Nuestro Abecedario [Clannad]

Este Long-fic es para la actividad "Días de Abecedario".


A-Anpan.

Una dulce fragancia desprendía desde los cabellos castaños de la chica a mi lado, la cual se encontraba hablando consigo misma; dándose ánimos. La veía de reojos y ella se aferraba con fuerzas al maletín del instituto.

Ella a simple vista se veía que era muy bella pero lo que más me llamaba a atención en estos momentos no era su inocente y hermosa apariencia de la castaña sino su dulce y embriagador aroma; era una mezcla entre chocolate y fresas.

Me había quedado casi hipnotizado cuando se repente ella murmuró una palabra un tanto curiosa "Anpan".

—"¿Anpan? ¿Esta pensando en comida?"—me le quede observando en silencio pensando en ese bollo dulce relleno usualmente con anko.

Volví a salir de mis pensamientos cuando la castaña siguió hablando sola sobre cambios y la escuela; fue ahí cuando decidí hablar y respondedle lo ultimo; dejando de lado las repentinas ganas de comer anpan que me dio, no es que me gustara mucho comer dulce o pan solamente pero no había desayunado aun en todo el día.

 

B-Bocadillo.

Furukawa y yo nos habíamos reunido como siempre a almorzar en el patio, yo terminé comprando pan para los dos ya que había mucha gente en la cafetería y no quería que algo le pasara a ella al meterse en esa horrible cola.

Ella no me había dirigido la palabra hasta que termino su pan y mientras yo comía una bolsa que ella había traído me había dado mucha curiosidad por el contenido, pero no me quedo más que esperar a que ella me dijera que tenía dentro ya que lo más seguro era que terminara por decírmelo ¿no?

—...Okazaki-san...—me llamó una vez terminó de comer y yo sólo voltee a verla, ella se quedo en silencio mientras deshacía el nudo de la bolsa para luego sacar unas minis crêpes; me quede en silencio arqueando una ceja antes de suspirar con pesadez.

—¿No crees que es demasiado? acabamos de comer pan ¿¡Y tú piensas comer crêpes?!—le regañe señalando los bocadillos, ella sonrió con inocencia.

—Eh, Okazaki-san, no son para ahora...—me respondió sonriendo— sólo las saqué para mostrarte los dulces que dije ayer que traería para la reunión en el club...

Tras escuchar su respuesta me volví a quedar callado y seguí mirándola con el ceño ligeramente fruncido; suspiré, deje de lado las crêpes y levanté mi pulgar para hacerle saber que lucían deliciosas.

 

C- Criminales.

Miraba constantemente a Furukawa mientras ella jugaba con sus dedos nerviosa, estábamos llegando tarde por cuarta vez en la semana. Pero, ¿Por qué se alteraba? si muy bien ella dijo que era como Sunohara y yo; unos criminales, que siempre rompiendo unas cuantas reglas y llegando tarde.

Pero tampoco la molestaba con eso, puede que ella dijera que me esperaría en el comienzo de la colina todo los días hasta que llegara ahí...aunque eso significara llegar tarde a clases, ya que, "era mejor que no asistir a clases".

—Oye...si te vas a asustar así...¿No sería mejor que no me esperaras?

—¡No! soy una criminal como Okazaki-san...así que...yo...¡Haré mi mejor esfuerzo y te esperaré en la colina!—me quede callado a continuación, sin responder a eso.

—...Como quieras—susurré y la miré de soslayo; se encontraba mirando el suelo con un ligero y tierno rubor en sus mejillas, dando así, una imagen más inocente que antes ¿De verdad ella quería ser parte de esto de criminales?

 

D-Dango.

Era hora del almuerzo y una vez Nagisa y yo hubiéramos almorzado en el patio como siempre, fuimos al club de teatro a practicar una obra para el festival del fundador; Sunohara nos esperaba ya en la puerta para entrar al club.

Nagisa se puso frente al pizarrón y Sunohara y yo nos sentamos en el suelo para escucharla. Duramos unos cuantos minutos mientras escuchamos el relato de su obra hasta que al final ella comenzó a cantar una canción, o a tararear.

Al instante reconocí la melodía, era la canción de la familia dango.

—¿¡Vas a cantar eso!?—la interrumpí en un instante, sobresaltándola a ella y a Sunohara.

—Oye ¿Cual es tu problema, Okazaki?

—Ah, Tomoya-kun...por favor, no me interrumpas—susurró ella con tristeza.

