratando de pasar el tiempo mejorando, ayudar al menor en no estar pensando en el ariano.

    Pero eso solo ayuda un poco al fin de cuentas.

    Lamentablemente el tema de conversación pueda alterar algo al cangrejo.

    -Wow- Recostado en el suelo por el último golpe de Sage –Si que has mejorado, mira me has derribado-

    -No es la gran cosa, a veces lo he podido hacer- Intentado llevarle la corriente a Hakurei.

    -Ay no te menosprecie, por algo eres el perfecto caballero de cáncer- Sin darle más importancia, se cruza de brazos detrás de la cabeza, para disfrutar de la calma recién instalada entre ambos.

    Solo asintiendo el de cabellos sueltos –Hakurei…- Llamando con algo de pesadez.

    -¿Qué pasa?- Sus ojos cerrados, disfrutando de la brisa se esta mañana.

    -Gateguard…- Hablando tímidamente.

    -Ay no… Sage deja de estar pensando en ese amargado- Frunciendo el ceño, pues nadie hace llorar a su hermanito –Ese que ni te quiere, ni te merece-

    -Sabes que no puedo- Suspira, dedicando una sonrisa triste.

    -Ya sé que eres un terco- Giro sus ojos fastidiado, pero soltando una bocanada de aire por la boca –Y si… He notado como se está comportando-

    -¿Por qué lo está haciendo? Él nunca le ha gustado convivir con los demás de buenas a primeras- Sentándose en el suelo a lado de Altar, con un semblante de verdadera preocupación.

    -Pude… Que quiera hacer un cambio en su vida… O…- Fue rápidamente interrumpido por su gemelo.

    -¿Lo estará obligando?- Sus ojos dirigen una mirada de odio, justamente hacia la dirección de donde se llega alcanzar ser el recinto del patriarca.

    -Mmh… Puede ser- Abriendo sus ojos de golpe, para mirar a Sage –Pero te vuelvo a repetir… Si ellos están en una relación y le pide hacer cosas… Tal vez sea para que deje de ser tan amargado, no quiere decir que nada malo- Intentando ser la voz de la razón, cosa que no es partidario de serlo.

    -Pero… Eso no…- Baja la mirada, pensando con detalle esta situación.

    Por lo que ha visto, esas marcas, el dominio que ha ejercido en el pelirrojo, sabe que... Esto no es para el bienestar de nadie.

    -Si estas celoso es normal, pero no puedes sentenciar su…- Ni siquiera le dejan terminar una oración, cuando ya se encuentra ahora solo –Pero… ¿Qué?- Se gira para todos lados buscando al menor, pues ya no está a la vista.
     
  17. Threadmarks: Capitulo 17 (Enfrentamiento De Dos Corazones)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    1760
    -¿En dónde te metiste Sage?- Intenta localizar el cosmos de su hermano, y lo que descubre, es que se dirige a una velocidad que los dorados maneja, debe ser algo muy peligroso –Pero… ¡¡¡¿QUÉ ESTAS HACIENDO?!!!-

    ---Recinto patriarcal---

    Los caballeros dorados no son tan cuestionados por ir con el patriarca, como lo serían los de menor rango, por eso los soldados rasos lo dejan pasar sin problemas.

    Pensando que el rostro de pocos amigos que se carga cáncer, debe ser por otra razón.

    Por cortesía llama a la puerta del pontífice, pero en este momento no le importa tanto ser amable, necesita poner las cosas en claro.

    Aunque no se lo pida, ni tenga el por qué… Su amor por Gateguard lo dirige a protegerlo con todo el corazón, aunque sea destruido en algún momento.

    Al tener permiso de entrar, lo hace, cerrando la puerta por detrás.

    Obviamente Itiá reconoce perfectamente ese cosmos donde fuera y más por tenerlo vigilado por cualquier cosa.

    Ante sus ojos es un imbécil que desea arrebatarle lo que le pertenece por derecho.

    -Patriarca- Hablando firme el Lemuriano, haciendo la típica referencia.

    Portando la apariencia de anciano, es la que trata de mantener ante los demás que no sea Gateguard o Krest.

    Intentando fingir un poco de tranquilidad, incluso demostrando una sonrisa.

    -¿Qué se te ofrece Sage?- Dejando de lado los pergaminos que revisaba, para prestar total atención al cangrejo dorado.

    -Lo que intente hacer con Gateguard, déjelo ya- No va a perder el tiempo, directo, levantándose para imponer lo que desea explicar, mirando al mayor con cierta molestia.

    Esos ojos verdes oliva no pueden expresar más que un gran enojo, rabia y desesperación, quiere controlarse para no levantar más sospechas, pero es muy difícil hacerlo.

    Con toda la calma del mundo, como si no supiera, a que se refiere el recién llegado -¿Qué cosa estoy haciendo?-

    -Lo es todo- Declara sin más, manteniéndole la mirada firme –Así que deje de estar atormentado a Gateguard- Peligrosamente acercándose al escritorio del patriarca, su paso firme, su cosmos controlado, pero casi a nada de desbordarse, mirando furioso al contrario.

    -¿Te molesta que lo esté entrenando?- Ladea su cabeza, con ese rostro de anciano como si fuera inocente de todo lo que ha hecho.

    -¡¡¡¿ENTRENANDO?!!!- Esto termino por acabar con la temple de Sage -¡¡¡¿VIOLARLO CADA QUE SE LE PLAZCA ES ENTRENAMIENTO?!!! ¡¡¡HACERLO CREER QUE ESO ES AMOR!!!- Dándole igual el respeto hacia el pontífice, golpea con fuerza el escritorio partiéndolo a la mitad y dejando esos pergaminos parte destruidos -¡¡¡ES ENFERMIZO!!!-

    Las palabras se las lleva el viento, se supone que no son capaces de hacer daño.

    Las rocas y ramas pueden romperte tus huesos, pero…

    ¿Qué sucede cuando te están bombardeando con la verdad?

    ¿Duele y molesta?

    ¿Verdad?

    Intentando mantener la calma, aunque el hecho de que le digan lo que en realidad es toda esa falacia.

    Cometiendo esos crímenes horribles, contra un ser que fue inocente hasta caer en sus manos.

    -Sage, no entiendes nada ¿Verdad?- Levantándose de su asiento, tan tranquilo con la pesadez de la edad.

    -¡¡¡¿QUÉ DEBERÍA ENTENDER?!!!- Es extrañó estar hablando con un anciano sobre el abuso que este comete contra el borrego rojo que ama tanto -¡¡¡EL HECHO QUE GATEGUARD ESTÉ LLENO DE MORETONES!!! ¡¡¡SUS LÁGRIMAS QUE OCULTA PORQUE USTED SE LO ORDENA!!! ¡¡¡LE DA IGUAL TODO ESO!!! ¡¡¡¿VERDAD?!!! ¡¡¡SOLO QUIERE HACERLE TODO EL DAÑO POSIBLE PARA QUE NO SEA CAPAZ DE DEJARLO!!!-

    Ahora el pelinegro es quién aprieta el puño, le da tanta rabia que este hombre conozca parte de las marcas que ha dejado en el pelirrojo.

    Recordando obviamente lo que le ha dicho el ariano.

    -¿Quién te crees para hablarme de esa forma?- Se mantiene imponente, demostrando en su arrugado rostro el enojo de esas palabras.

    -¡¡¡DEJE DE FINGIR!!!- Le toma por la túnica patriarcal.

    -¿Sabes lo que esto significa?- Le toma por las muñecas, con la calma de forma fingida.

