One-shot nuestros domingos [Noah&Laila] «deadman wonderland»

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Ceci, 28 Mayo 2019.

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    Ceci

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    Título:
    nuestros domingos [Noah&Laila] «deadman wonderland»
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    Para todas las edades
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1020
    nuestros domingos
    by satellite; UA

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    Laila se bajó del autobús al llegar a su parada. Era un hermoso día de otoño en donde el sol reinaba en el cielo, sin nube alguna que opacara su brillo a lo largo del inmenso horizonte; había traído una pañoleta para taparse la garganta de la fría brisa que anunciaba la pronta llegada del invierno, la misma que terminaba de pelar los árboles y tapizar aquel parque de naranjas, amarillos y rojos.


    Otro domingo más de su vida en aquel lugar, pero a fin de cuentas, era solo un día a la semana. Podría quejarse mentalmente de todo lo que podría estar haciendo en su día libre, pero si filtraba todas esas banalidades que a veces nublaban su juicio, sabía que no había nada mejor en lo que invertir su tarde libre.


    Shawn se merecía eso y mucho más.


    Empezó a caminar lentamente, animada por el cosquilleo de sus piernas, ese que le avisaba que ya era tiempo de dejar de usar faldas porque el clima se estaba poniendo demasiado frío, pero Laila no podía evitarlo; lo venía a ver una vez a la semana y quería estar bonita para él.


    Mientras más se ahondaba por el camino cubierto de las peladas copas de los árboles, más emocionada se sentía por la llegada de la temporada más fría del año. Le habían dicho que en el invierno el lago se congelaba, y no podía esperar para verlo brillar entre la nieve.


    Pero había algo que hacía un particular ruido en su mente. «¿Y si a Shawn le da frío?» pensó y chasqueó la lengua. «Entonces puedo traer una bebida caliente para compartir con él», se contestó mentalmente, observando a una familia de patos disfrutar de los últimos días de agua en el lago.


    Laila sonrió apenas y dejó de mirarlos, tratando de concentrarse en el camino. Tenía muchas cosas que contarle a Shawn y a la tarde cada vez le quedaban menos horas.


    Levantó la cabeza del camino al toparse con aquel banco que marcaba el final del camino, pues había escogido el lugar más alejado y tranquilo del lugar donde sabía que podrían tener algo de privacidad, alejados del resto del mundo. Y era un lugar precioso en el parque, con vista tanto al lago como a las lejanas montañas nevadas; un claro en el parque rodeado con los pinos más hermosos y variados del lugar, de todos los colores otoñales habidos y por haber. En el verano se llenaba de aves y en la primavera de margaritas silvestres; era todo un pequeño paraíso.


    —Estás aquí, Laila.


    Ella sonrió y lo miró mientras se aproximaba al centro del claro, parándose a unos centímetros del joven. Venía tan concentrada en sus propios pensamientos que ni siquiera había notado su presencia, a pesar de que no había un domingo que no lo encontrara a él ahí.


    —Noah… veo que llegaste temprano —contestó, sonriéndole por unos breves instantes, devolviendo su vista al frente, tal cual Noah lo hacía.


    Había algo tan extraño en la forma en la que la vida funcionaba. A pesar de haber vivido años en el mismo lugar, jamás había notado que Noah vivía a pocas casas de la suya. ¿Acaso era alguna ironía del destino que terminaran siendo vecinos también en aquel lugar?


    Uno, dos… tres minutos en silencio y luego Laila empezó a llorar. Tenía un pequeño y absurdo juego mental en el que contaba cuánto tardaba en quebrarse, porque empezaba a sentir que el dolor y la impotencia que sentía nunca dejarían de atormentarla. ¿Llegaría algún domingo en el cual pudiera estar allí sin llorar?


    —¿Algún día se hará más fácil, Noah?


    Sintió a Noah acercarse a ella, con pasos lentos, pacientes, tal cual siempre lo hacía desde la primera vez que lo había encontrado allí.


    —No, pero cuando llega la primavera y el pasto empieza a crecer, se ve un poco más alegre.


    A Laila se le escapó una pequeña risa y se limpió inútilmente las lágrimas, porque a pesar de la sonrisa en sus labios, sus ojos aún no habían terminado de drenar sus emociones. Le dedicó una pequeña sonrisa a Cathy por prestarle a Noah unos momentos, por haberle quitado la atención de su novio durante unos instantes. Se sentía culpable de acaparar su tiempo, pero no tenía tiempo de sentirse culpable entre la angustia que sentía.


    Algún día iba a estar mejor si la vida se lo permitía; llegaría un domingo en donde no tuviera que interrumpir a Cathy y Noah, donde pudiera enfrentar sola a su Shawn.


    Miró hacia abajo buscando aquello que siempre encontraba: la mano de Noah, abierta frente a ella, esperando que la tomara. Y eso hizo, y la apretó con todas sus manos, buscando coraje para mirar hacia adelante.


    La placa de granito con el nombre de su Shawn, y la tumba que habían cavado para él hacía poco más de un mes.


    Laila se aclaró la garganta y volvió a limpiarse las lágrimas del rostro, utilizando todas sus fuerzas para sonreír. Shawn no podía verla llorar, no después de que le había prometido no hacerlo.


    —¿Sabes, Shawn? Creo que al gato le agradas después de todo. Ahora se pasa durmiendo sobre tu cardigan… —comenzó, porque después de todo, tenía muchas cosas que contarle sobre su semana.


    Apretó aún más la mano de Noah, aferrándose a la calidez que él desprendía. Si el tiempo había pasado para él y para Cathy, también pasaría para ella y para Shawn. La tierra sobre el ataúd de Shawn sería tan fértil como la de Cathy y algún día tendría vida floreciendo a su alrededor, porque Shawn era la persona que más viva había hecho sentir a Laila, desde cómo la amó mientras estuvo vivo hasta cómo la hizo sentir que moriría al no tenerla ya con ella.


    Y de pronto, en el medio de su anécdota, dejó de preocuparse por el frío del invierno. Laila tenía la mano de Noah para sentir calor, y Cathy por fin tendría a alguien que le hiciera compañía del otro lado.


    Todos estarían bien.


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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

    Leo
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    ¿Ven que acabo de postear a Laila llorando a moco tendido, sujetando la mano de Noah? Pues ahora yo lloro a moco tendido leyendo esto.

    Me duele muchísimo, porque por un momento olvidé que vine aquí a sufrir y creí que era un fic soft normalito, hasta que me cayó el veinte y entendí qué hacía Laila allí, acompañada de tu precioso niño y empecé a llorar sin control.

    Ugh, los pensamientos de mi pobre niña son tan accurate que dan miedo, ni un poco de OoC sentí, porque esto es lo que ella haría, iría a visitarlo con puntualidad, con su mejor pinta y tratando de no llorar, para no defraudarlo, porque lo amó con cada pedacito de su ser y lo seguiría amando.
    Y NOAH CON CATHY ME DESPEDAZÓ EL CORAZÓN.

    No puedo con mi vida ahora mismo, me voy a seguir llorando :c
     
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