—¿Cual es el problema que cante eso?—preguntó Sunohara confundido; era obvio que él no conocía sobre la familia dango, y no lo culpaba....después de todo ellos eran para niños.

—No, no es nada...—estaba seguro que si decía algo malo sobre los dangos, Nagisa se iba a sentir triste y no quería eso así que preferí quedarme callado.

Nagisa se quedo en silencio unos segundos y después volvió a repetir el ensayo, sólo que esta vez al final no cantó la canción de la familia dango; al final, sólo me sonrió.

 

E- Enamorado.

La veía para frente de mi, con su expresión de soledad y gran dolor. Tenia ganas de correr hacia ella y abrazarla, decirle que no llorara más. Que sonriera y siguiera adelante, que no rindiera con el club. Y que yo, estaría a su lado, para siempre y la apoyaría.

Y no sólo lo haría porque Furukawa fuera una gran amiga, que, a pesar del poco tiempo de habernos conocido, ya había comenzado a formar parte de mi vida diaria y era una de las personas más importantes para mi.

Tragué en seco y comencé a caminar a paso lento hacia Furukawa, quien tenía las manos en forma de puños sobre el pecho y lagrimas resbalaban por sus pequeñas y ruborizadas mejillas. Cuando llegué a su lado la rodee con mis brazos y aspiré su dulce y embriagador aroma que tanto me volvía loco.

—Okazaki-san...no...—trataba de resistirse a mi abrazo, teniendo un resultado fallido—...si me consuelas...comenzaré a llorar.

—...¿Ya no estas llorando?...—le susurré al oído y tras permanecer callado en esa posición: dije las palabras que tanto me había guardado en mi interior—¿...No sería genial...despertar mañana y decir que los dos estamos saliendo?

—...¿Eh?

—Me gustas, Furukawa—tras declarar mis sentimientos la abracé con más fuerza. Cuidando no partir sus delicado huesos, aunque no era posible.

Antes de recibir su respuesta ya daba por sentado mis sentimiento. Furukawa Nagisa había robado mi corazón y me había enamorado perdidamente de ella; la amaba.

 

F- Familia.

Una sonrisa se formo en mis labios viendo a Ushio y a Nagisa jugar juntas como madre e hija. No podía expresar todo lo que sentía en estos momentos. Sólo podía decir que era feliz, muy feliz.

Todo ahora estaba bien. Ahora no perdí ni a mi bella Nagisa y a mi tierna hija, Ushio.

Pues era verdaderamente feliz de poder decir que tengo una hermosa y unida familia.

—¡Tomoya-kun...!—me llamo Nagisa haciendome señas para que me acercara a las dos. Y asi lo hice.

Al llegar Ushio se me lanzo para abrazarme, la tome en brazos para luego subirla a mis hombros. Los tres fuimos a más fondo al prado donde estábamos y cuando llegamos nos encontramos a los padres de Nagisa.

Tomamos asiento y Ushio fue corriendo a los brazos de sus abuelos, quienes la recibieron alegres. A mi lado estaba Nagisa, viendo a los tres con una hermosa sonrisa.

ME acerque a ella y le dí un beso en la mejilla, teniendo como resultado un ligero sonrojo por parte de ella.

 

G-Galletas.

—Okazaki-san...ten...—Furukawa me paso unas cuantas galletas y un vaso con té, acto seguido se sento a mi lado esperando a que probara las galletas echas por ella.

Para molestarla un poco aleje el plato de galletas poniendo mala cara. Escuche un suave quejido y al mirar de soslayo ella tenia la mirada fija en el plato de galletas y se notaba triste; sonrei.

—¿Sucede algo?—le pregunte con una inocencia totalmente falsa, ella suspiro y me vio triste.

—...Okazaki-san...esto...las galletas...

—¿Hum? ¿Qué, acaso tengo que comerlas cuando no quiero?

—N-no, no me refería a eso...—Furukawa desvio la mirada y tras yo reír un poco por su reacción, estiré mi mano, tome una galleta y le dí una mordida. Eestaban deliciosas.

—Tonta, sólo jugaba....estan deliciosas—ella volteo a verme sorprendida y yo le sonrei.

 

H- Helado.

Ya era verano y en las calles era, exagerando, un infierno. Todo los rincones de la ciudad hacia lo que era es calor. Varias personas cuando ingresaban a la panadería Furukawa lo que hacían, aparte de comprar pan, era preguntar si vendían helado o si sabríamos donde vendían.