    -¡¡¡ESO IMPORTARÍA SI FUERA ALGUIEN HONORABLE!!! ¡¡¡PERO LO QUE LE HA HECHO A GATEGUARD!!!- Intenta estar tranquilo, no irse directo a los golpes contra ese sujeto -¡¡¡¿CÓMO PUEDE DECIRLE QUE ESE AMOR ES LO QUE MERECE?!!!-

    -¡¡¡A TI NO TE INCUMBE EN LO MAS MÍNIMO!!!- Elevando su cosmos, para ir cambiando su apariencia a una más juvenil -¡¡¡ESTO SOLO ES ENTRE GATEGUARD Y YO!!!-

    -¡¡¡LO SERIA SI USTED!!!- Señalándolo con el dedo índice -¡¡¡NO FUERA TAN RUIN EN DAÑARLO TANTO!!! ¡¡¡LASTIMARLO, SOLO PARA ATARLO DE ESA MANERA!!! ¡¡¡ÉL… DE VERDAD…!!!- Le duele decir todas estas palabras, le molesta hacerlo… Pues es como aceptar ese enfermizo sentimiento.

    -De verdad me ama- Sonríe de forma sínica –Lo sé, pero esa fue su decisión- Frunciendo el ceño mirando al cangrejo –Tuvo oportunidades si quería irse de mi lado, pero no las aceptó- Sintiéndose triunfante ante el rostro de cólera del menor –Me ama a mí, y tu Sage… ¿Comprendes que has sido derrotado antes de siquiera intentarlo?-

    Su rostro serio, la mirada fría, ocultando detrás un dolor punzante en su corazón y un enojo tan grande porque es verdad lo que ese maldito sujeto dice.

    -Pero esa no es la forma- Su tono algo decaído, intentando seguir con la fuerza –Hacerlo dependiente… Que cree que es la manera- Aprieta su mandíbula, retiñendo el coraje en forma de agua salada –Si sabe lo que Gateguard siente por usted… ¿Por qué no le corresponde?-

    -Gateguard sabe que jamás lo hare- Camina de largo –Así lo quiso, aun sabiendo que jamás le correspondería y…- Bufando sonriente –Aceptó solo ser alguien con quien tengo sexo ocasional-

    Saber lo que el ariano es para Itiá, que solo es un pedazo de carne con el que puede divertirse a gusto todo el tiempo que quiera, para desecharlo cuando se canse de él.

    No lo puede si quiera concebir en su mente, cuando el corazón del cangrejo añora tan solo que Gateguard lo viera como mira a Libra, que le pida un abrazo, que le dedica una sonrisa.

    Sin comprender como no se da cuenta el patriarca, de la fortuna que tiene, que alguien así lo ame, que esté dispuesto a dejar todo de lado solo por permanecer a su lado.

    -¡¡¡¿CÓMO PUEDE DECIR ESO?!!!- Las ondas infernales alrededor de él, está dispuesto a liberar una batalla de mil días contra el patriarca en ese mismo lugar.

    -Te afecta mucho- Dándole igual el cosmos que presenta el curto guardián, como si fuera algo tan insignificante ante sus ojos –Lamentable caballero de Cáncer, enamorarte de alguien que jamás te corresponderá- Su risa burlesca ante los sentimientos del Lemuriano.

    -Pero eso no me impide protegerlo- Enfrentara a quien sea por el pelirrojo.

    -¿Él te lo pidió?- Le mira bastante furioso, que el ariano esté pidiendo la protección de ese idiota.

    -No- Lo mira atento a cualquier movimiento, aunque el este en posición de ataque –Pero por Gateguard soy capaz de hacer lo que sea-

    -¿Es una amenaza acaso?- Su sonrisa de burla se proyecta para molestar al otro.

    -Es una advertencia- Esos ojos verdes, mira atento el otro, que lo enfrenta con sorna.

    -Ja, una advertencia- Cruzado de brazos, delante del pecho -¿Qué puedes hacer?-

    -Mucho más de lo que cree- Su tono denotando el nivel de fuerza que podría ejercer en cualquier momento.

    -Ja, ja, ja, no me hagas reír- Frunciendo el ceño, pues nadie lo amenazará de esa forma, acercándose al otro de una forma para infringir temor –Tu no harás nada, porque sé que prefieres mantener el honor de Aries-

    -Entonces… Solo amelo… No le haga más daño, solo intente hacerlo feliz- Su mirada aun sostenida con la del pelinegro, pero su voz algo derrotada, pues reconoce que no sería capaz de dar forma al corazón de pelirrojo sin hacerlo sufrir.

    -No hare tal cosa-

    -Entonces… Hare lo que sea para proteger a Gateguard aunque… Terminé odiándome- Se aparta del patriarca, desviando la mirada, lanzando un doloroso suspiro.

    -Eres un idiota-

    -Puede que lo sea… Pero al menos no lastimo cada día a quién me ama…- Mira atento al pelinegro –Si Gateguard me amara a mi… Lo hará feliz sin importar nada- Serio –Usted es el verdadero idiota por no apreciarlo-

    Sin más el cangrejo sale del recinto patriarcal para dejar a un muy enojado caballero de Libra, dándose cuenta a duras penas con la poca conciencia que le queda que si ha estado cometiendo mal.

    Pero su maldito orgullo le dicta lo contrario.

    Odia que Sage se declaré ante él como su rival, aunque en cierta forma no existe forma de que Gateguard se fija en él, pero sabe que es capaz de hacer tantas cosas.

    Después de todo, Itiá fue responsable de entrenar también a los gemelos Lemurianos como lo hizo con el pelirrojo.

    Reconoce sus fortalezas, pero conoce sus debilidades por igual.

    Y eso puede ser peligroso.

    -No me vas a ordenar hacer nada- Enfureció por no poner en su lugar al cuarto guardián, pero sus labios forman una curva para sonreír, pues de alguna forma gano a la vez –No podrás apartarlo de mi lado, antes acabare contigo- Sus ojos oscuros, como si dieran un brillo siniestro hacia la dirección que el cangrejo ha tomado.

    ---En alguna parte del santuario---

    -Krest, ¿Tú también lo sientes?- El suave tono de una mujer, hablando con calma.

    -Si- Asintiendo de forma seria, mirando justamente hacia el recinto patriarcal.

    -Puedo sentir que Itiá… Se consume en una gran furia…- Es una Diosa capaz de sentir el dolor de sus caballeros -¿Has hablado con él?-

    -Sí, Diosa Atena, pero fuera de un pensamiento algo incoherente, no había notado nada malo antes- Suspira pues está ocultando bastante información, pero que no cree relevante en este caso.

    -No quisiera tomar medidas antes de tiempo, pero…- Cierra sus ojos, pensando seriamente que podría hacer para ayudar al pelinegro, pues en su corazón aun es ese caballero dorado de hace trecientos años, jurado por el amor y justicia en la tierra.

    -No se apure- Hablando firmemente el caballero de acuario, con una determinación en su voz para tratar de reconfortar a la Diosa –Yo me ocuparé de Itiá, lo hare entrar en razón... Se lo juro- Cierra sus ojos para demostrar calma, aunque por dentro esté pensando en mil formas de devolverlo al camino.
     
  18. Threadmarks: Capitulo 18 (Lo Se Y Hare Algo)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2637
    Promesas que se hacen, que desde luego tienen el objetivó de cumplirse, pero… A veces lo ya escrito debe seguir como tal.

    No se puede cambiar el trascurso de lo ya establecido.

    Los días transcurren con normalidad, aunque no se puede llamar por completo así.

    Cierto caballero dorado se ha encontrado más amistoso y partidario a convivir con los demás compañeros de armas.

    Eso ya de por si es raro, pero… Que estos mismos no se lo tomen a raro, es lo confuso.

    Algo pareciera estar nublando la perspectiva de cada uno, la forma de ser, como si desde un inicio todos fueran buenos amigos, cuando obviamente por parte del ariano las cosas para trabar una amistad no las hacía nada fácil.

    Sin embargo existen aquellos que si lo toman de peculiar.

    Uno de ellos es quien comparte edad similar a los años del patriarca, que sigue el juego de entablar una amistad con el pelirrojo, pero no deja de lado que esto sin duda es obra de alguien antiguo.

    Decidido a subir los escalones que faltan para llegar hasta donde el patriarca se encuentra, confrontarlo será la mejor manera de saber la verdad o entender que pretende.

    Sigue mostrándole respeto, pero hasta cierta forma… Pues Itiá se ha ganado el desdén de Krest por tantas cosas que ha hecho.

    ---Sala patriarcal---

    Entrando como de costumbre, haciendo una pequeña reverencia, sin dejar de ver al pelinegro.

    Una ligera sonrisa se dibuja en sus labios, se imagina a lo que ha venido acuario, pero jugaría con la idea, al igual que este.

    -¿A que debo tu visita?-

    -Creo que no existe necesidad de explicaciones- Se levanta de aquella reverencia, para encarar al patriarca de apariencia mayor.

    -Me perdonas… Pero creo que mi memoria ya no es lo que solía ser antes- Con burla aún sigue hablando, tentando así la conversación para continuar.

    -Últimamente Gateguard está muy amistoso con los demás- Frunce el ceño, acercándose con paso firme, provocando que el sonido del metal chocando resuene -¿Eso no te molesta?-

    -¿Por qué debería de molestarme?- Sonríe observando desafiante a Krest.

    -No has terminado tu relación insana con Gateguard, sé que no eres de compartir con los demás tus parejas- Sin duda sospecha que algo malo está planeando el hombre delante, pero no puede encontrar ni una pizca de maldad en su cosmos por el momento, ni siquiera lo nota alborotado.

    -Ja, no tiene nada de malo que quiera ser más amigable con sus camaradas- Posando ambos codos sobre la mesa, apoyando su mentón en sus manos entre lazadas –Podrá ser favorable para él-

    -¿Qué pretendes?- Va directo al grano, fijando sus ojos en los oscuros de Itiá, busca una respuesta y tratara de conseguirla.

    -No pretendo nada- Sonríe de forma burlesca, casi como si le dijera que va en el camino correcto, pero aun así no ganara –Solo soy un anciano, que tiene el puesto patriarcal y lo trato de mantener así, hasta que el próximo sucesor llegue-

    -Itiá de Libra, en algún punto de nuestras vidas, te admire, me encariñe contigo y vi en ti un ejemplo a seguir- Su tono denota tristeza y nostalgia, como añorando aquella época en donde estas situaciones no ocurrían -¿Qué paso con esa persona?- Pensando rápidamente, si apela a los recuerdos podía ganar algo de ventaja para sacarle información.

    -Los tiempos cambian, las personas igualmente, pero la fidelidad hacia Atena esa no se ha ido- Alza su vista, para enfrentarse a los ojos verdes que igualmente le desafían.

    -Ojala pudiera creerte- Cierra sus ojos, cruzado de brazos, dejando escapar un sonoro suspiro.

    -¿Dudas de mi buena voluntad y lealtad hacia Atena?- Sintiéndose ofendido por las palabras.

    -Creo que queda bastante evidente mi postura- De alguna manera, con esta conversación, que encierra más de lo que cualquier persona pudiera apreciar, Krest de acuario ha conseguido encontrar una verdad, que es muy clara.

    -Si dudas de mí, estas dudando de la misma Atena- Levantándose del trono patriarcal, para caminar a la par del de cabellos castaños -¿Debería considerarte como un traidor?-

    Sin tomar en cuenta las palabras del patriarca, le da la espalda a este, demostrándole que las amenazas vacías que le han lanzado no significan nada para él.

    -Itiá, sé que tú deseas la paz a toda costa en el mundo, o al menos eso creí que deseabas antes-

    Con estas palabras, camina hacia la salida del recinto patriarcal, dejando al antiguo Libra con las palabras en la boca.

    Más poco le importa al acuariano, las amenazas de este hombre, que ha dejado de ser aquel que alguna vez tuvo un corazón benevolente y puro.

    Observando como su contemporáneo se va de la sala patriarcal, sintiendo cierta furia en contra del acuariano, pero… Cambiando su mueca al momento de estar a solas.

    -Querido amigo… Aun deseo la paz en la tierra… Pero… La manera en la que la conseguiremos no será de la forma en que Atena lo desea- Una mueca de felicidad se dibuja en sus labios, su arrugada piel deja ver la emoción de la que goza, sin duda será protagonista de un evento muy importante, en que podrá verse como un mártir.

    Por el momento, parece estar guardando parte de su cosmos, por lo cual… Su figura juvenil no se ha presentado, dejando solo la apariencia anciana como su genuina mascara.

    Una persona que alguna vez deseo la paz en este mundo, se ha dejado corromper por algo más que el deseo sexual, y tiene quien lo pueda ayudar en esta ambición.

    Sus pasos de anciano se encaminan hacia una ventana cerca de su escritorio, tranquilo y sereno, ha si se mantiene para no levantar sospecha alguna.

    Desde esta altura, en este punto, puede ver sin ningún problema hacia el santuario completo, admirándolo, no alcanza a ver a todos de forma nítida por la lejanía, pero si contemplar sus figuras y cosmos.

    -Solo deben entender, que todo lo que se hará es por el bien de la misma humanidad- Esas palabras dedicadas al mundo entero, como si quisiera convencerlos de que aquello que llevara a cabo es la única opción, denegando la voluntad de la misma Atena.

    -Gateguard… Estas haciendo un buen trabajo-

    ---Bosque cercano al santuario---

    En la soledad que le agrada, después de haber realizado las peticiones de quien su corazón se ha apoderado, solo requiere un breve momento de paz.

    Podrá estar haciendo esto por Itiá, pero… Se le dificulta tanto en tener que convivir con aquellos que rechazo siempre por sus propias decisiones.

    No le gusta la compañía de otros, solo la del patriarca es agradable a su parecer.

    Todo por él, lo que requiera, lo que necesité, Gateguard tratara de hacerlo realidad.

    Desea tanto complacerlo, que ha entregado su propia alma a otro Dios, para obtener la paz que tanto anhela Itiá en el mundo.

    Tanto es así, que estando en este pequeño rincón de naturaleza fresca, los árboles frondosos y a algunos metros de distancia un hermoso lago se deslumbra, con los precisos rayos de luz solar.

    Sentando en el suelo, portando su armadura dorada de la primera constelación, estira su mano para que una mariposa, de una tonalidad morada que con el reflejo de su vuelo pareciera tornasol, divisando varios colores a la vez.

    Ha esto ha accedido, y está bien por él.

    -Lo que sea para verlo sonreír- Juega con ese animal que no pertenece a este mundo, contempla como si fuera un bello espectáculo, se han acostumbrado mutuamente a su presencia.

    Piensa en el plan ya establecido, en cierta forma no le agrada en lo más mínimo, pero… Es lo que el patriarca le ha ordenado.

    Ese día se acerca, en donde el santuario vera que existen más formas de encontrar una paz eterna, no siempre se debe obedecer a la deidad que por su causa el mundo ha tenido que soportar tantas calamidades.

    Del lado derecho de su rostro, el ala de una mariposa se dibuja, en su piel, el color morado resalta.