El viejo, como siempre que se le era oportuno, les decía que si compraban el pan de Sanae les daría información sobre el helado que tanto querían. Pero en una de esas Sanae lo escucho y tras comenzar a llorar se fue corriendo de la panadería siendo seguida por el viejo con unos cuantos panes de ella en la boca y gritando que a él les encantaban.

Al dejarnos a Nagisa y a mi a cargo de la panadería ya no habían entrado clientes en varios minutos. En eso Nagisa se levanto y fue hacia el interior de la casa, a los pocos minutos regreso con una bandeja con dos helados en ella. Nagisa me entregó el de mora y ella se quedo con el de torta suiza.

Le sonreí y comenzamos a comer los helados a veces dándole al otro en la boca del sabor de uno y así hasta que se acabo y llegaron los padres de Nagisa para continuar trabajando. En mi boca tenia aun el sabor al helado y de paso a un beso que ambos habíamos tenido mientras comíamos de este.

 

I- Isla.

—¡Okazakiii!—desvié mi atención hacia la voz que me llamaba a lo lejos, pude divisar a Sunohara corriendo espantado. Al principio pensé que huía de un animal o algo por el estilo, pero de lo que huía era de ni más ni menos que de Tomoyo; la cual al alcanzarlo le asesto 18 patadas y lo mando volando contra una palmera que se encontraba cerca.

—Debería dejar de provocarla—susurré viendo a Sunohara. Todos estábamos reunidos en un viaje escolar a una isla cuyo nombre no recordaba en estos momentos.

A mi lado estaba sentada Nagisa junto a Fuko, esta ultima había comenzado a sumirse en sus sueños. En el agua habían otros estudiantes y entre ellos las dos gemelas; Kyou y Ryou jugando entre ellas y pude divisar a Botan en los brazos de la mayor de las gemelas.

—Tomoya-kun...—susurró Nagisa cuando yo me había recostado en la arena— ¿Estas cansado?

—No...sólo quiero recostarme un rato hasta que me entren ganas de meterme al agua.

Ella asintió y prosiguió a prestarle atención a Fuko. No duré mucho hasta que me canse de hacer nada y me puse de pie, arrastrando a Nagisa conmigo, para ir al agua. Nagisa se había sorprendido y me dijo que no quería dejar sola a Fuko pero le di a ver que esta ya estaba en su mundo otra vez.

Duramos en el agua un rato hasta que se había echo ya de noche y todos tuvimos que entrar en la cabaña donde nos hospedábamos para cenar.

 

J- Juguete

—¡Tomoya-kun!—Nagisa me llamaba a lo lejos desde la sala, me puse de pie y al ingresar a la habitación vi que ella estaba con Ushio pero esta ultima estaba un tanto cabizbaja.

—¿Sucede algo?

—Ushio perdió su juguete favorito y no logramos encontrarlo—empecé a buscar con la mirada por toda la sala e ingresé a está para luego cargar a Ushio y ayudar a Nagisa a levantarse.

—Vamos a buscarlo...—les dije y Nagisa y yo nos separamos para poder buscar mejor por toda la casa en busca del peluche favorito de Ushio. Estuvimos así toda la tarde hasta que ya había comenzado a oscurecer y Ushio se ponía cada vez más triste—...¿Donde podrá estar?

—Otosan...Okasan—nos llamó Ushio señalando algo entre los arbustos que estaban en la plaza cerca de la casa. Ambos nos mantuvimos quietos observando para ver si se movía y lo hizo. Ambos dimos un salto hacia atrás por el sobresalto, cuando vimos a una cabellera azabache entre los arbustos decidimos darnos la vuelta para ingresar a la casa al ver que no era el peluche.

—Oh...¡Nagisa! ¡Tomoya!—ambos giramos la cabeza y vimos a Youhei salir de los arbustos con algo en los brazos; era un peluche de dango—¡Ushio! encontré esto por ahí...¿Será tuyo?

Ushio pegó un pequeño grito de emoción antes de correr a abrazar a su peluche favorito.

—Gracias por encontrarlo—agradeció Nagisa antes de tomar la mano de Ushio—¿Quieres pasar a comer algo?

—¡Claro!—me le quede observando con atención y él capto mi mirada acusadora, pero sólo sonrió e ingreso primero a la casa como si fuera suya; detrás seguimos nosotros.