    Le gusta esta sensación, al principio temía en su corazón y estaba haciendo lo correcto pero el patriarca calmo sus inseguridades, con amor retorcido pero que ambos aceptan ya en este punto.

    En su privacidad, se encuentra bien… Calma a su acelerado corazón, le hace feliz ayudar al patriarca, le molesta tener que convivir con los demás dorados, pero se contiene en decir sus verdaderos pensamientos ante las tonterías que le cuentan.

    Se da cuenta que son sumamente ingenuos por confiar tan a la ligera en alguien que siempre los desprecio en compañía se tratarse, pero… Al ser un camarada de armas, no lo piensan ni una sola vez.

    Cierra sus ojos, el sol apenas si lo alcanza por entre las hojas de los frondosos árboles, siente esa calidez solar tan agradable, deseando dormir un momento en ese lugar, sonriendo por lo que está realizando.

    -Hare lo que sea… Para complacerlo- Repite esas palabras con suavidad, recargándose en el tronco del árbol.

    Su corazón enamorado no lo deja ver la maldad que esta por apoyar, y si lo hiciera, no haría nada más… Acepta la sola voluntad del patriarca, es su nuevo dogma.

    La tranquilidad del lugar, el sonido del escaso viento, lo hace sentirse tan seguro en ese punto, por lo cual no sintió para nada el hecho de que un cosmos se acerca a una gran velocidad.

    Que sin duda es para buscarlo, con desesperó.

    Quien va hacia su presencia, proyecta las manos temblorosas, frunciendo el ceño, preocupado por lo que encontrará.

    Teniendo tantas dudas, las preguntas que solo el primer guardián podrá responderle, pero sabe que no lo hará… La fascinación que este lleva por el patriarca, solo le carcome el alma enamorada, pero… No importa si tenga que suplicarle o raptarlo en este mismo momento.

    No dejara que Itiá le haga daño… Sin embargo, no sabe si está listo para ganarse más odio del hombre que ama.

    Fue solo cuando los pasos se acercaron de manera inevitable, es el momento en que reacciono, apenas si para alejar aquella mariposa y que la marca en su rostro se desvanezca.

    Pero su sorpresa solo aumento, cuando al ver de quién se trata, sintió como esas manos lo sostienen por los brazos, para encararlo hacia su rostro.

    Los ojos verdes se contraen ante la cercanía de aquellas olivas, que parecieran llorosos por la preocupación hacia el Aries.

    Nada de esto es su forma habitual de actuar.

    -¡¡¡¿QUÉ PASA GATEGUARD?!!!- Aprieta su mandíbula, sintiendo que el pelirrojo es obligado a algo demasiado ruin -¡¡¡¿POR QUÉ HACES ESTO?!!! ¡¡¡TÚ NO ERES ASÍ!!!-

    Retrocede, quiere alejar su rostro del contrario, pero… Le es imposible ahora, Cáncer hace mayor presión y fuerza, para evitar que se aleje.

    -¡¡¡¿DE QUE ESTAS HABLANDO?!!!- El enojo solo se incrementa, frunciendo el ceño, para dar a entender que esto le desagrada tanto.

    -¡¡¡¿POR QUÉ DEJAS QUE SIGA HACIENDO LO QUE QUIERA CONTIGO?!!! ¡¡¡A TI NO TE GUSTA TRATAR CON LOS DEMÁS Y AHORA LO HACES!!!- Sus ojos color oliva, se fijan en el dulce rostro del pelirrojo, soltando uno de esos brazos que a parecer de Sage son delicados, para acariciar ese rostro -¡¡¡SI TE ESTA OBLIGANDO HACERLO, SOLO DIME… YO TE JURO QUE TE PROTEGERÉ DE ÉL!!!-

    Levantarle falsos al patriarca es algo que no va a permitir, más si está tocándolo sin su permiso, con un solo golpe, en donde concentra su cosmos, para apartar de una buena vez al cangrejo dorado.

    -¡¡¡EL PATRIARCA NUNCA ME HA OBLIGADO A NADA!!! ¡¡¡YO HAGO LO QUE DESEO, TÚ NO TE DEBES METER EN MI VIDA!!!- Su furia se puede reflejar en sus facciones, y cosmos embravecido -¡¡¡PARA MÍ NO ERES MÁS QUE UN ESTORBO!!!-

    -¡¡¡SI, GATEGUARD!!!- Le da igual los insultos y que defienda al otro, no va a quitar el dedo del renglón con lo que siente -¡¡¡PUEDO SER LO QUE TU QUIERAS, PERO… ME PREOCUPAS MUCHO, NO PUEDO QUEDARME SIN HACER NADA, CUANDO VEO QUE HACES ALGO QUE NO TE GUSTA!!!-

    -¡¡¡TU NO CONOCES NADA DE MÍ!!!- Cierra sus ojos, girando su rostro para otro lado, listo para irse de una vez, no está interesado en aguantar reclamos de un idiota que no tiene derechos sobre él.

    -¡¡¡CLARO QUE TE CONOZCO!!!- Sage evitara que se vaya, sujetándolo de nueva cuenta por el brazo, pero esta vez aprisionándolo con un abrazo, para demostrarle de esta manera un sentimiento cálido de amor genuino según el cangrejo –Por eso… Gateguard… Me duele tanto que tu forma de ser este despareciendo…-

    Obviamente Aries no se tomara esto de buena manera, que alguien que no sea Itiá lo esté abrazando de esa manera y dedicándole dulces palabras que en su parecer son vomitivas.

    -¡¡¡SUÉLTAME!!!- Exige su libertad, no va a soportar este comportamiento de nadie que no sea el patriarca.

    -¡¡¡SOLO LO HARE SI ME RESPONDES!!!- Esta en un estira y afloja con el pelirrojo, pero… No se dará por vencido, quiere ver a quien ama de la mejor forma.

    Ya ha hablado con el patriarca, que de verdad le demuestre amor al ariano, que no solo lo lastimé y hiera, pero parece ser que sus palabras fueron tomadas a juego, entonces procederá a su siguiente plan.

    -¡¡¡NO TENGO NADA QUE RESPONDERTE!!!- Interpone sus manos entre el cuerpo del cangrejo y el propio, pero al parecer su fuerza no está siendo suficiente, extrañándole, sin embargo aun con la nueva gracia que ha obtenido, le ayudaría mucho, más si lo hace, evidenciaría todo.

    -Si no lo haces… No me dejaras otra opción…- Su tono de voz tiembla, tímido ante lo que está pensando, pero no le molesta realizarlo, sus mejillas sonrojadas, su corazón late demasiado rápido, le duele… Le lastima tanto no ser la persona que ama su pelirrojo, pero… Puede ser la persona que lo proteja.

    -¡¡¡¿ACASO ME ESTAS AMENAZANDO?!!!- Aprieta sus puños, estará listo para darle un buen golpe en el rostro -¡¡¡SI QUIERES UNA BATALLA DE MIL DÍAS CONTRA MÍ, ESTÁ BIEN!!! ¡¡HAGAMOS…!!!- Sin terminar de completar la oración.

    Ha probado esos labios, sabe que está sumamente mal hacerlo sin su consentimiento, que recibirá un golpe, la concentración del cosmos del pelirrojo en su cuerpo, pero eso no le importa.

    No sabe de qué forma mostrarle cuanto lo ama, se lo ha confesado, pero no dejara de demostrárselo de ninguna forma, no comprende por qué deja que alguien lo lastime tanto.

    Si esta es la única forma de al menos probar sus labios, intentar hacerlo, entender que su amor no tiene condición alguna…

    Que no necesita ante él, tener que entregar su cuerpo, jamás lo degradaría a solo un objeto sexual, ni lastimarlo de alguna forma.

    Si confiara solo en su corazón, ruega con ese beso que sabe que está sumamente mal robarlos, pero… Ya no sabe cómo hacerlo entrar en razón.

    La otra forma que le queda es… Llevárselo muy lejos del santuario e impedirle que se vaya… Aunque estaría yendo demasiado lejos y no estaría siendo diferente al patriarca.

    Derrama sus lágrimas, por el sufrimiento del ariano, lo sujeta con fuerza de la espalda y cintura, para que no escape, quiere que entienda su sentir a como dé lugar.

    Si abriera sus ojos, si Sage pudiera observar que el rostro del pelirrojo, esta sonrojado, aunque su ceño fruncido está presente, sus manos tiemblan ante ese contacto tan cálido y dulce que anhela tanto.

    ¿Sera que un nuevo sentimiento surge?

    O…

    ¿Solo es el miedo por saber que el patriarca lo castigará?

    Aunque eso último se sabe que no es algo que le molesté del todo.
     
  19. Threadmarks: Capitulo 19 (Inicia El Plan)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    2655
    Ese beso, pareciera durar mucho más que solo unos segundos.

    El deseo de que fuera así, viniendo principalmente del Cangrejo dorado, y hubiera continuado, si no fuera por el brusco empujo de parte del Ariano.

    -¡¡¡BASTA!!!- En ese momento hace uso de toda su fuerza, es capaz de derribar al cuarto guardián de esta generación, sus manos delante, desviando la mirada, odia sentirse tan expuesto, las mejillas sonrojada, la respiración que se pierde por un contacto muy pasional que no esperaba, el latir de su corazón descontrolado, no lo quiere sentir así por alguien que no sea Itiá.

    -Lo siento… Pero ya no me puedo controlar…- Deja escapar sus palabras, levantándose despacio del suelo de aquel bosque, demostrando unas mejillas rojas, sus ojos fijos en el pelirrojo.

    No esperaba admirar de nuevo esa adorable belleza que conoció en esa noche de embriaguez, cuando su corazón sintió la primera punzada de dolor y conocer los sentimientos de ese borrego malhumorado.

    -¡¡¡PARA DE DECIR ESTUPIDECES!!!- Esta realmente furioso, nadie le roba un beso y se sale con la suya, aunque este hombre ya lo ha hecho tres veces.

    Gateguard se odia a si mismo por sentirse tan inseguro, que su corazón lata de esta forma repentinamente, por un beso que no pidió, ni deseo, pero ahora ya no esta tan seguro.

    -Gateguard…- Lo llama con un tono suave y dulce, acercándose peligrosamente, no le importa cuántas protestas existan, no quiere perderlo en ningún momento, ya no lo dejara ir –Por favor… Dame solo una oportunidad de hacerte eternamente feliz-

    -¡¡¡JAMÁS LO LOGRARAS!!! ¡¡¡MI FELICIDAD ESTA CON EL PATRIARCA!!!- Se intenta apartar del Lemuriano, interponiendo su propio cosmos entre ambos.

    Teme tanto perderla cabeza con otro beso, no sabe que más hacer, la culpa lo vuelve a consumir, no pidió esto, pero ahora, una parte de su ser se siente ansioso por volver a probar los labios de Sage.

    -¡¡¡DÉJAME INTENTARLO!!!- No le interesa salir herido, hacer lo que sea, incluso sentir el golpe feroz del carnero dorado.

    Las lágrimas salen de esos tristes ojos, que ruegan por una oportunidad de demostrar su amor, sus sinceros sentimientos que desea trasmitirle al pelirrojo.

    Baja la mirada, le duele este desprecio, pero más… Que sufra por un maldito amor, que ha maldecido desde el momento que supo, el dolor que padece su amado ya no debe continuar.

    -Sabes… Que te amo tanto… Que haría cualquier cosa para protegerte, incluso desafiar al patriarca por ti- Un suspiro triste, aquellos ojos verde oliva, observan con suma ternura al ariano, quería tocar su suave rostro con todo el amor posible, la sinceridad en sus palabras que se demuestran en acciones, si se lo permitirá, jamás lo haría llorar.

    -Olvida ese sentimiento- Por primera vez, Gateguard habla de forma serena ante las revelaciones amorosas del Lemuriano –Serán intitules, yo no puedo traicionar al patriarca, yo lo amo y aunque no lo haga él…- Una sonrisa triste se dibuja en su rostro, tanto dolor por que su amor no es correspondido como esperaba –Yo jamás dejare de estar a su lado-

    -¿Aunque te lastime?- No comprende como alguien pueda aceptar ese tipo de amor, es algo que nadie debería hacer.

    Pero es una ley de la vida, todos aceptamos el amor que creemos merecer, sin importar que…

    Esa es la razón por la que debemos amarnos a nosotros mismos, así sabremos qué es lo que merecemos en realidad y no conformarse con menos, nunca.

    -Es la única forma de estar a su lado- Confiesa sin muchas ganas, pero es mejor acabar con esto, antes de proseguir a la siguiente fase del plan –Así que… Aunque me usé a su antojo, por mi está bien, mi cuerpo y corazón solo le pertenecen a el patriarca… Espero que lo entiendas, pues será la última vez que te lo diga, déjame en paz Sage- Su tono se volvió un tanto agresivo, su mirada verde la cual ha perdido su brillo inicial, porque su amor no sea correspondido como lo desea, pero lo soportara.

    -No…- Susurra, frunciendo el ceño, sus puños cerrados, apretándolos con toda la fuerza posible, el cosmos del cangrejo dorado se intensifica volviéndose sumamente agresivo, se ha cansado de esas palabras, de cómo ver a quien ama, que no entienda que en ese lugar donde está, no le corresponde, porque no merece ser maltratado.

    -Sage, ya basta- Habla firme, por la reacción del cosmos ajeno, entiende perfectamente que esto es malo.

    Este Lemuriano que siempre actúa de manera tranquila y sensata, interponiendo la razón antes que los sentimientos en muchas ocasiones o actuando de una forma tan dulce como el sabor de cualquier fruto rojo.

    Ya ha sido demasiadas veces rechazado, y por alguien que a su parecer no merece tener un amor tan sinceró y puro como el que posee de Gateguard hacia el patriarca.

    -Gateguard- Ignora la primera defensa que había puesto, soportando el ataque, es suficiente para él –No te dejare ir esta vez- Sujeta los brazos del pelirrojo, infringiendo algo de fuerza en esa presión, el árbol detrás de Aries sirve para impedirle huir.

    -¡¡¡¿DE QUE ESTAS HABLANDO?!!!- Forceja con el cangrejo, pero se sorprende que no pueda moverlo ni un solo centímetro.

    Esta es la verdadera fuerza de Sage, la que es regida por un sincero sentimiento, invadida por el dolor del sufrimiento de quien tiene su corazón, cegara su juicio solo para proteger a Aries.

    Ya no lo dejara decidir por sí mismo, cuando todo lo que ha hecho es sufrir por un maldito hombre de más de trecientos años que solo lo usa a su mero antojo, hiriéndolo a gusto y placer.

    -Iras conmigo- Un tono de voz ronca, sumamente diferente al del Sage de siempre, incluso su mirada con un tono seductor y tenebroso.

    -¿A… Dónde?- Es tan aterrador ver esa expresión del cangrejo, parece irreconocible.

    -A Jamir, a tu país de origen o a donde sea- Acerca su rostro al del pelirrojo, para suplicarle entienda que esto lo hace por su bien –Solo estemos juntos, olvida a quien te hace daño, quédate a mi lado, te lo suplico- Aflojando su agarre de esos brazos pálidos, para llevar una de sus manos hacia la mejilla sonrojada de Aries y acariciarla para demostrarle que no le tenga miedo.

    Odiando a ese árbol con todas sus fuerzas, pareciera olvidar que su cosmos esta al mismo nivel que el del hombre delante, es solo que la impresión de esta cercanía y acción combinada con palabras de promesa, que en Sage sin duda son verdaderas y podrían cumplirse.

    No aparta su rostro de ese toque, es cálido y suave… Pero aun así… Unas pequeñas lágrimas amenazan con salir de sus orbes verdes.

    ¿Acaso está emergiendo un sentimiento que lo hace sentir ilusionado?

    Una ilusión por la cual el brillo de sus ojos se vuelve a evidencia.

    -No, Sage… Para esto…- Aparta su rostro, por fin reacciona como debía ser, según por fidelidad, mordiendo el labio inferior, con el corazón desenfrenado, y manos temblorosas –Jamás me iré a ningún lado contigo, yo… Debo quedarme en el santuario, al igual que tu… ¿Nuestro juramento hacia Atena… Acaso no importa?-

    –Te demostrare lo que es un verdadero amor, no te dañare, no haremos nada que tú no quieras…- Pareciera que ha ignorado las palabras, no quiere pensar en lo obvio –Solo quiero complacerte… Hacerte feliz, mi amor… Solo te pertenece a ti, nunca te haría llorar… Por favor, solo te pido permanecer a mi lado, olvida al patriarca…- Una súplica de nueva cuenta, su corazón vuelve a calmarse.

    Sin embargo en la mente del pelirrojo, haber usado esas palabras.

    “Olvidar al patriarca”

    ¿Cómo podría hacer una cosa sí?

    Su corazón jamás lo permitiría, un amor enfermizo que se ha convertido algo tan puro, al probar las deliciosas del sexo con la persona que amas, aun sin ser correspondido, lo aceptas por completó.

    -¡¡¡OLVÍDALO!!!- Con todas sus fuerzas y haciendo uso de su cosmos, lo aparta con todo lo que tiene, pero no para herirlo, al parecer este borrego está cayendo en ese cálido sentimiento que Sage ha despertado en él.

    -¿Gateguard?- Llamándole la atención esta situación, sus ojos se abren con cierta sorpresa.

    -¡¡¡YA DÉJAME EN PAZ!!!- De nuevo el alzar la voz desesperado, pero con una diferencia que no querría ver el cangrejo nunca.

    El llanto, las lágrimas cayendo.

    Claro que piensa eso, seria posiblemente más feliz con Sage, porque él lo amaría de forma sincera, le demostraría que es lo más preciado para él, jamás le haría daño, ni lo haría sentir menos que basura.

    Sin embargo en el terco y desolado corazón del pelirrojo, eso no puede existir… Permitirse enamorar de alguien que no sea el patriarca.

    Pero no traicionara al patriarca, no lo hará… Lo ama con todo su corazón, se siente sucio de solo imaginarse a lado de alguien más.

    De haber recibido un beso que no sea del patriarca, le provoca un malestar muy grande en su estómago, que quiere aguantar, y hacerlo desaparecer de una vez.

    -Dijiste… Que nunca me harías llorar y… Lo estás haciendo…- Su voz entre cortada, el cuerpo temblando, las lágrimas cayendo por aquellas mejilla del mismo tono del cabello.

    Esta imagen parte en dos a su corazón, le ha hecho daño… Igual que en esa misión de regreso, hacerlo llorar es algo imperdonable, pero… Ya está…

    ¿Qué más puede hacer el Lemuriano?

    Sus manos desean alcanzar al ariano, abrazarlo y disculparse… Comete los mismos errores del patriarca, lo hiere, lastima…

    Ahora no se siente digno de protegerlo, mas no fue su intención, solo deseaba ofrecerle su corazón y un nuevo mundo de oportunidades solo los dos.

    ¿Habrá sido muy atrevido?

    ¿No lo pensó bien?

    Se dejó llevar por sus sentimientos y lastimo a alguien que ama…

    -¡¡¡JAMÁS QUERRÍA HACERTE DAÑO!!! ¡¡¡YO…!!!-

    -¡¡¡solo aléjate de mí!!!- Expande su cosmos enfurecido, para que el cangrejo no se atreva a acercarse -¡¡¡NUNCA PODRÁS HACER CAMBIAR LO QUE SIENTO!!! ¡¡¡YA DATE POR VENCIDO!!!- Poniendo esa distancia, es como Aries logra salir del perímetro del agarre de Sage, se alejaría a cumplir el destino que ahora posee.

    -¡¡¡NO LO HARE!!! ¡¡¡NO ME DARÉ POR VENCIDO!!! ¡¡¡PERO… TAMPOCO TE QUIERO HERIR!!! ¡¡¡GATEGUARD DATE CUENTA QUE MERECES LO MEJOR!!!- El ruego de sus palabras, suenan de nuevo tristes, pero con la mayor precaución de reparar su error.

    -¿Tu que puedes saber que es lo mejor para mí? O ¿O que merezco?- Dándole la espalda, tocando el tronco de un árbol, sus lágrimas salen de sus orbes verdes, desesperado por irse y solo volver a los brazos de Itiá, en donde siempre es reconfortable y rudo el ambiente –Tú no sabes quién soy, ni de lo que soy capaz-

    -Serias incapaz de hacer algo malo, te conozco y tu naturaleza es pura, tienes un corazón que solo desea amor… Gateguard yo…- Sus pasos deseando ir hacia el pelirrojo, más se detiene repentinamente.

    Un cosmos embravecido, furioso, con deseos solo de sangre y muerte, acabar con todo lo vivo, es lo que Sage contempla ante sus semblante confundido.

    ¿Por qué aquello viene del pelirrojo?

    Es imposible que sea cierto.

    -No conoces nada sobre mí- Esas son las palabras que el pelirrojo deja escapar, antes que se pierda ante los ojos oliva del Lemuriano.

    Se aleja lo más rápido posible, es mejor así… Solo debe concentrarse en buscar el perdón del patriarca, complacerlo después de su falta, no solo con su cuerpo, si no con su fidelidad.

    Haría lo que fuera y está por demostrarlo, aunque le duele hacerlo… Cumplirá su palabra y al final ambos estarán juntos.

    Aquel Lemuriano de cabellos lacios y de un tono blanquecino, jugando en el viento esas hermosas hebras, siente como el cosmos se dispersa, la maldad que sintió, es perteneciente a su amado pelirrojo.

    No podía ser… Se niega a creer lo que ve, lo que puede sentir, es simplemente imposible… Gateguard no podría hacer algo a de ruin ante sus ojos.

    Quería derrumbarse en ese lugar, cometió muchos errores en menos de diez minutos…

    Hirió a Gateguard, sus lágrimas él mismo las provocó y eso jamás se lo perdonaría en lo más mínimo.

    Pero… Al fijarse bien… Sage no provocó ese grado de malicia en Aries…

    -¿Qué fue… Lo que Itiá te ha hecho?- Presiente que algo está por ocurrir y solo logro provocar que aquello se aveciné más pronto de lo que debería.

    Temeroso en haber hecho peor daño en su borreguito, aunque no sea suyo… Ya lo considera como tal.

    Desea protegerlo y… Si el patriarca ya lo ha corrompido, de alguna forma lo hará reaccionar, costara lo que costara.

    Debe levantarse de su propio lamento, actuar como un caballero dorado.

    Pensar con la cabeza y no solo con el corazón.

    Si ha notado un cosmos maligno, en uno de sus compañeros debe ser informado, pero obviamente el patriarca ya no es un símbolo de confianza ante él.

    Es mejor llevar esta información hasta la misma Atena, es la única que podría tener una solución factible y… Tal vez… Salvar a Aries de esta forma.

    ---Sala Patriarcal---

    Entre la presencia de vario caballeros dorados, el pontífice de esta época, perteneciente a generaciones anteriores, se encuentra comunicándoles algunos datos importantes.

    Informando que un cosmos maligno a estado invadiendo las cercanías del santuario.

    Algunos mencionando que lo han sentido.

    Pidiendo el concejo del patriarca.

    Elaborando algún plan que les ayude.

    Saber que Atena está en completa seguridad, es lo que se atreven a preguntar.

    -¿Qué podemos hacer?- Francisca de Tauro, demostrando su ceño fruncido y listo ante cualquier respuesta.

    -No se preocupen- La voz de aquel anciano, trasmite paz a los allí presentes, con una sonrisa intentando ser genuina –Nos debemos mantener en nuestras posiciones, estar atentos por si debemos enfrentarnos a nuestros propios camaradas-

    Esas palabras no sonaban para nada tristes, ni siquiera que ocasionen un sentimiento de angustia en su voz.

    Los demás allí presentes, confundidos ante esta revelación.

    ¿Luchas contra sus propios camaradas?

    ¿Significa que uno de ellos es el que está detrás de esto?

    ¿Cómo era posible no haberlo visto antes?

    El tiempo de pensarlo a detalle se ha ido ahora.

    El sonido de las puertas abriéndose de golpe, muestra al primer caballero dorado, justamente el que custodia Aries.

    Su porte serio se demuestra, la cara de pocos amigos de nuevo en su ser.

    Los ojos de sus camaradas de armas se posan en él, cosa que le es indiferente por completó.

    Camina entre ellos sin darle mayor importancia, para hacer una reverencia ante el de mayor poder, inclinándose como todos, para después ponerse de pie y unirse a la reunión.

    O eso se podría pensar…

    No dudo más…

    Acata la orden del patriarca, aunque doliera su corazón, no iría en su contra…

    Tenían una promesa de volverse a ver sin importar que.

    Si le ayuda con esto, le demostrara que está de su lado, que jamás lo traicionaría, su amor es sincero y puro.

    Todo lo que Gateguard representa es solo para Itiá, por él y para él.

    -¡¡¡GATEGUARD!!! ¡¡¡¿QUÉ FUE LO QUE HICISTE?!!!- Las palabras de molestia de uno de esos caballeros presentes.

    -¡¡¡¿CÓMO TE ATREVISTE ATACAR A SU ILUSTRÍSIMA?!!!-

    -¡¡¡TÚ ERES EL TRAIDOR ENTRE NOSOTROS!!!-

    Sus manos están manchadas de sangre ahora.

    ¿Se arrepiente?

    Posiblemente, la persona que ama es la que yace sin vida, por sus propias manos.

    Pero es lo que quería Itiá, lo que de verdad deseaba para proseguir con lo que planea.

    Aries seguirá sus órdenes aun después de esta muerte.

    -No solo yo…- Sus palabras tranquilas, su rostro sin expresión, dejando ver del lado derecho aquella marca de mariposa del inframundo.
     
  20. Threadmarks: Capitulo 20 (No Lo Creo)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Usuario común

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    403
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Obedéceme
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    1872
    En ese instante, todos sintieron como el cosmos del patriarca se desvaneció del santuario, acto seguido alarmando a los demás caballeros, de todo tipo de rango y la misma Atena lo podía sentir…

    Pero no le era sorpresa, sentía una sospecha de algo oscuro que venía de unos de sus caballeros dorados, sin embargo no creía que fuera alguien ajeno a su representante en la tierra.

    -El cosmos de Itiá se ha… ¿Desvanecido?- Serio el caballero de acuario, desconcertado por su parte, pues esto era demasiado turbio.

    Crearía que la maldad vendría de justamente su viejo amigo, pero… Fue la primera víctima de esta venidera guerra.

    -Krest, tenemos que regresar inmediatamente- La orden directa de la Diosa se hace presente, con un tono de tristeza, al final, quién ha caído es un valioso caballero y patriarca, le duele después de todo, aun sabiendo que la maldad lo había alcanzado.

    -Entendido- Acuario asiente, para acompañarla, regresar lo más rápido al santuario, para saber que está ocurriendo a ciencia cierta.

    Mas sus pensamientos van directamente a una idea, se negaba a creerlo.

    Pues era completamente una tontería el pensar que Aries, hubiera dado fin a la vida de la persona de la que se ha enamorado, sin embargo cabe la posibilidad de que el pelirrojo se hartara de ese maltrato.

    No existía mucho tiempo de pensarlo, debían volver lo antes posible, aunque Atena es la propiedad de proteger.

    ---Santuario---

    -¡¡¡¿QUÉ FUE ESO?!!!- El mayor de los gemelos, encontrándose con los demás caballeros de plata, pendientes de este cosmos malignó, que viene directamente de los templos.

    Algo que inicio en la sala patriarcal.

    -Algo está pasando, el cosmos del patriarca…- Uno de sus compañeros de armas, alarmado de este suceso.

    Todos pareciendo sumamente preocupados, tristes y enfurecidos, por el simple hecho.

    ¿Alguien se había atrevido a acabar con el pontífice?

    No se quedaría así.

    -Tenemos que ir, inmediatamente- Uno de esos compañeros de armas enfurecido, para atacar a cualquier intruso que ahora se ha filtrado.

    -Entonces…- No logro terminar de hablar el caballero de Altar, cuando la presencia de un sinfín de mariposas del inframundo se hace presente a su alrededor.

    Desconcertado a los allí presentes.

    -¿Mariposas del inframundo?- Hakurei menciona esto, con cierta duda, asombrado, por el hecho de que estos seres tuvieran en el santuario, era simplemente imposible.

    -¿Qué hacen estas hadas aquí?- Uno del plata, dispuesto a atacar a esos infernales seres.

    Pero apenas si lo intentó, una flecha dirigida a su pecho, atravesando de golpe la armadura del plata, provocando que cayera, sin remedio al suelo.

    -¡¡¡¿QUIÉN FUE?!!!- Hakurei se gira inmediatamente, observando furioso en la dirección que esa conocida flecha ha venido, para su sorpresa quien la ha disparado, no es nadie más que un compañero de armas -¿Archon?-

    -No se interpondrán ante la voluntad del patriarca- Su mirada ensombrecida, sus cabellos ondeando con el viento poco usual en el santuario, la actitud fría, refiere que no es el mismo de antes.

    -¿Voluntad del patriarca?- Desconcertado, pregunta uno de sus compañeros de armas, molesto por su acto cometido contra uno de los suyos.

    -Asuntos superiores, que ustedes no tienen derecho a intervenir- Su respuesta sin emoción, como si no fuera el mismo caballero que anteriormente han conocido.

    -Su cosmos…- El Lemuriano atento a los movimientos del caballero de plata, podía darse cuenta que no es el mismo de siempre –No es el mismo, esto tiene que ver con estas mariposas-

    -No actúa como siempre…- Antes de que complete la oración, una nueva flecha es lanzada, muy cerca de este caballero, apenas si retrocediendo para evitar el contacto.

    Se sabe lo que las flechas de Archon de Sagitta.

    -No va a desistir- La mirada verde oliva se fija en su compañero, pero de igual forma busca aquel punto donde se encuentra la mayor concentración de esos seres del inframundo

    Solo agradecen que su Diosa no se encuentre en el santuario como tal.

    Debían devolver el lugar a la paz que habían conocido, es demasiado pronto para un enfrentamiento con el ejercito de Hades, pero… Esto tenía que ver con él sin duda.

    -En la sala patriarcal es donde esto inicio- Hakurei admirando lo obvio, la única solución sensata es llegar hasta ese punto, encontrarían la persona que se ha atrevido a dejar entrar a la oscuridad y que reine en el santuario, no lo permitirán.

    -Si Archon está bajo el control de estas cosas, lo más probable es que muchos también lo estén- Un joven de cabellos violetas, portando la armadura de águila, en defensiva por cualquier intento nuevo.

    -Debemos abrirnos paso, no existe otra forma- Altar sentencia, pero su sonrisa se presenta con convicción, no se dejara amedrentar, salvo que en su mente aun esta una cierta incertidumbre.

    ¿Dónde está su hermano?

    Mas en este momento, no existe tiempo de preocuparse, confía en que un caballero dorado del nivel de Sage, puede enfrentarse a lo que sea.

    Pero no puede decir lo mismo del corazón del menor.

    Hakurei se da cuenta de un pequeño detalle que todos los demás decidieron ignorar y posiblemente este sobre exagerando, pero… La idea no se va de su mente.

    Se dio cuenta de varios cosmos en la sala patriarcal, en la mayoría de los dorados, con la excepción de su hermano, y de igual forma algunos de plata, sin la presencia del pequeño grupo de Hakurei que había ido a dar un patrullaje matinal.

    Por lo cual… No pudieron estar presentes en la reunión que se dio lugar…

    Si, el patriarca cayo, significaría que la maldad no ha procedido de él, que no dio paso a las hadas del inframundo, si no… Que alguien más…

    Una persona de la que no se dudaría…

    O… Que el patriarca no lo haría.

    Si era lo que piensa, apenas si reacciono a aquello, pues debía enfrentarse a uno de sus compañeros.

    Sin embargó algunos de plata, decidieron que es mejor detener a su camarada que se encuentra fuera de sí, para abrir paso a otro grupo de ellos.

    Llegar para detener la fuente, y cerrar el paso a cualquier cosa que desafié la voluntad de su Diosa.

    No tardaron mucho, un enemigo les cierra el paso.

    Uno que antes también ha sido su compañero de armas y ahora bajo el control de esas hadas del ejercito de hades.

    Fotia de Centauro, presentándose con su semblante igual de perdido y sombrío que la de su compañero anterior.

    Se debe reconocer la fuerza y fortaleza de este caballero, no será alguien fácil de detener.

    Mas debían intentarlo, pero igual… No deseaban acabarlo del todo, es su amigo… Compañero de armas, si existe la forma de traerlo de vuelta sin herirlo, encontrarían la manera de sacarlo de esa oscuridad a la que no deseo adentrarse.

    Les cortara el paso, pero a diferencia de Archon, este caballero de plata está dudando en atacarlos.

    Solo evitar que avancen será suficiente.

    Es como si algo en su interior, aun se negara a seguir esas nuevas órdenes que no puede negar, pero si resistirse a herir a los que alguna vez creyó de su lado.

    ---En alguna parte del santuario---

    -Esto… No puede ser… Gateguard, dime que no tienes nada que ver- Los pasos del cangrejo se escuchan apresurados.

    Ha notado el desastre que se formó repentinamente, sabiendo que el origen está en la sala patriarcal, va directamente hasta allí.

    Había notado el cosmos de su amado Aries, que horas atrás al encontrarse en el bosque, después de la confesión, esa propuesta, y el beso robado, se notaba alterado.

    No quería pensar, no deseaba imaginar que estuviera detrás de esto.

    Se niega a creerlo, pero la evidencia lo deja contrariado, con su corazón herido, su ceño fruncido.

    -¿Qué fue lo que el patriarca te hizo?- Aun a sabiendas que la muerte del pontífice se ha dado, lo sigue culpando si es que el pelirrojo tiene la culpa.

    Crearía en la inocencia de Gateguard, aunque todo estuviera allí, no sabe de lo que sería capaz…

    Su corazón entre seguir a su Diosa y proteger a Aries… Va confundiéndolo a cada paso.

    Las hadas infernales tomando el santuario, la muerte del patriarca, los cosmos alterados de sus compañeros, pero… Lo que más le atormenta en su mente y corazón, es que no ha podido localizar el ariano.

    Por más que lo intenta encontrar, no puede…

    -¡¡¡¿DÓNDE ESTÁS?!!!- Su alarmado ser, solo desea encontrar algo de ese cosmos valioso para el Lemuriano.

    -Debí hacerlo… Debí haberlo… Llevado conmigo- Sus puños apretados con todas sus fuerzas, no atraviesan la piel, pues la armadura se interpone, pero su fuerza bien podría sacarle la sangre.

    Sus lágrimas salen por todo el coraje, por el pavor de perder a quien ama, pero… También… Por la decisión que deberá de tomar, en el momento que lo tenga de frente y le exija revelar la verdad.

    -Gateguard… Tu no lo hiciste ¿Cierto?- Había obtenido lo que deseaba, sin Itiá, Aries estaría libe, no tendría a quién amar… Pero… No podía creer que ese pelirrojo se atrevería a matarlo, no podría pensarlo.

    Eso lo convertiría ante todos en un traidor y… No existía otra forma que…

    -¡¡¡NO!!!- Su mente trae imágenes horribles, en donde Gateguard seria castigado con aquella pena, nadie se opondría…

    Al final, por mucha sociabilidad que comenzó a surgir últimamente, nada le asegura que fuera sus amigos…

    Su incertidumbre duraría poco…

    Lo que deseaba se comienza a manifestar, su corazón se acelera, sus miedos desesperados se incrementan, lamentablemente esto no es una gran señal.

    Se detiene en seco, admirando lo que sus ojos logran apreciar, pero sus lágrimas no se contienen, mas su ceño fruncido se mantiene, demostrando la tristeza y desesperación que comienza a invadirlo de golpe.

    -¿Gate… Gaurd?- Apenas si logra pronunciar el nombre del ariano, cuando un ataque del dorado se hace presente.

    No lo logró esquivar del todo, alcanzándolo, mas no provocando heridas graves.

    -¡¡¡¿POR QUÉ LO HACES?!!!- Aun con el leve dolor, no desiste en alcanzar al pelirrojo.

    -Esto es lo que debe pasar Sage, es lo que el patriarca Itiá considera como la mejor opción- Su voz calmada, presentando aquella marca de mariposa en su rostro de lado derecho, mirando sereno al Lemuriano, sin expresión alguna de arrepentimiento.

    -¡¡¡¿QUÉ?!!!- Los ojos oliva bien abiertos, no podía creer que en esto se hubiera vuelto la persona que ama… No dejaría que esto ocurriera…

    Aunque deba sacrificar su vida, lo traerá de vuelta, tiene que hacerlo.

    ---Segundo Templo---

    -¿Tú también?- Agitado el caballero de plata, su armadura presenta severos daños, pero se mantiene con vida, mas su cuerpo adolorido, no sabe cuántos golpes soportara antes de caer.

    -Creí que tú estarías convencido en esta nueva realidad-

    -¡¡¡¿DE QUE ESTAS HABLANDO?!!!- Necesita una explicación que le haga entender que es lo que ha pasado -¡¡¡¿POR QUÉ HACES ESTO?!!!- Hakurei quiere saber qué está pasando, de la boca de uno de sus grandes amigos, y caballero dorado, alguien que aun parece mantener su actitud normal, pero sin duda el lavado de cebero permanece.
     
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso